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8/23/2018 Semanario Judicial de la Federación - Sistema Precedentes 18709

Suprema Corte de Justicia de la Nación

Novena Época Núm. de Registro: 18709


Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
Tomo XXI, Marzo de 2005, página 961.

CONGRUENCIA Y EXHAUSTIVIDAD, PRINCIPIOS DE. SUS DIFERENCIAS Y CASO EN QUE


EL LAUDO INCUMPLE EL SEGUNDO DE ELLOS.

AMPARO DIRECTO 559/2004. YOLANDA PERALES HERNÁNDEZ.

CONSIDERANDO:

SEXTO. Los conceptos de violación son fundados, aunque no por las razones que esgrime el
quejoso, sino por las que advierte este tribunal en suplencia de la queja que autoriza la fracción
IV del artículo 76 de la Ley de Amparo, con base en la cual, además, se hacen valer otras
consideraciones oficiosas.

En efecto, contra lo que sostuvo la Junta en el laudo reclamado, la actora sí precisó las
circunstancias de modo, tiempo y lugar del despido en la demanda laboral pues, al respecto, dijo:

"1. Inició a prestar sus servicios personales para los ahora demandada (sic), en el mes de agosto
de 2002, desempeñando actualmente el puesto de obrera, con horario de trabajo de las 4:30 a.m.
a las 16:30 horas de lunes a sábado, descansando los domingos, con un salario de $80.00
diarios; en fecha 31 de diciembre de 2002, habiendo estado enferma, internándola el 4 de enero,
y en varias ocasiones, estando actualmente en la Clínica de Especialidades Número 25 del
Seguro Social, en el área de cuidados intensivos, habiéndome dado cuenta de que, por informe
del Departamento de Afiliación y Vigencia del Seguro Social, fue dada de baja de dicha
institución por sus patrones en fecha 31 de diciembre de 2002, al haber ido a consulta debido a
su enfermedad; lo anterior sin habérsele avisado y sin que se haya terminado el contrato
individual de trabajo con los demandados, razón por la cual solicitó su reinstalación, así como la
inscripción ante dicho instituto, siendo mi número de afiliación el 4702853079-9, con adscripción
a la Clínica Número 31 del Seguro Social, solicitando la inscripción en el IMSS en forma
retroactiva desde el 1o. de enero hasta en la actualidad y subsecuente, hasta en tanto no se
solucione su situación laboral, como según lo establecen los artículos 12, 15, 18, 40 y demás
relativos de la Ley del Seguro Social.

"2. Ahora bien, en fecha 4 de enero de 2003, a la entrada de sus labores ordinarias, en presencia
de algunos compañeros de trabajo, le fue comunicado por el Sr. Ezequiel Montalvo Alfaro, quien
se ostenta como propietario de la tortillería, que estaba despedida de su trabajo, no dándole
motivo alguno para tal despido, es por lo que considero que fue objeto de un despido totalmente
injustificado y fuera de todo razonamiento legal, es por esto que se reclaman los conceptos que
se señalan al principio de esta demanda." (fojas 1 y 2).

Luego, si dicha demandante precisó que su jornada iniciaba a las cuatro horas y treinta minutos,
y que fue despedida a la entrada de sus labores ordinarias, de ello se sigue la precisión de que

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fue a esa hora, del día cuatro de enero de dos mil tres, cuando se le despidió (circunstancia de
tiempo); ahora, si bien no señaló expresamente dónde, lo cierto es que la manifestación de que
la corrió el demandado Ezequiel Montalvo Alfaro "a la entrada de sus labores ordinarias", y en
presencia de algunos compañeros de trabajo, hace colegir que fue en el centro de labores, de ahí
que se estime que también precisó la circunstancia de lugar; y en cuanto a la de modo, esto es,
de cómo ocurrió, de lo transcrito se advierte que fue mediante comunicación (verbal), en
presencia de los demás trabajadores.

Por lo demás, el que la accionante hubiese manifestado que el mismo día del despido fue
internada en una clínica del Instituto Mexicano del Seguro Social, no hacía inverosímil el hecho
pues, como se alega en los conceptos de violación, por razón lógica es de considerarse que ese
internamiento fue posterior, por lo que, entonces, contrario a lo resuelto por la Junta, lo que dijo al
respecto la demandante no constituía una "confesión expresa que le perjudica".

