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La fundamentación de la Ética

Una pregunta fundamental es si puede existir una ética natural sin Dios, son muchos
los que así lo pretenden.

1. La autonomía de la conciencia:
Es frecuente que, cuando se habla de la ética, se apele a la conciencia como fuente de
la misma: "cada cual tiene su conciencia". Kant habló de una autonomía de la
conciencia moral. No aceptaba que la moral se fundara en el premio a recibir ni en la
objetividad, buscaba una moral que fuera absolutamente autónoma, meramente
formal, fundada en el imperativo categórico. Este imperativo tiene dos expresiones:

- Trata siempre a la persona como fin y no como medio.

- Obra de tal modo que tu obrar pueda erigirse en norma universal.

El principio de la autonomía es, pues, no elegir de otro modo sino de éste: que las
máximas en la elección en el querer mismo sean al mismo tiempo incluidas como ley
universal. La conciencia no obliga por sí misma, sino porque refleja la verdad, Es la
verdad la que obliga a través de ella.

No podemos olvidar que la conciencia, como regla inmediata y subjetivo del obrar
moral, depende de la norma moral objetiva. La fuente de la obligación no radica en la
conciencia sino en la verdad a la que se subordina, de ahí que, si es verdad que cuando
uno obra con conciencia recta no peca, es también verdad que tiene obligación de
hacer verdadera su conciencia adaptándola a la verdad.

2. ¿El amor o la norma?


Es el amor el que justifica las acciones y el que las hace buenas, las normas morales o
preceptos concretos no tendrían valor absoluto, serían como ejemplos de lo que el
amor le puede pedir a uno en un momento determinado, pero nada más. Son normas
que dependen culturalmente de un momento determinado, y por ello mismo pueden
cambiar, lo que importa es el amor.

La pretensión de que el evangelio relativiza la ley, se trataría de una moral de la alianza


de una unión afectiva con Dios que despreciaría la ética y la ley natural como algo
superado por la nueva ley del evangelio. Se trata sencillamente de querer encontrar
una posición entre la ley que mata y el evangelio que libera. La contraposición entre la
ley y el espíritu no es ni evangélica ni paulina, nos hacemos esclavos de la ley y sólo la
gracia de Cristo nos puede liberar y nos puede dar la capacidad de cumplir la ley en
todas sus exigencias.
Es cierto que en el nuevo testamento el cumplimiento de la Ley tiene que estar
conducido e informado por el amor de caridad; pero el amor no suprime la ley, al
menos en las exigencias fundamentales que encontramos en el decálogo. Un amor
incondicionado, por otro lado, sin el criterio objetivo de la ley, podría dar lugar a una
moral subjetivista e interesada.

3.¿Persona o naturaleza?
La categoría que más se usa es la de moral personalista, se trataría de una concepción
de la persona que se hace a sí misma, que construye los valores por sí misma en el
momento en el que elige, la persona se hace, no esta hecha por la naturaleza que Dios
le ha dado en la creación.

En realidad, lo que ha tenido lugar en gran parte del proceso de la teología moral
actual es un giro antropocéntrico en el sentido kantiano; es decir, se olvidan las
exigencias de la naturaleza del hombre, de la naturaleza que Dios ha dado y conferido
a cada hombre y que constituye la base de toda moral, para pretender que es el
hombre el que interpreta dese sí mismo el valor moral. La ética ha de basarse, se dice,
en la autonomía de la persona humana, de modo que es posible una ética laica que no
sea religiosa.

Es el hombre el que establece la ética desde sí misma interpretando la norma desde su


propia autorrealización. Se pretende una ética personalista sin referencia alguna a
Dios, una ética totalmente autónoma y laica. La referencia a Dios puede ser un
momento posterior, que es añadido por el creyente.

Quitar a una persona su naturaleza es dejarla y hacerla inexistente, no existe persona


sin naturaleza. La persona humana gestiona una naturaleza compuesta de cuerpo y de
alma y es precisamente porque el hombre es de naturaleza espiritual.

