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ABSOLUTISTA
m
perry
siglo
veintiuno
editores anderson
3KI
INDICE
Prólogo
PRIMERA PARTE
EUROPA OCCIDENTAL
SEGUNDA PARTE
EUROPA ORIENTAL
1. El absolutismo en el Este
2. Nobleza y monarquía: la variante oriental
3. Prusia
portada de anhelo hernández 4. Polonia
5. Austria
primera edición en español, 1979 6. Rusia
decimoquinta edición en español, 1998
7. La Casa del Islam
© siglo xxi de españa editores
en coedición con
© siglo xxi editores, s.a. de c.v CONCLUSIONES
isbn 968-23-0946-8
© nlb
título original: lineages of the absolulisl state A. El feudalismo japonés
B. El «modo de producción asiático»
derechos reservados conforme a la ley
impreso y hecho en méxico/printed and made in mexico
Indice de nombres
PRIMERA PARTE
EUROPA OCCIDENTAL
1. EL ESTADO ABSOLUTISTA EN OCCIDENTE
hecho, la condición f u n d a m e n t a l de su existencia f u e la «desto- técnicos decisivos, q u e echaron los f u n d a m e n t o s del Renaci-
talización» única de la soberanía en el m a r c o del p o d e r político- m i e n t o europeo, se c o n c e n t r a r o n en la segunda m i t a d del si-
glo xv, y f u e entonces, hacia 1470, c u a n d o al fin cedió en Francia
económico del feudalismo. De ahí la resistencia de las ciudades e I n g l a t e r r a la secular depresión agrícola.
d e Occidente a lo largo de la p e o r crisis del siglo xiv, q u e
• r r u i n ó t e m p o r a l m e n t e a t a n t a s familias patricias de las u r b e s E s t a f u e p r e c i s a m e n t e la época en que acaeció, en u n país
mediterráneas. Los Bardi y Peruzzi se h u n d i e r o n en Florencia, t r a s otro, u n r e p e n t i n o y simultáneo resurgimiento de la auto-
m i e n t r a s Siena y Barcelona decaían; p e r o Augsburgo, Génová ridad y la u n i d a d políticas. Desde lo m á s h o n d o del t r e m e n d o
y Valencia iniciaban precisamente su ascenso. D u r a n t e la depre- caos feudal y de las convulsiones de las guerras de las Rosas,
sión feudal se desarrollaron i m p o r t a n t e s industrias u r b a n a s , ta- de la guerra de los Cien Años y de la segunda guerra civil de
les como del hierro, el papel y los textiles. Considerada a dis- Castilla, las p r i m e r a s m o n a r q u í a s «nuevas» se irguieron, prác-
tancia, esta vitalidad económica y social actuó como u n a inter- ticamente al m i s m o tiempo, d u r a n t e los reinados de Luis XI
ferencia objetiva y constante en la lucha de clases p o r la tierra, en Francia, F e r n a n d o e Isabel en España, E n r i q u e VII en In-
y bloqueó cualquier solución regresiva que p u d i e r a n darle los glaterra y Maximiliano en Austria. Así, c u a n d o los estados
nobles. Es significativo, en efecto, q u e los años t r a n s c u r r i d o s absolutistas q u e d a r o n constituidos en Occidente, su e s t r u c t u r a
e n t r e 1450 y 1500, que presenciaron los p r i m e r o s pasos de las estaba d e t e r m i n a d a f u n d a m e n t a l m e n t e p o r el r e a g r u p a m i e n t o
m o n a r q u í a s absolutas unificadas de Occidente, f u e r a n t a m b i é n feudal c o n t r a el campesinado, t r a s la disolución de la servidum-
los años en q u e se superó la crisis larga de la economía feudal bre; p e r o estaba sobredeterminada s e c u n d a r i a m e n t e p o r el auge
gracias a u n a nueva combinación de los factores de producción, de u n a burguesía u r b a n a que, t r a s u n a serie de avances técni-
e n t r e los que, p o r vez p r i m e r a , j u g a r o n u n papel principal los cos y comerciales, estaba d e s a r r o l l a n d o ya las m a n u f a c t u r a s
•vanees tecnológicos específicamente urbanos. El c o n j u n t o de preindustriales en un volumen considerable. Este i m p a c t o se-
inventos q u e coincide con el gozne situado e n t r e las épocas c u n d a r i o de la burguesía u r b a n a sobre las f o r m a s del E s t a d o
«medieval» y «moderna» es d e m a s i a d o bien conocido p a r a vol- absolutista f u e lo que Marx y Engels i n t e n t a r o n c a p t a r con los
ver a discutirlo aquí. El descubrimiento del proceso seiger p a r a erróneos conceptos de «contrapeso» y «piedra angular». De he-
• e p a r a r la plata del mineral de cobre r e a b r i ó las m i n a s de cho, Engels expresó la v e r d a d e r a relación de fuerzas con bas-
E u r o p a central y provocó u n nuevo f l u j o de metales en la eco- t a n t e exactitud en m á s de u n a ocasión: al h a b l a r de los nuevos
nomía internacional; la producción m o n e t a r i a de E u r o p a cen- descubrimientos m a r í t i m o s y de las industrias m a n u f a c t u r e r a s
tral se quintuplicó e n t r e 1460 y 1530. El desarrollo de los caño- del Renacimiento, Engels escribió que «a esta gran transfor-
nes de bronce convirtió a la pólvora, p o r vez p r i m e r a , en el mación de las condiciones económicas vitales de la sociedad n o
a r m a de guerra decisiva, y r e d u j o a p u r o a n a c r o n i s m o las de- siguió e m p e r o en el acto u n c a m b i o correspondiente de su
fensas de los castillos señoriales. El invento de los tipos móviles articulación política. El orden estatal siguió siendo feudal
p r o d u j o la llegada de la i m p r e n t a . La construcción de galeones m i e n t r a s la sociedad se hacía cada vez m á s burguesa» 1 2 . La
de tres mástiles y con timón a p o p a hizo los océanos navega-
bles p a r a las conquistas u l t r a m a r i n a s 1 1 . Todos estos inventos
que serán, en una época posterior, los grandes temas filosóficos de la
Ilustración. . . w _ .
12
" Sobre cañones y galeones, véase Cario Cipolla, Guns and sails in Anti-Dühring, Moscú, 1947, p. 126 [Anti-Duhring, en Max y Engels,
the early phase of European expansión, 1400-1700, Londres, 1965 [Cañones Obras, vol. 35, Barcelona, Crítica, 1977, p. 108]; véanse también las pá-
A " , \ ¿ V a / ? m e r , a fase de la exP™sión europea, 1400-1700, Barcelona ginas 186-7 [p. 169], donde se mezclan formulaciones correctas e incorrec-
Ariel, 1967]. Sobre la imprenta, las reflexiones recientes más audaces tas Hill cita estas páginas en su «Comentario» para exculpar a Engels
aunque dañadas por la monomanía habitual en los historiadores de la
tecnología son las de Elizabeth L. Eisenstein, «Some conjectures about de los errores del concepto de «equilibrio». En general, es posible encon-
the impact of pnnting of Western society and thought: a preliminary trar textos de Marx y Engels en los que se define el absolutismo de forma
report», Journal of Modern History, marzo-diciembre de 1968 pp 1-56 v más adecuada que en los textos citados anteriormente. (Por ejemplo, en
«The advent of printing and the problem of the Renaissancd», Past and el mismo Manifiesto comunista hay una referencia directa al «absolutismo
Present, 45, noviembre de 1969, pp. 19-89. Los descubrimientos técnicos
más importantes de esta época pueden considerarse, en cierto sentido feudal»: Selected Works, p. 56 [Obras escogidas, I, p. 33]; véase también
como variaciones dentro de un mismo campo, el de las comunicaciones' el artículo de Marx «Die moralisierende Kritik und die kntisierende Mo-
Afectan, respectivamente, al dinero, el lenguaje, los viajes y la guerra' ral» de 1847, en Werke, vol. 4, pp. 347, 352-3.) Difícilmente podría ser de
otra forma, dado que la consecuencia lógica de bautizar a los estados
absolutistas como burgueses o semiburgueses serla negar la naturaleza
16 Europa occidental El Estado absolutista en Occidente 19
n o existe ninguna teoría marxista de las cambiantes funciones , i a de u n confín a o t r o del continente sin s u f r i r p o r ello
sociales de Ja g u e r r a en los diferentes modos de producción. nineuna dislocación. Los linajes angevinos podían g o b e r n a r indi-
No es éste el lugar p a r a e s t u d i a r ese tema. Con todo, puede f e r e n t e m e n t e en Hungría.. Inglaterra o Nápoles; los n o r m a n d o s
a f i r m a r s e que la guerra era, posiblemente, el m o d o más racional en Antioquía, Sicilia o Inglaterra; los borgoñones en Portugal
y m á s rápido de que disponía cualquier clase d o m i n a n t e en el o Zelanda; los luxemburgueses en las tierras del Rin o en Bo-
feudalismo p a r a expandir la extracción de excedente. Es cierto hemia" los flamencos en Artois o Bizancio; los H a b s b u r g o en
que ni la productividad agrícola ni el volumen del comercio Austria, los Países B a j o s o España. En esas variadas t i e r r a s
q u e d a r o n estancados d u r a n t e la Edad Media. Para los señores, no era preciso q u e señores y campesinos c o m p a r t i e r a n u n a len-
sin embargo, crecían muy l e n t a m e n t e en comparación con las gua común. N o existía solución de continuidad e n t r e los terri-
repentinas y masivas «cosechas» que producían las conquistas torios públicos y los dominios privados, y el m e d i o clásico p a r a
territoriales, de las que las invasiones n o r m a n d a s de Inglaterra su adquisición era la guerra, encubierta de f o r m a invariable
o Sicilia, la toma angevina de Nápoles o la conquista castellana b a j o reclamaciones de legitimidad religiosa o genealógica. La
de Andalucía f u e r o n sólo los ejemplos más espectaculares. E r a guerra n o era el «deporte» de los príncipes, sino su destino. Más
lógico, pues, que la definición social de la clase d o m i n a n t e allá de la limitada diversidad de caracteres e inclinaciones
feudal fuese militar. La específica racionalidad económica de la individuales, la guerra les atraía inexorablemente como u n a ne-
guerra en esa formación social es la maximización de la rique- cesidad social de su estado. Para Maquiavelo, c u a n d o estudia
za, y su papel no puede c o m p a r a r s e al que desempeña en las la E u r o p a de comienzos del siglo xvi, la última n o r m a de su
f o r m a s desarrolladas del m o d o de producción que le sucede, ser era u n a verdad tan obvia e inevitable como ta existencia
d o m i n a d o p o r el ritmo básico de la acumulación del capital y del cielo p o r encima de sus cabezas: «Un príncipe, pues, n o
