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• 5330474940
EL SACO DE ROMA,
1527
, ,
CIENCIAS/HUMANIDADES
Título original: 1'he Sack Rome, 1527
Reservados todos los derechos, No se permite reproducir. al· INTRODUCCIÓN . . . . . . . . . . . . . . . . . , .... , .... , , 17
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grabación, etc.-, sin el permiso previo de los titulares de
los derechos de la propiedad intelectuaL
La marcha sobre Roma ...... , . . . . . . . . . . . 55
Las defensas de Roma. . . . . . . . . . . . . . . . . . . 60
El saco.. ... . . ... . . . .. .. . .... .. . . . . . .. 64
El pageant del 4 de agosto ............... 70
¡mago Urbis .......................... 75
n. 103
ROMA-BABILONIA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Impreso en EspañalPrinted in Spain
La Sala de Constantino ................. . 105
Impresión: UNIGRAF, S. lo.
El Papa-Anticristo ..................... . 130
El Anticristo y las premoniciones ......... . 150
m. 177
URBIS DIREPTIO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
-......;;;;;..; Obras de arte . . . . . . . . . . . . . . . . ......... . 188
ESPASA Reliquias ............................ . 195
El prestigio de los mercenarios .. , ........ . 206
EL SACO DE ROMA
INTRODUCCIÓN
Fig. 3 - Pierino del Vaga, detalle de los frescos del cuarto de baño 4 - Escuela de Rafael, Josué parando el Sol, con decoración de
de Clemente VIL Roma, castillo de Sant'Angelo. (Foto Alinari.) grutescos. Vaticano, Logias. (Foto Anderson-Giraudon.)
34 A NlJRÉ CIIASTEL
a los designios de la Providencia que el Papado 43. Se ha ,"" rLll Ce t-c ( LO, eZ1-( , -
v ...
dicho que, a pesar de todos los movimientos que la agita- vio 45. Y de toda la historia de período, relatada
ban, «la Europa del siglo XVI se simplificó con el retomo uno de los más firmes apoyos del papa Clemente, Guic-
al modelo medieval de Imperio y el Papado» 44. Si la di- ciardini, se desprende una enorme amargura 46. En cuanto
plomacia extraordinariamente activa y retorcida de los !a Carlos V, le fueron necesarios casi diez años de una si-
soberanos denuncia alguna coloración ideológica particu- nuosa política, hecha de silencios, argucias y fuerza, para
lar, a veces fantasmagórica, en los años que van desde la alcanzar su fin tras, el drama de su entrada en Roma. No
elección de Carlos de Habsburgo hasta el final de su rei- eabe duda del colapso moral, pero, ¿aparece en el arte de
nado (más o menos entre 1520 y 1540-1550), esto se debe la,..época? cuestión: inevitable y evidentemente delicada.
en gran parte a la potente reactivación de la «ficción im- 4iJIemos intentado seguir aquí dos líneas dominantes.
perial» frente a una realidad papal contestada, golpeada, En primer lugar la de lo fortuito, que no
pero tenaz. No nos es fácil captar hoy ese mundo político puede sino inducimos a histórica más ge.ne-
en plena efervescencia dominado por la competencia en- ral. La abundancia de documentos, de memorias, es ex-
tre Impero e Papato, dos formas de poder que los histo- la sucesión de los hechos lleva en sí un nú-
riadores, demasiado preocupados por la «modernidad» tan grande de accidentes y de equivocaciones que,
del siglo XVI, han tendido a subestimar. Nos encontramos ni siquiera hoy, que ya ha dejado de impresionamos la
ante conceptos muy complejos, cuya riqueza no con- angustia de las noticias de 1527, nos es fácil escapar a ese
extraño sentimiento ante tal acumulación que, sin duda
cuerda con las exigencias de acción.
La distancia entre lo que expresaban estas «formas arbitraria pero irresistiblemente, toma el nombre de fata-
simbólicas» asociadas a la autoridad, y la realidad del po- lidad. Hay como una especie de determinismo latente tras
esta sucesión de hechos fortuitos. Igualmente nos hemos
der era tal que los participantes en el juego diplomático, e
incluso en el militar, podían caer en ilusiones mortales; sentido obligados a insistir en las reveladoras obsesiones
que, a través de los sistemas astrológicos y proféticos,
comportamientos que podrían tener éxito, con un reparto
constituyen factores de bloqueo mental y de falsos movi-
diferente de papeles, se revelaban catastróficos. La ruina,
la muerte, el deshonor, el fracaso, el fango y la impoten- mientos que no podemos despreciar. Hay casos en que lo
imaginario se convierte en momento histórico.
cia eran iguales en el lado de los vencidos que en el de los
,', 1,.os en su propia.sucesffln -encuentros entre
vencedores. ¿Sabían todos los actores responsables de la
.os y otros, movimientos militares, etc.- acaban por
historia hasta qué punto era peligrosa la situación que se
había ido formando en tomo a Roma? Pocos ejemplos 4IJ)nverger en un mismo camino que YJ!..haciala.catJístrQfe,
hay mejores de cómo los protagonistas políticos pueden yolver a en su las
llegar a precipitar los males o los sucesos que más temen, que erán precIsamente el sIgno de
"lsituación. §i,n darse cuenta se verá atraído por la ver-
o de su capacidad para disfrazar o anular los efectos de-
sastrosos de su conducta una vez fuera del peligro. Impre- de esta época excesivamente espectacular
Renacimiento. Al hablar de un movimiento irresisti-
sionan menos las atrocidades y villanías que los lamenta-
bles subterfugios y las falsas ilusiones. Nadie se sintió
..
lo, • se eliminan las alternativas y se pierde el sentido de
, S momentos de vergüenza, las oportunidades perdidas,
capaz de exonerar a Clemente VII o perdonarle su fra-
los movimientos contrarios que pudieran esbozarse. Así
caso: «Noi ruinammo tutti vituperosamente d'una ruina
poco men che prevista», dice agresivamente Paolo Gio- hemosditigido toda
donde nos guía, por suerte
38 ANDRÉ CHASTEL
INTRODUCCIÓN
39
magistralmente, el gran historiador Guicciardini. Como
«un prolongado momento de confusión» hemos tenido de la imaginación, las resonancias de la cultura, las for-
mas y los símbolos.
que considerar esta realidad quizá un tanto desconocida
de la historia. Hay que señalar, no obstante, que en el mo- Nos anima a investigar en esta dirección la abundan-
mento en que se multiplicaban los presagios y vaticinios, cia y a raíz
Clemente, fiándose de la palabra del virrey Lannoy, des- 4el suceso. En de estar
moviliza en abril las milicias pontificias, las únicas que aststtendo all!a:cnfÜento del penodlslIlo contodº aquel
podían servirle eficazmente. Puede hablarse de aberra- 'despliegue de &ú)¡:ie, de hojas sensacionalistas y de co-
ción, de error de cálculo, o de mala información 47. Puede me.J:U!irios-irtás o menos fantásticos. El giudizio era la
pensarse también en la reacción de huida que precipita a descnpctóJrfueve de un acontecimiento que se imprimía
la víctima hacia aquello que pretende evitar. sobre la marcha y se vendía en las plazas públicas. Hacia
Imposible decidirnos por una cosa u otra, ya que care- 1527 estos improvisados periódicos tenían un éxito ase-
cemos de competencia e información suficientes para gurado. Hay un informe de un embajador que menciona
ello. Nos bastará situar la investigación histórica en sus su venta en el Rialto en 1528 49 • Algunas de las cartas del
puntos de ambigüedad. Dicho esto, hemos hecho todo lo Aretino, impresas en hojas volantes para garantizar su rá-
posible por relªcionlj.r unos con otros. t()(:Jos los pida difusión, eran giudizi, es decir, artículos periodísti-
documentos, ..grandes·ü pequeños, ..Q J®Iªr.ios cos pese a que aún no existiera el género. La época del
__ 13. saco vio florecer por doquier estas «ediciones especia-
si túáeión en síIli6ÜTós'c hay pocas-re- les», y ahí fue cuando nuestro maestro periodista descu-
preseiitaei6nesd'í'nos-plopios hechos pero, como vere- brió su vocación, sus giudizi y sus pronostici, que no eran
mos, sí hay bastantes buenos ejemplos en que se revela su más que anuncios bufonescos y claras parodias de los
alcance. No quisiéramos ser mal comprendidos .. pronósticos astrológicos, con un comentario fácilmente
estudio quiere .servira la historia del hizo..el cQmprensible de la situación del momento, eran reclama-
belIo ensayo de nuestro Ilo!:ado amigo Millard Meiss 48, dos por doquier. Todo ello bajo el patronazgo de Pas-
per:-ºª una historia del arte concebida tanJUIlplj amen te quino, cuya valentía y tono violento, consagrados por la
v,ieja tradición romana, autorizaban la aspereza del tono
que no deja fuera a la historia ..Nos gustaría
poner un poco de intranquilidad en la seguridad de las panfletario 50. Para el Aretino, como para el maestro Pas-
«síntesis». El episodio elegido no parece un caso dema- qnino, quinto evangelista. no hay más que tontos, como
siado favorable, ya que lo único que tiene de pintoresco que creen en los astrólogos, o bribones, como los pro-
es el desencadenamiento de la fuerza bruta. Pero precisa- astrólogos «cuya menor mentira fue el anuncio del
51. y así, pronosticaba a finales de 1526 que, de-
mente un suceso que destrozó una ciudad como Roma y
una institución como la Iglesia católica revela a la perfec- a la colocación del cielo y el Sol, al año siguiente «el
ción lo anómalo de una sociedad; no es suficiente limi- estaría a punto de corromperse debido a las infeccio-
tarse al análisis político de las intenciones. El estudio so- de pies y al mal aliento de los alemanes borrachos de
cio-económico de esta coyuntura, de las necesidades y fino italiano». Algunos años después, riéndose de sus re-
los medios, no puede conducirnos más que a ver en el "rdos, el Aretino introduce en La Cortegiana el perso-
saco un episodio secundario. Pero todo será diferente si WQe del vendedor de storie que anuncia a gritos los titula-
damos el rodeo obligado a través de las manifestaciones 9.$ del momento: «Noticia, gran noticia: la guerra de los
en Hungría, los sermones del hermano Martín, el
40 AND/lÉ CHASTEI.
INTRODUCCIÓN
4/
Concilio. Noticias, noticias frescas, los sucesos de Ingla-
hubiéramos deseado. Cada uno de sus capítulos abre, o
terra, el cortejo del Papa y del emperador, la circuncisión
por lo menos así lo creemos, una perspectiva útil. Nuestra
del Voivoda, el saco de Roma, el sitio de Florencia, la reu-
intención ha sido aclarar «a la vez» el papel del azar y la
nión de Marsella y sus conclusiones, noticias, noticias
fuerza de los símbolos, es decir, por un lado el deterioro,
frescas» 52. Por tanto, el episodio de 1527 hemos de si-
la inestabilidad, el estado de incertidumbre, el riesgo, en
tuarlo en medio de estas sensacionales informaciones. El
que la acción humana se siente tanto más seguramente
hecho de que coincida con las primeras manifestaciones
colocada cuanto más avanza hacia lo espectacular; y por
de lo que ya puede llamarse periodismo es otra de las ra-
el otro, el juego de representaciones de esa acción, que la
zones para estudiar las reacciones que se expresan en la
conducen antes, durante y después de los momentos de
variada literatura del sac0 5'.
crisis. Esperamos haber demostrado que ambos datos es-
El saco de Roma no es el primer ejemplo de atrocidades
tán relacionados, que las presentaciones se insertan sin
cometidas en una ciudad ilustre. La historia está llena de
cesar en la acción, mientras los hechos no dejan de pro-
ellos, como la toma de Jerusalén por los romanos, o la en- yectarse en la imaginación.
trada de los godos de Alarico en la propia Roma 54 Tam-
La narrativa histórica puede y debe mejorarse conti- \
poco se han olvidado algunos episodios de guerras más re-
cientes, como el pillaje de Vicenza por los mercenarios
nuamente; nuestro propósito no ha sido acumular datos l
porque sí, ni siquiera dibujar mejor los episodios, sino se- I
alemanes durante la Liga de Cambrai (1506), el saco de
ñalar las anomalías y las omisiones del «discurso histó-
Brescia por las tropas franco-alemanas (1512), el de Prato
rico». La perpetua incertidumbre de lo vivido, la Cons-
por las españolas (1513) 55. Pero la entrada del ejército im-
tante presión de los símbolos son rasgos fundamentales
perial en la capital de la cristiandad, al fin de un intermina-
de la experiencia que no pueden captarse totalmente más
ble descenso península abajo, con los ánimos en pésimo
que en los momentos de efervescencia y desorden.
estado gracias a las horribles predicciones, falsas noticias
Nuestro intento nació de un reto o, si se quiere, de la
y presentimientos de todo tipo, fue algo más que un inci-
tentación de invadir el terreno del historiador con armas
dente militar especialmente desagradable. Así pues, he-
110 convencionales, quizá insuficientes, pero que ilumina-
mos creído útil eXQlorar el sacrílego ran como bengalas. Hemos abordado casi exclusivamente
atentado en que no faITaronñi reacciones populares ni in-
aquello que normalmente no se tiene en cuenta. L--ª-
telectlfates;-sondem en
dad de unfráumatismo que, por suerte (por así deCfrJ,tos "storia del arte no
documentos, una vez reunidos, aclaran de
de ficciones y reacciones
dente, tanto en lo relativo a losíndividuos aisliiilili.i.:omo. a
lInocionales_ que contiene toda la experiencia humana,
los grupos. Uno de nuestros pocos predecesores, el profe-
.1:Ida la vida. Como ya hemos intentado demostrar en otro
sor Friedrich Hartt, reconoció hace quince años su grave-
,o sólo el análisis de las obras y de las formas per-
<.J dad al comentar la tensión que crean estas situaciones dra-
exploración completa de lo que llamamos la ima-
máticas entre los órganos de poder y los individuos 56.
. lUJacIón individual y colectiva, el reino de los símbolos.
Nuestras conclusiones son un tanto diferentes de las pro-
pues, hechos, fenó-
puestas por él, pero el problema es más o menos el mismo.
Este estudio probablemente no haya alcanzado, a pesar obras que normalmente!19..st'; rellicionan. Quizá
de nuestros esfuerzos, el grado de precisión y rigor que iU'1tntc:iJlñefif(i.- Eita orientación nos IiáIlevado
K.taponer las partes narrativas -muy sumariamen-
42 ANDRÉ CHASTEI.
INTRODUCCiÓN
43
te- con la presentación de dibujos, grabados, pinturas ... , curso, que han tenido la amabilidad de responder a mis
cuyo análisis no podía ser total. Elresultado de ello es preguntas, buscar o verificar documentos, que me han
que el propio ritmo de los capítulostiené algo dé discur- procurado libros, artículos o fotografías. Quisiera hacer
sivo, y en muchos aspectos, de llegar mi agradecimiento muy especialmente al doctor
mos el riesgo de no satisfacer a nadie, pero por lo menos D. Redig de Campos, al llorado profesor W. Lotz, al se-
habremos intentado arrojar alguna luz sobre las pasiones i'ior Olivier Michel y a la señora Rosalia Varoli-Piazza,
y su evolución específica que es lo que forma la propia que me ha conseguido amablemente las fotografías de la
trama de lo vivido. Famesina, en Roma; en Florencia, a Elio Gabbuggiani,
alcalde de la ciudad, que me ha autorizado a fotografiar la
sala de Clemente VII en el Palacio Vecchio, y al doctor
Las cuestiones tratadas aquÍ fueron tema de un curso Galluzzi; en París, a la señora Bauermeister de la Biblio-
en el College de France en 1971-1972. Los principales teca Nacional, y al señor Destombes; y en Ginebra, a los
resultados los presenté en una conferencia que di en señores Alain Dufour y P. Fraenkel.
Roma el 13 de abril de 1973 en el seno de un congreso de
la Asociación Guillaume Budé.
Cuando se me hizo el honor de invitarme a pronunciar La bibliografía y el índice han sido elaborados por mi
las Andrew Mellon Lectures en la Galería Nacional de ayudante, A. M. Lecoq, que además ha revisado todo el
Washington en la primavera de 1977, encontré la oportu- manuscrito y lo ha corregido, por lo que le estoy muy
nidad de hacer una exposición más ambiciosa, que ha agradecido.
sido muy ampliada para su publicación.
El doctor Armand Brulhart había realizado indepen-
dientemente investigaciones en este campo, consistentes
en un notiziario lo más completo posible de los documen-
tos, las fuentes y los estudios relativos al saco de Roma NOTAS
que, amablemente, puso a nuestra disposición. En un 'ti
principio habíamos esperado poder publicar esta biblio- ,Ij:"
grafía crítica en forma de apéndice. Le debemos una il, I «Or che vi dolga che il griccíolo, venutovi adesso di transferirvi a
enorme cantidad de referencias. Roma, non vi venne venti anni fa, molto ben ve lo credo. Ma, se vene
Una vez terminada la redacción final de este trabajo han llfapite nel modo che la trovate adesso, che ares te voi fatto vedendola
aparecido dos estudios históricos sobre el acontecimiento; lela maniera che la lasciai io?». en Lettere sull'arte dí Píetro Aretino,
, ed. F. Pertile y E. Camesasca, 4 vols., Milán, 1957, núm. CCLXIV,
uno, el de M. L. Lenzi, Il Sacco di Roma di 1527, Roma, .w. n, pág. 106. En la obra del Aretino hay más de un eco de los horro-
1978, recoge documentos comentados, el otro, de E. A. les del saco, el más fuerte se halla en la segunda jornada del Diálogo,
Chamberlin, The Sack ofRome, Londres, 1979, que conti- f';&1to licencioso, de la Nanna y la Pippa (1536): «lo ti narran) come
núa el relato de los acontecimientos militares y políticos. .. lItIperatrice del mondo divento serva di gli Spagnuoli ... », ed. G. Da-
) Bonino, Turín, 1975, págs. 232 y sigs.
G. Vasari, «Vita di Pierino del Vaga», en Le \lite.... ed. Milanesí
aquí en adelante cit. como Vasari), vol. V, pág. 611.
Quisiera expresar mi gratitud a todos aquellos que me .. . Desarrollando las observaciones convergentes de G. Briganti, 11
·,)'lIIan¡erismo italiano, l." ed., Roma, 1945, y de S. Freedberg, Pain-
han informado acerca de obras o inve,stigaciones en in Ita/y, /500-1600. Harmondsworth, 1970 (trad. esp., Madrid,
44 ANDRÉ CHASTEL INTRODUCCI6N
45
1978), propondremos más adelante el concepto de estilo «clemen-
1914. G. K. Brown, and the Reformatíon to 1550, Oxford, 1933,
tino». no nos proporcionó demasiado material útil.
4 J. Burckhardt, Die Kultur der Renaissance (1860), cit. por la trad. 12 E. Chiorboli, Francesco Bemi, Poesie e Prose, Aorencia, 1934.
fr., París, 1958, vol. l, cap. X (trad. esp.). M. Creighton, History ofthe Véase infra, cap. I V . , ,
Papacy, vol. VI, Londres, 1894. concluye su largo estudio con la evo- 14 Aiche y Martin, Histoire de l'Eglise, vol. XV: L'Eglise de la Re-
cación del saco de 1527, que señala para él el fin de una época y el co-
naissance (1449-1517), por R. Aubenas y R. Ricard, s. l., 1951,
mienzo de la Contrarreforma. pág. 187. sobre medidas para reforzar los estudios teológicos (1513),
s G. Briganti, op. cit. refrenar el lujo de los cardenales (bula Supemae dispositionís arbitrio,
b S. Fredberg, op. cit., pág. 165. 1514), impedir que en los sermones se diera demasiada importancia a
7 Abate Lanzi, Storia pittorica deU·ltalia. Bassano, 1789, los pronósticos y profecías apocalípticas, etc.
págs. 243-244, observa sobre todo la dispersión de la escuela de Ra-
1 Sobre la política «internacional>, de Roma, véase J. Fraikin,
fael: «Felici le arti se Clemente com'ebbe iI genio, cosi avesse avuto í Nonciatures de France. Nonciatures de Clément VlI, 2 vols., París,
be'giorní di Leone. Ma le guerreo le pestílenze, e ogní altro genre di 1906, Introducción, págs. XXXV y sigs., «La polítique de C1ément VII
avversitil afflísse in quel lempo el Dominio ecclesíastico; e l'anno piu et les nonces».
funesto fu el 1527, in cuí Roma fu messa a sacco. La scuola di Raffaele 16 Purgatorio, XXXII, vs. 101-102. Véase P. Arcari, «La Roma di
si díssipo, e si disperse. gli eredí deBe sue massime o morirono, o si Dante», en Studi su Dante, vol. VII, Roma, 1944, págs. 169 y sigs. So-
stabilírono aItrove; e solto il Pontificato dí Paolo 1Il, ilsolo Pierino del bre la fuerza de atracción de Roma, M. R. Scherer, Marvels ofAnejent
Vaga sosteneva il credito deBa scuola.» Rome, Nueva York, 1955, sigue siendo una buena introducción.
8 B. Cellini, La Vita.... ed. G. D. Bonino. Turín. 1973. por ejemplo. 17 E. Massa, «Egidio de Viterbo. Machiavelli, Lutero e il pessi-
lib. l. cap. XXX. págs. 61 y sigs. Véase infra, cap. V. mismo cristiano», en Umanessimo e Machiavellismo, Padua, 1949,
9 La crítica de la Curia y las polémicas antirromanas son uno de los págs. 75 y sigs. J. O'MalIey, Giles ofViterbo on Church Reformatíon.
rasgos característicos del final de la Edad Media y del Renacimiento: A Study in Renaissance Thought, Leiden, 1968, cap. V. El breve de
el movimiento husita siguió expresándola en Europa central, y en Italia León X autorizando las colectas entre la cristiandad, Breve Leonis X Pa-
cristalizó el de los piagnone. pae quo índulgentiam plenariam concedit elemosynas praebentibus, se
Sobre la libertad de costumbres y la corrupción en la Roma del Re- ha gublicado en AnalectaAugustiniana, VI (1921-1922), págs. 26-28.
nacimiento, véase L. von Pastor, Geschichte der Papst seit dem Aus- Sobre las guías y el concepto de mírabilia, véase O. Pollak y L.
gang des Mittelalters. Freiburg-am-Breisgau, 1885-} 907. cil. por la Schudt, Le guide di Roma, Roma, 1930, reed. 1971; F. Morgan-Nicole,
trad. fr., Histoire des Papes despuis la fin du Moyen Age. París. 1888- The Marvels ofRome, Londres, 1889; A. Graf, Roma nella memoria e
1934 (de aquí en adelante citado como Pastor), vol. V, 1898, <<Introduc- nelle immaginazjoni del medioevo, Turín, 1915, sigue siendo funda-
ción» y págs. 339 y sigs. Sobre el papel primordial de Roma en el «mito» del Renaci-
10 A. Renaudet, Erasme et 1'1talie, Ginebra. 1954. Véase infra
cap. IV. Sobre las observaciones satíricas de Erasmo acerca del clima
guerrero de Roma. que le horrorizó, véase R. P. Adams, The Better Part
""s.
DUento, véase nuestro Le mythe de la Renaissance, Ginebra, 1969,
9
216 y sigs.
Véase infra, cap. n, n.l.
of Valor: More, Erasmus. Coht and Vives on Humanism, War and 20 F. Chabod, «11 Rinascimento», en Problemi storici e orienta-
Peace, 1469-1535, Seattle. 1963, págs. 37 y sigs. «Malditas sean esas mt;nti storiografici, Como, 1942, 2." ed., Questioni di storia modema.
guerras que me impiden disfrutar de una región que cada vez me gusta Milán, 1948. Véase también D. Cantimori, «Chabod storico delIa vita
más», carta a Alde, 1508.
n
Julio había entrado en Roma el domingo de Ramos de 1507 con
un «triunfo» militar sin precedentes. En esta ocasión Ulrich von Hutten
,''s.
teligiosa italiana del 500», en Rivista storica italiana, LXXII (1960),
y
687-711, reimpr. en Storici e Storia, Turín. 1971, págs. 315
escribió su feroz In tempore Julíi, en Opera Huttensi, Muních, 1859, r, l.,a2 J. CC!ulomb, «L'etude de la terre par les ondes séismiques», en
pág. 267, citado por H. Milman, Savonarola, Erasmus and other es- !erre, Blbl. de la Pléiade, París, 1959, pág. 101.
says, Londres. págs. 98 y sigs. Cuyo eco es el Júlíus exclusus, de 1513, , Este aspecto se ha tratado mucho, sobre todo en la obra de Pas-
obra más bien de un cardenal erasmista que del propio Erasmo, según tor,. vol. IX, 1913, Pontificat de Clément VII, cap. IV. D. Cantimori en
A. Renaudet, op. cit., pág. 112, aunque no es seguro. SU Introducción a la trad. it. de L. Ranke, Storia dei Papi, Florencia,
Sobre Lutero en Roma, véase O. Walz, "Zur Kritik der Lutherle- 1959 (reimpreso en Storici e Storia, Turín, 1971, págs. 172 y sigs.), de-
gende: Luthers. Romreise», en Zeítschrift far Kírchengeschichte, U . c,?mo la obra de Pastor es la respuesta de la erudición católica
(1877-78), págs. 611 y sigs., H. Boehmer, Luthers Romfahrt, Berlín, • a histona protestante de Ranke. Las conclusiones de los historiado-
46 ANDRÉ CI/ASTE!- INTRODUCCiÓN
47
res sobre la naturaleza exacta de las exacciones y los sacrilegios han febrero de 1531 (ed. orig. it., Le Lettere de Miehelangelo Buo1!arroti.
estado influidas frecuentemente por las preocupaciones confesionales. Florencia, 1875). G. Poggi, /l carteggio di Micllelange1o, ed. P. Baroc-
Ranke se ha impuesto el deber de minimizar los excesos de las tropas chi y R. Ristori, vol. IlI, Florencia, 1973, nÚm. DCCCXI, pág. 299.
alemanas, y Pastor (IX, pág. 306, n. 2) comenta: «Ranke ve en los ex- Véase infra, cap. V.
cesos de los lansquenetes meras bromas con que "alegraban su espíritu 31 Véase Pastor, VII, pág. 17, sobre la alegría de los mercaderes
evangélico" .» florentinos de Roma al enterarse de la elección de León X. Sobre los
23 No hemos podido consultar S. Maurano, JI Sacco di Roma, Mi- artistas florentinos y los escritores toscanos durante el pontificado de
lán, 1967. Clemente VII, véase infra. cap. V. Hay que añadir a esto la llegada de
14 J. Hook, The Sack of Rome, ]527 (de aquí en adelante citado los soldados de Giovanni delle Bande Nere, enviados para reforzar el
como J. Hook), Londres, 1972. Véase también el excelente artículo del ejército de Clemente contra los Colonna. Sobre su comportamiento,
mismo autor, «The Destruction of the "New Italia" Venice and Papacy véase Cellini, La Vita .... XXXIV: «Era di gia tutto iI mondo in arme.
in Collision», en Italian Studies, XXVIII (1973), págs. 10 y sigs. Avendo papa Clemente mandato a chiedere al signor Giovanni de' Me-
25 P. Partner, Renaissance Rome, J500-] 559. A Portrait of a So- did certe bande di soldati, i quali vennono, questi facevano tante gran
ciet)', Berkeley, 1976, pág. 33. «No parece haber ninguna razón convin- cose in Roma, che gli era male stare alIe botteghe pubbliche. Fu causa
cente para que el saco de 1527 marque una clara ruptura en la historia che io mi ritirai in una buona casotta a Banchi ... », ed. cil. pág. 76.
de la Roma del siglo XVI.» Véase nuestra recensión en el Joumal ofthe JZ Sobre el estado de ánimo de los romanos antes del saco, véase
Societ)' of Architectural Historians, vol. XXXVII (1978). El punto de el testimonio de F. Veltori, /l .meco di Roma, ed. Milanesi. 1867,
vista de la «historia social", que es el de la continuidad material y de- pág. 435: «E li romani erano tanto insolenti e bestiali che si persuade-
mográfica, parece aquí limitado; la población de Roma ha sufrido un vano chi per un mezzo e chi per un altro selvarsi e che l'imperatore
golpe mayor de lo que indica el autor, según J. Delumeau, Vie économi- avessi a pigliare Roma e farvi la sua residenzia e dovere avere quelle
que et sociale de Rome dans la seconde moUié du XV], SÍ/Jefe, París, medesime comodita, onori e utilice che avevano dal dominio de'preti.»
1959. Sin duda se reconstruyeron las instituciones eclesiásticas, pero el 33 El mejor planteamiento de la cuestión nos parece el que se en-
pontificado de Pablo III tuvo un «estilo» completamente diferente del Cuentra en el vol. II de Tlle New Cambridge Modem Histor)'. The Re-
de Clemente VII, como hemos tratado de demostrar en el capítulo sobre forma/ion, ¡ 520- ¡ 559, dirigida por G. R. Elton, Cambridge, 1958, cit.
los Famesio del volumen colectivo 1I Palazzo Famese, Roma, 1982. por la reed. de 1975, cap. VIII, «Italy and the Papacy» por D. Canti-
26 Sobre la increíble inestabilidad del gobierno de Roma hay innu- mori, y cap. IX, "The New Orders» por H. O. Evennett.
merables testimonios. Su debilidad interna extrañaba e inquietaba es- , 34 Es difícil saber si las ideas propiamente luteranas tuvieron una
pecialmente a los venecianos. 1. Burckhardt,op. cit., pág. 322, cita los buena acogida en Roma antes de 1527. G. K. Brown. op. cit., pág. 205,
anuncios de catástrofes de Girolamo Negro de Venecia: «La existencia Rftala el caso del dominico Anghelart que abandonó la orden en 1525,
de ese Estado está en un hilo. Quiera Dios que no nos veamos obliga- y la carta de 1530 de un embajador de Venecia: «Hay muchos
dos un día de éstos a huir a Aviñón ... » (17 de marzo de 1523). '_Jes en Roma y no se hace nada contra ellos» (Sanuto. Diarii. vol.
27 La tendencia a borrar la línea de ruptura de 1527 y fundirla en LIV, col. 284). Sobre libros herétioos en Roma, véase D. Cantimori,
un panorama de desartollo continuo está bastante generalizada: P. Pec- i/aliani del Cinquecento, Florencia, 1939.
chiai, Roma nel Cinquecento. Bolonia, 1949; J. Delumeau, Rome au 3S De hecho, el apoyo pontificio tenninó en el momento en que es-
XVI' siec1e. 2 vols., París, 1957 y 1959.2.' ed. en un vol., París, 1975, lOs predicadores itinerantes empezaron a causar dificultades. Clemen-
pág. 227. «Es verdad que Roma sufrió los horrores del saco, pero el te VII pudo prohibirlos en Roma en 1534. Pero durante el pontificado
progreso de la ciudad se paró sólo momentáneamente.» P. Portoghesi, de Pablo III, los capuchinos fueron protegidos por la propia Vittoria
Roma del Rinascimento, Roma, s.f., ha adoptado -no sin razón, pero Colonna. Adquirieron un enonne prestigio con las prédicas fulgurantes
algo a la Iígera- la cesura de 1527 para la historia arquitectónica y ur- de 'Bernardino Ochino después de 1536, y provocaron un gran escán-
banística de la ciudad. 'f!d0 COn la fuga a Ginebra y la sonora apostasía de este en agosto de
Véase H. O. Evennett, op. cit.. págs. 280 y sigs.
28 Véase Cian, «La coscienza politica nazionale nel Rinasci-
mento», en Scritti minori, Turín, 1934, vol. n, págs. 143 y sigs. E infra, :,1 . Se debe a Pastor, X, 293, el mérito de haber señalado la aparición
cap. IV. ' ", - esta corriente «refonnadora»; a la clausura del Concilio de Letrán,
29 D. Gnoli, «Le origini di Maestro Pasquino», en Nuova Antolo- ',411 marzo de 1517, se había fundado esta congregación bajo el título
gia, XXV (1890), 7, págs. 51 Y sigs. .a8C'tn de Compagnia ovvero oratorio del divino amore. Estos rígoris-
lO G. Milanesi, cí. por la trad. fr. Les Correspondants de Michel- aron el nombre de Chierini. debido a que Cara fa era obispo de
Ange. 1, Sebastiano del Piombo. París, 1890, pág. 38, carta del 24 de y luego de Teatini.
48 ANDRÉ CHASTEL INTRODUCCiÓN
49
)7 El origen de la práctica de la Adoración nocturna y del rezo de primi suoi ann! a Venezia e la corte dei Gonzaga, Turín, 1888, pág. 16,
las cuarenta y ocho horas (las que Cristo estuvo en el sepulcro) parece 11. 1).
estar en Gaetano. Sobre la devoción de la Eucaristía, véase Aeta Sane- .os M. Meiss, Paintillg ill Florence and Siella after the Black Death.
torum, XXXV, agosto, vol. n, pág. 267; véase también F. Ham, "Po- The Arts, Religioll and Society in the Mid-Fourteenth Century, Prince-
wer and the Individual in Mannerist Art», en Studies in Western Art, ton, 1951, reed. 1964, 1973.
Nueva York, 1963, vol. m, págs. 227 y sigs. 49 «Un povero horno che va vendendo li giudizi per Rialto ... »,
18 "Copia de una lettera da Roma, ... », en Sanuto, Diarii, presto al parecer a hacerse cortar la cabeza si las primeras lettere no
vol. XLIII, col. 609-612. anuncian que los franceses de Lautrec han vencido a los españoles .
.W Sobre las desgracias de Gaetano da Thiene, véanse todas las cró- Despacho de Jacopo Malatesta, embajador de Mantua, citado por
nicas: las Acta Sanctorum del 7 de agosto; O. Raynal, Annales eecle- A. Luzio, op. cit., pág. 8.
siastici ah anno MCXCVIll, vol. XX, Roma, 1663. Carafa fue maltra- .50 De entre la abundante literatura sobre esta costumbre romana,
tado y se fugó a Venecia, donde el movimiento encontró un lugar antes podemos citar: R. Silenzi, Pasquino. Quattro secoli di satira romalla,
de implantarse en Nápoles, de donde volvió a Roma; véase P. Paschini, Florencia, 1968, véase también cap. IV, n. 82.
S. Gaetano, G. P. Carafa, e le origini dei Teatini, Roma, 1926. Poste- " «Li sopradetti manigoldi che la minore e di meno importanza
riormente, ya como papa Pablo IV, Carafajamás olvidó el saco, véase menzogna che habino detto e stato il diluvio ... » (alusión a la predicción
infra, el «Epílogo». de 1524 de que hablaremos il1;fra, cap. II). Citado por A. Luzio, op. cit.,
40 N. Dacos, «Les Loges de Raphael», en Classieallnfluences, Dál!s. 8 y sigs.
Cambridge, 1976, cap. XXV; Le logge di Raffaello. Maestro e bottega • La Cortegialla, acto 1, escena IV, citado por A. Luzio, op. cit.,
difronte al/'an/ieo, Roma, 1977. págs. 7-8. No hay que olvidar que el Aretino, el 7 de julio de 1527, ha-
.\, Sobre los ataques de Erasmo a propósito de este tema, véase i/l- bía dedicado al marqués de Mantua una canzone sobre la desgracia de
fra, cap. IV. Roma, ibíd., págs. 64 y sigs.
.\2 J. Burckhardt, op. cit., parte 1. La importancia de este aspecto periodístico hace nuestro estudio
41 El manual de nuestro colega J. Delumeau, La Civilisation de la mucho más complejo que el llevado a cabo ejemplarmente a propósito
Renaissallce, París, 1967, tan valioso al tratar de los aspectos econÓ- de la toma de Constantinopla por los turcos en mayo de 1453, por
micos, sociales y religiosos de la época, no parece conceder suficiente A, Pertusi, La cadutta di Costantinopoli, 1, Le testimolliallze dei contem-
importancia a las «categorías» que han reclamado nuestra atención. No poranei. y n, L'eco nel mondo, 2 vols., Milán, 1976. Por otro lado, sor-
nos contentamos con esta apreciación. «Sin duda, el mito imperial tuvo prende que no se hayan relacionado nunca explícitamente estas dos ca-
una dura vida y siguió en la imaginación de las gentes», pág. 41. El tástrofes, aunque a los españoles y alemanes del ejército imperial se les
estudio de F. Chabod, Del Principe di Nieeolo Machiavelli (1925) lnIte frecuentemente de turcos, es decir, de enemigos de la Iglesia cris-
destaca notablemente el carácter personal del poder durante el Re- !;iena. La caída de la capital de la cristiandad de Oriente también había
nacimiento. Además del clásico F. Kampers, Vom Werdegallg der ';)Iido anunciada, como la de Roma; había llenado de terror a una cristian-
abendlalldischell Kaisermystik, Leipzig, 1924, véase F. Yates, "Charles incapaz de recuperarse; suscitó lamenti griegos, italianos, alemanes
Quint et I'idée d'Empire», en Fetes et cérémollies au temps de Charles o motetes (como el de Guillaume Dufay, véase A. Pertusi, n,
Quint, París, 1960, págs. 57 y sigs.; y L. Díez del Corral, La Monar- ,:,tf,gs. 361 y sigs., mucho más emocionante que la famosa «Déclaration
quía hispánica ell el pensamiento político europeo, de Maquiavelo a • vers de la sainte Église» en el banquete de Faisan dado por el duque de
Humboldt, Madrid, 1975. lIOrgoña el 17 de febrero de 1454). Además, todos los relatos, de fuente
44 F. Yates, arto cit., pág. 57. , ,. redacción diversas, insisten sobre los mismos deshonrosos atentados
45 Historiae sui temporis .... cit. por F. Chabod, «Paolo Giovio» "liIIIntra la cristiandad -violación de monjas, mujeres, y chicos de origen
(1954), reed. en Scritti sul Rinascimento, Turín, 1967, pág. 257, n. 3. ,_le: Eneas Sílvius; «Aiunt [ ...] Turchorum ducem [ ...] apud summam
.\fi F. Guicciardini, Storia d'Italia, libro XVIII, Venecia, 1580. ,......., Sanctae Sophiae propalam videntibus omnibus nobilissimam virgi-
Reed. por C. Panigarda, Bari, 1929, vol. V, Véase infra, cap. V. fratrem ejus adolescentem reglia sanguinis constuprasse ac
47 Entre las Lettere saitte al signar Pietro Aretino, Venecia, 1551, jussisse» (Pertusi, pág. 431, n. 21), sobre mancillamiento y
hay dos cartas de Sebastiano (Luciani) del Piombo en que este cuenta de reliquias, véase F. Babinger, «Reliquienschacher am Os-
que el 15 de mayo de 1527 Clemente había dicho lo siguiente: «Si ,Jlllnenhof ¡m xv. Jahrhundert», en Sitzungsb. der bayer. Akademie der
Pietro Aretino ci fusse stato appresso, noi forse non saremmo qui pres- Philoshist. Kl., 2, Munich, 1956, págs. 1-47.
soché prigioni, pero che ci avrebbe detto liberament cío che si diceva Una carta anónima de un secretario de embajada veneciano, fe-
in Roma de l' accordo cesareo ... » (cit. por A. Luzio, Pietro Aret!llo nei en Civitavecchia el 20 de mayo de 1527, publicada 8.1., S.f. [Ve-
50 ANDRt CHASTEL
necia, 1527?J, con el título: «Copia de una lettera del successo et gran
crudeltade falta dreto di Romoa che non fu in Hirusalem o'in Troja
cosl grande» (British Museum). Véase también 1. Godard, 1528.
55 Este acto es deplorado en un pequeño poema de Stefano Guizza-
lollÍ:
Trist' Amarilli mia: dunq'e pur vero Estos lamenti son muy abundantes, y su tono, un tanto
Che di Titiro tuo si stranamente un sentimiento popular:Ese acento
Vada la grege errante et li dolente acusador para protestar contra un destino odioso se en-
Lassi '1 be! Tevere et Vaticano altiero 7. Cuentra también entre los poetas, como Ariosto 9. Sabe-
54 ANDRÉ CHASTEL
55
mos menos acerca de los cantos de triunfo de las tropas
alemanas y de los pueblos afectos a las ideas de Lutero,
sólo migajas han llegado a nuestras manos. En una hoja En la primavera de 1527, los diferentes participantes
de mayo de 1527, impresa en Venecia en alemán, Neu en la política internacional se encontraron prisioneros de
Zeytünge von Rome, leemos, por ejemplo, una especie de una situación extraña y confusa. El exercitus caesareus,
himno que evoca a la horrible mujer del Apocalipsis, la el estaba a las órdenes del condestable
prostituta de Babilonia: Qarlos de BorhQp.... el peor enemigo de Francisco 1 (fig. 6),
. pero su marcha a través de la_ Italia central nada tenía que
Sie ist gefallen, gefallen die grosse Stadt guerra. El golpe de-audiü':TInlue'suptiicl'la
Darin[ne] due rothe Hure lang gesessen hat marcha sobre Roma no era inevitable. La nueva querella
Mit inherrnm Kelch der Graulichkeit 10. entre clero e imperio ni la implicaba necesariamente ni
tampoco la excluía; las instrucciones no la prohibían,
(<<Cayó, cayó la gran ciudad
Donde la puta roja tanto tiempo residió
.pero el
Con su cáliz de abominación.») interna alea!o-
J:ÍQj;ieJas propias circunstancias del conflicto entre Cle-
VII y Carlos V 13.
Todos los hechos notorios han tenido siempre su acom-
pañamiento popular, pero en el caso de la toma y el saco E'scrffiCil hnágínar una situación más sombría y con
de Roma en _mayo de 1527 podemos seguir de cerca todas menos salidas. La brutal derrota de Francisco 1 en Pavía
el 24 de febrero de 1525 había abierto una era de incerti-
sus repercusiones en la opinión pública del mundo cris-
dumbre y de angustia, desarrollándose todo en un clima
tiano-a_través de la prensa. Desde hacía algo más de
exageradas amenazas y de terribles anuncios y profe-
treinta años, las guerras de Italia habían visto la difusión El emperador, desde su corte española, parecía tener
de hojas volanderas, canarJi, Flugbliítter, que represen- riendas de la situación. ¿No habría sido más sabio que
taban un papel completamente nuevo en la vida pÚlJlica 11. accediera al pacto que reclamaba la facción <dmpe-
Uno de los primeros beneficios de la imprenta fue sin iI'A'''l''la» de la Curia? Pero ambos poderes pronto se vie-
duda la difusiÓllmáuápL(,ta ymás amplia de las noticias, enfrentados, lo que se hizo evidente, como cuestión
gracias a la multiplicación de los boletines informativos. principio, con la publicación del breve del 23 de junio
Las estadísticas son elocuentes: si hubo un acoh"leci- 1526, en que se recordaban los indescriptibles dere-
miento sensacional en la época, el número de panfletos y del Pontífice, y la respuesta a este, la llamada «me-
hojas volantes, seguidos de breves relatos o «relaciones», de Granada», del 17 de septiembre de 1526, donde
impresas a toda velocidad y en numerosas lenguas, de- que el lenguaje del Papa no era cristiano y que
muestra que aquel fue el de mayo de 1527, que vio a de ser corregido por el emperador y reformado por
Roma -caput mundi- caer en manos de los soldados concilio. Terrible amenaza. Este panfleto, que marcaba
imperiales. Los espantosos detalles del saco fueron un el tono de la política imperial, se imprimió durante la pri-
excelente material para el nacimiento de la prensa sensa- tnavera en Alcalá, y se reimprimió en verano en Mayence
cionalista 12. Amberes bajo el título -fácil entender por qué- de:
Pro divo Carolo apologetici libri duo 14. Tan sólo que-
daba, pues, hacer las maniobras pertinentes para organi-
56 ANDRÉ CHASTEL 57
',
'lIante, fue herido de muerte en noviembre de 1526, en
curso de una batalla que tenía por objeto dificultar el
E
cuentro de los lansquenetes de Frundsberg, que descen-
',·;.an a través de los Alpes y Brescia hacia Mantua, con
,: los de Borbón que había llegado a Milán 17. La desapa-
del Gran Diavolo fue el primer golpe de suerte.
ué hubiera ocurrido de haberse enfrentado el Borbón y
'ovanni, los lansquenetes y las «Bandas negras»?
fL.,. Este accidente fatal facilitó el que el ejército de) César
te reuniera, aunque no sin dificultades por la falta de
,. Iprovisionamiento y el mal tiempo. La ayuda de Alfonso
de Este, cuyas relaciones con el condestable de Borbón
inmejorables 18, fue inútil, sobre todo por el puente
Fig. 6 Anónimo francés, El condestable Carlos de Borbón en barcas preparado por los ferrareses para permitir el
Agnadel, segunda década del siglo XVI. París, Bibliotheque Nationale.
(Foto Biblioteca Nacional. París.) del Panaro y la entrada a los estados pontificios 19.
Italia no tuvo más remedio que conocer un nuevo tipo
de soldadesca; los lansquenetes, con sus trajes hinchados,
58 ANDRÉ CHASTEL 59
.sus lanzas y sus penachos, parecidos a los de los guardias
suizos; su brutalidad superaba incluso a la de los france-
ses. pugna
pemmnente: uno era el de los diez
dados por Frundsberg -un atronador gigante-, todos
ellos protestantes -luteranos-,-, .
para abolir el poder pontifIcio tanto en 10 espiriturucomo
en lo temporal. La caballería de este grupo la mandaba un
bello capitán de veinticinco años, el príncipe de Orange .
• El segundo grupo 10 formaba el
19s -entre cinco y seis mil hombres- que habían
llegado, vía Génova, para humillar al príncipe de la Igle-
sia que osaba resistirse al emperador. Tras el saco de
Prato, en 1513, su arrogancia y su dureza eran famosas.
Había, por fin, dS
, 19do contingentes dirigi?,os por averiturerosc.omo
FiliflzlOMaramaldo, y tamblen por personas de CIerto
rango como Marco Antonio Colonna o Ferrante Gonzaga,
el hijo de Isabel de Este. Estas tropas sólo vivían del pi_
llaje y la extorsión, pues el condestable no tenía fondos
stdicientes para pagar los sueldos prometidos 20.
Tras un increíble encadenamiento de ilusiones, torpezas
traiciones, debidas a que cada uno de los aliados colo-
sus propios intereses por encima incluso de su parti-
,típación en una estrategia común, llegó el momento en
a principios de 1527, el camino de Roma quedó más
,,-,mcnos despejado para esta masa turbulenta y heteróclita.
negociaba y se maniobraba, mientras se marchaba len-
hacia el sur. Se habían conseguido sustanciosas
condiciones de ciudades tratadas con benevolencia, como
Florencia o Bolonia. Pero, como demuestra el movimiento
las tropas, el condestable no podía contener a lansque-
Fig. 7 Vorstennann. inspirado en Tiziano. Retrato del condestable y españoles más que prometiéndoles el botín de
Carlos de Borbón, con el mote «Omnis salus in ferro est», Grabado ElpiUfl v-º
en cobre. (Foto Biblioteca Nacional. París.) y el de Borbón era un for-
ugador. Sin una intendencia organizada ni una
'-UICIta, sabía que su ejército no podía llevar a cabo un
en regla.