Allí donde el hombre es concebido sólo como materia corporal, no se posee


fundamento para la dignidad de la persona humana y puede ser instrumentalizada en
cualquier momento. Allí donde la persona humana es considerada como un todo
unitario de dimensión espiritual-corporal, no podría ser utilizada como un
instrumento. Si el hombre no fuera más que materia, no habría moral. La moral se
funda proximamente en la dignidad espiritual de la persona humana, que no puede ser
instrumentalizada como si fuera pura materia. A hora bien, la espiritualidad del alma
nos hace ver que ésta no puede ser engendrada, sino que viene directamente creada
por Dios e infundida en las células preparadas por los padres. Es Dios, el fundamento
último de la moral, alma humana y Dios creador de la misma están en una relación
directa.
4. La opción fundamental
Hoy en día se defiende una moral de actitudes y de opción fundamental, en contra de
la moral de los actos. Según varios autores, los actos no son capaces de configurar la
vida moral, la persona moral dependería más bien de la actitud general que se toma
ante los valores y de la opción fundamental que se hace ante ellos. E n este sentido,
sería más bien una moral de fines y de intenciones.

La opción fundamental, sería aquella en la que el hombre decide su relación con Dios y
a todos los valores. El hombre decide su comportamiento básico ante Dios, la vida y los
demás hombres, en este sentido, cabe nombrar el pecado mortal. Se han distinguido
así tres tipos de pecados:

- leves (simples faltas o defectos)

- Graves (los que la moral tradicional presentaba como mortales)

- Mortales (los que responden a un cambio de opción fundamental)

La teoría de la opción fundamental tiene algo de positivo: cuando una persona se


orienta hacia Dios, el servicio a los demás y el cumplimiento de la ley hace que la
comisión de un acto pecaminoso sea cada vez más difícil. La ética se funda en la
dignidad de la persona humana creada por Dios, tenemos que admitir como
intrínsecamente malo todo aquello que lesiona la dignidad de la persona humana
(matar, robar...), basta con que se realice consciente y libremente: la gravedad y el
desorden provienen y se fundan en el acto en sí por razón de su objeto que es
intrínsecamente malo.

Respecto a la gravedad nos llevaría a concluir que no existe ley natural. Ahora bien, si
la naturaleza humana tiene unas exigencias fundamentales y graves en todos los
hombres debemos admitir la posibilidad de un código de ley natural.

5. El sentido de la libertad
El sentido de la libertad humana. E.Fromm, conduce a los hombres a claudicar de la
libertad conseguida y a buscar refugio en otras instancias que privan al hombre quizás
de libertad, pero le prestan seguridad y amparo. Hay una forma de pensar impuesta
desde la moda y los medios de comunicación social, una continua presión social que
impide la espontaneidad y obliga a la persona a ofrecer la imgen que de ella se espera
mediente un sentimiento inconsciente de autodefensa en el ambiente. El hombre de
hoy vive prisionero de la prisa y de sus ambiciones para conseguir bienes puramente
materiales. El hombre de hoy ha vendido su libertad, prefiere la aprobación por parte
del ambiente y de la cultura a vivir la libertad en todas sus exigencias.
Otro pensador moderno V.Frankl, tuvo que sufrir en su carne los horrores de los
campos de concentración y se pronuncia así: " En las situaciones extremas comos
conscientes de que la vida tiene un sentido único y que en cada momento nos ofrece
la oportunidad de hacer algo que valga la pena." El hombre de hoy ha olvidado la
tradición y con ello los valores que le dicen lo que tiene que hacer, por ello falta el
concepto auténtico de la libertad:"La esencia misma de la existencia humana está en la
capacidad de ser responsables". La felicidad es algo que no se debe buscar nunca
directamente, solo puede venir como consecuencia de haber entregado lo mejor de
nosotros mismos a una causa doble.

P.Valverde sintetizó unos principios del liberalismo positivista del que se dice que es
tolerante no tanto por el respeto a la dignidad de la persona humana sino por la
inseguridad de sus convicciones:

-El positivismo liberal no acepta otro principio de conocimiento que el empírico.