p o r el «cambio incesante y universal» (Marx) de los f u n d a m e n - debe tener o t r o o b j e t o ni o t r o pensamiento, ni cultivar o t r o
t e s económicos de toda formación social. La nobleza f u e u n a arte m á s q u e la guerra, el o r d e n y la disciplina de los ejércitos,
clase t e r r a t e n i e n t e cuya profesión era la guerra: su vocación p o r q u e éste es el único a r t e que se espera ver ejercido p o r el
social n o era u n m e r o añadido externo, sino u n a función intrín- que m a n d a »
seca a su posición económica. El medio normal de la competen-
Los estados absolutistas r e f l e j a b a n esa racionalidad arcaica
cia intercapitalista es económico, y su e s t r u c t u r a es típicamente
en su m á s íntima e s t r u c t u r a . E r a n m á q u i n a s construidas espe-
aditiva: las p a r t e s rivales pueden expandirse y p r o s p e r a r —aun-
cialmente p a r a el c a m p o de batalla. Es significativo que el pri-
que de f o r m a desigual— a lo largo de u n a misma confrontación,
m e r i m p u e s t o regular de á m b i t o nacional establecido en Fran-
p o r q u e la producción de mercancías m a n u f a c t u r a d a s es ilimita-
da p o r naturaleza. Por el contrario, el medio típico de la con- cia, la taille royale, se r e c a u d a r a p a r a financiar las p r i m e r a s
frontación interfeudal era militar y su e s t r u c t u r a siempre era, unidades militares regulares de E u r o p a , las compagnies d'or-
potencialmente, la de un conflicto de s u m a nula en el c a m p o donnance de mediados del siglo xv, cuya p r i m e r a u n i d a d estaba
de batalla, p o r el que se perdían o ganaban cantidades fijas compuesta p o r aventureros escoceses. A mediados del siglo XVI,
de tierras. E s t o es así p o r q u e la tierra es un monopolio n a t u r a l : el 80 p o r 100 de las r e n t a s del E s t a d o español se destinaban
sólo se puede redividir, pero no extender indefinidamente. El a gastos militares. Vicens Vives p u d o escribir que: «el impulso
o b j e t o categorial de la dominación nobiliaria era el territorio, hacia la m o n a r q u í a administrativa a la m o d e r n a se inicia en el
independientemente de la comunidad que lo habitase. Los perí- occidente de E u r o p a con las grandes operaciones navales em-
m e t r o s de su p o d e r estaban definidos p o r la tierra como tal, y prendidas p o r Carlos V c o n t r a los turcos en el Mediterráneo
no p o r el idioma. La clase d o m i n a n t e feudal era, pues, esencial- occidental en 1535»27. Hacia mediados del siglo x v n , los desem-
m e n t e móvil en u n sentido en que .a clase d o m i n a n t e capitalista bolsos anuales de los principados del continente, desde Suecia
n u n c a p u d o serlo después, p o r q u e el m i s m o capital es par exce-
24
llence internacionalmente móvil y p e r m i t e que sus propietarios Niccoló Machiavelli, II Principe e Discorsi, Milán, 1960, p. 62 [El
estén fijos nacionalmente; pero la tierra es nacionalmente in- Principe, Barcelona, Bruguera, 1978. p. 140],
" J. Vicens Vives, «Estructura administrativa estatal en los siglos xvi
móvil y los nobles tienen que v i a j a r p a r a t o m a r posesión de y xvn», XI Congrés International des Sciences Historiques. Rapports, iv,
ella. Cualquier b a r o n í a o dinastía podía, así, t r a n s f e r i r su resi- Gotemburgo, 1960; ahora reimpreso en Vicens Vives, Coyuntura económica
y reformismo burgués, Barcelona, Ariel, 1968, p. 116.
16 29
16 Europa occidental El Estado absolutista en Occidente
cieron los r e c a u d a d o r e s de impuestos y a r r a m b l a r o n con todo metales preciosos y de moneda, en la creencia de que existía
lo q u e pudieron encontrar. Los señores r e c o b r a b a n en último u n a cantidad f i j a de comercio y de riqueza en el m u n d o . Por
t é r m i n o de sus h o m b r e s el i m p o r t e de la «ayuda» q u e ellos decirlo con la f a m o s a f r a s e de Hecksher: «el E s t a d o era a la
mismos e s t a b a n obligados a p r e s t a r a su soberano. Es indudable vez el s u j e t o y el o b j e t o de la política económica mercantilis-
q u e de todos los males que afligían a los campesinos, los q u e M
t a » . Sus creaciones m á s características f u e r o n , en Francia, las
s u f r í a n con más dolor y menos paciencia eran los que provenían m a n u f a c t u r a s reales y los gremios regulados p o r el Estado, y en
de las cargas de la guerra y de los r e m o t o s impuestos» 32. Prác- Inglaterra, las compañías privilegiadas. La genealogía medieval
ticamente en todas partes, el t r e m e n d o peso de los i m p u e s t o s y corporativista de los p r i m e r o s apenas necesita comentario;
—la taille y la gabelle en Francia, los servicios en E s p a ñ a - la reveladora fusión de los órdenes político y económico en las
cayó sobre los pobres. No existía ninguna concepción del «ciu- segundas escandalizó a Adam Smith. El m e r c a n t i l i s m o represen-
dadano» jurídico, s u j e t o al fisco p o r el m i s m o hecho de perte- taba exactamente las concepciones de u n a clase d o m i n a n t e feu-
necer a la nación. La clase señorial, en la práctica y en todas dal q u e se había a d a p t a d o a u n m e r c a d o integrado, p e r o pre-
partes, estaba r e a l m e n t e exenta del i m p u e s t o directo. Porshnev servando su visión esencial sobre la u n i d a d de lo que Francis
h a bautizado con razón a las nuevas contribuciones impuestas Bacon llamaba «consideraciones de abundancia» y «considera-
p o r el E s t a d o absolutista con el n o m b r e de «renta feudal cen- ciones de poder». La clásica doctrina b u r g u e s a del laissezfaire,
tralizada», p a r a oponerlas a los servicios señoriales q u e forma-
con su rigurosa separación f o r m a l de los sistemas políticos y
b a n la «renta feudal local» 3 3 : este doble sistema de exacción
económico, estaría en sus antípodas. El m e r c a n t i l i s m o era, pre-
c o n d u j o a u n a t o r m e n t o s a epidemia de rebeliones de los pobres
cisamente, u n a teoría de la intervención coherente del E s t a d o
en la Francia del siglo x v n , en las q u e los nobles provincianos
político en el f u n c i o n a m i e n t o de la economía, en interés a
c o n d u j e r o n m u c h a s veces a sus propios campesinos c o n t r a los
la vez de la p r o s p e r i d a d de ésta y del p o d e r de aquél. Lógica-
recaudadores de impuestos c o m o m e j o r m e d i o p a r a extraerles
después sus cargas locales. Los funcionarios del fisco tenían mente, m i e n t r a s la teoría del laissez faire sería siempre «paci-
q u e ser custodiados p o r unidades de fusileros p a r a c u m p l i r su fista», b u s c a n d o q u e los beneficios de la paz e n t r e las naciones
misión en el c a m p o : reencarnación en f o r m a modernizada de i n c r e m e n t a r a n u n comercio internacional m u t u a m e n t e venta-
la u n i d a d inmediata e n t r e coerción político-legal y explotación joso, la teoría mercantilista (Montchrétien, Bodin) e r a p r o f u n -
económica constitutiva del m o d o de producción feudal en cuan- d a m e n t e «belicista» al h a c e r hincapié en la necesidad y renta-
to tal. bilidad de la guerra 3 S . A la inversa, el objetivo de u n a economía
s S t . S K a r s í » RSSÍ
lista. Las razones p o r las que p u d o llevar a cabo esa función aneció E r a uii E s t a d o b a s a d o en la supremacía s o c a de la
«dual» residen en la naturaleza específica de los capitales mer-
cantil y m a n u f a c t u r e r o : como ninguno de ellos se b a s a b a en
la producción en m a s a característica de la industria maquini-
zada p r o p i a m e n t e dicha, t a m p o c o exigían u n a r u p t u r a radical
con el orden agrario feudal que todavía e n c e r r a b a a la vasta
mayoría de la población (el f u t u r o t r a b a j o asalariado y mer-
cado de c o n s u m o del capitalismo industrial). Dicho de o t r a for-
ma, esos capitales podían desarrollarse d e n t r o de los límites
establecidos p o r el m a r c o feudal reorganizado. E s t o n o quiere
decir que siempre ocurriera así: los conflictos políticos, reli-
SiiSSpSrSl
giosos o económicos podían f u n d i r s e en explosiones revolucio-
narias contra el absolutismo, en coyunturas específicas, t r a s u n
después de l a « de Pombal; los especuladores parisinos
d e t e r m i n a d o p e r í o d o de maduración. En este estadio, sin em-
bargo, había siempre u n potencial terreno de compatibilidad
e n t r e la naturaleza y el p r o g r a m a del E s t a d o absolutista y las
operaciones del capital mercantil y m a n u f a c t u r e r o . En la com-
petencia internacional e n t r e clases nobles que p r o d u j o el endé- del E s t a d o absolutista f u e la dominación de la nobleza f e u ü *
mico estado de guerra de esa época, la amplitud del sector en la éooca de la transición al capitalismo. Su final señalaría
mercantil d e n t r o de cada p a t r i m o n i o «nacional» tuvo siempre L crisis del p o d e r de esa clase: la llegada de las revoluciones
u n a i m p o r t a n c i a decisiva p a r a su relativa fuerza militar y po- burguesas y la aparición del E s t a d o capitalista.
lítica. E n la lucha c o n t r a sus rivales, todas las m o n a r q u í a s te-
nían, pues, u n gran interés en a c u m u l a r metales preciosos y
p r o m o v e r el comercio b a j o sus propias b a n d e r a s . De ahí el
c a r á c t e r «progresista» que los historiadores posteriores h a n
a t r i b u i d o tan f r e c u e n t e m e n t e a las políticas oficiales del abso-
lutismo. La centralización económica, el proteccionismo y la
expansión u l t r a m a r i n a engrandecieron al ú l t i m o E s t a d o feudal
a la vez que beneficiaban a la p r i m e r a burguesía. Incrementa-
ron los ingresos fiscales del p r i m e r o al p r o p o r c i o n a r oportuni-
dades de negocio a la segunda. Las máximas circulares del mer-
cantilismo, p r o c l a m a d a s p o r el E s t a d o absolutista, dieron elo-
cuente expresión a esa coincidencia provisional de intereses.