62 ANDRÉ ClIASTEL
63
reva a Borbone l'impresa difficile, laquale i Colonnesi li
. que recuerda la aparición del arcángel San Miguel a Gre-
demostravano per molte ragioni niu facile e riuscibile
com ' era» 26. ,ario 1 en el año 590, uno de los milagros en favor de la
Era el cuatro de mayo. El capitán francés estaba en !:!iudad de San Pedro que tanto abundan en los anales de
Roma 28. ELJ11aUWloor -eeftvertidoen clave del
Ronciglione. Apresuró el paso. En el último momento en
Roma armaban una milicia en medio del enloquecimiento creció en importancia tras las
obras del siglo xv: reedificación de las murallas por Ni-
y la confusión, la cual confiaron a Guido Rangoni. Las
colás V y refuerzo del castillo por Alejandro VI. El
tropas imperiales aparecen por el oeste, la defensa se
:Sorgo, que era la ciudad papal, se conecta con la ciudad
lleva a los muros del Borgo. Apenas tienen tiempo para
antigua por el puente de Sant' Angelo, dominado por la
acondicionar el castillo de Sant' Angelo, que había de ju- enorme fortaleza.
gar un papel importantísimo a lo largo del drama. De esto
parece ser que se encargó Cellini 27. : La bastante bien defendida . .E1--
En aquella época RrunaaÚD...no..había cambiad!;) su-fi- ,.•.J.Orgu
'-. o. por el.c'aSinró-de.. s.ant; Angelo,
el Tiber
sonomía. Ninguna de las grandes carreteras modernas
eústía:·aúñ. La via Giuliana tan solo era un trazado, ya .. incursiones,
,"propia ciudad, llena de vericuetos y callejuelas, sin
que los proyectos del palacio Tribunale, diseñado por
.nas vías rectas, era de lo más propicio para las luchas
Bramante, y de la Cancillería Apostólica, que habían de
iallejeras, como cincuenta años antes el rey Ferrante in-
definir la función de esta carretera y marcar su importan-
fbrmaba a Sixto IV, según da testimonio Infessura 29. La
cia, habían sido abandonados durante el pontificado de
Población no pensaba en ello para nada. Se lo habían re-
León X. Los itinerarios practicables de este a oeste atra-
muchas veces: dos o tres días de espera al pie de
vesaban el Campo dei Fiori, a cuyo alrededor pululaban
murallas, mientras la artillería del castillo de Sant' An-
los palacios crecidos al calor de la Cancillería, y por el
mantenía a distancia a los asaltantes, y llegaría el
otro lado, la plaza Navona, próxima a la zona de expan-
de la Liga, que según los hombres de Guido Ran-
sión favorecida por los florentinos, en el barrio del Ponte
estaba muy cerca ..., y el exercitus caesareus, que es-
y más al norte. Los Médicis se habían instalado en la zona en estado de desorganización latente, se amotinaría y
de San Eustaquio. A petición de León X, Giuliano da San- saqueando la campaña, y dejando algunos
gallo había concebido el plan de un gran palacio que de-
de obstinados 30. Por el contrario, el éxito del ejér-
sembocaba en la plaza Navona por medio de un pórtico,
imperial supuso el fracaso definitivo, y espectacular,
pero el papa Clemente no había continuado el proyecto
estrategia italiana, que se basaba desde hacía más de
de su primo, ni había tenido tiempo de c-ªllipiar gran cosa
la situación urbana. en la maniobra y la contemporización. Francesco
della Rovere, fiel a la tradición, la aplicó y fracasó.
El sistema de defensa de Roma se remontaba a laép.Q.ca
de mayo, el grueso de las tropas de la Liga todavía
de AureUano, que hacia el año 270 articuló la murallacoll
en Cortona, y no llegaría a las afueras de Roma
el mausoleo de Adriano, y a la del papa León-IV,que ha-
el 21. Mientras tanto el Papa negociaba. ¿Sería
cia el 850 había rodeado San Pedro y el VaticaBe,COfrlas
rodear la ciudad, encerrando a los soldados impe-
fortificaciones que llevan su nombre. En la crónica de la
junto con sus víctimas? Parece ser que ni se les pasó
procesión de consagración de este borgo leonino aparece
la imaginación, como tampoco se les ocurrió entrar
por primera vez el nombre S¡Jnt' Angelo,
Roma: el 2 de junio tenía lugar el repliegue general.
64 ANDRÉ CHASTEL
Ji1SERA CAPUT MUNDI 65
y así, Guicciardini declara en su historia que todas estas
cosas tan deplorables habían ocurrido «per tradimento e
per paura» 31.
EL SACO
".0
tropas imperiales entraron en el Vaticano. Podna decirse :lllDdro VI huyó aterro.0.ri.ZadO al castillo de Sant' Angelo 45.
que por poco no le capturaron o incluso que por poco no '.ro
le mataron. El Papa emprende la marcha por el corredor Vatic.ª-,!o. En cambio el ejército de este lejano empe-
de la muralla. Paolo Giovio cuenta cómo cubría al Pontí- "_r, que no 10 mandaba y que a veces caía en extraños
fice con su manto morado de obispo para evitar que su 8ilencios, se lanzó sobre él en circunstancias tan exagera-
traje blanco le traicionara y pudiera ser abatido 39. En el ,lamente favorables que no nos permiten ser explícitos
castillo de Sant' Angelo se concentraban los cardenales, de las intenciones ni de las responsabilidades. Es
íos embajadores;eTperSOñaTOeTáCuna. Cuando cayeron ;:;'¡''''sible que muchos políticos desearan una conquista se-
los rastrillosna1'mfcefCa'detres mitpeT'Sonas en la forta- aunque no confiaban en ella. El aura, el presti-
leza. Sobre la plataforma superior se hallaban los dos es- :lo religioso de la ciudad, parecían excluir, no obstante,
cultores encargados de la artillería, y ambos han contado ,10 devastación excepto en el caso de los luteranos. Pero
sus recuerdos. «Allí estábamos -cuenta Raffaello da el mundo fue más allá de las previsiones normales.
Montelupo- mirando todo aquello como si se tratara de no había sufrido un sitio, pero ca)l.Q"presadel
una fiesta» 40. La niebla había terminado por levantarse, interminable, total ya la'vez<k!sorgani;¡¡;ade,
los cañoneros podían tirar, pero el B01'&.<Lhabía caído. Las lItr1rabía un capitán Philibert de
tropas no podían mantenerse bajo el fuegoaelaiftíllería, }JlJu,.;Ípe deOrange, había sucedido al condesta-
pero ya habían maniobrado hacia el fue pero su autoridad era continuamente con-
ocupado, sin dificultad alguna, en el curso del día. 47. Los diversos contingentes, que no actuaban de
Las tropas imperiales presionan sobre el puente de San queriendo emularse en el botín, llegaban a sa-
Sixto, que -se constata con estupor- no había sido ni dos veces a la misma víctima. Los rescates -ta-
destruido ni fortificado 41. Un grupo de caballería trata en fueron tan sistemáticos que dieron como resultado
vano de cortarles el paso 42, pero es inútil, nada les impide asombroso trasiego de oro y de riquezas de unas ma-
la entrada. El pánico es general, ni un solo combate en la a otras.
calle. Los españoles ocupan la plaza Navona, los lans- asalto al castillo de Sant' Angelo er.a.impensablEh El
quenetes, el Campo dei Fiori, el destacamento italiano de - Otange íniuidó hacer trincheras al norte de la
Ferrante Gonzaga se estaciona ante el castillo de para prevenir el posible avance de las tropas de
Sant' Angelo 43. La señal de pillaje ya había sido-dada. Tras los muros del castillo los refugiados eran de-
Desde lo alto de la fortaleza, Cellini ve cómo «había lle- numerosos, pero no faltaban ni las municiones
gado la noche y el enemigo estaba dentro de Roma. No- provisiones. La moral era baja y las discusiones en-
sotros, desde el ca'ltillo, y sobre todo yo, que siempre me príncipes de la Iglesia se sucedían. Lo mismo ocu-
68 ANDRÉ CHASTEL
69
rría con las negociaciones. El emperador, tardíamente im- ce cardenales se quedarían en el castillo de
presionado por la noticia, acabó por ver en la victoria la $in1' donde entraría una guarnición imperial,
mano de Dios 48, pero su desarrollo político no estaba
claro. Las dudas fueron fatales para la ciudad. La absurda
:que las plazas fuertes del Estado pontificio se rin-
las indemnizaciones debidas. Pasaron
situación de un Papa cercado por las tropas enemigas en los meses de verano en medio de movimientos incontro-
aquel bloque fortificado que todo el universo cristiano lados de las tropas, minadas por el hambre y las epide-
conocía por las imágenes y las guías, se prolongaba inde- mias. Pompeo Colonna, que había vuelto a Roma y había
finidamente. Los lansquenetes luteranos pedían su desti- visto «este cadáver de ciudad», se había reconciliado con
tución 49. De todas las posibilidades que se abrían ante el Clemente VII en medio de las lágrimas 52, El 28 de no-
emperador, la más sencilla era la de hacer convocar un lriembre, los rehenes que estaban bajo la custodia de los
concilio, siguiendo el consejo de Mercurio Gattinara: ISpañoles lograron evadirse en condiciones un tanto pin-
«Tamquam in pseudopontificem, scandalosum, incorrigi- torescas: subiendo disfrazados por una chimenea. Entre
bilem ac universum christianae religionis perturbantem ellos se encontraba el cardenal Giovanni del Monte, el fu-
concilium». Esto equivalía a la destitución del Papa 50, y , toro Julio III 53. Finalmente, a de diciembre,
nadie se atrevió. El temperamento de Carlos V no estaba . •emen '" Brvleto;ydentro de -esta
a la altura del condestable y sus tropas. Además era difí- 'd EstaooponÜficio,.reencontraruna
cil, en el momento en que Lutero atraía toda la atención 'iMrta 54, Pero hasta febrero de
de Alemania, declarar que un Papa, vencido y humillado, 1628 no tuvg lugar la evacuación definitiva de Roma; las
estaba alterando el orden de la cristiandad. cargadas con el botín y el oro, se diri-
La primera consecuencia de la noticia había sido la re- haciaNápoles,ba Ciudad Santa, donde además qe
volución de Florencia, alentada por un violento despertar malaria hacía estragos la peste 55, fue repo-
del viejo sentimiento anti Médicis. En el momento en que y por sus antiguos moradores
Roma -subyugada, abandonada, casi exangüe- había WrasUlLailo de desórdenes y saqueos. Clemente VII no
de testimoniar durante mucho tiempo el triunfo del poder '&IIIVÍÓ a ella hasta octubre.
imperial y la ineficacia de la resistencia militar italiana, A Pesar de su enorme eco en toda la cristiandad, a pesar
Florencia, dando un salto impresionante y desesperado, su decisivo valor simbólico, la toma de Roma no había
rechazaba la autoridad de los Médicis, lo que era fácil, a la nada en el plano militar. En l 528..JiLsituación de
vez que se preparaba para desafiar al poder imperial, lo tan mediocre que habían
que era algo audaz 51. A la larga, esta nueva situación no '1_lto a la idea de puntos de apoyo,
podía sino obligar a Clemente VII, en tanto que Médicis, a ¡;t4ilán y Un ejército auxiliar, que intentaba con-
buscar el apoyo del emperador que le desafiaba en Roma. el centro de Lombardía al mando de Brunswick,
Mientras Florenciareen.coJJtra1:m la rept!blica- fuerte resistencia en Lodi, defendida por Gian-
na....que le valía el concurso entusiasta de Miguel Angel, Sforza, y se replegó hacia Alemania 56, Los france-
Roma, de desastre en desastre, veí.a cÓl1lQ.§!LPoblación, se habían puesto, por fin, en movimiento: el ejército
su patrimonio y su prestigio iban a la raina. Se sucedían .Lautrec, acompañado por contingentes de las Bande
los conciHábulos para salir de una situaciÓn-desagradable dirigidos por Orazio Baglioni, llegó a las puertas de
y vergonzosa hasta que, el 2.Ee junio, se logró unªcuerdo -pules. La impresión de que había llegado la hora de la
entre Clemente VII y los capitañes'oeIejércifci:J..mperial: ,nganza de la Liga era tanto más fuerte cuanto que la
70 ANDRt CHASTEL 71
flota de Doria estaba bloqueando el puerto 57. Pero la hábil los países y en todos los tiempos en «avidez, insolen-
resistencia de los españoles, una devastadora epidemia, la perfidia, lujuria y crueldad». «El oprobio para las reli-
repentina defección del almirante y el repliegue de los el fuego para las iglesias, la violación para las mon-
asaltantes sobre Aversa cambiaron definitivamente la si- el estupro para las matronas, la esclavitud para los
tuación en favor de las tropas imperiales, a las que tan ·¡'.venes», todo eso tuvieron que sufrir los romanos 62. Tal
sólo restaba ocupar de acusación será repetida por los franceses en nume-
. C/'
f''t
se
("("",,.
ocasiones. Hay otro opúsculo, Historia espugnatae
i.áireNae urbis Romae per exercitum Caroli V. Imp., que
EL «PAGEANT» DEL 4 DE AGOSTO .e.). v hasta 1637 63 • Naturalmente a continuación
:·"Mirán numerosas memorias y relatos para confirmar y
Del enorme volumen de relatos y opúsculos que se es- ';lQompletar estos textos escritos en el calor de los hechos y,
tudian en otra parte destacan dos fórmulas opuestas. En el ..,este sentido, reveladores cuando no verídicos 64.
bando imperial tenemos las Flugbliitter del tipo de la En un primer momento las noticias de Roma encontra-
Warhafftige und kurze Berichtung del 12 de junio, donde en los medios oficiales españoles un silencio que po-
se menciona la muerte del condestable, el castigo del creerse culpable. Pero la medida del choque psicoló-
Papa y que los lansquenetes habían gritado «Vivat Luther nos la dan dos escritos, amargos y apasionados, de
Papa» 58; la versión latina, Direptio expugnatae urbis Ro- de 1527 y principios de 1528, que dan el tono al
mae ab exercitus Caro/i quinti 1527, se edita más tarde, MiWl:vitable debate sobre el saco. El emperador se abstuvo
pero con un éxito que llega hasta bien entrado el si- cualquier comentario y sus consejeros tuvieron que to-
glo XVII 59. Esta Direptio, que insiste en el castigo mere- la iniciativa de hablar en su nombre. Alfonso de Val-
cido por la ciudad pontificia, se publicó en 1623 a conti- su secretario, redactó el Diálogo de las cosas ocurri-
nuación de uno de los diálogos de cortesanas del Aretino; en Roma, justificación «providencial» del saco en que
esta asociación, que podría parecer extraña, confirma el las responsabilidades recaen sobre el Pontífice, que
carácter escandaloso que fatalmente teñía las evocaciones como jefe de Estado imprudente en vez de encarnar
de los horrores de 1527; en ellas aparecían historias de evangélico; por grandes que fueran los horrores
mujeres, violaciones y estupros que hacían las delicias de se cuentan, difícilmente puedan borrar las
autores como Brantóme Ó(}. En este terreno nadie va más de aquella corrompida ciudad. «Cada horror del saco
allá que el autor de La lozana andaluza, que concluye su castigo preciso, necesario y providencial de una de las
descripción del libertinaje romano con una epístola, que rgtienzas que ensucian Roma.» Y esta interpretación será
añade «vista la destrucción de Roma, y la gran con matices, mantendrán los aliados del Imperio 65.
que sucedió, dando gracias a Dios que le dexó ver el cas- el Diálogo de Valdés tardó en difundirse porque
tigo que méritamente Dios premitió a un tanto pueblo» 61, todos lo aprobaban. El propio emperador estaba inde-
En el bando contrario, el más típico es sin duda el pan- debido a la violenta protesta presentada por el nuncio
fleto titulado In urbis Romae excidia deplorqtio (París, IIPOstólico, a quien Carlos respetaba profundamente, y que
1528), dedicado a Luisa de Saboya y fechado «ex urbis otro que Baldassare Castiglione, el autor del Corte-
cadavere tertio cal. Decembris», que es una requisitoria 66. Su queja era emocionante, llena de pasiones altas
histórica contra los horrores del saco. El exercitus caesa- '..vvles. Califica las explicaciones tendenciosas del Diá-
reus sobrepasó lo que de más espantoso se haya visto en de afrenta moral e intelectual que viene a completar
72 ANDRF: CHASTEL 73
la sangrante humillación del saco. No niega ninguna de x(eCibido por todo lo alto. Fue por entonces cuando se dio
las debilidades, las corrupciones o las iniquidades de la ': .• conocer en Francia la gran preocupación del momento
Roma moderna; Castiglione sólo responde que la degra- ... forma típicamente renacentista: una serie de cuadros
dación de la Santa Sede no puede justificar un ataque sin l'ivientes, trasposición simbólica y mimada del suceso.
paralelo ni perdonar un sacrilegio. Coloca el drama en un ,·¡Stos pageants -«a sort of display piece»- se represen-
nivel en que deja de ser una peripecia política; puede acep- -.ron menos de tres meses después del saco. El cardenal
tar la denuncia global de una sociedad inicua, pero eleva fi:hJan de Lorena esperaba a Wolsey en Calais. El 22 de ju-
la institución, los símbolos y la tradición por encima de lio entraba en Boulogne el legado del Papa. Hay un relato
sus indignos servidores; da a Roma su significado único ·.la recepción escrito por el viajero británico Edward
contra el que ningún pueblo de la tierra debe atentar; re- ·.:'all, que la había presenciado:
cuerda que Roma, santificada por la Iglesia y por la histo-
ria, no puede en ningún caso sufrir abominaciones sin "t: At the gate was made a pageant in the which was a nun
nombre bajo el pretexto de la regeneración. Podemos pen- caIled HoIly Church and tree Spaniards and three Almay-
sar que este grave discurso, emanado de un personaje, un nes had her violated and a Cardinal her rescued and set
her up of new again.
caballero, al que el emperador estimaba, no hiciera sino
Another pageant was Cardinal giving a pax to the king
aumentar la perplejidad del monarca, quien posterior- of England and the French king in token of peace.
mente se muestra presto a borrar todo recuerdo del saco. Another pageanl was the Pope Iying under and the
La toma de Roma había tenido ecos siniestros en In- Emperor sitting in his majesty and a Cardinal puIled
glaterra. En más o menos el mismo tono de Castiglione, down the Emperor and set up the Pope 70.
Tomás Moro inserta en su A dialogue concernynge He-
resyes, de 1528, un largo pasaje sobre los horrores perpe- itinerario de la recepción estaba jalonado de estos
trados por «those uplandish Lutherans) 67. Los asuntos vivos, todo estaba bastante claro; había un carde-
nacionales parecían estar dominados por el problema del quien todo el mundo reconocía fácilmente- que
divorcio de Enrique VIII o, lo que era lo mismo, su pa- tres veces a la monja Holy Church, unía a Francia
sión por Ana Bolena. Esto llevó, entre otros, al cardenal y derribaba al emperador, que tenía a sus pies
Wolsey a favorecer una alianza contra el emperador y a Como era habitual; el pageant desarrollaba un
volver a buscar el apoyo del Pontífice. La caída de Roma I"'"mun" que recordaba al distinguido visitante cuál era
y el cautiverio del Papa suponían un desagradable contra- Pero es de temer que el cardenal no estuviera
tiempo para sus planes, pero las circunstancias le permi- "''''''J4UO atento al espectáculo, ya que, como escribía a
tían, por lo menos, proponerse como vicario general y re- su mula «was driven to such a malyncoly by the
avivar viejas ambiciones nacidas en el cónclave de of the gunshots» que ya hizo bastante con conse-
1523 68 • Por todas estas razones no dejaron de indignarse, mantenerse a duras penas sobre ella. Pero se había
amenazar y exigir la libertad del Pontífice, y de ridiculi- cuenta de que se trataba de «the universal peace and
zar al ejército imperial: durante un banquete, Wolsey hizo estitution of the Pope and the Holy See apostolic to
que se recitara el Phormio de Terencio 69. El cardenal fue dignity» 71.
enviado a Francia para firmar el tratado de alianza contra solemnidades tuvieron lugar en Abbeville,
el emperador. La firma tuvo lugar en Amiens el 18 de la más notable fue la del 4 de agosto en Amiens,
agosto. Wolsey había llegado con una gran comitiva y fue el propio rey estaba esperando al cardenal. Hubo
74 ANDRÉ CHASTEL 75
cinco «teatros» -es decir, cinco cuadros vivos- que .San Pedro, que todo el mundo citaba y que innumerables
constituían un análisis y una exposición por medio de pinturas Y dibujos habían dado a conocer (figs. 10 y ll).
símbolos. Naturalmente, no tenemos ningún grabado ni El drama de 1527, repetido por la totalidad de lo que po-
dibujo, solo queda una descripción de la época, comple- . demos llamar la prensa escrita, también se tradujo casi in-
tada por el registro de las deliberaciones de la ciudad, que mediatamente a imágenes vivas, y estas imágenes eran fi-
había pagado el espectáculo. El primer cuadrO' represen- guras alegóricas.
taba un templo cuyos dos muros, Francia e Inglaterra, ne-
cesitaban una piedra -lapis angularis- para unirse. Fá-
cil imaginar quién tenía la tal piedra. En el segundo
pageant se veía al ídolo de Nabucodonosor aplastado por
una piedra milagrosa que acababa con las guerras. Y la tal Si no fuera por lo que para nosotros es una especie de
piedra también era Wolsey. El tercero era la navicula Pe- ura que se ejerció alrededor del saco y su responsa-
tri danzando en medio de las olas 72, sobre ellas San Pe- el condestable de Borbón, es difícil entender que no
a quedado ninguna pintura o grabado de la época. Ha-
dro pedía auxilio. Dos figuras, la una con las armas de
a sido fácil sacar partido, por ejemplo, de la batalla de
Francia, la otra con las de Inglaterra, levantaban sus espa-
jmales alegóricos que
('.j(.,__ más tarde Maurice
das. Tras todo esto se veía una ciudad -Roma o Jerusa- ;i:;li$ceve en una bella y oscura declma:
lén, dice curiosamente el texto-o Había también una ins-
cripción en que se amenazaba a los príncipes que atacan Le cerf volant aux abois de l' Autruche
la casa de Dios -Chrístiferam domum 73_. El cuarto Hors de son gite éperdu s'envola;
cuadro representaba dos alegorías; la Santa Iglesia y la Sur le plus haut de l'Europe il se juche,
Paz reconciliadas por el Señor gracias a un ángel rojo Cuidant trouver silrté et repos la,
-de nuevo Wolsey-. En el último aparecía un curioso Lieu sacre et saint, lequel il viola
espectáculo; Palas Atenea conduciendo al mundo, gracias Par main a tous profanement notoire ... 74.
a Wolsey, a los Saturnia regna, a la edad de oro. Sidney
(<<El ciervo volante [Carlos de Barbón], llamado por
Anglo, que ha llamado la atención sobre estos cuadros, Austria [Carlos V]
cita la irónica conclusión de Edward Hall: Expulsado de su morada [la tierra francesa que le había
sido confiscada], voló perdido.
When wise men saw this pageant they smiled and saíd: Hizo el nido en lo más alto de Europa [Roma],
well can the French king flatter for hard it were for one Buscando hallar seguridad y reposo,
Cardinal to subdue him that puIled down the master of lugar sacrosanto que violó
al! Cardinals. Con manos que todos sabemos profanas [los lansquene-
tes]. .. » )
y nosotros, lo mismo que este gentleman, notamos lo
que había de artificial en estas escenas, pero nos impre- Hay un grabado de SchOn, fechado en 1528 (fig. 12),
siona cómo aquellos hechos, tras su rápida difusión por evoca la lucha entre papistas y reformados bajo la
medio de los panfletos, se habían convertido en imágenes de una batalla entre dos ejércitos, que muy proba-
simbólicas; nada más familiar que la navícula Pe tri, el :blemente sea eco de las vicisitudes de Roma. El tema de
mosaico que el Giotto había colocado en la fachada de antagonismo, expresado por la lucha de dos principios
76 ANDRÉ CHASTEL MISERA CAPUT MUNDl 77
opuestos, dominó el amplio campo del grabado popular Magno, había sido abatido por un rayo y aún no había sido
durante la Refonna; aquí el tema dominante es la guerra, sustituido por otro. Hacia 1505-1506, Julio Il había hecho
los lansquenetes se ven claramente 75, el acento se pone so- añadir la loggetta correspondiente a los apartamentos
bre la batalla. No obstante, nada indica que se trate del construidos en la parte alta. La meta Romuli había sido
ejército del condestable de Borbón. En otra estampa del destruida en 1499; además, a partir de 1507, un cambio
mismo autor, también de 1528 (más adelante volveremos característico del paisaje urbano eran los dos enormes pi-
sobre ella), aparece un mercenario que está a punto de pe- lares de Bramante en el emplazamiento del coro del viejo
gar a un Papa, pero no hay nada que pennita identificarlos. San Pedro. Todas estas alteraciones no figuran, claro está,
Que nosotros sepamos, no hay ninguna representación en el panorama de 1490 ni en ninguno de los que, a conti-
contemporánea del saco de Roma, y no apareció ninguna nuación, lo copiaron 79, como ocurre con este pequeño pa-
hasta pasado mucho tiempo 76. Se nos ha señalado un pa- nel de que estábamos hablando. Sería de enonne valor una
nel, de una colección particular, con una falsa firma de vista de Roma de los cinco o diez años siguientes al saco
Brueghel, que representa un panorama de Roma en que el para poder localizar las destrucciones que señalan las
programa está definido por la referencia a Borbo y caput- Flugbliitter, y sobre todo los incendios. Pero parecería que
mundio (fig. 13). La vista está tomada desde el este; la to- en Italia hubiera habido un rechazo o una censura ins-
pografía urbana está señalada por medio de pequeñas ins- tintiva. Cuando fue necesario conmemorar las glorias del
cripciones, con frecuencia erróneas; para evocar el saco Imperio -tras la coronación de Bolonia en 1530, la en-
se han deslizado pequeñas escenas de violencia y algunas trada del emperador en Roma en 1536 y los acuerdos de
instalaciones militares 77. paz debidos a la diplomacia de Pablo III -ya no venía a
En cualquier caso no se trata más que de una reelabora- cuento mencionar la conquista y el pillaje de la ciudad
ción de modelos publicados a finales del siglo xv, de los eterna, sino el reencuentro del Papa y el emperador 80.
que el más famoso es el del Supplementum chronicarum Pero no ocurría lo mismo en las tierras del Imperio.
orbis, de Jacopo Foresti da Bergamo 78 (fig. 14). En estas Hacia 1530 estaban de moda los cuadros de batallas saca-
vistas de Roma, que no fueron reemplazadas --en parte dos de la historia greco-romana y, dado que las tropas re-
debido a los sucesos de 1527, como veremos más ade- presentadas por Burgkmair y Feselein están vestidas y
lante- hasta después de 1550, aparece claramente a la equipadas a la moderna, quizá pueda verse en ellas una
derecha el barrio del Borgo nuovo con la masa fortificada alusión a la campaña de Italia 81. No obstante, las referen-
del castillo de Sant' Angelo, la pirámide llamada tumba de cias explícitas aparecieron más tarde; uno de los pintores
Rómulo, la plaza y la escalera de San Pedro, y el Belve- históricos de Carlos V, Jan Cornelius Vermeyen, hizo el
dere; en la zona central, la más poblada, se mezclan los ciclo de Túnez, que pronto fue famoso al ser trasladado a
loei christiani y los monumentos paganos, tradicionales tapices (1547) 82. A finales del siglo pasado se catalogó
puntos de referencia de la ímago Urbis. En estas viejas una serie de pinturas, posiblemente cartones para tapices,
«vistas» no hay huella de las transfonnaciones realizadas de los que no nos ha sido posible hallar huella alguna 83.
en la época del papa Borgia; el almenado del castillo de Esta serie estaba formada por los siguientes cuadros: Pa-
Sant' Angelo y el largo pasillo construido sobre la muralla vía, Captio regís Fra., 1525; el saco, Roma capta, 1527, y
que lleva al Vaticano (1492-1494); el torrione levantado La Goulette, Taunetum expugnatum, 1535. Es fácil imagi-
ante el castillo para controlar el puente (1445); el ángel nar lo que serían estas composiciones llenas de detalles
que corona la fortaleza, recuerdo de la visión de Gregorio guerreros sobre un fondo topográfico. El repertorio de ba-
82 ANDRÉ CHASTSL
MiSERA CAPUT MUNDl 83
D. Hay, «ltaly and Barbarian Europe», en Italian Renaissance Studies, Sammlung des Schlossmus. Gotha, Leipzig, 1976. Hay una Bibliogra-
ed. E. F. Jacob, Londres, 1960. phie der deutschen und laleinischen Flugschriften des frühen 16. lahr-
5 Soneto anónimo, transcrito por Pandolfo Nassino, Memone Mss. hunderts, en microfilm, que está preparando la universidad de Tubinga
Bresciane, Codo C. I. 15, Bibl. Quiriniana, Brescía. Publicado por bajo la dirección de H. J. Kohler, H. Hebenstreit y C. Weismann.
C. Milanesi, 11 Sacco di Roma. Florencia, 1867, pág. LXII: Los avvisí del mondo, hojas de precioso valor para la
segunda mitad del siglo (véase R. Ancel, «Etude critique sur quelques
Passio recueils d'avvisi», en Mélanges d'archéologie et d'histoire, J908), no
cubren los años 1520 y siguientes, excepto, naturalmente, las memo-
Passio Domini septimi Clementis, rias incorporadas al Diario de Sanuto.
Secundum Marcum. -Papa dixit: Hebraei 12 La hoja más difundida fue la Warhafftige und kurlze Berichtung
Quem queritis? -Responderunt ei: in del' Summa ... , redactada después del 22 de junio y difundida durante
Papam Clementen cum suis el verano y el otoño. Véase Schulz, págs. 44 y sigs., e irifra, cap. III.
-Ego sum: Sinite. sine lonnentis. 13 El mejor relato sigue siendo el de Gregorovius, seguido por Pas-
-Tune díxerunt: sunt ornnes mortis reí. tor; C. Ravioli, «La guerra di selle anni sollo Clemente VII... dall'anno
Et ligaverunt eum Phansaei. MDXXIIl al MDXXXI, sui documenti ufficiali», en Archivio deUa R.
Ad Caesarem trahenes caput gentis. Societa romana di Storia Patria, VI (1883), págs. 303 y sigs. Reciente-
-Dixit Caesar: Tu es rex clericorum mente, J. Hook. No hemos podido consultar U. Boncompagni-Ludo-
-Respondir papa Clernens: Tu dixisti. visi, II Sacco di Rama, Albano, 1929.
-BlasphemavÍt; el eum percusserunt. 14 Hay análisis en Pastor, págs. 239 y 268 Y sigs. El texto se debe a
Papa stabat in medio Ispanorurn. Alfonso de Valdés, autor del Diálogo sobre los sucesos de Roma.
Disse iI Colonna: Amice. ad quid venisti? Véase más adelante en este mismo capítulo.
El super veslern suam sortem dederun!. IS La conclusión oficial de la Santa Liga de 1526 estuvo acompa-
--Sitio, disse; el aeelum gustavit. llada de importantes ceremonias que, en Venecia, alcanzaron lo sun-
Consumatum Clementem expiravit. tuoso: desfile de disfraces, figuras alegóricas, teatros de cuadros vi-
vos, etc. Véase M. Sanuto, Diarii, vol. XLIII, págs, 42 y sigs. para el 8 de
6 S. Lowinski, «A Newly Discovered Sixleenth Century Motet Ma- julio de 1526, y CalendarofStatepapers, Venice, vol. III (J520-1526),
nuscript at the Biblioteca Vallícelliana in Rome», en lourna[ ofAmeri- Londres, 1869, núm.1343, pág. 579, En la tribuna de la cofradía de
can Musicological Society, III (1950). Esta colección incluye un motete Santo Stefano podía verse «una señorita de pie, con un globo en la
político del mismo Festa, de tono «savonaroliano», que debe remon- mano y una rueda en la otra» -la Fortuna-, y en la de la Scuola di
tarse a la época en que Florencia, bajo Capponi, rechazó la «ley de los Marco, un navío alegórico que hay que comparar con uno de los
Médicis»; y otro que celebra la reconciliación del Papa y el emperador símbolos análogos estudiados en el cap. n y del pageallt de Amiens
a finales de 1529: véase infra, cap. VI. que veremos más adelante en este mismo capítulo.
7 A. Einstein, The Italian Madrigal, Princeton, 1949; D. Harsan, 16 J. Hook, pág. 228.
«The Sack of Rome Set lO Music», en Renaissance Quartely, XXIII 17 Hay noticias sobre Giovanni delle Bande Nere en G. G. Rossi,
( 1970), págs. 412 y sigs. «Vita di Giovanni de' Medici», en la colección Vite dei Sforzeschi, Mi-
R Según el ms. de la Biblioteca Marciana, publicado por A, Luzio, lán, 1853, págs. 195-245, y en P. Gauthiez, lean des Bandes Noires. Pa-
Pietro A retino nei suoi primi annL, op. cit" págs. 64 Y sigs. rís, 190 l. Véase también C. Hare, The Romance ofa Medici Warrior,
9 Ariosto, estrechamente ligado a la corte «imperialista» de Fe- Londres, S.r. Sobre la guerra de movimientos de masas y el pillaje pro-
rrara, que había introducido en el Orlando furioso una «profecía» reve- de la época, véase P. Pieri II Rinascimellto e la crisi militare italiana,
ladora (infra, cap. II), añadió, en 1532, una lamentación del saco. 1952, págs. 550 y sigs. y 574 y sigs. Para este autor, Giovanni no
JO M. Schulz, Der Sacco di Roma. Karls V. Truppen in Rom, 1527- era un estratega demasiado original, sino un capitán decidido. Sobre las
1528 (de ahora en adelante citado como Schulz), Halle, 1894, pág. 36. circunstancias y la herida mortal de Gíovanni, véase P. Gauthiez,
11 Sobre las Flugbliitter, además de las viejas obras de E. Weller. «Nuovi documenti intorno a Giovanni de' Medid delto delle Bandc
Die ersten deutschen Zeitungen (1505-1599), Tubinga, 1872, y de Nere», en Archivio storico italiano, 1902-1903. Sobre la estatua en ho-
K. Schottenloher, Flugblatt und Zeitung, Berlín, 1922, véase H. Washer, nor del condottiere de la plaza de San Lorenzo, véase infra, epílogo.
Das deutsche iluslrierle Flugblatt, Dresde, 1955, e I. Neumeister, 18 Es difícil sacar consecuencias del retrato del seguidor de Bac-
Flugblatter der Rej(Jrmation und des Bauemkrieges. 50 Blatter aus del' chus (col. particular) que apareció en la exposición de pintura ferraresa
94 ANDRÉCHASTEL 95
con una discutible atribución a D0880, Esposizione delta pittura ferra- D. Fonti, Le Mura di Roma, op. cit., págs. 63 Y sigs., y n. 14, pág. 77
rese del Rinascimento, Ferrara, 1933, núm. 20 l. En lo alto, e! cuadro (bibliografía).
lleva la inscripción: «Alfonso Duca Terzo con il fiasco e il bibichiere 29 Lo que Ferrante le dijo a Sixto IV en 1475 fue: «"No sois dueño
conservo iI ducato di Ferrara e ficupero quello di Modena e Reggio de Roma, y no lo sois por las galerías, las callejuelas y las terrazas. Si
qua(n)do alli [ = al di] VI di marzo s'abocco con Borbone nel Finale». tuvierais que sacar tropas a la calle, las mujeres, con solo tirar piedras
Efectivamente hubo acuerdo entre el duque y el condestable en el mo- desde las terrazas, las harían huir y sería muy difícil hacer barricadas".
mento en que este tuvo que cruzar los ríos, y Módena y Reggio eran Le aconsejó que echara abajo terrazas y pórticos, siempre que fuera po-
objeto de una vieja lucha entre Roma y Ferrara (véase Gregorovius, ed. sible, y que ensanchara las calles. El Papa siguió su consejo, y se derri-
alemana, vol. JI, pág. 1309, Y Pastor, IX, págs. 273-274). Pero la razón baron terrazas y pórticos, en la medida de lo posible y ensancharon las
por la que esta operación, que facilitó grandemente las cosas al ejército calles con el pretexto de pavimentarlas de nuevo y que tuvieran más
de Carlos V, se evoca sobre un retrato «báquico» de Alfonso d'Este no luz.» Según el Diario della cittií di Roma de S. Infessura, ed. O. Toma-
nos parece tan clara como parece serie a E. Wind, Bellini's «Feast of sini, Roma, 1890, pág. 79, citado por Delumeau, op. cit., pág. 289.
the Gods», a Study in Venitian Humanism, Cambridge, Mass., 1948, 30 P. Pieri, op. cit., pág. 580.
pág. 40. Además, ¿podemos estar seguros de la identificación del re- 31 F. Guicciardini, Storia d'/talia, XVIII, 9, ed. cit., vol. V,
trato? ¿Es original la inscripción? 142-146. Gregorovius, págs. 740 y sigs .
J9 J. Hook, págs. 127 y sigs. .2 Según F. Vettori en su diálogo sobre el saco (de hacia 1530), el
:!tl P. Pieri, Il Rinascimento, op. cit., Véase, infra, cap. IV. ataque se hizo por detrás de la vivienda del cardenal Cesi, donde de un
21 A propósito de la visita de Lannoy a Roma el 25 de marzo de lado estaba la viña de Santo Spirito, y del otro la del maestro Bartolo-
1527, dice Marcello Alberini: «E fu ben que! di pressagio deBe future meo de Bagnacavallo; véase Viaggio in Alemagna di F Vettori, aggiun-
calamitati nostre, che me ricordo vederlo venire a Santo Apostolo, che tuvi... il Sacco di Roma del 1527, dello stesso .., ed. C. Sal vi, Florencia
era il tempo serenis8imo et in un punto ceder tanta e c081 subita pioggia y París, 1837.
che in via Lata i cavalli nuotavano nell' acqua fino alli peuL» Véase 33 Pastor, IX, pág. 298, núm. 2; P. Pieri, op. cit.. pág. 581, núm. 1.
D. Orano, 1 ricordí di Marcello Alberini, vol. I (único aparecido) de II 34 Cellini, como es bien sabido, se dice autor de esta hazaña en su
Sacco di Roma del /527, Roma, 1901, pág. 230. Según Leonardo San- Vita, pág. 77. Sobre las controversias acerca de la muerte del condesta-
toro la ruina de Roma la anunció, el día que llegó Lannoy, una flecha ble de Borbón, véase Pastor, IX, pág. 297, núm. 3.
caída del cielo y que se quedó delante de la ventana en que estaba el 35 A. Prost, Les sciences et les arts occultes au XVI' siecle. Comei-
Virrey. Véase Dei successi del Sacco di Roma... per Leonardo Samora lle Agrippa. sa vie et ses oeuvres, vol. n, París, 1882, ap. XXV; F. Can-
de Caserta, ed. S. Volpicella, Nápoles, 1858. cellíeri, 11 Mercato, el lago dell'Acqua Vergine, il Palazzo Panfiliano
Paolo Giovio describe enlusiásticamente este hecho de armas en Circo Agonale, Roma, 1811, págs. 242-243. Véase J. Hook,
una carta del 14 de febrero a D. Contarini, que copia M. Sanuto, Diarii. 162. Según M. Guazzo, Le historie di tutti ¡fatt; degni di memoria
vol. XLIV (1896), col. 99. Véase también G. G. Ferrero, Política evita mondo successi, Venecia, 1546, pág. 66, cit. por J. Hook, pág. 164,
morale del 500' nelle lettere di Paolo Giovio (Memorie della R. Acca- viejo había predicho que el condestable perdería la vida tomando
demia delle Scienze di Torino), Turín, 1940, pág. 68. gran ciudad.
23 D. Gnoli, «Descriptio Urbis, o censimento deHa popolazione di «Fatta la ninna e passa vía Barbone», se cantaba en el Trastevere
Roma avanti il sacco borbonico», en Archivio della R. Societil romana Cancellieri, op. cit., pág. 242.
di Storia patria, XVIII (1894, pág. 375). J. Delumeau, La Vie économi- Sobre el coraje de la guardia suiza, R. Durrer, Die Schweizer-
que el sociale ií Rome dans la seconde moitié du XVI' siixle, vol. 1, Pa- in Rom und die Schweizer in pilpstlichen Diensten, Lucerna,
rís, 1957. , vol, 1, págs. 397 Y sigs. Sobre la sfera radiata, véase C. Maes,
24 Sobre las fortificaciones de Roma, véase L. Cassanelli. G. Del- «La sfera radiata di bronzo dorata giS. infissa al vertice dell' obelisco
fini y D. Fonti, Le Mura di Roma, l'architettura militare nella storia valÍcano riconosciuta ora ed autenticata con iscrizione nel museo Capi-
urbana, Roma, 1974. lino», en II Cracas, 4 (\894), págs. 371 y sigs.
,s Marcello Alberini, publicado por D. Orano, op. cit., pág. 238. 3& Inscripción antigua: «D.O.M. I Bemardino Passerio Julí II Leo-
'6 1bid., pág. 229. X et Clementis VII I Pon!t. maxxx. aurifici I ac gemmario praestan-
27 B. Cellini, La Vita..., ed. cit., pág. 78. I qui cum in sacro bello pro I patria in prox. Ianic. parte I hoslÍum
2" Sobre el castillo de San!' Angelo y el milagro del ángel, véase pugnans occidisset I atque adverso milite vexilium abstulisset I
E. Rodocanachi, Le Cháteau Saint-Ange, París, 1909; M. Borgatti, occubuit pro n. mai MDXXVII I VA XXX. VII. M. D. XI I Ia-
Castel Sant'Angelo in Roma, Roma, 1931; L. Cassanellí, G. Delfiní. y et Octavíanus Passerii I fratres patri amantiss. posuere.»
96 ANDRÉ CHASTEL 97
Inscripción moderna: «11 6 Maggio 1527 I ravvolto nella bandiera I 45 La soberbia narración de Michelet. Renaissance. París, 1855, 1,
di sua mano strappata I alle irrompentí orde borboniche / qui presso cap. 1, no nos dispensa de acudir a Pastor, vol. V, págs. 426 y sígs. Ale-
cadde a difesa I della patria nel proprio e nel nemico sangue / Bcrnar- jandro VI se llevó consigo las reliquias, y por tanto la Verónica (véase
dino Passeri Romano ¡ orefice I padre di famiglia. I Perché tanto mfra, cap. III).
esempio frutti inscgnamento ed emulazione ai posteri, la societa degli 46 Sobre los comandantes, véase C. Ravioli, art. cit., págs. 362 Y
orafi di Roma al loro fratdlo d'arte e di cuore nuovo ricordo consa- . sigs., con un catálogo de estos, págs. 342-344.
grano /25 Ottobre 1885». Véase C. Ravioli, art. cit., pág. 374, núm. l. 47 Sobre este curioso personaje tenemos información gracias al
Hay otra inscripción en el interior de Sant'Eligío degli Orefici, en via diario de uno de sus secretarios. Véase A. D. Pierrugues, Gíornale del
Giulia. príncipe d'Orange nelle gaerre d'llalia dal1526 al 1530... Florencia,
Es obligada la referencia al testimonio de Paolo Giovío (1483- 1897. Sabemos que fue herido por Cellini -si hemos de creer lo que
1552), pero con una cierta prudencia. Su credibilidad como hislOria- cuenta en su Vita... , cap. XXXVIII, ed. cit. pág. 87. Llevaba una vida
dor ha sido estudiada por F. Chabod en un ensayo de 1954 reimpreso elegante y refinada en el palacio de San Marcos, de donde fue desalo-
en Scritti sal Rinascímento, Turín. 1967, págs. 243 y sigs. Estrecha- en uno de los innumerables motines de los lansquenetes, que sa-
mente ligado a los Médicis, tras su llegada a Roma al servicio de León X, quearon el palacio a principios de julio.
no abandonó a Clemente VII y. en mayo de 1527, según su famoso es- 4S Véase infra, cap. IV.
crito, eorrió junto a él hasta el castillo de Sant' Angelo: «Clementi au- 49 Véase infra, cap. IlI.
tem plenis passibus evadenti proximus erat Paulus Jovius qui haec 50 Historia vite et gestoram per dominum magnum Cancellarium,
conscripsit, sustuleratquc ei ab tergo talari, IOgac sinus ut expeditius C. Bornate. Turín, 1915.
iter conficerit, suumque item violaceo colore pallium et pileum capíti 51 Sobre los hechos de Florencia, véase 1. Hook, págs. 200 Y sigs.
atque humeris iniecerat ne pontifex a candore vestís agnitlls, dum 52 1. Hook, pág. 209.
aperto demum et lígneo ponte in arcem transít a Barbaris accuratiore 53 En recuerdo de este episodio, una vez elegido Papa, encargó a
forte glandis íctu sterneretur» (Vila di Pompeo Colonna, Florencia,
la construcción de la capilla de San!' Andrea en vía Flaminia
1549). Su gran obra, Historiaram .mi temporis ab anno 1494 ad an-
cerca de la villa que lleva su nombre, según G. Moroni, Dizio-
nam 1547libri XLV (Florencia, 1550-1552, trad. fr., París, 1581) pa-
di erudizione storico-ecclesiastica, Venecia (a partir de 1840),
rece haberse perdido parcialmente (libros V-X) durante el saco. Al au- VII, pág. 193.
tor le es duro abordar la historia de los crueles años del pontificado de
Clemente VII. En los Elogia viraram illustriam (Florencia, 1549. Ba- 54 Sobre la huida a Orvieto, véase J. Hook, caps. XIV y XV.
silea. 1577. etc.) cuenta sus recuerdos en su biografía de Pompeo Co- Sobre la «peste». o epidemia que lleva ese nombre genérico.
Ion na, enemigo declarado de Clemente. Aprovecha la ocasión para A. Corradi, Annali delle epidemie accorse in Italia dalle prime
describir la emoción del cardenal Colonna al llegar. el 8 de junio, a la fino al 1850, Bolonia, 1863, vol. 1.
ciudad devastada y la reconciliación entre ambos en el castillo de Sobre los hechos de Lodi, véase F. Guicciardini, Storia,
Sant' Angelo. XIX, pág. 4. Sobre la exaltación del heroísmo italiano y el/talas
lX, véase infra, cap. IV.
411 Raffaello da Montelupo, fragmentos de sus memorias en Gayc,
Carteggio inedÍ/o di artisti, Florencia, 1840, vol.lll, págs. 581-594. 51 Sobre Nápoles. véase J. Hook, págs. 233 y sigs.
