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Coleccion: Gaceta Civil - Tomo 13 - Numero 37 - Mes-Ano: 7_2014

Tercería de propiedad, desafectación y suspensión de


medida cautelar. Límites y diferencias
Olga Cristina del Rocío GAVANCHO LEÓN*

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TEMA RELEVANTE

Uno de los mayores problemas que tiene el propietario de un bien que ha sido sujeto a
medida cautelar en un proceso del cual no forma parte ni tiene interés directo, es
distinguir el mecanismo idóneo para lograr su desafectación. El Código Procesal Civil
regula hasta tres herramientas concretas (tercería de propiedad, desafectación y
suspensión) que en el presente artículo se desarrollan con el fin de destacar sus
semejanzas y diferencias, así como evidenciar las ventajas comparativas que ofrecen
cada una de ellas.

MARCO NORMATIVO

• Código Procesal Civil:arts. 100, 533, 535, 539, 623 y 624.

I. Cuestión previa: La afectación de bienes de terceros

Al proceso judicial concurren diversos sujetos, todos ellos con intereses


contradictorios, idénticos o simplemente diferentes; en este contexto, los terceros que
concurren con un interés jurídico relevante frente a la pretensión que se discute son
considerados como legitimados para participar en él, sin embargo, puede darse el caso
de que ingresen al proceso terceros que no tengan ningún interés directo o indirecto
con la pretensión discutida, sino porque aquel más bien radica y se agota en levantar
los efectos de una medida cautelar o de la ejecución que afecte su patrimonio. A estos
terceros les es indiferente el éxito o el fracaso de la pretensión que se reclama en el
proceso, su interés es coyuntural y particular.

Esta posibilidad se sustenta en el principio de responsabilidad patrimonial, el deudor


responde por el cumplimiento de sus obligaciones con todos los bienes que integran su
patrimonio,lo que implica que todos los bienes en los que se desplegará la actividad
jurisdiccional ya sea vía proceso de ejecución o a través de una medida cautelar, serán
necesariamente del deudor; existiendo supuestos claro está, en donde también se
extiende al patrimonio de terceros, como es el caso de la constitución de derechos
reales de garantía o cuando se adquiere un bien gravado. No obstante, la regla es que
responde el patrimonio del deudor, con las excepciones antes mencionadas.

En ese sentido, es común que en aras de mantener intactas sus pretensiones, las
partes de un proceso judicial busquen que se hagan efectivas determinadas medidas
cautelares; es así que las partes pueden pedir al juez que ordene un embargo, un
secuestro, la anotación de la demanda, una medida cautelar innovativa, o cualquier
mecanismo que mejor se adecue al caso concreto y con el cual se garantice la
satisfacción de lo pretendido.

Muchas veces, sin embargo, con tales medidas cautelares se afectan bienes o
derechos de personas que no están vinculadas de modo alguno al proceso judicial
suscitado; estos son terceros que no tienen absolutamente nada que ver con el
conflicto, no obstante se ven involucrados en él. Por ejemplo, una persona le presta su
batería acústica a un amigo, para que este lo emplee en un ensayo de una banda de
rock. Al día siguiente, se efectúa un secuestro conservativo en el inmueble de este
último y dentro de los bienes afectados queda comprendida la referida batería
acústica.

Al respecto, surge la siguiente inquietud: ¿Qué puede hacer el propietario del bien
frente a esta situación? En primer lugar, puede recurrir al mecanismo de la tercería de
propiedad, conforme a los artículos 5331 y siguientes de nuestro Código Procesal
Civil, siendo este un proceso judicial abreviado por el cual el propietario busca
acreditar la titularidad del bien afectado para que luego de ello obtener el
levantamiento de la medida cautelar.

Adicionalmente el artículo 624 del Código Procesal Civil2 franquea al propietario la


posibilidad de emplear un mecanismo más expeditivo para recuperar el bien del cual
se vio despojado. Este mecanismo es conocido como desafectación e importa el
pedido directo al juez para que levante sin más demora la medida cautelar,
acreditándose la propiedad con un título fehaciente.

Finalmente, nuestro ordenamiento procesal civil cuenta con una tercera vía, puesto
que el artículo 539 del Código Procesal Civil3, le otorga al tercero afectado con la
medida cautelar la posibilidad de solicitar su suspensión (a través de una solicitud de
suspensión de medida cautelar), sin recurrir a la tercería, solicitud que de ampararse
obtendría el carácter de irrecurrible.

En el terreno de los hechos, se presenta una gran problemática ya que el afectado con
una medida cautelar o en ejecución respecto a un bien de su propiedad, se encuentra
ante estas tres posibilidades descritas para recuperar su propiedad, empero muchas
veces se confunden dichas figuras, pese a que son excluyentes, deviniendo muchas
veces improcedente la petición del tercero, cuando no se adecua a la vía
correspondiente. Por tal motivo, los operadores del derecho cuando se presenta un
supuesto de afectación de un bien que no pertenece al deudor deben distinguir cuáles
son las diferencias entre la tercería de propiedad, la solicitud de suspensión de la
medida cautelar y la desafectación. Es por ello que el presente trabajo pretende
absolver estas dudas escudriñando brevemente en qué casos se puede levantar vía
desafectación el gravamen que pesa sobre un bien que no pertenece a las partes en
litigio, y cuándo se tendrá que recurrir al engorroso trámite de la tercería, o en todo
caso cuándo se presenta la solicitud de suspensión de la medida cautelar; para ello se
hace necesario desarrollar cada uno de las figuras señaladas para poder hacer una
distinción, poder determinar sus presupuestos y los casos en los que procede.

II. La tercería de propiedad

Respecto a la tercería de propiedad encontramos opiniones como la del Dr. Elvito


Rodríguez, quien la considera como: “(...) la acción que la ley concede a la persona
que sin ser parte de un proceso, ni tener relación o interés con la pretensión principal,
ve afectados sus bienes como consecuencia de dicho proceso, con una medida
cautelar o para la ejecución, con la finalidad de conseguir que se deje sin efecto la
afectación de sus bienes. Igualmente es la acción que la ley concede al acreedor que
no es parte en el proceso en el cual se han afectado bienes de quien es parte en dicho
proceso, para que su crédito sea pagado con el producto del precio de dichos bienes,
con preferencia a la persona que ha efectuado la afectación”4.

En esta misma línea, la Dra. Marianella Ledesma, indica que es: “(...) un mecanismo
de oposición a la ejecución por parte del tercero, ya sea porque este tercero acredita
tener el derecho de propiedad de los bienes que han sido afectados por medida
cautelar o para la ejecución; o porque es titular de un derecho de crédito preferente al
del acreedor. Dicho mecanismo se tramita por medio del proceso abreviado, teniendo
reglas procedimentales propias de acuerdo a su especial naturaleza jurídica”5.