E r a m u y lógico q u e el d u q u e de Choiseul declarase, en las
últimas décadas del ancien régime aristocrático en Occidente:
«De la a r m a d a dependen las colonias; de las colonias el co-
mercio; del comercio la capacidad de u n E s t a d o p a r a m a n t e n e r
n u m e r o s o s ejércitos, p a r a a u m e n t a r su población y p a r a h a c e r
posibles las e m p r e s a s m á s gloriosas y m á s útiles» 4 1 .
" Citado por Gerald Graham, The politics of naval supremacy, Cam-
bridge, 1965, p. 17.
192 Europa occidental SEGUNDA PARTE
gio u n E s t a d o absolutista, a u n q u e esto constituyera u n f r a c a s o desarrollo de los atrasados. Las economías mixtas occidentales
p o r el que la nobleza tendría que pagar finalmente el precio de del período de transición —que c o m b i n a b a n u n a agricultura
su existencia nacional. Sin embargo, también aquí el siglo xvi feudal semimonetarizada y postservil 2 , con enclaves de capital
mercantil y m a n u f a c t u r e r o — carecían de tan f u e r t e e m p u j e . La
presencio un gobierno feudal descentralizado, dominado por un inversión exterior era mínima, excepto en los imperios colonia-
sistema representativo b a j o el control total de la aristocracia les y hasta cierto punto, en Escandinavia. El comercio exterior
y con una a u t o r i d a d m o n á r q u i c a m u y débil. En Hungría, el pro- representaba todavía un pequeño p o r c e n t a j e del p r o d u c t o na-
ceso de definitivo sometimiento a s e r v i d u m b r e del campesinado cional de todos los países, excepto Holanda y Venecia. Asi pues,
tuvo lugar tras la guerra austro-turca, en el paso del siglo xvi una integración completa de E u r o p a oriental en el circuito eco-
al xvii m i e n t r a s la nobleza magiar resistía con éxito la impo- nómico de E u r o p a occidental —implícita a m e n u d o en la uti-
sición del absolutismo de los H a b s b u r g o ' . En Rusia, la implan- lización por los historiadores de expresiones tales como «eco-
tación de la s e r v i d u m b r e y la construcción del absolutismo es- nomía colonial» o «empresas de plantación» p a r a referirse al
sistema de Gutsherrschaft vigente más allá del Elba— resulta
tuvieron m a s e s t r e c h a m e n t e vinculadas, p e r o incluso en este intrínsecamente inverosímil.
caso la aparición de la p r i m e r a precedió a la consolidación del
segundo, y n o siempre se desarrolló pari passu con él. Como
las relaciones serviles de producción e n t r a ñ a n u n a fusión inme- Esto no quiere decir, sin embargo, que el impacto de la
diata de la propiedad y de la soberanía, del señorío y del E u r o p a occidental en la oriental no f u e r a d e t e r m i n a n t e de las
dominio de la tierra, no había nada s o r p r e n d e n t e p o r sí m i s m o estructuras estatales que allí aparecieron. En efecto, la interac-
en unos estados nobiliarios policéntricos, tales como los que ción trasnacional d e n t r o del feudalismo se p r o d u j o siempre y
existían en Alemania al este del Elba, en Polonia o en Hungría en p r i m e r lugar en el plano político y no en el economico, pre-
tras la reacción feudal en el Este. Para explicar el posterior cisamente p o r q u e era u n m o d o de producción basado en la
ascenso del absolutismo es preciso, ante todo, r e i n s e r t a r la to- coacción extraeconómica: su f o r m a p r i m a r i a de expansión era
talidad del proceso de la segunda s e r v i d u m b r e d e n t r o del sis- la conquista y no el comercio. El desarrollo desigual del feuda-
t e m a j n t e r n a c i o n a l de estados del último período de la E u r o p a ' lismo d e n t r o de E u r o p a e n c o n t r a b a su expresión mas caracte-
rística y directa no en la balanza comercial, sino en la balanza
Ya hemos visto que la presión ejercida en esta época sobre de las a r m a s e n t r e las respectivas regiones del continente. E n
el Este p o r las economías occidentales m á s avanzadas se ha o t r a s palabras, la p r i m e r a mediación e n t r e Este y Oeste en
exagerado con frecuencia, al p r e s e n t a r l a como fuerza única o estos siglos f u e militar. Fue la presión internacional del abso-
principal responsable de la reacción señorial en esta región De lutismo occidental, a p a r a t o político de u n a aristocracia feudal
hecho, a u n q u e el comercio de cereales intensificó indudable-
2
m e n t e la explotación servil en la Alemania oriental o en Polonia El índice real de monetarización de las d i f e r e n t e s agriculturas de
n o la inauguró en ninguno de estos países, v no jugó ningún pa- Europa occidental en los siglos xvi y xvn era probablemente inucho
más baio de lo que generalmente se cree. Jean Meuvret afirma que en
pe en su paralelo desarrollo en Bohemia o en Rusia. En o t r a s la Francia del siglo Ivi «el campesinado vivía en un régimen de cuasi
palabras, si es incorrecto conceder u n a importancia central a autarquía doméstica prácticamente en todas partes», y que «la vida diana
los lazos económicos del comercio de exportación e importación de los artesanos, incluyendo a la pequeña burguesía, estaba regu ada de
entre el Este y el Oeste, la causa es que el m o d o de producción hecho por el mismo principio, a saber, vivir de los alimentos cultivados
en las tierras propias y, por lo demás, comprar y vender el mínimo
feudal como tal —que n o estaba s u p e r a d o en modo alguno en posible» porque «para satisfacer las necesidades ordinarias, no era nece-
E u r o p a occidental d u r a n t e los siglos xvi y x v n — no podía crear sario I n absoluto el uso de monedas de oro o de plata. Para el p e q u e ñ o
un sistema económico internacional unificado. Sólo el m e r c a d o número de transacciones mercantiles que resultaban indispensables era
mundial del capitalismo industrial realizaría esta tarea irra- posible prescindir frecuentemente del dinero». Jean Meuvret «C.rculation
monétaire et utilization economique de la monnaie dans la France du
diando desde los países avanzados p a r a moldear y d o m i n a r el ™ et du xvm- siécle», Eludes d'Histoire Moderne et Con tem pora,neI
1947 p 20 Porshnev caracteriza correctamente la situación general de
'Véase Zs. Pach Die ungarische Agrarentwicklung im 16-17 Jahrhun- esta época cuando la define por «la contradicción entre la formamone-
taria y la base natural de la economía feudal», y comenta que las difi-
dert, Budapest, 1964, pp. 38-41, 53-6, acerca de las etapas de este pro- cultades fiscales del absolutismo radicaban por doquier en esta contra-
c a m p e s i n á . l r n p a c t o d e l a ^ r r a de los Trece Años sobre la condición dicción: Les soulévements populaires en France, p. 558.
196
200 Europa oriental 198
El absolutismo en el Este 201
m á s poderosa, d o m i n a n t e en sociedades m á s avanzadas, lo que
obligó a la nobleza oriental a crear u n a m á q u i n a estatal igual- de E s t a d o s c o m p l e t a m e n t e formalizado en E u r o p a y la que
m e n t e centralizada p a r a sobrevivir. De otra f o r m a , la superior señaló el decisivo comienzo de la irrupción sueca en el Este.
fuerza militar de los ejércitos reorganizados y engrandecidos La espectacular m a r c h a de los ejércitos de Gustavo Adolfo
del a b s o l u t i s m o se h a b r í a h e c h o sentir en el medio n o r m a l de sobre Alemania, arrollando el p o d e r de los H a b s b u r g o p a r a
la competencia interfeudal: la guerra. La m i s m a modernización a s o m b r o de E u r o p a , f u e el p u n t o decisivo de la guerra, y los
de los ejércitos y las tácticas, r e s u l t a d o de «la revolución mi- éxitos posteriores de B a n e r y Torstensson hicieron imposible
litar» occidental t r a s 1560, hacía m á s factible que n u n c a la agre- toda recuperación a largo plazo de la causa imperial. Desde
sión a los vastos espacios del Este, e igualmente a u m e n t a b a 1641, los ejércitos suecos o c u p a r o n de f o r m a p e r m a n e n t e gran-
los peligros de invasión p a r a las aristocracias locales de estos des zonas de Moravia 3 , y cuando la guerra terminó, en 1648,
países. Así, al m i s m o t i e m p o que divergían las relaciones infra- estaban a c a m p a d o s en la orilla izquierda del Moldava, en Praga.
e s t r u c t u r a l e s de producción, tuvo lugar en a m b a s zonas u n a La intervención de Suecia había a r r u i n a d o definitivamente la
p a r a d ó j i c a convergencia de las s u p e r e s t r u c t u r a s (índice, p o r perspectiva de u n E s t a d o imperial de los H a b s b u r g o en Alema-
supuesto, de lo q u e en último t é r m i n o era un m o d o de produc- nia. De ahí que la trayectoria y el c a r á c t e r del absolutismo
ción común). La f o r m a concreta que a d o p t ó la amenaza militar austríaco h a b r í a n de e s t a r d e t e r m i n a d o s p o r esta derrota, que
del a b s o l u t i s m o occidental fue, a f o r t u n a d a m e n t e p a r a la noble- lo privo de la posibilidad de un centro territorial consolidado
za oriental, indirecta y transitoria. A pesar de todo, es sorpren- en las tierras tradicionales del Reich y desplazó, a su costa,
dente h a s t a qué p u n t o sus efectos a c t u a r o n como catalizador todo el centro de gravedad hacia el Este. Al m i s m o tiempo, el
del modelo político del Este. El f r e n t e e n t r e a m b a s zonas impacto del p o d e r sueco en la evolución de Prusia, internacio-
estaba ocupado, en el sur, p o r el largo duelo austro-turco, que n a l m e n t e menos visible, f u e en el interior m u c h o más p r o f u n d o .
