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PROPUESTA DEL ROL

PROFESIONAL EN LA
EDUCACION INCLUSIVA
“Desarrollo
Integral, el fin de la
Educación”

Autores

Alejandra Zambrano, Profesora Diferencial


Margarita Barrios, Psicopedagoga
Eduardo Lara, Psicólogo
Fabián Núñez, Kinesiólogo

1 de Julio 2016, Talca


Índice

Desarrollo Integral de la persona, el fin de la educación. ..............2

Rol Educadora Diferencial en la Educación Inclusiva ..................... 7

Rol del Kinesiólogo en la Educación Inclusiva ............................. 11

Rol del Psicólogo en Educación Inclusiva ..................................... 14

Rol del Psicopedagogo en la Educación Inclusiva ........................ 19

Equipo Multidisciplinario en la Educación Inclusiva .................... 23


Referencias Bibliográficas……………..……………………………….25

1
Desarrollo Integral de la persona, el fin de la educación.

La Educación es el medio para que el hombre se realice en su plenitud y que

representa la manera de resolver los dos problemas biológicos más

fundamentales, la evolución y el desarrollo. El camino evolutivo de la especie

humana ha sido a la vez biológico y cultural, por lo que la especie humana

comenzó a depender de la trasmisión social de los logros culturales, como de

asistir con esos logros el desarrollo humano de cada uno de sus miembros

individuales, es un mecanismo evolutivo orientado no solo a la transmisión de los

logros de la especie, sino a la evolución cultural y por tanto al incremento de esos

logros, lo que se obtiene a través de procesos intencionales de enseñanza y

aprendizaje. Actualmente ya no solo se considera la dicotomía entre enseñanza y

aprendizaje, hoy la relación aprendizaje desarrollo es la que sustenta las nuevas

tendencias de la educación (Molina V, 2006).

Importante destacar que la Educación principalmente está encargada además

de transmitir la cultura, de desarrollar la inteligencia y la mente humana, desarrollo

asistido desde afuera como lo dijo Bruner (desde el entorno, fundamentalmente

intersubjetivo y cultural, construido y en permanente cambio por parte de la misma

especie) (Molina V, 2007). Es así como el desarrollo de la inteligencia alude a la

necesidad de desarrollar destrezas cognitivas, y no una mera transmisión de

contenidos (Molina V, 2006).

2
La segunda tarea es la responsabilidad en los procesos de conversión de un

individuo en sujeto. Podríamos considerar entonces como un mecanismo

humanizador, de construcción de un ser humano (Molina V, 2006).

La educación es entonces, un derecho humano fundamental que permite

desarrollarse como persona, ejercer otros derechos y, en consecuencia, la

ciudadanía. El derecho a la educación, en su sentido más amplio, es el derecho de

todos y todas a una educación de calidad en igualdad de condiciones, desde el

nacimiento y a lo largo de la vida (Mesa Técnica de Educación especial, 2015; Ley

N° 20.911, 2016).

Considerada como derecho fundamental de todos, hombres y mujeres, de

todas las edades y en el mundo entero, por tanto “toda persona tiene derecho a la

educación”, como se plantea claramente en Conferencia Mundial de Educación

para todos, Satisfacción de las necesidades básicas de aprendizaje en año 1990.

El derecho de la educación es entonces fundamentalmente el “derecho” de todos y

cada uno de los individuos a beneficiarse de una educación de calidad, con el

preciso objetivo de sostener y enriquecer su desarrollo e individuación a través del

aprovechamiento de determinadas oportunidades educativas (Molina V, 2007)

La Educación “Inclusiva” no es nada más y nada menos que una educación

que garantice una educación de calidad para todas las personas, donde se logre

satisfacer cada una de las necesidades educativas presentes en los estudiantes,

un sistema escolar que sea capaz a través sus propuestas educativas, recursos

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humanos y materiales de atender a la diversidad (Mesa Técnica de Educación

especial, 2015).

La nueva propuesta del Marco de la Buena Enseñanza hoy enfatiza en la

necesidad de que los docentes consideren la Diversidad como la norma, de esta

manera los Profesores den respuestas satisfactorias a cada uno de los

estudiantes presentes en las aulas a partir del uso de nuevas estrategias tal como

se menciona en el Decreto N° 83/2015 de una “Diversificación de la Enseñanza” a

través del Diseño Universal para el Aprendizaje. Hoy se hace fundamental que los

educadores trabajen en lo que puede ser un nuevo papel el de un “encauzador” o

“facilitador”, en lugar de un “hacedor” para los niños, y en un aprendizaje enfocado

en los procesos (UNESCO, 2016).