Así, es evidente que la responsable apreció incorrectamente los hechos de la demanda, lo que
de suyo importa violación de garantías, por lo que tomando en cuenta que la demandada alegó
que la actora dio por terminada la relación de trabajo voluntariamente, la misma responsable
tendrá que analizar la acción de indemnización constitucional prescindiendo de las
consideraciones que en ese aspecto sustentan actualmente el laudo, y previo el análisis de las
condiciones de trabajo relativas a la antigüedad, puesto y salario, por vincularse con prestaciones
relacionadas con el despido (prima de antigüedad y salarios caídos), arroje la carga de la prueba
de esa terminación a la demandada, de acuerdo con lo dispuesto en el artículo 784, fracción IV,
de la Ley Federal del Trabajo y la jurisprudencia siguiente:

"DESPIDO DEL TRABAJADOR. CARGA DE LA PRUEBA. En los conflictos originados por el


despido de un trabajador, toca a éste probar la existencia del contrato de trabajo y el hecho de no
estar ya laborando, cuando esas circunstancias sean negadas por el patrón, mientras que a este
último corresponde demostrar el abandono, o bien los hechos que invoque como causa
justificada de rescisión del contrato de trabajo." (Quinta Época. Instancia: Cuarta Sala. Fuente:
Apéndice de 1995. Tomo V, Parte SCJN. Tesis: 146. Página: 99).

Debido a que la Junta tendrá que analizar si hubo o no despido, pero previamente lo relativo a las
condiciones de trabajo, este tribunal se abstiene de examinar los conceptos de violación
relacionados con la existencia de aquél, y el pago y monto del salario.

En otra vertiente, la Junta responsable absolvió del pago de horas extras bajo la consideración
medular de que: "... no es creíble que la actora estuviese laborando por un lapso aproximado de
dos años, una jornada diaria de doce horas, cuatro de las cuales como tiempo extra, lo cual
resulta ciertamente inverosímil y, además, no reclamar su pago hasta que se dice despedido ..."

En suplencia de la queja deficiente se considera ilegal la anterior consideración, porque si bien la


autoridad laboral está facultada para tomar en consideración si el tiempo que aduce el actor es
excesivo o no y, por tanto, verosímil, de conformidad con la tesis 4a./J. 20/93, de la Cuarta Sala
de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, publicada en la Gaceta del Semanario Judicial de
la Federación, tomo 65, mayo de 1993, página 19, de rubro y texto siguientes:

"HORAS EXTRAS. RECLAMACIONES INVEROSÍMILES. De acuerdo con el artículo 784,


fracción VIII, de la Ley Federal del Trabajo y la jurisprudencia de esta Sala, la carga de la prueba
del tiempo efectivamente laborado cuando exista controversia sobre el particular, siempre
corresponde al patrón, por ser quien dispone de los medios necesarios para ello, de manera que
si no demuestra que sólo se trabajó la jornada legal, deberá cubrir el tiempo extraordinario que se
le reclame, pero cuando la aplicación de esta regla conduce a resultados absurdos o

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inverosímiles, las Juntas deben, en la etapa de la valoración de las pruebas y con fundamento en
el artículo 841 del mismo ordenamiento, apartarse del resultado formalista y fallar con apego a la
verdad material deducida de la razón. Por tanto, si la acción de pago de horas extras se funda en
circunstancias acordes con la naturaleza humana, como cuando su número y el periodo en que
se prolongó permiten estimar que el común de los hombres pueden laborar en esas condiciones,
por contar con tiempo suficiente para reposar, comer y reponer sus energías, no habrá
discrepancia entre el resultado formal y la razón humana, pero cuando la reclamación respectiva
se funda en circunstancias inverosímiles, porque se señale una jornada excesiva que comprenda
muchas horas extras diarias durante un lapso considerable, las Juntas pueden válidamente
apartarse del resultado formal y resolver con base en la apreciación en conciencia de esos
hechos, inclusive absolviendo de la reclamación formulada, si estiman que racionalmente no es
creíble que una persona labore en esas condiciones sin disfrutar del tiempo suficiente para
reposar, comer y reponer energías, pero en todo caso, deberán fundar y motivar tales
consideraciones."