41 La carta del cardenal Guillaume du Bcllay al almirante Chabot 58 H. Schulz, pág. 47. (Véase supra, núms. 10 y Il).
el 8 de julio -conservada en la Bibl. Nac. de París, y publicada por 59 Ibíd., pág. 48. Ed. en Aretino, Pornodidascalus seu muliebre Pe-
L. Dorez, «Le sac de Rome (1527). Rélation inédite de lean Cave. orléa- Aretini, Frackfort. 1623.
naís», en Mélanges d'archéologie et d'histoire, XVI (1896), págs. 410 Brantóme, Les Grands Capitaines, ed. Lalanne. París, 1864,
y sigs.- da una idea de la incapacidad de Renzo da Ceri, de la confu- 1, Les Grands Capitaines élrangers: M. de Bourbon, le courannel
sión y la pusilanimidad de los romanos, que no cortaron los puentes ni H. Schulz, pág. 73, no se equivoca al decir que Brantome
cerraron las puertas, mientras esperaban a las gentes de Colon na. y la más que sazonar con «eine pikante Sauce für den
increíble falta de carácter de Clemente. que «parlementait de se ren- ¡ranzosischen Geschmack» los datos que sobre los capitanes recoge
dre» ya desde el 6 «comenc,:a pratiques de composition en despit de Historia delfortíssimo ... capitán Don Hemando de Ava-
tout le monde» desde el 7. de Pescara, con los hechos memorables de otros siete ex·
42 Véase 1. Hook, pág. 165. lelentissimos capitanes del Emperador Don Carlos V. rey de España,
.¡) 1. Hook, pág. 167. 1562. que a su vez lo plagia deformando a P. Giovio, Vene-
44 B. Ccllíni. ed. cit., pág. 79
98 ANDRÉ CHASTEL
99
61 F. Delicado, La Lozana Andaluza, Venecia, 1527, trad. fr. París, 61 Thomas More, A Dialogue concernynge Heresyes (1528), en
1888. La epístola final a las «amigas yen amor ermanas» añade algu- English Works, Londres, 1557, págs. 258-259.
nas precisiones sobre los «catorze mili teutónicos bárbaros, siete mili 6S Sobre las ambiciones de Wolsey, véase A. F. Pollard, Wolsey,
spañoles sin armas, sin crapatos, con hambre y sed ... » que habrían des- Londres, 1953, en especial págs. 121-127. D. S. Chambers, "Cardinal
truido toda Roma sin el refugio que el «devoto femenino sexu» ofreció Wolsey and the Papal Tiara», en Bulletin of the Instilute ofHistorical
a estos «peregrinos» de nuevo cuño. Research, XXXVIII (1965), págs. 20-30.
62 P. Corsi, Ad humani generis servatorem in urbis Romae excidia 69 R. Brown, Calendar of State Papers and Manuscripts. Venice
P. Cursii civis romani deploratio, París, 1528: «Constat eandem Urbem 1527-1533, vol. IV, Londres, 1871, introducción.
a Visigotis disreptam, ab Herulis occupatam, ab Ostrogotis possessam, 10 Edward Hall, The Union ofthe lwo Noble and JIlustre Famelies
a Vandalis deformatam, a Longobardis vexatam, a Graecis spoliatam, a olLancasterand Yorke (1527), ed. H. Ellis, Londres, 1809, pág. 729.
Germanis oppugnatam, a Sarracenis ferro ignique vastatam. Sed nunc a S. Anglo, Spectacle Pageantry and Early Tudor PoliC)\ Oxford, 1969,
Cesariano exercitu ita omni calamitatum genere afflicta est omnium si- p,.226.
mul natíonum omníumque seculorum avaritiam, audaciam, perfidiam, . 1 Letters and Papers. Foreign and Domestic, of the Reign of
líbidínem, crudelitatem superavit.» Henry VlIl, IV, ii, 3289, citado por S. Anglo, op. cit., pág. 227.
O" H. Schulz, págs. 52-53. 12 Sobre la navícula Petri. véase H. Rahner, «Navicula Petrí. Zur
6-l lbíd., págs. 54 y sigs. Symbolgeschichte des romischen Prirnats», en Zeitschrift für katholis-
65 Alfonso de Valdés, Diálogo en que particularmente se tratan che Theologie. LXIX (1947), págs. l Y sigs. El punto de partida está en
las cosas ocurridas en Roma el año de MDXXVlJ, s.l., sJ. (1529?), ed. Lucas, V, 3. En Beda el Venerable, Expositio in Joannem, ed. J. P.
J. F. Montesinos, Madrid, 1928. Trad. ingl. anotada por J. E. Long- Migne, Patres Latini, vol. XCII, París, 1850, col. 709D: <<Iaborat nec
hurst y R. MacCurdy, Albuquerque, Nuevo México, sJ. (1952). Trad. f». Una moneda de Nicolás V lleva navis con Ecclesia. Véase
it., Nápoles, 1968. M. Bataillon, «Alfonso de Valdés auteur du Diá- für Theologie und Kirche, VII (1955), pág. 588.
logo de Mercurio y Caron», en Homenaje a Menéndez Pidal, Madrid, 13 «Au tiers escharfault était figuré. Navícula petri entendue no-
1926, págs. 403 y sigs., aporta datos sobre el autor y sobre las circuns- tre mere sainte église étant de présent entre les ondes. Fluctuations el
tancias de la redacción en Érasme et l'Espage, París, 1937, cap. VIII. i,procelles Itempetes} marines en laquelle fort agitée et conturbée de
Desde luego esta obra, profundamente antirromana, puede conside- étaient aucuns personnages navigants comme saint Pierre ten-
rarse típica de la reacción de los erasmistas ante tal suceso. Véase in- les mains a un autre étant hors comme sur la rive. Et était écrit:
fra, cap. IV. Por el lado del Imperio, el informe oficial más digno de salva nos perimus. Et le dit personnage dehors tenait un ro-
atención es la carta del abad de Nájera, embajador de España en la la main, auquel rollet était ecrit: Modice fidei quare dubitasti.
Santa Sede, al emperador, con fecha de 27 de mayo, publicada en deux des bouts du di! escharfault étaient deux corps aornés por-
A. Rodríguez-Villa, Memorias para la historia del asalto y saco de chacun leurs armes assavoir France et Angleterre, et l' épée en
Roma de 1527... Madrid, 1875, págs. 135-136. Trad. ingl. abreviada, qu'ils faisaient branler comme prets de proteger, défendre et
anotada y enmendada por P. de Gayangos, Calendar 01 Letters, Des- a
icelle navicule. Et la paroi du hourt tout au long était une
patches and State Papers relating to lhe negotiations between En- Drésentant Rome ou Jérusalem, ou était écrit: Et justitia co-
gland and Spain preserved in the Archives at Salamanca, Londres, sedes ejus. Et au fronteau dudit hort quatre vers qui s' ensui-
1877, vol. III, págs. 211-219.
óO La carta de Valdés y la respuesta del nuncio se reproducen en la
edición de G. Prezzolini del Cortegiano, Milán, Roma, 1937, Destruel ira truces magni Jovis alta nocentes.
págs. 841 Y sigs. Véase J. Cartwright, The Perfect Courtier. Baldas- Innixos propia peHerent sede matrem. Sic
sare Castiglione, his Life and Letters, 1478-1529, Nueva York, 1927, innieta premel magna lum dexleró reges.
vol. II, cap. L1II. El nuncio creía en la buena voluntad del príncipe y Ausos chrisliferem langere marte domum.
había expresado frecuentemente sus deseos de que hubiera una recon-
ciliación, lo que le valió los reproches de Clemente en una carta del 20 Balade
de agosto, por no haberle advertido del peligro. Castiglione creyó ne-
cesario darle largas explicaciones sobre ello en carta del 10 de sep- Sainte Église par les ondes grevée
tiembre: Lettere del Conte Baldassare Castiglione, ed. P. A. Serassi, Et les suppots Jésus veut soulever
vol. JI, Padua, 1771, págs. 147 Y sigs., trad. ingl. J. Cartwright, op. cir.. A cene fin qu' elle soit préservée
págs. 348 Y sigs. Voíci moyen pour elle relever.
100 ANDflÉ CHASTEI.
C:;pnnrafí;:¡
.... e. Historia
. /01
MISERA CAPUT MUNDI
sugerida por una torre de dos pisos almenados. Pero esta identificación
es dudosa ya que se trata de un combate de caballería ante las tiendas
de un campamento «a la antigua». representado sin ninguna indicación
explícita. y las enseñas hacen suponer, por el contrario. que los asaltan-
tes fueran legiones romanas.
II
ROMA-BABILONIA
como el bufón de Hipólito de Médicis- establece la re- época de Gregorio XIII, en que sería más comprensible
lación con el espectador, nada de esto hay en la Batalla, esta inserción 23.
que por el contrario mantiene al espectador en la distan- La celebración de la institución romana no podría ser
cia. En contrapartida, las dos escenas de interior -la del más completa y solemne, ¿pero no habrá en esta insisten-
Laterano en el Bautismo, y la del viejo San Pedro, en la cia una intención polémica, una refutación calculada de
Donación (fig. 32)- entran en contacto con el observa- los temas antipapistas que ponían al emperador o al con-
dor por medio de los admonitores, en traje moderno cilio, según los casos, por encima del Papa? 24 Como en el
(fig. 33), para que se entienda bien la actualidad de am- caso de Julio 1I en la Sala de Heliodoro, o de León X en
bas escenas 21. Es curioso, pero no anormal, que estas es- la del Incendio, ¿no habrá que buscar también en la de
tructuras arquitectónicas familiares se hayan simplificado Constantino un punto de actualidad? Y la pregunta tiene
algo para lograr que ambas ceremonias quedaran enérgi- sentido desde el momento en que parece que el proyecto
camente encuadradas por columnas 22. El vencedor del de León X no incluía inicialmente las escenas del Bau-
puente Milvio aparece dos veces en posición de respeto, tismo y de la Donación.
una ante el pontífice que lo bautiza, y otra ante el obispo A la muerte de Rafael, en abril de 1520, Sebastiano
de Roma que acepta la donación, con aprobación mani- pictore in Roma, el futuro Sebastiano del Piombo, hizo
fiesta del pueblo. No sólo es importante ver reafirmada la todo lo posible para conseguir el encargo de la Stanza,
doctrina papal, sino también el estilo monumental de la reivindicado por los discípulos de Rafael y cuya direc-
presentación, con su estudiada selección de figuras alegó- ción obtiene finalmente Giulio Romano. Necesitado del
ricas agrupadas por parejas a los lados de los nichos. Esta apoyo de Miguel Ángel, Sebastiano le empuja a interve-
es una de las primerísimas apariciones de estas personifi- nir, presentando la situación, según parece, como más fa-
caciones que van a ser indispensables en el arte clásico: vorable de lo que era. Y así se le invita el 6 y 7 de sep-
fórmulas retóricas traducidas a imágenes, destinadas a tiembre a presentar el programa de la Stanza sobre lo que
subrayar la suprema dignidad de la institución por encima le había dicho grossamente el propio Papa: la visión de la
de los titulares que la representan, pero a la vez este Cruz, una batalla y una «presentación de prisioneros» al
enorme cortejo de Virtudes los transforman en héroes. emperador, y sobre el otro muro, «los preparativos del
Los panales del friso están pintados en medallones, si- fuego destinado a calentar la sangre de los niños peque-
guiendo el recurso adoptado por Rafael bajo el Parnaso ños» 25. La elección quizá no fuera demasiado afortunada;
en la Segnatura. Son ilustraciones poco explícitas, a ex- la última escena se comprende con la Leyenda dorada del
cepción de dos quadri de los huecos de las ventanas día de San Silvestre: el emperador, enfermo de lepra, de-
-grabados por Bartoli (s.f.) y por Montagnani (1834)- bía curarse con un baño de sangre, al que renuncia por
en que se ha reconocido una evocación de San Gregorio piedad hacia las víctimas, lo que le vale la visión de San
escribiendo sus homilías y otras obras edificantes, y por Pedro y San Pablo, el encuentro de San Silvestre y el bau-
otro lado, la acción violenta de un escultor que rompe los tismo. Las otras dos escenas sin duda subrayan la gran-
ídolos paganos. Si ambas escenas están relacionadas con deza y el poder imperiales. El tema fue un tanto diferente
el tema de la instauración pública y oficial de la fe cris- cuando el programa se reelaboró bajo Clemente VII.
tiana, es sorprendente la elección de San Gregorio, casi El Bautismo, que reemplaza felizmente al Baño de
tres siglos posterior al tema histórico de la Stanza, y se Sangre, debió aparecer en la campaña de 1520-1521, pues
comprende que ambos paneles se hayan atribuido a la en él se lee, a la derecha, la inscripción: CLEMENS VII
124 ANDRÉ CHASTEL ROMA·BABILONIA 125
PONTo MAX. ALEONE COEPTUM CONSUMAVIT MDXXIIII, discursos, o no por ahora, sino con frescos. En el Vati·
y los emblemas, como hemos visto, son mixtos. En la Do· cano la supuesta relación de Constantino y Silvestre es la
nación no hay nada de esto; el tema no aparece hasta el ilustración simbólica de una institución divina e incontro-
último momento en la orgullosa inscripción ECCLESIAE vertible; esta confirma la donación de Roma al Papa y la
DOS ACONSTANTINO TRIBUTA, de la columna de la dere- superioridad de su obispo sobre el emperador. Hay ins-
cha. El programa puede haber sido alterado in extremis. cripciones y multitud de detalles de 1524 que prueban
Las dos escenas principales se han juzgado a veces tan que se las han ingeniado para destacar estos dos puntos 31,
inoportunas que se las ha considerado una sorprendente pues la sala, situada a la entrada de los apartamentos pon-
prueba de irrealismo político 26. Yo creo, sin embargo, que tificios, estaba destinada -recordémoslo- a reuniones
la intención es deliberada, y mucho. Como sabemos hoy oficiales del Sagrado Colegio de Cardenales y del cuerpo
muy bien, el bautismo de Constantino es una leyenda que diplomático. Consideremos, por ejemplo, la curiosa in-
no aparece hasta el siglo v, y la donación de la ciudad de serción de dos relieves en estuco en el muro norte. Uno
Roma no aparece antes de la época de Esteban n, en el si- de ellos representa la adventus pontificalis (fig. 34), es
glo VIII. Lorenzo Valla, y después Erasmo, analizan los decir, la entrada solemne del Papa en Roma sobre un ca-
textos y señalan su falsedad 27. Aunque la crítica radical de ballo (blanco): equo imperiali cappa purpurea et aLiis re·
la donación, redactada por Valla hacia 1440 en el opúscu- galibus insignibus ornatus. según la fórmula que puede
lo De falso credita et ementita Constantini donatione. leerse en un texto del siglo XII 32. El relieve recuerda una
no se había publicado en el siglo XV, su tema se conocía, escena que en Roma sólo se encontraba en el atrio de la
y la aparición en 1478 y 1480 de historias legendarias de iglesia de los Cuatro Santos Coronados (fig. 35) y que se
la vida de Silvestre es prueba de la resistencia instintiva remonta a la querella de las Investiduras 33. Las referen-
del medio romano a esta demostración. Si bien es verdad cias históricas son indudables, como lo es también que,
que el opúsculo de Valla responde a una actitud crítica en el clima de la década de 1520 y siguientes, todo el
respecto del poder temporal, para su autor no era un arma mundo comprendía el sentido de semejantes representa·
de guerra contra el papado 28. Y tampoco lo era cuando se ciones. Por estos años circulaba, entre colecciones de pro-
publicó en 1506; se convirtió en ello en manos de V. von fecías, el panfleto joaquinita Vaticiania de summis ponti·
Hutten que lo editó en 1518 y 1519. En la reedición de ficibus. reeditado en 1524, que interpretaba los retratos
1520 del texto de 1506, se trata ya de una denuncia en re- simbólicos de Papas pasados y futuros 34. Entre ellos se
gla de la autoridad política, destinada a completar la de halla un Papa sobre un caballo blanco que anuncia gran-
la autoridad religiosa. En la exaltación antirromana de la des desgracias para la Iglesia. Pero lo importante es que
tercera década, un autor checo creyó encontrar una última estos mismos temas y estas mismas imágenes estaban
justificación a esta doble destrucción del poder del Papa, igualmente en el corazón de las encarnizadas denuncias
negando hasta la llegada de San Pedro a Roma. Era de- que los reformadores alemanes, cuyo movimiento estaba
masiado probar y la obra no la acogieron bien ni siquiera en pleno auge, hacían de la autoridad de Roma. Y mien-
los luteranos 29. tras la segunda edición de los Vaticiania se dedicaba a
El ataque de Hutten ya no permitía contentarse con una Clemente VII, otra edición del mismo opúsculo era publi-
celebración genérica de los hechos de Constantino. Había cada en Nuremberg, gracias a Hans Sachs, por el ministro
que actualizar el antiguo programa en este punto; y en luterano Andreas Osiander en la primavera de 1527, con
1523 se desató la polémica general 30. No se contesta con un comentario que interpreta los símbolos como una
/28 ANDRÉ CHASTEL ROMA-BABILONIA
/29
.EL PAPA-ANTICRISTO
Fig. 38 - Hans Holbein, El Papa. Grabado en madera de Imágenes Fig. 40 - Lucas Cra-
de la muerte, 1526. (Foto Biblioteca Nacional. París.) nach, Cristo lavando
los pies a los discípu-
los. Grabado en madera
de Passional... (Foto
Co!!ege de France.)
/36 ANDRt; CHASTEL
137
sobre todo gracias al Passional Christi und Antichristi.
Este. panfleto 10 componían treceenCUellllOS}Wl1eel Bien
y el Mal, es decir, y el papa,
comentados con un pasaje de la claro
.eslá.41. Lucas Cranach encontró las imágenes clave para
fundamentar la demostración de que el Papa de Roma ha-
bía invertido la doctrina evangélica: gozaba de poder
temporal mientras Cristo había rechazado la corona
(La imagen, figs. 41 y 42), disfrutaba de una falsa dona-
ción (2. a imagen) que lo convertía en príncipe pagano
(3." imagen, fig. 39). El papado es todo apariencia exte-
rior (imagen 11."), el templo es una cueva de ladrones
(imagen J2.", fig. 43) y, mientras el Hijo de Dios sube a
los cielos, la Bestia y su falso pontífice irán al infierno Fíg. 4! - Lucas Cra"
(13." imagen, fig. 44). Tenemos, pues, una refutación nach, El poder del Papa.
Grabado en madera de
completa, y casi palabra por palabra, de la doctrina de las Passional... (Foto CoIle-
Stanze vaticanas; el Papa-Anticristo aparece con los ras- ge de France.)
gos de León X, y las alusiones a la corte romana son
exactas y bien elegidas como, por ejemplo, la iq¡agen del
torneo del Belvedere, que asocia al Papa con la aristocra-
cia militar (5: imagen, fig. 45), mientras que Cristo había
vivido entre los humildes. La correspondencia es tan clara
que podríamos admitir que Cranach y Lutero contestaron
deliberadamente -si bien a ni vel popular en este caso-
a la demostración realizada por Rafael. Durante los veinte
meses del pontificado de Adriano VI tuvo que conocerse
en Roma el Passional. De ahí que laJeJ1l1inación de la Sala
de Constantino en 1524, con su reafirmacIÓn-delillegíli-
midad del poder 'temporal y sU iü"slitenCiiti-Íunfal en las
Virtudes de lós deba.. conside-
una respuesta doctrin'anre"R6iña: .
Este librito de manurecugfa en ilustraciones todas las
críticas aparecidas desde hacía siglos contra la institución
papal. Pero este no era sino el primer episodio de una ac- Fig. 42 - Lucas Cra-
tividad que había de alcanzar una extraordinaria ampli- nach, Cristo rechaza
tud: la guerra de la imágenes. La sátira no lo era todo; la corona. Grabado
junto con las estampas nacidas de esta polémica, florecen en madera de Passio·
naL (Foto College
las hojas surgidas del Apocalipsis que hablan de la inmi- de France.)
138 ANDRt ClfASTEL 139
en el decorado. Así pues, Egidio animaba a León)( a l:!erederos de la crítica humanista de las instituciones reH-
que prosiguiera la gigantesca obra del nuevoSan-P&ko. antirromanos. que aspiraban a la
necesa- aulOnomía, a la nación alemana, y los pre-
rias para recaudar fondos a este propósito, sin sospechar <;lliiadOr.es. populares. intérpretes del descontento social.
la rebelión que habían de desencadenar;-o más bien.cris- Apenas unidos, ya desde 1525 estos tres grupos tendían a
talizar, en Alemania. separarse, a incomodarse los unos a los otros. Pero, como
Lejos de atenuarse, las causas de conflicto y las incom- se ha observado, entre las ideas que los acercaban subsis-
patibilidades se multiplicaban de año en año por la propia tía -además de la aspiración a un estado más puro, más
potencia de las fuerzas que empujaban a los humanistas «primitivo» de la vida cristiana- un intenso sentimiento
romanos a celebrar más activamente el providencialismo dramático: la anticipación de la catástrofe 52.
católico, y a los que lo rechazaban a escandalizarse por Nada más extendido y más que la creencia -en
las preocupaciones suntuarias, la fidelidad al ceremonial que participañtañioIas como los teólo-
y las inclinaciones profanas que se veían a cada mo- gos- en el AnticJ:Íl>!2. In papatu nihil magis celebre ac
_, . tan tritum est quam futuri Antichrísti adventus, dirá Cal vino,
f taban en dos modos de dIscurso fIguratIVO totalmente con el desprecio que se adivina hacia esa visión fantástica
irreconciliables; por un lado, la trádición pictórica monu- y supersticiosa ligada a esta gran fábula escatológica 53.
mental mediterránea en toda su plenitud, por otro, .el arte del siglo xV.la fáb.ula delAnticristohabía
directo, popular y rápido de la estampa septentrionl!l, que gracias a dos agentes de la imagi-
se convirtió por primera vez en fuerza importante de la neríapoj?Jllar: el teatro y la estampa. ApróvechandÓel an-
vida cultural y religiosa 50. Roma no utilizaba las armas tisemitismo de las masas, se representaban misterios que
adecuadas, los media modernos, y no podía vencer. En imaginaban una horrible conspiración anticristiana, con
una carta de 1525 a Alberto de Brandenburgo, Lutero de- sus partes cómicas en que se hacía reír a expensas de la
'muestra lo consciente que era del papel de la imagen po- burla al alto clero, pero que acababan a veces con el
lémica; veinte años después, en su feroz tratado Wilder cio, no tan cómico, de la llegada de Enoch y Elías. Alterna-
der Bapstum zu Rom vom Teufel bestifft, escribía la céle- ban la sátira de los «Locos» y la inquietud religiosa, mez-
bre frase: «He publicado estas imágenes y pinturas cada clándose en miniaturas y xilografías extrañas, como las
una de las cuales representa todo un libro que habría que de La «Navicella» de San Pedro y el Anticristo (fig. 53)54.
escribir contra el Papa y su reino. ¡Oh! ¡Cómo se revol- En vísperas del saco de Roma en Italia no hay sino
cará la cerda en el estiércol b> 51 cálculos supersticiosos y obsesiones. CJrnlquier..aconteci-
miento poco común se tomaba por una «señal» 55. La inte-
racción de la política, los sueños coleCtivos y la simbolo-
EL ANTICRISTO y LAS PREMONICIONES gía es constante. En 1496 se pescó en Roma un monstruo
rarísimo que los enemigos del Papa llamaron Papstesel;
La Reforma, que tomaba rápidamente conciencia de su en 1522 aparece en Sajonia otro monstruo, una especie
fuerza nacional y de su responsabilidad histórica, era una de vaca-monje. Melanchthon y Lutero no dudan en pu-
suma de aspiraciones y rebeldías cuya organización nadie blicar un folleto para explicar estas extrañas manifesta-
podía prever. Alrededor de la tremenda energía polémica ciones, en el cual queda claro que el fin del papismo y de
de Lutero tendían a reunirse" tres grupos: los.intelectuales, los monjes estaba próximo 56. A. Warbug, F. Saxl, y más
152 ANDRÉ CHAS1EL ROMA-BABILONIA 153
J. Hess, «On Raphael and Giulio Romano», en Gazette des Beaux-Arts, tratti di Clemente VII nella Sala di Costantino in Vaticano». en llIus-
XXXII (1947), págs. 86 y sigs., expone la opinión contraria. Su inter- trazione Vaticana, 1937, págs. 923 Y sigs. Punto que discuíe J. Hess
pretación ha sido vivamente criticada por F. Hartt, «The Cronology of -arto cit., pág. 82- porque el rostro le parece demasiado viejo; el ar-
the Sala di Costantino», en Gazette des Beaux-Arts, XXXVI (1949), gumento no es válido, pues Clemente había envejecido con todos los
págs. 301 Y sigs. Véase también J. Shearman, «The Vatican Stanze: sucesos que le tocó vi vir y era natural que así se le presentara si se de-
Function and Decoration», en The Proceedings of the British Academy, cidía introducir una segunda vez su efigie, adaptando la cabeza del
LVII (1971), págs. 3 y sigs. El Dr. RolfQuednau, de la Universidad de Papa que aparecía entre Justitia y Veritas, lo que no tiene nada de im-
Munich, ha defendido recientemente una tesis sobre el conjunto de pro- posible, pues se trata de una parte repintada al óleo y, desde el punto de
blemas de la Sala de Constantino, Die Sala di Costantino im Vatikan vista iconográfico, el doble gesto del pontífice que apela con el índice a
Palast, Hildeshein, Nueva York, 1979, págs. 448 y sigs. Según este au- la Caridad, sin rechazar a la Justicia, parecería propio de un pontifi-
tor, la tan culta decoración de la Stanza y las dos escenas históricas fue- cado tan tumultuoso como el de Clemente. De todas formas las suge-
ron concebidas por Rafael; el programa de todo el conjunto está en re- rencias de J. Hess -págs. 84 y sigs.- de que el repintado pueda ser
lación con el destino de la sala, y, concluye, este fue «actualizado» en Sixto V no es aceptable. Volveremos más adelante sobre los diversos
1523-1524. problemas ligados a \levar barba en Roma.
15 Sobre la importancia de los proyectos de Rafael, véase J. Shear- 19 Chatsworth, col. Devonshire. F. Hartt, Giulio Romano, New Ha-
man, «Raphael's Unexecuted Projects for the Stanze», en Walter ven, 1958, pág. 51 Y lámina LXXIX.
Friedliinder zum 90. Geburstag, Berlín, 1965, págs. 177-180; L. Duss- 20 Hay un grupo de dibujos de antigüedades clásicas de hacia 1515
ler, Raphael, Munich. 1966, págs. 96-97. que se han relacionado con la Sala de Constantino, donde podrían ha-
16 M. Ferry, «Candor íllaesus: The impresa of Clement VII and berse utilizado en las dos primeras composiciones: hipótesis de C. Ro-
other Medici Devices in the VatÍcan Stanze», en The BurlinglOn Maga- bert, «Ueber ain dem Michel-Angelo zugeschriebenes Skizzenbuch auf
zine, CXIX (1977), págs. 676 Y sigs. Este estudio, cuyas conclusiones Schloss Wolfegg», en Romische Mitteilungen, XVI (190 1), junto con
seguimos aquí, nos parece pone fin a la polémica entre J. Hess y una atribución a Giulio Romano rechazada por H. Wickhoff ( 1902) Y
F. Hartt acerca del empleo de las imprese. El techo, que se subió a fina- J. Hess (1947). El interés de Giulio Romano por la Columna Trajana lo
les del siglo XVI, era originalmente más bajo, dorado, compuesto con señala Vasari, V, pág. 530, así como también su proyecto de hacer con
las imprese del suave y colocado de manera que tocaba la parte de ella una serie de grabados.
arriba de los nichos de los pontífices, v. J. Shearman, «The Vatican 21 J. Hess, arto cit., pág. 90, ha identificado una serie de retratos;
Stanze... », arto cit., núm. 45. Philippe de Villiers de L'Isle Adam, gran maestre de la orden de Caba-
17 «The association of the history of Constantine with the persons lleros de Rodas; Camillo Caetani, duque de Sermoneta; el cavalierino
of the Papacy is of course generally sensible, and in !he circumstances de que habla Vasari.
of this moment in the history of the Church it was evidently intended 22 J. Dollmayr, «Rafaels Werkstlitte», en Jahrbuch der Kunsthist.
as a homily on the proper relation of the temporal and especiaJly of the Sammlungen des allerhochsten Kaiserhauses, XII (1895), págs. 231 Y
Imperial, to the papal, spiritual power; this room contains the admoni- sigs., destaca las diferencias de estilo y concepción entre los dos fres-
tion that was so drastically to be disobeyed in 1527», S. Freedberg. cos militares tardorromanos y las dos composiciones paleocristianas.
Painting in the High Renaissance .... , cit.. pág. 570. 2, T. Buddensieg, «Gregory the Great, the Distroyer of Pagan
18 Como ha demostrado J. Hess -arto cit., págs. 79 Y sigs.- con Idols», en Journal ol the Warbug and Courtauld Instítutes, XXVIII
ayuda de las Vitae Pontificum (1479) de Platina, no cabe duda de que el (1965), págs. 63 y sigs., da razones para no seguir la interpretación de
orden primitivo fue alterado por el repintado de inscripciones y las fal- J. Hess que ve aquí adiciones posteriores, del tiempo de Gregorio XIJI
sas identificaciones posteriores destinadas a valorizar el titulus de los y Sixto V, lo mismo que la pintura del techo, el Triunfo de la Cruz so-
Papas reinantes. Los dos pontífices que encuadran el Bautismo son, bre dioses paganos, de T. Laurenti, de 1585. La «caricatura» de Mi-
pues, Clemente I (y no San León 1), a la derecha, y Evaristo (y no Ur- guel Angel en el Triompho di Fortuna, de 1527 (de que hablaremos
bano), a la izquierda. El primero, entre lnnocentia y Veritas, es el re- más adelante en este mismo capítulo) repite los elementos principales
trato de Clemente VII en su época de cardenal y los cuatro primeros del panel y por tanto lo fecharía; pero esta relación puede invertirse, en
años de su pontificado (su identificación está confirmada por la figura- cuyo caso la pintura habría utilizado una composición anterior.
ción original del Candor illaesus señalada supra, núm. 16); la segunda 24 Algo así indica J. Hess, arto cit., pág. 91: «perhaps the beginning
figura, la de seudo Urbano J, ha sido identificada como Clemente VII of the controversy over the Donation of Constantine was one of the
con barba por Crowe y Cavalcaselle, Raphael, His Life and Worh reasons for !he change» (como sugiere Ch. Mitchell). Así expuesta la
Londres, 1885, vol. 11, pág. 535, Y posteriormente por O. Fischel, «Ri- indicación no es exacta, pues la controversia tenía ya dos generaciones
170 ANDRÉ CIfASTEL ROMA·BABILOtvlA 171
de vida, pero el panfleto de VaIla la había hecho más urgente y la re- Es probable que la pareja del emperador sobrc un caballo bayo y el
vuelta luterana inexpiable. Papa --con la cabeza de Alejandro VI Borgia- sobre caballo blanco,
25 G. Milanesi, La Lettere di Míchelangelo Buonarroti. op. cit .. en El carro del heno de el Bosco (Prado), haya de entenderse como una
F. Hartt, Giulio Romano, op. cit., vol. 1, pág. 43. burla de este símbolo. Estos relieves sólo han llamado la atención de
2(. F. Hant, ibíd.. 1. pág. 45, núm. 10. J. Hess, arto cit., pág. 92, n. 47; pero sus sugerencias iconográficas son
27 M. PetrassL «La leggenda di S. Silvestro», en Capitolium, XLV erróneas; la conclusión de «that there need not necessarily be any rela-
(1970), págs. 33 y sigs.; W. Levison, «Konstantinische Schenkung und tion between thcm and the Popes sitting below» es demasiado fácil. No
Silvesterlegende», en Miscellanea F. Ehr/i, Roma, 1924, vol. n, sabemos si hay que relacionarlos con el proyecto inicial (hipotético) de
págs. 159 y sigs. Rafael. El autor puede ser, como sugiere 1. Hess, Lorenzetto, colabora-
28 W. Setz, Lorenzo Vallas Schnft gegen die Konstantinische dor de Rafael en Santa Maria del Popolo, a quien, tras los combates del
Schenkung: de falso credita et emenita Constantini donatione (Bibl. castillo de San!' Angclo, Clemente había de encargar la estatua de San
des deutschen historischen Instituts in Rom, 44), Tubinga, 1975. Pedro para la entrada del puente (infra. cap. VI).
29 A. J. Lamping, Ulrichus Velenus and his treatise against the Pa- ,. Sobre los Varicinia, véase R. Bainton, «Ein wunderliche Weys-
(Studies in Medieval and Reformation Thought. 19), Leiden 1976. sagung: Osiander, Sachs, Luthef». en Germanic Review, XVI (1946),
No basta, pues, decir con 1. Hess en Kunstgeschichtliche Studien .... 3, reimpreso en Studies on rhe Reformation, Boston, 1963, págs. 62 Y
op. cit., pág. 414: «Das zur Ausführung gekommene Bildthema ist sigs" M, Reeves, Tlle Injluence ofProphecy in the Later Middle Ages,
offenbar in polemischer Absicht als Reaktion gegen Valla gewahlt wor- A Studv in Joachimism. Oxford, 1969.
den.» El programa incluye una llamada calculada al estatuto de Roma :'-' A" Osiander y H. Sachs, Eyn wunderliche Weyssagung von dem
y al primado del Papa, contestados a la vez por luteranos e imperiales . Babstumb.... Nuremberg, 1527. Véase A. Warburg, «Heidnisch-anticke
.11 Ya Wicliff había declarado que Constantino estaba inspirado por Weissagung int Wort und Bild zu Luthers Zeiten» (1920), reimpreso en
el demonio; había sido condenado por el concilio de Constanza, sesión los Gesammelte Schr(ften, 11, Leipzig, 1932, pág. 52!.
XLV, 33. Véase el tratado del cardenal Paleotti (1581), I1, 6, ed. P. Ba- ,1. Sobre el papel del grabado, véase M. Geisberg, Die Refonnation
rrochi, Bari, 1961. pág. 277. La discusión sobre la validez de la Dona- ill den Kampfbildern der Einblattsholzschnittne, Munich, 1929;
ción de Constantino acompañó durante los siglos XI y XII al conflicto A, Blum, l/Estampe satirique en France pendant les guerres de Reli-
entre el Papa y el emperador; véase M. Pacaut, La Théocratie, I'Église gioll, París, 1916. Todos los autores del siglo XIX destacan que la Re-
et le pouvoiral/ Moyen Áge, París, 1957, pág. 238. La difusión del tema forma consiguió una participación de las masas gracias a la estampa di-
de Constantino eomo jinete en la escultura y el mosaico romanos ha de recta, polémica, caricaturesca y despiadada: O, Schade, Satiren ulld
relacionarse con el éxito de la ideología del Imperio; el bautismo de Pasql/illen al/S der Reformationszeit, vol. 1, Hannover, 1856. E. Fuchs,
Constantino representado hacia 1170 en el pórtico oriental de San Juan Die Karikatur der europaischen Volker, Berlín, 1901, cap. VI: «Dei
de Letrán (grabado en G. Campini, De sacris aedij1ciis a Constantino Reformation», ha demostrado lo consciente que era Lutero del papel de
Magno constructis, Roma, 1693; acuarela en S. Waetzoldt, Die Kopien la estampa sobre las masas.
des 17. Jahrhunderts nach Mosaiken l/nd Wandmalereien in Rom, 37 K. A. Wirth, «Imperaror pedes pape deosculatur. Ein Beitrag zur
Viena, 1962, lám. 84) Yen el ciclo de los Cuatro Santos Coronados, de Bildkunde des 16. Jahrhunderts», en Festschrift für H Keller. Darms-
1246, evoca a la inversa el primado de sacerdocio. Véase H. Lavagne, tadt, 1963, págs. 175-221.
«Triomphe et bapteme de Constantino Recherche iconographique a JR H. Zschelletzhky, Die «drei gottlosen Maler» von Nümberg. Se-
propos d'une mosai'que médiévale de Riez», en JOl/rnal des Savants, bald Beham, Bartel Beham und Georg Pene;:, Leipzig, 1975, págs. 143
julio-septiembre 1977, págs. 164-190. Y sigs,
.\2 Hemos de relacionar esta tradición con la información contenida )9 D. Koeplin, T. Falk, catálogo de la exposición Lukas Cranach, 1,
en una carta del secretario Pérez al emperador, fechada en Roma el 4 Basilea y Stuttgart, 1974, págs. 330 y sigs.
de agosto de 1527: Lannoy le había escrito que la Corte le encargaba 41) F. Buchholz, Protestantismus l/nd Kunst im sechzehnten Jahr-
que ofreciera al Papa eltribuLO y un caballo blanco. Véase P. de Gayan- hundert (Studien Über christliche Denkmaler, 17), Leipzig, 1928,
gos, Calendar ofLettere, op. cir.. núm. 145. págs. 36 y sigs.
\J 1. Trager, Der reítende Papst, Munich y Zurich, 1970. La cabal- 41 H. Grisar y E Heege, LlIfhers Kampfbilder. vol. 1, Freiburg-im-
gata del Papa y el emperador significa la concordia entre ambos pode- Breisgau, 1921; A. Schramm, Lut/¡er l/nd die Bihel, 1: Die Illustratio-
res (cap. 11, 3). Así, sobre la puerta de bronce de Filarete en Roma nen der Lutherbibel, Leipzig, 1923.
(1465), la entrada de Segismundo en el Laterano, y en 1530 la cabal- 42 H. Preusz, Die Vorstelll/ngell vom Antichristi im spateren Mittel·
gata de Bolonia debidamente divulgada por el grabado (infm, cap. VI). alter, be! Luther l/nd die konfessionllellell Polemik, Leipzig, J 906.
/72 ANDRÉ CHASTEL ROMA-BABILONiA 173
P. Picea, <di Sacco di Roma del 1527; profetie, previsioni, prodigi», en este hacia la orilla mientras la de los locos se pierde del lado del End-
Nuova Antología. LXIV (1929), págs. 120 y sigs. krist. (1. Meder, Dürer-Katalog, Viena, 1932, VIII).
43 Sobre el September Testament, véase F. Schmidt, Die lllustra- ;, Unas piedras que cayeran ... cualquier accidente o anomalía se
tion del' Lutherbibel (1522-/700), Basilea, 1962. interpretaba como una señal divina, y las señales se multiplicaban. En
'" Supra. cap. 1. En las «charlas de mesa» de Lutero, se mide la el opúsculo sobre los acontecimientos del saco Bellum romanum, su
enorme profundidad de la ruptura con Roma, que reduce los sucesos de autor, un francés, dice: «el señor de los cielos ponía de manifiesto por
1527 a la desgracia de los malos: «Ex Satana enim est Papa» (1531), medio de signos clarísimos la próxima llegada del desastre.» L. Dorez,
Tischreden, núm. 2107, vol. n, Weimar, 1913, pág. 323; las desgracias art. cit. (1896), pág. 356.
de los italianos no los corrigen (1538); ibíd., núm. 3717, pág. 559. 56 H. Grisar, op. cit., cap. l. J. Céard, La Nature et les Prodiges.
4; J. Janssen, cit. por la trad. fr. L'Allemagne et la Réforme, París, L'insolite au XV'siecle en Franee. Ginebra, 1977, págs. 79-83.
1892, insiste especialmente sobre el aspecto antirromano y antiitaliano 57 A. Warburg, «Heidnisch-antike Weissagung», arl. cit., F. Saxl,
de la Reforma, y sobre la extrema violencia de los escritos de U. von "IIlustrated Pamphlets and the Reformation» (1 948), reeditado en Lec-
Hulten. tures, Londres, 1957; J. Baltrusaitis, Réveils et Prodiges. Le gothique
46 H. Reinhardt, «Einige Bemerkungen zum graphischen Werk fantastique, París, 1960, cap. IX.
Hans Holhein des Jüngeren», en Zeitschriftfor schweizerische Archiio- 58 El espíritu de contradicción que invadía a numerosos elementos
logie und Kunstgeschichte, XXXIV (1977), págs. 242 y sigs., Catálogo de la Curia después de 1527 respondía a la misma fórmula Roma-Babi-
de la exposición Die Malerfamilie Holbein in Basel, Basilea, 1960, lonia, y el mismo recurrir al profeta Isaias y al Apocalipsis vueltos con-
núms. 403, 407 Y 408. tra la propia Roma, como podemos ver en el discurso al Tribunal de la
47 Th. Burckhardt-Wetherman, «Über Zeit und Anlass des Flug- Rota del 15 de mayo de 1528, que en Roma se publicará -nada sor-
blalles: Luther als Hereules germanieus», en Balser Zeitschrift, IV prendentemente- traducido al alemán, véase ¡nfra, cap. VI.
(1905), págs. 48 y sigs., citado por H. Reinhardt, arto cit., pág. 242. 59 Además de A. Warburg, arto cit., véase L. Thorndike, A Histor)'
48 Sobre la idea de la Roma aeterna, véase K. 1. Pral!, «Rome as of Magic and Experimental Scienee, vol. v., Nueva York, pág. 233.
eternah>, en Journal of the History of Ideas, XXV (1965), págs. 25 E. Garin, Lo Zodiaco della Vita. La polemiea sul/'astrologia del Tre-
y sigs. cento al Cinqueeento, Bari, 1976.
49 Sobre Egidio da Viterbo, véase J. W. O'Malley, Giles of Viterbo 60 Lorenzo Bonincontri, De rebus ce/estibus, escrito hacia 1472-
on Chureh and Refonn: a Study in Renaissanee Thought. Leiden, 1968: 1475, editado en Venecia por Luca Gauricus en 1526. Sobre la conjun-
«Fulfillment of the Christian Golden Age under Pope Julius n: The Text ción de Júpiter y Saturno en Aries, había mucho que decir; el autor co-
of a Discourse of Giles of Viterbo, 1507», en Traditio, XXV (1969), nocía tres, una que coincidía con el Diluvio, otra con la venida de Jesús
págs. 265 y sigs.; y las indicaciones que damos en la introducción. a la Tierra y la tercera, con la de Mahoma. La cuarta parecía correspon-
50 A. Blum, op. cit., The Wright, cit. por la trad. fr. Histoire de la derse con una nueva potencia universal; «Et regem dabit innocuum qui
caricature el du grotesque, 2.' ed., París, 1875, pág. 58, cita Eck: <<lnfi- terminet orbem.» Sobre la teoría de las grandes conjunciones y su im-
nitus jam erat numerus quí victum ex lutheranis libris quaeritantes, in portancia en los debates sobre astrología, véase E. Garin, op. cit.
speciem bibliopolarum longe lateque Germaniae provincias vagaban- 61 Sobre Torquato, véase M. Recves, op. cit, pág. 364, y D. Canti-
tuT.» mori, Eretici... , op. dI., págs. 18-20.
51 Citado por E. Fuchs, op. cit., cap. IV. 61 M. Reeves, op. cit.
52 «A heightened sense of eschatology", dice R. Bainton, «Thc Left 6.1 A. Warburg, art. cit.; E. Garin, op. cit.
Wing of the Reformation", en Journal of Religion, XXI (1941), 2, 64 La importancia concedida al horóscopo de Lutero subsiste en la
reimpreso en Studies on the Reformation, op. cit., págs. 119 y sigs. polémica antiprotestante hasta el siglo XVlI e incluso más allá, por
53 H. Preusz, op. cit., págs. 28 y sigs.; M. Reeves, op. cit. (1969), ejemplo, FI. de Raemond, Histoire de la naissanee, progrez et déca-
cap. I1I, «The AntichriSl»; A. Chastci, «L' Antéchrist a la Renaissance» denee de {'hérésie de ce siecle, Rouen, 1629, pág. 28, donde observa
(1952), reimpreso en Fables, Fonnes, Figures, op. cit., núm. 6. que, según Jonctin, «Marte y Venus se encuentran en la tercera casa de
54 En un manuscrito alemán, el Anticristo, en su sanctitas simula la su nacimiento. lo que significa la pérdida de la fe».
activa, lleva un enorme relicario y se dirige a la asamblea cristiana, re- (,; A. Warburg, arto cit., págs. 51 o-s 11. «The books are only a small
presentada por un Papa, un cardenal, etc., y la familia humana, repre- fraction compared with the pamphlets which were produced», dice
sentada por los seres más increíbles. Véase H. Preusz, op. cit., pág. 35. F. Saxl en «IIIustrated Pamphlets ofthe Reforrnatiofi», arto cit., pág. 255.
En la Nave de los locos (Das Narrenschiff), publicada en 1494 por Sobre este tema, véase M. Pegg, A Catalogue ofGerman Pamphlets
S. Brant, con grabados de Durero, la barca de San Pedro es guiada por (15/6-1546) in Libraries ofGreat Britain and Ireland, Londres, vol. I.
174 ANDRÉ CHAS7EL ROMA·BABILONIA 175
1973, vol. II, 1977; R. W. Brednick, Die Liedpublizistik in Flugblatt 77 Un grabado en forma de friso -sacado de un tapiz del siglo xv,
des 15. bis 17. Jahljunderts, 2, vols, Baden-Baden, 1974-1975. tirulado tapiz de Miche{f'eldt- describe en cinco escenas el camino in-
"" Die vil' Eigenschafien des Weins. Véase el catálogo de la exposi- moral que lleva el mundo y el reinado de la injusticia: las figuras del
ción Von der Freiheit eines Christenmenschen (Kunstwerke und Doku- profesor, el cura y la Providencia equilibran la rueda de la Fortuna cuyo
mente aus dem Jahrhundert del' Reformation), Charlottenburg Schloss, eje es empujado en un sentido por un zorro (Fuchs) y en el contrario
Berlín, 1967, págs. 22-23. por el Tiempo (Zeít). Véase H. Zschelletzschky, op. cit., pág. 74. E. Pa-
67 Hans Baldullg Grien, Catálogo de la exposición de Karlsruhe, nofsky, Albrecllt Dürer, núm. 391, no lo considera (pensamos que con
1959. il. XXXIV. razón) como obra de Durero.