Finalmente, los marcos regulatorios de educación Chilena se comienzan a

enfocar en la nueva tendencia de la educación cuyo destino es preparar los

educandos para los retos del siglo XXI, que se enfoca en la “Educación para la

ciudadanía mundial (ECM)” cuya propuesta da respuesta a que los educandos

puedan convertirse en ciudadanos mundiales responsables, convirtiéndose en uno

de sus principales objetivos educativos para los próximos ocho años 2014-2021.

Esto tiene como finalidad de forjar sociedades más justas, pacificas, tolerantes e

inclusivas (UNESCO, 2016). Por lo tanto, podemos identificar que no solo es un

cambio conceptual de la educación, sino que reconoce a la educación como el

medio para comprender y solucionar los problemas mundiales en sus dimensiones

sociales, políticas, culturales, económicas y ambientales. Asimismo, reconoce el

papel de la educación para llegar más allá de la evolución de los conocimientos y

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las competencias cognoscitivas para construir valores, competencias sociales y

actitudes entre los alumnos, que pueden facilitar la cooperación nacional e

internacional y promover la transformación social (Ley N° 20.911/2016) .

Rol Educadora Diferencial en la Educación Inclusiva


Por Educadora Diferencial Alejandra Zambrano

En la actualidad en la educación chilena se plantea un cambio, sabemos

que tendrá logros a largo plazo, en la cual se pretende una educación inclusiva

apuntada a la diversidad. Para esto creo que es necesario aportar con una mirada

crítica desde la Educación Diferencial ya que comúnmente se nos ha visto como

profesionales enfocadas a atender el déficit de los estudiantes, creyendo que con

nuestra presencia se solucionaran las dificultades que emergen dentro de la

diversidad presente en el aula.

Para acuñar el término de Inclusión, se puede entender como acoger a

todos los ciudadanos con los brazos abiertos, en las escuelas y comunidades

(Stainback, S - Stainback, W, 1999) Bajo esta mirada, debemos entender que

ahora se debe hablar de incluir a los / las estudiantes a la sociedad, que los

centros educativos se adapten a ellos, y no ellos /ellas a los centros educativos,

por lo tanto tampoco deberían existir etiquetas o segregaciones.

A continuación, planteo mi mirada como profesional competente e inserta

en este nuevo desafío nacional.

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Desde mi experiencia personal como Educadora Diferencial en un

Establecimiento Municipal Rural de la comuna de San Clemente, puedo rescatar

fortalezas y debilidades con los que damos cumplimientos a las distintas

normativas que hoy nos rigen y regirán como país.

Si partimos de la idea de que según la Ley General de Educación plantea

que la educación es el proceso de aprendizaje permanente que abarca las

distintas etapas de la vida de las personas y que tiene como finalidad alcanzar su

desarrollo espiritual, ético, moral, afectivo, intelectual, artístico y físico, mediante la

transmisión y el cultivo de valores, conocimientos y destrezas (Ley 20.370/2009.

Art 2) Bajo mi experiencia como facilitadora del aprendizaje estaríamos

cumpliendo la ley, ya que, se entrega un aprendizaje desde los 4 a 15 años

entregando formación amplia según lo que pide el curriculum intentando

diversificar estrategias para formar personas. Por otro lado si se contrasta esta

definición con la planteada en la Ley de Inclusión del año 2015, en dónde el

énfasis se centra en que el sistema debe promover y respetar la diversidad de

procesos y proyectos educativos institucionales, así como la diversidad cultural,

religiosa y social de las familias (Ley 20.845 / 2016). Si bien en el establecimiento

antes mencionado, no se discrimina o selecciona estudiantes, por el contrario se

reciben aquellos que no tienen cabidas en centros educacionales urbanos, la tarea

es doblemente gratificante ya que en todo momento se intenta promover y

respetar la diversidad, entregando una formación de calidad y equidad para

asegurar que todos los estudiantes tengan las mismas oportunidades de recibir

una educación de calidad, con especial atención en aquellas personas o grupos

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que requieran apoyo especial (Ley 20.370 Art. 3) lo que ratifica nuestro rol de

facilitadores que todos tiene derechos a ser educados y además debe ser de

forma permanente, dejando de lado cualquier forma arbitraria de discriminación,

logrando aprendizajes significativos que favorezcan el desarrollo integral.

Para lo anterior se debe lograr un trabajo colaborativo en conjunto con

todos los actores de este proceso para lo cual el concepto de Inclusión y

Diversidad son predominante, ya que comúnmente se centra en el déficit que

tienen los estudiantes (concepto erróneo), y no en su proceso de desarrollo

integral, dejando una gran deuda que existe entre lo que se ejerce en los

establecimientos educacionales formales y lo que la ley nos pide hoy en día. Una

medida remedial sería proponer opciones didácticas dentro del aula de clases

partiendo desde demostrar conocimiento de los /las estudiantes al incorporar sus

características en la preparación del proceso de enseñanza-aprendizaje

(Propuesta de actualización del Marco para la Buena Enseñanza. Año 2016.