Sin embargo, no menos lo es que aunque en el caso pudieran parecer excesivas las horas extras
(cuatro diarias) que reclamó la actora -al margen de que en realidad son cuatro y media, tomando
en cuenta que tenía una jornada mixta, que debería de ser de siete horas y media, pues ambas
partes reconocieron que la entrada era a las cuatro horas y treinta minutos- en el caso media la
circunstancia de que las labores propias de una tortillería, que era el centro de trabajo en el que
se desempeñaba, comienzan desde hora temprana y culminan hasta tarde, después de las
ventas; lo que permite colegir que la extinta trabajadora bien podía permanecer allí todo ese
lapso (doce horas), sobre todo porque desde la hora en que terminaba su trabajo, dieciséis horas
y treinta minutos, hasta las cuatro horas y treinta minutos del día siguiente en que iniciaban, tenía
doce horas para descansar y recuperar energías; de donde deriva que sí era físicamente posible
y, por ende, creíble, que trabajara todo ese tiempo.

Asimismo, no resulta acertado el razonamiento respecto a que no existe explicación lógica de por
qué la obrera dejó transcurrir tanto tiempo sin reclamar el tiempo extraordinario, ya que,
contrariamente a lo que sostiene la Junta, la explicación es que cuando las relaciones laborales
se llevan a cabo en buenos términos y mientras no se alteran las condiciones de trabajo las
partes tratan de llevar una relación de cordialidad, la cual cambia una vez que ocurre algún
conflicto laboral que coloca a las partes en posiciones contrarias.

Sirve de apoyo a lo anterior la jurisprudencia derivada de la contradicción de tesis 43/93, de la


Cuarta Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, publicada con el número 248 en el
Tomo V, del Apéndice al Semanario Judicial de la Federación 1917-2000, página 199, del rubro y
contenido siguientes:

"HORAS EXTRAS, EL HECHO DE QUE EL TRABAJADOR NO LAS HAYA RECLAMADO, POR


SÍ SOLO NO HACE INCREÍBLE QUE LAS HUBIERE LABORADO. Esta Sala ha sostenido que
cuando exista controversia sobre el pago de horas extras, la carga de la prueba del tiempo
efectivamente laborado corresponde al patrón, conforme a lo establecido en el artículo 784,
fracción VIII, de la Ley Federal del Trabajo, sosteniendo también que cuando la aplicación de
esta regla conduce a resultados absurdos o inverosímiles, las Juntas deben aplicar el artículo
841 del mismo ordenamiento y dictar el laudo apartándose del resultado formalista a que puede
conducir la aplicación indiscriminada del mencionado artículo 784 y fallar con apego a la verdad
real deducida de la razón. Sin embargo, si el trabajo dice haber laborado horas extras durante
cierto tiempo, sin reclamar su pago, este hecho, por sí solo no puede hacer inverosímil el que se
haya laborado el tiempo extraordinario reclamado, aunque sí puede llegarse a tal conclusión
tomando en cuenta el número de horas y periodo durante el cual se dicen trabajadas, en virtud
de que la experiencia y la razón hacen ver que hay trabajadores que no formulan su demanda o

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retardan ésta, por diversas causas."

Al respecto, cabe citar también la tesis II.1o.C.T.127 L, del entonces Primer Tribunal Colegiado en
Materias Civil y de Trabajo del Segundo Circuito, publicada en el Semanario Judicial de la
Federación, Tomo XV-II, febrero de 1995, página 351, Octava Época, que dice:

"HORAS EXTRAS. SI EL TRABAJADOR NO LAS RECLAMA DURANTE LA VIGENCIA DEL


NEXO LABORAL. NO ES UN HECHO INCREÍBLE. La circunstancia de que el trabajador no exija
el pago de horas extras durante la vigencia del contrato, no es increíble, sino explicable, porque
los sujetos de la relación procuran tenerla en forma cordial, lo cual se traduce en un ambiente de
tranquilidad y genera un buen rendimiento en una actividad, la cual puede alterarse con un
reclamo de tal naturaleza. Por ello, cuando derivado de alguna causa imputable a cualesquiera
de las partes, se rompe el vínculo, es cuando se genera la acción del empleado, quien demanda
el pago de las prestaciones contempladas en la ley, incluyendo la jornada extraordinaria."

Por tanto, como no se advierte que el tiempo extra reclamado sea inverosímil, dadas las
características resaltadas, se estiman violatorias de garantías las consideraciones inherentes y,
por ende, la Junta deberá prescindir de ellas en el laudo que dicte en cumplimiento a este fallo;
por lo que deberá resolver de nueva cuenta lo que proceda en derecho, previo el análisis de la
jornada de trabajo, respecto de la que deberá arrojar la carga de la prueba a la demandada, en
términos del artículo 784, fracción VIII, de la Ley Federal del Trabajo.