óH A. Waas, Die Bauern im Kampfum Gerechtigkeit, 1300-J525, 78 La formulación del tema aceptable para la Edad Media cristiana
Munich, 1964, pág. 223. Otra versión de Glücksrad que obedece a la se remonta a la Consolatio Pllílosophiae de Boecio (siglo vI); véase
enérgica acción de las gentes de bien. Véase infra, epílogo. P. CourceJle, La Consolatíon de Pllilosophie dans la traditioll líttérai-
hY F. Guicciardini, Consolatoria falta di settembre J527 a Ficnoc- re, París, 1967. La más antigua representación de la rueda de la Fortuna
chielO, tempore pestis, ed. R. Palmarocchi, Scritti autobiografichi e con las cuatro posiciones -regllabo (a la derecha), regno (en el cen-
rari di F rancesco Guicciardini, cit. en la ed. de S. Volpicella de L. San- tro), (a la izquierda) y sum sine regno (abajo)- aparece en un
toro, Dei successi del Saeco di Roma. op. cit., pág. 256. Se ha obser- manuscrito del siglo XI en Montecasino, algo anterior, según parece, a
vado no sin sorpresa que el propio Guicciardini se ocupó, parece ser en un mosaico del pavimento de S. Salvatore de Tunn; véase E. Kitzinger,
1528, de compilar textos proféticos de Savonarola. Entre ellos se en- "World Map and Fortune's WhelJ. Medieval Mosaic Floor in Turin»
cuentra el pasaje: «O Roma. o prelati di Roma, io vi avviso che voi non (1973), en Tlle Art of Byzantium and the Medieval West, Selected Stu-
avete a guastare questa opera» (25 de febrero de 1497). Véase Scritti dies, ed. F. Kleinbauer, BloomingtonJLondres, 1976, XIII, pág. 345. La
aUfobiografichi..., pág. 313. alegoría es de dos tipos, en uno la Fortuna hace girar su mecánica, yen
70 El saco se debió «a causa más que material» fue la conclusión otro está en el interior del sistema. En una célebre miniatura del Hortus
del conde de La Roca, Epítome de la vida y hechos del Emperador Delícíarum (siglo XII), la Fortuna reina sobre la Tierra, accionando la
Carlos, Milán, 1646. Igualmente, Antonio Cánovas del Castillo, Del manivela de la máquina. Frente a la personificación de la Fortuna, po-
asalto y saqueo de Roma por los Españoles, Madrid, 1858. En su Croo der ciego y fatal, normalmente aparece la de la Sabiduría. Este motivo
naca. el Milanese Grumello intenta disculpar al Condestable, para lo ilustraba la futilidad de los honores y la «vanidad de vanidades», sufrió
que hace hincapié en que el pillaje de la ciudad se debió a la voluntad modificaciones sustanciales en los siglos xv y XVI; véase A. Doren,
divina en cumplimiento de la profecía de Samuel: «Roma declinabit «Fortuna im Mittelalter und in Renaissance», Vortrager del' Bibl. War-
vires et carebit ecclesiastico duce et Rex Romanorum possedebít eam», burg, 2 (1922-1923). Cambió algo su naturaleza, como la del Hércules
y las de Santa Brigitte de Suecia (Cronaca di Antonio Grumello pa- en el cruce de caminos que estudia Panofsky.
vese... [1465-1529). ed. G. Müller, Milán, 1856).
71 A. Rodnguez-Villa, Memorias, op. cit. (1875), págs. 140 y sigs.
n Pastor, IX, págs. 288 y sigs. El nombre de este personaje era
Bartolomeo Carosi. Existe una biografía manuscrita por Camillo Turcí,
véase D. Orano, op. cit .. pág. 246, núm. 2; G. B. Pecci, La Brallda-
neide, Lucca, 1757; P. Picea, arto cít., págs. 123 y sigs.
71 B. Varchi, Storiafiorentina, libro X, cap. XVIII, cil. por P. Picea.
arto cil., pág. 122. Según este mismo autor hay una carta dirigida al da-
tario Giberti, fechada en Venecia el II de diciembre de 1526, que anun-
cia el saco de Roma.
74 Cartas al marqués de Mantua. publicadas por A. Luzio, lssabel/a
d'EHe e iI Sacco di Roma, Milán, 1908, págs. 121-122 (7 de mayo) y
124-126 (16 de mayo).
75 A. Luzio, Pietro A retino neí primi suoí anni..., op. cit., págs. 8
y 9, dI. supra. introducción.
7t, Véase R. Eisler, «The Frontispiece to Sigismondo Fanti's
Triompho dí Fortuna», en Joumal (ifthe Warburg and Courtauld Jnsli-
tUles, X (1947), págs. 155-159.
In
URBlS.DlREPTIO
ninguna precaución, y algunas cabezas se estropearon Otra víctima, esta total, de la ocupación, fueron las vi-
con el humo, o quizá los golpes. Cuando el Papa volvió drieras del Vaticano, sobre todo las del piso de las Stanze,
tras la partida de las tropas, desconsolado por la idea de recién colocadas durante los pontificados de Julio JI y
dejar aquellas bellas cabezas estropeadas, hizo que León X; y que eran obra del vidriero francés Guillaume
Sebastiano las restaurara. Durante su estancia en Roma, de Marcillat !o. Todas las ventanas se hicieron añicos para
Tiziano, en compañía de Sebastiano, fue a las Stanze, de-
cidido a mirar con toda atención y los ojos bien abiertos fabricar balas de arcabuz con el plomo.
las pinturas de Rafael que aún no conocía; ante el muro Cellini protegía el castillo con sus cañones, impidiendo
restaurado por Sebastiano, le preguntó quién era el pre- que nadie se acercara. Estaba muy orgulloso de lo que
suntuoso que había emborronado aquellos rostros. No llamaba «un ejército diabólico». Pero con el paso de los
sabía que Sebastiano los había restaurado, y no hacía días volvió a verse de orfebre y monedero. Clemente se
sino observar la diferencia enorme que había con el resto vio obligado a entregar un enorme tributo de guerra y fue
de las cabezas 6. necesario fundir las piezas preciosas del tesoro:
Incluso contando con la posible malicia de Tiziano ante El Papa y uno de sus servidores, el Cavalierino, coloca-
un discípulo de Miguel Ángel, la anécdota debe ser reaL ron ante mí las tiaras de la cámara apostólica con su pe-
Pero las sucesivas restauraciones de los frescos hacen di- drería. El Papa me ordenó que las desmontase y así lo
fícil controlar su veracidad. Es importante tener constan- hice. Las piedras se envolvieron una a una en papel y se
cia de que se habían producido daños por el humo, pues cosieron en el dobladillo de la vestimenta del Papa y del
ello supone que se habían improvisado un hogar o una Cavalierino. El oro restante, unas doscientas libras, se
chimenea (la había en la Sala del Incendio) y combus- me entregó con la orden de que lo fundiera 11.
tibles 7.
Este detalle puede aclarar otro hecho de vandalismo y así, tras el acuerdo de capitulación del 5 de junio, el
aún más grave. Los armarios de marquetería que cubrían Papa pudo entregar la fantástica suma de 70.000 ducados
los muros de la Segnatura (que, como se sabe, debían ser- de oro. Pero había que seguir acuñando moneda para pa-
vir inicialmente de biblioteca), obra de Giovanni da Ve- gar el enorme tributo exigido para la partida de las tropas.
rona y de Gian Barili 8, desaparecieron. Se ha dicho repe- El verano fu!:' terrible: la ciudad estaba total-
tidamente que habían sido maltratados durante el saco, lo menteexangüe, casi sin víveres, sus habitantes eran rete-
que se ha constatado recientemente 9 y la anterior anéc- nidos a la fuerza y empleados como criados, amenazados
dota lo hace creíble. Los chiaroscuri actuales de debajo por las epidemias debidas a la destrucción de las fuen-
de los frescos son obra de Pierino del Vaga; fueron pinta- tes ... , y mientras
dos durante el pontificado de Pablo IIl, y por tanto des- tentaban desesperadamente conseguir en
pués de 1534, cuando se trasladó a la Stanza la chimenea oJ:mcermas' moneda. Mientras
de una habitación vecina, en 1541. Pero este arreglo se ianto todas las casas naoían sido saqueadas, todos los pa-
comprendería mejor si el decorado de marquetería, más o lacios registrados y sus habitantes obligados a pagar im-
menos dañado, hubiera tenido que ser sustituido; en 1527 puestos. Durante unos días hubo una excepción, el pala-
se quemaron en Roma puertas y ventanas, plintos de ma- cio Colonna, en manos de enemigos del Papa, donde se
dera, incluso intarsiate alimentaron el fuego durante un había refugiado Isabel de Este y habían sido recogidos
invierno de ocupación. muchos desventurados, entre los que se contaban perso-
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ANDRÉ CHASTEL URBlS DlREPTlO /87
nalidades conocidas por sus sentimientos favorables al Se vendía lodo lo que se había robado en el saqueo. ves-
emperador. Todo el mundo tuvo que pagar tributos y, lo tidos bordados en oro, sedas, terciopelos, lienzos de lana
que es más, a cada contingente. El y de lino, anillos, joyas, pieles; los alemanes tenían bol-
Haje sos llenos de objetos para vender, y se vendía de todo en
pudieran c()l!yer!:!.!.:§.{!...!:!!. El volumen aquel enorme mercado, y luego el pillaje comenzaba de
del ejercitó, la astucia de sus capitanes cuyos apetitos ha- nuevo ... 14
bían ido creciendo durante la marcha sobre Roma, y la si-
tuación de la capital cristiana como centro comercial y Rodríguez-Villa publica un testimonio idéntico de un
bancario, se conjugaron para que la explotación de los soldado español:
vencidos tuviera un carácter sistemático rara vez visto. El
procedimiento de tributos -taglie- permitía obtener, ... como los que las robaban no conocían su valor, se
bajo tremendas amenazas y violencias, sumas acordes al vendían por dos ducados pieles y piedras preciosas que
rango y la fortuna de todos y cada uno de los moradores valían cien. Tapices y muebles, ropas buenas, nada tiene
de la ciudad. Las crónicas han recogido algunos detalles apenas valor. He visto vender doce tapices trabajados en
oro y una magnífica alhombra de seda, todo por cuatro-
sobre las víctimas y, a veces, los beneficiarios. Por ejem- cientos ducados 15.
plo, el cardenal Ponzetti entregó 20.000 escudos de oro, y
el cardenal Enkevoirt 40.000, al capitán alemán Oddone. En el relato publicado por el francés Jean Cave, tene-
El cardenal de Santa Maria in Via Lata, Alessandro Cesa- mos la pintoresca descripción de la partida de los lans-
rini, se comprometió a pagar 35.000 escudos en nombre quenetes cargados de vestidos y telas, cubiertos de cade-
de unas doscientas personas refugiadas en su palacio; se nas de oro y sortijas, vasos, piedras, sacos llenos de
conserva el documento o instrumentum con las cuentas, ducados y objetos preciosos que obligaban a cargar a los
fechado el 10 de mayo. Frecuentemente había que pedir cautivos 16. ¡Un verdadero friso al estilo «clásico))! El 19
prestado a un cambista o a un usurero para poder hacer la de febrero de 1528, llega a Roma la noticia de que Filippo
debida entrega; se conservan muchos documentos nota-
riales de este tipo l). Doria ha capturado frente a Ostia doce barcos españoles
que transportaban de Roma a Nápoles más de ciento cin-
Las más de las veces los encarcelamientosylas sevi-
cuenta cajas de objetos salidos del saco 17.
cianetUan por objetivQconseguir oro, joyas o piedras
preciQsas. Durante estas sen:iahásno Hay dos aspec!osque
, atención-:-en esta carrera' derapacid¡lQes se 'Vieron impli-
sino tratos. promesas ante nota-
cadas rápidamente las obras de arte, sopre todo lasque te-
rio, etc., que convirtieron el saco en uno de los movi-
mientos financieros más impresionantesque..se..ha.y"'"¡-n: nían un valor negociable claro, y a la
conocido nunca, por lo menoS por el cambio de sión, comenzó el tráfico. Aunque no
los detalles, podemos hacetfibs lII1a idea general de su na-
moneda y de objetos de ValoL,Fue unamonumental.&n- turaleza. .. . " -
gría y en medio de ella había, naturalmente, ob¡;as.de,mte.
Este movimiento interesaba también a las bibliotecas:
",'Tenemos información sobre el impresionante mercado
que se organizó en el Campo dei Fiori, en el Borgo y en
unas fueron devastadas, otras, ñego(;¡adasT&;lilaéfVa:tí-
el puente de San Sixto, donde, según el testimonio del cano, fundada por Sixto IV, fue especialmente maltratada,
notario Gualderonico: como prueba un breve de 1529 que hace constar su em-
pobrecimiento (diminutionem) 19,
188
ANDRÉ eHASTEL URBIS DIREPTIO /89
La pérdida diez años antes en Bruselas sobre cartones de Rafael, es-
más que ninguna otra cOSí!:, La destrucción de libros eSlo Sixtif!aY'para
que les haceparai mientes en la catástrofe, es lo más im- Y fue precisamente en la 'Sixtina donde se ce-
portante para ellos. En una carta a Sadoleto en que se in- lebraron los funerales del condestable, en el decorado de
quietaba por la suerte de los intelectuales, Erasmo ve en el las «tan ricas y bellas tapicerías de Su Santidad», por ci-
pillaje de la biblioteca de su amigo un acto de barbarie tar un testimonio veneciano de junio de 1527 23 • Se ha ob-
digno de los escitas 20. Idéntica fue la reacción de Melanch- servado con cierto sarcasmo que «esta fue probablemente
thon en el lado de los reformados; la desgracia de Roma la última ocasión en que se dispuso todo el conjunto si-
apenas se menciona más que en tomo al desastre que inte- guiendo el orden indicado por Rafael» 24. Las vicisitudes
resa antes que nada a los humanistas; la destrucción de las de estas famosas piezas constituyen la historia más com-
fuentes del saber 21. Evidentemente este es el escándalo plicada y rocambolesca de las muchas que abarrotan este
que impresionaba a los intelectuales, para quienes Roma período.
era el paraíso de la erudición. Erasmo no habla de otra cosa Isabel de Este estaba en Roma en el momento de los
al evocar, con repentina nostalgia, su estancia en Roma de acontecimientos, y como hemos dicho, desde el palacio
1509 en una epístola en que año y medio después comenta Colonna ayudó a salvar la vida de muchos desgraciados.
los acontecimientos de la primavera de 1527. Su and<.t..b,a
En cuanto a las obras de arte de los santuarios, el pillaje metic1.o en toda los tapices eran
llevó consigo, además deJa profaflacióndefas reliquias, de enorme valor y, eVHJentemente, iban a dispersarse, la
todo tipo de sacrilegios que, naturalmente, adquirieron marquesa envió quinientos éscudos a
una importancia difícil de minimizar en las noticias-er-aJ.es los comprara .yUegado. el momento al
y escritas. Así pues, el saco de Roma, además de d-aroca- 'papa, contra reembolso, claro está. Dos de ellos -La
sión a la metódica expoliación de la riquezaromana,tomó conversión de Saulo y Pablo ante el Areópago- se em-
en seguida otra dimensión, la de la profanaeffin. Cuando barcaron con los bienes personales de la de Este en un na-
Guicciardini hablaba de «la pili mesta, la pili spavente- vío cuya carga fue apresada por unos piratas. Habiéndose
vole, la pili vergognosa tragedia», pensaba tanto en la hu- corrido la voz de que se trataba de piratas ve..rrekiaoos.,.
millación y degradación política como en las extorsiones, Isabel reclamó sus bienes a Andrea Dona,·perc; no obtuvo
cuya dimensión calculaba con amargura 22. y el eco de satisfacción alguna. Y empezaron a circular toda serie de
estas impiedades más o menos gratuitas hizo que en el rumores que la ponían en entredicho. A las acusaciones
curso de estas semanas {!l sacose convirtiera también, concretas de un cierto Benedetto Centurione contesta re-
para gran parte de la cristülndad, en un inconcebible aten- pitiendo que los tapices los había comprado para devol-
tado contra el hogar tradicional de los cristianos. vérselos al Papa. Fuera como fuere, nunca los recuperó 25.
En 1528 aparecen en una colección veneciana y veinti-
cinco años después los compra en CÓiíst¡üitíñoPllfefcon-
OBRAS DE
- destable de Montmorency, que los regala al Vaticang en
1554 (fig. 68), detalle que aparece expresamente en una
El accidente más importante del saco foo.Jamnerte--del nota del inventario del año siguiente 26.
condestable de Borbón, y la operación Otros aparecieron en N!ipoles, donde fueron a parar
notable, el robo de los tapices pontifictQs. Estos, gran cantidad de obras de arté'y reliquias revendidas por
190
ANDRÉ CHASTEL URB1S D1REPTlO 191
lante, las reliquias robadas fueron frecuentemente resti- amigo con el fin de obtener piezas arqueológicas para su
tuidas, a partir de 1528, debido a problemas de concien- colección particular. Al hijo de Isabel de Este no le impor-
cia. taba demasiado el origen de las piezas 34. Las esculturas
. Se habló clásicas,
mucho de que se habían maltratado o roto an-
«ipsa etmm in marmoTa el antIquas
antiguas
de .las.,cabe.zis.,J:os::bl'on-
romanorum statuas sacritum est», dice Paolo Giovio 30. . l!!§..mWallas,,.er.ao,uU bo.tÍlunás·Jllallejabk,
Incluso se propagó la especie de que se había roto el Lao- Habría que saber lo que contenían las cajas evacuadas en
coonte, pero no es fácil precisar lo que hubiera de exage- febrero de 1528 y capturadas por los genoveses delante de
ración en medio de tanto espanto 31. Sabemos más acerca Ostia. Sabemos que los prelados coleccionistas tenían ra-
de otros tratos. Había gran cantidad de historias sobre los zones para preocuparse. Hay una página un tanto sarcás-
Gonzaga. Uno de los compañeros de armas de Ferrante tica de Ciacconius que describe la angustia de uno de los
Gonzaga, y como él jefe del contingente italiano, típico principales amantes de lo romano, el cardenal Cesi:
ejemplo de militar aventurero 32, el capitán Fabrizio Ma-
ramal do, gran amigo de Ferrante, marqués de Mantua, re- Tras el horrible desastre de la ciudad. encerrados en la
cibió de este una extraña y reveladora carta: fortaleza de Adriano, sin idea de lo que pasaba fuera de
ella, en una situación personal desesperada, lo único que
Hay aquí dos gentilhombres de bien que son grandes le importaba era vigilar que sus inscripciones antiguas y
amigos míos, vuestra Señoría conoce a uno personal- sus cuadros no fueran a desaparecer a manos de los sol-
mente y al otro por su fama. Ambos os tienen por per- dados que podían robarlas y llevárselas J5,
sona generosa, amable y pronta a satisfacer a aquellos
que lo merecen. Ambos solicitan de vos una gracia y han En época de León X y Clemente VII están documen-
requerido mi recomendación ante vos. El uno es Marmi- tados dos giardini arqueológicos, el del cardenal Cesarini
rolo, el otro, el Té. Quieren adornarse con piezas clási-
cas: cabezas, piernas. bustos o estatuas completas, de y el de los Massimi. El primero, situado cerca de San Pe-
bronce o mármol. Como saben que vos tenéis Roma a dro ad Vincula, existía desde 1500, si hemos de creer a un
vuestra disposición, desean obtener gracias a vuestra li- epigrama conservado por Schrader y una inscripción del
beralidad unas cosas que ni a vos ni a vuestros soldados octavo año del pontificado de Alejandro VI 36, Hay una
interesan, ya que vuestros saqueos son otros. Así pues, serie de piezas -columna de cipolino, dieciocho cabezas
mi querido Fabrizio, no dejéis de dar satisfacción a mis de filósofos ...- , que aparecen mencionadas en diversos
dos amigos para que no pierdan la buena opinión que tie- textos, y está también el catálogo Aldovrandi, pero todas
nen de vuestra Señoría. De otro modo, me consta, habla-
rían peor de Fabrizio Maramaldo de lo que jamás se haya
estas referencias son demasiado tardías para poder preci-
hablado de pirata famoso alguno. Haced de manera que sar lo que había en el momento del saco y saber con segu-
yo pueda defender vuestro honor. ridad lo que fue robado. La poderosa familia Massimi fue
especialmente tocada por la desgracia: Domenico, el jefe
Vuestro siempre, el Marqués de Mantua 3J. de la familia, fue muerto, el palacio de via Papalis
«presso la valle», destruido, y su colección de antigüeda-
Marmirolo y el Té eran, naturalmente, las dos villas des -que conocemos por una entusiasta descripción de
del marqués. Esta inverosímil carta está fechada el 22 de hacia 1512- sabemos que fue saqueada, pero no se co-
mayo y dirigida por Ferrante Gonzaga al aventurero y nocen detalles sobre lo que se perdió 37. Tras un acuerdo
194 ANDRÉ CHASTEL URBIS D1REPT/O 195
entre los tres hijos en el año 1532, el mayor, Piero, en- RELIQUIAS
cargó la construcción del nuevo palacio --origen del ac- .
Este texto aparece en una plaqueta alemana Die war- Los imperiales se apoderaron de la cabeza de San Juan,
hafftige und kurze Berichtung ... (Relación verdadera y de la de San Pedro y de la de San Pablo; robaron el oro y
breve ... ), escrita por un soldado, quizá tirolés, de Frunds- la plata que las recubría, y las tiraron a la calle para jugar
a la pelota; todas las reliquias que encontraron las con-
berg y publicada en el verano o el otoño de 1527, que virtieron en juguete y motivo de risa 49.
viene a ser una especie de boletín de la victoria de los pai-
sanos convertidos en lansquenetes 45. Ambas indicaciones Como es natural, los cráneos de los Apóstoles eran es-
son de importancia capital: el asaJ_tQ1tla..cilldad papal ha::. pecialmente venerados -el de San Juan en San Silvestre,
bía sido para másde la miÚígOeI como los de Pedro y Pablo en el Laterano y el de San Andrés en
una peregrinacíÓn a Ía inversa, o si se quiere]l!1__acto de San Pedro, donde lo habían colocado en un relicario de
profanación calCulado, que seguía las líneas tradicionales -, mármol en tiempos de Pío U-. Había que añadir a esto
de la devoción que nevaba a Roma a milesae peregrif!.,OS-.-- los fragmentos de la Vera Cruz, la punta de la lanza so-
La legitimidad de la autoridad pontificia se expresabapor lemnemente entregada a Inocencio VIII por el sultán Ba-
medio de bulas selladas y ll;l validez de las indulgencíás yaceto y, naturalmente, la Santa Faz, el Sudario. Había
distribuidas por contribuciones económicas se inséil'bía muchísimas más 50, pero toda la cristiandad que creía en
en los registros; así pues, lo que se echó al fuego, sus virtudes temblaba por la Verónica, que era, como ya
trozó y se dispersó, fueron las cuentas de los fondos de hemos dicho, la reliquia por excelencia 51, su popularidad
San Pedro y los archivos de las rentas de las regalías. Por entre los peregrinos la había convertido en el verdadero
otro lado, se buscaban los recuerdos históricos, como la palladium de la Ciudad Santa. Cuando Carlos VIII llegó
cruz de oro de Constantino o la tiara de Nicolás V, de las a Roma en 1494, el Papa, que no conocía sus intenciones,
que no quedó rastro alguno 46. La compañía de Mara- se refugió en el castillo de Sane Angelo con el Sudario y
maldo parece haber recibido en marzo de 1528 una mitra las reliquias de Pedro y Pablo 52. En 1527, Clemente VII
del tesoro pontificio y joyas en prendas de futuros suel- no tuvo tiempo de guardarlas, e inmediatamente empeza-
dos; teóricamente el las depositó en Ischia, en ron a correr los rumores de que dejan constancia los in-
casa de Constanza de A valos, quien ya había recibido, formes diplomáticos. Se discute incluso si la tumba de
también en depósito, más joyas de igual procedencia. San Pedro había sido violada o no.
Pero tampoco hemos podido aclarar esta oscura histo- Hay una carta de un scriptor brevium apostólico a un
ria 47. LQque sí esev1dentees que losobj.etoslitúrgicGS canónigo de Spira, fechada el 17 de junio, que menciona
--cálices, patenas, etc.- desaparecieron de lassacris- «la profanación de todas las iglesias, la ejecución de mu-
tías, como también las reliquias, o lo que es igual, los ob- chas personas en el altar de San Pedro, la violación de
198 ANDRÉ CHASTEL URBlS DlREPTlO
199
una urna o tumba que contenía los restos de San Pedro y Calcata, en el Lacio: instalada, en circunstancias imposi-
San Pablo, e incluso la profanación de reliquias». No se
sabe si tal sacrilegio existió, pero los rumores corrían in- en unelegante relicario, le valió a la
pequeña colegiala que la presentó al papa Sixto Ven 1585
sistentemente 53.
una indulgencia plenaria. La pieza de orfebrería original
La capilla del Sancta Sanctorum, en el Laterano, punto
evidentemente desapareció, pero es posible que el nuevo
de peregrinación especialmente importante, contenía un
célebre tesoro 54, celosamente guardado. En el altar ma- relicario, con sus dos ángeles de plata que levantan el re-
ceptáculo, guarde el recuerdo de ella 58, La constatación
yor de una basílica vecina, Urbano VI, a su vuelta de Avi-
ñón, había depositado reliquias especialmente importan- de lo poco que queda la tuvimos en una reciente exposi-
tes, las cabezas de San Pedro y San Pablo. Había otros ción que nos permitió comprobarlo: el saco acabó con la
recuerdos que aún se mostraban a la masa de peregrinos mayor parte de la orfebrería de la Iglesia y por eso cono-
en tiempos de León X. El emperador tenía que enterarse cemos. tan mallo que de este arte
de que este santuario «más venerado que ningún otro» Parece ser que en seguida empe:z:.<!T2,n a g)ITer.XUffiores
había sido saqueado. Se pensó que la cavidad situada bajo
el altar se podría haber salvado gracias a su complicado sacri!eg,:lºs, aIToquequeaa testimonio en la literatura
sistema de cerradura de llaves múltiples. Los relicarios posterior 59, Lossantos manifestaron su dolor 60, Evidente-
murales y los de encima del altar fueron rotos y vaciados. mente, la historia -de-iá'S-reliqüiiiS-no'podía"ser algo nor-
Hablaremos más adelante del relicario de la Circuncisión, mal. de que
que apareció más adelante; el de la Santa Cruz, de la en
época de Pablo n, que se colocaba sobre el altar de la Six- Cuando el .
tina en los días de fiesta, desapareció en mayo y también
apareció tiempo después. El papa Clemente hizo colocar pores.crúpul?s de su-
la madera en una cruz de cristal que se conservaba en la periores, se deoícaron a
sacristía 55. Panvinio, que informa acerca de una especie a archivos vaticanos, Instru-
de inventario de la época de León X, no trata de disimular mentum relationis reliquiarum a militibus Borboni ab
que es difícil catalogar las pérdidas por la confusión de urbe extractis (sic), es decir, constatación de la devolu-
piezas: «arca cum mullis reliquiis, multae sine nomine, ción de las reliquias robadas por las tropas de Borbón 62,
capsulae, arculae et pyxides» 56. Todo lo que falta, o desa- menciona a un capitán Julio de Castillo en relación con
pareció en el momento del saco, o se destruyó con el paso estos menesteres. Las piezas recuperadas en Roma y en el
del tiempo, o fue convertido en moneda por la propia ad- extranjero se reagruparon en San Marcos, y el 26 de no-
ministración pontificia, viembre de 1528 fueron trasladadas al Vaticano en una
Los relicarios solemne procesión cuya importancia se ha comentado:
nían.aparecierotrlf'v'eces"iñuylejos de Roma ..,Por ejem-
una 'grañ'cruz'de 'plata crric"eláda; de"iiñ-modelo bas- Muchas santas reliquias robadas en iglesias romanas fue-
ron llevadas al reino de Nápoles por aquel feroz ejército.
tante común del siglo xv, apareció en Poggio Mirteto y Muchas se recuperaron y fueron trasladadas a Roma 63.
allí se conserva 57, La lhgnada l'
dro y Pablo, que hacía mucho tiempo estaban enterrados ¡Señor! ¡Dónde están la Iglesia y la religión cristiana,
bajo el altar de San Pedro, jamás habían sufrido tantas que ha habido una victoria tal que nosotros, cristianos,
indignidades, ni siquiera de sus verdugos 68. hemos devastado la capital de nuestra religión! ¡Cómo
habrán disfrutado los turcos, los paganos y los judíos! 7J
Yen otra carta, fechada el 15 de junio, Vicenzo da Tre-
viso dice: Mucho tiempo después, el hijo de Bernini, Domenico
Bernini, gozaba con todo esto en su obra en cuatro volú-
Non c'e Christo per le chiese che non habia cento el du- menes Historia di tutte I'Heresie, aparecida en Roma a
xento costelade 69. principios del siglo XVIII. Para él los sucesos de 1527
forman parte de la gran revuelta antirromana: «Queste
Se conocen otros episodios. Se sabe que periódica- nostre perdite in Italia furono gran materia di trionfo agli
mente se oían voces y gritos injuriosos desde la entrada heretici in Germania,» Domenico sacó partido de los dia-
del puente, en el lugar donde Heemskerck colocó a sus rii aún inéditos, como el de Arnlellini, y de las fuentes de
portaestandartes. La Historia direptionis cuenta lo que historia de la iglesia ya publicadas. Resumió el pensa-
podría llamarse la gran parodia: miento de los viejos autores.
En líneas generales se maltrató a curas y prelados;
Uno de ellos, que se distinguía por la majestad de su cuanto más altos en la jerarquía, mayor carga, y para obli-
porte y de su talla, revestido con el traje papal, se colocó garles, los soldados rivalizaban en invenciones siniestras
la tiara en la cabeza, se vistió con trajes preciosísimos y
se hizo llevar con toda la pompa en un magnífico caba- que describen todos los historiadores, sin que podamos
llo. Otros muchos tenían también ropas de obispos, mi- distinguir lo verdadero de lo falso: el cardenal Cajetano,
tras y mantos de púrpura ... adversario de Lutero, maltratado, ridiculizado y paseado
con las manos atadas, como Ponzetti, un viejo imperia-
Cómo no recordar a propósito de esta mascarada la en- lista «de ochenta años de edad y más muerto que vivo».
trada solemne del Papa sobre el caballo blanco que apa- El cardenal Numalio, general de los franciscanos, tuvo
rece en el relieve de la Sala de Constantino. El símbolo derecho a una parodia de entierro y fue llevado en ataúd
del poder pontificio sobre Roma queda destruido en esta hasta el Aracoeli 72, Hubo también la fiesta del burro, car-
parodia. El cortejo se dirigió al castillo de Sant' Angelo, gado de ornamentos sacerdotales, a quien un pobre cura
declaró fidelidad al césar, pidió la abolición del fasto pon- se negó a darle la comunión, lo que le costó la vida 73,
tificio, y que Clemente testara a favor de Lutero y le entre- Todo esto antes de la primera -y falsa- partida durante
gara los remos y las velas de la Navicella .. , En ese mo- el verano.
mento las masas gritaron: «Vivat Lutherus pontifex!» 70, Y Hostiles o no a San Pedro, a la Curia romana, a los ita-
todo esto -destaca el texto-- ocurría ante los ojos de Cle- lianos, los autores de relatos del saco han subrayado fre-
mente VIL De esta forma se degradaba y desacralizaba cuentemente, como lo hace un informe español, la ex-
todo el ceremonial externo del papado y con él la propia traña vida que se había creado de pronto en la capital de
dignidad de la liturgia. La crisis del rito, ya seria en la cris- la cristiandad: «Ya no se oyen las campanas, las iglesias
tiandad, no podía sino aumentar con estas pantomimas. están todas cerradas, no se dicen misas ... No se sabe qué
El capitán Schertlin van Burtenbach, no pudiendo con- decir ni a qué comparar aquello, salvo a la destrucción de
tener su turbación, escribió en sus notas: Jerusalén. No creo que nunca haya pasado nada seme-
206 ANDRf.; CHASTEL URBIS DIREPTIO 207
jante» 74. Pero --continúa este mismo texto-- este suceso claro está, de Giovanni delle Bande Nere -honrado en
sin par encierra una gran lección. La ciudad de Roma era Florencia después de 1540 por las esculturas de Bandine-
la capital de todos los vicios. «Nada de esto sucedió por 1Ií 79_ Y el condestable de Borbón -cuya tumba pasó
casualidad, sino a causa de la justicia divina, pues ha ha- por varias vicisitudes 80_. El carácter un tanto excepcio-
bido gran número de presagios.» El anuncio de la catás- nal de este período emana del hecho de que, desde el
trofe significaba que era un castigo del Cielo. El horrible punto de vista militar, todo estaba dominado por el ir y
silencio de aquella ciudad muerta desde 1527 y a princi- venir de la temible tropa de los lansquenetes.
pios de 1528 está lleno de sentido. Cada época tiene su tipo de chico malo, aventurero que
no sirve para nada, dotado de un curioso y discutible 2res-
tigio. A partir de 1525, este personaje es eIf1ansqü-eñete";
EL PRESTIGIO DE LOS MERCENARIOS -Landsknecht, miles provincialis-,
en el mercado de mercenarios (fig. 70). Este interés por
Lo que aún no se había visto nunca era aquella ll1CZCo- los soldaoosnOiTíhles""seve'iñuy bien entre los pintores
11lnza internacional, esta entrada violenta de españoles y suizos, sobre todo Nicolás Manuel y Drs Graf 81 (figs. 71
alemfánes, aqueTIá larga agonía de los habitantesaeitoma y 72). En un croquis de este último, aparentemente to-
-=-:cte tan diversos orígenes, también eHos- en una ciudad mado del natural, un reclutador francés trata de conven-
desorganizada, en manos de mercenarios, dec.Q.slJ.unbres, cer a un suizo, a cuyo lado se sienta un lansquenete; la es-
lenguas y comportamientos muy diversQS. CQmo resul- cena está enmarcada por la muerte, a la izquierda, y la
tado de esto quedó eSI,iiñoles 75 locura, a la derecha (fig. 73). Nada comparable hay en Ita-
y los alelI!anes, pero con matices: «Mali fuere Germani, lia, y todavía menos en Roma. Las soberbias xilografías
pejores Itali, Hispani vero pessimi», escribía el prior de de Weiditz, «el maestro de Petrarca», algo anteriores a los
los agustinos Kilian Leib 76. Esta apreciación se matiza en sucesos, prefiguran notablemente las escenas de violen-
la Historia direptionis: «El furor de los españoles fue más cia, saqueo y sacrilegio 82 (fig. 74). Como en Italia el gra-
vivo y horrible, el de los alemanes más innoble en los tor- ,. bado de ilustración no se dedicaba a la escena de género,
mentos que infligía a los curas» 77. Sin duda por este in- y la estampa de actualidad apenas existía, es difícil ima-
sistente rumor, al parecer perfectamente bien fundado, el ginar quién podía tomar la iniciativa. No obstante, es
general de los franciscanos, Francisco Quiñones, hablaba posible que hubiera alguna alusión contemporánea en de-
de los «capitanes de Lutero» y exigía al emperador, según terminados cuadros de altar, como por ejemplo en el Des-
cuenta Navagero, que desarmara a sus tropas para no me- cendimiento, de Vicenzo Pagani, un pintor de las Mar-
recer él mismo ese título 78. Se culpaba a los herejes lans- cas 83. La composición, carente de fineza y originalidad,
quenetes del oprobio del pillaje y los sacrilegios, pero no está dominada por el Calvario; al pie de la cruz tradicio-
hay ninguna imagen, que conozcamos, que ilustre sus ha- nalmente se coloca a unos soldados romanos y otros
zañas. orientales con turbante, es decir, una representación de
Los italianos habían exaltado periódicamente a sus ca- los que histórica o simbólicamente crucificaron y conti-
pitanes, los condottieri, que han servido de tema a pinto- núan crucificando a Cristo: los otomanos eran los infie-
res y escultores, y de vez en cuando a poetas. En la con- les, la encarnación del mal. A los soldados romanos se
fusión propia de la situación italiana entre Pavía y unía frecuentemente algún guerrero contemporáneo. En
Bolonia, no surgió ninguna gran figura, a excepción, este caso se puede ver un destacamento de lansquenetes
208 ANDRÉ CHASTEL URB1S D1REPT/O 209
NOTAS no afecta para nada a lo que se dice sobre las maderas de la Segnatura.
Sobre las restauraciones de las Stanze, véase B. Biagetti, «Monumenti,
Musei e Gallerie Ponteficie nel quadriennio 1930-1934, Relazione», en
Rendicontí della Ponteficia Accademia Romana di Archeología, X
C. Prandí, Villa Lante, Roma, 1955, pág. 4, Hg. 2. Posiblemente (1935), pág. 91.
también hubiera graffiti de 1527 en los Apartamentos Borgia. R. Lan-
8 Vasari, IV, pág. 363, da los nombres de estos autores. Véase
ciani, The Destruction of Ancient Rome. Londres, 1901, cap. XVIII:
P. Lugano, Fra Gíovanni da Verona e i suoi lavorí alla Camera della
«The Sacking of Rome by the Army of Charles of Bourbon in 527», Se¡¡natura, Roma, 1908.
págs. 222-223, señala que había «nombres grabados con un instru- ') Según J. Klaczko, Ju/es ll, París, 1898, pág, 75, núm. 218, las
mento punzante en la parte inferior del muro ... pero no puedo decir si carpinterías desaparecieron en el saco, J. Shearman, «The ValÍcan
los nombres son de los mercenarios de Carlos V o de otros visitantes Stanze.,,», art. cil. (1971), pág. 414, núm. 96, piensa en cambio que
más pacíficos de tiempos posteriores». «almost certainly they survived until the insertion of the fireplace ... ".
2 Este texto aparece en los Denkwürdigkeiten seiner Zeit (1519- Lo probable nos parece lo contrario. El que la sala haya seguido mucho
1553) de Georg Kirchmair, Fontes rerum sección 7, vol. tiempo llamándose camera del/a Tarsia no nos parece un argumento
1, Viena, 1855, págs. 7 y 8. Hay un texto análogo que citan, como del válido. Hay un detalle que no puede olvidarse, la falta de madera en la
capitán de lansquenetes Sebastían Schertlin von Burtenbach, J. Jans- ciudad desde el fin del verano «et e l'ulúma ruina di questa cittii» (carta
sen, L'Allemagne et la Réforme, op. cit., vol. IlI, pág. 140, Y Pastor, IX, de S. Fanzino del 23 de octubre de 1527, cit. por M. Sanuto, Díar;i, ap.
pág. 314. Sobre las condiciones del acuerdo del 5 de junio, véase col. 294 y sigs.
J. Hook, págs. 209-210. Vasari cuenta en la Vida de GuilIaume de Marcillat que los vi-
) Pastor, IX, págs. 363-364; J. Hook, págs. 226-228. drieros franceses «ne fecero per le camere papali infinite», todas des-
F. Guiceiardini, Storia d'/mlia, XVII, ed. cit vol. V, págs. 189-190. truidas en 1527 menos una que señala en la Camera del fuocco (la sala
D. Redig de Campos, «11 nome di Martin Lutero graffíto sulla del Incendio). Véase D. Redig de Campos, Raffaello lIelle Stanze, op.
Disputa del Sacramento», en Ecclesia, VI (1947), págs. 648-649. «Un cit., pág. 19.
altm graffito del Sacco nelle Stanze di Raffaello», en Ecclesia, XIX 11 Cellini, La Vita.", op. cit., 1, cap. XXXVIII,
(1960), págs. 552 y sigs; Raffaello nelle Stanze, Milán, 1965, págs. 20 12 Esto está muy claro en E. Rodocanachi, Rome al' temps de Ju-
y sigs., André Malraux ha desarrollado curiosamente el tema en una les 11 et Léon X, París, 1912, que contiene una larga exposición sobre el
(supuesta) conversación con Picasso: saco de Roma, págs. 342-382.
«-,Cuando el condestable de Borbón tomó Roma, sus arqueros uti- IJ Piezas inéditas de este tipo del 9 de mayo, 13 de agosto y 6 de
lizaron la Escuela de Atenas como blanco ... octubre las publica P. Mazio en «Delia guerra fra Clemente VII e
»-¿No les gustaba Rafael? ¿Ya eran cubistas? imperiali, e documenti inediti in proposito», en el diario romano
»-Durante meses todos sus personajes: Platón, que,era Leonardo Saggíatore, 1844, núm. 10, págs. 305 y sigs. y núm. 11, págs. 337
da Vinci, el otro, no me acuerdo quién, era Miguel Angel y todos y sigs. G. Cavaletti-Rondini, «Nuovi documenti sul sacco di Roma del
los demás recibieron flechazos en los ojos... Bonita escena para una MCXXVIh, en Studi e doeumenti di storia e diritto, V (1884), 3,
película» (André Malraux, La Corde et la souris, París, 1976, págs. 221 y sigs., da una serie de documentos sobre las tagUe y sus víc-
págs. 410-411). El grafito del muro norte de la sala de las Perspectivas timas, los créditos, depósitos, préstamos, etc.
de la Famesina se reproduce en La Sala della prospettiva. Storia e res- 14 M. Armellini, «GIi orrori del saccheggio di Roma l' anno 1527
tauro, Famesina, 1981. descritti da un cittadino romano di quel tempo», en Cronachetta mell-
6 L. Dolce, L'Aretino (1567), ed. P. Barocchi, en Trattati d'arte del suale di Scienze naturali e d'Arc/leologia. JI (1886), pág. 93.
Cínquecento, 1, Bari, 1960, págs. 151-152; R. Pallucchini, Sebastiano 1.1 A. Rodríguez-Villa, op. cit" (1875), pág, 139.
Viníziano, Venecia, 1944, pág. 123; L. Dussler, Sebastiano del Piombo, 16 L. Dorez, arto cit. (1896), pág. 400.
Basilea, 1942, págs. 112-213. 17 H. Omont, «Les suites du sac de Rome par les lmperiaux et la
7 No comprendemos en qué se funda J. Hess, «On Raphael and campagne de Lautrec en Italie», en École franfaíse de Rome. Mélall-
Giulío Romano>" art. cit., para aplicar a la Salla di Costantino la infor- ges d'Arché%gie et d'Histoire, XVI (1896), pág. 52,
mación que da Dolce: ,dI fuocco.« in una delle camere dipinte da Raf- 18 Sobre los robos y destrucciones en las bibliotecas, no podemos
faello.«». Según J. D. Passavant, Rafael van Urhino und sein Vater sino remitirnos al estudio de L. Dorez, art. cit. (1896), que ha sacado
Giovanní Santi, 1, Leipzig, 1839, pág. 264, debe tratarse de la Sala del notable buen partido del testimonio de César Grolier, testigo del saco
Incendio, lo que parece más probable ya que tenía una chimenea, Esto (publicado en 1637).
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19 G. Münlz, La bibliotheque du VaNean au XV/' siecle, París, JO Citado por L. Dorez, arto cit. (1896), pág. 369.
1887, con observaciones de V. Cian en Giomale storico della l-ettera- 31 Gregorovius,op. cit., pág. 545, probablemente tuviera razón al
tura italiana, IX (1887), págs. 454 y sigs. Sobre la visita de octubre de afirmar que los vencedores no se ocuparon de las antigüedades; R. Lan-
1529 del cardenal A. del Monte, véase G. Mercati, «Cenni di A. del ciani,op. cit. (1901), págs. 237 y sigs., retoma este punto de vista, que
Monte e G. Lascaris suBe perdite deBa Biblioteca Vaticana nel 1527" es preciso matizar debido a las actividades de Maramaldo y otros al
(1910), reimpreso en Opere minori, vol. lIt Ciudad del Vaticano, 1937, servicio de coleccionistas importantes.
págs. 130 Y sigs. 32 De Blasiis, «Fabrizio Maramaldo e i suoi antenati», Archivio
'o Ed. aBen, vol. VII, núm. 2059; véase infra, cap. VI. Storíco per la provincie napoletane. vol. n, Nápoles, 1877, págs. 340
21 Ph. Melanchthon, Oratio... , publ. en latín por S. Schard, vol. n, y sigs. Este estudio incluye una documentación sobre la familia del
págs. 1860-1865. Lo que dice es de oído: «Haec monumenta, cum ae- personaje, sus servicios en el ejército del marqués de Pescara, su con-
tema esse debuerint, tamen furore militum aliqua ex parte corrupta di- ducta durante el sitio y la protección que le aseguró Vittoría Colonna
cuntur. Et haud scio an impia f1amma per urbem vagata, bíbliothecas en un determinado momento (julio de 1528) en que se puso en duda su
etiam attígerit» (pág. 1863). Sobre esto, véase infra, cap. VI. lealtad; véase S. Therault, Un Cénac/e humaniste de la Renaissanee
2' Véase infra, cap. IV. autourde Víttoría Colonna, chatelaine d'lschia, Florencia, París, 1968,
'3 Carta de G. Barozzi a su hermano del 12 de mayo de 1527, en pág. 367 (con tendencia laudatoria).
M. Sanuto, 01'. cit., tomo XLV, Venecia, 1896, pág. 418. J) A Luzio, Fabrizio Marama/do. Nuovi documenti, Ancona, 1883,
'" J. Shearman y J. White, «Raphael's Tapestrie5 and their Car- pág. 26.
toon5», en Art Bulletin, XL (1958), págs. 193-221. )4 Alfonso de Este también buscó, como el marqués de Mantua,
25 En la correspondencia de los Gonzaga se habla continuamente obras de arte, véase la carta de Girolamo Naselli al duque de Ferrara,
de la recuperación de los tapices «comprados a los soldados». En. una fechada el 25 de junio (Archivio di Stato di Modena), publicada por
carta de Ferrante a Isabel, su madre, del 15 de diciembre de 1529, pu- G. Salvioli, «Nuovi studii sulla política e le vicende dell'esercito im-
blicada por Gaye, 01'. cit., vol. n, pág. 222, se habla de la devolución periale in Italia nel 1526-1527, e sul Sacco di Roma», en Archivio Ve-
de la Conversión de Saulo y de San Pablo ante el Areópago. Véase neto, XVI (1878), págs. 27-33. En una carta de 5 de junio de 1527 de
A. Luzio, lsabella d'Este e iI Saeco di Roma, 01'. cit., págs. 123 y sigs. un tal Sigismondo Fanzino della Torre a Federico se habla de cinque
En una carta a Felice della Rovere, del 22 de mayo de 1528, se men- teste e una granfigura (Luzio, 1883, págs. 27 y sígs.). Según E. Verhe-
ciona que el capitán Cazadiavolo ha traído «la bella tapezzaria del yen, The Palazzo del Te in Mantua. lmages of V)\Ie and Politics, Balti-
Papa» del navío capturado por los moros. La actividad desplegada por more, 1977, los objetos prometidos por Maramaldo llegaron a Mantua
Isabel respecto de sus colecciones la estudia E. Malcolm Brown, «Lo a pesar de las previsibles dificultades del transporte. Clifford M.
insaciabile desiderí nostro de cose antique. New Documents on Isabe- Brown en su informe aparecido en Art Bulletín -marzo de 1980,
Ha d'Este's Collections of Antiquities», en Cultural Aspects ofthe Re- pág. 164--- considera que la carta de S. F. della Torre de junio de 1534
naissance. Essays in Honour of P. O. Kriste/ler; ed. Cecil H. Clough, excluye esta posibilidad al denunciar «lo inganno del Signor Fabritio
Manchester, 1976, núm. 18. Se señalan numerosas adquisiciones, ne- (sic) e la disgratia di la peste". (Maramaldo había recibido 100 escu-
gociaciones, etc., durante el período 1527-1529 en las págs. 335 y sigs. dos de Chigi para completar su colección; evidentemente era capaz del
26 1. Shearman, Raphael's Tapestries, Londres, 1976. doble juego,)
27 Pastor, VIII, pág. 173. B. Biagetti, «Relazione lIl; monumenti, ,5 Paolo Cesi (1481-1537), cardenal en 1517. A Ciacconius (Cha-
musei e gallerie ponteficie nel quadriennio 193011, 193112, 1932/3, con), VItae Pontificum, I1I, pág. 404: «Post urbis miseram c1adem cum
1933/4», en Rendíconti della Ponteficia Accademia Romana di Ar- adhuc in Hadriani arce custodietur, cum suae res aliae omnes in incerto
cheología, IX (1933), pág. 138, ils. 60-61. essent, cum de salute desperaret, nihil antiquius habuit qua m curare ne
28 «A proxima urbis direptione, Joannes Barsena, miles caesarei antiquae inscríptiones aut tabulae a militibus perderentur, auferrentur,
exercitus, [rubavit] a cubículo et camera nostra quamdam tabulam de- a1ienarentun>, eit. por C. Hülsen, «Romische Antikengarten des xv!.
pictam, pietatis Domini Nostri Jesy Christi et Beatae Mariae Virginis in Jahrhunderts», en Abhandlungen der Heidelberger Akademie der Wis-
medio, in portulis vero iIlam claudentibus hinc Beatae Annae Virginem senschaften, IV, 1917, pág. 1, núm. 4. Véase, tamhién. D. Gnoli, Ji
f¡¡¡am in manibus tenentis, inde autem Beatae Margaritae imagines de- Giardino e l'antiquario del cardo Cesi, Roma, 1905.
vote egregieque pictas habentem.» .16 R. Lanciani, Storia delli scavi, op. cit., voL 1, págs. 153 y sigs.