Criterio A2). Desde mi profesión lo primordial es conocer las características del

desarrollo de los /las estudiantes para evidenciar su evolución, ritmo y estilo de

aprendizaje facilitando así el andamiaje de nuevos conocimientos y que estos a su

vez sean de calidad. Además por ser un establecimiento rural con altos índices de

vulnerabilidad no podemos dejar de lado las características socioculturales de

ellos y sus familias, las cuales a mi parecer juegan un rol predictor en el desarrollo

y motivación que los /las estudiantes traen arraigados, es esa carga genética –

cultural con la que debemos batallar día a día en las salas de clases tratando de

sacar el máximo de provecho para lograr un desarrollo integral. Por lo anterior es

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nuestra labor como docentes en base al conocimiento de los estudiantes buscar o

crear variadas estrategias de enseñanza-aprendizaje despojándonos solo del

concepto de déficit, ya que debemos considerar a aquel que precisa ayudas y

recursos adicionales, ya sean humanos, materiales o pedagógicos, para conducir

su proceso de desarrollo y aprendizaje, y contribuir al logro de los fines de la

educación (Educarchile, 2011), es nuestra labor lograr producir el quiebre y

obtener una complejización de conceptos en base a su verdadero potencial de

desarrollo, así logramos que todos aprendan con una educación de calidad

teniendo equidad en el aprendizaje según sus capacidades y necesidades.

Con lo anterior puedo concluir que mi rol como Educadora Diferencial en la

Educación Inclusiva es en primer lugar sensibilizar a todos los actores

involucrados en la Enseñanza de todos los estudiantes, luego ser una facilitadora

para generar el desarrollo integral originando y respetando los ritmos y procesos

de cada uno de ellos, logrando que sean partícipes y responsables de su

progreso. Para todo lo anterior se requiere que los docentes y asistentes de la

educación conozcan a cabalidad las competencias, para en conjunto diversificar

las estrategias y formas de enseñanza logrando así una formación de calidad y

con sentido ético, partiendo de la base de que todos pueden aprender, y por ende

somos los actores principales de este cambio de paradigma para lograr una

educación realmente integral y que no sea solo algo efímero. Para lo antes

planteado se debe entregar una formación a las nuevas generaciones bajo esta

concepción, introduciéndolas poco a poco en prácticas pedagógicas inclusivas en

donde todos y todas tengan acceso, abordando a la diversidad entendida como

tal. Una deuda que tenemos con el sistema educacional y a mi parecer es uno de

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los grandes desafíos de la Ley de Inclusión y de la nueva propuesta del Marco

para la Buena Enseñanza, es en primer lugar conocer a cada uno / una de

nuestros estudiantes, partiendo de la premisa que todos aprendemos o

enfrentamos las tareas escolares de forma única, para lo cual un buen recurso

sería conocer los estilos de aprendizaje para poder poco a poco orientar las

variadas estrategias y formas de enseñanza a una metodología que facilite la

conceptualización de los contenidos, para luego concretar las actividades ya sea

con orientaciones auditivas, kinestésicas u orales, siempre enfocados a una

variedad de actividades según los niveles de complejidad que deseemos alcanzar.

Rol del Kinesiólogo en la Educación Inclusiva


Por Fabián Núñez, Kinesiólogo

Hoy el Kinesiólogo es considerado como parte de un grupo de profesionales

asistentes de la educación, que forman parte de los recursos humanos destinados

a favorecer el acceso a los procesos de Enseñanza- Aprendizaje- Desarrollo de

los estudiantes que presentan la necesidad de apoyo adicional para favorecer su

proceso en el sistema educativo, y contribuir al logro de los fines de la educación,

el desarrollo integral de los educandos (Warnock M, 1978; Ley N° 20.370, 2009;

Molina V, 2006). Por lo tanto, se hace importante y fundamental, que la formación

de los Kinesiólogos pueda incorporar en su formación competencias para

favorecer la inclusión y el trabajo interdisciplinario en contextos educativos (Mesa

Técnica de Educación especial 2015).