De lo anterior, podemos deducir claramente que la parte activa de este proceso es el


tercerista, es decir, la persona cuyo bien está siendo afectado por medida cautelar o
para la ejecución, o quien tiene derecho preferente de pago. A su vez, la parte pasiva,
está conformada por el demandante (el acreedor) y el demandado (sobre quien se
interpone la medida cautelar o la ejecución), conformando una parte pasiva compleja,
es decir, un litisconsorcio pasivo necesario.

Asimismo, López de Carril, citado por Máximo Castillo Quispe, al comentar sobre el
tercerista, afirman que: “(...) es aquel a quien le han embargado bienes que afirma le
pertenecen, como si fueran de un extraño, o que tiene preferente derecho a hacerse
pagar con el producido de dichos bienes, aunque realmente sean del deudor”6.

Deducimos, en consecuencia, que las tercerías son de dos clases: una, llamada de
propiedad, en la que el tercero reclama sobre el dominio del bien afectado por una
medida cautelar; la otra, denominada de mejor derecho o derecho preferente de
pago, a efectos de que se le pague antes que al acreedor, con el producto de la venta
del bien sobre el que ha recaído la medida cautelar.

Por razones del tema del presente trabajo, solo nos ocuparemos de la tercería
excluyente de propiedad puesto que es la figura que debemos tratar en el presente
apartado, haciendo hincapié de sus presupuestos y los casos en los que procede.

En ese sentido, en lo que respecta a la tercería excluyente de propiedad7 (o tercería


de propiedad denominado comunmente), Eugenia ArianoDeho, manifiesta que: “Esta
oposición es llamada en el Derecho hispano-latinoamericano con expresión de recio
abolengo en nuestra tradición jurídica: tercería de dominio. Así se llamó entre nosotros
hasta que entró en vigencia el Código Procesal Civil de 1993 que le cambió el nombre
por el de tercería de propiedad”8.

La citada acción tiene por finalidad hacer valer el principio de responsabilidad


patrimonial en sentido negativo, en la medida que este determina que solo los bienes
del deudor podrán servir para la satisfacción del interés del acreedor mas no los de
terceros ajenos a la relación obligacional. De esta regla podemos extraer una primera
conclusión: que la tercería de propiedad constituye un mecanismo de oposición a la
ejecución por parte de terceros, y se funda en la acreditación del derecho de propiedad
de los bienes que han sido afectados por medida cautelar o para la ejecución. Como
bien lo señala la Corte Suprema en su sentencia recaída en la Cas. Nº 1216-2007-
Loreto: “El proceso de tercería de propiedad tiene por objeto la protección y exclusión
de un bien, del proceso de ejecución forzada, seguido por otro sujeto procesal para el
cumplimiento de su obligación”9.

Del mismo modo es importante recalcar que de acuerdo a lo normado en el artículo


533 del Código Procesal Civil, la tercería de propiedad se entiende con el demandante
y el demandado, y solo puede fundarse en la propiedad de los bienes afectados por
medida cautelar o para la ejecución. Es decir, que la tercería de dominio involucra el
ejercicio de la acción reivindicatoria en contra del ejecutado (como presunto titular del
dominio discutido) y en contra del ejecutante (a quien le interesa se reconozca ese
derecho en el demandado).

En lo que respecta a la finalidad de la tercería excluyente de propiedad, en el Exp. Nº


4151-98-Lima, se ha señalado que: “La tercería de propiedad persigue única y
exclusivamente la demostración de un derecho ajeno a la relación inter partes del cual
emerge la medida cautelar”10.

1. Tercería de propiedad en el Código de 1912 y el código vigente: Con relación a sus


efectos declarativos

Al estudiar la tercería de propiedad, si queremos compararla con la regulación


adoptada por el Código de Procedimientos Civiles de 1912, debemos tener en cuenta
que con el citado Código Adjetivo, estaba muy claro que la tercería era un incidente11
de oposición a un embargo ya trabado, fundado en la alegación por parte de un tercero
de ser el propietario o titular de otro derecho sobre los bienes embargados
incompatible con el remate, cuya finalidad era la de obtener el lanzamiento del
embargo, o en todo caso su limitación.

En cambio, en el Código Procesal Civil de 1993, la tercería es concebida como una


forma de intervención de tercero (art. 100) que como ya lo explicamos, da lugar a un
proceso autónomo tendiente a que se reconozca el derecho de propiedad o un mejor
derecho de un tercero con relación a los bienes afectados por medida cautelar o de
ejecución. Al respecto de acuerdo a lo señalado por Eugenia ArianoDeho, “(...) la
tercería –cual “intervención principal excluyente”– tendría por objeto obtener una mera
declaración en cuanto al derecho alegado por el tercero (propiedad u otro) sobre el
bien afectado y no –como principalmente siempre fue– el “alzamiento” de un embargo
en cuanto gravante sobre un bien no responsable sobre determinada deuda”12.

De lo anterior es preciso señalar lo establecido por la Primera Sala Civil de la Corte


Superior de Lima en su sentencia recaída en el Exp. Nº 2527-2006, al señalar que
“(…) Los procesos de tercería de propiedad no son constitutivos de derechos,
pues el que invoca el tercerista se encuentra generalmente determinado, limitándose la
judicatura a establecer a cuál de las partes le corresponde la preferencia de los
derechos confrontados”13 (El resaltado es nuestro). Esto mismo es reiterado por la
Corte Superior de Lima, en su sentencia recaída en el Exp. Nº 1298-2005, que en su
texto además precisa que “(...) No puede, entonces, efectuarse un análisis sobre la
validez, eficacia o nulidad de los títulos en que tales derechos se sustentan, pues para
ello el ordenamiento procesal establece vías específicas y determinadas”14.

Para concluir lo señalado en el presente apartado es necesario tener en cuenta lo


señalado por Eugenia ArianoDeho, quien afirma que el mayor problema que se
presenta con la actual regulación de la tercería de propiedad, radica justamente en que
“(...) nuestros jueces parecen no haber prestado mayor atención a lo establecido en el
artículo 100 del CPC, y en todos los años de vigencia del CPC de 1993 han dado
siempre por sentado que la “tercería de propiedad” tiene el mismo objeto que el CPC
de 1912, es decir, ‘levantar embargo’ o – recogiendo el neologismo del artículo 624 del
CPC – provocar la ‘desafectación del bien’, que es algo que la ley no dice en la
regulación de la tercería como sí lo decía claramente el CPC de 1912 (...)”15.