20 154 x 57 cm. Catedral de Cagliari. Véase C. Aru, «11 trittico di .\7 La colección de antigüedades reunida "in aedibus Maximorum
Clemente VII nel Tesoro del Duomo di Cagliari», en Mélanges Hulin Rome» la evoca Claude Believre en su compendio, h. 1512, Pero hay
de úJO, Bruselas y París, 1931, págs. 16 y sigs. que tener en cuenta la existencia de numerosas mansiones y «viñas»,
218 ANDRÉ CHASTEL URBIS DIREPTlO 219
igualmente llenas de fragmentos de antigüedades, que poseía esta rica 50 E. Miíntz y A. L. Frottingham, (dI Tesoro della basílica di S. Pie-
familia. Véase R. Lanciani, voLl, págs. 172-174. E. Müntz, ,(Le Mu- Iro in Valicano dal Xlii al xv secolo, con una scelta d'invenlri inediti>,
sée du Capitole et les autres collections romaines ... », en Revue arehéo- en Archivio SOCo Romana di Storia patria, VI (1883), págs. 1-138;
logique, XLIII (1882). págs. 82 y sígs., Inventarium 1454-1455; 99 Ysígs., lnvemarium saeri-
,R La muerte de los Massimi y la destrucción de su mansión se tie, 1489. X. Barbier de Montault. Les Souterrains et le trésor de Saim-
mencionan en una carta de Sigismondo Fanzino, portavoz del marqués Piare aRome. 1866, da una idea de las pérdidas. Estas las comenta
de Mantua. Véase M. Sanuto, XLV, col. 294. Sobre los palacios de los F. M. Torrigio, Le Sacre Orotte vaticane, Roma, 2." ed.. 1963, pág. 265.
Massimi, véase C. L. Frommel, Der r(jmische Palastbau der Hochren- Véase E. Miíntz, Ricerehe intomo ai lavori archeologichí di O. Ori-
naissance, Tubinga, 1973, vol. n, núm. XX. maldi, Florencia, 1881, pág. 445.
JO Gregorovius, ed. cit., VIII, págs. 545 y 553; Pastor, IX, 51 A. Chastel, «La Véronique», arto cil., págs. 71 y sigs.
págs. 310-311. 52 C. Rodocanachi, op. cit. (1912), pág. 98.
4{J In statuas Cardo Vallen 53 Carta de Theodorus Wafer, alias Gesscheid, publicada por 1. Ma-
Quid mirari hospes 101 numina muta el anhelo yerhofer, «Zwei Briefe aus Rom aus dem lahre 1527,>, en Historisches
Sedibus hís amm ducer(e) sub lapidi? Jahrbuch, XXXVI (1891), pág. 747 Y sigs. H. Grisar, «Le tombe apos-
Ho(s)tes adesl, vertere metu se í(n) saza licetq(ue) loliche di Roma», en Studi e doeumemi di storia e diritto, XIII (1897),
Tula legal vallís marmora. adhuc Irepida(n)t. pág. 345, núm. 40, ha creído poder sostener que la tumba del Apóstol
no había sido violada, a pesar del citado testimonio. 1. Ruysschaert,
Codo Va!. lal. 7182, f." 105 r.· Cit. pro H. Brummer, The Statue Court «Le sac de Rome de 1527 ella tombe de saint Pierre d'apres des notai-
in the Vatican Belvedere, Estocolmo, 1970, pág. 119, núm. 76. M. Oli- res contemporains», en R(jmische Quartalschrift. LVIII (1963),
vier Michel me ha hecho el favor de verificar la lectura del texto. págs. 133 y sigs., está menos seguro debido a otros testimonios com-
4J A. Michaelis, «Romische Skizzenbücher Marten van Heems- plementarios.
kercks und anderer nordischer Kiinstler des XVI. lahrhunderts», en 54 H. Grisar, Die Romische Kapelle Sancta Sanctorum und ihr
Jakrbuch des kaiserlich deutchen archiiologischen lnstituts, VI (1891), Schatz, Friburg-im-Breisgau, 1908, pág. 24.
pág. 226. C. Hiilscn y H. Egger, Drei r(jmischen Skizzenbücher von " A. Rocca, De particula ex pretioso et vivifico ligno Sacratissi-
Martin van Heemskerck, 2 vols., Berlín, 1913 y 1916, reed. 1975. lám. mae Crucis ... , Roma, 1609; E. Steinmann, Die Sixtinísche Kapelle,
CXXVIII, págs. 56 y sígs. Berlín, 1921. vol. 1, pág. 582.
42 Texto publicado por C. Scaccia Scarafoni, «Un documento stori- 56 O. Panvinius, De praecipuis urbis Romae sanctioribusque basi-
camente e bibliograficamente ignoto relalivo al Sacco di Roma», La licis... Líber; Roma, 1570, pág. 192. Sobre el catálogo de las reliquias
Bibliofilia, XL (1938), págs. 46-53. Sobre la carta de Pérez, véase Ro- del oratorio levantado en 1624 por Lorenzo Bonincontri, secretario de
dríguez-Villa, Memorias, op. cit., pág. 275. la cofradía, véase H. Grisar, op. cit., pág. 62.
43 Vasarí, Delia Scultura, 13. G. Baldwin Brown, Vasari on Techni- 57 Véase el catálogo de la exposición Tesori d'arte sacra di Roma e
que, Londres, 1907, pág. 130. Véase 1. Lesellier, (<lean de Chenevie- del Lazio dal Medioevo al Ottocemo, Roma, 1975, núm. 86.
res, sculpteur et architecte de I'eglise Saint-Louis-des-Fran¡;ais a 58 Ibíd., núm. 100. Sandoval (1604) señala el descubrimiento de
Rome», en M¡?langes d'archéologie et d'histoire. École fram,:aise de esta reliquia en el pueblo que llama Calcata, en 1557. Véase Infra, epí-
Rome, XLV (1931). págs. 239 y sigs. logo, núm. 29.
., Mgr. F. Bonnard, Histoire du Couvent royal de la Triníté du monr 59 O. Panciroli, Tesori nascosti nel/'alma citta di Roma, 1625,
Pincío a Rome, París, 1933, págs. 82 y sigs. pág. 195, cuenta que el crucifijo pintado de la iglesia de S. Spirito de
45 Véase supra, cap. I. Roma (rione Monti) había llorado antes del saco, y que además, esla
4ú Pastor, IX, pág. 315. imagcn había protegido a las monjas del monasterio haciéndolas apare-
47 De Blasiis. arto cit., pág. 344, núm. 5. cer ante los soldados imperiales como viejas y feas cuando en realidad
4& Schertlin von Burlenbach, capitán de lansquenetes, presume de eran jóvenes y guapas: «... íncontrandosi i soldati in una di quelle mona-
haberse llevado lujosos vestidos y 15.000 florines de oro puro, además che, tanto brutta gli parve (ancorche fosse delI piii vistose) che venutagli
de la cuerda de ludas. A propósito de esta «reliquia», véase los mirabi- a schifo, voltarono le spalIe a tune. Del che ne fa fede una di 90, che en-
lia: «Cerca del altar de San Pedro, donde el Papa consagró al Empera- trando in questo monasterio, quand'era fanciulla, l'intese dall'altre, che
dor, está colgada la cuerda de ludas'> (ed. cit., pág. 129). presenti vi furono, essendo occorso il sacco l' anno 1527. E tanla gratia
49 G. A. Saluzzo di Castellar, Memoriale (1482-1528), ed. V. Pri- la ríconoscono dalla detta imagine del Salvator...'>. Esta deliciosa anéc-
mis, Turín, 1869. dota la cita P. Picea, «Il Sacco di Roma del 1527", art. cit., pág. 122.
222 ANDRÉ CHASTEL
nel!' anno 1527», en 11 Politecnico. siglo 11, XLVII (\860), págs. 405
y sigs.
79 Véase A. Venturi, Storia del/'arte italiana, X, La scultura del
Cinquecento, 2." parte, Milán, 1936, págs. 207 y sigs.
8<> Carlos V había pedido a Philibert de Chalon, príncipe de Orange,
que se ocupara de que se erigiera una tumba «triunfa]" para el Condes-
table o en Milán o en Nápoles (carta fechada en Valladolid el 30 de ju-
nio de 1527, publicada por R. Ulysse, "Philibert de Chalon, prince d'O-
range (1502-1530). Lettre et documentes», en Boletín de la Real IV
Academia de la Historia. XXXIX (\90\ l, núm. 71. Se pensó primero
en Milán -véase el informe (citado) del abad de Nájera del 27 de POLÉMICAS. ITALIANOS Y BÁRBAROS
mayo de 1527 (Rodríguez-Villa, op. cit.) pero finalmente, cuando el ····,·" ............... _ _ _ _
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re.u" .-r,: '. d.'.;
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EL ESOTERISMO (.)!,' " , • ,', <> \
una grandiosa tragedia, que coloca menos bajo el signo Come io desidero che tu sia in questa perfezione, cosi
de la fatalidad que de la suerte o el azar; su desencanto confesso io di esseme alieno 2H.
dotó a lafortuna -el movimiento fortuito y la inestabi-
lidad de las fuerzas- del carácter de principio que todo Su nombre y su dignidad querrían que pudiera hacer
lo ilumina 23. De esta manera el discurso histórico más un esfuerzo sobre sí mismo, para colocarse a gran distan-
elevado se une al Trionfo di fortuna -cuyo esquema cia del pasado, del presente y de las vicisitudes pasadas.
hemos visto en las estampas populares-, que trans- Pero tal no ocurre, y Guicciardini decide hablar piit bas-
forma el general sentimiento de inseguridad en una ima- samente consigo mismo sobre todo lo que le ha ocurrido.
gen fácilmente adaptable. Inversamente, el pensamiento y así tenemos, en nuestra opinión, una admirable refle-
del mayor historiador de su época no puede, a fin de xión sobre una vocación que se decide bajo el impacto de
cuentas, sino apelar a la idea, basada en el esquema fa- los acontecimientos y quiere, a contracorriente, obligarse
miliar, de un principio casi demoníaco de alternancia y a afrontar la realidad en medio de la amargura.
cambio. Ningún otro habría podido entregarse a un examen de
Guicciardini estaba en Citta della Pieve cuando se en- conciencia semejante y este documento es capital para
teró de la toma del Borgo. Creyó que el Trastévere resisti- nosotros pues nos dala del análisis histórico que
ría. El 10 de mayo se enteró de la crudelissima nuova di hemos creído necesario seguir; en este caso ejemplar, el
Roma 24. Como para convencernos de que su sombría in- desastre cleB,oma.alcanzaJa.proporción de un cataclismo
tuición había nacido del fracaso total e irremediable de la que todo Sea cual fuere el futuro, algo irre-
política de Clemente, como para invitarnos a comprender mediableha ocurrido y sus consecuencias Irán apare:
el tamaño de su tormento, escribe bajo la impresión del ciendo poco a poco en todos los campos. Pero lo iInQor-
fracaso una especie de meditación, a la manera de Séneca tantcessaberporqué nada volverá a ser como antes. Nos
o de Boecio, en que analiza el drama del saco en términos da la impresión de que Guicciardini experimentó y me-
personales y lo ilustra por medio de un monólogo inte- ditó sobre este sentimiento de ruptura tan total y profunda
rior. Esta obra es la Consolatoria 25. Al venírsele abajo to- que tocaba la propia identidad individual, y que tuvo la
das sus convicciones ante el desastre de Roma, el histo- habilidad de canalizarla en una visión de conjunto de los
riador se interroga con tristeza y, como Petrarca en el ácontecimientos. Aunque su testimonio seiímita a la his- "
Secretum, dialoga consigo mismo 26: toria política, es tan penetrante que no podemos sino exa- ¡
minar a la luz de sus análisis los demás aspectos de la his- \
Sono concorsi in unot empo medesimo troppi accidenti a toria de Roma y del Renacimiento. --
perturbarti; ni: e solo la roba in che tu patisci, ma di piu Enjunio de 1527 había muerto en la Toscana -viejo,
la grandezza, la dignitlt, e quello che io credo che ti pesi rechazado, pero todavía temido- el autor de El
sopra tutte le cose, ronore n . ¿Qué había quedado de su obra? ¿La idea de qué-solo unl
príncipe, un político intrépido podía asegurar la unidad \
Guicciardini se muere de vergüenza. Él querría superar de Italia? Aparte de las reservas morales que siempre ha- !
su tristeza por medio de una elevación moral o religiosa bía inspirado tanto en España como en Roma la teoría de
que le distanciara de tales miserias, pero ni puede ni con- la «política pura», esta preocupación ya no coincidía con
siente en ello, pues tendría que haberse despojado de la el problema planteado por el conflicto de los dos poderes;
debilidad humana, lo que no le es posible: ya no convenía ni a la monarquía española ni a la política
232 ANDRÉ CHASTEL POLÉMICAS, ITAUANOS y BÁRBAROS 233
romana diseñada por Giberti y Guicciardini 29. Pero lo que delª.l2QUlü;;JÚ!JJilil· El santo y seña de la liberta
no se olvidaba era el minucioso canto a la grandeza de la d'ltalia comprendía a la vez la independencia de los Esta-
Roma clásica, donde había que aprender tanto el arte de dos de la península y la autonomía de la Iglesia. Algunos
la guerra como el del gobierno de los pueblos, como tam- historiadores recientes han visto también en la política
poco se olvidaba la afirmación de las posibilidades pro- antiimperial el movimiento que, salvando la unidad reli-
pias de la energía humana, la virtu. giosa de Italia, preservaba la única forma de unidad po-
Guicciardini tiene sus reservas. «Quanto S 'ingannano sible 33 • ¿Pero no indica esto mismo que la italianita no
coloro che a ogni parola allegano ; Romani! », escribe era única y verdaderamente un hecho político? De ahí la
textualmente para deshacerse de un modelo cuyo valor es debilidad de tal principio en el seno de un mundo cada
desmentido por el curso de los acontecimientos 30. Sus vez más brutalmente dominado por la política de los Es-
Considerazioni su; Discorsi del Machiavelli, que destru- tados. De todas formas, el único momento en que, como
yen metódicamente el viejo modelo, datan de 1528. En ha hecho notar F. Chabod, se esboza una especie de «sen-
cuanto a la virtu, se desvanece en la impotencia y la con- timiento nacional», en que de la
fusión nacidas de una inextricable maraña de fuerzas. Se península, y enesp.ecialJacooperacióJ'lP.<?lítica y militar
diría que el hunQjmieI!!Q_ºy 1521va a abrir detiI1J!iYJl:- de Venecia y el Estado pontificio; se reali;1,.aOajoe1'si'g;no
menk los oj9sante elciego torbellino del mundo,hu.:- ge la
mano: Como se ha dicho con gran acierto:sd...aimpresiÓIl es decir, en
más fuerte y más constante que d'ltaliaesJa los años én que se precisa yse bl ameñá:Z:á.de.Lm:e-
de la debilidad y la impotencia-humána dominio español, con,su. punt.o
!ÜIO»31. Roma 34. El único momento en que se podía haber evitado
Nada más emocionante que la famosa y melancólica la barbara servitu fue en el período de la Liga de Cognac,
conclusión de sus Ricordi: y también tras el vergonzoso saco, si los Estados hubie-
ran sabido renunciar a sus pequeñas ambiciones y articu-
Quando io considero a quanti accidenti e pericoli di in- larse alrededor de una acción francesa más decidida. En
firmita, di caso, di violenza, e in modi infiniti, é sotto- ambas ocasiones se tomó el mal camino y el poder impe-
posta la vita dell'uomo, quante cose bisogna concorrono rial apareció ganador, lo que significaba servidumbre po-
nello anno a volere che la ricolta sia buona, non e cosa di lítica y moral.
che io mi meravigli piu che vedere uno uomo vecchio, Con el sentido dramático que nos puede hacer pensar
uno anno fertile 32. en Shakespeare, Guicciardini constata que, si los aconte-
cimientos no obedecen a las intenciones del hombre, las
Lo que Guicciardini vi vió -e intentó impedir por to- motivaciones psicológicas, los impulsos y las pasiones
dos los medios- y lo que intentó hacer comprender, re- interfieren constantemente en el eqúilibrio entrelóverda-
montándose al punto de partida de 1494 y siguiendo paso dero y lo falso, la acción y la inacción; lo únÍCo qUe de-
a paso las ilusiones y los errores, fue la derrota de la ita· cide es la oportunidad y nada puede controlada mucho
líanita. Partiendo del dolQ[ delfracaso, iptenta eutender tiempo.
en su totalidad los cuarenta años de historia en que todo Podríamos preguntamos si esa especie de desgana, de
cambió y en que desapareció el equilibrio del Quauro- renuncia, ese sentimiento de debilidad política irremedia-
cento. y por tanto la génesis, el funcionamiento y eIfra- ble que ha dominado el pensamiento italiano hasta el Ri-
232 ANDRÉ CHASTliL POLÉMICAS. ITALIANOS Y BÁRBAROS 233
romana diseñada por Giberti y Guicciardini 29. Pero lo que caso El santo y seña de la liberta
no se olvidaba era el minucioso canto a la grandeza de la d'/talla comprendía a la vez la independencia de los Esta-
Roma clásica, donde había que aprender tanto el arte de dos de la península y la autonomía de la Iglesia. Algunos
la guerra como el del gobierno de los pueblos, como tam- historiadores recientes han visto también en la política
, poco se olvidaba la afirmación de las posibilidades pro- antiimperial el movimiento que, salvando la unidad reli-
I pías de la energía humana, la virtu. giosa de Italia, preservaba la única forma de unidad po-
v Guicciardini tiene sus reservas. «Quanto S 'ingannano sible 33. ¿Pero no indica esto mismo que la italianita no
coloro che a ogni parola allegano i RomanU », escribe era única y verdaderamente un hecho político? De ahí la
textualmente para deshacerse de un modelo cuyo valor es debilidad de tal principio en el seno de un mundo cada
desmentido por el curso de los acontecimientos 30, Sus vez más brutalmente dominado por la política de los Es-
Considerazioni sui Discorsi del Machiavelli, que destru- tados. De todas formas, el único momento en que, como
yen metódicamente el viejo modelo, datan de 1528. En ha hecho notar F. Chabod, se esboza una especie de «sen-
cuanto a la virtu, se desvanece en la impotencia y la con- timiento nacionab, en que de la
fusión nacidas de una inextricable maraña de fuerzas. Se península, y ellespecialla..cooperacÍQl} J2<?lítica y rililítar
diría que e! hUrtclirpjcntocLe1521-va .aabrit de[iI1jti de Venecia y el Estado pontificio, se realíl,ªl)¿ijere1signo
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mano. Como se ha dicho con entrevista deJlolo.niaenelDtoño...deJ 529, es decir, en
más fuerte y más constante que d'ltalíaesJa lós años en que se precisa y se.<le.elera la ameDÚií:a.el.Q[e-
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tino» 31, .Roma 34. El único momento en que se podía haber evitado
oo·Nada más emocionante que la famosa y melancólica la barbara servitu fue en el período de la Liga de Cognac,
conclusión de sus Ricordi: y también tras el vergonzoso saco, si los Estados hubie-
ran sabido renunciar a sus pequeñas ambiciones y articu-
Quando io considero a quanti accidenti e pericoli di in- larse alrededor de una acción francesa más decidida. En
firmita, di caso, di violenza, e in modi infiniti, é soHo- ambas ocasiones se tomó el mal camino y el poder impe-
posta la vita dell'uomo, quante cose bisogna concorrono rial apareció ganador, lo que significaba servidumbre po-
nello anno a volere che la ricolta sia buona, non ecosa di lítica y moral.
che io mi meravigli piu che vedere uno uomo vecchio, Con el sentido dramático que nos puede hacer pensar
uno anno fertile 32 • en Shakespeare, Guiccíardini constata que, si losaconte-
cimientos no obedecen a las intenciones del hombre, las
Lo que Guicciardini vivió -e intentó impedir por to- motivaciones psicológicas, los inipulsosy las pasiones
dos los medios- y lo que intentó hacer comprender, re- interfieren constantemente en el equilibrio entre 10 verda-
montándose al punto de partida de 1494 y siguiendo paso dero y lo falso, la acción y la inacción; lo único quéde-
a paso las ilusiones y los errores, fue la derrota de la Ífa- cide es la oportunidad y nada puede controlarla mucho
lianita. Partiendo del dolor deUracaso,jntenta entender tiempo.
en su totalidad los cuarenta años de historia en que todo Podríamos preguntarnos si esa especie de desgana, de
cambió y en que desapareció el equilibrio del Quattro- renuncia, ese sentimiento de debilidad política irremedia-
cemo, y por tanto la génesis, el funcionamiento y el fra- ble que ha dominado el pensamiento italiano hasta el Ri-
234 ANDRÉ CHAS7EL POLf:MICAS. nALlANOS y BÁRBAROS 235
sorgimento no fue la prolongación natural de la decep- cias de los literatos) 36. Dejando aparte la caricatura, este
ción sufrida en el segundo cuarto del siglo XVI, y del hun- tratadito es uno de los balances más negros que jamás se
dimiento del mito de Italia, que Guicciardini con lúcida hayan hecho sobre la condición del escritor. Uno de los
desesperación trató de definir y registrar. Analizando su interlocutores exclama:
propio caso, el historiador observa que tendría que dis-
tanciarse de los acontecimientos, pero le es imposible. Todos los literatos están condenados al tormento y la
Preocupado por captar el movimiento dela historia, re- desgracia, sobre todo en nuestra época. Entre los que yo
nuncia-a la interpretación teolqgica o propial11cnJe reli: habría querido ver, la mayoría están en la ruina, someti-
gic,g:::.:::que quizá se impusiera y que tantos otros escru- dos a los peores rigores de la suerte, maltratados por las
lában no lejos de él- y renuncia también a la finalidad vicisitudes más indignas, algunos murieron de peste,
para buscar la inteligibilidad, tan compleja y descorazo- otros se hallan en el exilío sin remedio para sus necesi-
nadora, del orden humano. Y esto lo aplica magistral- dades, a otros los mató la espada, otros se ven asaltados
mente, en un célebre texto, a la propia naturaleza de la por tormentos cotidianos, otros se han visto reducidos, y
Santa Sede; su vocación es la cura spirituale sin lo tem- este es el peor de los infortunios, a suicidarse.
poral, pero si se empeña en esto último se destruirá 35. El
1>ensador más riguroso del Renacimiento no pudo sino Valeriano reacciona como el intelectual que no se ha
exponer las situaciones contradictorias que veía a su alre- resignado a los horrores de la guerra y la barbarie; aún
dedor y encontrar el origen, pero no la causa última, del frente a los horrores generaliza sin duda un poco deprisa
; {racaso en tal complejidad natural. Este mismo tipo de una situación que ha vivido demasiado de cerca 37.
análisis debería ser válido para los campos que Guicciar- Es verdad que el ambiente romano había sido fuerte-
dini no aborda, como tampoco lo hace ningún otro histo- mente herido. Entre los arqueólogos notables, Andrea
riador de su tiempo. Para ese campo que en principio Fulvio había sido muerto en mayo, Fabio Calvo murió en
puede llamarse cultura, y que por aquel entonces nadie se el año. Paolo Giovio, que había huido del castillo de
proponía definir con claridad, pues entraba largamente en Sant' Angelo acompañando y, si hemos de prestar crédito
el orden de cosas implícitas en la idea de la italianitii. A a sus palabras, protegiendo a Clemente, había perdido li-
ello nos invita una serie de polémicas donde se acusan., bros y papeles, al igual que Tebaldeo, que nunca perdonó
tras el saco, ciertas rupturas-en materia de costumbres, de al poder imperial esta abominable entrada en Roma 38. Gi-
formas de vida, de intereses profundos. raldi, abandonándolo todo, había huido a BoJonia, donde
volcó su desolación en una obra en forma de catálogo de-
dicada a Tebaldeo, en que mostraba la irreparable disper-
LA DESESP.ERACIÓN LITERATOS sión de los litteratL Por declamatorio que sea este texto,
revela la desesperación de ver desaparecer la morada in-
Conocemos mejor las desgracias deJos.intelectuales- telectual romana. nO .tiene un lugar: Nunc
romanos que las de los artistas, aunque en realidad.llo quo me vertam? 39, Tal confusión revela, si fuera necesa-
fueron menores, como veremos más adelante. Pero late= rio, el valor irremplazable de Roma en el mundo literario
rrible situación de los escritores fue objeto de un venga- italiano. La Oralio de Melanchthon confirma la 121J!Ocu"
tivo libro de Pierie-Vafer1ano, aparecido a principios de pación de las letras ante ro-
1529, y titulado litteratorum (Las desgra- manas, las más ricas del mundo, y la desaparicióri-di"au-
236 ANDRÉ CHASTEL POLÉMICAS. ITALIANOS Y BÁRBAROS 237
tores importantes, concluyendo: «En esta desgracia la modo, que gozaban de una especie de privilegio, de in-
rOPia cultura literaria está comprometida» 40. munidad respecto a los avatares políticos, en la misma
La reacción apasionada de Valeriano no está lejos de medida en que podían pensarse indispensables para el
dar una visión de la vida intelectual bastante parecida a la mundo. Y ello por dos razones, clérigos o no, guarda-
'<lt/
Úque Guicciardini ofrece de la política: nada es duradero y
}as letras no tienen un lugar seguro en la sociedad. De-
penden del poder, tratan de congraciarse con príncipes y
ban, con los humaniores litterae, el tesoro de la nueva
cultura, la que necesitan los príncipes, sobre todo en los
países del norte, y los guerreros, para acceder a la civili-
pontífices, pero como se vio durante el pontificado del zación, es decir, para que sus costumbres se hagan me-
antihumanista Adriano VI, y posteriormente por razones nos salvajes, más elegantes. Por otro lado, una forma-
no menos accidentales, están a merced de la suerte, si el ción moral completa pasa por el conocimiento de la
clima favorable se desvanece, los literatos son las princi- cultura clásica; la fábula y la poesía que esta alimenta
pales víctimas del infortunio. Dejan de contar. Sin duda, son los instrumentos pacíficos de la educación; el acceso'
Valeriano se deja llevar por la conmoción sufrida y dra- a la cultura supone esa renovación del gusto de que el
matiza al extremo; su naturaleza emotiva le lleva a escri- arte romano moderno, inspirándose en las lecciones de
bir algo más tarde un curioso opúsculo sobre la responsa- los antiguos, cree haber dado ejemplo. Roma es la sede
bilidad de quienes niegan a los sacerdotes el derecho a del papado..,): en el...Qasado fue.eLgentro.JleUñgra"iiimpe-
llevar barba 41. Pero sea como fuere, la desorganización río. Debido a esta dObTe'(1ígnidad histórica es tal!l.blé:n la
total del ambiente romano le obliga a observar por pri- escuela del ullÍverso, es decir,elnogar<teTápeda.g()gía
mera vez un hecho capital; los.li.terato.s...c.arece..!.l.Qe J!!: del hombre mººerno, reconociblé porsulono«numa-
gar especifiGo la g{)cíedad )( viven en una situacion de y susceptible de
tetal. -"- -. - - - . - - - -
Tal situación se debía principalmente al equilibrio ines-
table que se había establecido en determinado momento Artibus emineat semper studiisque Minervae
entre el clero y el estado laico. En Roma..e:ra....n:u.difícil Italia et gentes doceat pulcherrima Roma,
que en ningún otro sitio.sep.arar las funciones (le Estado
de]ered:e:SláStÍc.o:Se ha señalado el poder de atracción escribe espontáneamente Vida en su colección de poemas
que en este aspecto ofrecía Roma y la confusión resul- (1525)43.
tante de ello 42. Por un Guicciardini que presume de haber Tal era lo que pensaba entonces el grupo romano for-
rechazado el estado sacerdotal, cuántos intelectuales, y mado bajo León X y que, tras un período de alarma y des-
especialmente humanistas, entran finalmente en una ca- moralización durante el pontificado de Adriano VI, había
rrera en que el cardenalato puede seguir al episcopado, vuelto a gozar del favor papal con Clemente VII. Encon-
así Giovio, Bembo... Tal es el caso de Castiglione, que in- tramos esta misma actitud en Pietro Bembo, que acababa
terviene en 1528 en Valladolid, en tanto que nuncio y hu- de volver a Venecia en 1525, después de publicar sus
manista, para defender el honor de Roma. Prose della volgar lingua. dedicadas a Clemente. Y lo
Imposible predecir si volvería a renacer aquel clima mismo tenemos que decir de Castiglione, respetado en
favorable. Se empezaba a comprender la enorme pérdida toda Europa como autor del Libro del Cortegiano que
de prestigio que esperaba a estos escritores y humanistas propone a todas las cortes el modelo italiano de cultura y
romanos. Habían podido pensar, como la Curia en cierto de forma de vida noble,
238 ANDRÉ CHASTEI, POLÉMICAS. ITALIANOS Y BÁRBAROS 239
Hacía ya tiempo que la seguridad y la superioridad de testa, Defensio pro Italia, donde salía a la luz su vivo sen-
los intelectuales italianos, y especialmente los romanos, timiento antierasmista exasperado por las innumerables
habían dejado de ser únicamente objeto de admiración. El alusiones y críticas. El tema, mínimo en un principio, se
hundimiento del prestigio de su ciudad no podía dejar de agranda: Erasmo desprecia a Italia. Erasmo está equivo-
liberar animosidades latentes, y en este aspecto el saco cado. Indudablemente sus burlas se dirigen a la Italia ac-
fue revelador. El amor propio italiano fue duramente tual, y es una iniquidad pues podemos citar innumerables
puesto a prueba en dos vivas polémicas dirigidas por actos de valentía y capacidad en las últimas guerras. Todo
Erasmo. El maestro indiscutible del humanismo septen- se ha perdido por las rivalidades políticas, por la incapa-
trional había decidido, desde hacía algunos años, no dejar cidad de unirse. Yeso es todo. Tal consideración aparece
pasar las pretensiones del ambiente romano, y la triste si- constantemente en la historia italiana. Claro que había
tuación de 1527 no le hizo cambiar de idea. importantes hechos que mencionar, como la defensa de
Era de esperar una polémica acerca del valor militar de Frisone 47 contra las tropas imperiales en 1527, y Corsi no
los italianos. Questi barbad trattano li italiani per po/- deja escapar esa oportunidad.
troni e minigoldi, escribía un italiano el 6 de agosto de Podríamos preguntarnos si ciertas costumbres roma-
1527 44 • El lamentable ir y venir del ejército de la Liga y nas del momento no añadían una involuntaria nota iró-
la débil resistencia de los ciudadanos de Roma ante los nica a esta polémica sin salida. Hacía un cuarto de siglo
imperiales parecía haber demostrado que las virtudes que se había extendido por la ciudad la decoración de fa-
guerreras habían abandonado a los hijos de la Loba. Pao- chadas a sgraffito. Cuando las tropas imperiales entraron
lo Giovio dirá en sus Historie que, tras las batallas perdi- en Roma, pudieron ver, como lo habían visto las masas
das desde comienzos de siglo, «aquellas naciones extran- de peregrinos en 1525, por ejemplo, un número impor-
jeras que hasta ese momento nos temían han comenzado tante de palacios que exhibían, en blanco y negro o en
a despreciarnos» 45. Uno de los fugitivos del saco, colega camafeo, bandas historiadas con escenas alegóricas o,
y amigo de Valeriano, Pietro Corsi, había publicado en más frecuentemente, escenas heroicas como, por ejem-
París un De romanae urbis direptione, contando los ho- plo, la de Horatius Cocles y Mucius Scevola salvando a
rrores de mayo de 1527, para alertar a la opinión interna- Roma con su valentía (fig. 77), o la de Perseo convir-
cional en favor de los romanos. Luego vinieron el acerca- tiendo en estatuas de piedra a sus enemigos (fig. 78).
miento del Papa y el emperador, la revuelta de Florencia Semanas antes del saco, Poli doro y Maturino habían de-
y las últimas escaramuzas de la guerra. Un amigo de Pie- corado las fachadas del palacio Milesi con grupos triun-
tro Corsi le señaló que en su famosa colección de Ada- fales y figuras poderosas, como la de Hércules 48.
gios, a partir de la edición de 1520, Erasmo había dejado ._ Esta conmemoración de los héroes y los fatti romanÉ,
caer una alusión injuriosa para Italia, que vuelve a apare- que se practicaba abundantemente desde tiempos de Ni-
cer en la de 1533 46 • Al comentar el adagio Myconii calvi \ colás V Y Sixto IV, parece haberse intensificado durante
(Calvos en Miconos) como equivalente de algo excepcio- \ la época de crisis en que se discutía el poder temporal de
nal, inencontrable, el autor había citado en tono de sorna da Iglesia. ¿Hemos de dar un valor «apotropaico» a estas
otras rarezas como «un escita cultivado, un italiano gue- figuraciones? Parecen una consecuencia natural de la fa-
rrero (Ita/um bellacem), un negociante honrado, un sol- miliaridad que Roma tenía con los detalles del arte clá-
dado piadoso, un cartaginés leal». A propósito de estas sico, en que abundaban, sobre todo en la escultura, los
dos palabras insolentes, Corsi redactó una brillante pro- triunfos y las imágenes guerreras. Con esta decoración de
240 ANDRÉ ClfASTEL POLÉMICAS, ITALIANOS Y BARBAROS 24/
LA INTERVENCIÓN DE ERASMO
lia, reinaba en los espíritus un gran silencio inquieto, tur- en el seno de Danae que por Gabriel anunciando a la Vir-
bado por los lamentos de los doctores arruinados y las gen su divina concepción; el rapto de Ganimedes nos se-
quejas de los poetas. Cruel y genial, tuvo el ins- duce más que la ascensión del Señor; nuestros ojos se re-
tinto de sacar su agudo panfleto c.ontra el neopaganismo crean más con la representación de las bacanales o las
fiestas del dios Término, llenas de indecencias y obsce-
qe la Roma medicea 64 . Lapermanenfemascarada del len- nidades, que con la de la resurrección de Lázaro o el bau-
guaje pomposo de esos «ciceronianos», que copian a los tismo de Cristo.
antiguos, es absurda. Creer o hacer creer que se vive
como los antiguos romanos, hablar de Júpiter y de los La,Eintl!!'a n!ÍJ2Jggic;!l.es excesiva y peligrosa; la moda
cónsules, es una manía ridícula, pues «Roma ya noexiste, romana, aospechosa. Hasta este momento todos se habían
no tiene sino ruinas y. escomQrps. huellas, yestigÍoftle su cOfiteílta o Coo'soilreír. En 1528, Erasmo no está dis-
desgracia La Roma actual, la de la Curia,' nada puesto a conceder al artedemifslaaas'lfhertades'eñ un
tiene en común con el mundo clásico; ¿quiénes son «esas c;lima tan c:.orropto:-
gentes que siguen soñando con la vieja Roma dueña del La adaptaCióñde los modelos clásicos al arte religioso
mundo y con su pueblo vestido de toga» ? Esos desgracia- no es deseable. Ganimedes no debe prestar su silueta al
dos ignoran que la faz del mundo ha cambiado y que un arcángel Gabriel 67. Sería necesario denunciar como un
ciudadano de Roma cuenta menos en Europa que un bur- abuso el disfraz mitológico de los hechos humanos, y lo
gués de Basilea 65. Y aún más, esa pretendida escuela del que es aún peor, la indecente mezcla, tan frecuente en
mundo no es sino un cenáculo donde hay «más letras que Roma, de la fábula con la verdad cristiana. Ovidio ocupa
piedad». un lugar desmesurado en la poesía moderna. Y aquí pro-
Erasmo desemboca irresistiblemente en un análisis del cede a la condena de lo que fue la poesía cristiana reno-
propio estilo del Renacimiento. Tiene la impresión de que vada, la de Pontano y Sannazaro, una de las grandes ideas
en el mundo cristiano no se dan suficientemente cuenta del pontificado de León X y Clemente VIl. En 1526 ha-
de las aberraciones de aquellas gentes. Por ejemplo, el bía aparecido De partu Virginis de Sannazaro 68. Para el
discurso «ciceroniano» proilUnciado en Roma ante Ju- ambiente romano esta era la obra maestra del retomo a la
lio n, el Jueves Santo de 1509, por Fedra Inghirami, con gran poesía cristiana: este movimiento había comenzado
sus fórmulas paganas abusivamente adaptadas a la oca- bajo León X, con artistas menores, como Vida y Giano
sión, con sus alusiones a los héroes Decius y Curtius y al Vitale. Nadie había olvidado las declaraciones de León X;
sacrificio de Ifigenia, con su voluntad de confundir en un en un breve del 21 de agosto de 1521, observaba que este
mismo estilo romano el ceremonial antiguo y la conme- movimiento literario estaba destinado a equilibrar los ata-
moración cristiana 66, es una monstruosidad, una vergon- ques de algunos «que por parecer más doctos, atacan a la
zosa locura. Y los pontífices que le siguieron no se han Iglesia con pluma malintencionada», refiriéndose a Lu-
alejado lo más mínimo de esto. El mal es inherente a la tero y los suyos; el Papa termina con la esperanza de ha-
vida, a la cultura, a la religión de Roma. Esta ciudad de llar así:
modernos está invadida por las imágenes paganas:YeT
discurso se endurece: ., entre las amenazas de un Goliat armado y de un Saúl
Oo'
Tal programa, explicado en términos bíblicos muy há- Erasmo no estaba dispuesto a tolerar ningún reproche
bílmente elegidos, servía para todas las celebraciones de de aquellos retóricos, y mucho menos cuando se había
la doctrina cristiana dentro de una política moderna. Es enterado por uno de sus corresponsales españoles, Pedro
esta, en el fondo, la idea de las Stanze, incluida la de Juan Olivar, de que Castiglione, Navagero y Andrea da
Constantino. Evidentemente León X no había entendido Napoli, los tres embajadores en España, se habían permi-
bien la situación y contaba con la poesía como arma con- tido burlarse viva y públicamente de éI 7 '. A estas heridas
tra los libelos antirromanos. Pero para Erasmo lo conde- en su amor propio había que añadir su indignación por
nable es el estilo e incluso la intención de tales obras; no ver discutida su postura religiosa por los seudoteólogos
se puede tratar un tema cristiano en estilo profano, lleno de Roma. El Ciceronianus pretende descalificar de una
de imágenes y fórmulas paganas 70. «¿Para qué sirve in- vez por todas aquel medio. Es la ofensiva finaL En sep-
vocar con tanta frecuencia a las Musas y a Febo?» El por- tiembre, en una cart.a a Vergara, Erasmo denuncia el irre-
tavoz de Erasmo en el Ciceronianus prefiere el himno de mediable mal 74: Paganesimus est, mi crede. ¿Pero qué
Prudencia al poema de Sannazaro, «totalmente incapaz es ese paganismo tan peligroso? La diatriba de Erasmo
de abatir a Goliat que amenaza a la Iglesia ni de calmar la no va, como tantas otras, contra el espíritu profano y las
locura de Saúl» 71. determinada li- malas costumbres de la Curia; tampoco contra el comer-
teratura que es lª evangé- cio de las cosas sagradas ni las supersticiones, de que ha-
li¡;:a. Olvida que él mismo se nutre de imágenes y fórmu- bla en Qtros escritos. Tampoco contra la ingenua afecta-
las clásicas, que debe su elocuencia a los autores paganos; ción del estilo ciceroniano, sino culto al
no piensa ni en Dante, ni en las necesidades poéticas de clasicismo, contra esa nostalgia de un orden.no-cI'isHano
su época. Se hace deliberadamente reaccionario. . y
Porp_r:imera__ una ruptura entre el poi susvesfiglo's::Así¡jiies,'ro quetrasmQ
h!IDlanisroQcÍjstianoy la nuriCiil oraesTa pasión intelegtual.P9fla historia, por el
cuentra...el1 la. s_ttlla¡:;jóJLºe_I?2.2..11.!!ª .O.Casiónpar.l!deda- arte,- por .
rarse como no había habidO basta Cice:t:Qni,a, La arqueología, la acu-
nus tiene por objetivo disiparuñaviéja ilusión, .una mulacióñ(fe escUTturas en los palacios, la resurrección de
mentira. Este mundo de los que se los modelos romanos dejan de ser manías anodinas y le-
cree a la cabeza de la cultura universal, no esc¡::jSfiano gítimos auxiliares del saber, siempre que conlleven inad-
más que de nombre, y el espíritu que lo anima es-lteci:di- misible sentimiento de superioridad, una entrega total y
damente impnro,incluroimpío. Jamás había una sensibilidad formal que se revelan peligrosos 75.
ní había englobado tantas actividades literarias y artísti- Si estamos en lo cierto, el Ciceronianus denota una in-
cas en una reprobación sin matices. Ahora se trata de re- flexión del pensamiento de ErasmOhacia un
chazar y, si es posible, poner fin a esa profunda intoxica- un endurecimiento de
ción de fábulas paganas y tonos clásicos que no hacen tras, )1
sino «chirriar de paganismo» a todo lo que sale del am- unal'rofunda crrucaaer«cuItó-ii'16 'arHi'guü» que ñovenía
biente romano. Hacía tiempo que Erasmo ironizaba sobre d,e lIn legLQg.QJIe.S&Q!1-
las pretensiones de estos italianos que «presumen de ser fiado, sinode unJ'l,lJJXH!I!!.§ta formado en las discip!ioas
los únicos que han salido de la barbarie» y cansan a Eu- sIásicas, delautor de los Adágíos: hraunverdadéro acon-
ropa con su natural superioridad 72. teCimientó;'pueoé-éXpIí¿arse-¡56rTa conmoción general de
250 ANDRf: CHASTn POLÉMICAS ITAUANOS y BÁRBAROS 25/
aquellos años difíciles, por la presión del evangelismo de en París en 1531, un poco después de la muerte del prín-
los reformados, por la propia lógica de la postura eras- cipe, de un enorme tratado en veintiún libros: In locos lu-
mista. El tratado es revelador en cuanto que nos obliga a cubrationum variarum D. Erasmi Roterodami, que conte-
apreciar la amplitud de la «paganización» que podía nía unas cuantas cosas embarazosas para el acusado y una
observarse no sólo, evidentemente, en la elocuencia, sino serie de observaciones importantes sobre los cultos, los ri-
en toda la vida y la cultura romana. Y esto abre una cues- tos y los procedimientos de la religión romana. La animo-
tión de indiscutible interés, y más importante de lo que se sidad y la sospecha seguían siendo grandes. Los conven-
acostumbra a decir, para la interpretación del desarrollo tuales, más cerrados, simplificaban demasiado las cosas;
artístico de la Roma medicea. Queda más clara la magni- el franciscano Luis de Carvajal llegó hasta responsabilizar
tud de la indiferencia que Erasmo y sus amigos sentían a Erasmo del saco 80.
por el aspecto propiamente artístico del Renacimiento. El
problema de la relación de Erasmo con las artes quizá no
sea sino un falso problema. La pasión de Italia por las for- ADRIANO VI
mas se le escapa y le escandaliza. El arte pertenece al
reino de lo exterior y carece de lo esencial. La fórmula de Una de lasque los erasmistas juzga-
Bulephoros es tajante: «Quae sunt homínis praecipua, ban con lo estima-
pictori sunt inimitabilia» 76. Erasmo comprendía tan bien ban incapaz-de dirigir a la Iglesil1, quizá fuera sencillamen-
que lo romano formaba un todo, que introdujo una digre- pontificado deadrianoSI (fig. 81). Este,
sión crítica contra la pintura centrándose en lo que puede por breve que hubiera sido, había sido extraordinario.
parecer moralmente inofensivo: el arte del retrato. La pin-
tura sólo puede captar un aspecto del hombre, justamente
el inferior 77. La preocupación del pintor por el detalle es
ridícula:
Si pudiera expresar la verdadera forma profunda del
hombre, no se refugiaría en esos parerga 78. \1
Fig. 81
.. '
del saqueo de aquella ciudad por las tropas imperiales, para ocupar el puesto de soberano de los Estados pontifi-
Adriano VI se negó a perdonar a los responsables con el cios. Nunca estuvo tan clara la contradicción entre ambos
célebre «non posso, non devo, non voglio» 81. En Roma le aspectos del pontificado. «Jamás le concedió valor al-
chocó el aparato cardenalicio; le escandalizaron las de- guno a los decorados de la gran pintura ni a las estatuas
mandas de aumento de sueldo por parte de los miembros antiguas. Vianese, legado de Bolonia, estaba un día ala-
de la Curia: «Me gusta la pobreza.» en C9Jllluie bando el Laocoonte que Julio 11 había comprado muy
todas las costumbres romanas;_diQejemplo 00 lo'que era caro y había mandado colocar en el jardín del Belvedere
un sacerdocio humilde y piadoso que no parecía re.spílD.=. para realzar el lugar, [Adriano] volvió inmediatamente
der en absoluto a la dignidad de su posición. Represen- los ojos y pronunció una serie de imprecaciones contra
taba la crítica en acción detas costumbres y el ceremo- aquellas estatuas de un pueblo impío» 83. Tales manifesta-
nial romano, la repentina puesta en ciones sistemáticas de hostilidad contra el arte clásico se
.. de la que se hablaba hacía tanto extendieron, ante el general asombro, a las obras maes-
tiempo. tras del arte moderno, en primer lugar al techo de la Six-
El resultado de esta admirable y piadosa tentativa fue, tina. Vasari nos lo cuenta detalladamente:
como se sabe, catastrófÜ;o. Los humanistas del norte, y el
primero Erasm();'que conocía al prelado bátavo desde ha- Bajo el pontificado de Adriano VI las artes y todo el es-
cía más de treinta años, tenían grandes esperanzas. En píritu cultural -virtu- fueron tan machacadas que, si el
septiembre de 1522 Campeggio decía a Wolsey en una gobierno de la Santa Sede hubiera estado más tiempo en
carta que Adriano «con su lengua y sus modales» iba a sus manos, le hubiera ocurrido a Roma lo que le pasó en
ser un excelente Papa. Pero, en los dos grandes proble- otro tiempo, cuando todas las estatuas que habían esca-
pado al desastre de los godos, culpables o inocentes, fue-
mas del momento, Adriano no consiguió la colaboración ron condenadas a la hoguera. Adriano ya había comen-
necesaria. Erasmo no se comprometió ni vino en ayuda zado ... a pensar, que se podía tirar abajo la capilla del
de Roma para intentar resolver el problema de divino Miguel Angel, declarando que era una «sala de
problema_º-el imperio la caída baños llena de desnudos» con desprecio absoluto por to-
de ayudar «en cuanto. se das las buenas pinturas y las estatuas, que calificaba de
pueda», no se po!}ía cosas lascivas, vergonzosas y abominables 84.
y, desde nuestro punto de vista, lo
R. más revelador de todo fue la..impopularidad-inmediata.y· Esta actitud no era producto de un gusto personal, sino
,0 '-----'.. irremediable del Papa «bárbaro» entre los
en seguida
romanos. Desae eíprimer móm:eiUolá crítica descortés
de una convicción. Adriano quería reformar tanto las cos-
tumbres de la Curia-comólllvidaromana. No puede res-
de sus actos tomó proporciones increíbles. En una carta taurarse la dignidad-ueta-tgTeslá sÍri sacrificar todo tipo
de julio de 1522, pretendidamente escrita por Pasquino, de complacencia en aquello que Adriano, anticipándose
el Aretino, refugiado con el cardenal Médicis en Floren- en cinco años al Ciceronianus, denuncia como la infec-
cia, llega a caricaturizar las procesiones de reliquias orga- ción del paganismo. No puede darse cuenta de que ese
nizadas por el nuevo Papa en términos dignos de un lujo, ese aparato, ese gusto por la belleza, ese coleccio-
Rabelais 82. No se le perdonaba la falta de decorum y la nismo, ese espectacular mecenazgo, que él tanto detesta,
indiferencia ante las tradiciones locales y la grandeza forman parte de la civilización romana y de las profundas
c-apitolina. No bastaba ser un prelado honesto y piadoso exigencias italianas. Sus comentarios despectivos ante las
ANDRÉ CHASTEL POLÉMICAS. ITAUANOS y BÁRBAROS 255
254
obras de arte, además de considerarse un insulto a sus La tumba del Papa no podía colocarse más que en la
predecesores y a los artistas, se ven como una ofensa a la iglesia de los septentrionales de lengua germánica, Santa
romanita y a la italianita de la Iglesia. Maria dell' Anima. El cardenal Enckevoirt le pidió el mo-
En la historiografía italiana, el pontificado de Adria- delto a Peruzzi (fig. 82); e§te, según Vasari, le confió su
no VI aparece como la violenta intromisión de la incul- ejecución a un tal Miguel Angel de Siena, resultando ser
esta su mejor obra, tanto por la combinación de mármo-
,"- tura y el error en el mundo romano. de la in-
les de colores como por la calidad de sus esculturas
buena voluntad de (fig. 83)88. Las cuatro Virtudes cardinales rodean al ya-
..... ' ... sincero, sí de: lill.comporUtnuento.«bál:bam». Bemi, que
cente; bajo este único elemento histórico de la tumba hay
pertenecía al medio de los Bibbiena y escribía capitoli sa- un bajorrelieve donde puede verse «su entrada en Roma
tíricos, típicos del humor italiano, volcó contra Adriano con el pueblo romano acercándosele para venerarlo»
toda una serie de injurias soeces: (fig. 84). No sabiendo cómo ilustrar un pontificado tan
breve, se recurrió al tema, siempre válido, de la adventus,
o furfante, ubbriaco, contadino cuyo interés permanente se había recordado en la Sala de
Nato aUa stufa, or ecco qui presume
Signoreggiar il bel nome latin0 8s •
Constantino. Pero, ¿cómo presentar el decorado romano
sin siluetear, tras la multitud de fieles, un coliseo y una
pirámide de Sestius? y así, pues, se colocaron ante
Vasari emplea constantemente la «contra-leyenda» de
Adriano aquellos vestigios antiguos de los que no había
Adriano como contrapunto para elogiar el glorioso mece-
cesado de pensar, y decir, que hacían demasiada compe-
nazgo del segundo Papa mediceo que, para tranquilidad
tencia a la herencia cristiana.
de todos, le sucedió:
El advenimiento de Clemente VII fue un gran descanso
ARQUEOLOGÍA y PAGANIZACIÓN
para las artes de la pintura y la escultura Adria- ..
no VI, durante su pontificado, las había despreciado y no
sólo ya nadie trabajaba, sino que al no amarlas, al incluso . Erasmo estaba dispuesto a admitir la gracia de Roma,
odiarlas, hacía que los demás no gozaran de ellas, no lugar ideal para el humanismo y paraíso de doctos; pero
gastaran en ellas, ni mantuvieran a los artistas 8b. su sentido de la erudición era puramente literario y li-
bresco. Lo mismo que po miró las obras de arte, llQ..llleIl-
En un epigrama que acaba en tono amenazador: Heu, ciQnóni nada más le-
heu, quam tibi, Christe, jam cavendum est, un poeta ex- jos de sus preocupaciones. No obstante, desde hacía
presaba su decepción ante el pontificado de Adriano VI y quince años estos trabajos .habían
los temores que inspiraba la conquista de Rodas por los tante rase bajo el impulsode Rafael ysus
turcos en 1522 87 • Roma es Cristo, contra Él es contra dentemente, podía decirse que sedeb.ían.ªla_I1()8.!l!lgia
quien se atenta al no proteger su ciudad. Según los evan- por la Roma republic.ana ejmperlªl. Como hemos visto,
gelistas -y reformados- para reencontrar a Cristo hay las piezas más variadas, los fragmentos, las tabulae, se
que despojar a Roma de lo que ella representa. Los italia- acumulaban en los cortili de los prelados; esta moda .irre-
nos y sus adversarios, aunque utilizaban las mismas pala- sistible, que toda Europaadmiraba y empezaba a imitar,
bras, no hablaban de la misma cosa. era, sí se quiere, la base del:lna «vuelta al
í.'pooraúa e Historia
256 ANDRÉ CHASTEL POLÉMICAS. ITALJANOS y BÁRBAROS 257
Fig. 86 Giovanni da Udine, detalle de la decoración en estuco, fue sacado de su casa de Roma por las bandas porque no
Villa Madama, Roma. (Foto Anderson-AJinari.) tenía dinero para pagar la taglia; acabó miserablemente
en un hospital 95.