El desarrollo de escuelas inclusivas implica un cambio profundo en las

actitudes y prácticas, pasando de un enfoque centrado en la homogeneidad a uno

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centrado en la diversidad (MINEDUC, 2004). Si a esto le agregamos lo que entre

otras cosas plantea la Ley N° 20.845/2016 eliminar el sistema de selección de

entrada a los establecimientos del país, se hace importante la participación en los

procesos educativos los profesionales especialistas, entre ellos el Kinesiólogo, con

el fin de dar respuestas y atención a aquellos estudiantes que presentan

deficiencias, limitaciones o restricciones del movimiento que le impiden participar

del proceso educativo. Sin embargo, se hace importante los recursos personales

que el profesional logre al movilizar y articular sus conocimientos, actitudes, entre

otros, proponiendo prácticas y ambientes inclusivos a través de intervenciones que

beneficien el Desarrollo integral de cada uno de los estudiantes y no solo el déficit

de aquel estudiante con dificultades de movimiento.

La Educación inclusiva, significa un gran desafío, pero a la vez una

tremenda oportunidad de abrir las puertas a profesionales provenientes de áreas

de la salud, social, entre otras, que no estudiaron para “enseñar”, pero que, a

partir de sus competencias y formación profesional, pueden ser pieza fundamental

de un rompecabezas compuesto por distintos actores que a través del trabajo

colaborativo logran dar respuestas a la diversidad de estudiantes que participan en

un aula. En la mesa técnica de educación especial publicado el año 2015

enuncian lo siguiente: “La inclusión y la respuesta a la diversidad requieren de

otros profesionales aparte de los profesores, que trabajen colaborativamente

para dar respuesta a la diversidad de alumnos, así proporcionar a cada

estudiante los recursos y apoyos que requieren para participar, aprender y

desarrollarse”. De esta manera queda claro que aquella educación centrada en

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el profesor y estudiante no es suficiente para responder a la diversidad, es

necesario el trabajo en conjunto con otros profesionales. Por tanto, como

Kinesiólogo, puedo proporcionar apoyos adicionales y favorecer la participación, el

aprendizaje y desarrollo a aquellos estudiantes que presentan algún déficit de tipo

motor o psicomotor.

Otro tema importante, es los conocimientos que por formación profesional

tenemos respecto al desarrollo psicomotor, el cual se plantea como la base de

cualquier aprendizaje. Desde el informe Warnock en 1978, se plantea que la

educación debe comenzar desde el nacimiento, donde es posible a temprana

edad identificar la presencia de alguna alteración en el desarrollo del niño,

repercutiendo esto en el aprendizaje. Esto nos permite situarnos como

profesionales con un rol principal en la prevención de dificultades de aprendizajes

como consecuencia de un desarrollo psicomotor inapropiado (Lechuga M, 2015).

Finalmente, se hace importante destacar que aquellos profesionales como

el Kinesiólogo y otros profesionales no docentes que hace unos años solo

participaban de las escuelas especiales, hace un tiempo comenzaron a utilizarse

como recurso humano en las escuelas regulares ,poniendo los recursos de la

educación especial al servicio de los fines que se plantea la educación para todos

los alumnos, ofreciendo un conjunto de recursos de apoyos especializados para

satisfacer las necesidades educativas especiales dentro y fuera del aula. Es por

esto que surgió un nuevo escenario de enfrentar el desafío de dar respuesta a la

diversidad de necesidades educativas de los alumnos, y por lo tanto descentralizar

la educación, ya no solo los docentes son los responsables, hoy hay un sin

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número de profesionales que, trabajando colaborativamente, deben garantizar el

desarrollo integral del estudiante (MINEDUC, 2004)

Rol del Psicólogo en Educación Inclusiva


Por Eduardo Lara Gutiérrez, Psicólogo

Desde hace ya tres décadas en nuestro país, se implementan políticas

educativas de tipo neoliberal, en el que la integración de todos los actores en el

plano educativo, en especial el de los niños(as) y jóvenes, resulta preponderante.

En la actualidad y ya con toda la experiencia forjada, tanto a nivel nacional como

internacional, aún no se ha dado una respuesta satisfactoria a las necesidades y/o

requerimientos de la población estudiantil. Hasta hace poco, se ha puesto en

marcha blanca en Chile, la Ley N° 20.845 de Inclusión escolar, que busca a fin de

cuentas establecer una educación igualitaria para todos(as), sin desmedrar

condición social, creencias personales, políticas, económicas, del/la alummo(a).

Con esta ley y otras (Ley General de Educación –LGE- y Formación Ciudadana,

como por ejemplo), el rol del psicólogo(a) educacional se torna imperativo, en los

recintos educacionales. Es por tanto, relevante destacar que existe un amplio

consenso en la literatura en cuanto a que la actuación del psicólogo y la psicóloga

educacional debe basarse en una concepción compleja de la realidad con visión

de conjunto (Vidal, 2007; Ossa, 2011; Garcia, Dapieve y Lieberknecht, 2014,

citado desde Barraza, 2015).

