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La Inteligencia Emocional y las relaciones intrapersonales en el éxito

académico
Nuestra sociedad actual sufre diversos cambios como consecuencia de la globalización
en el sector económico, político y sociocultural. Es por ello, que para afrontar estas
cambiantes situaciones con eficacia, debemos desarrollar y utilizar nuestras habilidades
y competencias personales, sociales y profesionales (habilidades blandas),
empoderándonos de la situación y generando un cambio social.

En la publicación “Inteligencia emocional y competencias emocionales en educación


superior, ¿un mismo concepto?”, Fragozo Luzuriaga (2015) menciona que la
Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura
(UNESCO), a través del informe Delors (1997) y la Organización para la Cooperación
y Desarrollo Económico (OCDE), a través de su informe DeSeCo, refieren que, para
cubrir exitosamente las actuales demandas del campo laboral, es necesario que las
personas estén formadas integralmente, es decir, personas que combinen asertivamente
el conocimiento académico con las habilidades sociales y afectivas, enfocándose en la
resolución de problemas (muchas de las investigaciones apuntan a que la Inteligencia
Emocional (IE) mantiene una estrecha relación con la Inteligencia Cognitiva, en los
procesos de enseñanza- aprendizaje).

Para entender mejor, veamos un ejemplo en el ámbito educativo: un docente o un


alumno que desarrolla su IE posee empatía y actitudes positivas, lo cual lo beneficiará a
lo largo de su vida y en los procesos de enseñanza-aprendizaje en…

 la toma de decisiones (decisiones más objetivas y acertadas).


 en el planteamiento de estrategias para resolver problemas.
 en el desarrollo de sus relaciones interpersonales (estas se tornarán positivas
frente cualquier eventualidad).

La Teoría de las Inteligencias Múltiples: el origen de la Inteligencia Emocional

Según Mora (2007) y


Molina (2017), en 1983,
Howard Gardner
desarrolló la Teoría de
las Inteligencias, en la
cual conceptualizó la
inteligencia como
múltiples potencias que
una persona puede
desarrollar (cada persona
puede desarrollar una
inteligencia más que otra,
a su propio ritmo,
dependiente de su
entorno real inmediato).
Puede desarrollarlas
todas o un grupo de ellas.
Molina, G., 2017
El término Inteligencia Emocional

Según Fernández-Berrocal y Extremera (2009), en 1990, Salovey y Mayer dieron a


conocer este concepto. Fue en ese momento, que varios investigadores comenzaron a
buscar cuál era la relación entre las habilidades emocionales y el concepto efímero y
subjetivo de felicidad.

Según Contini (2005), fue en 1995 que Daniel Goleman, psicólogo estadounidense,
definió la IE como el grupo de habilidades personales que rigen a una persona,
habilidades que deberían formar su buena conducta y conllevarlo al éxito (en cualquier
campo).

Para poder entender mejor, dividió la IE en intrapersonal e interpersonal. Ambas son


habilidades, en las cuales se manejan y controlan las emociones. En el primer grupo, la
IE es aplicada hacia nosotros mismos y en el segundo grupo, se aplica hacia las demás
personas. Adicionalmente, en la inteligencia interpersonal juegan papeles importantes
la empatía y las habilidades sociales.

Con el pasar de los años, surgieron varios autores y teorías que se alejaban un poco de
lo expuesto por los autores antes mencionados, pero, según Contini (2005), fue en
1997, que Reuven Bar-On encontró semejanzas con el modelo planteado por
Goleman.

Contini explica que Bar-On definió un modelo en el que consideró la IE como un


conjunto de capacidades emocionales (intra e interpersonales) que influyen
directamente con nuestro modo de afrontar situaciones difíciles (estrés) en nuestro
entorno. Dividió las capacidades en: habilidades intrapersonales, habilidades
interpersonales (coincidiendo con Goleman), manejo del estrés, adaptación al entorno y
estado de ánimo positivo.

Entonces, en base a estos modelos, podemos entender la Inteligencia Emocional como


la agrupación de habilidades o capacidades para autoreconocer, autocomprender y
autoentender emociones en nosotros mismos y en los sentimientos hacia las demás
personas. Desarrollando nuestra IE, nuestra conducta se volverá reflexiva y consciente
de cada emoción que surja en nosotros mismos. Asimismo, nuestra capacidad de
automotivación, de control (impulsos) y el desarrollo de la empatía se promueven con
este proceso.

