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Martin Heidegger en su trabajo de 1927 “Ser y tiempo” intenta develar las condiciones

en las que el ente se encuentra con el mundo, el modo en que nos relacionamos con él,
las cosas que comparecen en él. Las condiciones de posibilidad del comportamiento del
ente en la cotidianidad. Pues bien, esta pretensión deviene de su preocupación por el
sentido del ser, una preocupación de carácter ontológico y para intentar responder a esta
inquietud será necesario realizar un análisis de la estructura del Dasein -tal como lo
designa el autor- ya que este es quien puede y debe mostrarse a sí mismo, y desde sí
mismo; obedeciendo a las condiciones anteriormente mencionadas.1
Considerando el pasaje que a continuación expondré de Ser y tiempo, trataré de mostrar
cómo Heidegger hace su recorrido pretendiendo dar respuesta a la cuestión sobre la
posibilidad de captar la estructura total del Dasein a partir de estructuras de su
cotidianidad.
En el pasaje propuesto a continuación pueden notarse las o ideas que el autor desarrolla
con la intención de explicar en qué consiste la estructura total o modo de ser mas propio
del Dasein.

"La cotidianidad media del Dasein puede ser definida, por consiguiente, como el estar-
en-el-mundo cadentemente abierto, arrojado-proyectante, al que en su estar en medio
del «mundo» y coestar con otros le va su poder-ser más propio"2

Comenzaré considerando la expresión estar- en- el- mundo; esta debe entenderse como
un fenómeno unitario. Lo que es primariamente dado en este caso como condición del
Dasein, debe considerarse desde su integridad. La comprensión de este fenómeno unitario
del ente que somos en cada caso nosotros mismos, se da bajo ciertas determinantes. A
saber, el estar en el mundo como constitución ontológica existencial del Dasein, la
estructura ontológica del “mundo”3 y su mundaneidad, es decir lo que hay en él; y la
implicancia de estar con otros en ese estar- en- el- mundo.
Para Heidegger la expresión estar- en es una estructura del Dasein necesariamente a
priori; que no tiene una connotación espacial como cuando nos referimos a que tal o cual
objeto está en tal o cual lugar; sino que se refiere a un estar en el mundo en un sentido

1
Heidegger, Martin. “Ser y tiempo” 1927. Edición electrónica de www.philosophia.cl / Escuela de
Filosofía Universidad ARCIS. § 4. p 23, 24.
2
Ibid. p 182
3
Heidegger se refiere a “mundo” (con comillas) como un término ontológico, mientras mundo (sin
comillas) como término óntico.
estructural, como un modo de ser o de existir. Significa, más acertadamente existir con
apertura al mundo, y comprendiendo su estar en él también tiene una comprensión del
mundo espacialmente existentivo al que pertenece.4 De modo contrario, si se entiende el
estar- en como estar dentro de, se supone que hay un mundo exterior en el que el Dasein
está dentro; sin embargo, esto no es el correcto significado.5

Ahora bien, es necesario entonces preguntarnos de qué forma la existencia del ente queda
determinada por la expresión estar en el mundo. ¿Qué sentido le otorga el autor además
de la cualidad de ser condición necesaria del Dasein?
El ser del Dasein puede percibirse a partir de su facticidad, o del proceder
fenomenológico propio de él. Esto es los modos en que se relaciona e interfiere en el
mundo; las maneras de estar- en que tienen la característica del Besorgen, del “cuidar u
ocuparse de”. Este término admite varios significados, a saber, llevar a cabo algo, realizar
(ónticamente), producir, ocuparse, procurar, conseguir algo.6 Se nos quiere mostrar cómo
el ente se encuentre ocupado en diferentes cuestiones, y este es el mundo que absorbe al
Dasein en su modo cotidiano de ser.

Hemos negado el sentido de la expresión estar-en-el-mundo como “estar dentro de”;


porque esto implica la existencia espacial entre dos entes en el que uno está dentro del
otro. Y no en el sentido correcto, que obedece a comparecer simultáneamente. Teniendo
en cuenta este razonamiento; cabe objetar cualquier tipo de relación establecida del tipo
sujeto- objeto. Para el autor, la interpretación de que estar- en- el- mundo, implica un
mundo fuera de mí, con el que guardo cierta relación también debe ser rechazada; por ser
inconexa e insostenible desde la fenomenología. 7

¿De qué manera ha llegado el Dasein a su modo de ser propio estar- en- el- mundo? En
este aspecto, Heidegger expresa la forma en la que este ente existe en el mundo como