Como profesionales de las ciencias sociales en conjunto con otros actores

interdisciplinarios (Educadoras Diferenciales, Fonoaudiólogos, Psicopedagogos,

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Asistentes Sociales, Kinesiólogos, etc.), en Chile es desde hace poco que somos

integrados al contexto escolar, todo ello en torno a la implementación de la Ley de

Subvención Escolar Preferencial (SEP) y los Programas de Integración Escolar

(PIE). Sin embargo, es lamentable que sólo se nos considere, por lo menos a los

Psicólogos bajo estos parámetros, en donde incluso tendemos a encapsularnos,

frente a las múltiples demandas del establecimiento al cual pertenecemos, que en

un afán “de hacer rendir al máximo” (académicamente) a sus estudiantes, dejan

de lado a aquellos(as) alumnos(as), que por mantener algún tipo de necesidad

educativa especial (transitoria y/o permanente), no cumplen con los parámetros

establecidos por esta sociedad imperiosa de demostrar buenos resultados. Dentro

de este contexto según Baltar en el año 2003, el rol del psicólogo escogido por el

sistema educativo ha comprometido una orientación eminentemente clínica frente

a una visión difícilmente educativa, evidenciando una supuesta necesidad de

realizar un trabajo enmarcado en las dificultades de los alumnos bajo parámetros

correspondientes a su nivel de rendimiento como a su adaptación al contexto

escolar, instalando así a la “Psicología al servicio de la mantención de prácticas de

violencia simbólica” (López, V., Morales, M. & Ayala, A. 2011).

Sin embargo y pese al enfoque reduccionista que se da nuestra área y/o

disciplina, el quehacer profesional que nos atañe, está ampliamente enmarcado en

distintas áreas dentro del contexto escolar, llámese desde la participación activa

en el desarrollo y restauración de planes de estudio, procesos de aprendizaje en

contextos educativos, desarrollo o reformulación del Proyecto Educativo

Institucional (PEI), asesoramiento y desarrollo de programas de convivencia,

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desarrollo de proyectos con fines educativos, entre otros menesteres. Por tanto lo

meramente clínico debe alojarse en contextos en los cuales, se da naturalmente,

como lo son los referidos al ambiente biomédico y/o consulta clínica psicológica.

Es por si entonces fundamental el desterrarles desde ya de los contextos

educativos y recomenzar nuevamente, pero bajo la verdadera visión del psicólogo

en el contexto educacional.

Según Cecilia Banz el año 2010, en su artículo titulado “El Rol del

Psicólogo Educacional en tiempos de Reforma: Desde el Clínico en la

Escuela al Mediador de la Institución”, una reflexión acerca del rol del

psicólogo hoy día no puede dejar de considerar los desafíos que plantea la

Reforma Educacional al sistema escolar y al profesorado. Éstos han ido

moldeando y modificando de múltiples maneras el quehacer del psicólogo inserto

en el sistema educativo. Entonces cabe realizar el siguiente cuestionamiento, ¿Por

qué se le encasilla al psicólogo a un rol clínico fuera de los inmensos alcances que

pudiese desarrollar inmerso en el contexto educativo? Creo que la respuesta, está

en que nuestra disciplina, no ha sentado las bases de su actuar profesional, dentro

de dicho contexto y nos hemos mimetizado, bajo las demandas y peticiones de los

profesionales docentes, desmedrando nuestra vital labor e incluso yendo en contra

de los principios fundamentales, que se nos inculca desde la formación de

pregrado. Es obvio que en nuestro actuar profesional, es fundamental el trabajo

colaborativo, con la gran mayoría, sino la totalidad de los agentes educativos

(llámese a estos, directivos, docentes, alumnos, familias, comunidad cercana,

etc.), pero si no logramos adecuar nuestras necesidades a dicho contexto, ¿cómo

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lograremos hacer la diferencia? Es en sí imperativo, que el psicólogo se empodere

en sus funciones y dejemos atrás esta errada perspectiva clínica, por la cual se

nos reduce a un ámbito sumamente complejo y por el cual, quizá no todos estén

preparados para desempeñar; con ello me refiero al ámbito psicológico clínico.

Paralelo a lo anterior y analizando la literatura correspondiente, es hasta

hace poco que en el año 2010, que Mena discutió el fenómeno de la complicidad

de la Psicología Educacional en la psicologización de los problemas académicos

de nuestro país, delineando un recorrido histórico en torno a la contribución de la

Psicología Educacional en el establecimiento de trastornos conductuales,

trastornos del aprendizaje y trastornos de déficit atencional, así como en la

atención individualizada y clínica de estos fenómenos. Esta última, arguye que el

papel de la Psicología Educativa en nuestro país, se torna cada vez más

desafiante, en cuanto a evitar y distanciarse de la visión clínica y a la vez ser una

ayuda para la escuela, al comprenderse a sí misma y ser facilitadora de los

procesos de formación y cambio (López, V., Morales, M. & Ayala, A. 2011).