d u r a n t e doscientos cincuenta años concentraría la atención de Los ejércitos suecos ocuparon B r a n d e m b u r g o desde 1631 y, a
los H a b s b u r g o sobre sus enemigos o t o m a n o s y sus vasallos hún- pesar de ser técnicamente un aliado en la causa p r o t e s t a n t e ,
garos. E n el centro, Alemania era u n l a b e r i n t o de estados le sometieron i n m e d i a t a m e n t e a requisiciones militares y exac-
p e q u e ñ o s y débiles, divididos y neutralizados p o r los conflictos ciones fiscales despiadadas, tales como n u n c a antes se habían
religiosos. Así, el a t a q u e llegó desde el norte, relativamente conocido: los privilegios tradicionales de los Estados de los
primitivo. Suecia —el m á s reciente y s o r p r e n d e n t e de todos los j u n k e r f u e r o n liquidados de u n plumazo p o r los c o m a n d a n t e s
absolutismos occidentales, país nuevo con u n a población m u y suecos 4 . Al t r a u m a de esta experiencia se añadió la adquisición
limitada y u n a economía r u d i m e n t a r i a — sería el martillo del sueca de la Pomerania occidental p o r el t r a t a d o de Westfalia
Este. Su impacto sobre Prusia, Polonia y Rusia en los noventa de 1648, que aseguró a Suecia u n a amplia y p e r m a n e n t e cabeza
años que van desde 1630 hasta 1720 puede c o m p a r a r s e con el de playa en las tierras del sur del Báltico. Las guarniciones
de E s p a ñ a sobre E u r o p a occidental en u n a época anterior, suecas controlaban ahora el Oder y a m e n a z a b a n directamente a
a u n q u e n u n c a haya recibido la m i s m a atención. A pesar de esto! la hasta entonces desmilitarizada y descentralizada clase domi-
f u e u n o de los grandes ciclos de expansión militar en la historia n a n t e de B r a n d e m b u r g o , país que p r á c t i c a m e n t e carecía de
del a b s o l u t i s m o europeo. En su p u n t o culminante, la caballería ejército. La construcción del absolutismo p r u s i a n o por el Gran
sueca se paseó victoriosa p o r las cinco capitales de Moscú, Elector, desde 1650 en adelante, f u e en b u e n a medida u n a res-
Varsovia, Berlín, Dresde y Praga, en un gran arco a través del puesta directa a la inminente amenaza sueca: el ejército perma-
t e r r i t o r i o de la E u r o p a oriental que llegó a s u p e r a r las cam- nente, que h a b r í a de ser la piedra angular de la autocracia de
p a ñ a s de los tercios españoles en la occidental. Los sistemas los Hohenzollern, y su sistema fiscal, f u e r o n aceptados p o r los
estatales de Austria, Prusia, Polonia y Rusia e x p e r i m e n t a r o n su j u n k e r s en 1653 p a r a e n f r e n t a r s e a la inminente situación de
i m p a c t o formativo.
Románov, presenció el despliegue del p o d e r í o sueco en las pro- a h o r a las presiones endógenas que contribuyeron a su aparición.
f u n d i d a d e s de Rusia. En m e d i o del creciente caos, u n e j é r c i t o Llama la atención u n a coincidencia inicial. La decisiva conso-
m a n d a d o p o r De la Gardie se abrió p a s o hasta Moscú p a r a lidación jurídica y económica de la s e r v i d u m b r e en Prusia,
sostener al u s u r p a d o r Shuiski. Tres años después, u n candidato Rusia y Bohemia tuvo lugar, precisamente, d u r a n t e las m i s m a s
sueco —el h e r m a n o de Gustavo Adolfo— estuvo a p u n t o de décadas en que se echaron con firmeza las bases políticas del
ser elegido p a r a la m i s m a m o n a r q u í a rusa, a u n q u e se vio blo- E s t a d o absolutista. Este doble proceso —institucionalización de
q u e a d o en el ú l t i m o m o m e n t o p o r la elección de Miguel Romá- la servidumbre e inauguración del absolutismo— estuvo, en los
nov. El nuevo régimen se vio obligado a ceder i n m e d i a t a m e n t e tres casos, estrecha y c l a r a m e n t e ligado en la historia de las
Carelia e Ingria a los suecos, quienes en el t r a n s c u r s o de o t r a respectivas formaciones sociales. En B r a n d e m b u r g o , el Gran
década t o m a r o n toda Livonia a los polacos, lo que les dio u n Elector y los Estados sellaron el f a m o s o acuerdo de 1653, con-
control p r á c t i c a m e n t e absoluto del Báltico. En los p r i m e r o s signado en u n a Carta formal, p o r el q u e la nobleza votaba los
años de la dinastía Románov, el i n f l u j o sueco se extendió tam- impuestos p a r a u n ejército p e r m a n e n t e y el príncipe promul-
bién al sistema político r u s o 6 . Finalmente, el e n o r m e edificio gaba ordenanzas p o r las que ataba irremediablemente a la
estatal de Pedro I de principios del siglo x v m se erigió du- tierra a la fuerza de t r a b a j o rural. Los impuestos h a b r í a n de
rante, y contra, la s u p r e m a ofensiva militar sueca en Rusia, cargarse sobre las ciudades y los campesinos, pero no sobre
dirigida p o r Carlos XII, que había comenzado con la destrucción los propios j u n k e r s , m i e n t r a s el ejército h a b r í a de ser el núcleo
de los ejércitos rusos en Narva y continuaría con un p r o f u n d o de todo el E s t a d o prusiano. Fue u n p a c t o que a u m e n t ó t a n t o
avance en Ucrania. El p o d e r zarista d e n t r o de Rusia se f o r j ó el p o d e r político de la dinastía sobre la nobleza como el poder
y se p u s o a p r u e b a en la lucha internacional c o n t r a el imperio de la nobleza sobre el campesinado. La s e r v i d u m b r e de Alemania
sueco p o r la supremacía en el Báltico. El E s t a d o a u s t r í a c o había oriental quedó ahora normalizada y generalizada en todas las
sido expulsado de Alemania p o r la expansión sueca; el E s t a d o tierras de los Hohenzollern situadas más allá del Elba, m i e n t r a s
polaco q u e d ó f r a g m e n t a d o . Por el contrario, los estados r u s o y que el sistema de Estados f u e s u p r i m i d o inexorablemente p o r la
p r u s i a n o hicieron f r e n t e y d e r r o t a r o n a la expansión sueca, m o n a r q u í a en una provincia tras otra. E n 1683, los Landtage de
a d q u i r i e n d o su f o r m a desarrollada en el curso de esta contienda. B r a n d e m b u r g o y de la Prusia oriental habían perdido- p a r a
El a b s o l u t i s m o oriental estuvo d e t e r m i n a d o , f u n d a m e n t a l m e n - siempre todo su poder». Al m i s m o tiempo, se había p r o d u c i d o
te, p o r tanto, p o r las condiciones i m p u e s t a s p o r el sistema en Rusia u n a coyuntura muy similar. E n 1648, el Zemski Sobor
político internacional en cuyo seno e s t a b a n integradas objetiva- —Asamblea de la Tierra— se había r e u n i d o en Moscú p a r a
m e n t e las noblezas de toda la región 7 . E s t e f u e el precio de a p r o b a r el histórico Sobornoe Ulozhenie, que, p o r vez p r i m e r a ,
su supervivencia en u n a civilización de i n i n t e r r u m p i d a guerra codificaba y universalizaba la s e r v i d u m b r e p a r a la población
territorial; el desarrollo desigual del f e u d a l i s m o les obligó a r u r a l instituía u n estricto control estatal sobre las ciudades y
igualar las e s t r u c t u r a s estatales de Occidente antes de h a b e r sus h a b i t a n t e s y, a la vez, c o n f i r m a b a y r e m a c h a b a la respon-
alcanzado u n estadio c o m p a r a b l e de transición económica ha- sabilidad f o r m a l de todas las tierras nobles respecto al servicio
cia el capitalismo. militar. El Sobornoe Ulozhenie f u e el p r i m e r código legal global
Con todo, este a b s o l u t i s m o también estuvo sobredetermina- que se p r o m u l g ó en Rusia y su llegada constituyó u n hecho
do, inevitablemente, p o r el desarrollo de la lucha de clases den- transcendental. En efecto, el código p r o p o r c i o n ó al zarismo el
t r o de las formaciones sociales del Este. Es preciso considerar m a r c o jurídico regulador p a r a su solidificación c o m o sistema
estatal. La proclamación solemne de la s e r v i d u m b r e del campe-
sinado r u s o f u e seguida aquí también p o r la rápida caída en
• J. H. Billington, The icón and the axe, Londres, 1966, p. 110; este tema desuso del sistema de Estados. En el c u r s o de u n a década, el
invita a una mayor investigación.
' Un reconocimiento de esta cuestión por un historiador ruso puede
verse en A N. Chistozvonov, «Nekotorye aspekti problemi genezisa abso- • En esa fecha los nobles reunidos en Brandemburgo dejaron cons-
hutizma», Voprosi Istorii, 5, mayo de 1968, pp. 60-1. Aunque contiene tancia de su melancólica convicción de que los antiguos P™ilegios de
algunos juicios disparatados (sobre España, por ejemplo), este ensayo los Estados estaban prácticamente «anulados y descoloridos de tal forma
comparativo es probablemente el mejor estudio soviético reciente sobre que no parecía quedar ni una umbra libertatis*. Citado por Carsten, The
los orígenes del absolutismo en Europa oriental y occidental
origins oj Prussia, p. 200.