Analicemos esto con un caso práctico. Por ejemplo, en el ámbito educativo, cuando un
maestro aplica su Inteligencia Emocional (IE), logra formar seres humanos plenos y
exitosos, capaces de gestionar eficazmente sus procesos de aprendizaje y de aplicar
estos procesos a diferentes situaciones de la vida, ya que no solo le trasladará
conceptos y métodos, sino que se enfocará en sus emociones (especialmente las
positivas) para impulsarlos a lograr metas. Este ejemplo puede aplicarse en diferentes
ámbitos (laboral, educativo, familiar), pues el objetivo del desarrollo y aplicación de la
IE es garantizar que nos convirtamos en seres humanos plenos y motivemos a las
personas que nos rodean a serlo también.
Dos modelos de inteligencia enfrentados: el Modelo de las Habilidades Mentales
vs. el Modelo Mixto de la Inteligencia Emocional
Modelo de las Habilidades Mentales

Según Contini (2005), en 1997,


Mayer y Salovey fueron capaces de
dividir las habilidades emocionales
de una persona en cuatro aspectos
(podemos verlas en el cuadro de la
derecha); además de ello, Contini
indica que en el año 2000, Salovey y
Caruso consideraron la inteligencia
y la emoción como conceptos
dependientes.

En la actualidad, de acuerdo con las


distintas investigaciones psicológicas,
sabemos que las emociones de una
persona nos dan información valiosa
acerca de su intelecto y
comportamiento intelectual.

Modelo Mixto de la Inteligencia Emocional


Reuven Bar-On (1997), citado por Contini (2005), intentó responder la incógnita: ¿por
qué algunas personas son más “inteligentes” que otras? Para dar respuesta a esta
interrogante, Bar-On planteó la posibilidad de que las personas “exitosamente
inteligentes” poseen cinco áreas que las diferencian de las personas que no han
desarrollado su IE. A continuación, veremos estas áreas, con algunos ejemplos,
referenciadas de la publicación de Díaz (2014).

 Percepción de uno mismo: una persona con éxito en el desarrollo de su IE posee un


autoconcepto positivo (autoestima sana); también posee autoconciencia emocional
(es cuando reconoce y comprende sus propias emociones y tiene una proyección del
impacto que pueden causar sus pensamientos y acciones).

Por ejemplo, si tenemos buena autoestima y creemos en nosotros mismos, podemos


lograr establecer metas y objetivos a corto plazo. Si nuestra autoestima y confianza
no son buenas, entonces no seremos capaces de creer que podemos lograr objetivos
y generaremos, en nosotros, sentimientos de tristeza.

 Expresión de uno mismo: esta área está representada por el estado de ánimo
general de una persona o el llamado “humor”.

Por ejemplo, si estamos de buen humor nuestras energías se van a enfocar en querer
desarrollar actividades de la mejor manera posible. Si estamos de mal humor, nos
aislaremos, no querremos hablar con nadie y nuestros objetivos quedarán
suspendidos hasta que nuestras propias emociones nos permitan avanzar.
 Componente Interpersonal: esta área acoge las relaciones interpersonales. Una
persona que desarrolla su IE, logra relacionarse con empatía y considera la
responsabilidad social de sus acciones.

Por ejemplo, si sabemos comunicarnos amigablemente con los demás, podremos


participar adecuadamente en un foro de un curso virtual; lograremos afianzar lazos
y también podremos realizar trabajos grupales (relación benéfica). Si no podemos o
no queremos ser empáticos, y nos relacionamos de mala manera con los demás
participantes de un foro de un curso virtual, nadie querrá interactuar con nosotros,
no obtendremos la retroalimentación necesaria y, como consecuencia, nuestro
aprendizaje se detendrá.

 Toma de decisiones: una persona que emplea su IE resuelve problemas conservando


la objetividad, sin permitir que cualquiera de sus emociones alteren su percepción,
alejándolo del problema real.

Por ejemplo, ante un conflicto en un foro de un curso virtual, si sabemos abordar un


conflicto con calma, podremos solucionarlo objetivamente mediante el diálogo. Sin
embargo, si nos alteramos y perdemos la calma, lo único que lograremos será
escribir sin pensar en las consecuencias, enfrentarnos a otra persona aplicando un
lenguaje inapropiado y pudiendo perder la oportunidad de aprender si nuestro tutor
o administrador toma la decisión de separarnos del grupo de estudio.

 Manejo del estrés: al desarrollar la IE, una persona es capaz de controlar sus
impulsos y ser flexible para poder adaptarse positivamente ante alguna situación que
no sea de su completo agrado (tolerancia a situaciones de estrés).