Procesos de formación y cambio, que dicho sea de paso en nuestro momento

actual están experimentando un quiebre, bajo la concepción de los paradigmas de

inclusión, formación ciudadana y marco para la buena enseñanza (MBE). Esta

tríada ha puesto en entredicho las falencias de nuestro sistema educativo y lo lejos

que estamos de formar sistemas interdisciplinarios de excelencia en nuestras

escuelas, colegios y liceos, en aras de una mejor educación para todos y todas

nuestros(as) niños(as) y jóvenes.

En la actualidad, temas tan relevantes, como la convivencia escolar, la

promoción y prevención del consumo de drogas y/o alcohol, el empoderamiento

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de jóvenes en temas de sexualidad y autocuidado, formación de líderes dentro de

contextos educativos, educación para la formación de ciudadanos responsables,

entre muchos otros, pueden estar bajo el alero del psicólogo educacional, o por lo

menos en su gran mayoría. Ello en base, a su amplio conocimiento de los ciclos

evolutivos y procesos de aprendizaje tanto de niños(as) y jóvenes, enmarcándolos

según los distintos tipos de contextos psicosociales, de los cuales proviene el

universo de alumnos(as), que tiene a su cargo. Bajo este escenario resulta

preponderante la colaboración y armado de redes de parte de todos los actores

educativos del ámbito escolar, desde los directivos, pasando por los profesores

hasta llegar a las redes más cercanas a los(as) estudiantes, y con ello hablamos

de sus familias. Cabe destacar la importancia que recae en este último eslabón y

en la estrecha relación con el psicólogo y los demás profesionales catalogados

como “asistentes de la educación”. Importancia atribuible debido a que en un sinfín

de oportunidades, no se cuenta con el apoyo familiar para el correcto desarrollo de

las ayudas técnicas prestadas por dichos profesionales, que buscan con ello el

desarrollo integral del/la alumno(a), no tan solo en el ámbito educativo sino en su

diario vivir fuera de él.

Es por tanto imperativo, el constituir verdaderos equipos de trabajo, o bien

llamados “multidisciplinarios”, cuyo fin primordial, es establecer una cultura

inclusiva, partiendo de la base de dar un buen sustento a nivel social, emocional,

afectivo, educacional, a nuestros alumnos(as), y dejar a un lado los prejuicios y los

“debería”, para pasar a armar verdaderas redes de sueños. Sueños que por cierto

son posibles, ¿es lo que busca de manera inconsciente, la implementación de la

nueva ley de inclusión escolar?, el que nuestros estudiantes (sin discriminar su

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nivel académico, social, cultural), cambien la mentalidad, transformen sus vidas

para un bien mayor y se transformen en los futuros ciudadanos del Chile del

futuro, un Chile más inclusivo, un país con nuevas identidades.

Rol del Psicopedagogo en la Educación Inclusiva


Por Margarita Barrios, Psicopedagoga

La educación chilena ha expandido sus metas, con una mirada amplia enfocada
en la diversidad en el aula y a la necesidad de una educación inclusiva, que
apunta al desarrollo integral del individuo, debido a esto debe mejorar los servicios
de atención a la diversidad, sin olvidar que cada estudiante es una persona única.

La Ley Antidiscriminación obliga a los organismos del Estado, entre otros al


Ministerio de Educación, a “garantizar a toda persona, sin discriminación arbitraria,
el goce y ejercicio de sus derechos y libertades reconocidos por la Constitución
Política de la República, las leyes y los tratados internacionales ratificados por
Chile y que se encuentren vigentes. (Ley núm. 20.609, art.1).
En particular cuando se funden en motivos tales como la raza o etnia, la
nacionalidad, la situación socioeconómica, el idioma, la ideología u opinión
política, la religión o creencia, la sindicación o participación en organizaciones
gremiales o la falta de ellas, el sexo, la orientación sexual, la identidad de género,
el estado civil, la edad, la filiación, la apariencia personal y la enfermedad o
discapacidad”, (Ley núm. 20.609, art.2).
De este modo se amplía el concepto de inclusión educativa a la diversidad de
personas y es posible asegurarla.
La Política Educacional Chilena, es un proceso de reforma que tiene mucha
ambigüedad ya que se refugia en lo tradicional y teme a innovar. Para abordar el
desafío de la educación inclusiva, es necesario estar atento a lo tradicional y
plantear el quiebre.
Es importante que la Inclusión sea abordada bajo el concepto de transculturación,
según lo expuesto por Eduardo Ortiz antropólogo cubano, donde juegan 3
elementos importantes: La Aculturación (incorporación de elementos), La

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Desculturación (desaparición de elementos) y Neoculturación (creación de
elementos). Éste proceso requiere de tiempo, por lo que es necesario dar inicio de
manera urgente al cambio.