Lo anterior se contrapone justamente a lo señalado por nuestra Corte Suprema en sus


sentencias recaídas16 en las Casaciones Nº 1882-97-Cajamarca y Nº 991-98-
Huánuco, en donde se afirma que “(...) la tercería tiene como objeto levantar el
embargo trabado” y “tiene como finalidad la desafectación del bien”; respectivamente.

2. Presupuestos

De todo lo indicado hasta aquí, es necesario tener en cuenta cuales son los
presupuestos para interponer una demanda de tercería de propiedad, sobre esto
tenemos los siguientes:

a) El bien materia de tercería debe estar afectado por una medida cautelar o para la
ejecución, y esta (tercería) procede para cualquier bien, sea mueble o inmueble

Sobre esto, la Corte Suprema ha determinado en su sentencia recaída en la Cas. Nº


1252-01-Arequipa, que “(…) la pretensión en una acción de tercería ‘de propiedad’ es
la de excluir un bien afectado por una medida ‘cautelar o para la ejecución’, por ser el
propietario ajeno a la relación sustantiva que la originó y por tanto, tampoco intervino
en la relación jurídica procesal instaurada”17.Lo que significa que para la interposición
de un tercería, sin duda, es necesario que exista la medida cautelar que afecte el bien
del tercero propietario, constituyendo esto un presupuesto para que proceda la misma.
Asimismo, se puede interponer tercería cuando hablamos de la afectación tanto de
bienes muebles como inmuebles.

b) Que la persona que acciona sea un tercero, es decir, no sea parte en el proceso y
no tenga vinculación o interés con la pretensión principal y no haya sido citado con la
demanda

Marianella Ledesma, respecto a este punto señala que “(...) el interés del tercerista se
agota en liberar su propiedad o cobrar con preferencia su crédito y no tiene interés en
el derecho que se defina en el proceso originario”18.En otras palabras la persona que
acciona la tercería es aquella que no tiene un interés con la pretensión principal, y que
por lo mismo no es parte del proceso, ni mucho menos ha sido citado con la demanda.

Para comprender este presupuesto, es necesario tener en cuenta lo señalado por la


Corte Suprema en la Cas. Nº 991-98-Huánuco, ha señalado que: “La tercería de
propiedad es la acción que corresponde al propietario de un bien que resulta afectado
por una medida cautelar o de ejecución dictada para hacer efectiva una obligación
ajena (...)”19. Por su parte la Primera Sala Civil de la Corte Superior de Lima ha
determinado en su sentencia recaída en el Exp. Nº 391-97, que: “La tercería de
propiedad se funda en el derecho de dominio que tiene un tercero, que no es parte en
un proceso y cuyo bien ha sido afectado por una medida cautelar (...)”20.

c) Se debe acreditar la propiedad de bien, por lo menos con un documento público o


privado de fecha cierta, o en su defecto dar la garantía suficiente para responder por
los daños y perjuicios que la tercería pudiera irrogar
Al respecto, la Corte Suprema ha señalado que es imprescindible que se acredite la
propiedad para la interposición de la tercería, en ese sentido se ha pronunciado en la
Cas. Nº 1933-2000-Ucayali, al indicar que “(...) El proceso versa sobre tercería de
propiedad, siendo por ello necesario que el tercerista acredite su derecho de propiedad
sobre el bien afectado con una medida cautelar”21.

Sin embargo, para acreditar la propiedad del bien como bien lo exige el artículo 535 del
Código Procesal Civil, el tercerista debe acompañar un documento público o privado
de fecha cierta, lo que se sustenta en lo afirmado por la Corte Suprema en su
sentencia recaída en la Cas. Nº 3908-2001-La Libertad, al manifestar que “(...) la fecha
cierta (de la adquisición) no solo constituye un requisito de admisibilidad sino que
resulta indispensable para resolver la tercería (de propiedad), pues en esta se debe
acreditar la adquisición del tercerista con anterioridad al gravamen que pesa sobre el
bien que está siendo cuestionado”22.

Para entender lo anterior, Marianella Ledesma afirma que “(...) la norma es clara al
exigir como mínimo para admitir la demanda, el documento público o privado de fecha
cierta. El primero es el expedido por funcionario público o notario en el ejercicio de sus
funciones, mientras el segundo es el constituido por particulares, pero siempre que
tenga fecha cierta (...)”23.En ese sentido, de acuerdo a lo señalado en el artículo 245
del Código Procesal Civil, el documento privado adquiere fecha cierta y produce
eficacia jurídica como tal, con:

• La muerte del otorgante.

• La presentación del documento ante funcionario público.

• La presentación del notario ante notario público, para que certifique las fechas o
legalice las firmas.

• La difusión a través de un medio público de fecha determinada o determinable; y

• Otros casos análogos.

Asimismo, también la norma en cuestión, es decir el artículo 535 del Código


comentado, establece la posibilidad de que el demandante sea exonerado de
presentar los anexos especiales (documento público o privado de fecha cierta),
siempre que otorgue garantía suficiente a criterio del juez para responder por los
daños o perjuicios que pudiera irrogar, permitiendo que el monto de la garantía se
determine de forma discrecional por lo que el juez considere prudente. Para esclarecer
ese punto, Marianella Ledesma, señala que “(...) la norma no establece qué clase de
garantía es la idónea, por lo que, al no poder distinguir donde la norma no lo hace,
debemos entender que pueden ser tanto garantías personales como la fianza, y
garantías reales como la prenda (ahora garantía mobiliaria) y la hipoteca”24, esto tiene
por finalidad establecer mecanismos de protección al acreedor que puede sufrir
perjuicios económicos ante la admisibilidad de la tercería.

De lo anterior, además, es preciso recalcar lo señalado por la Primera Sala Civil de la


Corte Superior de Lima, en su sentencia recaída en el Exp. Nº 2851-2006, en donde
manifiesta que “para los procesos de tercería, la demanda debe cumplir con los
requisitos especiales señalado en el artículo quinientos treinta y cinco del Código
Procesal Civil que estipula que no será admitida la demanda si el demandante no
prueba su derecho con documento público o privado de fecha cierta o, en su defecto,
si no da garantía suficiente a criterio del juez para responder por los daños y perjuicios
que la tercería pudiera irrogar; exigencia que resulta trascendente desde que la sola
admisión a trámite de la demanda de tercería produciría la suspensión del proceso
cuestionado (...)”25.

d) La tercería puede interponerse en cualquier momento antes que se inicie el remate


del bien

Sobre esto es necesario diferenciar si la tercería de propiedad debe interponerse antes


de iniciarse los actos procesales tendientes al remate o, hasta antes del acto de
expropiación misma: el remate efectivo. Al respecto Marianella Ledesma afirma que:
“(...) La jurisprudencia mayoritaria se ha inclinado por está última orientación,
señalando que la norma se refiere ‘al momento en que se materializa el remate, ya sea
con la entrega del bien al postor favorecido (…) mas no alude al comienzo de las
diligencias del remate, que abarca tanto la primera convocatoria como las
sucesivas”’26. Lo anterior debe ser interpretado teniendo en cuenta que la
presentación de la demanda de tercería no es determinante para que surtan los
efectos de esta, sino su admisibilidad. No obstante la demanda será declarada
improcedente solo si al momento de su evaluación ya se ha enajenado la propiedad.

