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Sobre todo, los teólogos deben ser muy sensibles al testimonio profético de las
artes:[10] la pintura[11], la escultura[12], la danza y la música[13], la poesía[14], la
novelística[15] y el cine[16], para mencionar algunos de los muchos ramos con que
ha de entrar en diálogo la teología y nutrirse de ellos, Aun cuando ningún ser
humano puede ser experto en todos estos campos tan diversos, los teólogos deben
tener una orientación básica hacia ellos, un sentido de sus aportes y algunas
respuestas a sus desafíos.
Llama la atención que los teólogos realmente grandes del pasado lo fueron no
sólo por su conocimiento enciclopédico, su estilo literario o su producción
vasta. Un requisito esencial de grandeza teológica ha sido una conciencia a
menudo intuitiva de la coyuntura histórica. San Pablo, en la medida en que fue
teólogo, lo fue en gran parte porque entendía la transición del movimiento
cristiano de una secta interna del judaísmo a una comunidad multicultural
internacional. A principios del siglo quinto, nadie entendía mejor la crisis del
imperio romano, y con él la de toda la cultura clásica, que San Agustín. San
Anselmo entendía los inicios del medievo feudal, y Santo Tomás el desafío del
aristotelismo en el siglo trece. Los Reformadores, cada uno a su manera distinta
(Lutero, Calvino, anabautistas), comprendían y vivían existencialmente el fin de
la edad media y los dolores de parto de la modernidad. Schleiermacher intentó
responder a la crisis intelectual y espiritual de su época, para comunicar la fe a
los “despreciadores cultos” del cristianismo del día. Karl Barth percibía mejor
que nadie el colapso del liberalismo a inicios del siglo XX. Ahora tenemos por
delante el desafío del fin de la modernidad y la llegada paulatina de nuevos
tiempos posmodernos.
Teología y praxis:
La fe que obra por el amor
(Gal 5:6)
Puede extrañar a primera vista recurrir a una antigua palabra griega, “praxis”,
cuando existen buenos vocablos en español que parecen equivalentes: la práctica,
la aplicación, la acción. Pero el término “praxis”, popularizado por los escritos
de Karl Marx, significa mucho más que ellos. Significa una manera distinta de
pensar, en la que desde un principio la acción (la práctica) es parte integral y
esencial del pensamiento (la theôria), y el pensamiento es parte esencial de la
acción.[17] En la larga tradición de idealismo racionalista, el pensamiento puro
debía separarse de la acción, para que fuera objetivo; pensamiento y práctica
estaban divorciados. En la epistemología praxeológica, son más bien gemelos
siameses. Separarlos es matar a ambos.
La consigna para ser buen teólogo nos la da Marx en su undécima tesis contra
Feuerbach, que podemos parafrasear con "hasta ahora los teólogos han
contemplado el evangelio sólo para explicarlo y formar un sistema; de lo que se
trata es de llevar las buenas nuevas a todas las personas, a las naciones y a la
historia, en servicio al reino de Dios". La teología que no es praxeológica
tampoco puede ser bíblica; nace con un virus desde sus mismos inicios.
[1]
) Ni Romanos, quizá la carta paulina de mayor contenido teológico, pertenece al género "teología
sistemática". Es una epístola misionera, como muestran los capítulos 9-11, que lejos de ser un "paréntesis"
son el nucleo central del argumento de la epístola.
[2]
) Algunos podrán responder que las religiones mistéricas eran heréticas y anticristianas, pero, ¿lo era menos
el idealismo platónico? Además, en ambos casos, tanto la filosofía de los privilegiados como la religión de
los pobres no debía ser más que un instrumental y un referente dialógico, que no debía de haber emplazado al
evangelio y el kerygma como marco de referencia fundamental para la teología. Lo mismo se aplica hoy a la
sociología y las ciencias históricas y políticas como instrumental para la teología.
[3]
) Estos argumentos no deben entenderse como un menosprecio del estudio serio de la teología sistemática,
y aun de la fiosofía, disciplinas importantes que los teólogos deben dominar. Más bien, son un
cuestionamiento del divorcio de tal estudio de la misión y de la praxis histórica. Pistis y gnôsis deben
encarnarse en praxis.