4
Heidegger, Martin. “Ser y tiempo” 1927. Edición electrónica de www.philosophia.cl / Escuela de
Filosofía Universidad ARCIS. § 12. p 65
5
En palabras del autor, el correcto significado queda claramente expuesto así: “el estar-en no se refiere
a un espacial estar-el-uno-dentro-del-otro de dos entes que están-ahí”
6
Heidegger, Martin. “Ser y tiempo” 1927. Edición electrónica de www.philosophia.cl / Escuela de
Filosofía Universidad ARCIS § 12 p 66
7
Ibid. § 13 p 71
bajo la condición de arrojado. Es una situación inevitable, la que se le presenta de una
manera poco clara y lejana al Dasein.8
Dicha condición se impone a este ente, el Dasein es en el mundo incluso sin haberlo
elegido o aprobado. El autor sostiene que el ente queda abierto a esta condición inevitable;
a partir de una disposición afectiva, a saber, la angustia. Como suele confundírsela con
el miedo, por ser la posibilidad de este; es necesario marcar su diferenciación. El miedo
siempre sucede por algo determinado bajo lo que me siento amenazado, sé que puede
perjudicarme por convivir en el mundo conmigo.9
En contraste a cómo se presenta el miedo; la disposición afectiva que refiere a la angustia
no hace referencia a ningún entre intramundano que pueda perjudicarme, de hecho el
mundo no toma importancia. “Nada de lo que está a la mano o de lo que está ahí dentro
del mundo funciona como aquello ante lo que la angustia se angustia. La totalidad
respeccional –intramundanamente descubierta– de lo a la mano y de lo que está-ahí,
carece, como tal, de toda importancia. Toda entera se viene abajo. El mundo adquiere el
carácter de una total insignificancia… En la angustia no comparece nada determinado
que, como amenazante, pudiera tener una condición respectiva.”
¿Si no hay un ente determinado que oprima al Dasein entonces qué es lo que genera esa
disposición afectiva? La respuesta que brinda Heidegger es “la posibilidad de lo a la
mano en general” es decir, la posibilidad de las cosas que comparecen en el mundo, y la
no obligación sino la libertad de elegir posiciona al Dasein en un lugar de tener que asumir
el poder ser propio.

En lo expuesto anteriormente, se aborda la cuestión entre el Dasein y el mundo en el que


está bajo ciertas determinaciones. Pero aquí no se agota el estar- en- el- mundo de dicho
Dasein; a saber, esta expresión también lo comprende en su estar con otros Dasein, que
son igualmente en el mundo.
El mundo del Dasein, es un mundo necesariamente compartido con otros entes que según
su modo de ser en el mundo también son Dasein; esto se da porque el Dasein es
fundamentalmente con otros, no existe un yo aislado que pueda ser sin los otros.10 La
estructura mediante la que existimos siempre con otros en nuestro estar en el mundo, se
denomina coexistencia.

8
Ibid. § 29 p 139
9
Ibid § 40 p 186
10
Ibid § 25 p 121
Según el filósofo la coexistencia le es fundamental al Dasein, la estructura de estos es
esencialmente estar con otros iguales11 en el mismo mundo, es decir, una estructura
ontológica existencial; determina existencialmente al Dasein.12 En este contexto, si bien
el coestar es constitutivo del estar- en- el- mundo del Dasein, el otro no es tomado de la
misma forma que son tomadas el resto de las cosas que están en el mundo, como
instrumentos de ocupación; sino que los demás entes son encontrados de una manera
diferente, porque también son Dasein; y para distinguir esto Heidegger se refiere a la
relación que hay entre los entes como de solicitud. Al objeto del ocuparse lo llamamos
Besorgen, mientras que, al objeto de solicitud, Fürsorge.13

Pues bien, ¿Cómo se lleva a cabo cotidianamente la coexistencia? El autor nos propone
que el Dasein lo realiza de manera impropia; y aquí hace una diferenciación entre el modo
de ser propio e impropio del Dasein; es decir posibilidades de estar- en- el- mundo.
Distinguimos estos modos de ser, según cómo el Dasein comprenda la relación que puede
establecer con las posibilidades; es decir si se apropia asumiéndolas realmente, o no.
Decimos entonces que el modo de ser cotidiano del Dasein, conlleva que este mantenga
una relación impropia con sus posibilidades.
Dice Heidegger, que usualmente nos mantenemos ocupados en nuestras exigencias
cotidianas, sean laborales, económicas, emocionales, etc. En este sentido, quedamos
absorbidos por esta cotidianidad; que naturalmente no deja que podamos denunciar
ciertos asuntos. A este fenómeno de estar siendo absorbido por las preocupaciones
cotidianas; el autor lo llama caída. Pero cabe diferenciar que, aunque parezcan referirse
a lo mismo, el estado de caída y la condición de arrojado no expresan lo mismo. La
condición de arrojado implica que el Dasein ya está en mundo, y esto da lugar al modo
en que queda ensimismado por la cotidianidad. Dice el autor “...el estado de caída del
Dasein no debe ser comprendido como una “caída” desde un “estado original” más
puro y más alto. De ello no sólo no tenemos ninguna experiencia óntica, sino tampoco
posibilidades y cauces ontológicos de interpretación.”14 Y, es necesario tal vez, precisar
en que esta caída o modo de ser impropio del Dasein, no es entendido por el pensador de
una forma negativa.