-Niega la existencia del pecado original y la tendencia al mal que se da en el corazón


humano.

-Tiene como fin el establecimiento de un paraiso aquí en la tierra.

-No niega la existencia de Dios

-La moral es absolutamente autónoma tal como lo establece Kant en la "crítica de la


razón práctica".

-No hay ley natural ni concepción objetiva del derecho natural.

Es una libertad, que no tiene otro fin que el máximo disfrute de la vida humana, una
libertad que en el fondo tendría que ser corregida por la revolución marxista y que
tendrá que ser corregida perpetuamente porque es la libertad del narcisismo, la
libertad del hedonismo. La libertad no libera, libera la verdad.

La libertad es un instrumento necesario e imprescindible en toda acción humana, pero


lo es sólo como instrumento en orden a seguir las exigencias auténticas de la verdad. Si
no es con la verdad, la libertad pierde su propio rumbo y su propio sentido.
Iglesia (capítulo 12)
Cristo puso las bases de la Iglesia y la dotó de unas ventjas que la hacen reconocible a
través de los siglos, Es una iglesia apostólica que mediante la sucesión de los obispos
mantiene la identidad con los orígenes. El origen último es la trinidad: designio
salvífico del Padre, realizado en Cristo, que dió comienzo a la iglesia con su predicación
y su muerte y resurrección. Esta iglesia nos garantiza la presencia y salvación de Cristo
por medio del Espíritu. Cristo confirió a los apóstoles la tarea de enseñar que se
perpetúa en los obispos por la sucesión apostólica. Tenemos fundamentado el
magisterio de los obispos y del papa.

La iglesia es el fruto del designio salvífico de la Trinidad sobre toda la humanidad.

1. Definir la Iglesia:
Es imposible definir la Iglesia y su misterio con una sola imagen así que ninguna imagen
es definitiva. Cuando la reforma protestante insistió en el caracter invisible y espiritual
de la Iglesia, los teólogos católicos tuvieron que acentuar su aspecto exterior y
jerárquico. Tras varias definiciones de autoresse deduce que en toda definición quede
algún aspecto olvidado (aspecto de misión o se propicia un cierto igualitarismo que no
garantize la diversidad de ministerios y estados).

La iglesia es comunión, este concepto es positivo siempre que esta comunión de fe y


vida tenga como fundamento y garantía constantes a la jerarquía, en nombre de
Cristo, cabeza del cuerpo místico.

Las imágenes de cuerpo de Cristo y pueblo de Dios se funden y complementan y la


imagen de sacramento nos permitirá comprender su misterio.

2. La Iglesia, cuerpo de Cristo


La imagen de cuerpo significa realidades de tipo humano, de orden moral o jurídico,
San Pablo usó esta metáfora para significar el ser de la iglesia (pese a que el cuerpo
tiene muchas partes es sólo uno como Cristo).

Esta imagen expresa, la idea de diversidad de funciones y cometidos de la iglesia al fin


de la salvación. La iglesia es cuerpo de Cristo porque nos hace partícipes de su mismo
Espíritu por medio de los sacramentos participamos en la vida de Cristo

- Bautismo: incorporación a Cristo

-Eucaristía: Sacramento de la plena incorporación a Cristo.


La idea de eucaristía-iglesia. No hay iglesia sin eucaristía, la eucaristía simboliza la
estructuración de la misma según los diversos dones y funciones que cada uno tiene
de ella. No todos tienen la misma función en la eucaristía porque no todos tienen la
misma función en la iglesia. Unos son miembros del cuerpo de Cristo y como tales,
aportan su ofrenda a la eucaristía y ofrecen también su ofrenda junto con Cristo
sacerdote y víctima. Otros representan la persona de Cristo en cuanto cabeza del
cuerpo místico, para hacer presente el sacrificio de Cristo sobre el altar.