En otro aspecto, también en suplencia de la queja se conoce que la Junta omitió pronunciarse
respecto de las prestaciones consistentes en: 1. La inscripción en el Instituto Mexicano del
Seguro Social, en forma retroactiva desde que se dio de baja a la trabajadora, así como la
vigencia y prestación de los servicios médicos en su favor y de sus derechohabientes y, en caso
de negarse, el pago de los eventuales gastos médicos -inciso B) de la demanda laboral-; lo que
reiteró en la ampliación de demanda formulada verbalmente en la audiencia de derecho
celebrada el tres de abril del dos mil tres, bajo el inciso A); 2. Que se obligara a la patronal a
cubrir al instituto la cantidad aproximada de $50,000.00 (cincuenta mil pesos 00/100 M.N.),
derivada de los gastos médicos con motivo de la enfermedad de la extinta trabajadora, lo que
reclamó bajo ese mismo inciso en la citada audiencia; y, 3. El reconocimiento, por parte de los
demandados, de que existía un adeudo a favor del Infonavit por concepto de pago del cinco por
ciento del salario, que debió cotizarse a favor de la obrera, así como los intereses respectivos,
por no habérsele entregado nunca a ésta los comprobantes correspondientes, prestación
reclamada en el inciso a), de la propia audiencia.

Respecto de la anterior omisión, precisa señalar que el artículo 17 constitucional, en su párrafo


segundo, entre otras cuestiones establece el principio de exhaustividad que debe contener toda
resolución, pues al efecto dispone:

"Artículo 17. Ninguna persona podrá hacerse justicia por sí misma, ni ejercer violencia para
reclamar su derecho.

"Toda persona tiene derecho a que se le administre justicia por tribunales que estarán expeditos
para impartirla en los plazos y términos que fijen las leyes, emitiendo sus resoluciones de manera
pronta, completa e imparcial. Su servicio será gratuito, quedando, en consecuencia, prohibidas
las costas judiciales. ..."

Ahora bien, por su parte el artículo 842 de la Ley Federal del Trabajo establece:

"Artículo 842. Los laudos deben ser claros, precisos y congruentes con la demanda,

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contestación, y demás pretensiones deducidas en el juicio oportunamente."

En la primera de dichas disposiciones legales se consagra, de manera explícita, el principio de


exhaustividad, pues se señala que toda persona tiene derecho a que se le administre justicia,
entre otras, de manera "completa"; y, en la segunda, la existencia de dos principios
fundamentales o requisitos de fondo que deben observarse en el dictado del laudo: el de
congruencia y el de exhaustividad. El primero es explícito, y el segundo se halla imbíbito en la
propia disposición legal.

El principio de congruencia, en su esencia, está referido a que el laudo debe ser congruente no
sólo consigo mismo, sino también con la litis tal y como haya quedado establecida en la etapa
oportuna; de ahí que se hable, por un lado, de congruencia interna, entendida como aquella
característica de que el laudo no contenga resoluciones o afirmaciones que se contradigan entre
sí; y, por otro, de congruencia externa, que en sí atañe a la concordancia que debe haber con la
demanda y contestación formuladas por las partes, esto es, que el laudo no distorsione o altere lo
pedido o lo alegado en defensa, sino que sólo se ocupe de las pretensiones de las partes y de
éstas, sin introducir alguna que no se hubiera reclamado, ni de condenar o de absolver a alguien
que no fue parte en el juicio laboral.

Sobre el tema, es ilustrativa la tesis de la otrora Tercera Sala de la Suprema Corte de Justicia de
la Nación, publicada en el Semanario Judicial de la Federación, Sexta Época, Volumen XI, Cuarta
Parte, página 193, que informa:

"SENTENCIAS, CONGRUENCIA DE LAS. El principio de congruencia de las sentencias estriba


en que éstas deben dictarse en concordancia con la demanda y con la contestación formuladas
por las partes, y en que no contengan resoluciones ni afirmaciones que se contradigan entre sí.
El primer aspecto constituye la congruencia externa, y el segundo la interna. Ahora bien, una
incongruencia reclamada corresponde a la llamada interna si se señalan concretamente las
partes de la sentencia de primera instancia que se estiman contradictorias entre sí, afirmando
que mientras en un considerando el Juez hizo suyas las apreciaciones y conclusiones a que llegó
un perito para condenar al demandado a hacer determinadas reparaciones, en el punto resolutivo
únicamente condenó a efectuar tales reparaciones, o en su defecto, a pagar una suma de dinero;
pero no existe tal incongruencia si del peritaje se desprende que debe condenarse a hacer las
reparaciones, pero que en el caso que no se cumpla deberá condenarse a pagar la cantidad a
que se condenó."