Sobre este punto debemos tener en cuenta lo señalado por la Corte Suprema en su
sentencia recaída en la Cas. Nº 4367-2001donde señaló que “(...) cuando la norma
procesal acotada alude a que la demanda de tercería puede imponerse antes del inicio
del remate se refiere al acto de subasta, es decir, al momento en que se materializa el
remate, ya sea con la entrega del bien al postor que se vio favorecido”27.

III. Desafectación inmediata

Antes de empezar, es necesario tener en cuenta que al proceso pueden acudir


terceros que están interesados en la pretensión que se discute en el proceso, puesto
que presentan un interés jurídico relevante en ella, a estos se les denomina terceros
legitimados; asimismo, existen aquellos terceros que pueden ingresar al proceso sin
ningún interés directo o indirecto en la pretensión que se discute, tratándose más bien
de un interés coyuntural, pues solo buscan levantar los efectos de la medida cautelar
que afecta su patrimonio, a estos últimos se les denomina terceros no
legitimados,quienes a través de la desafectación (al igual que la tercería y la solicitud
de suspensión de medida cautelar) tienen la posibilidad de contrarrestar la pretensión
cautelar.

Lo relevante de lo dicho en el párrafo anterior es que nos permite diferenciar la


desafectación inmediata regulada en el artículo 624 del Código Procesal Civil de lo
prescrito en el artículo 623 del citado Código, puesto que en este último caso se
permite que la medida cautelar recaiga en bien de tercero, siempre que se acredite su
relación o interés con la pretensión principal; a contrario sensu, como pasa con los
terceros no legitimados y en virtud del principio que determina que solo los bienes del
deudor responden por sus obligaciones –vigente desde la Roma Imperial–, sus bienes
no pueden ser afectados con medidas cautelares que garantizan obligaciones que
ellos no han contraído.

De esta manera, por la desafectación se entiende a aquella figura jurídica que a


diferencia de la tercería, no supone un proceso judicial abreviado. Pues simplemente,
se pide el levantamiento de la medida cautelar en el mismo proceso en la que esta fue
dictada a través de una solicitud dirigida al juez de la causa, por lo que podemos decir
que es una petición directa ante el juez, quien resuelve incluso sin necesidad de
traslado a las partes, por la sola convicción de las pruebas adjuntadas al pedido.

En ese sentido la Corte Superior de Lima, ha determinado en su sentencia recaída en


el Exp. Nº 9084-1998 que “en la desafectación la norma procesal no prevé trámite
previo, pues si se acredita que los bienes afectados no le pertenecen al demandado, el
juez dispondrá inmediatamente la desafectación”28. Asimismo, al respecto, Federico
Mesinas, manifiesta que: “La desafectación es una medida que aparenta ser
excepcional, pero que en realidad es el principal mecanismo con el que se cuenta para
lograr que se levante la medida cautelar sobre un bien de tercero”29.

Por su parte Eugenia ArianoDeho, afirma que “(…) La inoperancia del artículo 539 y la
complejidad de la tercería (…) ha llevado a la praxis a ‘inventarse’ una tercera vía: el
llamado ‘pedido de desafectación inmediata’ supuestamente regulado en el artículo
624 del CPC”30.Sobre esto, la citada autora además señala que “(...) si uno lee el
artículo 624 del CPC advertirá que en él no se establece ningún procedimiento
alternativo al de la tercería, sino que, en primer lugar, él contiene la disposición faltante
en la regulación de la tercería misma: aquella que establece qué hacer cuando se
declara fundada”31; por lo que podríamos afirmar que, según lo señalado por la citada
autora, luego de interponer la tercería para desafectar los bienes del tercero no
legitimado, el siguiente paso es la desafectación.

Nos limitaremos a establecer los presupuestos que pueden inferirse de lo prescrito en


el artículo 624 del Código Procesal Civil, del cual podemos señalar lo siguiente:

a) Que el bien del tercero propietario se encuentre afectado por una medida cautelar
que pesa sobre él

Sobre esto nos remitimos a lo ya desarrollado para la tercería.

b) La titularidad del bien por parte del tercero debe ser acreditada de modo fehaciente,

incluso si la medida no se ha formalizado

Sobre este punto Marianella Ledesma manifiesta que “(...) el éxito de esta
desafectación está supeditada a la prueba clara y fehaciente del título de dominio, si se
trata de un bien mueble o de una información sumaria de posesión si la cosa fuese
mueble”32,por lo que la desafectación solo debe interponerse cuando está probada de
manera indubitable la pertenencia del bien al tercero no legitimado, lo que nos lleva a
afirmar que si la prueba es fehaciente e incuestionable, nos llevará a la desafectación,
caso contrario, si los medios de prueba son débiles o los que existen requieren de
actuación probatoria será necesario recurrir a la tercería.

En ese sentido, de lo anterior, queda claro que el perjudicado con la medida podrá
pedir su levantamiento sin promover tercería, acompañando documentos o títulos que
acrediten fehacientemente que el bien pertenece a persona distinta al demandado,
pudiendo presentar todo tipo de documento, público o privado, de fecha cierta o no,
siempre que él mismo, o en conjunto con otros, genere convicción al juzgador respecto
de la titularidad alegada.

Al respecto la Corte Superior de Justicia de Lima, en la sentencia recaída en el Exp. Nº


1847-2005, afirma que “la desafectación del bien o bienes materia de la medida
cautelar en forma de depósito, establecida por el artículo 624 del Código Procesal
Civil, solo procede cuando se acredite fehacientemente, esto es, de manera
indubitable, que los bienes estados pertenecen a persona distinta del demandado.
Debiendo entenderse por fehaciente a lo que hace fe en juicio, es decir, lo que tiene
todos los requisitos necesarios para que el juez pueda acceder a lo que pide la
parte”33.