11
Dasein con otros Dasein.
12
Heidegger, Martin. “Ser y tiempo” 1927. Edición electrónica de www.philosophia.cl / Escuela de
Filosofía Universidad ARCIS § 26 p 125
13
Ibid. § 26 p 127
14
Ibid § p 177
Es entonces, aquí cuando visualizamos que el Dasein lleva a cabo la coexistencia de una
forma impropia; en la que no es sí mismo. ¿Por qué? Porque tratando con los demás entes
es que se pierde a si mismo; por no apropiarse de las posibilidades que se le presentan en
este ámbito.

El convivir que acontece en el coexistir tiene el carácter de distancialidad; esto quiere


decir que el Dasein se diferencia de los demás Dasein en su modo de ocuparse, y esto
sucede de una forma natural, sin percatarse de ello; y cuanto más inadvertidamente se de
esto, más actuará sobre él. De esto subyace la idea de que el Dasein está determinado en
su modo de ser cotidiano por otros. Pero cuando el autor se refiere a otros, no trata sobre
otros en particular. Sino que cualquier otro, como si todos los otros fuesen lo mismo “El
uno, que no es nadie determinado y que son todos prescribe el modo de ser de la
cotidianidad”. Para identificar esta idea Heidegger introduce el concepto - das Man-, que
significa Uno. Este término opera como sujeto impersonal “El quién no es éste ni aquél,
no es uno mismo, ni algunos, ni la suma de todos.”
Y algo interesante que resulta de esta configuración de lo Uno, es que el Dasein queda
sustituido, o bajo la dictadura de ello, como lo expresa en autor. Esto, porque el Uno está
involucrado en todo de forma tal que interviene desapercibidamente cuando el Dasein
debe tomar decisiones, y esto implica que se lo despoje de su responsabilidad. Decimos
según Heideger, que esta característica del Uno, aliviana al Dasein en su modo de ser
cotidiano. Y siguiente este razonamiento, que el Uno de respiro al Dasein en sus
elecciones cotidianidad, hace que en cierto modo se mantenga un dominio de uno sobre
el otro -en este caso de lo Uno por sobre el Dasein- como consecuencia de la relación de
“necesidad inevitable” que se establece.15
No obstante; el uno se muestra como la condición de posibilidad de trato con los demás
entes. El modo de ser de los entes siempre está determinado por otros, pero como dijimos
anteriormente por nadie en particular. Es en el modo de ser cotidiano y en el ámbito
público que se determinan las formas de comportamiento del Dasein con el resto de los
entes. Esto pone de manifiesto, el dominio e influencia del Uno sobre el Dasein; a la vez
que abre las posibilidades de comportamiento del Dasein respecto de los otros; los
encierra en la enunciación de lo posible. De esta manera, el Uno nivela toda posibilidad
de poder ser del Dasein, a la vez que lo limita.