Doctobre L.an MCCCCC XX Vil en Vuestríe region Dalemaigne .... s. l., blicado por F. Secret (Edizioni nazionali. Pensiero italiano, 11, núme-
S. f. (información debida a Anne-Marie Lecoq). ro 10), Roma, 1959.
, Plinio, Nat. Rist.. libro n, XXIl. A. Warburg, art. cit., pág. 533, 13 Texto completo en J. F. Ossinger, Bibliotheca Augustiniana, In-
observa que Melanchthon se alarma en 1531 por la aparición « in 0('- golstadt, 1768, véase "Casinius», págs. 191-193. Debo esta referencia
casu solstiriaU» de un cometa de este tipo. a la amabilídad del profesor F. Secret.
4 Véase R. Ridolfi, Vita di Girolamo Savonarola, Roma, 1952, 14 Véase J. W. O'Malley. Giles olViterbo on Church and Relonlla-
vol. 1, págs. 73-75; D. Weinstein, Savonarola and Florence. Prophe- tion. A Study in Renaissance Thought, Leiden, 1968.
cy and Patriotism in Renaissance, Princeton, 1970; cil. por la trad. 15 Según un viejo juego de palabras emblemático, los Médicis se
fr., París, 1973, caps. III-IV. Sobre la medalla de Savonarola con la convertían fácilmente en médicos enviados por el cielo, y sus actos eran
mano del Señor blandiendo la espada, véase G. F. Hil!, A Corpus 01 medicina Dei. Véase J. Shearman, Raphael's Tapestries, Londres, 1976.
Ita lían Medals 01 the' Renaissance belore Cellini, Londres, 1930, 16 «Urbem Romam caput feceram: quae beneficii oblita nulli pec-
núm.1080. cando cedit: ego quoad licuit defendí: per multorum voces territavi: ex-
s C. Lycosthenes, Prodigiorum ac ostentorum chronicon, Basilea, cidium minata: mutare mores: resipiscere: ad sanitatem redire: hortata
1557, págs. 253, 273, por ejemplo, y 534. En un manuscrito astroló- sumo Quia minas facta secuta sunt: manum tuam adduxi cum Borbo-
gico titulado Des comettes et de leurs signifiances... redactado en 1587 nio: Urbem expllgnavi, diripui: caede sangllinc incendiis complevi. Tot
(Bibl. Warburg, Londres; véase J. M. Massing, "A Sixteenth Century slIpplicia: tot plagas tantum calamitatum invexi: ut quanqllam ipsa fa-
Illuslrated Treatise on Comets», Journal 01 the Warburg and Courtauld cerem: ipsa a lam crudeli spectaculo abhorream tantum miseriarum cu-
Institutes. XLI (1977), págs. 318 y sigs.) se mencionan los cometas mulum miserata: iussi, ut scis, te Urbi parcere: clausos liberare: revo-
históricos -Scutella a la muerte de Constantino, Veru con ocasión de care exercÍlum: praesidia arcesque restituere: ltaliam petere: hostibus
la destrucción de Jerusalén y del saco de Roma en 1527. pacem dare: meis sacerdotibus antum honorum tribuere: quantum nun-
6 M. Pingré, Cometographie ou traité historique et théorique des quam fuerat antea tributum. Reduco in Urhem expecto oh suscepta
cometes, 1, París, 1783, pág. 485. ¡llinc vulnera: hinc honores: utramque agnovisse manum Dei laevam
7 Sobre la seudoprofecía de Torquato, véase supra, cap. n. cum Borbonio dilacerantem, destram per te Boboniae complcxantem:
Véase M. Reeves, op. cit., cap. VI. sublevantem: restituentem. Vídeo acturn nihil: medicinam non modo
9 Ya había habido una en enero de 1526, y habrá otras aún peores non sanasse: sed ud maiorem peccandi licenliam: audendi petulentiam:
en 1557 y 1598. Véase R. Lanciani, The Golden Days olthe Renais- habendi cupiditatem: famem rabiem irritasse: volui iterato commone-
sance in Rome Imm the Ponlificate 01Julius /l ro thal (1 Paullll, Lon- fare: feci impetum prius ferro atque igne per Borbonium: nunc illuvíe:
dres, 1906, pág. 94. Vasari menciona los daños sufridos por una obra aquisque per Tyherum qui insolito incremento omnia complevil anno-
de Pierino del Vaga en la Minerva, J. Shearman, «An Episode in nam rapuit: domos evertit: atque adeo afllixit: ut plerique iudicaverunt
the Hístory of Conservation: the Fragments of Perino's Alterpiece from barbaro externo Borbonio Thuscum Tyberim fuisse crudeliorem: At
S. Maria sopra Minerva», en Scritti di Storia dell'Arte in onore di Ugo nec sic quídem quicquam profeci. Nunc certum est ultra non parcere:
Procacci, Milán, 1977, vol. n, págs. 356 y sigs. morbllm medici manum refugientem: immanium hostium falce rese-
\O «Neue Zeytung auss Rom, wie das grausam und erschri:icklich care: antiqua evertere: nova instaurare» (ed. cit., pág. 105).
gross wasser der Tyber schadcn Ihan hat», s. l., 1530 (Thc Folger 17 Schechina. ed. cit., pág. 116.
Shakespeare Library, Washington). 1& G. de' Medici, Canzon 'ove si narra la strage e iI sacco di
!l L. Alamanni, nacido en Florencia en 1495. adversario de los Mé- Roma, diritiva al Catolico Re di Spagna e dei Romani ... , S. l., s. f.
dicis, había intervenido en un complot contra el cardenal Julio; conde- (Roma, 1529),21 estrofas de 11 versos.
nado a muerte, se refugió primero en Venecia y después en Lyón y cn- 19 De acuerdo con V. Luciani, Francesa) Guícciardini e lalortuna
tró al servicio de Francisco 1. Al enterarse de la expulsión de los delle opere sua, Florencia, 1944, L. Díez del Corral, La monarquía his-
Médícis, volvió a Italia donde tuvo una intensa actividad diplomática. pánica .... op. cit., subraya lo mucho que debemos todos al relato y al
En 1530 vuelve a refugiarse en Francia. La edición de sus Opere Tos- análisis de los hechos que hace Guicciardini.
cane, cuyo vol. 1, Lyón, 1532, págs. 316-342, contiene Il Diluvio Ro- 2íJ Véase R. Ridolfi, Vita di Francesco Guicciardini, Roma, 1960.
mano, está dedicada a Francisco 1, a quien presenta como esperanza de 21 Vasad, VI, pág. 205: «(fece) a messer Francesco Guiccíardini
Italia. Véase, Dizionario bíografico degli italían;, 1, Roma, 1960. No che alIora essendo tornado da Bologna, si stava in villa a Montici serio
hemos podido encontrar el opúsculo de Ludovico Gómez, De prodigio- vendo la sua storia, il ritratto di lui, che somiglio assai ragionevolmente
sis Tiberis inondationibus, Roma, 1531. e piacque molto». Fondo púrpura. Blasón de los Guicciardini sobre el
12 Egidio da Viterbo, Schechina e Libellus de litteris hebraicis. pu- sillón. Texto en las manos del historiador: <<lo ho deliberato di scrive I
270 ANDRÉ CHASTEL POLÉMICAS. ITAL/ANOS y BÁRBAROS 271
re le cose accadute alla / memoria n(os)tra in Italia». Yale Art Oallery autoritit spirituale che tutta la temporale che luí potessi avere; e che il
(45 '/4 x 33 %). Véase Ch. Seymour, The Rabinowitz Collection of Eu- dimettere le cose temporali lo farebbc pili grande, piu reverendo nel
rapean Paintings, New Haven, 1961, págs. 30-31. cospetto di ttuta la cristianitit.
22 F. Oilbert, Maechiavelli and Guicciardini, Princeton, 1965, »Ma poiche il mondo e pieno malignita, chi dubita che se uno ponte-
cap. VII, pág. 271. fice non aiutassi le cose sue con ogni spezie d'armi e di potenza, che
23 R. Ramat, II Guicciardini e la tragedia d'/tafia, Aorencia, 1953; sarebbe annichilato non manco nello spirituale che nel temporale.»
M. Santoro, Fortuna, Ragione e Prudenza nella civil/a letteraria del Díscorsi politici. 1, pág. 389, citado por Oregorovius, pág. 780.
Cinqueeento, Nápoles, 1967, págs. 290 y sigs. 36 loannis Pierii Valeriani Bellunensis de litteratorum infelicítate
24 Opere inedite, ed. Canestrini, V, pág. 436. libri duo. Ejusdem Bellunensia. Nunc primum e Bibliotheca Lolliniana
25 Consolatoria, fatta di settembre J527 a Fínocehieto, tempore in lucem edita, Venecia, 1620,1,1, pág. 7. (Laurentius Orana; " ... Sed,
pestis, en Scritti l2utobiografici e rari. ed. Palmarocchi, Bari, 1936, bone Deus, cum primum coepi Philosophos, Oratores, Poetas, Graeca-
págs. 165 y sigs. rum Latinarumque litterarum professores, quos in Commentario cons-
26 M. Guiglielminetti, Memoria e serittura. l/autobiografia da criptos habebam, perquirere, quanta, quamque crudelis tragaedia mihi
Dante a Cellini. Turín, 1977, págs. 286 y sigs. oblata est, qui litteratos viros, quos me visurum sperabam, tanto nu-
27 Han ocurrido a un mismo tiempo demasiados accidentes para mero coperiebam, miserabiliter occubuisse, atrocissimaq. Fati acerbi-
perturbarte; no sufres sólo por tus bienes, sino por tu grandeza, por tate sublatos, indignissimisque affectos infortuniis, alios peste inter-
tu dignidad, y por aquello que creo que te pesa sobre todas las cosas, tu ceptos, alios in exilio, et inopia oppressos, hos ferro trucidatos, iIlos
honor. diutumis cruciatibus absumptos; alios, quod efilmnafilm omnium atro-
2& Tanto deseo que llegues a ese grado de perfección, cuanto con- cissimum arbitror, ultro sibi mortem conscivisse... »
fieso no ser yo capaz de alcanzarlo. 37 C. E. Trinkaus, Adversity:v Nablemen, the Italiam Humanists on
29 Véase el notable análisis de L. Díez del Corral en La monarquía Happiness, Nueva York, 1940, pág. 137.
hispánica... , op. cit., 1, «Maquiavelo y Ouicciardinh>. 38 lnfra, cap. VI. Se encuentran listas en las obras habituales; Pas-
31) Rícordi, ed. Canestrini, vol. X, Florencia, 1857, pág. 121, tor, IX, págs. 299 y sigs.; Gregorovius, VIIl, págs. 542 y sigs.
núm. 110. Véase M. Santoro, op. cit., pág. 275, núm. 2; D. Cantimori, 39 L. Oregorii Oiraldi, Epístola in qua agitur de incommodis qua in
«Francesco Guicciardini», en Storia della Letteratura italiana, IV, direptíone urbana passus es!.. .• en Dialogi duo de poetis nostrorum
Il Cinquecento, Milán, 1966, págs. 102 y sigs. temparum. Florencia, 1551, págs. 113 Y sigs.
31 F. Gilbert, op. cit., pág. 288. R. Ridolfi, «Oenesi della Storia 40 «Deínde in hoc misero casu videntur etiam studia /iterarum in
d'/talia guieciardiniana», La Bibliofilia, XL (1938), págs. 369 y sigs., quoddam discrimen venisse... » (ed. S. Schard, Historieum Opus, Basi-
ha podido establecer, gracias al estudio de una primera redacción, que lea, 1547, pág. 1865).
Guicciardini empezó su obra por lo que ahora es el libro XVI, es decir, 41 L. Dorez, «Antonio Tebaldeo, les Sadolet el le cardinal Jean du
por la batalla de Pavía, la formación de la Liga de Cognac y el saco. Bellay», en Giornale sto rico delta letteratura italiana, XXVI (1895),
Había ido derecho a los «años terribles», motivo de su empresa. pág. 384. Véase in/ra, cap. VI.
n Ricordi, Ed. Canestrini, vol. X, Florencia 1857, pág. 130, 42 C. Dionisotti, «Chierici e laici nella letteratura italiana del primo
núm. 161. (Cuando considero a cuántos accidentes y peligros de la in- Cinquecento», en Problemi di vita religiosa in Italia del Cinquecento,
validez, del azar, de la violencia, está expuesta la vida del hombre, y Padua, 1960, reimpreso en Geografía e storia della letteratura ita-
cuántas cosas han de concurrir en un año para que la cosecha sea buena, liana. Turín, 1967, págs. 55 Y sigs.
no hay cosa que maraville más que ver un hombre viejo o un año fértil.) 43 Citado por V. Cían, «La coscienza politica nazionale nel Rinas-
.\3 E. Pontieri, «Oli ultimi ambiti della independenza italiana», en cimento» (1931 Y 1935), reimpreso en Seritt! minori. vol. JI, Turín,
Nei tempi grigí delta storia d'/tatia, Nápoles, 1949, con los comentarios 1936.
limitativos de D. Cantimori, Iraly and the Papacy... op. cit.. pág. 274. 44 Citado por G. Salvioli, op. cit. (1878), pág. 25.
34 Tras las observaciones de F. Chabod, "y a-t-il un Etat de la Re- 45 P. Oiovio, Historiarum suí temporis.... op. cit.
naissance?», en Aetes du Colloque sur la Renaissance, París, 1958, 46 M. Philips, The «Adagia» of Erasmus, Cambridge, 1964,
págs. 57-74, seguimos el estudio de J. Hook, «The Destruction of!he págs. 160-161; R. Valentini, "Erasmo da Rotterdam e Pietro Corsi», en
New "Italia"; Venice and the Papacy in Collision>" en /talian Studies. Rendiconti Accademia dei Uneei, 6." serie, vol. XII (1936), págs. 11-
XXVIII (1973), págs. 25 y sigs. 12; M. P. Oilmore, «AntÍ-Erasmianism in ltaly: the Dialogue of Hor-
35 <<lo confesso essere proprio ufficio del Papa la cura spirituale; e tensio Lando on Erasmus Funerah>, en The Journal ofMedieval and
dico piu, che molto maggiore e piu pottente farebbe uno pontefici la Renaissance Studies, IV (1974), núm. I. pág. 9.
272 ANDRÉ CHASTEL POLÉMiCAS. iTALIANOS Y BÁRBAROS 27}
.7 Sobre la defensa de Frosinone, véase supra, cap. L Roma diri rumores adferuntur; qui sive veri sunt, sive falsi, nulIam vi-
... Vasari, V. págs. 142 y sigs. Véase A. Marabottini, Polidoro da deo spem pacis inter monarchas», ed. Allen, VII, núm. 1.834. En octu-
Caravaggio, Roma, 1969, vol. 1, cap. XI, vol. Il, láms, CXXVIIl y sigs. bre de 1528, en carta a Sadoleto, comenta más ampliamente los hechos
(Palazzo Mílesi: láms. CXLVI-CLlV). Véase infra, cap. V. resumiendo, con la fría ironía que subraya Rcnaudet, la situación: «Vi-
49 J. Wasserman, "Palazzo Spada», en The Art Bulletin, XLIII dimus Romam crudelius camptam quam olim fuerit a Gallis aut post a
(1961), 2, págs. 58 y sigs: El palazzeto de Antonio da Sangallo il Gio- Gottis. Vidimus Ecclesiae principem Clementem inclcmentissime trac-
vane, construido en vía Gíulia hacia 1535-1536, fue decorado al pasar tatum ... », ed. AlIen, VII, núm. 2.059, extendiéndose a continuación
a Cosme 1, hacia 1560, a la gloria de los Médicis, con retratos de Giu- acerca de la desgracia que ello puede reportar a los estudios humanis-
liano, stemma de Clemente, etc. Véase L. Salemo, L. Spezzaferro y M. tas (véase supra, cap. HI).
Tafuri, Via Giulia, Roma, 1973, págs. 272-279. 55 Este mismo punto de vista se refleja en una carta de Carlos V a
50 Véase infra, cap. VI. Pierre de Veyre, enviado ante Lannoy, fechada el 21 de julio de 1527:
51 A. Renaudet, Erasme et l'UaUe, op. cit.. cap. III, págs. 164-165. el enviado debe hacer conocer al virrey la postura del emperador: « ... il
52 Sobre «Die gottliche Mühle», véase por último, H, Zsche- semble que e'est de la main de Dieu et par sa divine permission, pour
lletzschky, Die «drei goUlosen Maler» VOl! Nümberg, op. eit" págs. 236 parvenir et donner chemin a quelque bonne paix en chrétienté, pour le
y sigs. y fig. 188. bien et repos d'icelle, et par conséquent en résultera un concilie pour
5J Las primeras traducciones italianas de los escritos de Lutero la reformacion de r Église tant désiré et nécessaire que chacun scet, et
son precocísimas, pues se conoce «uno libretto volgare con la dichia- mesme pour extirper l' erronée secte Luthérane. Et en ce cas, pensant
ratione de Ji dieci commandamenti, del Credo, del Pater noster... », au succes de sí grandz bénéfices, nous avons eu plus plésir que aultre-
editado en 1525 en Venecia, que adapta un texto devocional de 1520 ment de ce qu'il a pleu Dieu disposer en ceste victoire de Rome» (L. E.
(reed. 1540 y 1543). Señalado como obra anónima por C. Ginzburg y Halkin y G. Dansaert, Charles de Lannoy, vice-roi de Naples, París,
A. Prosperi, Giochi di pazienza, Turín, 1975, pág. 131; estudiado por Bruselas, 1934, doc. CXXXIII).
S. Seidel Menchi, «Traduzioni italiane di Lutero», en Rinascimento, 56 J. Sadoleto, Epistolarum libri XVI, Lyón, 1550, pág. 48.
XVIII (1977), págs. 40 y sigs. El opúsculo contiene además una 57 Dialogus ciceronianus, sive de optimo genere dicendi, marzo
breve annotatione del vivere cristiano, cuyo original alemán no ha 1528. Siempre que no indique lo contrario, CÍto la edición con trad. it.
sido identificado. Al año siguiente reaparece esta misma colección, de A. Gambaro, Brescia, 1965.
también en Venecia, bajo el nombre de Erasmo, V. Cantimori, 58 jamás había pensado en otra cosa. En una carta al empe-
«Erasmo e la vita religiosa italiana del secolo XVI, en Umanesimo e rador, fechada en Roma el 26 de junio de 1527, el secretario Juan Pérez
religione nel Rinascimento, Turín, 1975, pág. 43. En 1525-1526 ya no señala que ha pedido un breve a Clemente VII para que el arzobispo de
era posible haeer circular sin peligro los escritos de Lutero, incluso Sevilla pueda imponer silencio a los que contradicen a Erasmo (P. de
los meramente piadosos, por lo que, en ciertos casos, se recurrió a co- Gayangos,op. cit., núm. 94). El breve, fechado el 16 de julio de 1527,
locar el nombre de Erasmo en la cubierta, con una interesante adapta- fue dirigido al Gran Inquisidor Alfonso Manrique y enviado a Valdés
ción de las prcscripciones cristianas del reformador para el público por intermedio de Pérez (véase B. Fontana, Renata de Francia, op. cit.,
italiano. vol. 1, Roma, 1889, pág. 1(6). En esta época Clemente no era parco en
54 A. Renaudet, Études érasmiennes (152/-/529), París, 1939, concesiones.
págs. 98 Y sigs. L. Halkin, «Erasme de Turin a Rome», en Mélanges 59 Allen, VII, núm. 1.987.
d'histoire du XVI' si/!cle offerts (¡ Henry Meylan, Ginebra, 1970, 60 Allen, VII, núm. 2.059.
pág. 16, núm. 112, afirma, al precio de un verdadero contrasentido, que 61 Allen, VII, pág. 506: "Ciceronianus meus non paucos offendet
«Erasmo llegará a deplorar el saco de Roma de 1527. Véase Allen, VII, ltalos: quod satis divinabam fore».
509 Y 536, 1. 43. Uno se pregunta cómo Renaudet (... ] ha podido afir- 62 «Quam apud Italos hactenus nihil aliud quam paganesimum cre-
mar lo contrario». Ambos pasajes hay que leerlos en el contexto que pent ipse non ignoras», Allen, VI, pág. 90, núm. 1.581. Sobre el Cice-
los aclara. Aún mal infomlado el 29 de mayo, Erasmo no expresa sino ronianus como catalítico, véase G. Valiese, «L'Umanesimo al primo
su viejo miedo a los desórdenes: «Mea senectus in haec tempora satis Cinquecento: da Cristoforo Longolio al Ciceronianus di Erasmo», en
infeliciter incide!» y «Roma turbatissima sunt omnia nec epistolis patet Da Dante a Erasmo. Studi dí letteratura umanistica, Nápoles, 1962,
itero Putant foedus Caesari cum Pontifice coiturum» (si se trata páfs. 103-128.
del acuerdo de capitulación, la fórmula es curiosa), ed. AlIen, VII, 3 San Jerónimo, E:'p{st., XXII, 30. Véase Dom F. Cabrol y Dom
núm. 1831. El \O de junio, cuando ya las noticias son más exactas, su G. Leclercq, Dictionnaire d'Arehéologie chrétienne et de Liturgie, tomo
carta a Frederick Grau no trasluce ninguna emoción especial: «De VII, París, 1927, cols. 2.243-2.244 (con bibliografía); H. Hagendah1,
274 ANDRÉ ClJASTEL poLÉMICAS. ITALIANOS Y BÁRBAROS 275
Latín Fathers and the Classics, Gotenburgo. 1958, págs. 91 y 310. El es cristiano, o tratar al modo pagano los temas cristianos.] Ciceronia-
episodio figura en la Leyenda dorada. nus, ed. Amsterdam, 1966, vo!.l, 2, pág. 701.
64 Sobre lo erasmista de las críticas italianas al humanismo a partir 11 Cito por la ed. de las Opera Omnia de Leiden, 1, col. 1.020; cit.
de 1530, véase P. F. Grendler, Critics ofthe ltalían World, 1530-1560: por Renaudet, op. cit., página 102. N. Dacos, Le Logge ... , op. cit.,
Amon Francesco Doni, Nimio FratU'o and Ortensio Lando, Madison, páf:' 70, núm. 197.
1969, págs. I1I y .• 1 Elogio de la locura, cap. XLIII. En el punto álgido de la querella
65 A. Renaudet, Etudes érasmiennes, op. cit., pág. 294. «ciceroniana>" Erasmo no dudará en afirmar que, en materia de <<le-
66 Véase A. Renaudet, Érasme et [,1taJie, op. cit., pág. 96 Y núm. tras», nada debía a Italia (Apología brevis ad XXIV líbros Alberti Pii,
16. que habla del jueves santo; Ciceronianus, ed. Gambaro, pág. 57. Opera Omnia, Leiden, 1706, vol. IX, cols. 1.123-1.196).
Como Erasmo no nombra al orador, hemos de suponer que se trata de 73 Carta del 13 de marzo de 1527 a Erasmo, ed. Alíen, VI,
Tommaso Fedra lnghirami, a quien menciona en otros lugares como el págs. 471-475, núm. 1.791. M. Bataillon, op. cit., pág. 249 sólo hace
predicador «ciceroniano» más en boga en Roma, con Giulio Camillo. una breve alusión.
J. W. O'Malley, "Preaching for the Popes», en 1n Pursuit ofHoliness in 14 Ed. Allen, núm. 1.875: <,Fervet illic paganesimus quorumdum
Late Medieval and Renaissance Religion, Ch. Trinkhaus y H. A. Ober- quivis nihil placet nisi ciceronianum.»
man eds .. Leiden, 1974, págs. 408 y sigs., ha reducido considerable- 15 Los viejos historiadores se han esforzado en hacer de Erasmo
mente el escándalo promovido por los supuestos sermones «paganos» un admirador del arte contemporáneo. J. D. Passavant, Raphael d'Ur-
que Erasmo satiriza en boca de Bulephorus, al analizar la verdadera na- hin, trad, fr" París, 1860, 1, pág. 175, ha imaginado una visita de
turaleza de la «teología retórica» de la corte pontificia, que ni Burck- Erasmo al taller de Rafael, guiado por Inghirami. Desgraciadamente
hardt ni Pastor comprendieron, como tampoco la comprendió, claro lo único que Erasmo recordará será el sermón de Inghirami el jueves
está, el autor del Ciceronianus. santo de 1509. R. Giese, "Erasmus and the Fine Arts» en The Journal
67 "Si quis argumentum rapti Ganymedis eleganter constructum 01 Modern History, septiembre 1935, ha observado (pág. 273) que si
opere musaico dissolvat et iisdem tessellis aliter concinnatis exprimere Erasmo no habla ni de los edificios, ni de las pinturas, ni de las obras
conetur Gabrielem coeleste nuntium adferentem Virgini Nazarenae, maestras del arte italiano, es porque no le interesaban y no tenía nada
nonne durum parumque felix opues nascetur ex optimis quidem tes se- que decir de ellas.
lIis sed minus argumento congruentibus», en Ciceronianus, ed. cit., 16 El estudio que hace E. Panofsky del elogio de Durero, «Nebulae
pág. 409. Este pasaje es suficiente para mostrar cómo la crítica de in pariete; Notes on Erasmus' Eulogy on Düref», en Joumal of the
Erasmo no se limita a los textos literarios. Como muy bien señala Pa- Warburg and Courtauld lnstítutes, XIV (1951), págs. 34-41, y de la ac-
nofsky, «Erasmus and the Visual Arts», cit., págs. 205 Y sigs., Erasmo, titud de Erasmo hacia las artes, «Erasmus and the Visual Arts», ibíd.,
en su empeño de moralista «evangelizante», atento a lo que pasa «ma- XXXII (1969), págs. 200 y sigs., demuestra finalmente la importancia
gis in moribus quam in parietibus», es igualmente hostil a los detalles secundaria y puramente ocasional de los comentarios del humanista. Si
realistas, al lujo de las formas, a los modelos clásicos, en resumen, a es verdad, como se ha supuesto, que dibujó y pintó, tal experiencia le
todo lo que en aquel entonces podía importar a los artistas. confirmó en su mediocre interés por las artes respecto de las letras, que
Sobre el problema de las tumbas, véase la respuesta de Alberto Pio, presenta como únicas dignas de atención en Amerbach en agosto de
citada en G. Scavizzi, «La teología cattolica e le immagini durante iI 1518. La pintura y el grabado son auxiliares poco seguros del pensa-
16 secolo», en Storia de/l'Arte, 21 (1974), pág. 200. miento moral, que sólo puede expresarse por medio de la escritura. Las
68 De partu Virginis, ed. A. Altamura, Nápoles, 1948. destrucciones iconoclastas de Basilea no le indignan que por su
69 <,Gratulamur tivi quod tantum unus praestes quantum antea horror a la violencia y los excesos; véase A, Renaudet, Etudes éras-
nemo; Ecclesiae... nostro saeculo... nobis denique ipsis, quibus immi- miennes, op. cit.. pág. 356. Erasmo aprovecha la ocasión para subrayar
nente hinc Goliade armato, hínc Saule a furiis agitato, affuerit pius Da- que esas esculturas de santos yesos crucifijos no fueron capaces de ha-
vid illud funda a temeritate, hunc Iyra a furore compescens.» Este texto cer un milagro.
se publicó como a capite de la edición de los Poemata de Sannazaro, 71 Erasmo tiene constantemente en mente el premio exclusivo e
Roma, 1793, págs. XLlII-XLlV. Se cita en N. Dacos, Le Logge ... , op. Jrremplazable del hombre interior (Enchiridion [1503], cap. IV, «De
cit., págs. 69-70 y núm. 196. homine exteriore et ¡nteriore»). El hombre interior tan sólo se expresa
'" «Haud scio utrum sit magis reprehendum, si christianus, pro- por el lenguaje, al que se debe especial atención ya que la verdad fue
phana tractet prophane, christianum se esse dissimu lans, an si materias revelada por las Escrituras. El resto no cuenta. Véase D. Marsh, "Eras-
christíanas tractet paganice.» [No sé si es más reprensible, siendo cris- on Body and Soub>, en Joumal of the HislOry ofIdeas, octubre-di-
tiano, tratar de manera profana los temas profanos, sin mostrar que uno Ciembre de 1976, págs. 76 y sigs.
276 ANDRÉ CHASTEL POLÉMICAS, ITALIANOS Y BÁRBAROS 277
Ciceronianus, págs. 102 y sigs,: «Istius generis pietor quidam 88 Vasari, IV, pág. 600, Y V. pág. 92.
nuper risui nobis fuü.» 89 Vasari, IV, pág. 579.
79 Alberto, con espíritu de buen renacentista italiano, había transfor- 9fI Supra, cap. m.
mado su palacio, rehecho la catedral de Carpi sobre el modelo de San 91 La moda era general. El palacio della Valle lo describe un visi-
Pedro, practicado con los maestros, etc., véase Vasari, IV, pág. 264. So- tante en 1536: «A la derecha, se baja a una sala flanqueada por un baño
bre la polémica con Erasmo. véase M. P. Gilmore, «Erasmus and Al- elegantísimo y decorado con pinturas muy lascivas de jóvenes desnu-
berto Pio, prince of Carpi», en Actíon arul Convíction in Early Modern das haciéndose la toilette, composición de estilo romano mayor y más
Europe. Essays in Memory of E. H. Harbison. T. K. Rabb y 1. E. Siegel suntuosa que la del baño del Papa en el castillo de San!' Angelo»,
eds" Princeton, 1969, págs. 299-318; C. Vasoli, Alberto III Pio da Carpí. C. Hülsen y H. Egger, op. cit., pág. 56.
Carpi, 1978, in fine, y aclas del cjJloquio que tuvo lugar in situ cn 1978. 92 F. Castagnoli, «Raffaello e le antíchita di Roma», en Raffaello,
so Citado por M, Bataillon, Erasme et /'Espagne, op. cit.. pág. 380. {'opera, lefonti, lafortuna, Novara, 1968, vol. n, cap. VI. R. Lanciani,
SI R. Carande, «El sorprendido y sorprendente Adriano VI, Papa». «La pianta di Roma antica e i disegni archeologici di Raffaello», Ren-
en Homenaje a Johannes Vincke, vol. 11, Madrid, 1963, págs, I y sigs. diconti de/la Reale Accademia del Lincei, Classe di Sciem;e moraN,
Véase Adrien VI. Le premier Pape de la Contre-Réforme. Sa personna- storiche efilologíche, 5." serie, m (1894), págs. 797 Y sigs.
lité, sa carríere, son oeuvre, Lovaina, 1959, con bibliografía. Puede pa- 93 R, Weiss, «Andrea Fulvio antiquario romano», Annali della
recer sorprendente que Paolo Giovio haya consagrado una biografía a Scuola Normale Superiore di Pisa, XVIII (1969), págs. 1-2.
Adriano VI. pero en el momento de su advenimiento, este le quitó los 94 Sobre Marco Fabio Calvo, véase R. Lanciati, al'. cit. (1906),
títulos y la pensión que debía a León X, concediéndole a cambio una pág. 240; op. cit. (1894); A Jammes, «Un chef-d'oeuvre méeonnu
canonjía en Como con la condición de que escribiera la historia del d'Arrighi Yicentino», Studia biblíographica in honorem Herman de La
pontificado. En su De piscibus, escrito en 1524 y publicado en Basilea Fontaine Verwey. Amsterdam, s. f. (1965), págs. 297-316. P. N. Pa-
en 1531, pág. 8. comenta incidentalmente la escasa habilidad de gliara, «La Roma antiea di Fabio Calvo. Note sulla cultura antiquaria e
Adriano, al hablar de ciertos pescados especialmente buscados por la architettonica», Psicon, 1976,8-9, págs. 65-87.
aristocracia que pasan de moda por capricho y bajan de precio: «Uti 95 Valeriana, De literatorum infelícitate, op. cit., pág. 81.
modo merlucciae plebeio admodum pisci Hadrianus pontifex sicuti in
administranda republica habetis ingenii vel depravati judicii ita in es-
culentis [= en materia de mesa} insulsissimi gustus, supra mediocre
pretium, ridente toto foro piscario, jam feceral».
&2 «La schufia de I'Unico Aretino ... , iI brachiere di Flíscho, la cin-
tura della mamma di Trani ... la stalua equestre del Sre Renzo intagliata
di pane fresco ... », véase A. Luzio, Pietro A retino nei primi suoi anni...,
cit., pág. 7, núm. 1.
P. Giovio, De vita Hadriani VI, en Vitarum illustrium aliqllot vi-
rorum libri X. tommo n, Basilea, pág. 128.
84 Vasari, Y, págs. 240-241.
85 E. Chiorboli, Francesco Bemi, Poesie e Prose, Florencia, 1934.
Véase E. Bonora, «Francesco Bemi e la poesia bemesea», en Storia
della letteratura italiana, E. Cecchi y N. Sapegno eds., vol. IV, 11 Cin-
quecento, Milán, 1966, cap, X, pág. 290. Posteriormente Bemi también
hará un severo juicio, aunque menos grosero, de Clemente, véase infra,
Epílogo. Los pasquines -pasquinate- son notables por su tremenda
xenofobia, Pasquinale de Pie/ro Arelino ed anonime per il conclavo e
l 'elezione di Adriano VI, ed. V. Rossi, Palermo y Turín, 1891; en el
núm. XL, pág, 55, a propósito del Papa «tedesco» se evoca a Alarico y
Genserico, los destructores de Roma.
86 Vasari, V, pág. 352.
R7 C. Dionisotti, «Battista Fiera», en Italia medioellale e umanis-
tica, I (1958), pág, 408,
V
EL ESTILO «CLEMENTINa»
Los rayos del sol, al atravesar la bola de cristal, adquie- hacía sino seguir la tradición de los Médicis. Durante el
ren una tal intensidad que, por un efecto de propagación pontificado de su primo León X, aquel se ocupaba sobre
óptica (prospettiva), queman todos los objetos menos todo de Florencia, mientras este velaba por Roma. Una
aquellos que son totalmente blancos. vez elegido Papa, tiene lugar diferente.,ge-
biao:a01a. repentina que le
Esta impresa que, como hemos visto, hace su aparición alpoder superior hIzo cristalizar en
en la Sala de Constantino, es pues anterior al saco, pero fuerzas- intelectwiles y que estaban
fue muy utilizada posteriormente para defender una fama ..e.sperandoel momento favorable, tras el intermedio gla-
en entredicho ..cial.deAdHano. De pronto, con este
Uno de los emblemas de Lorenzo de Médicis 3 era el ceo, de un refinamiento y una experiencia indiscutibles,
hachón -una madera en llamas-; este que nos ocupa es, parecía que, para aquel mundo impaciente y nervioso,
pues, además de una variación sobre la palla de la fami- todo iba a ser posible 5. El 25 de noviembre de 1523, Mi-
lia, la reelaboración de una vieja impresa. Pero también guel Ángel escribe a un colaborador:
invita a una relación con las especulaciones del eminente
florentino especialista en segreti della natura y en rayos Ya te habrás enterado de que Médicis ha sido elegido
luminosos. La invención de Domenico Buoninsegni nos Papa; parece que todo el mundo se alegra; tengo la im-
recuerda los esquemas de refracción de Leonardo; ¿habrá presión de que, en lo tocante al arte, se van a hacer mu-
tomado de él la idea? 4. chas cosas ... 6.
La elección de la impresa denota o, más bien, expresa
una voluntad de pureza, de transparencia moral; era una Por las mañanas, Clemente leía su breviario en el jar-
respuesta a sus adversarios y una especie de desafío a la dín del Belvedere, entre los naranjos y las grandes esta-
suerte, que lo justificaba un poco en exceso. tuas, hoy célebres, que había hecho colocar en nichos;
Pero estaba relacionada también con algo que adquiría por las tardes -nos cuenta Cellini- cenaba escuchando
todo su sentido después del austero pontificado de a la orquesta de cámara que dirigía «Gianicomo piffero
Adriano VI; la declaración de un importante programa da Cesena» 7.
cultural, una llamada a las ciencias y las artes. Y so- Lo que de más agradable había dado la cultura huma-
bre el alféizar de la ventana Este de la Sala de Constan- nista se daba cita con toda naturalidad alrededor de Cle-
tino, dos alegorías aladas -Pintura y Escultura- inscri- mente. Las cosas fueron muy deprisa. A partir de 1525,
ben el emblema sobre un escudo, con el cincel la una, con empieza a dibujarse una inflexión en el mundo de las letras
el pincel la otra (fig. 89). Clemente está declarando con y la arqueología y en seguida también en el de la pintura.
firmeza que no hay que volver a cuestionar la relación del No nos es habitual pensar en la Curia romana como res-
papado con las artes. ponsable de una reforma lingüística y de un estilo litera-
No debería hablarse del mecenazgo en la época rena- rio, pero no había otro lugar en el mundo capaz de asegu-
centista sin tener en cuenta una doble que ilustra rar tal magisterio, allí se reunían todos los defensores de
perfectamente la figura Como se sabe, la lengua toscana. La situación había madurado hacía ya
lo practicaban todos los grandes señores como él, mante- tiempo. No por casualidad aparece en 1525 la obra maes-
niendo en sus moradas y favoreciendo a una serie de gen- tra de Pietro Bembo: en octubre del año anterior, este ha-
tes inteligentes, sabios, artistas, etc. El cardenal Julio no bía llegado a Roma a ofrecérsela al Papa, en manuscrito y
282 ANDRÉ CHASTF:L
t;LEST1LO «CLEMENTlNO» 283
dedicada; el tal manuscrito contenía sus Prose della vol- poco lo toleraba el pueblo romano en su conjunto. Cle-
gar lingua, en que en un imaginado diálogo, que tiene en mente jamás fue popular.
Venecia en 1502, pone en escena a Giuliano de Médicis, Cellini refleja maravillosamente en sus Memorias
un primo del Papa. Se ha demostrado que esta es una obra cómo los artistas, una vez en Roma, viven entre encargos,
fundamental para la fijación del italiano literario 8. La ava- estudios y placeres; con su acostumbrada vivacidad des-
lancha de publicaciones, las rivalidades y las polémicas cribe la vitalidad de la colonia florentina:
que tienen lugar por estos mismos años, son ampliamente
reveladoras. En 1524, Pierio Valeriano estaba escribiendo Una mañana de San Juan fui a comer con un grupo de
compatriotas de diferentes oficios: pintores, escultores,
el Dialogo della volgar lingua, igualmente orientado ha-
orfebres. Había allí otras personalidades, entre ellas uno
cia la justificación de un toscano depurado como lengua llamado Rosso, discípulo de Rafael, Gian Francesco
cortesana de Italia, pero los acontecimientos impidieron Penní y otros muchos 12.
su publicación; también esta era una obra didáctica; en
ella el humanista Colocci relata una supuesta conversa- Un poco más adelante, CeIlini añade que al grupo, de
ción en casa del propio cardenal Médicis. dominante toscana, hacía poco se habían unido Giulio
Muchas eran las cosas que parecían estar entrando en Romano y Penní. Se trataba de un grupo coherente, que
sazón; había una general preocupación por el lenguaje formaba una escuela, en que era capital la presencia de
puro, por el discurso elegante, por el estilo. El giro deci- Rosso. Puede decirse que con él el protomanierismo tos-
sivo lo dieron Bembo, Firenzuola y G. della Casa, quie- Gano empieza a predominar levemente sobre el rafae-
nes dominaron el mundo literario de mediados del siglo. lismo romano. La partida de Giulio Romano a finales de
Se ha recordado con justicia que la traducción de Firen- 1524, una vez terminada la Sala de Constantino, volvía a
zuola de la escabrosa novela latina de Apuleyo, El asno modificar el equilibrio de fuerzas. Giulio se llevaba con-
de oro, dotó a la literatura italiana, hacia 1525-1526, de sigo a Mantua, para continuar su carrera junto a Federico
una obra maestra de refinamiento y preciosismo 9. Pero Gonzaga, su sobrenombre de «Romano». Nadie olvidaba
no hemos de olvidar que ese preciosismo petrarquista y antes de 1520 había decorado las grandes bóvedas de
esa poesía quintaesenciada hallaron, en esta misma Roma villa de Monte Mario para el cardenal Julio. Y de he-
clementina, la incisiva ironía de Bemi, que se niega al en- cho, romaniza el arte de Mantua, mientras en la propia
gaño y no duda en parodiar insolentemente a Bembo y Roma la herencia de Rafael, en cierto sentido, se disocia
sus bonitas fórmulas convencionales. Su Dialogo contra í y cambia de manos.
poetí. de J 526, adopta el tono pedestre del crítico que En 1523, Pierino del Vaga deja Roma y se instala en
quiere desinflar tantas hinchadas pretensiones 10. Si An- Florencia, según Vasari, a causa de la peste, pero no hay
fión levantó Tebas, fue porque era albañil, dice Sanga, el que olvidar el desánimo que debían tener los artistas du-
interlocutor de Bemi. Los romanos no esperaron a rante el pontificado de Adriano VI. Un día en Florencia
Erasmo para meterse con los literatos. tiene una experiencia curiosa:
Estas tendencias del círculo clementino coincidían.con
una especie de «toscanización» del ambiente •..eLgY8to e Un día se vio rodeado de artistas, pintores, escultores, ar-
incluso las formas de Roma ". Pero el mundo de la banca quitectos, orfebres, tallistas en madera y marmolistas, reu-
y los negocios; los alemanes, los lombardos y otros des- nidos según una vieja costumbre, los unos para verle y ha-
plazados no lo soportaban sin impaciencia, como tam- cerle compañía, muchos para enterarse de las diferencias
284 ANDRÉ CHAS1EL EL ESTILO .Cl.EMENT/NO" 285
entre los artistas romanos y los florentinos, y la mayoría
para oír el habitual intercambio de eríticas y halagos.