Por lo que podemos decir que la norma busca autorizar que el tercero perjudicado con
la afectación de su patrimonio pida el levantamiento de la medida, sin promover la
tercería. Además, permite se presente la prueba documental necesaria para que a
través de una sumaria información, bajo un trámite rápido y fácil, se declare la
procedencia o no del levantamiento sin tercería. Sobre el particular, Eugenia Ariano,
manifiesta que “(...) es praxis consolidada (y cotidiana) que terceros que afirman ser
los propietarios de los bienes embargados le pidan al juez del cautelar (…) la
‘desafectación inmediata del bien’, anexando a su ‘escrito’, por lo general, documentos
que (curiosamente) no permitirían siquiera admitir una tercería (p. ej., comprobantes de
pago, sean boletas de venta o facturas), pero que (también, curiosamente) sí pueden
permitir formar en el juez la convicción de que el bien ‘pertenece’ efectivamente al
tercero (…)”34.

Asimismo, es necesario tener en cuenta lo que señala Federico Mesinas: “Queda al


libre criterio de cada juez determinar qué medios probatorios le generan profunda
convicción respecto al pedido de desafectación en cada caso concreto. Además, no
necesariamente debe tratarse de un solo medio probatorio, pues al pedido de
desafectación pueden adjuntarse varias pruebas, las que en conjunto pueden generar
la convicción buscada”35.

Para terminar, corresponde precisar lo que la norma indica cuando prescribe que se
puede pedir la desafectación incluso si la medida no se ha formalizado, al respecto se
hace referencia al hecho de que la medida aún no ha sido ejecutada.

III. Solicitud de suspensión de la medida cautelar sin tercería

1. La suspensión de la medida cautelar

Cuando un tercero (cuyo bien se encuentra afectado en un proceso en el que no es


parte y además cuente con título de propiedad registrado) desee pedir la suspensión
de la medida cautelar sin necesidad de interponer tercería, puede acudir a la figura
conocida como “suspensión de la medida cautelar”, la misma que se encuentra
regulada en el artículo 539 del Código Procesal Civil, al establecer que: “El perjudicado
por una medida cautelar dictada en proceso en que no es parte, puede pedir su
suspensión sin interponer tercería, anexando título de propiedad registrado. Del pedido
se corre traslado a las partes. Si se suspende la medida, la resolución es irrecurrible.
En caso contrario, el interesado puede interponer tercería de propiedad, de acuerdo al
artículo 533”.

Al respecto, el Dr. Federico Mesinas Montero opina que: “el artículo 539 de Código
Procesal Civil contempla un mecanismo adicional para evitar los efectos de la medida
cautelar ejecutada sobre bien de tercero. Es conocido como la suspensión de la
medida cautelar sin tercería”36. En ese sentido, para la Dra. Marianella Ledesma, la
suspensión de la medida cautelar sin tercería, es: “(...) un mecanismo de protección
del derecho de propiedad sin necesidad de interponer tercería. En este caso, no es
necesario instaurar un proceso autónomo, limitándose a una mera solicitud que tiene
como presupuesto el título de propiedad registrado”37.

En lo que respecta al artículo señalado, la Dra. Eugenia ArianoDeho, ha establecido


que “(...) la idea era darle al tercero, cuyo derecho sobre el bien embargado se
desprendiera de un registro, un camino mucho más veloz que el de la tercería (...), o
sea, en buena cuenta, darle una suerte de tercería incidente, para liberar a su bien del
vínculo del embargo sin pasar por todo un proceso abreviado (y sus
impugnaciones)”38.Asimismo, debemos tener en cuenta, lo señalado por la Corte
Superior de Huánuco en la Cas. N° 930-00-Huanuco, que al respecto indica que: “el
artículo 539 del CPC, permite al justiciable recurrir ante el órgano jurisdiccional cuando
se encuentre perjudicado con una medida cautelar dictada en un proceso donde no es
parte, solicitando la suspensión en el propio proceso, pero al mismo tiempo dispone
que si este pedido no es aceptado, puede recurrir en vía de acción demandando la
tercería de propiedad”39.

En lo que respecta a la justificación del artículo 539, Juan Morales Godo, precisa que:
“(…) si la razón de la tercería es evitar que el proceso principal se complique con la
discusión de otra pretensión (en este caso, la propiedad del bien y el pedido de
levantamiento de la medida cautelar), no sucederá ello si se trata de un bien inscrito en
algún registro público, ya que la certificación de dicho hecho, elimina cualquier
discusión respecto de la propiedad del bien. De otro lado, resultaría atentar contra la
economía procesal, exigir que el tercero interponga un proceso de tercería, cuando
cuenta con documentos que acreditan que se trata de un bien de su propiedad,
debidamente inscrito en algún registro público. El título que utiliza, justifica que nuestro
ordenamiento procesal lo extraiga de la regla general”40.

De lo indicado hasta aquí, podemos apreciar que este mecanismo es muy semejante a
la desafectación, el mismo que se constituye como aquel instrumento procesal que
tiene la misma finalidad. Tal afirmación se encuentra sustentada en doctrina, como por
ejemplo con lo señalado por el Dr. Mesinas Montero, al indicar que: “(...) es claro que la
presencia de esta figura tiene por motivo permitir que el tercero evite los rigores de la
tercería –logrando que se suspenda el gravamen sobre el bien mediante un trámite
bastante expeditivo–, sin embargo, creemos que este mecanismo pierde total sentido
en tanto existe la posibilidad de recurrir a la desafectación”41. Por tal motivo,
consideramos pertinente señalar en que se diferencian ambas figuras, no sin antes,
también abarcar las diferencias existentes con la tercería de propiedad, lo que
trataremos en el siguiente apartado.

2. Presupuestos de la suspensión de la medida cautelar sin tercería

a) El tercero que solicita la suspensión de la medida cautelar, no sea parte del proceso
en el que se ha grabado el bien de su propiedad.

b) El tercero, tenga inscrito su derecho de propiedad en los Registros Públicos y lo


anexe a la solicitud de suspensión de la medida cautelar.
Respecto a este punto, la Dra. Marianella Ledesma ha expresado que: “(...) la
suspensión de la medida cautelar sin tercería es un mecanismo de protección del
derecho de propiedad sin necesidad de interponer la tercería. En este caso, no es
necesario instaurar un proceso autónomo, limitándose a una mera solicitud que tiene
como presupuesto el título de propiedad registrado”42 (el resaltado es nuestro).