Sobre la base de que la diversidad es una característica inherente a la naturaleza


humana y ha estado presente siempre en las aulas. Es necesario recordar que el
aprendizaje es un fenómeno universal, es decir hay un aprendizaje en todos los
seres vivos, así mismo hay una forma de aprendizaje que es exclusivo del ser
humano, que corresponde a un Aprendizaje Cultural, en el que aprendemos a
través del otro, por consiguiente, la Enseñanza es exclusivo de la especie
humana.

La educación es el proceso de aprendizaje permanente que abarca las distintas


etapas de la vida de las personas y que tiene como finalidad alcanzar su
desarrollo espiritual, ético, moral, afectivo, intelectual, artístico y físico, mediante la
transmisión y el cultivo de valores, conocimientos y destrezas. (Ley N° 20370,
art.2)

No podemos pensar en el cambio situando al aprendizaje o a la enseñanza por


separado como el centro del cambio. Ni la enseñanza, ni el aprendizaje son un
centro. Lo importante es la relación entre: Enseñanza-Aprendizaje y Desarrollo
integral de los y las estudiantes.

De acuerdo a la propuesta del Marco de la Buena Enseñanza del año 2016,


específicamente en el dominio B, creación de un clima propicio para el aprendizaje
B.1.3 promueve la valoración de la diversidad y su inclusión.

Desde mi consideración, creo en que el concepto clima tiene que ver con el
desarrollo organizacional, interacciones al interior de la organización. El concepto
de cultura organizacional como lo plantea Peter Senge, en su libro la quinta
disciplina, en el que menciona “Cómo es una organización que aprende”, tiene
más fuerza que el concepto de clima. Se sugiere que, bajo éste concepto, se
genere que tal organismo desarrolle una organización de integración interna que
logre una adaptación al mundo externo para crear cultura, una manera de abordar

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lo interno para la adaptación externa. Y a la vez en conjunto, los profesionales de
las distintas áreas, intervengan aportando desde sus disciplinas para la creación
del marco regulatorio Institucional en favor de la diversidad.

Si analizamos lo que plantea, la Mesa Técnica de Educación especial, 2015 1.3


donde dice que, “El desafío de la educación inclusiva: el sistema y la escuela que
queremos. Posee una institucionalidad y marco regulatorio que promueve la
colaboración, la flexibilidad y la contextualización para favorecer una educación en
y para la diversidad”. Para ello se requiere de la previsión de apoyos específicos,
en el que se incluya una intervención multidisciplinaria inserta en la institución
educativa, (Psicopedagogo, Psicólogo, Trabajador Social, Orientador familiar,
Kinesiólogo, Educadora Diferencial, entre otros).

El Psicopedagogo tiene una formación y visión amplia, que puede abarcar los
distintos comportamientos de las personas en situación de aprendizaje, en las
distintas etapas del desarrollo humano, basándose en la investigación,
intervención y seguimiento del proceso de Enseñanza-Aprendizaje, en las áreas
biológica, social y cultural para así aportar en el desarrollo integral de las
personas. La acción psicopedagógica está directamente vinculada con el análisis,
planificación, desarrollo y modificación de procesos educativos. Entre las áreas de
trabajo de la psicopedagogía están, la atención a la diversidad, La orientación
académica y profesional y la acción tutorial. Partiendo de la base de que no puede
enseñarse igual a todos, es necesario diseñar sistemas pedagógicos
diversificados de atención en el aula regular, para un mismo currículo. Además,
capacitar sobre la metodología de las adaptaciones curriculares para aprovechar
las características específicas de la diversidad. Coordinar procesos
psicopedagógicos diarios, series continuas de apoyo a los alumnos, tiempo y
planes de apoyo para la familia de todos y todas las estudiantes.

Considero que es de gran importancia entender que, la Inclusión no es sólo


respetar la diversidad, promover, reconocer, considerar dicho concepto. Lo
urgente y necesario es, aprovechar las características específicas de la diversidad.

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Termino con 2 ideas relacionadas que plantea Charles Peirce (Lecciones sobre el
pragmatismo Aguilar, Buenos Aires, 1978) en las que distingue una predisposición
a aprender y una predisposición a enseñar.

Predisposición a aprender, se dice que es aquel que está insatisfecho con lo que
sabe y con lo que piensa hasta ese momento. Por lo que se entiende que sólo
aprende alguien que está insatisfecho, ya que el individuo le da importancia a la
Hipótesis, necesita de la sorpresa.