196 204
196 Europa oriental 218 El absolutismo en el Este 105
Zemski Sobor había desaparecido realmente, m i e n t r a s que la bían sido reducidas y reprimidas d u r a n t e la última depresión
m o n a r q u í a construía un amplio ejército s e m i p e r m a n e n t e que medieval. La notable m e j o r í a económica que experimentó el
f i n a l m e n t e sustituyó a todas las viejas levas de la nobleza. El continente en el siglo xvi favoreció u n nuevo, a u n q u e desigual,
último y simbólico Zemski Sobor pasó al olvido en 1683, cuando
crecimiento u r b a n o en algunas zonas del Este. A p a r t i r de 1550,
ya n o era más que una f a n t a s m a l claque cortesana. El pacto
las ciudades de Bohemia volvieron a c o n q u i s t a r buena p a r t e de
social e n t r e la m o n a r q u í a y la aristocracia rusa fue sellado
su prosperidad, a u n q u e b a j o la égida de unos patriciados urba-
con el establecimiento del absolutismo a cambio de la aproba-
nos e s t r e c h a m e n t e unidos a la nobleza p o r la propiedad terri-
ción definitiva de la servidumbre.
torial y municipal, y sin la vitalidad p o p u l a r que las había
D u r a n t e la mayor p a r t e de este m i s m o período, la evolu- caracterizado en la época husita. En el este de Prusia, Koenigs-
ción de Bohemia tuvo un sincronismo comparable, a u n q u e en
berg era todavía u n a f i r m e avanzadilla de la a u t o n o m í a de los
el diferente contexto de la guerra de los Treinta Años. El t r a t a d o
burgos. En Rusia, Moscú había r e t o ñ a d o de nuevo t r a s la im-
de Westfalia, que finalizó en 1648 con esta larga lucha militar,
plantación f o r m a l del zarismo con Iván III, beneficiándose no-
consagró la doble victoria de la m o n a r q u í a H a b s b u r g o sobre los
tablemente del comercio de largo recorrido e n t r e E u r o p a y
Estados de Bohemia y la de los grandes terratenientes sobre
Asia, que cruzaba Rusia y en el q u e también p a r t i c i p a b a n los
el campesinado checo. El grueso de la vieja aristocracia checa
había sido eliminado después de la batalla de la Montaña Blan- viejos centros mercantiles de Novgorod y Pskov. La madura-
ca, y con ella la constitución política que encarnaba su poder ción de los estados absolutistas en el siglo x v n propinó el defi-
local. El Verneuerte Landesordnung, que ahora adquirió un nitivo golpe m o r t a l a la posibilidad de u n renacimiento de la
vigor incontestado, concentró todo el p o d e r ejecutivo en Viena. independencia u r b a n a en el Este. Las nuevas m o n a r q u í a s
Los Estados, una vez disuelto su tradicional liderazgo social, —Hohenzollern, H a b s b u r g o y Románov— aseguraron la inque-
q u e d a r o n reducidos a u n a simple función ceremonial. La auto- b r a n t a b l e supremacía política de la nobleza sobre las ciudades.
nomía de las ciudades fue aplastada. En el campo se t o m a r o n El único organismo corporativo que resistió al Gleichschaltung
implacables medidas para extender la s e r v i d u m b r e en las gran- del Gran Elector tras la Suspensión de 1653 f u e la ciudad de
des propiedades. Las grandes prescripciones y confiscaciones Koenigsberg en la Prusia oriental: f u e aplastada en 1662-63 y
s u f r i d a s p o r los anteriores propietarios y nobles checos crearon en 1674, ante la pasividad de los j u n k e r s locales 1 0 . En Rusia,
u n a aristocracia nueva y cosmopolita de aventureros militares el m i s m o Moscú carecía de u n a clase b u r g u e s a fuerte, al e s t a r
y de funcionarios de la corte que controlaban, j u n t o con la el comercio a c a p a r a d o p o r los boyardos, los funcionarios y u n
Iglesia, cerca de las tres cuartas partes de todas las tierras de p e q u e ñ o grupo de m e r c a d e r e s gosti, cuyo e s t a t u t o y privilegios
Bohemia. Las e n o r m e s pérdidas demográficas tras la guerra dependían del gobierno. Había, sin embargo, n u m e r o s o s artesa-
de los Treinta Años provocaron u n a aguda escasez de m a n o de nos, una a n á r q u i c a fuerza de t r a b a j o semirrural, y los trucu-
obra. Las prestaciones de t r a b a j o del robot llegaron muy p r o n t o lentos y c o r r o m p i d o s fusileros de la milicia de los streltsi. La
a la m i t a d de la semana laboral, m i e n t r a s que los servicios, causa inmediata de la convocatoria del decisivo Zemski Sobor
diezmos y contribuciones feudales podían alcanzar hasta dos que p r o m u l g ó el Sobornoe Ulozhenie f u e u n a explosión repentina
tercios de toda la producción c a m p e s i n a 9 . El absolutismo aus- de estos grupos heterogéneos. Las multitudes a m o t i n a d a s se
tríaco, d e r r o t a d o en Alemania, t r i u n f ó en Bohemia, y con él se enfurecieron ante la subida de precios de los artículos básicos
extinguieron las últimas libertades del campesinado checo. Así que siguió al a u m e n t o de impuestos d e c r e t a d o p o r la adminis-
pues, la consolidación del control señorial sobre el campesinado tración de Morózov, t o m a r o n Moscú y obligaron al zar a aban-
y la discriminación contra las ciudades estuvieron ligadas, en d o n a r la ciudad, m i e n t r a s el descontento se extendía p o r las
las tres regiones, a un rápido a u m e n t o de las prerrogativas de provincias rurales hasta Siberia. Una vez r e c u p e r a d o el control
la m o n a r q u í a , y f u e r o n seguidas p o r la desaparición de los sis- de la capital, se convocó al Zemski Sobor y se decretó el Uloz-
temas estamentales. henie. Novgorod y Pskov se rebelaron contra las exacciones
fiscales, p o r lo que f u e r o n definitivamente reprimidas, d e j a n d o
Como ya hemos visto, las ciudades de E u r o p a del Este ha- de tener en adeiante toda importancia económica. Los últimos
' Polisensky, The Thirty Year's war, p. 245.
" Carsten, The origins of Prussia, pp. 212-14, 220-1.
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El absolutismo en el Este
200 Europa oriental
era de tres o c u a t r o p e r s o n a s p o r kilómetro cuadrado, m i e n t r a s
t u m u l t o s u r b a n o s de Moscú tuvieron lugar en 1683, c u a n d o los
q u e la de Francia era de 40, es decir, diez veces mayor 1 4 . E n
a r t e s a n o s rebeldes f u e r o n sometidos con facilidad, y en 1683,
las fértiles tierras del sudeste de Polonia o de Ucrania occi-
c u a n d o Pedro I liquidó p o r fin a los streltsi. A p a r t i r de en-
dental, la zona agrícola m á s rica de la Rzeczpospolita, la den-
tonces, las ciudades rusas no crearon ningún problema a la mo-
sidad demográfica no era m u c h o mayor, e n t r e tres y siete per-
n a r q u í a ni a la aristocracia. En tierras checas, la guerra de los
sonas p o r kilómetro cuadrado 1 5 . La m a y o r p a r t e de la llanura
Treinta Años acabó con el orgullo y el desarrollo de las ciudades
de Hungría central —que entonces eran las tierras fronterizas
de Bohemia y Moravia: los incesantes sitios y devastaciones que
e n t r e los imperios a u s t r í a c o y turco— estaba igualmente des-
s u f r i e r o n d u r a n t e las c a m p a ñ a s de la guerra, j u n t o con la can-
poblada. El p r i m e r objetivo de la clase t e r r a t e n i e n t e n o era
celación de las a u t o n o m í a s municipales después de ella, las
tanto, como en Occidente, f i j a r el nivel de las cargas que debía
r e d u j e r o n p a r a siempre a adornos pasivos del imperio de los
pagar el campesino, c o m o detener la movilidad del aldeano y
Habsburgo.
atarle a la tierra. Del m i s m o modo, en grandes zonas de E u r o p a
La razón interna m á s f u n d a m e n t a l del absolutismo del Este
oriental, la f o r m a m á s típica y eficaz de la lucha de clases pro-
radica, sin embargo, en el campo. Su compleja maquinaria de
tagonizada por el c a m p e s i n a d o era simplemente huir, esto es,
represión estaba dirigida primordial y esencialmente c o n t r a el
d e s e r t a r colectivamente de la tierra y dirigirse a nuevos espa-
campesinado. El siglo x v n f u e u n a época de caída de los pre-
cios deshabitados e inexplorados.
cios y disminución de la población en la m a y o r p a r t e de E u r o p a .
Ya se han descrito las medidas t o m a d a s en el ú l t i m o período
En el Este, las guerras y los desastres civiles habían creado
medieval por la nobleza prusiana, austriaca y checa p a r a impe-
crisis de m a n o de obra p a r t i c u l a r m e n t e agudas. La guerra de
dir esta movilidad tradicional; n a t u r a l m e n t e , estas medidas se
los Treinta Años infligió un golpe b r u t a l al c o n j u n t o de la eco-
intensificaron en la fase inaugural del absolutismo. Más hacia
nomía alemana al este del Elba. En muchos distritos de Bran- el este, en Rusia y en Polonia, el p r o b l e m a era todavía más
d e m b u r g o h u b o pérdidas demográficas superiores al 50 p o r serio. En las amplias tierras pónticas situadas e n t r e a m b o s paí-
100". En Bohemia, la población total b a j ó de 1.700.000 habh ses n o existían límites ni f r o n t e r a s estables de asentamiento;
tantes a menos de 1.000.000 en el m o m e n t o de la f i r m a de la la p r o f u n d a zona forestal del n o r t e de Rusia era tradicional-
Paz de Westfalia 1 2 . En las tierras rusas, las intolerables ten- m e n t e un área de c a m p e s i n a d o de «tierra negra», al margen
siones de las guerras de Livonia y de la Oprichnina c o n d u j e r o n del control señorial, m i e n t r a s que Siberia occidental y la región
a la despoblación y evacuación calamitosas de Rusia central del Volga y el Don, en el sudeste, constituían r e m o t a s e impe-
en los últimos años del siglo xvi: e n t r e el 76 y el 96 p o r 100 netrables extensiones todavía en proceso de colonización gra-
de todos los núcleos rurales de la provincia de Moscú f u e r o n dual. La emigración rural en todas esas direcciones ofrecía la
a b a n d o n a d o s 13. El «período de trastornos», con sus guerras ci- posibilidad de liberarse de la explotación señorial y establecer,
viles, invasiones e x t r a n j e r a s y rebeliones rurales, p r o d u j o en- en las d u r a s condiciones de la f r o n t e r a , colonias campesinas in-
tonces inestabilidad y escasez de la fuerza de t r a b a j o a dispo- dependientes. El interminable proceso de reducción a la servi-
sición de la clase terrateniente. El descenso demográfico de d u m b r e del c a m p e s i n a d o ruso, a lo largo del siglo x v n , debe
esta época creó así, o agravó, una constante escasez de t r a b a j o considerarse en el m a r c o del contexto n a t u r a l a p u n t a d o : exis-
r u r a l p a r a el cultivo de la tierra. Había, además, un antecedente tían zonas marginales, grandes y divisibles, alrededor de las
regional p e r m a n e n t e de este fenómeno: el problema endémico propiedades territoriales de la nobleza. Así, es u n a p a r a d o j a
p a r a el feudalismo oriental de la proporción t i e r r a / t r a b a j o , la histórica que Siberia fuese colonizada p o r pequeños propieta-
existencia de demasiado pocos campesinos, dispersos en espa- rios campesinos, procedentes de las comunidades de «tierra
cios excesivamente grandes. La siguiente comparación puede negra» del norte, que buscaban mayor libertad personal y opor-
d a r u n a idea de la diferencia de condiciones con la E u r o p a tunidades económicas, d u r a n t e el m i s m o período en que la gran
occidental: la densidad de población en la Rusia del siglo x v n
11
Stoye, Europe unfolding, 1648-1688, p. 31. 14
11
Polisensky, The Thirty Year's war, p. 245. R. Mousnier, Peasant Uprisings, pp. 157, 159.