Mientras el principio de exhaustividad está relacionado con el examen que debe efectuar la
autoridad respecto de todas las cuestiones o puntos litigiosos, sin omitir alguno, es decir, dicho
principio implica la obligación del juzgador de decidir las controversias que se sometan a su
conocimiento, tomando en cuenta los argumentos aducidos tanto en la demanda como en la
contestación, y las demás pretensiones deducidas oportunamente en el juicio, de tal forma que
se condene o absuelva al demandado, resolviendo, sobre todos y cada uno de los puntos
litigiosos que hubieran sido materia del debate.

Así las cosas, cuando la autoridad laboral dicta laudo sin resolver sobre algún punto litigioso, en
realidad no resulta contrario al principio de congruencia, sino al de exhaustividad, contemplado
en el artículo 17 constitucional, que establece que los tribunales impartirán justicia de manera,
entre otras "completa", en relación con el artículo 842 de la Ley Federal del Trabajo, que obliga a
la autoridad laboral a resolver respecto de todas las cuestiones o puntos litigiosos que le sean
puestos a su consideración, pues lejos de distorsionar o alterar la litis, aquel proceder se reduce
a omitir el examen y pronunciamiento de una cuestión controvertida que oportunamente se le
planteó, lo que permite, entonces, hablar de un laudo propiamente incompleto, falto de

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exhaustividad, precisamente porque la congruencia -externa- significa que sólo debe ocuparse de
las personas que contendieron como partes y de sus pretensiones, mientras que la exhaustividad
implica que el laudo ha de ocuparse de todos los puntos discutibles; de ahí que este tribunal
colegiado se aparte, en lo conducente, de lo considerado en la tesis de jurisprudencia cuyo título
dice: "LAUDO INCONGRUENTE.", sustentada por la otrora Cuarta Sala de la Suprema Corte de
Justicia de la Nación, publicada en el Semanario Judicial de la Federación correspondiente a la
Séptima Época, Volumen 60, Quinta Parte, página 47.

Sirve de apoyo a lo anterior la tesis IV.2o.T. J/44, sustentada por éste tribunal, consultable en la
página 888, Tomo XIX, febrero de 2004, del Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta,
correspondiente a la Novena Época, que establece:

"CONGRUENCIA Y EXHAUSTIVIDAD, PRINCIPIOS DE. SUS DIFERENCIAS Y CASO EN QUE


EL LAUDO INCUMPLE EL SEGUNDO DE ELLOS. Del artículo 842 de la Ley Federal del Trabajo
se advierte la existencia de dos principios fundamentales o requisitos de fondo que deben
observarse en el dictado del laudo: el de congruencia y el de exhaustividad. El primero es
explícito, en tanto que el segundo queda imbíbito en ladisposición legal. Así, el principio de
congruencia está referido a que el laudo debe ser congruente no sólo consigo mismo, sino
también con la litis tal como haya quedado establecida en la etapa oportuna; de ahí que se hable,
por un lado, de congruencia interna, entendida como aquella característica de que el laudo no
contenga resoluciones o afirmaciones que se contradigan entre sí y, por otro, de congruencia
externa, que en sí atañe a la concordancia que debe haber con la demanda y contestación
formuladas por las partes, esto es, que el laudo no distorsione o altere lo pedido o lo alegado en
la defensa, sino que sólo se ocupe de las pretensiones de las partes y de éstas, sin introducir
cuestión alguna que no se hubiere reclamado, ni de condenar o de absolver a alguien que no fue
parte en el juicio laboral. Mientras que el de exhaustividad está relacionado con el examen que
debe efectuar la autoridad respecto de todas las cuestiones o puntos litigiosos, sin omitir ninguno
de ellos, es decir, dicho principio implica la obligación del juzgador de decidir las controversias
que se sometan a su conocimiento tomando en cuenta los argumentos aducidos tanto en la
demanda como en aquellos en los que se sustenta la contestación y demás pretensiones hechas
valer oportunamente en el juicio, de tal forma que se condene o absuelva al demandado,
resolviendo sobre todos y cada uno de los puntos litigiosos que hubieran sido materia del debate.
Por tanto, cuando la autoridad laboral dicta un laudo sin resolver sobre algún punto litigioso, en
realidad no resulta contrario al principio de congruencia, sino al de exhaustividad, pues lejos de
distorsionar o alterar la litis, su proceder se reduce a omitir el examen y pronunciamiento de una
cuestión controvertida que oportunamente se le planteó, lo que permite, entonces, hablar de un
laudo propiamente incompleto, falto de exhaustividad, precisamente porque la congruencia -
externa- significa que sólo debe ocuparse de las personas que contendieron como partes y de
sus pretensiones; mientras que la exhaustividad implica que el laudo ha de ocuparse de todos los
puntos discutibles. Consecuentemente, si el laudo no satisface esto último es inconcuso que
resulta contrario al principio de exhaustividad que emerge del artículo 842 de la Ley Federal del
Trabajo, traduciéndose en un laudo incompleto, con la consiguiente violación a las garantías
consagradas en los artículos 14 y 16 de la Constitución Federal."

