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Dejar el pañal en los niños significa dos renuncias: 1) a sentir placer al ser aseados; 2) renunciar a
hacer sus necesidades en cualquier sitio.
Si el niño recibe alabanzas, refuerzos e incluso recompensas por el hecho de controlar su esfínter,
será más fuerte que la satisfacción que recibe al ser higienizado por su madre o por el hecho de
retener, y le llevará a superar la etapa.
La motivación para ser mayor, para la autonomía, para que el niño desee hacer las cosas por el
mismo, por limpiarse solo y ser autónomo para ir al baño solo sin necesitar a un adulto que le limpie.
Debemos fomentar que el niño tenga el deseo de ser mayor para que quiera y pueda dar este paso.
En niños que no se les estimula en este sentido, sino que se refuerza la dependencia del adulto, el
tema de la retirada del pañal no tendrá motivación alguna, lo que llevará consigo un fracaso en el
intento de abandonar el pañal o muchas complicaciones en el proceso.
El control de esfínteres es un proceso que lleva su tiempo, es una conducta que hay que aprender
y, como cualquier aprendizaje necesita de cuatro aspectos imprescindibles:
Maduración psicobiológica
Motivación para aprender
Aprender de un adulto que enseñe el métodp a seguir, sirve de modelo
ACTITUD DE LOS PADRES ANTE EL ESFUERZO, LOS LOGROS Y LOS RETROCESOS.
-No se debe mostrar asco ni rechazo ante las deposiciones, que el niño no sienta que se debe
esconder
-No hay que llamar al niño sucio ni regañarle cuando se haga popó en el pañal o en el calzón si siente
que es algo malo, lo retendrá y se volverá estreñido o se esconderá para hacerlo.
-No hay que tomarse el aprendizaje de nuestro hijo como un medidor de nuestra capacidad como
padre y madre.
-No se debe pensar que el niño se hace pis o popó a propósito o con la intención de hacerlos enojar.
Si el niño todavía no controla, tiene que ver con el proceso de aprendizaje y no con una intención
consciente de su parte.
-Al levantarse
-A media mañana
-Antes de comer
-Después de la siesta
-A media tarde
-Antes de dormir
No es cuestión de estar todo el día poniendo al niño a hacer pipí porque se convierte en una
preocupación para ti y para tu hijo. Se trata de establecer rutinas.
Usar diferentes motivadores para que no pierda el interés: cantar una canción, leerle un cuento,
pegar una figura en el baño, contar hasta 10.