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Maria del Carmen Aguilar ii FOLKLORE PARA ARMAR Al lector: Las téenicas de andlisis que muestro en este libro han sido elaboradas por m{ a partir de las ensefianzas de mi maestro Francisco Kropfl. Mis intuiciones acerca de la importancia de observar las pereepeiones como punto de partida para un aprendizaje fueron confirmadas y organizadas por su claridad concop- ual y su terminologia rigurosa. A partir de alli, profundicé en la actitud de “ver qué +hay”: escuchar, discriminar percepciones y disfrutar del placer de elaborar explicacionos abarcativas, que cuidé en los detalles, las ambigitedades, las sutilezas. Este libro no es un informe musicolégico. No pretende tanto mostrar cémo son las can- ciones folkléricas sino cémo abordar su andlisis y 6mo utilizar las pautas deseubiertas para improvisar y crear. El maestro —misico sensible ¢ interesado— deberd vigilar cuidadosamente si lo que aqu{ se expone responde a la tradicién de su entorno (que 6 conoce mejer que nadio) ¥ adaptar los detalles del andlisis a esa realidad. Sin duda, encontraré otras versiones de cada cancién, con pequetias o grandes diferencias y, posiblemente, tendré que catalogar datos de interés que aquf no aparecen para hacerlos oir y paucticar a sus aluagnos. Sieste libro despierta esa inquietud, su misién estard eumplida, ? MARIA DEL CARMEN AGUILAR Buenos Aires, noviembre de 1980 u INTRODUCCION Este trabajo tuvo su origen en la inquietud manifestada por numerosos docentes de nuestro medio, respecto del escaso interés que muestran sus alumnos por las canciones follelbrieas. Una causa de ese desintorés puede quiza relacionarse con la metodologia empleada habitualmente para la transmisién del material folkl6rico: a rafa de una actitud excesi- vamente (¢ inadecuadamente) “respetuosa’, el docente suele considerar a este material ‘como un producto terminado.que debe ser comunicado de manera textual ¢ inamovible. Lo que fue en su origen una creacién popular, sometida a constante recreacién, se ha transformado en “materia de estudio”, y ya no tiene el dinamismo y la vitalidad que le son intrinsecos. El hecho folklérico es siempre el producto de un medio socio-cultural que envuelve al ‘ereador y le proporciona un marco de referencia: éste toma de su entorno las pautas lite- rarias, ritmicas, melédicas, formales, ote. que constituyen un lenguaje aceptado por la comunidad, y que le permitirén desarrollar su creatividad. Este proceso se da natural- mente en algunas comunidades pequefias. En las grandes ciudades, eq cambio, el “ ‘guaje folldérico” llega al ciudadano a través de los medios de comuniedbicn. Su difusion depende de las politicas culturales (y comerciales) de dichos medios y\pl contacto se ve afectado por el modo mismo de transmisién, que fomenta una actitud de recepeisn pasi va del material. La escuela puede contribuir a la difusién do los elementos tradicionales de la cultura generando una postura activa: se trata de que el misico-educador eneuentre un modo de acereamiento al material folkl6rieo que permita considerarlo no como un producto que se debe consumir, sino como una fuente de creacin artistic. Desde esta éptica, se desarrolla en este libro una propuesta destinada a: —promover un abordaje de la cancién folklérica desde una actitud alerta e investiga- dora; —aprender a ofrla y a identificar sus peculiaridades ritmicas, melédicas, arménicas, formales y literarias; —construir con ellas un pequeiio universo sonore que, de alguna manera, reproduzca la condicién de trabajo del “creador folklérico”; ofrecer un espacio adecuado para que, una vez en posesién de los elementos del len- 18

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