15
" R. H. Hellie, Enserfment and miíitary change in Muscovy, Chicago, P. Skwarczynski, «Poland and Lithuania», en The New Cambridge
1971, p. 95. Modern History of Europe, 111, Cambridge, 1968, p. 377.
196
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dos p a r a u n consejo de oficiales o starshina, q u e a su vez elegía Los campesinos ucranianos —cosacos y n o cosacos— f u e r o n las
u n c o m a n d a n t e s u p r e m o o hetmán. Fuera del sech de Zapo- víctimas de esta operación: la «pacificación» de Ucrania con la
rozhe, las b a n d a s e r r a n t e s de bandidos y m o n t a ñ e r o s se mez- integración del c u e r p o de oficiales en el E s t a d o r u s o restable-
claban con a s e n t a m i e n t o s aldeanos de agricultores, gobernados ció sus a t a d u r a s . Finalmente, t r a s u n a larga evolución, los escua-
p o r sus propios ancianos. La nobleza polaca, c u a n d o e n c o n t r ó drones cosacos llegaron a f o r m a r u n c u e r p o de élite de la auto-
estas comunidades en su expansión hacia Ucrania, pensó que cracia zarista. El t r a t a d o de Pereyaslavl simbolizó, en efecto, la
era necesario tolerar la f u e r z a a r m a d a de los cosacos zaporoz- respectiva trayectoria de los dos grandes rivales de aquella zona
hianos, englobándola en u n n ú m e r o limitado de regimientos téc- d u r a n t e el siglo XVII. El f r a g m e n t a d o E s t a d o polaco se m o s t r ó
nicamente «registrados» b a j o m a n d o polaco. Las t r o p a s cosacas incapaz de d e r r o t a r y s o m e t e r a los cosacos, y t a m p o c o p u d o
f u e r o n utilizadas como caballería auxiliar en las c a m p a ñ a s resistir a los suecos. La autocracia zarista centralizada f u e capaz
polacas de Moldavia, Livonia y Rusia, y los oficiales t r i u n f a n t e s de a m b a s cosas: repelió la amenaza sueca y n o sólo sometió,
llegaron a constituir u n a élite de propietarios, q u e d o m i n a r o n sino que al final utilizó a los cosacos c o m o dragones encargados
al pueblo cosaco y en ocasiones se convirtieron f i n a l m e n t e en de la represión de sus p r o p i a s masas.
nobles polacos. El levantamiento u c r a n i a n o f u e la guerra campesina m á s im-
E s t a convergencia social con la szlachta local, q u e había p o r t a n t e de la época en el Este, p e r o n o f u e la única. Todas las
extendido i n i n t e r r u m p i d a m e n t e sus tierras en dirección al Este, grandes noblezas de E u r o p a oriental tuvieron q u e e n f r e n t a r s e ,
n o cambió la anomalía militar de la independencia de los regi- en u n m o m e n t o u o t r o del siglo xvxi, con rebeliones de siervos.
mientos del sech, con su base en u n filibusterismo semipopular, En B r a n d e m b u r g o se p r o d u j e r o n repetidos estallidos de violen-
ni afectó a los grupos de cosacos rurales que vivían e n t r e la cia r u r a l en el distrito central de Prignitz, d u r a n t e la fase final
población sierva cultivando los latifundios de la aristocracia de la guerra de los Treinta Años y en la década siguiente: 1645,
polaca en esta región. Así, la movilidad campesina había dado 1646, 1648, 1650 y, de nuevo, en 1656 22. La concentración del po-
origen en las p r a d e r a s pónticas a u n f e n ó m e n o sociológico der nobiliario p o r el Gran Elector debe considerarse en el m a r c o
p r á c t i c a m e n t e desconocido p o r entonces en Occidente: el de del m a l e s t a r y la desesperación de las aldeas. El campesinado
u n a s m a s a s rurales capaces de p r e s e n t a r ejércitos organizados de Bohemia, s u j e t o a u n a creciente degradación de su posición
c o n t r a u n a aristocracia feudal. El r e p e n t i n o m o t í n de las com- económica y legal después del t r a t a d o de Westfalia, se levantó
pañías registradas b a j o su Hetmán Jmelnitski en 1648 f u e pro- c o n t r a sus señores a lo largo de todo el país en 1680, c u a n d o
fesionalmente capaz de hacer f r e n t e a los ejércitos polacos en- los ejércitos austríacos tuvieron que ser enviados p a r a s u p r i m i r
viados c o n t r a ellas, y su rebelión desencadenó, a su vez, u n su alzamiento. Pero, sobre todo, en la m i s m a Rusia h u b o u n
levantamiento general de los siervos de Ucrania, que lucharon n ú m e r o inigualado de insurrecciones rurales que se extendieron
codo a codo con los campesinos cosacos pobres p o r a r r o j a r a desde el «período de trastornos» a comienzos del siglo X V I I
los señores polacos. Tres años después, los campesinos polacos hasta la era de la Ilustración en el siglo x v m . E n 1606-07, los
sp rebelaron en la región de Podhale, en Cracovia, en u n movi- campesinos, plebeyos y cosacos de la región del Dnieper toma-
m i e n t o inspirado p o r el de los cosacos y los siervos ucranianos. ron el p o d e r provincial b a j o el m a n d o del ex esclavo Bolót-
Una salvaje guerra social se libró en Galitzia y en Ucrania, en nikov, y sus ejércitos estuvieron a p u n t o de instalar al Falso
la q u e los ejércitos szlachta f u e r o n d e r r o t a d o s repetidas veces
Dimitri como zar de Moscú. En 1633-34, los siervos y desertores
p o r las fuerzas zaporozhianas. E s t a guerra t e r m i n ó con la deci-
de la zona de guerra de Smolensko se rebelaron b a j o el m a n d o
siva transferencia de fidelidad de Polonia a Rusia realizada p o r
del campesino Balash. En 1670-71, p r á c t i c a m e n t e todo el sud-
Jmelnitski con el t r a t a d o de Pereyaslavl de 1654, que p u s o a
este, desde Astracán hasta Simbirsk, se sacudió el control
toda la Ucrania situada más allá del Dnieper b a j o el dominio
señorial a medida que numerosísimos ejércitos de campesinos
de los zares, garantizando los intereses del starshina cosaco 2 1 .
y cosacos subían por el valle del Volga dirigidos p o r el b a n d i d o
Razin. En 1707-08, las m a s a s rurales del B a j o Don siguieron
" Un relato sucinto de las negociaciones y disposiciones del tratado
al cosaco Bulavin en u n a violenta rebelión contra el a u m e n t o
de Pereyaslavl puede verse en C. B. O'Brien, Muscovy and the Ukraine,
Berkeley y Los Angeles, 1963, pp. 21-7. 22
Stoye, Europe unfolding, 1648-1688, p. 30.
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de contribuciones y el t r a b a j o obligatorio en los astilleros, im- del exterior y sus campesinos del interior. La organización y la
puestos p o r Pedro I. Finalmente, en 1773-74, tuvo lugar la última disciplina de los p r i m e r o s y la fluidez y contumacia de los segun-
y más formidable de todas las insurrecciones: la t r e m e n d a dos dictaron la urgencia de la unidad política. El E s t a d o abso-
rebelión de n u m e r o s a s poblaciones explotadas, desde las estri- lutista se reduplicó, pues, al o t r o lado del Elba, hasta llegar a
baciones de los Urales y los desiertos de Bashkiria hasta las ser u n f e n ó m e n o europeo de carácter general.
orillas del Caspio, al m a n d o de Pugachev, que combinó a cosa- ¿Cuáles f u e r o n los rasgos específicos de la variante oriental
cos del m o n t e y la estepa, obreros industriales forzados, cam- de esta m á q u i n a feudal fortificada? Pueden señalarse dos carac-
pesinos de las llanuras y tribus de pastores en u n a serie de terísticas básicas e interrelacionadas. En p r i m e r lugar, la in-
sublevaciones que, p a r a ser d e r r o t a d a s , necesitaron el despliegue fluencia de la guerra en su e s t r u c t u r a f u e m á s p r e p o n d e r a n t e
a gran escala de los ejércitos imperiales rusos. incluso que en el Oeste, y t o m ó f o r m a s sin precedentes. Prusia
Todas estas rebeliones populares se originaron en las inde- representa quizá el límite extremo alcanzado p o r la militariza-
t e r m i n a d a s zonas fronterizas del t e r r i t o r i o ruso: Galitzia, Bie- ción en la génesis de este Estado. El hincapié funcional en la
lorrusia, Ucrania, Astracán, Siberia, p o r q u e allí se diluía el guerra r e d u j o en este caso al naciente a p a r a t o de E s t a d o a u n
p o d e r del E s t a d o central y las escurrizidas m a s a s de bandidos, s u b p r o d u c t o de la m á q u i n a militar de la clase dominante. El
aventureros y fugitivos se mezclaban con los siervos asentados absolutismo del Gran Elector de B r a n d e m b u r g o había nacido,
y las propiedades nobiliarias. Las c u a t r o mayores rebeliones como ya hemos visto, en m e d i o de la confusión provocada p o r
f u e r o n dirigidas p o r elementos cosacos a r m a d o s , que a p o r t a b a n las expediciones suecas a través del Báltico en la década de
la experiencia militar y la organización que les hacían tan peli- 1650. Su evolución y articulación internas r e p r e s e n t a r o n u n a
grosos p a r a la clase feudal. Con el cierre final de las f r o n t e r a s expresiva realización de la f r a s e de Treitschke: «La guerra es
u c r a n i a n a y siberiana a finales del siglo x v m , después de q u e el p a d r e de la cultura y la m a d r e de la creación», p o r q u e toda
se completaran los p r o g r a m a s colonizadores de Potemkin, f u e la e s t r u c t u r a fiscal, la burocracia central y la administración
c u a n d o el c a m p e s i n a d o ruso, de f o r m a significativa, q u e d ó so- local del Gran Elector comenzaron su existencia como subde-
m e t i d o a u n a t a c i t u r n a quietud. Así pues, en toda la E u r o p a p a r t a m e n t o s técnicos del Generalkriegskommissariat. A p a r t i r
oriental, la intensidad de la lucha de clases en el campo —siem- de 1679, d u r a n t e la guerra con Suecia, esta institución única se
p r e latente en f o r m a de huidas rurales— f u e también el deto- convirtió b a j o el m a n d o de Von G r u m b k o w en el órgano su-
n a d o r de explosiones campesinas c o n t r a la servidumbre, en las p r e m o del a b s o l u t i s m o de los Hohenzollern. La burocracia pru-
q u e resultaba f r o n t a l m e n t e amenazado el p o d e r colectivo y la siana, en o t r a s palabras, nació como u n a r a m a del ejército.