Asimismo, la Tercera Sala Civil de la Corte Superior de Lima, en la sentencia recaída


en el Exp. N° 118-2002, ha señalado que: “El perjudicado con una medida cautelar
dictada en proceso en que no es parte, puede pedir su suspensión sin interponer
tercería, anexando título de propiedad registrado. Debe desestimarse el pedido si las
inscripciones no contienen en modo alguno título de propiedad alguno a favor de los
recurrentes (...)”.

c) Ante la presentación de la solicitud de suspensión de la medida cautelar por parte


del tercero, se corra traslado a las partes del proceso principal.

d) La resolución que declara fundada la solicitud es irrecurrible, pero, en caso


contrario, el demando puede interponer demanda de tercería de propiedad.

IV. Diferencias entre la tercería de propiedad, desafectación y la solicitud de


suspensión de la medida cautelar: casos en que procede

Conforme lo indicamos en el punto anterior, la solicitud de suspensión de la medida


cautelar y la desafectación, para muchos autores, son figuras casi idénticas, por lo que
la existencia de la primera no resultaría indispensable regularla en nuestro
ordenamiento procesal civil. Sin embargo, existen mínimas diferencias entre ambas,
las mismas que serán abordadas a continuación, no sin antes, diferenciarlas con la
tercería.

1. Diferencias entre la tercería y la desafectación

• En cuanto al proceso.- Para la Dra. Marianella Ledesma, la desafectación: “(...)


también sería un mecanismo de protección de la propiedad que se encuentra afectada
con una medida cautelar, pero a diferencia de la tercería, no es necesario
establecer un proceso autónomo, sino una solicitud que acredite la propiedad de
forma ‘fehaciente’”43. (El resaltado es nuestro). Es decir, la desafectación es trabajada
como un pedido al interior del proceso en que se dictó la medida cautelar, a diferencia
de la tercería que se plantea como una pretensión autónoma en la vía abreviada.

• En cuanto a los medios probatorios.- En la desafectación no hay limitación de


medios probatorios, mientras que en la tercería en principio se exige documento de
fecha cierta. Al respecto la Dra. Ledesma ha señalado que: “la desafectación no prevé
un procedimiento probatorio porque la prueba deberá resultar de los documentos que
se acompañen al pedido de levantamiento, esto implica además que no procede la
tacha en esta discusión, a diferencia de la tercería, en la que existe un debate
probatorio amplio, sometido a las reglas del procedimiento abreviado, con la
posibilidad de las tachas u oposiciones”44.
• En cuanto a la acreditación del derecho.- En la desafectación es importante
acreditar, en el primer acto de acercamiento a la jurisdicción, la plenitud del derecho de
dominio que se invoque, a diferencia de la tercería en la que opera una apariencia del
derecho que se invoca, el que se va a dilucidar con la sentencia.

• En cuanto a la garantía.- Ante la falta de un documento de fecha cierta, en la


desafectación no se exige el otorgamiento de garantía, como sí se hace en la tercería.

• En cuanto al trámite.- El trámite de la desafectación es breve, sin traslado a las


partes en el que se dictó la medida cautelar, mientras que la tercería supone iniciar
todo un proceso judicial.

• En cuanto a los sujetos afectados.- La desafectación se opone solo contra el


beneficiado de la medida, a diferencia de la tercería que se dirige contra las partes del
proceso principal.

• En cuanto a la ejecución de la medida que grava el bien.- La desafectación


procede incluso si la medida no se hubiera formalizado, a diferencia de la tercería, que
opera como consecuencia de alguna medida cautelar ejecutada sobre un bien de su
propiedad.

2. Diferencias entre la suspensión de la medida cautelar y la desafectación

De todo lo dicho hasta aquí, cabría preguntarse: ¿tiene sentido la existencia de la


suspensión de la medida cautelar sin tercería si ya existe la desafectación?

Para resolver esta interrogante45 consideramos pertinente remitirnos a lo que al


respecto ha desarrollado el Dr. Federico Mesinas Montero, quien haciendo un análisis
del tema en cuestión afirma que: “aunque es claro que la presencia de esta figura tiene
por motivo permitir que el tercero evite los rigores de la tercería –logrando que se
suspenda el gravamen sobre el bien mediante un trámite bastante expeditivo– sin
embargo, este mecanismo pierde total sentido en tanto existe la posibilidad de recurrir
a la desafectación. En primer lugar, la desafectación ofrece al tercero la oportunidad de
que se levante la medida cautelar mediante un trámite sin que sea necesario el
traslado previo del pedido a las partes en litigio”.

En el caso de la suspensión de la medida cautelar sin tercería, siempre se requerirá tal


traslado. Pero más importante aun es que mientras con la desafectación se logra el
levantamiento total del gravamen, en el segundo caso la medida cautelar
supuestamente solo se ‘suspende’, regulación evidentemente inadecuada, porque lo
lógico es que una medida cautelar se levante o se mantenga inamovible, pero no que
se suspenda. Como los efectos prácticos de la suspensión de una medida cautelar no
son del todo claros, se genera inseguridad. Finalmente, se nota más lo absurdo de
recurrir al trámite de la suspensión si es que se exige en este que el tercero presente
título de propiedad registrado, pues es claro que este es un título fehaciente a efectos
de la desafectación.
Siendo el supuesto de la desafectación la acreditación de la propiedad de forma
fehaciente, y de la suspensión de la medida cautelar sin tercería la inscripción registral,
es claro que este último requisito se agota en el primero, por lo que no habiendo más
dudas al respecto, debería regularse solo la desafectación, pues la mera suspensión
no tendría sentido alguno.

Es cierto, que queda a arbitrio del juez determinar si un medio probatorio es fehaciente
para acreditar la titularidad de un bien a efectos de la desafectación. Sin embargo, es
por demás evidente que un título de propiedad registrado genera dicha fehaciencia. En
consecuencia, si se cuenta con tal clase de título, mejor será ir de frente a la
desafectación, dadas las ventajas ya mencionadas.

La única ventaja clara que ofrece la suspensión frente a la desafectación es que en el


primer caso el fallo es irrecurrible. No obstante, no creemos que tal circunstancia sea
determinante para recurrir a aquella figura, pues si la premisa es que la desafectación
se ampara porque la prueba presentada es fehaciente, la posibilidad de la
impugnación por parte de la demandante se reduce sustancialmente, al ser dificultoso
cuestionar un medio probatorio que genera gran convicción.