Por ejemplo, ante una situación de tensión en un debate de un foro virtual, está en
nosotros tomar la decisión de manejar el estrés o dejarnos llevar por el agobio.
Podemos emplear alguna técnica que nos pueda relajar (contar hasta diez, hacer
una serie de respiraciones) y luego tomar decisiones con objetividad para poder
responder correctamente.

Finalmente, indica Contini (2005) que Bar-On combinó las habilidades mentales con la
independencia personal, la autoobservación y los estados de ánimo, determinando un
modelo mixto.
La inteligencia emocional se aprende y se puede potenciar

De acuerdo con la publicación de Sabater (2017),


en 1995, Goleman explicó públicamente que parte
de nuestra habilidad para aprender y desarrollar la
IE se encuentra predispuesta en nuestra genética,
pero existen factores externos que pueden activarla
o desactivarla (cualquier estímulo, práctica
continuada y aprendizaje metódico creará cambios
en nuestra IE). Estos factores externos dependen
directamente del entorno socioemocional en el que
crezcamos y en el que seamos educados. Es por ello
que los primeros años de educación son
considerados los más importantes en la formación de una persona.

Según Contini (2005), para el año 2000, Daniel Goleman presentó una tercera
perspectiva sobre la IE en un modelo de cinco áreas donde trabajó en la
autoconciencia, autocontrol, automotivación, en la conciencia social y en las
habilidades interpersonales.

Conceptos afines a la Inteligencia Emocional


De acuerdo con la investigación de Roca (2013), existen dos conceptos que están
íntimamente relacionados con nuestra IE y son primordiales para que podamos
desarrollarla. Hemos mencionado estos conceptos a lo largo de esta lectura, pero
ahora desarrollaremos cada uno de ellos. El primer concepto hace referencia a la
autoestima y el segundo concepto se refiere a las habilidades sociales.

 Autoestima sana.- este es un concepto que nace de la unión de la autoestima


verdadera y la autoestima óptima.
 La autoestima verdadera son los sentimientos de autovalía (valgo solo por existir)
positivos, los cuales se generan al lograr satisfacer nuestras necesidades básicas
de autonomía, competencia y relación.
 La autoestima óptima es la actitud positiva que empleamos hacia nosotros
mismos y se basa en nuestra autenticidad.

 Habilidades sociales.- son habilidades que poseemos para poder interrelacionarnos


con los demás, sintiéndonos a gusto y haciendo que la contraparte también se sienta
bien. Estas habilidades también las podemos emplear en el logro de metas, como
herramientas para superar los obstáculos.

Entonces, intentemos crear una relación entre autoestima sana, habilidades sociales e
Inteligencia Emocional; vemos que estos complementos sociales involucran actitudes
positivas que aplicamos en nosotros mismos y proyectamos hacia las demás personas.
Tanto la autoestima sana y las habilidades sociales las podemos adquirir con los años,
desarrollarlas con nuestro propio estilo y mejorarlas para obtener relaciones positivas
con nuestro entorno.
La Inteligencia Emocional en el ámbito educativo
De acuerdo con las nuevas propuestas y tendencias pedagógicas, es necesario que
todos los actores involucrados (especialmente los docentes) generen autocompromiso
para desarrollar apropiadamente su propia Inteligencia Emocional y que sean capaces
de expresar sus sentimientos hacia sus alumnos y hacia sus pares (según sea el caso),
demostrando respeto; deben ser capaces de proponer estrategias de automotivación,
de controlar sus estados de ánimo negativos y manejar las diferentes emociones que
surjan en el arduo camino de la enseñanza.

Las personas emocionalmente inteligentes se caracterizan por resaltar los aspectos


positivos de cualquier situación, valorando y enfocándose en los aciertos, en las
cualidades y sobre todo anteponiendo el esfuerzo antes que los resultados.

De nada sirve un resultado cuantitativo (una nota, una calificación, un ascenso), si el


camino no fue de aprendizaje y de desarrollo emocional positivo, donde el docente o
estudiante hayan demostrado estar realmente involucrados y autocomprometidos con
su meta.

Podemos trasladar este ejemplo y aplicarlo en las relaciones laborales, por ejemplo,
entre coordinador-especialista, director-coordinador, etc.

Veamos un ejemplo en el campo de la formación virtual.

Un especialista que decide llevar un curso virtual se compromete consigo mismo a


invertir ese periodo en su aprendizaje. Sabe que hay normas que debe respetar
(netiqueta) y está dispuesto a hacerlo.