propiedad de la nobleza. La geografía social plana de la m a y o r El Generalkriegskommissariat constituía u n ministerio de la
p a r t e de la región —que la distinguía del espacio m á s segmen- guerra y de hacienda omnicompetente, que no sólo m a n t e n í a
tado de la E u r o p a occidental— 2 3 podía d a r f o r m a s particular- un ejército p e r m a n e n t e , sino que r e c a u d a b a impuestos, regula-
m e n t e serias a esta amenaza. El extendido peligro procedente de b a la industria y s u m i n i s t r a b a el funcionariado provincial del
sus propios siervos actuó, p o r tanto, como u n a fuerza centrí- E s t a d o de B r a n d e m b u r g o . El gran historiador p r u s i a n o Otto
peta sobre las aristocracias del Este. La ascensión del E s t a d o Hintze describió así el desarrollo de esta e s t r u c t u r a en el siglo
absolutista en el siglo X V I I respondía, en último término, al siguiente: «Toda la organización del funcionariado estaba li-
miedo social: su a p a r a t o coactivo político-militar era la garantía gada a los objetivos militares y destinada a servirlos. Incluso los
de la estabilidad de la servidumbre. Había así u n orden i n t e r n o policías provinciales procedían de los comisariados de la gue-
del absolutismo del Este que c o m p l e m e n t a b a su determinación rra. Todo ministro de E s t a d o se titulaba s i m u l t á n e a m e n t e mi-
exterior: la función del Estado centralizado consistía en defen- nistro de la guerra; todo consejero de las c á m a r a s administra-
der la posición de clase de la nobleza feudal contra sus rivales tivas y fiscales se titulaba s i m u l t á n e a m e n t e c o n s e j e r o de la
guerra. Los antiguos oficiales se convertían en consejeros pro-
vinciales o, incluso, en presidentes y ministros; los funcionarios
25
El contraste entre la topografía llana e interminable del Este, que de la administración se reclutaban en su mayor p a r t e entre los
facilitaba las huidas, y el relieve más accidentado y limitado del Oeste, antiguos interventores y comisarios de los regimientos; las po-
que ayudaba al control de la fuerza de trabajo, es subrayado por Latti-
more, «Feudalism in history», pp. 55, 56, y Mousnier, Peasant uprisings, siciones más b a j a s se llenaban hasta ddnde era posible con
páginas 157, 159.
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suboficiales retirados o con inválidos de guerra. Todo el Es- ginariamente— aceptaron su control s u p r e m o sobre los asuntos
t a d o adquiría así u n corte militar, y todo el sistema social se militares» 27. El ejército profesional que apareció t r a s la guerra
ponía al servicio del militarismo. Los nobles, burgueses y cam- de los Treinta Años rubricó la victoria de la dinastía sobre los
pesinos se limitaban a estar allí, cada u n o en su esfera, p a r a
Estados bohemios; sostenido por los impuestos sobre las tierras
servir al Estado y travailler pour le roi de Prusse»24. A finales
de Bohemia y de Austria, se convirtió en el p r i m e r a p a r a t o per-
del siglo X V I I I , el p o r c e n t a j e de la población enrolada en el
m a n e n t e de gobierno en a m b o s reinos, y careció d u r a n t e m á s
ejército era quizá c u a t r o veces superior al de la Francia con-
de un siglo de u n verdadero equivalente civil. También en las
temporánea y se utilizaban implacables métodos coactivos
tierras magiares, la extensión del ejército de los H a b s b u r g o en
p a r a reaprovisionarlo con desertores y campesinos e x t r a n j e r o s .
El control del m a n d o p o r los j u n k e r s era p r á c t i c a m e n t e abso- Hungría a principios del siglo X V I I I provocó finalmente u n a
luto. Esta t r e m e n d a m á q u i n a militar absorbía n o r m a l m e n t e en- unión política más estrecha con las otras posesiones dinásticas.
t r e el 70 y el 80 p o r 100 de los ingresos fiscales del E s t a d o en El p o d e r absolutista, en este caso, residía exclusivamente en la
tiempos de Federico II 2 6 . r a m a militar del Estado: a p a r t i r de entonces, Hungría sumi-
nistró a c a n t o n a m i e n t o s y tropas a los ejércitos de los Habs-
El absolutismo austríaco, como se verá más adelante, siem- burgo, que o c u p a b a n un t e r r e n o geográfico situado, p a r a el
p r e tuvo u n a e s t r u c t u r a m u c h o más heteróclita, mezcla imper- resto de la administración imperial, más allá de sus f r o n t e r a s .
fecta de rasgos orientales y occidentales que correspondía a su Al m i s m o tiempo, los territorios recién conquistados y situados
base territorial mixta en E u r o p a central. Ninguna concentra- más hacia el Este, que se habían t o m a d o a los turcos, se pu-
ción comparable a la de Berlín prevaleció n u n c a en Viena. Con sieron b a j o control del ejército. El Consejo S u p r e m o de la
todo, hay que tener en cuenta que, desde la mitad del siglo xvi Guerra gobernaba directamente Transilvania y el Banato, orga-
hasta finales del X V I I I , la tendencia centralizadora y el í m p e t u nizando y supervisando la colonización sistemática de estas
innovador d e n t r o del ecléctico sistema administrativo del Es- tierras por inmigrantes germanos. La m a q u i n a r i a de guerra
tado de los H a b s b u r g o provinieron del complejo militar impe- f u e siempre el a c o m p a ñ a m i e n t o más constante del desarrollo
rial. D u r a n t e m u c h o tiempo, en efecto, sólo este complejo mili- del absolutismo austríaco. Pero no por eso los ejércitos austría-
t a r dio realidad práctica a la u n i d a d dinástica de las dispersas cos alcanzaron nunca la posición de sus equivalentes prusianos:
tierras gobernadas p o r los Habsburgo. Así, el Consejo S u p r e m o la militarización del E s t a d o se vio bloqueada p o r los límites
de la Guerra, o Hofkriegsrat, era el único organismo de go- impuestos a su centralización. La carencia final de u n a unidad
b i e r n o con jurisdicción en todos los territorios de los Habsbur- política rigurosa en los dominios de los H a b s b u r g o impidió un
go en el siglo xvi, y el único organismo ejecutivo que los unía auge comparable del a p a r a t o militar d e n t r o del absolutismo
b a j o la familia dominante. Aparte de sus deberes de defensa austríaco.
c o n t r a los turcos, el Hofkriegsrat era responsable de la directa Por otra parte, el papel del a p a r a t o militar en Rusia apenas
administración civil de toda la b a n d a de territorio situada a lo f u e menos i m p o r t a n t e que en Prusia. En su estudio sobre la
largo de la f r o n t e r a sudoriental de Austria y Hungría, que estaba especificidad histórica del imperio moscovita, Kliuchevsky co-
guarnecida con milicias de Grenzers s u j e t a s a su m a n d o . Su m e n t a que «la p r i m e r a de estas peculiaridades era la organiza-
posterior papel en el crecimiento gradual de la centralización ción guerrera del Estado. El imperio moscovita era la Gran
de los H a b s b u r g o y en la construcción de un absolutismo des- Rus en armas» 2 8 . Los arquitectos más célebres de este edificio,
arrollado f u e siempre determinante. «De todos los órganos cen- Iván IV y Pedro I, diseñaron su sistema administrativo básico
trales de gobierno, éste f u e p r o b a b l e m e n t e el que tuvo u n a p a r a a u m e n t a r la capacidad bélica de Rusia. Iván IV intentó
influencia mayor p a r a p r o m o v e r la unificación de los diversos r e c o n s t r u i r todo el modelo de tenencia de la tierra en Moscovia
territorios hereditarios, y todos —incluyendo Bohemia y espe- p a r a convertirlo en tenencias de servicio, implicando cada vez
cialmente Hungría, p a r a cuya protección se había planeado ori- más a la nobleza en obligaciones militares p e r m a n e n t e s p a r a
24
Hintze, Gesammelte Abhandlungen, I, p. 61. 21
" Dorn, Competition for empire, p. 94. H. F. Schwarz, The imperial Privy Council in the seventeenth cen-
" A. J. P. Taylor, The course of Germán history, Londres, 1961, p. 19. tury, Harvard, 1943, p. 26.
21
V. O. Kliuchevsky, A history of Russia, II, Londres, 1912, p. 319.
196 216
196 Europa oriental 218 El absolutismo en el Este 111
" Kliuchevsky, op. cit., p. 120. »! Hans Rosenberg, «The rise of the junkers in Brandenburg-Prussia
30
M. Beloff, «Russia», en Goodwin, comp., The European nobility in 1410-1563», American Historical Review, octubre de 1943, p. 20.