3. Diferencias entre la tercería y la suspensión de medida cautelar sin tercería

Como ya se apuntó en las líneas precedentes, la solicitud de suspensión de la medida


cautelar y la desafectación comparten en su mayoría, los mismos presupuestos y
características, en tanto que, conforme lo regula el Código Procesal Civil, ambas
figuras jurídicas se interponen con la finalidad de frenar la medida cautelar recaída
sobre el bien, ya que si bien el presupuesto para la desafectación, es la acreditación
de la propiedad de forma fehaciente, y de la suspensión de la medida cautelar sin
tercería, la inscripción registral, es claro que este último requisito se agota en el
primero, por lo que debería regularse solo la desafectación, pues la mera suspensión
ya no tendría sentido alguno. De esta forma, Morales Godo, afirma que: “(...) De
admitirse la intervención del tercero en el proceso principal, desde ya, sería
cuestionable la existencia simultánea de dos artículos, el 539 y el 624, ya que hubiera
bastado con el último, ya que el supuesto del primero (bien inscrito) estaría
comprendido en el segundo (prueba fehaciente)”46.

En este sentido tenemos que la suspensión al igual que la desafectación, comparte


similares diferencias con la tercería de propiedad, entre las cuales encontramos:

• La tercería puede proceder respecto de los bienes registrados y no registrados, en


cambio la suspensión procede únicamente respecto de los bienes registrados.

• La tercería busca la declaración de la persona que tiene derecho sobre el bien, en


cambio con la suspensión, se busca brindar que el propietario intervenga directamente
en el proceso a defender su derecho.

• La suspensión busca un proceso autónomo, limitándose a una mera solicitud que


tiene como presupuesto el título de propiedad registrado; en cambio la tercería supone
todo un proceso judicial.

• El fallo, en la suspensión es irrecurrible, en cambio, en la tercería de propiedad la


decisión de fondo tomada por el juez, puede ser impugnada posteriormente.
4. Casos en los que procede la tercería de propiedad, la desafectación y la solicitud de
suspensión de la medida cautelar

Para contestar todas las interrogantes planteadas en la introducción del presente


trabajo, debemos precisar cuáles son los casos en lo que procedería cada una de las
figuras estudiadas lo que resumiremos en el cuadro que presentaremos a
continuación:
De lo señalado en el cuadro es preciso destacar que la desafectación es el vehículo
más idóneo con el que se cuenta el tercero para lograr que se levante la medida
cautelar sobre su bien; por lo tanto, y como lo señala Federico Mesinas, en una opinión
que es compartida, es que se debe recurrir a la tercería cuando se considere que
no hay fehaciencia para acreditar el derecho de propiedad, ello en la medida que
al tramitarse ante proceso abreviado y contar con actividad probatoria, se compondría
como la vía idónea para probar derechos que no pueden ser indubitablemente
acreditados para una desafectación.

Por ejemplo, imaginémonos que Belisario interpone demanda de obligación de dar


suma de dinero contra Carlos. En virtud del cual Belisario solicita una medida cautelar
en forma de secuestro contra un vehículo que era propiedad de Carlos, pero que fue
transferido a Ricardo. Sin embargo, Ricardo al no haber inscrito la transferencia del
vehículo solo tiene a su favor que se encuentra en posesión del bien, y los documentos
del vehículo (certificado SOAT, papeletas por infracción etc.,)en los cuales el figura
como propietario, sabiendo todas las personas de su círculo cercano que él le compró
el vehículo a Carlos, y que está en posesión del bien por más de dos años. Como
vemos en el citado ejemplo, al no poder acreditar en forma fehaciente la propiedad del
vehículo a favor de Ricardo, no puede solicitarse su desafectación; puesto que para
acreditar la propiedad del citado bien mueble, será necesario una actividad probatoria
compleja, que solo puede ser realizada vía proceso abreviado; por lo que si se podría
interponer una tercería de propiedad que permitirá proteger el derecho del tercero
perjudicado con la medida.

En lo atinente a la solicitud de suspensión de la medida cautelar sin tercería queremos


recalcar que con la desafectación se logra el levantamiento total del gravamen, en el
otro caso la medida cautelar supuestamente solo se “suspende”, regulación
evidentemente inadecuada, porque lo lógico es que una medida cautelar se levante o
se mantenga inamovible, pero no que se suspenda. Como los efectos prácticos de la
“suspensión” de una medida no son del todo claros, se genera inseguridad; ofreciendo
la suspensión como única ventaja frente a la desafectación es que en el primer caso el
fallo es irrecurrible, como ya lo hemos señalado líneas arriba.

Sobre este punto, Eugenia ArianoDeho, solo le encuentra explicación a la suspensión


de la medida cautelar cuando los bienes sean muebles y han sido gravados con una
medida cautelar en forma de depósito o secuestro, en ese sentido, suspender la
medida puede significar que el tercerista pueda recuperar el poder de hecho sobre la
cosa y fundamentalmente poder usarla. Para graficar ello, imaginemos que Rosa
demanda ejecutivamente a Ronaldo, pide y obtiene una medida cautelar de secuestro
sobre el vehículo que hace unas semanas vio manejando a aquel. Sin embargo, dicho
vehículo ya no es de propiedad de Ronaldo a la fecha de la realización del secuestro,
sino de Daniel, quien lo adquirió, y fue desposeído del mismo en ejecución del
secuestro. Daniel, premunido de su título de propiedad y su tarjeta de propiedad
registrado a su nombre, se apersona al proceso y pide a través de una solicitud de
suspensión de medida cautelar, que se suspenda la orden de secuestro sobre su
vehículo, recuperándolo.

Reflexión

A manera de conclusión es necesario tener en cuenta que siendo el presupuesto de la


desafectación la acreditación de la propiedad de forma fehaciente, y de la suspensión
de la medida cautelar sin tercería, la inscripción registral, es claro que este último
requisito se agota en el primero, por lo que no habiendo más dudas al respecto,
podrían muy bien tramitarse las causas objeto de suspensión en la desafectación de
bienes.

Bibliografía

Fuentes bibliográficas:

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HINOSTROZA MINGUEZ, Alberto. Guía actualizada de casaciones. 1ª edición, Jurista


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JURISPRUDENCIA CIVIL DE LA CORTE SUPERIOR (2006-2008): Últimos


precedentes en materia Civil, Procesal Civil y Comercial.En:Diálogo con la
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LEDESMA NARVÁEZ, Marianella.Comentarios al Código Procesal Civil. Tomos I y II,


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edición, Gaceta Jurídica, Lima, 2008.
MESINAS MONTERO, Federico G.“Cuándo tercería, cuándo desafectación”. En:
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MORALES GODO, Juan. “La tercería y la desafectación de los bienes”. En: Actualidad
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Grijley, 2005.

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provienen de garantías reales”. En: Revista Electrónica Derecho y Cambio Social.
Dirección URL: <http://www.jusdem.org.pe/webhechos/N010/tercerias.htm>.