Así, en el caso se advierte que la Junta faltó al principio de exhaustividad al no haberse


pronunciado respecto de las prestaciones reclamadas en los incisos B) de la demanda laboral -a
excepción de los salarios caídos-, y A) y B) de la ampliación de demanda formulada en la
audiencia de tres de abril de dos mil tres, antes precisada, pues impidió a la actora los motivos y
fundamentos que tuvo para abstenerse de resolver dichos puntos y, por ende, el laudo es
violatorio de las garantías consagradas en los artículos 16 y 17 constitucionales.

En esas condiciones, procede conceder el amparo pedido para el efecto de que la Junta

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responsable:

1. Deje insubsistente el laudo reclamado; y,

2. Dicte otro en el que:

2.2. Analice la acción de indemnización constitucional prescindiendo de las consideraciones que


en ese aspecto sustentan actualmente el laudo y, previo el análisis de las condiciones de trabajo
relativas a la antigüedad, puesto y salario, por vincularse con prestaciones relacionadas con el
despido (prima de antigüedad y salarios caídos), arroje la carga de la prueba de esa terminación
a la demandada, y resuelva al respecto, nuevamente, lo que proceda en derecho.

2.3. Prescinda de la consideración que vertió acerca de que las horas extras son inverosímiles, y
resuelva de nueva cuenta lo que proceda en derecho, previo el análisis de la jornada de trabajo,
respecto de la que deberá arrojar la carga de la prueba a la demandada.

2.4. Se pronuncie respecto de las prestaciones reclamadas en los incisos B) de la demanda


laboral -a excepción de los salarios caídos, pues este tema está relacionado con el punto 2.2
anterior-, y A) y B) de la ampliación de demanda formulada en la audiencia de tres de abril de dos
mil tres, antes precisadas.

Toda vez que la Junta tendrá que pronunciarse nuevamente sobre el despido y las condiciones
de trabajo, este tribunal se abstiene de examinar los conceptos de violación relacionados con la
existencia de aquél, y el pago y monto del salario, con apoyo en la jurisprudencia 107 de la otrora
Tercera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, publicada en la página 85, Tomo VI,
Materia Común, del Apéndice al Semanario Judicial de la Federación 1917-2000, que dispone:

"CONCEPTOS DE VIOLACIÓN, ESTUDIO INNECESARIO DE LOS.-Si al examinar los


conceptos de violación invocados en la demanda de amparo resulta fundado uno de éstos y el
mismo es suficiente para otorgar al peticionario de garantías la protección y el amparo de la
Justicia Federal, resulta innecesario el estudio de los demás motivos de queja."

Por lo expuesto y fundado, y con apoyo además en los artículos 158 y 190 de la Ley de Amparo,
se resuelve:

ÚNICO.-La Justicia de la Unión ampara y protege a Yolanda Perales Hernández, como


beneficiaria de la extinta Judith Martínez Perales, contra el acto y la autoridad que se puntualizan
en el resultando primero de esta ejecutoria, para los efectos que se indican en la parte final del
considerando que antecede.

Notifíquese.

Así, por unanimidad de votos, lo resolvió el Segundo Tribunal Colegiado en Materia de Trabajo
del Cuarto Circuito, integrado por los Magistrados Alfredo Gómez Molina, Victorino Rojas Rivera
y Abraham Calderón Díaz, siendo ponente el último de los mencionados.

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