13
the 18th century, pp. 174-5. Hans Rosenberg, Bureaucracy, aristocracy and autocracy: the Prus-
31
V. O. Kliuchesvsky, A history of Russia, iv, pp. 144-5. sian experience, 1680-1815, Cambridge, 1958, p. 78.
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covita y de los Románov, que p e r d í a n de esta l o r m a u n a gran
naria estatal. El m e c a n i s m o de u n a nobleza de servicio f u e en
p r o p o r c i ó n de sus ingresos. Pero este f e n ó m e n o n o era m á s que
m u c h o s aspectos el correlato oriental de la venta de cargos oc-
u n a variedad directa y p r i m a r i a del peculado y el robo, a u n q u e
cidental. La clase de los j u n k e r s prusianos f u e i n c o r p o r a d a
en u n a escala e n o r m e y caótica. La venta de cargos p r o p i a m e n t e
d i r e c t a m e n t e al Comisariado de la Guerra y a sus servicios finan-
dicha —en cuanto sistema regulado y legal de r e c l u t a m i e n t o de
ciero y fiscal p o r medio de su r e c l u t a m i e n t o p a r a el Estado.
u n a burocracia— n u n c a llegó a establecerse seriamente en Ru-
sia. T a m p o c o f u e u n a práctica significativa en el E s t a d o aus- En la burocracia civil siempre h u b o u n a i m p o r t a n t e dosis de
tríaco, relativamente m á s avanzado, y que n u n c a poseyó —al elementos n o aristocráticos que n o r m a l m e n t e eran ennoblecidos
c o n t r a r i o de algunos de los principales vecinos de la Alemania u n a vez que habían alcanzado las posiciones superiores 3 5 . En
del sur— u n a clase «funcionarial» q u e h u b i e r a c o m p r a d o sus el campo, los j u n k e r s m a n t e n í a n u n control riguroso del Guts-
posiciones en la administración. Las razones p a r a esta diferencia bezirke local y, p o r tanto, estaban investidos con u n a completa
general e n t r e el Este y el Oeste son evidentes. El completo estu- panoplia de poderes fiscales, jurídicos, de policía y de recluta-
dio de S w a r t sobre la distribución del f e n ó m e n o de la venta m i e n t o p a r a el servicio militar sobre los campesinos. Los órga-
de cargos hace hincapié c o r r e c t a m e n t e en su conexión con la nos burocráticos provinciales de la administración central del
existencia de u n a clase comercial local 3 4 . En o t r a s palabras, la siglo xviii, sugerentemente llamados Kriegs - und - Domanen -
venta de cargos en Occidente correspondió a la sobredetermi- Kammern (Cámaras de la Guerra y los Dominios), también
nación del ú l t i m o E s t a d o feudal p o r el r á p i d o crecimiento del estaban cada vez más dominados p o r ellos. En el m i s m o ejér-
capital mercantil y m a n u f a c t u r e r o . El vínculo contradictorio cito, el m a n d o de oficiales constituía la reserva profesional de
que el capital establecía e n t r e el cargo público y las personas la clase terrateniente. «Sólo los jóvenes nobles eran admitidos
privadas r e f l e j a b a las concepciones medievales de soberanía y en las compañías o escuelas de cadetes que había f u n d a d o [Fe-
contrato, en las que todavía no existía u n orden público imper- derico Guillermo I], y los nobles sin n o m b r a m i e n t o de oficial
sonal; p e r o s i m u l t á n e a m e n t e era un vínculo monetario, que eran incluidos p o r su n o m b r e en los i n f o r m e s trimestrales rea-
r e f l e j a b a la presencia y la interferencia de u n a economía mone- lizados p a r a su hijo, con lo que se indicaba que los nobles se
taria y de sus f u t u r o s dueños, la burguesía u r b a n a . Mercaderes, consideraban, eo ipso, aspirantes a oficiales. Aunque m u c h o s
abogados y b a n q u e r o s tenían acceso a la m á q u i n a del E s t a d o plebeyos ascendieron a oficiales b a j o la presión de la guerra
si podían pagar las s u m a s necesarias p a r a c o m p r a r su posición de sucesión española, f u e r o n purgados i n m e d i a t a m e n t e después
en él. La naturaleza mercantil de la transacción era también, de su final. La nobleza se convirtió de esta f o r m a en u n a no-
p o r supuesto, u n indicio de la relación interclasista establecida bleza militar, identificaba sus intereses con los del E s t a d o que
e n t r e la aristocracia d o m i n a n t e y su E s t a d o : la unificación p o r le concedía posiciones de h o n o r y de beneficio» 36.
m e d i o de la corrupción y no de la coacción p r o d u j o un absolu- En Austria n o había u n a j u s t e tan e s t r e c h o e n t r e el a p a r a t o
t i s m o más suave y m á s avanzado. del E s t a d o absolutista y la nobleza; la heterogeneidad insupe-
rable de las clases terratenientes de los reinos de los Habsbur-
En el Este, p o r el contrario, n o había ninguna burguesía
go lo imposibilitaba. Con todo, t a m b i é n aquí tuvo lugar u n
u r b a n a que p u d i e r a m o d i f i c a r el c a r á c t e r del E s t a d o absolu-
tista, el cual, p o r tanto, n o f u e a t e m p e r a d o p o r u n sector mer- movimiento p r o f u n d o a u n q u e incompleto hacia la creación de
cantil. Ya h e m o s h a b l a d o de la sofocante política a n t i u r b a n a u n a nobleza de servicio. A la reconquista de Bohemia p o r los
de las noblezas p r u s i a n a y polaca. En Rusia, los zares contro- H a b s b u r g o d u r a n t e la guerra de los Treinta Años siguió la sis-
laban el comercio — f r e c u e n t e m e n t e a través de sus propias temática destrucción de la vieja aristocracia checa y g e r m a n a
e m p r e s a s monopolistas— y a d m i n i s t r a b a n las ciudades. A me- de las tierras de Bohemia, en las que se asentó u n a nobleza
nudo, los residentes en las ciudades eran siervos, lo que cons- nueva y e x t r a n j e r a , de fe católica y orígenes cosmopolitas, que
tituía u n caso único. La consecuencia f u e que el h í b r i d o fenó- debía p o r completo sus propiedades y f o r t u n a s a la voluntad
m e n o de la venta de cargos resultó impracticable. Los principios de la dinastía que la había creado. La nueva aristocracia «bohe-
feudales p u r o s h a b r í a n de dirigir la construcción de la maqui- mia» suministró a p a r t i r de entonces el contingente d o m i n a n t e
35
14
K. W. Swart, Sale of offices in the seventeenth century, p. 96. Rosenberg, Bureaucracy, aristocracy and autocracy, pp. 139-43.
" Carsten, The origins of Prussia, p. 272.
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196 Europa oriental 218 El absolutismo en el Este 113
de c u a d r o s del E s t a d o de los Habsburgo, convirtiéndose así en pesinos e s t a b a n atados a los señores p a r a proporcionarles los
la m á s i m p o r t a n t e base social del absolutismo austríaco. Pero medios con los que cumplir su servicio al Estado. Todas las
el radicalismo a b r u p t o de su construcción desde a r r i b a n o se libertades y privilegios de los que u n súbdito podía gozar le
r e p r o d u j o en las f o r m a s subsiguientes de su integración en la correspondían tan sólo en la medida en que el E s t a d o se las
m á q u i n a del E s t a d o : el complejo sistema político dinástico diri- p e r m i t í a como p r e r r e q u i s i t o de la función que cumplía a su
gido p o r los H a b s b u r g o hacía imposible u n a cooptación buro- servicio» 3 8 . Pero esto es u n a evocación retórica de las preten-
crática u n i f o r m e y «regulada» de la nobleza p a r a el servicio del siones de la autocracia zarista o samoderzhavie, y n o u n a des-
absolutismo 3 7 . Las posiciones militares p o r encima de ciertos cripción de la verdadera e s t r u c t u r a del Estado: las realidades
rangos y tras d e t e r m i n a d o s períodos de servicio conferían títu- prácticas de la formación social rusa estaban muy lejos de co-
los nobiliarios de f o r m a automática, p e r o n o surgió ningún r r e s p o n d e r al omnipotente sistema político sugerido en este
vínculo general o institucionalizado e n t r e el servicio al E s t a d o p á r r a f o . La teoría ideológica del absolutismo r u s o nunca coin-
y el o r d e n aristocrático, lo q u e significó la decadencia final de cidió con sus poderes materiales, que siempre f u e r o n m u c h o
la fuerza internacional del a b s o l u t i s m o austríaco. m á s limitados de lo que los observadores occidentales —pres-
E n el m á s primitivo m e d i o social de Rusia, los principios tos a m e n u d o a las exageraciones propias de los viajeros— ten-
de u n a nobleza de servicio h a b r í a n de llegar m u c h o m á s lejos dían a creer. Con todo, si se a d o p t a u n a perspectiva europea
incluso q u e en Prusia. Iván IV p r o m u l g ó en 1556 u n decreto comparativa, la peculiaridad del complejo servicio moscovita es
q u e hacía obligatorio p a r a todos los señores el servico militar, innegable. A finales del siglo X V I I y principios del XVIII, P e d r o I
y d e t e r m i n a b a el c u p o exacto de soldados que debía suminis- radicalizó todavía m á s sus principios normativos. Al mezclar
t r a r cada u n i d a d de tierra, con lo q u e se consolidaba la clase las tierras condicionadas y hereditarias, Pedro I asimiló las
pomeshchik de nobleza media que había comenzado a a p a r e c e r clases pomeshchik y boyar. A p a r t i r de entonces, todos los
b a j o su predecesor. A la inversa, sólo las p e r s o n a s al servicio nobles debieron convertirse en servidores p e r m a n e n t e s del zar.
del E s t a d o podían poseer legalmente la tierra en Rusia a p a r t i r La burocracia del E s t a d o se dividió en catorce rangos; los ocho
de este decreto, con excepción de las instituciones religiosas. superiores implicaban u n a condición noble hereditaria, y los
Este sistema n u n c a alcanzó en la práctica la universalidad ni la seis inferiores u n a condición aristocrática n o hereditaria. De
eficacia que se le confería en la ley, y n o acabó en absoluto esta f o r m a , los rangos feudales y la j e r a r q u í a b u r o c r á t i c a se fun-
con el p o d e r a u t ó n o m o de la a n t e r i o r clase p o t e n t a d a de los dieron orgánicamente: el m e c a n i s m o de la nobleza de servicio
boyardos, que mantuvieron sus tierras como posesión alodial. convirtió en principio al E s t a d o en un simulacro de la estruc-
Pero, a p e s a r de los m u c h o s vaivenes y retrocesos, los sucesores t u r a de la clase terrateniente, b a j o el p o d e r centralizado de su
de Iván h e r e d a r o n y desarrollaron la o b r a de éste. Blum hace delegado «absoluto».
el siguiente c o m e n t a r i o sobre el p r i m e r soberano Románov: «El
E s t a d o que Miguel f u e llamado a gobernar constituía u n tipo
único de organización política. E r a u n E s t a d o de servicios, y el
zar era su soberano absoluto. Las actividades y obligaciones de
todos los súbditos, desde el m á s grande de los señores hasta
el m á s í n f i m o de los campesinos, e s t a b a n d e t e r m i n a d a s p o r el
E s t a d o de a c u e r d o con sus propios intereses y políticas. Todos
los súbditos e s t a b a n obligados a d e t e r m i n a d a s funciones espe-
cíficas que se p r o g r a m a b a n p a r a p r e s e r v a r y engrandecer el
p o d e r y la a u t o r i d a d del Estado. Los señores e s t a b a n obligados
a p r e s t a r servicio en el e j é r c i t o y en la burocracia, y los cam-
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Schwarz afirma, sin embargo, que la vieja y alta nobleza del Es-
tado de los Habsburgo debía fundamentalmente su poder al servicio en
el Consejo Privado imperial durante el siglo xvii: The imperial Privy
Council in the seventeenth century, p. 410. " Jerome Blum, Lord and peasant in Russia, p. 150.