Valdambrini, que tan activo parece haber sido, fue preci- las exigencias monumentales de su dibujo. su estilo apa-
samente una de las víctimas de mayo de 1527. rece contenido hasta el artificio, noble y un algo vacío,
Si proponemos la idea de un estilo «clementino», es como se ha observado, clasicizante 23 ya, gobernado más
para resumir una serie de rasgos diferenciables alrededor por la voluntad que por la convicción. De aquí sus gran-
Ri.\ de 1525, y una tendencia que acaba por apartar a los artis- des éxitos en este tipo de retrato totalmente controlado,
\t/ tas tanto de la adhesión excesivamente estricta a los modi tanto para representar la distinción aristocrática de Cle-
, raffaelleschi como de la exagerada sumisión a la maniera mente VII, como la autoridad del almirante Doria.
ltnichelangiolesca. De ese grupo de pintores, que tan solidario se había he-
Sebastiano del Piombo, nacido hacia 1485 y llamado cho hacia 1525, Rosso Fiorentino, nacido en 1495, era el
por el Papa ya en 1523 21 , ejercía de decano. Debía su mayor, Francesco Mazzola, con sus veintidós años, el
prestigio a la fuerza de sus retratos, pues, tras la muerte más joven, y Pierino y Poli doro tenían alrededor de los
de Rafael, no tenía rival en ese campo; Vasari nos ha de- veinticinco. Parecían darse todas las condiciones para que
jado una entusiasta descripción del refinamiento con que se repitiera, bajo forma más refinada, más «estética»,
pintó al Aretino en 1524: aquella coincidencia de arte y cultura que tan estimulante
había sido para Roma veinte años antes. Estos artistas no
Uno de sus cuadros más sorprendentes, en que se ven eran profesionales de origen modesto, sino personalida-
cinco o seis matices de negro sobre el personaje; tercio- des brillantes y cultivadas. Rosso era «de bella estampa,
pelo, bordados, anniño, damasco y estambre, con el negro de conversación muy agradable y convincente, excelente
profundo de la barba por encima, tan detallado que no po- músico, y no sin conocimientos eruditos» 24. En cuanto a
día haber nada más verdadero y natural. Lleva una rama Francesco Mazzola, era la seducción en persona con su
de laurel, un papel con el nombre de Clemente VII, y sos- ( . bella fisonomía y, por citar a Vasari, «ese aspecto agra-
tiene dos máscaras, una de la Virtud y otra del Vicio 12. ciado más digno del ángel que del hombre»; de familia de
alta clase social, fue educado por sus tíos, quienes en el
En la tela totalmente destrozada que queda es imposi- momento oportuno le pusieron fácilmente en contacto
ble, claro está, hacer justicia al brío de la ejecución; habría con Clemente 25. Su famoso autorretrato en forma de es-
que compararlo con el Castiglione, pintado diez años an- pejo cóncavo, que debe haber sido pintado por enton-
tes por Rafael, para apreciar la calidad del juego pictórico ces 26, comunica perfectamente la gracia y la audacia es-
---el negro sobre negro contrapuesto al gris sobre gris del piritual de aquella juventud que en el curso de esos años
modelo; la barba color jade respondiendo a la barba suave tuvo ocasión de expresar su originalidad.
y rubia; frente a la mirada sensible del cortesano, los ojos Ninguno era propiamente romano, pero el entusiasmo
descarados del pantletista, que imponían lo bastante al por Jo clásico y por la ciudad se había convertido para
Papa como para invocar su patronazgo, y que hacía alarde ellos en una especie de religión artística, y todos eran ex-
de su doble habilidad de satírico y halagador. Se adivina tremadamente sensibles a los nuevos matices de la cultura.
un mayor grado de sofisticación en todos los planos. De vuelta de Florencia. Pierino del Vaga se entregó a
En la Flagelación de San Pietro in Montorio (1525) o los trabajos de la capilla Pucci en la Trinita dei Montí. No
en la Sagrada Familia de Burgos (1526-1527), el estilo .podemos dar la fecha de cada fresco más que aproxima-
alambicado de Sebastiano se hace más pesado; pero si te- damente: La Visitación (fig. 90), tan cercana a la misma
nemos en cuenta los antecedentes de su estilo sombrío, escena de La Anunciación de Florencia, parece situarse
290 ANDRÉ CHASTEL
EL Dª-RQ:S.§"º-
El Cristo yacente sostenido por ángeles 43 (fig. 95) fue
pintado para el obispo Tornabuoni d' Arezzo, protegido
de Clemente, que también sufrió las consecuencias del
saco. No sabemos, en cambio, para quién o para qué igle-
sia se pintó la Madonna de San Jerónimo del Parmigia-
nino, hoy en la National Gallery de Londres. Pero ambas
obras son igualmente perfectas para mostrar el «manie-
rismo de Rosso y otros jóvenes artistas de este brillante
grupo reunido en Roma en aquellos breves años de hedo-
nismo que precedieron al saco», en palabras de John
Shearman.
Frecuentemente se atribuye un papel principal, por lo
menos en los primeros tiempos, a la personalidad de
Rosso 44 • Sus Esponsales de la Virgen (fig. 96) de San Lo-
renzo de Florencia (1523) una gracia y una distin-
ción que emana de Miguel Angel. Rossü.+E9ntormo ha-
bían la
«composición.. de
mente pueden minimizarse. Uno de los primeros graba-
dos en que aparece esta superposición de figuras es el de
Los e::.ponsales de la Virgen de Caraglio, que procede de
una tabla de Rosso con múltiples transformaciones: se ha
subido y alejado el registro superior; se han añadido dos
figuras intermedias en el centro y dos columnas que acen-
túan el efecto ascensional. El dibujo de Parmigianino
(fig. 97), que se ha relacionado con la tabla de Rosso y el
grabado de Caraglio, muestra cómo el joven maestro co-
rrige a Rosso, con o sin su consentimiento 45; en cualquier
caso es una reacción que muestra cómo ambos artistas
trabajaban uno alIado del otro, en continua puja.
El traslado a Roma produjo en Ross().tlJ1deno_dC§f.on-
cierto en el que Vasari quiso ver un amooo-de ley histó- 95 - Rosso Fiorentino, Cristo yacente sostenido por ángeles.
rica: los toscanos no se hallan en Roma YSl1 anesehace Museum of Fine Arts, Boston. (Foto del Museo.)
confuso 46. La demostración podría ser la capilla Cesi de
Santa María de la Paz, donde la Creación de Eva tiene
una especie de falsa torsión que ya no aparece en la Ex-
300 ANDRÉ CHASTEL
pulsión del Paraíso 47 . Los encuentros que la nueva corte sólo hemos de añadir que esta misma suavidad está
favorecía, las conversaciones que podemos imaginar en acuerdo con la convicción de que el acceso a lo divino
casa de Valdambrini, en que Rosso brillaba por su cultura también en el I
y, distinción, tenían que agradarle, pues su gusto por el re- - . '
finamiento estaba muy de acuerdo con la orientación de
aquella elite romana 48, de y lo mismo ocurre'con la gracIa
prestada a la apa-
fec;JlaLeJlJ52S..,.1526, essÜ:uiudaalguRa-ia"'6W1lbre de terrena del Cristo del cuadro de Rosso.
no podemos estudiarlo sin evocar los e período fue demasiado corto para que podamos
intercambios entre los cua¡:ro o cinco artistas favoritos de una evolución seria en la iconografía religiosa.
Clemente. Intentando reconstruir la delicada dosificación la tendencia que se esboza nos parece aclararse
de influencias y el juego de Wahlverwandtschaften, que con la aparición de esta obra excepcional.
la propia existencia de este grupo invita a imaginar, se Cristo yacente, o mejor dicho, este Cristo con ánge::-
entra en la intimidad de Jg que hemos de llamar el«!IU!:.. no sin razón es considerado por historiadores recien-
uierismo clementino» como una obra maestra del anticonvencionalismo y
El estilo lineary facetado de Rosso se convierte aquí expresión suprema del estilo «clementino», tanto
en una continuidad plástica, un sutil acabado, que trai- reflejo de una determinada espiritualidad -la mís-
del amor divino y de la Eucaristía, que disfrutaba de
ciona su relación con el Miguel Ángel de los prodigiosos
simpatía del datario Giberti-, como culminación de
ignudi de la Sixtina y del Cristo desnudo de Santa Maria
prolongada elaboración formal.
sopra Minerva que hacía poco había llegado a Roma.
--El1ema, pro.c.l<.Qente de.gn
por un un d..Q/lkl.·sign1---
muertey I;t
decir, el pr()pio misterio4efCnSt9j:Íelf.lPasión, y por otro todas las obras que Parmigianino hace en Roma, la
la analogía del llall:U!9a exquisitamente elaborada es la de los Esp.on.s.ales.mís-
precisamente Corpus DominL Estas Pieta tienen en co- 1$ en que modifica todos los princi-
mún la presentación mlstica del misterio de la Eucaristía de la composición para producir un sorprendente
y no sólo la imagen de la Pasión 50, La extraña dulzura de de distorsión; la Madonna espal-
la figura, que parece sonreír en su muerte, justifica la con un perfil que se pierde en la
atención de los ángeles que portan los cirios. Y así Freed- .. admirable-
berg comenta: pe'irúí<.Tó-:'óera sant31;su lIl(luo aparece en el centro
como flotando, en un espa,cio indefini-
Se trata de una demostración de la presencia real. Pero la se abre, a lo lejos,. una puerta en que aparecen
presencia que aquí se ofrece a los sentidos es descrita iI&:visitantes, dos testigos. Los colores resbalan sobre las
con una sensualidad que subvierte un valor más esen-
cialmente cristiano todavía que el dogma concreto, y esa
de múltiples curvas: el marco corta en la parte su-
misma sensualidad aparece mezclada con un esteticismo óculo; a la derecha, los paños; en la parte inferior,
aparentemente más importante que el significado reli- sin dejar ver del profeta o santo de la izquierda
gioso del cuadro 51. que una cabeza enigmática y pensativa. La elegancia
304 ANDRÉ CHASTEL 305
del capricho alcanza aquí un grado desconcertante y ma- los tradicionales, ni siquiera falta la cruz de caña, no
ravilloso, que se ve superado por la sofisticación y la gra- el movimiento se despliega en un espacio en que
/."'. Madonna de San Jerónimo (fig. 98). responde; su emprendedora animación se ve su-
probable-qúeefjoven"pTntor estuviera tra- ;;B,....,"ada por la inercia del santo que duerme acostado,
bajando en esta obra en el momento de la entrada de las que capricho culta alusión a algún episodio que se
tropas imperiales, como veremos a continuación. escapa. Todos estos rasgos tienen precedentes en
de Correggio, cuya Madonna de San Sebastián,
En el aire una Madonna que lee con el niño entre las pier- para Módena en 1524 o 1525, presenta ya una
nas y, por otro lado, arrodillado sobre el suelo en una acti- axialidad subrayada por el escorzo de San Gimi-
tud extraordinariamente bella, un San Juan que, volviendo debajo de la Virgen (fig. 99) 54.
el torso, señala al niño Jesús, mientras yace acostado en de verticalidad, que )la hailía
escorzo un San Jerónimo penitente que duerme 53. = ..: la división en dos re-
está ªte!itl!ªªª" R.or.laíridí-
Cada frase de Vasari destaca una paradoja de la com- cnque se encierra
posición subrayando los trazos singulares, como el estar UJVUJ'"'" muestran lo mucho que se estudió la compo-
suspendida en el aire de la Virgen (que no está leyendo, motivo por motivo, antes de hallar ese ritmo, tenso
pero parece mirar el libro que tiene el niño), la posición a la vez, que le da unidad 55. Quizá el propio arti-
de este, la torsión del Bautista, el inexplicado de se justifique además por el hecho de que la visión
San Jerónimo. Todas estas anomarías crean una sorpresa )brenatural se nos presente como más real que el dur-
iñteieétuáTqué contribuye en cierta forma al efecto. Lo la sueña, e incluso más que el anunciante que
extraño de la iconografía invita a una lectura más atenta sin mirarla. Nunca se había mostrado con más
de las formas. que los cuadros de altar son un lugar de ficción
Esta obra ha sido tan frecuente y tan felízmente comen- hay que fijar unos símbolos, y nunca esos símbo-
tada que está como envuelta en elaboradas definiciones han elaborado más sutilmente.
del manierismo. El virtuosismo del pintor disfruta osten- se reúne toda la información dispersa sobre los artis-
siblemente con las dificultades por las perfectas combi- atraídos a Roma por el pontificado de Clemente, y se
naciones que propone y por su habilidad para casar los el inventario de las obras realizadas en este feliz pe-
contrarios. No es necesario hablar de fuentes cuando es- en toda la diversidad de géneros y la originalidad
tas están tan brillantemente asumidas: la composición es, iniciativas, no es posible, en nuestra opinión, igno-
a grandes rasgos, la de la Madonna de Foligno de Rafael, la importancia de este período. Entre la últ!ma ma-
pero la Virgen en concreto nos recuerda más a la Ma- de Rafael y la vuelta a Roma de Miguel Angel, el
donna de Brujas de Miguel Ángel que hubiera cambiado se llenó con algo de una sofisticación que ni uno ni
su terribilita por una soñadora dignidad. El niño, de pelo habían practicado, y que permitió a un grupo de jó-
rizado, levanta el codo derecho y la pierna izquierda en artistas de extremada sensibilidad explotar los
un movimiento irónico y juguetón que puede parecer des- temas. Si esto era así, el saco, cuyo impacto aún
concertante. El Bautista, rodilla en tierra y el torso vuelto, hemos descrito, fue un accidente histórico tan impor-
un brazo, desmesurado, que se estira hacia atrás, com- para el arte como para la vida política de Italia, e in-
pone una especie de base inferior. El gesto y la función más por lo que interrumpió y deshizo para siempre.
306 ANDRÉ: ClIASTEL
---- --
LAS DESGRACIAS al Papa corriendo por el corredor y cómo a conti-
levaron el puente; la confusión era tan grande
En su estudio sobre la peste del Trecento, Mil1ard se podía disparar; «allí estábamos mirando todo
Meiss demuestra que una epidemia catastrófica como la como si se tratara de una fiesta» 58.
de 1340 tiene necesariamente dos e incluso tres repercu- otros artistas, pintores y grabadores, se quedaron
siones importantes en el campo de las artes 56. En primer ciudad, donde se vieron sorprendidos por la llegada
lugar nos recuerda que los artistas son hombres como los ejército imperial. Sus desventuras, a veces espanto-
demás y expuestos a los mismos peligros; mueren o son las cuenta bastante detalladamente Vasari, que hacia
perseguidos, y la dispersión puede cambiarlo todo: la recogió en la misma Roma todas las historias del
muerte de Pietro Lorenzetti cambió el curso de la historia ; habló con Peruzzi, con Rosso, con Pierino ... Su
de la pintura. Estos males colectivos debilitan y a veces que apareció en 1550, está llena de anécdotas que
destruyen el espíritu e iniciativa. Deja de haber trabajo, o para reconstruir las amargas vicisitudes
en caso de haberlo, tiende a obedecer a nuevas normas JICL:lISC¡1> artistas de primera fila. Un capítulo de novela
como, por ejemplo, la vuelta a unos modelos más devo- Hubo muertos, como el grabador Marco Dente 59.
tos, en la medida en que la comunidad se ve dominada famosos decoradores de fachadas, Maturino y
por el espíritu de penitencia. A continuación vendrá el ol- da Caravaggio, intentaron huir, el primero fue
vido y la vuelta a la actividad con toda una serie de movi- arehendido y murió, se dice que de peste, y el segundo
mientos compensatorios. Lo qlle nos interesa el> aY_í<!iguar consiguió y llegó a Nápoles 60. Otros fueron detenidos,
__ge mayo haya Q..odido f)pellados, tratados como mozos de cuerda, como es-
tener uup.apeLanálngo. obligados además a pagar una tagUa, como era
Las truculentas páginas de Cellini nos dan la impresión en las tropas imperiales. Arruinado, humillado
de seguir maravillosamente el sitio y el pillaje desde el recursos, Rosso se vio obligado a cargar bultos, des-
interior de la fortaleza 57. Desde lo alto de aquellas mura- y a hacer la mudanza de una charcutería 61. A ve-
llas inexpugnables se ve a los adversarios, se dispara y se el destino les deparaba una suerte extraña: Peruzzi,
espera en medio del ir y venir de los negocios. Entre la a sus cuarenta y seis años, tenía una noble figura, fue
colonia de artistas, los un pllest{l por prelado debido a su aire grave, lo que le valió
en el castillo de SalÍe Angelo fueron los les molestias; finalmente tuvo que pintar un
para servir las piezas de artilletía.Cóncem:ñfestaba Raf- del condestable de Borbón 62. Pierino del Vaga te-
faello da Montelupo, también escultor y orfebre, llegado esposa e hijos; creyó perder la cabeza a la vez que to-
a Roma en 1524 por invitación de Lorenzetto. Había pa- sus bienes, pero se vio obligado a pintar gouaches y
sado tres años en trabajos de poca importancia antes de obras al gusto de los españoles 63.
encontrarse en el castillo ante dos piezas de artillería es- caso del joven y bello Parmigianino es algo aparte y
perando la llegada del ejército de la Liga. que debía acudir un milagro el que se quedara en Roma y no fuera
en auxilio del Papa ... Tiempo después escribió unas me- matado, como dice Vasari, y hemos de creerle. La ten-
morias que se conservan en un manuscrito autógrafo, en general era la huida a todo precio, incluso en hara-
las que cuenta con sencillez cómo, al enterarse de la lle- En la primera ocasión -sin duda durante el verano y
gada de los lansquenetes, un amigo le invitó a huir, cómo uvechando el que la epidemia había dispersado a los
se enroló casi por casualidad por seis escudos diarios, vio Peruzzi llegó a Siena; Rosso a Borgo San
310 ANDRÉ CHASTEl. 311
SepoJcro, de donde posteriormente se trasladaría a Vene- zar saber, honor y bienes, su tío, viendo a Roma casi
cia y luego a Francia; Giovanni Lappoli llegó a Arezzo completamente arruinada y al Papa prisionero de los es-
pañoles, decidió llevárselo a Parma 65.
temblando de miedo; Marcantonio, «reducido a la mise-
ria, habiéndolo perdido todo, y obligado además a pagar
razón ninguna para poner en duda este relato y
un cuantioso rescate [... ] abandonó Roma para no volver
jamás», en palabras de Vasari 64. En realidad no sabemos creo yo, lo ha hecho jamás. Concuerda muy bien
lo que sabemos acerca del comportamiento de los
gran cosa sobre las actividades de Marcantonio tras 1527.
tntingentes alemanes y españoles que se sucedían ante
Jacopo Sansovino volvió a Venecia; Giovanni da Udine a
mismas víctimas. Nos alegra saber que en el ejército
su Friuli natal. Y Pierino del Vaga, que estaba en la ciudad
hubo oficiales amantes del arte y suficiente-
con el grabador Baviera; tuvo la oportunidad de que le lle-
inteligentes para obligar al joven pintor a que les
varan a Génova, y evidentemente no lo dudó un momento.
dibujos a pluma y aguada. No obstante, hemos de
El relato de Vasari sobre el Parmigianino es extraordi-
en cuenta dos cosas; la anécdota del artista indife-
nariamente preciso, es un clásico de la «leyenda dorada»
y que no deja de trabajar mientras el enemigo in-
del arte que hay que citar en su totalidad:
la ciudad es maravillosa, pero despierta ecos de algo
No pudo terminar por completo [la Visión de San Jeró-
El modelo está en el libro XXXV de Plinio,
nimo] por la catástrofe del saco de Roma de 1527. Este Vasari conocía bien: en el momento en que Demetrio
no sólo fue un parón para las artes, sino que para muchos Rodas, Protógcnes estaba trabajando en un pequeño
artistas significó la pérdida de la vida. Poco faltó para a las afueras de la ciudad, es decir, en medio del
que rrancesco la perdiera también, pues cl comienzo del enemigo, y a pesar de la batalla no interrumpe su
saco estaba tan metido en su obra que, a pesar de la en- . El rey Demetrio, sorprendido, le pregunta acerca
trada de soldados en las casas, cuando los alemanes ya actitud y Protógenes le responde que sabe muy bien
estaban en la suya, y pese al ruido que hacían, no dejó su el rey está en guerra con los ciudadanos de Rodas, no
trabajo. Cuando llegaron y le vieron trabajando, les sor- el arte. También Demetrio va asiduamente a verle tra-
prendió tanto aquella obra que, como eran gentileshom- No es que pretendamos que el relato de Vasari sea
bres, le dejaron que continuara. Mientras la impía cruel-
dad de aquellos bárbaros arruinaba los objetos profanos del de Plinio, pero es evidente que el historiador lo
y sagrados de aquella pobre ciudad, sin respeto ni por lo como una contrapartida de la saga clásica de las
divino ni por lo humano, Francesco, objeto de la estima Todo es importante: el pintor que está ausente del
y Jos cuidados de aquellos alemanes, fue defendido de y cuya increíble distracción le salva de la catás-
todo ultraje. El único inconveniente que tuvo fue que uno que azota a los demás artistas; al parecer, Parmigia-
de ellos, gran amante de la pintura. le oblígó a hacer una fue el único que no salió mal parado de aquel asunto.
enorme cantidad de dibujos a acuarela y a pluma como mayor parte de los supervivientes tardaron tiempo
pago de su rescate. Pero con el relevo de los soldados, volver a hacer pie, en retomar el oficio y conseguir
Francesco estuvo a dos palmos de la desgracia, pues ha-
r biendo salido a buscar a unos amigos, fue capturado por
otros que le obligaron a que entregara los pocos escudos
encargos más o menos interesantes. EnVe,::
se alegrll.I! del saco de Roma que les permite tener
que tenía a título de impuesto. Afligido por el espec- misínÓpóddáriháber dicho
táculo y ante la evidencia de que tal devastación hacía " o en Fontainebleau. Este es el lado positivo de
',l'ld""trAfa. pero no hay que olvidar por ello el impacto
que Francesco hubiera perdido toda esperanza de alcan- ,
312 ANDRf; CHASTEL .CLEM/:."'NTINO, 313
que los sucesos tuvieron sobre las diversas personalida- beneficios, se olvida de mencionar que Sebastiano
des de los artistas; hubo algunos cuyo los agotadores días de mayo junto a Clemente 71, su
aIteróJanto ql,le huida a su ciudad natal, su regreso a Roma y el
los que Longhi llama Jos «tratlIDatii!ades» del-&acQ 67. estado depresivo que el pintor describe en su cé-
Vasari, a quien le gustaba este tipo de análisis, hace un e importante carta de febrero de 1531: Non mi par
pequeño estudio de psicopatología. A propósito de Vin- quel Batiano che era avanti il .mcco; non posso piu
cenzo Tamagni, un toscano de treinta y cinco años, deco- in cervello ancora 72, y concluía su carta dicien-
rador de fachadas «a la antigua» y muy próximo a Ri- haber pasado la prueba del fuego y la del agua
dolfo Ghirlandaio y Rafael, nos dice: vivido dificultadys inimaginables, demos gracias
y gocemos de la poca vida que nos queda en la
Volvió a su San Gimignano natal en la más profunda de- ¡Iidad posible.» Sin duda hemos de incluir
presión. Allí, bajo el efecto de los disgustos sufridos y traumatismo» de 1527 en esa inclinación a la inercia
esa falta de interés por el arte que aparece cuando uno se indiferencia que sorprendieron a sus contemporá-
halla lejos del clima propicio que nutre a los grandes ta- bastiano vivió casi veinte años, y siguió pintando,
lentos y les inspira obras de calidad, hizo algunas obras pintando esas obras sombrías, patéticas,
de las que no quiero hablar por no manchar la fama que contrastes, como las múltiples versiones del
se había hecho en Roma. Basta comprender a los espíri- con la cruz a cuestas que plantean más de un pro-
tus delicados sus objetivos y retroceder en su camino 68 (fig. 100) 73.
último caso típico es el del croata Giulio Clovío.
No podemos saber a qué obras alude Vasari, pero cree- al servicio de un cardenal romano y, capturado por
mos ciegamente en esa irremediable baja de la calidad "españoles, tuvo tantísimo miedo que hizo la promesa
tras un importante choque psicológico, como confirma el de aquello, entrar en un convento 74. Habiendo
caso, mucho más sorprendente, de Sebastiano Luciani, al horror, fue a buscar la paz espiritual en el mo-
llamado del Piombo. Como hemos visto, Clemente le te- de San Rufino, cerca de Mantua, donde para no
nía en gran aprecio y le había hecho llamar a Roma en el aprendió el arte de la iluminación de manuscri-
momento de su elevación al papado; Sebastiano le hizo después, a consecuencia de un accidente, y para
un retrato -bello ejemplo del estilo romano de antes del pierna, tuvo que entrar al servicio del carde-
saco- en 1526 69 • En 1531, cuando la vida ya había em- Farnesio, quien supo apreciar su talento.
pezado a normalizarse en Roma, Clemente llamó de PUllUt;IlUV, si no hubiera sido por el saco, no existiría
nuevo a Sebastiano y le concedió, en otoño, una de las sticada y pequeña obra maestra de la miniatura
mejores prebendas vaticanas, el Ufficio del Piombo, del que son las Horas Farnesio, hoy en la Pierpont
Sello Papal. Aún no había cumplido los cincuenta años, Library.
pero parece ser que se convirtió en el mayor de los cíni- anécdotas forman parte de la documentación.
cos y perezosos 70 (así se comprende mejor la actitud de difícil es evaluar cómo hayan podido influir deter-
Tiziano en su visita a la Segnatura). Todo esto nos lo experiencias del hombre sobre el desarrollo del
cuenta Vasari con mucha gracia, explicando que tal acti- Hemos de guardarnos de toda simplificación. Yes
tud se debía a sus excesivos ingresos, que le permitían vi- observar que algunos pueden ser impermea-
vir sin hacer nada. En su prisa por demostrar lo nocivo de a determinados hechos y salir ilesos del «trauma-
314 ANDRÉ 315
Fig. 101 - Rosso Fiorentino, Pieta. OrfaneHe, S. Sepolcro, 102 - Polidoro da Caravaggio, Camino del Calvario. Nápoles,
(Foto College de France.) Capodimonte. (Foto del Museo.)
318 ANDRÉ CHASTEL
EL REFUGIO VENECIANO
y moral. En Roma «la autoridad y dignidad de Su Santi- tradicionales. Después de 1527, sólo se decía
dad se percibe mejor que en cualquier otra parte». A los . iglesláde Santa Maria dell' Anima, la de los
cardenales se les llamó el 14 de octubre. Todos notaron, y y en San Pietro in Montorío, la de los españo-
especialmente los enviados del emperador, que algo ha- de de «restau-
bía cambiado, incluso entre quienes habían sido «cesaria- Pero no tenemos -o no
nos». L_ªs sabido encontrar- suficientes detalles sobre la
imborrable desconfianza, no-sólo en"Roma, que en esos momentos desplegaron los roma-
el Lacio donde se había e.xperimeruado l. _ udad había perdido por lo menosla-mitad de
Toda una serie de aldeas, conventos e iglesias de los alre- -----,--- La epidemia
dedores de la ciudad se felicitaban por haber salido ilesos con la vuelta de los calores. Ape-
de las razias gracias a la protección divina. De ahí las J.llD- empezaba a respirar cuando la terrible y desmora-
óp gracias, c<.)I11.2!,iu.leJa iglesnrue
Frascati, por ejemplo. En la iglesia de la Madonna della en la -desolación; la mala suerte
Quercia, cerca de Viterbo, se ha señalado una pintura del :unutlua.,interpretada como advertencia celeste, pro-
claustro en que se veía el ejército de Borbón que pasaba virulentas manifestaciones de desesperación, y
de largo 4. ya hemos visto, el extraño esfuerzo de Egidio da
La carta que Clemente VII dirige al emperador el 24 de por penetrar en los secretos de la cábala 6.
octubre sitúa perfectamente las cosas: sorprendente, y si se quiere tranquilizador, obser-
terca obstinación con que las sociedades humanas
Debería alegrarnos tras un naufragio tal, y aunque des- los mayores desastres. Es imposible no dejarse
pojados de todo, haber llegado a puerto; pero nuestro do- por la coincidencia de fechas -siempre el
lor ante la ruina de Italia, visible a todos los ojos, y sobre del mes-; 6 de mayo (asalto), 6 de junio (ca-
todo ante la desgracia de esta ciudad -nuestra propia , 6 de diciembre (evasión), 6 de octubre
desgracia- han aumentado al ver el aspecto de Roma. vuelta a Roma) 7. En las circunstancias trágicas,
Sólo nos queda la esperanza de poder curar las numero- y símbolos adquieren una importancia vi-
sas heridas de Italia y de la cristiandad, por los medios más aún en una ciudad que, ofreciéndose al mundo
que nos ofreces y resucitar la ciudad con nuestra presen-
cia y la de la Curia, pues, hijo bien amado, no tenemos
un conjunto de nombres importantes y grandes re-
ante nuestros ojos más que un cadáver hecho pedazos, y acababa de conocer la más espantosa humilla-
nada puede aliviar nuestro dolor, nada puede restaurar su historia. En el caos de Roma, toda gestión del
esta desdichada ciudad y a esta Iglesia, salvo la espe- se cubría de un significado especial. La pri-
ranza de paz y tranquilidad que sólo de ti dependeS. ceremonia oficial fue, en noviembre, laproce-
'O.&--
Italia es un ser herido, Roma ofrece el espectáculo de Los testigos esenciales de la sacralidad
un «cadáver hecho pedazos». Tras la partida de los lans- volvían a encontrarse en su lugar, ahora más
quenetes y de los españoles, la Se todavía ya que todos sabían a qué sacrilegios
esperaba una señal -el retomo del Papa ydelaJ:uria-. estado sometidos. En el aún incompleto San Pe-
no sólo para reparar los daños y poner fin a los pillajes, obras habían sido suspendidas y no era el mo-
sino para que los días y las semanas volvieran a tener SUS de reemprenderlas- volvería a ser posible la ex-
332 ANJJRí' CHASTf.L PONTIFICIA TRIUNFO IMPERIAL 333
posición de la Verónica siempre y cuando volvieran los en la primavera de 1527 los florentinos habían con-
peregrinos 9. rechazar al ejército imperial, ahora su pasión, y
Pero esto aún tardaría en llegar. La lenta descomposi- de un sentido su honor, estaba en intentar la lucha
contra la dominación extranjera que los roma-
impe,rwes en no habían sabido vencer. Pero era al mismo tiempo el
ban manteniendo a toda la.pe.nÍ!lSvlJ;w:!nJ.1nestaQo de COD- más paradójico de esa larga agonía de la..l.nde:__
fusión cuyas.oluciófler.l! la sum1SiéH di- 'rent4!1QQ!i.ca ..
-recta o indirecta a laauloridad del.c.é.s¿I,CqueA2regiC:cÍones ",u,,' '.!:'1'-" Y con la del emperador, y sin beneficiarse de
y profecías proclamaban cada vez con JYlidíí Liga., t?talm.ente para enton-
como En 1528 se había hecho cé- .. de Florenqa -era más bIen, como acertada-
lebre un epigrama sarcástico: «Septimus inferior Quinto, lcciardini, un sobresalto
quis credat? habetque imperium Quintus, Septimus exi- esfuerzo de levantamiento con visos de
Hum» 11 (¿el siete menor que el cinco, quién lo creería? El í. En agQst? francés habíafiimádOia
cinco tiene el imperio, el siete, el exilio). No era cuestión i con Carlos V,
de emprender el camino de la Ciudad Eterna hasta que el consternación de sus aliados ita-
nuevo equilibrio de fuerzas se aclarara. Fueron necesa-
rios dos años. Pero, mientras tanto, las desgracias conti- de los factores políticos de Italia y de toda
nuaban. cristalizaba ahora en torno al emperador. La In-
En primer lugar, la enfermedad del Papa; el lO de de Enrique VIII, muy atenta en 1527, atravesaba
enero de 1529 se le daba por muerto. A «la hora de la ver- un período difícil que no le permitía de momento
dad», el pueblo que le había despreciado y vilipendiado. empeñar un gran papel. Clemente no prestó dema-
parece haberse manifestado en su favor; todo el mundo atención al enviado de Enrique VIII 15. La ruptura y
comprendía que era el único recurso contra la domina- paso a la Reforma de un gran país tuvo lugar
ción total del emperador y los suyos 12. Clemente no cele- especie de estado de distracción general. Nadie
bró la misa del Domingo de Ramos pero, ya fuera de peli- ya en la «libertad de Italia», salvo Venecia y, por
gro, impartió la tradicional bendición urbi el orbi desde tiempo aún, la Florencia sitiada. La caída no tuvo
San Pedro. Los acontecimientos seguían implacable- hasta otoño de 1530, tras la habitual serie de ilusio-
mente su curso. En Florencia, que desde mayo de 1527 traiciones. Quedan huellas de ella en al-
no reconocía la autoridad de los Médicis, se hacía impo- musicales y algunos detalles de la
sible todo acuerdo que hubiera conducido a la restaura- religiosa 16. Pero esta resistencia a las dos po-
ción 13, con la eliminación de Capponi del gobierno repu- ahora unidas ni siquiera podía retrasar el cumpli-
blicano en abril de 1529. Se agravaban las medidas contra de la historia. A finales de 1520, Carlos V reunía
los Médicis y las presiones democráticas eran cada vez !YJvlunia a los príncipes italianos y se hacía coronar so-
menos eficaces en la lucha contra una evolución que con- ilPlemente por Clemente VII en la nave de San Petro-
ducía a Clemente hll.s.c.ª.J:.JIJLaCuerdo el 24 de febrero de 1530, aniversario de su naci-
a y de la victoria de Pavía. La coincidencia de
la famlba..JQ.que consiguió con el tratado de BarcelOna siempre añade algo a los acontecimientos. Son
enjunio. de 1522. . . .... . .. .. conocidos los detalles de este encuentro 17. Todo se
334 ANDRÉ ClIASTEL PONTWICIA. TRIUNFO IMPERIAL 335
ble, increíble, de la composición, no para ajustarse a los que provocó en sus contemporáneos -efecto
detalles de "\;In argumento único. desde el momento en que concibe el fresco en
Miguel Angel fue el último artista con que Clemente y la duradera impresión que hoy día sigue produ-
reemprendió contactos. El encuentro del perdón -indis- las masas por su emplazamiento, su rigor y su
pensable por la adhesión del escultor a la revolución anti- de formas y colores, hay que evitar relacionar el
medicea- tuvo lugar el 22 de septiembre de 1533 en San de la obra con talo cual concetto sublime y, en
Miniato al Tedesco. Miguel Ángel llegó a Roma en no- ello, reunir todas las ideas que despierta como
viembre, o quizá diciembre. El proyecto, del que Condivi activas dentro de un sistema formal sin pre·
dice que se paró «tras haber considerado muchas solucio- Dicho de otro modo, creemos que el debl?r del
nes», concernía sin duda a las dosfacciate, y ya debía ha- es tanto el situar la empresa de Miguel Angel
ber sido objeto <.le diversas conversaciones entre Cle- de la cultura teológica o de las vicisitudes del
mente y Miguel Angel. Una carta de Sebastiano del 17 de religioso, obsesionado con la escatología,
julio de 1533 anuncia algo sensacional; tal cosa che flon l!iitUarlo en el campo de la pintura de iglesia a que
ve lo sogniassi mai 77 • ¿Qué podía ser más sorprendente sus singularidades se desprenderán impor . .
que manifestar por partida doble el tremendo poder di- Ilestiones
vino, en el principio sobre los ángeles y en el final de los con la fórmula del Juicio final, concebido
con registros superpuestos, Miguel
tiempos sobre los mortales?
Un año tardaría Miguel Ángel en arreglar todas sus co- quendo dar plenamente su valor universal por
sas para el traslado definitivo a Roma; llegó el 23 de sep- una enorme sobriedad. Podría interpretarse en
tiembre de 1534, pocos días antes de la muerte de Cle- el efecto de giro que produce la concurrencia IS
mente, que tiene lugar el 13 de octubre. pablo III cQTIfirmó IVimiento ascendente a la izquierda y de caída a la '.j
o como Vasari:
- Miguel Ángel, El Juicio Final, detalle. Vaticano, Capilla
L'intenzione di questo uomo singolare non ha voluto en- Sixtina. (Foto Anderson-Giraudon.)
trare in dipingere altro che la perfetta e proporzionatI S-
sima composizione del corpo humano et in diversissirn e
attituduni 85.
366 ANDRÉ CHASTfL PONTIFICIA. TRIUNFO IMPERIAL 367
Para el espectador de hoy, como para el del Cinque_ por alto un rasgo peculiar que saltó a la vista de
cento, la originalidad de la obra consiste en que ha abo_ y de los fieles en el otoño de 1541 y que dio
lido el marco, el espacio y la naturaleza en favor de unos una de las polémicas más violentas y revelado-
grupos -densos los unos, diluidos los otro5- en que el
elemento único y constante es el cuerpo desnudo. Impre_
sionante iniciativa digna de meditación. de haber gente que condena la obra, escribía al
Hacia 1500 entre los maestros florentinos y romanos cardenal Ercole Gonzaga su corresponsal en Roma. Los
se había hecho habitual componer las stories religiosas a teatinos han sido los primeros en decir que esas
partir de figuras desnudas, dispuestas por Rafael o Leo- desnudas que enseñan sus partes íntimas no con-
nardo, por ejemplo, a modo de maniquíes vivos en que Se a semejante lugar 8s •
estudiaban los gestos y las posturas antes de cubrirlas con
los paños tradicionales. Miguel Angel hacía lo mismo con y divertida anécdota del maestro de cere-
sus dibujos y para él era natural e instintivo componer a .que llega a ver la obra con Pablo III y critica
partir de figuras desnudas, pues se sabía, como había di- cosa disonestissima in un luogo tanto onorato
cho Leonardo y posteriormente Vasari, que en ellas se en- tanti ignudi ... » 89, debía esconder algo más
cuentra «insieme gli affetti delle passioni e contentezze un desesperado esfuerzo de teólogos y miem-
dell'animo». El cuerpo humano lo expresa todo; es la ci- upulosos» de la Curia para intentar obtener un
fra universal de la expresión. La decisión tomada en 1534 decenzia y evitar el escándalo. Pero escándalo
de cubrir la inmensafacciata con un ballet de desnudos atestigua una monótona serie de críticas,
en una luz poco variada ysin armadura arquitectónica un tanto odiosa del Aretino, en 1545, al tra-
aparece claramente como un paso atrás deliberado con de Gilio en 1564.
relación al techo de la capilla. Esta postura, adoptada el maestro de ceremonias decía indignado que
veinte años después, implica una crítica a su obra de ju- [era] opera da capella di Papa ma da stufe e
ventud. Había en esta -en los paños, la disposición de hacía sino retomar la crítica formulada por
figuras, y sobre todo en los colores claros y el modelado quince años antes contra el techo de la Six-
ligero-- unas preocupaciones pictóricas que ahora se nie- reformador detestaba el arte moderno, y en
gan en favor de las exigencias propias del escultor; el-oh: de la capilla Sixtina, que no era para él más
jetoppmQrdial es; el cuerpo hum!lno. di ignudi 90. Por provocati va que sea su
I En el Juicio Final hay como una renuncia; una seve- desnudos de la bóveda no eran sino
\ ridad muy de acuerdo con ese sombrío estado anímico original y poética de la clásica fórmula de
, del artista y ese humor cada vez más turbado y angus- portaguirnaldas que el arte venía utilizando
tiado, que le aproximaban a Vittoria Colonna 86. Durante 91, Lafacciata del Juicio amplía al con-
la ejecución de esta obra fue cuando comenzaron sus una idea que, siendo aceptable para las
preocupaciones religiosas y tuvieron lugar las conversa- rQamentales, ya se había llevado un poco dema-
ciones teológicas de San Silvestre en Monte Cavallo s7 • en la bóveda de la Sixtina. Si efectivamente
Esto ha sido frecuente y oportunamente invocado para había dado un paso atrás con relación a sus
explicar la falta de color del mundo terrenal y el aspecto corativas y la brillantez estilística de su ju-
triste y tenso de la Iglesia celeste. No obstante no debe r.ntbién es verdad que conservó e incluso amplió
368 ANDRÉ CHASTEL PONTIFICIA. TRIUNFO IMPERIAL 369
al máximo los recursos del desnudo. Y por ello hubo de la terribílita traía consigo los monocromos
afrontar todas las críticas 92. Pero fue inflexible, Soste- ocres y las formas pesadas que patrocinaba Se-
niendo que ninguna otra forma de figuración era posible. del Piombo. Era exactamente lo opuesto de la
\La desnudez confería a los personajes celestes un valor IWsenciada suavitas del estilo «clementino», y a este
, primordial, extraño a la historia y gobernado por la be- podía hablarse de una reforma artística o de un
I lleza. ¿Será necesario destacar que este solo aspecto basta de acuerdo con el nuevo tono de la Curia. Pero
(yara mantener la obra alejada de toda concepción mez- por encima de todo --como un privilegio del
quina y puritana de la penitencia? o como su quidlibet audendi poteslas 95_ la pree-
Durante los últimos años de la ejecución del fresco del desnudo, Miguel Ángel preservaba
Miguel Ángel formula autorizadamente sus ideas sobre una de las aspiraciones esenciales de los
el arte y los estilos en una serie de conversaciones regis- y del grupo romano que a partir de la bóveda de
tradas -al parecer bastante fielmente- por un admira- había nutrido el arte «clementino».
dor portugués 93. Evidentemente tenía plena conciencia de lajac;ciata de Miguel
de todos los problemas, pero su pensamiento último so- . lími tes de es·pacio arquiteCtónicos, sin
bre el cuerpo humano está expuesto con mayor fuerza y _ eranincreíblemerite sobrios. Es la
originalidad que en ningún texto en el poema bíblico de 16Ta del artista en que no hay ningún
la Sixtina. En el nivel inferior, lasharribles caraue iMftyoociÓll ornamental. Pero hay más.
demonios)Lde los.condenados.muestrae-el-httndimiento
del cuer:p.o.enJa Sobre el Ángel destapó el muro del Juicio de la capilla
círculo de la Iglesia en..mevi- rmntificia: el basamento estaba sin pintar pues en él se
un tapiz de oro y seda como los otros que
Estos ángeles sin representanlª petfecciÓlutlé- capilla. El Papa, con la aprobación de Mi-
lo había mandado hacer en Flandes; pero a
tica..ypat:a MiguelAngel armoniosa. del Vaga se le encargó que pintara una tela de las
Prolongan los ignudi de la bóveda e illtroduceJLel res- dimensiones con figuras femeninas, putti y pos-
plandor de la belleza en una composición en que parecía portaguimaldas de gran fuerza e imaginación fantás-
olvidada, pero esta vez con unajustificac'imll@mática. Esta tela permaneció inacabada en alguna habita-
La belleza, prenda conmovedora de una ..naturaleza su- del Belvedere; obra digna de su autor e igualmente
pmor: de acompañar a aquella pintura tan maravillosa %.
Ne altro saggio abbiam ne altri frutti del cielo in terra. en el British Museum, que perteneció a
Rubens y que este había retocado en algu-
había escrito Miguel Ángel hacia 1534-1535 94, en el mo- que da una idea aproximada del programa 97.
mento en que comenzaba lafacciata y en que acababa de inacabado sirve para por lo menos imagi-
reencontrar a Tommaso Cavalieri y celebraba a aquel sería el estilo de la terribilita en la decora-
amigo maravilloso en apasionados poemas y dibujoS ptispensable -a nuestro Fntender- para apreciar
grandiosos. obra de Miguel Angel. Quizá fuera esta la
El regreso de Miguel Ángel en 1534 y su ambiciosa de- del Pontífice para ver su ins-
coración dieron un nuevo giro a la vida artística de Roma. capilla, pues Miguel Angel no había querido
370 ANDRf CHASTEL
371
que aparecieran las armas del Farnesio en una composi_ en el diplomático. Es imposible ver todo su al-
ción, que no le debía nada, por lo menos en su concep_ a Pablo III tan sólo como el «último
ción 98. Este se desquitaría con la capilla Paulina, que le 111 y el prfnClpedéTaIgte¡¡iadesti-
encargó en 1541. asegurar la transición a la época del concilio. La
de sus iniciativas, comparadas con los erro-
fracasos y las insuficiencias de su predecesor, res-
EL EMPERADOR EN ROMA al deseo de dar a la sede del papado el prestigio y
que había perdido 101. La preocupación fllnda-
Los esfuerzos de Clemente VII para apoyarse en la cado sería la de borrar las últirrias
desgracia y el vergonzoso recuerdo de la catástrofe con el IlUllll11i:U,';lón de 1527 y hasta su
fin de corregir sus efectos habían tenido un éxito incom- ........,.....,:1;;-,. -oDjuntas deja reconciliaciónde los
pleto. Había negociado con el emperador sin menoscabo 11'" LI'''lIamÚ; y'de la preparación del cé)llcUroaie-
de su prestigio, pero nadie se hacía ilusiones, como Farnesio una fisonomía muy precisa: la
prueba el informe de julio de 1535 del embajador de Ve- una flexibilidad y una cohereo-
necia, Antonio Soriano 99, en que evoca el miedo de Cle- !bIes. La Santa Sede ya no tenía érisu mano modl-
mente al concilio: _.... la situación, pero él consiguió darle una
hflexión gracias a una serie de operaciones espec-
rappresentandosi il Concilio come pericolosissimo alle -más simbólicas que concluyentes- exigidas
cose sue,
La tregua de Niza en junio de 1538, que su-
de las armas, y la misión de Cajetano en Ale-
así como el fracaso del Papa: con Lutero, que trataban de alcan-
a toda costa.
essendo seguito il sacco infelice "di Roma, tanto dannoso
e di tanta vergogna di Sua San tita e di quella Sede ....