Predisposición a enseñar, se refiere a aquel que está satisfecho con lo que sabe y
esto es peligroso, porque se pierde el sentido de la hipótesis, ya que se tiende a
enseñar en torno a verdades y eso es un obstáculo para el pensamiento.

Como reflexión final surge un desafío para el docente, ¿Cómo lograr que los
alumnos se sorprendan?

No cabe duda que es responsabilidad de todos mejorar y es necesario

comenzar desde las políticas educacionales y la formación de los docentes en

Chile.

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Equipo Multidisciplinario en la Educación Inclusiva

Alejandra Zambrano, Profesora Diferencial


Margarita Barrios, Psicopedagoga
Eduardo Lara, Psicólogo
Fabián Núñez, Kinesiólogo

Para enfrentar el desafío de la educación inclusiva es necesario contar con

docentes y asistentes de la educación con las competencias, motivación y

condiciones de trabajo necesarias para promover la participación, aprendizaje y

desarrollo integral de todos los y las estudiantes, abordar pedagógicamente la

diversidad del curso, y trabajar multidisciplinariamente y en colaboración con la

familia, el equipo docente y otros profesionales. Tomando en consideración lo

expuesto por Pizarro R. & cols., en el año 1981, en relación a los equipos

multidisciplinarios refiriendo que son aquellos que están formados por un grupo de

profesionales de diferentes disciplinas, donde uno de ellos es el responsable del

trabajo que se lleva a cabo. Sin embargo, requiere del aporte del resto de los

profesionales para obtener el logro de los objetivos comunes.

A partir de las orientaciones técnicas para programas de Integración

Escolar, se propone la creación de equipos de aula para mejorar las prácticas y

atención a la diversidad de los educandos. Según esta orientación los equipos de

aula son “un grupo de profesionales que trabajan colaborativamente en el

espacio del aula, con la finalidad común de mejorar la calidad de la

enseñanza y de los aprendizajes, en un marco de valorización de la

diversidad y de respeto por las diferencias individuales de los estudiantes”

(MINEDUC, 2013).

21
El trabajo colaborativo es una de las principales herramientas para mejorar la

calidad de los aprendizajes de todos los estudiantes, implica contar con un equipo

multidisciplinario, donde cada uno de sus integrantes interviene, favoreciendo la

participación inclusiva de los estudiantes.

Figura 1. Resumen del rol profesional en la educación inclusiva, que a través del trabajo

colaborativo buscan garantizar el desarrollo Integral.

Por lo tanto el trabajo colaborativo se convierte en un instrumento

metodológico habitual para generar conocimiento que sirva de forma eficaz para

responder a las diferentes necesidades del alumnado (Gine C, 2001). Si dicho

trabajo colaborativo, se fomenta entre el alumnado aún mejor. Según Mercer

(2008), citado en Mena y cols. 2012, refieren que distintos estudios han

evidenciado que un trabajo colaborativo bien logrado promueve el aprendizaje y el

22
desarrollo cognitivo, en especial si se trata de un dialogo entre pares que se

caracterice por ser focalizado, razonado y sostenido.

Es por eso que el rol que cumple cada uno de nosotros dentro del equipo antes

mencionado es fundamental para llevar a cabo un desarrollo íntegro de cada

estudiante, debemos lograr formar personas con conocimientos de base que se

desarrollen críticamente a lo largo de la vida. Es por eso que el rol multidisciplinar

en la educación inclusiva es fundamental, bajo una mirada bio-psico-social del/la

estudiante, esto permite un conocimiento de base para que los actores puedan

determinar las características individuales de cada uno, visualizando las

competencias y actitudes que facilitan el aprendizaje durante el proceso educativo.

Es también de vital importancia, que dichos equipos cuenten con redes

externas de apoyos técnicos, con el fin de encauzar o mejorar las estrategias

interventoras, en pos del bienestar de los/as alumnos/as acogidos/as a estos

procedimientos. Dichas redes deben implementar trabajos paralelos conducentes

a un objetivo común, pero nunca realizar procesos de intervención que provoquen

una disonancia en el objetivo general, que es ser un apoyo frente a las distintas

adversidades a las que somete el/la alumno/a. Por lo tanto al igual que las ideas

anteriormente desarrolladas es fundamental que los equipos multidisciplinarios

pertenecientes a ámbitos educacionales, estén al tanto de las distintas instancias

técnicas a las cuales poder acudir, en caso de contar con casos de alta, mediana y

baja complejidad. Lamentablemente se da con mucha frecuencia que desde los

establecimientos no se cuenta con dicha información, y se deja a un lado estas

oportunidades y/o ayudas técnicas, quizá por el desconocimiento de esta por parte

de los distintos actores.

23
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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