15
Ibid § 27 p 131
Llegamos a un punto en el que la existencia del Dasein parece ser impropia; el Dasein se
encuentra sumergido cotidianamente en la impropiedad. Pero ¿puede el Dasein tener un
modo de ser propio en este contexto? ¿qué es lo que le permitirá alcanzarlo, en caso de
que algo lo posibilite?
Ahora bien, el autor nos diría ante esta interrogante, que la posibilidad de alcanzar el
modo de ser propio radica en la disposición afectiva que hemos trabajado anteriormente,
la angustia. Esta disposición en la que el mundo adquiere total irrelevancia y
significación; genera que el Dasein pueda descubrir su condición de arrojado en el mundo,
y comprenda que está allí sin haberlo decidido propiamente.16 Esta angustia, al
designificar a los entes intramundanos respecto al Dasein, hace que este se encuentre
consigo mismo; tomando conciencia de que su dejo de responsabilidades al Uno ha tenido
como consecuencia la huida para con él mismo. La angustia pone en manifiesto la
impropia existencia del Dasein en tanto este se ha dado la espalda a sí mismo, evadiendo
la responsabilidad de su existencia.
La ocupación dice Heidegger, es lo que ha dado la posibilidad de que el Dasein olvidase
o pudiese ignorar lo que genera la angustia, que es el sentimiento de no- estar- en- casa;
“casa” en ese sentido significa “con lo que estamos familiarizados”.
La posibilidad que aparece desde este sentimiento es la de tomar en manos la existencia
y realizar con ella las posibilidades que uno elija y asuma. Este sentimiento que hace
surgir la conciencia del Dasein ante sus posibilidades, es lo que el autor considera como
lo más originario. 17
Cuando existimos bajo el sentimiento de no estar en casa y los entes toman total
insignificancia al igual que el resto de las cosas que comparecen en el mundo; existiendo
a través de la angustia, es que se abre la posibilidad del existir propio. Comprendiendo
que es inevitable el ocuparse y caer en el modo de ser impropio, nos apropiamos de
nosotros mismos. A través de un cambio de mirada sobre las posibilidades de nosotros
mismos es que podemos alcanzar un modo de ser propio.18

Habiendo hecho este análisis es menester buscar una unidad ontológica existencial de
todas las estructuras del Dasein ya enunciadas. Heidegger se pregunta por la posibilidad

16
Ibid § 40 p 188
17
ibid p 190
18
Ibid p 191
de captar ese conjunto de estructuras cotidianas; y, cuando nos referimos a unidad o
conjunto, no entendemos ello como de carácter óntico; es decir que no es la suma de los
elementos o estructuras mencionadas anteriormente. Entonces, ¿qué es lo que nos
conduce a la estructura fundamental o totalidad estructural del Dasein?
Tenemos tres estructuras fundamentales que deben ser entrelazadas, la existencialidad, la
facticidad y la caída. Esta unidad constituyente es el ser del Dasein.19
El autor reúne estos momentos existenciales en una expresión; “el ser del Dasein es un
anticiparse‐ a‐sí‐estando‐ya‐en‐(el‐mundo‐) en‐medio‐de (el ente que comparece dentro
del mundo)”20 De esta manera se vincula la anticipación de la existencialidad ante las
posibilidades, con el estar en el mundo de la facticidad con demás entes que responden a
la caída en el mundo. A esta formulación caracterizada como la totalidad existencial del
Dasein, Heidegger la llama cuidado (sorge); que es utilizado por el autor enteramente en
sentido ontológico. Por ser de esta forma el ser del Dasein, es que este tiene la relación
del ocuparse de los entes, y la solicitud por parte de otros Dasein.
La forma de ser del ente que está en el mundo es lo que permite al Dasein vincularse con
los entes intramundanos; por este motivo la ocupación para con estos es que asoma la
subyacente totalidad del cuidado; en tanto el ente es querido, deseado; y proyectado en
las posibilidades del Dasein; ante las que este se inclina.21
En el anticiparse a sí es que se encuentra la posibilidad de ser libre ante la posibilidad de
ser propios; aunque el Dasein pueda conducirse de un modo impropio. El cuidado es
existencialmente a priori a todo comportamiento o decisión que el Dasein tome respecto
a los demás entes, es decir “está desde siempre”. El cuidado es anterior a los fenómenos
que comparecen en el vivir. De este modo no podemos decir que es una actitud de carácter
teórica ante una actitud práctica; ya que estas dos permanecen inexorablemente al ser del
ente que está definido a partir del cuidado. “El cuidado, en cuanto totalidad estructural
originaria, se da existencialmente a priori “antes”, es decir, desde siempre, en todo
fáctico “comportamiento” y “situación” del Dasein. Este fenómeno no expresa, pues, en
modo alguno, una primacía del comportamiento “práctico” sobre el teórico. La
determinación puramente contemplativa de algo que está‐ahí no tiene menos el carácter
del cuidado que una “acción política” o un distraerse recreativo. “Teoría” y “praxis”
son posibilidades de ser de un ente cuyo ser debe ser definido como cuidado.”22

19
Ibid. §41 p 192
20
Ibid. p 193
21
Ibid. p 195
22
Ibid. p 194
PRIMER PARCIAL HISTORIA DE LA FILOSOFIA CONTEMPORÁNEA.
NAHUEL GONZALEZ.
10 SETIEMBRE 2018.
PROF: MARTIN FLEITAS.

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