_ _ Roma se supo en seguida. que iba-a haber
IJ'Irpotftica de reorganización urbana. Todo estaba
seguidos de una típica digresión sobre el matrimonio de 'rnlpezando por la muralla de Aureliano y los
por donde entraban los zorros 102.
los bastardos -la hija del emperador y Alejandro de Mé-
dicis- que Clemente, acusado también él de bastardía, de Pablo III tuvo lugar, can gran aparato,
1534. Al año siguiente se restauró el
hubo de aceptar en 1530. ConJQ$Pm!!,':Jit@tes nQ..babía
"",nnr!o de luto había terminado. En noviem-
c()nsegl!ido panfletos yJ!J.s
año 1534
ehsu El problema del concilio estaba proteger -o por lo menos intentar vi-
en ·ple.ATSo revenir la muerte del Papa en octubre de
frenar las excavaciones clandestinas y
1534, este fue sustituido con una prisa y unanimidad poco
incoherente de las ruinas de monumentos
frecuentes. EJ cardenal Farnesio, que había ayudado a
convirtiendo el CoIlseoy el
Clemente durante todo su pontificado y que había apren- de piedras. La elección para este cargo de
dido la lección del drama, se presentaba como el Pontífice oauvt::naJe Manetti, secretario particular del Papa,
adecuado para «restaurar» Roma y la 100. Sus ac'
arqueólogo, fue reveladora. Las preocupa-
tuaciones fueron precisas y profundas, tanto en el plano y culturales de la época clementina
372 373
volvían a ser importantes; el breve por el que se le nom. franceses y los embajadores del lado antiimperial
braba era claro: la ciudad en señal de protesta contra las de-
abusivas que, a partir de enero, se estaban lle-
Con gran dolor hemos visto cómo godos, vándalos y de- cabo para organizar el itinerario del desfile a tra-
más bárbaros derribaron, destruyeron y dispersaron los
venerables monumentos artísticos de la época la zona arqueológica. Por ejemplo, uno de los que
destrucción que continúa debido a los estragos . . de la ciudad fue Rabelais 106, y la lista de edifi-
tiempo y a nuestra propia negligencía y avidez 103. ',seaueñas iglesias destruidos en esta ocasión, que
en un manuscrito del Vaticano, le da en gran
Todos comprendieron la alusión a los pillajes de los razón 107. Los detalles que en ella aparecen son
baros y a las malas costumbres de los modernos. J)e..prouto. interesantes: se elimina la capillita de San Lo-
..9) u tQ99 su Speziali en el Foro «para que se vean las co-
sentido. Pero además, el curso de los acontecImientos po!í- Antonio y Faustino», y otros edificios «para
iicofhabía de traer consigo una operación un tanto inespe- la plaza de delante del palacio Carafa». Esta
rada: la de un pa- totalmente casual, también hay que decirlo, es-
seo triunfallitravés..deJa.ciudadJ!Il,holJor a Carlos V. Tras medio siglo de adelanto las obras de urbanismo
la reunión de Bolonia y la coronación del emperador en fe- V, que abrieron los accesos creando plazas, y que
brero de 1530, tal visita era inevitable. Entrar en Roma y los grandes edificios como puntos de referencia
ser recibido en ella por eIPapa.craJitXQr.rf!:f.gue te_nía el perspectivas. Se trataba de toda una innovación.
emperador de completar ostensibletnente'sll>:,iCl.Qna y, al fiestas, presidido por Antonio da Sanga-
mismo tiempo, sustituir los hechQs un tanlQ eIlllJarazosos i,JIlcargó de los preparativos del «triunfo». Sus de-
de 1527 PQI.ll.!l La campaña de Tú- sentaron un precedente, y a partir de entonces se
nez de 1535 Yla victoria -esta vez indiscutible-- sobre el las operaciones de «despeje», sobre todo
infiel proporcionaba la ocasión esperada, ya que tenía que II""Ullllieron abrir una perspectiva axial sobre el
cruzar la península para llegar hasta los Estados de los li'arnesio, encuadrado por una plaza regular 108. La
Habsburgo: los eslabones de la cadena que unía a Italia se Capitolio estaba en pleno abandono. Se decidió
consolidaban invitando a cada ciudad y a cada príncipe a a ella la estatua de Marco Aurelio del Laterano;
expresar su alegría ante la llegada del emperador. Por en- de reafirmar el centro municipal de la tradi-
tonces la dominación española estaba tan bien establecida que prever un escenario monumental. Mi-
que Carlos V consiguió su objetivo ¡()4. que de momento no quería oír hablar de nada
En lo tocante a Roma la empresa era un tanto delicada. nM;/" ocuparse de ello más adelante. Y esto
El recuerdo del saco seguía tan vivo que se creyó pru- proyecto de todos conocido 110.
nPr<lrlnr tuvo lugar el 5 de abril de
dente poner en estado de defensa el castillo de Sane An-
gelo, y los preparativos preocuparon a parte de la pobla- 11Jrotl:'looi(hleleeremonial,
ción. Rabelais escribe, sin duda en son de burla: eoenremáscercano, la en-
;redéri¿ü iIi;-2iúrante el pontificado
Le Pape a faict apprester trois mille licts a la rmuain e, de enero de 1469. Se conocen todos los
est des matrats, car la ville en est dépourvue de-
puis le sac des lansquenets J05.
374
6, La leyenda de San Miguel, con todos sus episodios, aparece en volver a Roma libremente» (IV, pág. 603). Fue en-
La leyenda dorada en el día 29 de septiembre. Véase O. Rojdestvensky estudió la construcción del palacio Massimi (a partir
Le Culte de saint Michel et le Moyen Age latill. París, 1922. '
M Se trata de la segunda versión del tema, en el Carmine de Siena XII, págs. 4 \O Y sigs.
Hoy se está de acuerdo en fechar la pala del Carmine alrededor acabamos de ver la existencia de una relación interesante en-
1528, dados sus lazos estilísticos con la Saraceni de 1528; D. Samni. -quizá demasiado citada- carta de Sadoleto del 27 de
niatelli, Domenico Beccafimli, Milán, 1967, il. 43, págs. 10\ -1 02. Ya. que comenta superficialmente y con religiosa prudencia
sari (Y. pág. 638) habla de cinco storíette. La aparición de San Mi. de Roma, y el supuesto estado espiritual de Clemente y Mi-
guel sobre el mausoleo de Adriano: dibujo de los Uffizi y d como sugiere C. Lanckoronska, «Appuntí sulla interpreta-
iluminado a la acuarela de Windsor (publicados por C. Brandi, ulUdizio Universale di Michelangelo», en Annales Instituto·
segni inediti di D. Becc.afum!», en d'Arte, 1934, págs. 35 y !-1933, pág. 125.
slgs. Véase. D. Sanmlmatelh, op. cit., pags. 139-140); tabla del Caro su seguridad en sí misma en presencia del
negie Institute de Pittsburgh: F. Zeri, «Due Storie di San Miehele di Miguel Angel manifiesta o invita seriamente a los fieles
Domenico Beccafumi», en Díari di Lavoro, Bérgamo, 1971, págs. 79· gran acontecimiento pintado es el pecado. El hombre
80. El milagro de Monte Gargano también figura entre los otros epi. culpable ante el Señor, incluso los elegidos parecen estar
sodios. Ch. de Tolnay, op. cit., pág. 40.
61 Véase supra, cap. 1, y A. Chl):stcl, «Two Roman Slatues», cil. ,MlIanesi. cit. por la ed. fr., Les Correspondallfs de Michel-
6" En 1575. en la Sala de los Angeles de Caprarola, aparecen las 106. Ch. de Tolnay, op. cit., vo1. V, págs. 19 y 98 Y sigs.
mismas escenas en un ciclo más completo ya que incluye a Gedeón, no deba darse demasiada importancia a la carta de Ag-
Daniel y Olros episodios bíblicos que ilustran la intervención celes- marzo de 1534 en que dice: «Sopra I'altare si farra la re-
tial. La aparición sobre el mausoleo es obra de Giovanni dei Vecchi, Ya que, si no se trata de una aproximación o de un lapsus,
que evidentemente recordaba la de la Trinita dei Monti, con la ima- suponer. como Tolnay, op. cit., págs. 19-20 y 101, que en
gen de las liaras episcopales delanle de la cruz. y sobre todo las dos in no se había fijado el tema. Es evidente que en tiempos
anacrónicas capillas. como en la capilla Chateauvillain. El trata· tema de la Resurrección habría sido muy adecuado para la
miento totalmente moderno de los trajes y los tipos exonera de una
explicación general, la referencia a la historia reciente no es explí· véase P. Barocchi, Comentario a Vasari, La
cita. Véase R. Roli, «Giovanni de' Vecchi», en Arte antica e moderna. cit., voL IlI, págs. 1404 y sigs.
29 (1965), pág. 52; F. Zeri. Piuura e Contror!forma, Turín. 1957, 579-580. Véase M. Chiarini, "Piuura su pietra»,
pág. 109. (1970), fase. 2, págs. 29-37.
69 Véase supra, cap. V. a Sebastiano, Vasari, V, pág. 584; la scarpa di
JO 1. Fenyo, «Der Kreuztragende Christus Sebastiano del Piombos 209-210.
in Budapest», en Acta Historiae Artium (Budapcst), 1 (1953), págs. 151 centro sereno y el tumulto que provoca, responde
y sigs. La última cena de S. Maria delle Grazie.
JI S. Freedberg, Paintínfi in Italy..., cit, pág. 488. r ",n"lmrnnoka. op. cit. El artículo de M. P. Hall, «Michelan-
12 M. Hirst. «Sebastiano' s Pieta for the Comendador Mayop>. en . Resurrection of the Body and Predestination»,
rhe 8urlington Magazine, CXII (1972), págs. 585 y sigs. .VIII (1976), págs. 85 Y sigs., formula un punto de
J) Vasari explica por qué remontándose a los acontecimientos de creemos deba discutirse aquí.
1529: «El ejército del Papa y del emperador pusieron sitio a Floren' «Michelangelo's Last Judgement as Merciful He-
cia. y Su Santidad envió una orden a Baldassare para que se uniera a rica, LXIlI (1975), págs. 48-63: las ideas
Baccio Valori y pusiera su talento a disposición de este para la org a' (heredadas de Erasmo y más aún de Valdés), rápida-
nización del campamento y la toma de la ciudad. Pero Baldas sare , en la crítica y las reproducciones grabadas, serían el
más sensible a la libertad de la vieja patria que al favor del pontífl ce¡ ndenación eterna (Cristo duda, sin ira, ausencia de
y sin temor a su cólera. se negó a cualquier servicio importante: e elo y el infierno. pequeño número de condenados en re-
Papa fue informado de ello y durante algún tiempo tuvo una gran anI' legidos...).
mosidad contra él. Pero como al final de la guerra descara volver,a Vita de Michelanfielo Buonarroti. Roma, 1533. ed. de
Roma, los cardenales Salviati, Trivulze y Cesarino, a quienes habla en Michelangelo, de P. D'Ancona, A. Pinna e L Cardellini,
servido con dedicación en numerosas ocasiones, le congraciaron con pág.231. .
390 PONTiFICIA, TRiUNFO iMPERiAL 39/
85 Vasari, VII, pág, 210. Estas reservas sobre las apreciaciones de Pouncey y J. A. Gere, The Drawings 01 Raphael:, Circle,
Condivi y Vasari están en Ch, de Tolnay, op, cit., pág. 122, 1962, núm. 194; J. Rowlands, Rubens, The Drawings and
"ó Probablemente desde 1536, año en que la venida de Carlos V Londres, 1977, núm. 53. El dibujo ha sido utilizado para un
trajo a Roma a la condesa. Véase E. Steinmann, Die Sulinische Kape. Spada.
/le, Berlín. 1921, vol. n, pág. 499. VII, 209: «Desiderando Sua Santita che sotlo il
87 De estas conversaciones de alrededor de 1538, en que partici. oveera prima l'arbore di Papa Giulio 11 metervi la sua,
paba Vittoría Colonna y en que fra Ambrogio Caterino desarrollaba sus icerco, pero no fare torto a Giulio e a Clemente non vi la
tesis paulistas, informa Francisco d'OJanda, a continuación del Trae. dicendo non istare hene». A. Condivi, ed. cit., pág. 231:
tato de Pintura antiqua (1548), ed. A. Aureli, Dialoghi michelangio. opera, per essere stata invenzione di Papa Clemente, ed al
leschi di FrancesC() d'Olanda, Roma, 1926. Caterino será quien coo- . aver avuto principio, non pose l' arme di Paolo, contut·
dene en 1555 los ignudi de la capilla Sixtina. «Commendo artem in ne lo avesse ricercato», A. Bcrtini·Calosso ha creído po-
facto; at factum ipsum vehementer vitupero ac detestor» (citado por los retratos de Clemente VII y Pablo III en las figuras
R. de Maio, Riforme e mili neUa Chíesa del Cinquecento, Nápoles, la una tras San Pedro, y la otra detrás de Adán: «Ritratti
1973, pág. 98, núm. 1). en Mic/¡eiangelo Buonarroti nel/V, centena·
88 P. Barocchi, Comentario a Vasari, La Vira de Michelangelo, rsale. /541-/94/. Florencia, 1942, págs. 45
cit., vol. III. pág. 1260: carta de Nino Sernini, del 19 dc noviembre que pasan a un segundo plano en los intervalos de
de 154!. vedettes fácilmente reconocibles son bastante numero-
89 Vasari, VII, pág. 211. parecen prestarse a una interpretación tan precisa como se
90 Vasari, V, pág. 456. Véase A. Chastel, «Les ignudi de Michel-
Ange». en Fables, Formes. Figures, cit., pág. 284. ""lícado en E. Alberi, Le relazioni degli ambasciatorí veneti al
91 A. Chastel, ibíd.• pág. 285. lMurante il secolo decimosesto, vol. lB, Florencia, 1855,
92 Un documento de 1545 habla, al parecer, de <d'inventorc del!
porcherie»: L. Dorez, La Cour de PaulIIl; París, 1932, 1, pág. 154, Lanciani, The Golden Days 01 rhe Renaissance, cit.,
núm. 4. En una carta del 15 de agosto de 1546 de Paolo Giovio al car- punto lo desarrollamos en nuestro capítulo «La cour des
denal Alessandro Farnese dice: «Qual si e seandalizzato per esser di- en la obra colectiva Le Palais Farnese, Roma, 1982, vol. n,
pinto il simulacro del Vaticano col segno di maschio et il Ricciotto pit-
lore se n' e appellato a Michelangclo in Capella Xysri; pur, per lavar ti Chastel. ¡bid.
rumore, gli faccio attacare un foglio di platano». Véase A. Ronchini, Michaelis, «Gesehichte des Statuenhofes», en Jahrbuch des
«Giorgio Vasari alla corte del cardinal Famese», en Aui e Memorie de- Instituts. V. (1890), pág. 32, eit. por L. Dorez, La Cour de
lle R. R. Depurazioni di Storia Patria per le Provincie modenesí e par- 214.
mensi (Módena), n (1864), pág. 126, núm. 1. The Golden Days .... cit., pág. 110.
9\ Francisco d'Olanda, op. cit. La crítica reciente se inclina por I,a «triunfos» italianos de Carlos V en 1535-1536,
autenticidad de los Dialog/¡i; véase R. F. Clemcnts, MichelangeloS e cérémonies au temps de Charles Quint. eit., A. Chas-
T/¡eory 01 Art, Londres, 1961, págs. XXIV y sigs., e I. CardelIini, "MI- des fétes et cérémonies du regne. Entrées italiennes
chelangelo e i contemporarÍ>" en Michelangeio, Milán, 1964, pág. 66. 427-433. En el volumen dirigido por M. Fagiolo,
94 Soneto "Veggio nel tuo bel viso. signor mio», en Rime, ed, E. N. !rt]Jlmera e ¡'universo artifíciale del giardino. Roma, 1979,
Girardi, Bari, 1960, núm. 83, pág. 46. C. L. Frommel, Michelange!o págs. 63 y sigs. un estudio de M. L. Madonna. «L'in·
und Tommaso dei <;:avalieri. Amsterdam, 1979, fecha en el año 1533 Ja V a Roma», con reconstrucciones detalladas de los
pasión de Miguel Angel por Tommaso Cavalieri, viendo en ella una e
las razones de la vuelta definitiva del artista a Roma. y relaciona la re' écrites d'ltaUe. ed. V. L. Bourrilly, París, pág. 38 (<< ... ha
novación de la inspiración «platónica» del artista-poeta con la concep- tres mil lechos a la romana, es decir colchones, pues la ciu-
ción del Juicio Final (págs. 93 y sigs.). desprovista de ellos desde el saco de los lansquenetes»).
95 Véase A. Chastel, «Le dictum Horatii quidlibet audendi potestas del 28 de enero a Geoffroy d'Estissac, ed. V. L. Bourrilly,
et les artistes (XIlI'-XVI' siccles)>>, en Académie des Inscriptions et Be'
lles-Lettres. Comptes rendus, enero-marzo de 1977, págs. 30 y SlgS., de Marcello Alberini, ed. D. Orano, eit. Véase R. Lan-
reimpr. en Fables. Formes, Figures. cit., vol. 1, págs. 363 y sigs. degli Scavi ... , cit., ed. 1975, II, págs. 58 y sigs., y L. Do·
% Vasari, V. págs. 623·624. de Paullll, cit.. págs. 250-260.
392 393
101< Sobre los arreglos urbanísticos relacionados con el palacio Far_ problema concierne a la participación de Martín Heems-
nesio, véase P. Murray, ltalían Renaissance Arclzitecture. Londres habla de «un Martino! edesco ed altri giovani tcdeschi,
1969, págs. 166 y sigs., Le Palais Farnese, cit., pág. 74. ' erano venutí a Roma per imparare», y admira su capaci-
109 T. Buddensieg, "Zum Statuenprogramm in Kapitolplan Pauls Ilh deprisa bebiendo mucho (VI, pág. 573), por lo que
en Zeitschriftfür Kunstgesehiehte, XXXIX (1969), págs. 177-22li. ' claro que se trataba de Martin Heemskerck, cuya
IIIJ Véase 1. S. Ackennann, The Architeeture ofMichelangelo, Lon- en 1532 señala Vasari en su autobiografía, y cuyos cua-
dres, 1959. cit. por la trad. it., Turín, 1969, págs. 50-66 y 179-19li. vistas tienen tantas cosas. Sin embargo H. Egger y C. Hül-
111 Z. Ceffino, La triumphante entrée de l'Empereur nostre Sire introducción a Rbmische Skízzenbüeher. .. , cit., 1, pág. IX. se-
Charles le Cinquiesme toujours auguste falcte en sa tres noble cité de dificultades: Heemskerck no pudo quedarse más de los
Rome. versión fr .. Amberes, 1536, versión it., Roma, 1536. A. Sala, Or- indica C. van Mander, ya que su protector, el cardenal
dine, Pompe, Apparat! et Ceremonie del/a solenne in trata di Cario V lIokevoirt, murió en julio de 1534; el paisaje de Roma visto des-
Imperarore sempre Augusto nel/a citta di Roma, reimpr. en V. ForcelJa, jpitolio, fechado en 1536, es de un imitador. Así pues hay quc
Tornei e giostre, ingressi triunfali e fes/e carnavalesehe in Romo sorro Iaparticipación de Heemskerck en los decorados de 1536. H. Eg-
Paolu 1lI, Roma, 1885, págs. 39-50. B. Pode sta, «CarIo Quinto a Roma este punto en «Zur Dauer von Martens van Heems-
nell'anno 1536», en Archivio del/a Socie/a romana di Sroria Patria; 1 in Rom (1532-1535)>>, en Mededeelingen van het Ne-
(1877), págs. 303-344; F. Cancellieri, Sturia dei solenni possessi Instituut te Rom, V, (I925), págs. 119 y sigs. Pero si el
de'sommi pontefici da Leone 11/ a Pio VII, Roma, 1803, «Dell'ingresso fachada del Vaticano preparada para la recepción del Em-
solenne di CarIo V sotto Paulo lIl»; B. Mitchell, «The S. P. Q. R. in se conserva en Chatsworth, sí pertenece a Heemskerck,
Two Roman Festivals of the Early and Mid-Cinquecento», The XVlth que el artista colaboró en la decoración de 1536, ya
Century Journal, IX (1978), núm. 4, págs. 99 y sigs. No hemos podido fachada vemos los «addobbi provisori».
consultar A. de Santa Cruz, La crónica del Emperador Carlos V, Ma- . Giovio, Elogia .... Venecia, 1546, pág. 60 (<<Antonius Tibal-
drid, 1920-1925, vol. IlI, págs. 322-352, que incluye un relato de la es· Periit in vía lata octogenarius senex, firmíssimo corpore, et
tancia de Carlos V en Roma por un testigo ocular (debemos este dato a semper erectus, stranguria cruciatus, adeo graviter,
la amabilidad de Bonner Mitchell), ni Ch. Scheurl, Einrit Keyser Caro bile se ipso factus amarior saepe, nec insulse delí-
len in die alten Haubstat/ Rom den 5 Aprilis 1536... iarma, fenestrisque penitus occlusis Carolum Cae-
112 Se plantean dos problemas interesantes a propósito de los de- relato insigni triumpho, adf eius limen transeuntem
corados de esta entrada: el primero es sobre quién recae la idea de la quod eum minime Imperatorem putaret, qui sub fide
decoración y de la organización. Tenemos los nombres de Antonio da deleataeque urbis scelus, quo Maiestas ejus vel extra
Sangallo el joven y de sus colaboradores Battista da Sangallo, Raffae- potuit; decumatis legionibus minimi uindicasset, quasi
110 da Montelupo. Battista Franco, Francesco Maso, Girolami Pilotto, in tantae c1adis solatio Borbonium, Dorbinium, Mon-
Franccsco Salviati ... pero se ha pensado -sobre la base de un cua- Summos Duces, et patrati facinoris autho-
derno de apuntes- que fuera el propio Peruzzí: G. dc Angelis d'Os- fulmíníbus, ullore magno numine spectavíse».
sat, «Gli archi trionfali ideati dal Peruzzi per la venuta di Cario V" l!fI iDscripción bajo la estatua de Cristo decía: Domine, tu IlÍe
Capito/ium, XVIII (1943), págs. 287 y sigs. Pero Peruzzi ya no pOOla 1, Redi, hie sedem meam eonstitue.
trabajar (t6 de enero 1536) y la crítica del Taccuino de Siena demues- decían, para Cneo Escípíón: Quintus Fulvius
tra que esta colección no es homogénea -contiene notas muy diver- Afros depulit: para Escipión Emiliano, Deo pro
sas (f.O 29 v.o. tres arcos, y f.o 40 r.o: un cuarto, en lo relativo a la en- i. Otra, que se repetía bajo cada arco triunfal,
trada de 1536)- y puede pertenecer a Jacopo Meleghino da Ferrara. Caesar te moenibus ínfers, Quamlibet a victo
hombre de confianza de Pablo III que probablemente supervisara los '/Qnet.
appara/l, Véase M. Toca, «Osservazioni sul cosidetto "Taccuioo se- la actitud y la suerte de las mujeres romanas durante el
nese di Baldassare Peruzzi"», en Anna/i della Seu ola Normale Suf>- Orano, ed. cit. del Diario de Marcello Alberini (190 1),
riore di Pisa, Classe di Lettere e Filosofía, 3." serie, l (197 .' 1. F. Guicciardini sugiere que algunas siguieron el
págs. 161 Y sigs. Podemos, pues, atenernos a lo indicado por Véase también la carta de Niccolo Vitelli a Vitc-
que describe con exactitud el arco del palacio de San Marcos y 1 de mayo de 1527, en Lettere di diversí... scritte a ... Vire-
«Non solo questo arco fu da Antonio ordinato, ma tutto I'apparato _ B 40]. Florencia 1551: los gentiles-hombres romanos pre-
!la festa che si fece per ricevere un si grande e invittissimo Impera a sus mujeres que abandonarlas a los enemigos, por
tore» (V, págs. 464-465). el palacio Cesarini.
394 ANDRf:: CHASTf;L
estudio más detallado. Al hablar del estilo «clementino» y que apreciaban las obras en que se daba
proponíamos una asimilación un tanto arriesgada entre lamiento inteligente a la mitología clásica y a la his-
figura de este gran señor convertido en Papa y una co- tomana. Comparado con las grandes ambiciones de
rriente artística. Lo que le faltaba al político -un pensa_ anterior, el tono general quizá fuera menor, más
miento estricto, un exacto cálculo de las posibilidades y por la fascinación que por la grandeza, como
una justa valoración de las fuerzas- quizás fuera lo que ocurre en la literatura de este período. Pero la
permitiera al «mecenas» mantener ese original clima ro. de Giulio Romano había marcado un giro; los ar-
mano, precisamente gracias a su flexibilidad mental, sus estuvieron en primer plano entre 1525 y 1527
múltiples curiosidades y su amable acogida de príncipe --como es normal en las generaciones que su-
culti vado a talentos e iniciativas l. Se cae casi siempre en las de los grandes maestros- a la elaboración de
la leyenda, o los elogios oficiales, al achacar demasiadas quintaesenciado y, si se quiere, «hiperclásico».
cosas a la personalidad del príncipe, pero inversamente humanista jugaba en esto un papel más especí-
puede pasarse por alto un punto importante, incluso deci- 'épenetrante que nunca. A ojos de los observadores
sivo, al no dar suficiente importancia al papel que este !Doraban la diversidad de corrientes y aspiraciones,
desempeña. El poder exige determinadas ideas fijas. Pero se «paganizaba» sin remedio; los extranjeros
lo que le faltaba a Clemente no era cl sentido general del del arte, enamorados de la modernidad, venían a
poder papal sino la estrategia necesaria para asegurarlo, y ese estímulo intelectual que, precisamente
eso fue lo que Guicciardini y Giberti se esforzaban en sa- espíritus más religiosos, se presentaba como la
ber por él oponiéndose a Schomberg y al grupo «imperia- la cristiandad.
lista». Las dudas y la duplicidad, fatales para el poder po- de Roma, que marca el fin de la libertad de
lítico, se transforman en flexibilidad y seducción en el de ser vista también en sus repercusiones mora-
terreno en que podía ejercer su doble vocación de Médi- ¡'"lurales. Precipitó la ruptura entre la «vía romana»
cis y de Papa. as de los protestantes, e hizo estallar las
¿Cómo pudieron ser realizadas esas obras artísticas tan nes internas de lo que llamamos el Renaci-
delicadas de 1525 en una situación social y política tan a veces se le compadeció y rara vez
confusa, en medio de una tormenta de malas noticias y En la propia Roma, en que la fiscalidad por
amenazas terroríficas? El prob)ema es el mismo que el de y el trato preferencial dado a los toscanos le
saber cómo Rafael y Miguel Angel pudieron concebir su mucho daño, hubo un cierto sentimiento de
obra romana bajo Julio Il, en el tumulto de un pontificado hacia él, forzado por la desgracia compartida
tan violento como inestable fue el de 1525. En este inte- tiende a unir a las víctimas. A su muerte apa-
rrogante está cuestionada toda la interpretación del Rena- algunos libelos 2, pero la opinión general se ex-
cimiento. dos maneras: en primer lugar en el famoso so-
Clemente VII tenía una idea generosa e inteligente de flIlcástico y cruelmente incisivo de Berni:
los deberes culturales de su pontificado. Competente Y
abierto, inspiraba confianza a los artistas que buscaban sU Un papato composto di rispetti,
mecenazgo, más aún tras las espantadas de Adriano V}- Di considerazioni e di discorsi;
Incluso cuando él no intervenía personalmente, se sabIa Di piu, di poi, di ma, di se, di forsi,
que los que le rodeaban favorecían las iniciativas delica- Di pur assai paroJe senza effetti.
398 ANDRÉ CHASTEL 399
Más que una caricatura es un análisis sin condescenden_ de los jefes de Estado, no podía «explicar»
cia alguna, cargado de toda la irritación de un testigo qUe como debido a su indecisión y sus erro-
además, era el secretario de Giberti. Y concluía feroz: al pasado exigía una luz diferente, y la his-
mente: la Iglesia, qUe se desarrolla en el plano de lo di-
el punto de referencia adecuado. Si el ejército
Lo diro pur, vedrete che pian piano hubiera evitado Roma, como había pasado de
Faca canonizzar papa Adriano J • Florencia, por miedo a un sitio largo y difícil, el
recurrido a San León parando a Atila. Si, en
Apreciaciones más matizadas insistían en Florencia sobre pillaje, el ejército imperial hubiera sido ata-
la dignidad de una vida que había merecido otra suerte 4, pcnazado o incluso aniquilado por el de la Liga
pero lo será el juicio que, al hablar precisa- 8 y 9 avanzaba a algunas millas de Roma),
mente de Miguel Angel, nos deja Vasari: bíblico adecuado habría sido el de Heliodoro.
ocurrido, como había ocurrido, lo peor, pero
A la muerte de Adriano, fue elegido Clemente VII, que salvado el Papa, la Liberación de San Pedro
deseaba tanto como León y sus predecesores que su diera al dramático episodio su dimensión so-
nombre quedara en el mundo de las artes de la arquitec- Era una interpretación normal en un ambiente
tura, la escultura y la pintura '. de referencias bíblicas. Igualmente procedió Mi-
al desarrollar ese enorme símbolo que le ha-
Sin embargo, esta vocación suya se realizó sólo en "t'<>1'O"<>do: la oscura y peligrosa realidad de la vida
parte. se cierne el juicio divino. Y la expone con
La época necesitaba imágenes fuertes y del estilo romano.
nes simbólicas; el Juicio Final de Miguel Angel se pre- íSquema general de las reacciones de cualquier co-
sentaba como conclusión superior, como declaración su- cristiana tras una catástrofe importante es siem-
blime y difícil que dominaba la conciencia del presente. ¡pusmo: sentimiento de abandono y tristeza; evo-
Cuando se destapa en 1541, a nadie le pareció inadecuada Juicio Final y catalogación de las desgracias
a pesar de carecer de referencia alguna a la actualidad. como necesario preludio de aquel; llamada
Los demás artistas habían reaccionado ante las desilusio- p ..;;U...la y la reforma de las costumbres. Evidente-
nes y los sufrimientos con la huida, el nerviosismo, la de- buscan las causas naturales inmediatas del de-
presión o la confusión, segqn el carácter de cada cual. Le actuar contra ellas, pero la explicación final es
estaba reservado a Miguel Angel manifestar en esta com- . Esto lo vemos claramente en el caso del
posición fuera de serie, por su estilo trágico, las excep- de Florencia, la catastrófica inundación del
cionales experiencias que se habían vivido: una constata- los Santos de 1333 6 • Dos siglos después, la
ción personal y emocionada de la desgracia y la debilidad Stafileo ante el tribunal de la Rota daba exacta-
humanas en presencia del Señor. tono en este sentido. El primer punto de la Ora-
La representación de hechos tan graves y tan de exculpar al emperador de toda responsabili-
mente inquietantes exigía el recurso a las Sagradas Escn- saco de Roma: si se había enviado un ejército,
turas. Clemente, que había sido el más maniobrero y el restablecer la paz, no para cometer desa-
menos afortunado de los diplomáticos, el más astuto Y destrucción de la ciudad imperial, profa-
400 ANDRt: CHASTfL
40]
nación de templos, saqueo de bibliotecas, asesinato de sa- se ha visto nada semejante: un ejército sin jefes,
cerdotes, violación qe vírgenes y matronas-; los eXCe_ a sus pasiones en una ciudad durante doce días.
sos, que ya no se trata de minimizar o de negar (como ini. esa ciudad es la patria común de todos los hom-
cialmente hizo Valdés, por ejemplo), hay que imputarlos cuna de la religión, y la cultura acaba de renacer
por entero a la avaricia loca (avaritia) de las tropas que Se «hic nuper omnes bonae disciplinae renatae sunt».
amotinaban (seditio): no había más remedio que contar con el pretexto de determinadas debilidades
con la clemencia del césar para restablecer el orden nor- han exagerado desmesuradamente es un parrici-
mal de las cosas. restaurar su honor. La masa puede reírse de
Además, el autor de esta interesante Oratio descubre IIOTl'IC-laS con risa sardónica; la actitud de los buenos
su origen humanista al insistir en el «segundo sacrilegio»: es muy otra, pues ellos saben lo importante
el pillaje de las bibliotecas, no menos importante que el la dignidad de la ciudad el mantenimiento de
de los templos, «non minus sacrilegium est bibliothecas y la restauración de la cultura moderna no sólo
quam fana diripere». La riqueza de las bibliotecas roma- sino necesaria. Esta Oratio enunciaba así
nas era una de las grandes realizaciones de la Roma pon- tentaciones que, en líneas generales, había de tomar
tificia; eran el depósito del espíritu humano; los Estados a partir de ] 529 y que iluminan los años si-
no podían subsistir «sine honestarum artium cognitione de su pontificado y el de Pablo III.
et sine libris». Este mismo punto de la argumentación de merecía más que nunca ese título. La
Stafileo lo encontramos en el razonamiento «político)} seguida de la coronación y de la entrada
del orator que firma con sus iniciales y que no es sino dieron al término y a la propia institución el
Philip Melanchthon (cuyo texto se publicó a continua- de que carecía. A partir de 1528, se podía calificar
ción de la Oralio de Stafileo en la colección de Schard de V de «imperatorem caesarem augustum; pium,
1574). No cabe duda alguna acerca de los sentimientos victorem Galli, pontificis, patrem patriae» R. La
del amigo de Lutero. En una carta a Wilhelm Reiffenstein del Papa no dejaba de ser importante en estas
escrita el mismo día de la caída de Roma, se expresaba . En 1555, en la primera estampa de la famosa
así: «Nada nuevo aparte de los rumores que corren sobre consagrada a la gloria del emperador, en que se
la toma de Roma. Querría poder no creerlos por numero- muerte del condestable de Bor-
sas razones, pero sobre todo por lo que haya podido ser mostraría al águila que tiene encade-
de esas bibliotecas que no tienen equivalente en el potencias: el turco, el Papa, el rey de Francia
mundo. Como sabe, nuestros soldados y Marte no son los 9. No sólo, como dice Yates, «el saco de Roma
únicos que odian los libros, todo nuestro siglo, por no sé ejércitos del nuevo Carlomagno fue la horrible
qué fatalidad, detesta la cultura más que ningún otro» 7. de la historia a los sueños de los humanistas ita-
La reacción humanista de Melanchthon no puede ser más lO, sino que marcó un importante giro en la histo-
clara, y lo que pudiera sorprender en la Orafio de Stafileo mito de Roma -la idea de la gran herencia clá-
-la preocupación por los libros por encima de todo- no tiende a actuar ahora en favor del poder imperial a
es sino prolongación de la reacción de los compañeros de de la realidad italiana. Incluso es posible que la
Lutero en junio de 1527. Los estragos que tuvieron lugar del poder político único, superior al
no fueron, para Stafileo, sino actos de locura inspirados tlutoridad religiosa, haya preparado la teoría «abso-
por el odio a la cultura. del siglo xvn 11. Sin duda no habría tenido la ob-
402 ANDRÉ C!iJ\STtL 403
nos informa acerca del lugar de trabajo del escultor, no huida al castillo de Sane Angelo. De allí salió
menos interesantes que su parafernalia de estatuillas por los Colon na, pudo retirarse a Nocera, en
lámparas y herramientas 16. La propia denominación de donde era obispo. Escribió un diálogo a la
«academia» no deja de ser un tanto grandilocuente, y a -De viribus illustribus-, que situó en la
menos que fuera ya un término de uso corriente en aquel donde entonces vivía Vittoria Colonna. Tras
momento, estaría muy de acuerdo con el carácter orgu- sucesos de Roma, su reacción fue la de entre-
lloso de Baccio. En todo caso, este grabado, del que hay letras y las artes, que podríamos considerar
una versión algo diferente de Enea Vico hacia 1550 17 , in- pero, además, en este texto hay múltiples alu-
dica con bastante exactitud la situación de favor de que los pintores contemporáneos que nos permiten
gozaba Bandinelli en la época en que Clemente estaba el problema del envejecimiento de los artistas,
tratando de atraer a Roma la actividad artística. el caso de Perugino, o el de la imitación, como en
A pesar de las recriminaciones de los erasmistas, la discípulos de Leonardo. Giovio empezó a escri-
atracción profana de Roma seguía siendo la misma para de biografías de grandes maestros, con idea
los humanistas, los amantes del arte y los artistas. Rabe- una especie de galería ideal del arte italiano «de
lais acudiría a ella tras los pasos del cardenal Du Bellay. a nuestra época» 21. Esta iniciativa, la primera en
Heemskerck, protegido del cardenal Enkevoirt, dibuja las la había de llevar a cabo Vasari veinte años más
colecciones de antigüedadet> clásicas 18. En 1531 llega, re- total acuerdo, además, con Giovio.
comendado por Benvenuto della Volpaia, el joven artista su primera estancia en Roma, de 1531 a 1532,
Francesco Salviati 19. Poco después, y enviado por Torn- juvenil entusiasmo, y posteriormente en 1540,
maso de' Nerli al cardenal Hipólito de Médicis, llegaba conquistó el favor de la corte de los Famesio,
de Arezzo Giorgio Vasari. Ambos amigos se lanzaron al contacto con las grandes personalidades del
estudio de palacios, colecciones clásicas y ruinas, dibu- recogió todo el material necesario para una es-
jando todo cuanto estaba al alcance de su mano 20. Sólo historia del saco y sus consecuencias. Si tene-
tenían ojos para lo antiguo. La primera obra de Vasari en tDrmación sobre el peso de este acontecimiento es
este estado de embriaguez fue una Venus con las Gracias, hemos visto- gracias a él. De acuerdo con su
tamaño natural, que gustó tanto al cardenal de Médicis fue distribuyendo los detalles en el interior de
que recomendó al joven pintor al papa Clemente. Esto, e.n biografías, todas interrelacionadas, aunque no
su momento no significaba demasiado, pero era la repeO- que por la repetición de unos mismos términos.
ción del proceso normal de promociones. Los nuevos ar- anécdotas y notas, tendremos todos los elemen-
tistas ya no tienen la frescura y la libertad de tono de ese relato El saco de Roma y los artistas, cuyo
de 1525; son más laboriosos, más cortesanos y, por as! muy similar al de Giraldi y Pierio Valeriano
decir, su mentalidad es «historicista». de los literatos 22, aunque la lección es me-
Uno de los privados más antiguos de Clemente era el Su calidad de artista le llevó, a recoger pre-
humanista Paolo Giovio, perfecto ejemplo del los puntos que nos interesan. El es quien nos
niano», es decir, del literato imbuido de la elegancia latina significado del pontificado de Adriano VI, o las
del estilo y de la superioridad de la cultura romana. Se le puestas en la elección de Clemente VII; sabe
respetaba como futuro historiógrafo de la época. La ma- de cosas acerca de las obras, las ambiciones,
ñana del 6 de mayo había acompañado a Clemente en Sil o las desgracias de unos y otros, y nos da
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todos los detalles con su incansable verbo toscano y una Al mismo tiempo pedía a Miguel Ángel que ac-
indignación un tanto convencional. Sólo una vez cambia obras de la cúpula e instituía la fiesta de la «Cá-
de tono --en la vida de Jacopo Sansovino, añadida en la San Pedro». La reafirmación del primado de
edición de 1568- y encontramos, con cierta sorpresa tcuincidía con la viva tensión entre el Papa y el em-
una fórmula que jamás había empleado anteriormente: 25
«Cuando Dios -dice-, para castigar a esta ciudad y no hace sino esperar otro saco de un día para
millar el orgullo de sus ciudadanos, permitió la venida el invierno de 1556-1557, los preparativos mili-
del Borbón y su ejército el 5 de mayo de 1527, y el sa- Pablo IV estaban creando tal agitación que Joa-
queo y la destrucción de toda la ciudad ...» 23. ¿Vasari ha- Bellay no puede por más de comentarlos con iro-
blando del castigo a esa ciudad orgullosa?; no podemos la primavera de 1556, Pablo IV, repitiendo paso
entender con exactitud qué es lo que quiere decir; no es- las iniciativas de Clemente VII, se había colo-
tigmatiza la «corrupción» de Babilonia, sino la soberbia a los «imperialistas» e intentaba destruir a la
de los romanos. Quizá sea esto un eco de las decepciones Colonna, el mayor apoyo del emperador. Incluso
sufridas durante el pontificado de Julio III; del declinar una ocasión, el 10 de mayo, para reprochar a los
del predominio toscano. españoles la conducta de las tropas de Car-
Sin duda subsistían aún, cuarenta años más tarde, dos años antes 27. Asimismo se buscaba el
versiones contrarias del acontecimiento, la del sacrilegio lento en llegar, de Francia. La réplica partió de
que descalificaba a la autoridad imperial responsable, y en septiembre, con el ejército del duque de Alba
la del justo castigo que demostraba que tal autoridad era acercarse a Roma, reavivó los recuerdos de 1527
un privilegiado instrumento divino. La polémica podía el pánico. El joven artista Giovanni Armenini
resurgir en cualquier momento, como de hecho ocurrió !conveniente abandonar la ciudad a la mayor breve-
en varias ocasiones hacia mediados del siglo. La descon- él mismo recuerda en un tratado publicado
fianza que inspiraba el clero romano movió a la publica- más tarde 28. Treinta años después del saco, se
ción de una edición italiana de los Diálogos de Valdés, las circunstancias que habían conducido al
en Venecia en 1545. Al estallar un conflicto entre Feli- «no se ven sino soldados, enseñas y pendones»;
pe 11 y Pablo IV, este declaró que Carlos Vera un hereje, las profecías escatológicas, por ejemplo en los
a la vez que en España se reeditaba a Savonarola demos- de renovatio y el anuncio de la venida del «Papa
trando que el condestable de Borbón había realizado la que formula Guillaume de Postel 30 . En un so-
profecía del santo predicador enemigo del Papa 24. Gra- tanto sorprendente de los Regrets de Du Bellay
cias a su inagotable fuerza simbólica, el recuerdo de todos los temas que habían cristalizado alre-
1527 renacía en una situación que podía parecer un vo!- los sucesos de 1527: la Babilonia del Apocalip-
ver a comenzar. El cardenal Gian Pietro Caraffa se habla umillación de la Roma victrix. La angustia de
visto envuelto en los horrores del saco y se había destrucción, la idea de que la Ciudad de la
no caer en la debilidad política de Clemente. Llegado a ha perdido su providencial inmunidad forman
pontificado, su reacción autoritaria se manifestó en sU _ rte, junto a la intuición de una tremenda gloria,
preocupación por la extinción de la herejía, con la coní romana.
dena de Erasmo y de los escritores «reformados», Ye del monumento funerario de Clemente VII
proceso -injusto e inoportuno- del cardenal Pole y SUS de Santa Maria sopra Minerva contiene toda
410
otra a Giovanni delle Bande Nere y otra al duque Co- fuerzo, se dedica a quemar con su antorcha todo tipo de
simo 3R. El autor de esta serie no es ni más ni menos que trofeos, sobre los cuales senté a Furor desnudo, encade-
Vasari. Los trabajos duraron de 1556 a 1562. El programa nado a una columna de piedra. Para representar el re-
está comentado con todo detalle en los Ragionamenti, que torno a Roma coloqué al Tíber desnudo con la Loba
amamantando a Rómulo y Remo 40.
el pintor-historiador concibió como guía para visitantes
empezados a redactar a partir de 1557 39 • En realidad con:
sisten, más que en cualquier otra cosa, en la identifica_ piadosas y vagas generalidades se combinan
ción de los innumerables retratos con que adornó las maravillas en este tejido alegórico que borra el
composiciones y la explicación del concetto político y (fig. 131). Para reencontrar el elemento anecdó-
elogioso de cada una de ellas. La articulación de los me- ha pensado en la vuelta de alguna embajada, lo
dallones y el encadenamiento de grandes tablas compo- concuerda en absoluto con un discurso tan com-
nen una especie de novela dinástica donde se enlazan Más bien hemos de suponer que Vasad evoca deH-
«quei fatti, le storie che sono stati cagione della grandeza amente en esta confusa composición, que puede
di casa Medici». Todo un siglo de vida florentina e ita- al retomo de Bolonia en 1530, todas las vicisitu-
liana tal cual el duque reinante podía desear verla. En la pontificado que tras haber querido la guerra con-
sala de Clemente VII, el núcleo central lo forma la tabla la paz.
de la coronación de Carlos V (fig. 129), las storie elegi- sala vecina, decorada a la gloria de Giovanni de-
das para completar este muro sólo tienen interés dinás- Nere, encontramos una filosofía de la historia
tico -evocación del cardenal Hipólito, sobrino de Cle- diferente. Junto a la batalla contra el ejército
mente; bodas de Catalina con el delfín de Francia y de que le dio fama, se evoca el puente de Sant' An-
Alejandro con Margarita, hija de Carlos V; entrada e in- era antes del saco, cuando Giovanni, asal-
vestidura de este, y finalmente dos escenas en que apa- los Orsini a la cabeza de más de doscientos sol-
rece Clemente solo: la apertura de la puerta santa de San dio muestra de su valor cruzando el puente con
Pedro para el Jubileo de 1525, y un episodio poco fre- valientes» (fig. 132) 41. Este ciclo, en corres-
cuente, la vuelta de Clemente VII a Roma. En los latera- con las Virtudes alegóricas que decoran los
les, dos notables vis-a-vis papales, el uno con Francisco 1 de la sala de Clemente, incluye el viejo símbolo
y el otro con Carlos V (fig. 130); Y un gran panorama del rtuna, la Fortuna con la vela, che calca il mondo
sitio de Florencia. ). El tema de la Fortuna corre como un hilo os-
El programa adoptado para esta sala es algo deshilva- través de este episodio histórico cuyas diferentes
nado. No parecía conveniente incluir un medallón que re- hemos tratado de juntar aquí. Ella, diosa capri-
cordara la desgracia de 1527, de cuya importancia y ho- reflejan los diversos espejos del pensamiento
rror el propio Vasari deja constancia, pero, sin embargo, que a su vez muestran las dudas del destino,
en la tabla en que «está la vuelta de Clemente a Roma tras confusos y apasionados del acontecimiento,
toda una serie de iniciativas difíciles aunque honrosas», que se sobrepone a los desastres, el miedo que
se deslizan algunas alusiones. Vasari precisa: la debilidad que hace posibles todas sus con-
y las transforma en horror. Toda la época
Imaginé cuatro Virtudes que llevan su sedia, RepoSO, concepción de una política extraña, impulsiva y
Victoria, Concordia y Paz; esta última, tras tanto eS' está acosada por Fortuna, diosa del azar,
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COLECCIÓN AUSTRAL