Comprende que el curso virtual dispone de foros de debate en cada módulo y ello
exige practicar el respeto hacia los otros, además del autocontrol en caso que el debate
saliese de control. Es ahí cuando aplica estrategias que evidencian su Inteligencia
Emocional.

Si el curso que eligió tiene tutor, esperará la retroalimentación correspondiente que


refuerce su trabajo y lo motive. Tanto tutor como participante están comprometidos y
siguen códigos de comportamiento adecuados.

Si el curso es autoformativo, esperará la retroalimentación de sus compañeros en los


debates para generarse autoconfianza y culminar el curso. Todos los participantes
muestran respeto entre sí.

En este ejemplo, la suma de estos comportamientos se enfocan en la culminación


exitosa de un curso virtual, y demuestran cómo manejar una situación aplicando la IE.
Habilidades de las personas con Inteligencia Emocional desarrollada

Existen ciertas habilidades que se presentan como un patrón en las personas que logran
desarrollar su Inteligencia Emocional, destacándolos de los demás. La mayoría de estas
habilidades se aprenden con rapidez en los primeros años de vida y se perfeccionan
con constancia y convicción a través de los años.

A continuación, veremos cuáles son estas habilidades, de acuerdo con la publicación “9


Habilidades de las Personas con Inteligencia Emocional” (Mayoral; s.f):

Acciones para incrementar la Inteligencia Emocional

Finalmente, proponemos una serie de acciones que pueden servir para nutrir nuestra
Inteligencia Emocional.

 Desarrollemos y apliquemos nuestro lenguaje emocional de forma asertiva: no


basta con que mencionemos la emoción que tenemos en ese momento, por
ejemplo:

Buenos días: estoy feliz de participar en este curso…

Debemos explicar el porqué de nuestra emoción.

¡Hola a todos! Estoy feliz de participar en este curso virtual porque de acuerdo con lo que
he podido leer en el sílabo los contenidos me ayudarán en mi práctica docente y podré
tener mejores resultados.
 Reconozcamos las emociones que hay detrás de cada uno de nuestros actos:
antes de realizar una acción debemos ser conscientes de la emoción que
tenemos en ese momento. En momentos de alegría podremos prometer cosas
que luego no seremos capaces de cumplir. De manera opuesta, en un estado de
molestia podemos decir o escribir cosas de las que nos arrepentiremos a los
pocos minutos.

Por ejemplo, si mi tutor del curso virtual hizo una observación y considero que
no tiene la razón, nosotros podemos decidir cómo afrontamos esta situación y
qué le trasmitiremos en un correo electrónico o en un mensaje privado.

Situación 1: Buenos días tutora Gladys: Le escribo para agradecerle el haberse tomado el
tiempo de revisar mi tarea y haber hecho observaciones. He revisado cada punto y lo he
cotejado con mi tarea y me permito contrariarla en el punto 3. De acuerdo al manual que
está en la plataforma, Módulo I, este punto es exacto a lo que he manifestado.

Le pediría que por favor revise una vez más, ya que tal vez con el apuro no lo pudo leer
bien.

Gracias por sus atenciones.

Situación 2: Buenos días tutora: Le escribo para informarle que USTED está equivocada y
me parece muy mal que me haya escrito por un error suyo.

Sea cuidadosa y revise bien, si no me tendré que salir de este curso virtual.

 Seamos capaces de entender el comportamiento de los demás, y las emociones


ajenos aplicando la empatía: a veces es complicado ponerse en el lugar de la
otra persona, pero si lo hacemos lograremos mejores resultados, tanto en lo
profesional como en lo personal.

Por ejemplo, estamos llevando un curso virtual y en nuestro grupo participa un


compañero que siempre está activo y realiza buenas intervenciones. Hace una semana,
ingresa con poca frecuencia al foro y sus aportes son muy breves y termina mencionando
puntos de otro tema. Aquí tenemos dos maneras de actuar.

La primera forma es ignorar el asunto y hacer como si nada pasara, pensar que ya
participará cuando corresponda y que en algún momento volverá a expresarse de
manera lógica. Esta forma no nos hace personas empáticas y demostramos que no nos
interesa el bienestar de alguien más.

La segunda forma es que le enviemos un mensaje para saber si le sucede algo o en qué
podemos ayudarlo. Si tiene serios problemas tal vez podamos hablar con el tutor o la
tutora para ver cómo podemos ayudarlo y pueda cumplir su meta, que es terminar el
curso virtual.
 Controlemos nuestros pensamientos y nuestra forma de actuar: las emociones y
el no saber controlarnos nos pueden jugar una mala pasada. A veces, en
situaciones de molestia solemos ser muy subjetivos y juzgamos sin pensar cómo
puede repercutir en la otra persona.