MONROY GÁLVEZ, Juan.“Partes, acumulación, litisconsorcio, intervención de terceros


y sucesión procesal en el Código Procesal Civil”.En: Revista Electrónica Procesal Civil.
Alexander Rioja Bermudez. Información Doctrinaria y Jurisprudencial del Derecho
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procesal-civil>.

___________________________

* Abogada por la Universidad César Vallejo. Docente universitaria.

1 Código Procesal Civil

Artículo 533.- La tercería se entiende con el demandante y el demandado, y solo


puede fundarse en la propiedad de los bienes afectados judicialmente por medida
cautelar o para la ejecución; o en el derecho preferente a ser pagado con el precio de
tales bienes.

Sin embargo de lo señalado, puede fundarse en la propiedad de bienes afectados con


garantías reales, cuando el derecho del tercerista se encuentra inscrito con
anterioridad a dicha afectación.

2 Código Procesal Civil

Artículo 624.- Cuando se acredite fehacientemente que el bien afectado con la medida
pertenece a persona distinta del demandado, el juez ordenará su desafectación
inmediata, incluso si la medida o se hubiera formalizado. El peticionante pagará las
costas y costos del proceso cautelar y en atención a las circunstancias perderá la
contracautela a favor del propietario (…).

3 Código Procesal Civil

Artículo 539.- El perjuicio por una medida cautelar dictada en proceso en que no es
parte, puede pedir su suspensión sin interponer tercería, anexando título de propiedad
registrado. Del pedido se correrá traslado a las partes. Si se suspende la medida, la
resolución es irrecurrible. En caso contrario, el interesado puede interponer tercería, de
acuerdo al artículo 533.

4 RODRÍGUEZ DOMÍNGUEZ, Elvito A. Manual de Derecho Procesal Civil. 6ª edición,


Grijley, 2005, p. 274.

5 LEDESMA NARVÁEZ, Marianella. Comentarios al Código Procesal Civil. Tomo II, 2ª


edición, 2009, p. 222.

6 CASTILLO QUISPE, Máximo y otro. Manual de Derecho Procesal Civil. Jurista


Editores, abril de 2008, p. 512.

7 Montero Aroca la denomina “Oposición de terceros en la ejecución”. ARIANO DEHO,


Eugenia. “Embargo, tercerías y remate judicial en la jurisprudencia procesal civil”. En:
Diálogo con la Jurisprudencia. Gaceta Jurídica, Lima, 2009, p. 25.

8 ARIANO DEHO, Eugenia. Loc. cit., pp. 24-25.

9 Sentencia publicada en Data 35,000 Jurisprudencia de la Editorial Gaceta Jurídica.

10 STC Exp. Nº 4151-98-Lima. Data 35,0000. Gaceta Jurídica. El proceso civil en su


jurisprudencia. Diálogo con la Jurisprudencia, 2008.

11 Entendiendo Incidente como todas aquellas cuestiones contenciosas que pueden


surgir durante el desarrollo del proceso y guarde algún grado de conexidad con la
pretensión o petición que constituye el objeto de aquel. Ver: Gran Diccionario Jurídico.
Tomo II, A.F.A, Editores Importadores S.A., edición 2007.

12 ARIANO DEHO, Eugenia. Ob. cit., p. 27.

13 Sentencia Publicada en Jurisprudencia Civil de la Corte Superior (2006-2008):


Últimos precedentes en materia Civil, Procesal Civil y Comercial. Diálogo con la
Jurisprudencia. 1ª edición, Gaceta Jurídica, Lima, 2009, p. 364.

14 Sentencia publicada en Data 35,000 Jurisprudencias de Gaceta Jurídica.

15 ARIANO DEHO, Eugenia. Loc. cit., p. 27.

16 Sentencias publicadas en ARIANO DEHO, Eugenia. Ob. cit., pp. 109-111.

17 Sentencia publicada en el diario oficial El Peruano, con fecha 2 de febrero de 2002.

18 LEDESMA NARVÁEZ, Marianella. Ob. cit., p. 230.


19 Sentencia publicada en el diario oficial El Peruano, con fecha 8 de enero de 1999.

20 Sentencia publicada en LEDESMA NARVÁEZ, Marianella. Comentarios al Código


Procesal Civil. Tomo I, 2ª edición, Gaceta Jurídica, Lima, 2009, p. 236.

21 Sentencia publicada en el diario oficial El Peruano, con fecha 2 de enero de 2001.

22 Sentencia publicada en el diario oficial El Peruano, con fecha 1 de abril de 2002.

23 LEDESMA NARVÁEZ, Marianella. Ob. cit., p. 239.

24 Ídem.

25 Sentencia publicada en Jurisprudencia Civil de la Corte Superior (2006-2008):


Últimos precedentes en materia Civil, Procesal Civil y Comercial. Ob. cit., p. 354.

26 LEDESMA NARVÁEZ, Marianella. Ob. cit., p. 236.

27 Sentencias publicadas en ARIANO DEHO, Eugenia. Ob. cit., p. 136.

28 Sentencia publicada en LEDESMA NARVÁEZ, Marianella. Ob. cit., p. 449.

29 MESINAS MONTERO, Federico G. “Cuándo tercería, cuándo desafectación”. En:


Actualidad Jurídica. Tomo 102, Gaceta Jurídica, Lima, mayo de 2002, p. 74.

30 ARIANO DEHO, Eugenia. Ob. cit., p. 34.

31 Ídem.

32 LEDESMA NARVÁEZ, Marianella. Ob. cit., p. 447.

33 Sentencia publicada en Data 35,000 de Gaceta Jurídica Editores.

34 ARIANO DEHO, Eugenia. Ob. cit., p. 36.

35 MESINAS MONTERO, Federico G. Ob. cit., p. 75.

36 Ídem.

37 LEDESMA NARVÁEZ, Marianella. Ob. cit., p. 247.

38 ARIANO DEHO, Eugenia. Ob. cit., pp. 33-34.

39 Sentencia publicada en Data 35,000. Gaceta Jurídica.


40 MORALES GODO, Juan. “La tercería y la desafectación de los bienes”. En: Diálogo
con la Jurisprudencia. Tomo 19, Gaceta Jurídica, Lima, abril de 2000, p. 58.

41 MESINAS MONTERO, Federico G. Ob. cit., p. 75.

42 LEDESMA NARVÁEZ, Marianella. Los nuevos procesos de ejecución y cautelar. 1ª


edición, Gaceta Jurídica, Lima, 2008.

43 LEDESMA NARVÁEZ, Marianella. Ob. cit., p. 247.

44 Ibídem, p. 447.

45 MESINAS MONTERO, Federico. Ob. cit., 75.

46 MORALES GODO, Juan. Ob. cit., p. 60.

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