En la iglesia se congregan los fieles por la predicación del evangelio de Cristo y se


celebra el misterio de la cena del Señor, sin el símbolo de caridad y unidad del cuerpo
místico de Cristo no hay salvación. La presencia de Cristo de unidad a la Iglesia
(llegamos a ser cuerpo de Cristo porque nos alimentamos de su cuerpo personal).

La imagen de Cristo cabeza, lo cual quiere decir 2 cosas:

-de él desciende todo el influjo vital a los miembro. De Cristo desciende, pues, como
de la cabeza, toda la vida de los miembros de la iglesia.

-Cabeza como primero, la autoridad. Cristo sigue siendo la cabeza de su cuerpo y es


representado por aquellos que obran "in persona Christi".

La iglesia esta configurada por una estructura ordenada a la comunicación de la vida


de Cristo según el Espíritu. Hay diversidad de funciones dentro del cuerpo místico y
cada una contribuye al bien del conjunto. Cristo cabeza y los miembros se unen a él,
pues él unifica haciéndoles partícipes de un mismo Espíritu. Uno y el mismo es el
espíritu de la cabeza y de los miembros, pues lo que el Espíritu hace en la iglesia es lo
mismo que el alma al cuerpo del hombre, es el espíritu al cuerpo de Cristo, que es la
iglesia.

Si la iglesia es y aparece como cuerpo de Cristo podríamos llegar a la conclusión: la


Iglesia necesita a Cristo, no es nada sin él. S in Cristo como cabeza, sin Cristo actuando
a través de los sacramentos, sería una reunión incapaz de salvación, Cristo necesita a la
iglesia.

3.La iglesia, pueblo de Dios:


La imagen preferida del Vaticano II para hablar de la iglesia ha sido pueblo de Dios, el
concilio presentó a la iglesia como pueblo de Dios antes de hablar de la jerarquía, ya
que la jerarquía es un servicio (establecido por Cristo y necesario en la iglesia), pero
que sólo tiene sentido dentro del pueblo.

No significa que la autoridad de la iglesia sea una delegación de la comunidad, es una


representación de Cristo como cabeza del cuerpo místico. La imagen del pueblo de
Dios ha sido recuperada porque tiene la ventaja de presentar la dignidad de todos los
miembros bautizados y porque permite afianzar la naturaleza comunitaria e histórica
de la iglesia.

La intención de Cristo es relacionar su iglesia con el pueblo de Israel, este es el pueblo


de Dios, tiene como su origen la vocación de Dios: un pueblo que Cristo se ha
adquirido con su sangre, que ha de ser santo, como corresponde a un pueblo que es
propiedad de Dios. Es, pues, un pueblo que no nace de la decisión de sus miembros
sino de la vocación de Dios.

La iglesia era consciente de que formaba el nuevo pueblo de Dios, el nuevo pueblo se
forma en la nueva alianza de la sangre de Cristo, es inseparable de la imagen del
cuerpo místico. Al nuevo pueblo de Dios se incorporan ciertamente los hombres por
medio de la fe y del bautismo.

Este pueblo de Dios lo forman todos los fieles de Cristo (religiosos, pastores). La iglesia
no es el clero ni es del clero, la iglesia la constituyen los fieles de Cristo, a veces la
tendencia a identificar a la iglesia con la jerarquía, cuando la Iglesia la componemos
todos los bautizados por el hecho de ser bautizados.

Todos los fieles han sido incorporados a Cristo en el mismo espíritu por el bautismo;
por él se hacen partícipes del sacerdocio del señor en la triple función de sacerdotes,
profetas y reyes.

-Los fieles son sacerdotes en cuanto que los miembros del pueblo de Dios son nación
santa y consagrada que ha de ofrecerse a Dios como hostia viva y aceptable.

-En el ser testigos de Cristo es donde radica sumisión profética, profeta es el que habla
en lugar de Dios.

El pueblo de Dios sólo existe como comunión de fieles y pastores, con base común del
bautismo que los incorpora a Cristo, ese pueblo está conformado según la estructura
que Cristo mismo le dio.

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