Situación 1: Llevamos un curso virtual y en el último módulo nos solicitan realizar un


trabajo grupal. Para comunicarnos usamos el foro, los correos electrónicos personales y
mensajes de texto al celular.

A uno de nuestros compañeros le toca compilar el material y armar un solo documento.


Cuando lee los contenidos se da cuenta que los materiales son correctos, pero a él no le
gusta (percepción) y envía un mensaje al foro increpándole a la persona que envió ese
material que su trabajo está mal hecho y que lo considera “horrible”.

Finalmente, decide quitarle ese material y colocar en su reemplazo un material que para
su gusto es mejor. Estas acciones las realiza sin el consenso del grupo.

¿Qué nos dice esta situación? Como primer punto podemos darnos cuenta que
no controlamos nuestro pensamiento y hemos perdido las formas de
expresarnos correctamente, pues enviamos un mensaje totalmente fuera de
control, solo porque no es lo que nosotros queremos que sea, sin pensar que
estamos dirigiéndonos a un profesional igual que nosotros. En segundo lugar,
nuestra manera de comportarnos resalta nuestra peor parte, demostrando
irrespeto al grupo y al participante a cargo de ese contenido. Asumimos que era
lo correcto cambiar ese contenido y así lo hicimos.

Situación 2: Llevamos un curso virtual y en el último módulo nos solicitan realizar un


trabajo grupal. Para comunicarnos usamos el foro, los correos electrónicos personales y
mensajes de texto al celular.

A uno de nuestros compañeros le corresponde compilar el material y armar un solo


documento.

Al leerlo se da cuenta que hay contenidos que son incorrectos y no le gustan


(percepción). Piensa qué hacer y decide enviar un correo electrónico al compañero que
tiene a su cargo ese contenido. En ese correo le explica cómo puedo mejorar su aporte,
los puntos que debe ajustar y le indica un plazo prudencial para enviar nuevamente el
contenido.

¿Qué me dice esta situación? Como primer punto nos damos cuenta que hemos
controlado nuestros pensamientos y emociones y enviamos un mensaje amable
para que se pueda lograr el objetivo que era enviar el trabajo final. En segundo
lugar, nuestra manera de comportarnos resalta nuestro autocontrol y buena fe
para que todos los implicados logren su objetivo.
 Expresemos nuestras emociones asertivamente: para poder ser asertivos
debemos ser empáticos.

Supongamos que en un curso virtual debemos resolver el cuestionario de evaluación en


una fecha determinada. Uno de nuestros compañeros no lo puede realizar porque vive en
una localidad lejana y no cuenta con Internet; solo accede cuando va al centro de la
ciudad, tomando un bus por 3 horas y media. Al día siguiente, cuando logra ingresar,
comenta en el foro que no pudo rendir su evaluación y que la tutora no considerará una
evaluación extemporánea. Su mensaje indica que se siente apenado porque no quería
que su promedio se afecte debido a este incidente. Uno de nuestros compañeros
responde su mensaje diciendo que no importa, que solo es una evaluación, que quedan
dos más por realizar que no tiene por qué ser dramático.

Esto, por ejemplo, no muestra asertividad en lo absoluto. Debemos entender lo


importante que era para nuestro compañero lograr sus metas en cada Módulo y
por un factor ajeno a él (no encontrar bus para el centro de la ciudad), no pudo
cumplir un objetivo inmediato. Lo correcto es responder el mensaje
sensibilizándonos con nuestro compañero y dándole ánimos para que recupere
el entusiasmo y continúe el curso virtual hasta el final.

 Aprendamos a automotivarnos y a luchar por nuestros objetivos: seamos capaces


de ponernos metas diarias que nos lleven a lograr un gran objetivo.

Por ejemplo, para un especialista es importante llevar un curso virtual que acredite las
habilidades que emplea diariamente. Para él, la asignación de proyectos y funciones es
importante y hará lo que esté a su alcance para lograrlo. Su meta a corto plazo será
llevar el curso con el cual comprobará sus habilidades y además podrá obtener más
proyectos a su cargo.

En el curso virtual, el papel que juegan nuestros compañeros de foro o de


nuestro tutor o tutora (cursos con tutoría) será fundamental para nuestra
motivación, pues aprender en un ambiente grato nos ayuda a concentrarnos en
nuestras metas.
Referencias:

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