[4]
) Es importante el cambio de términología, del sustantivo abstracto "la teología" al verbo activo
"teologizar" como "quehacer teológico". Ahora no se trata de transmitir "sistemas" ya hechos, sino de
reflexionar siempre de nuevo sobre el significado de la fe ante las realidades históricas siempre
cambiantes. A Kant se le atribuye la frase, "yo no enseño filosofía; enseño a filosofar", después de haberse
despertado del "sueño dogmático".
[5]
) Cf. el artículo sobre fundamentalismo en esta antología. Contra esta absolutización del Sistema
dogmático formuló Karl Barth el primer mandamiento para el quehacer teológico: “No tendrás otros dioses
delante de mí”.
[6]
) Véanse los artículos en esta antología sobre Marx y sobre la teología de la liberación.
[7]
) Aquí es definitivo el valioso libro de José Míguez Bonino con el mismo título. La teología es de hecho
“la fe en busca de entendimiento (la fides quarens intellectum de Anselmo), pero la inteligencia de la fe no es
su meta final, sino “la inteligencia obediente” y “la obediencia inteligente” a Dios en Cristo como Señor de
nuestra vida, de la iglesia y de la historia.
[8]
) Cf. Stam, "Exégesis Bíblica e Historia Antigua" (Boletin Teológico #50 6.93, 71-73): interpretar la Biblia
es como limpiar un vidrio: no basta limpiar un solo lado. La interpretación requiere igualmente una clara
comprensión del mundo antiguo y del contexto actual. Cualquier opacidad por uno de los lados mancha y
obfusca toda la interpretación.
[9]
) Para una teología latinoamericana orientada hacia la misión, la antropología será de especial importancia
(las religiones precolombinas, el Popol Vuh; la cosmología y la pedagogía indígenas).
[10]
) Es importante tomar en cuenta que nuestro mundo es cada vez menos verbal; hoy la comunicación se
realiza sobre todo por la imagen visual.
[11]
) Unos ejemplos casi al azar: Durero, el altar de Isenheim, Goya, Rembrandt, Edvard Munch, Rouault,
Chagall, Picasso (la Guernica), Guayasamín, los muralistas mexicanos.
[12]
) Miguel Ángel, Rodin, Thorvaldsen, Jiménez Deredia.
[13]
) El Aleluya de Händel, Mozart, Bach, Mahler, Silvio Rodríguez, Bob Dylan.
[14]
)(Rubén Darío, José Martí, Amado Nerva, Lorca, van Rilke, Ernesto Cardenal.
[15]
) Cervantes, García Márquez, Sábato, Sergio Ramírez, Saramago.
[16]
) Bergman, Buñuel, el Señor de los anillos.
[17]
) Curiosamente, la palabra theôria significaba originalmente "lo visto; espectáculo", del verbo theôreô. El
plural de praxis se usa en el título del libro de Los Hechos.
[18]
) Véanse de nuevo los artículos sobre Marx y la teología de la liberación en esta antología.
[19]
) Por “materialismo histórico” entendemos que los procesos históricos responden mayormente a lo
concreto material, más que a las ideas abstractas. Debe distinguirse del materialismo metafísico, que Marx
tildó de materialismo vulgar. Esta visión de la dinámica de la historia implica el concpto de praxis, como
enuncia Marx en su tesis XI contra Feurbach: “Hasta ahora, los filósofos [aun los materialistas, como
Feurbach] han contemplado la realidad para tratar de explicarla; pero de lo que se trata es de transformarla”.
El materialismo histórico no choca necesariamente con la fe en Dios, a menos que se entienda a Dios como
"la Idea Absoluta" (Hegel).
[20]
) Por supuesto, hay que tomar en cuenta la posibilidad de hipérbole o ironía en el pasaje, con intención de
impactar a los lectores. Es necesario también balancear el extremismo atrevido de este texto con las demás
enseanzas del Nuevo Testamento al respecto.
[21]
) Otras versiones traducen la última frase como "con sus parientes". Es posible que detrás de "conocer los
tiempos" haya una referencia a la astrología, pero en el contexto se refiere claramente a pericias militares y
políticas.