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CONCORDANCIAS:
COMENTARIO E N R I Q U E P E S T A N A U R I B E
JURISPRUDENCIA
Si bien se advierte que por error en la carta notarial se ha consignado un monto distinto
del que corresponde a la referida resolución, el hecho de que ésta se haya adjuntado al
comunicado y que haya sido expedida por la misma entidad requerida, evidencia que se
trata de un error que no enerva la validez de lo solicitado pues la demandada estuvo en
plena posibilidad de conocer cuál era el acto cuyo cumplimiento se requería. En virtud de
estas consideraciones este Tribunal no comparte los argumentos del ad quem, siendo
procedente emitir un pronunciamiento sobre el fondo”. (Exp. 07320-2006-AC FJ 2,3)
“En principio, importa señalar que este Tribunal disiente del argumento de la recurrida para
desestimar –vía una interpretación absolutamente restrictiva, y que no se condice con la
naturaleza de los procesos constitucionales– la demanda, pues, en la medida que la
resolución cuyo cumplimiento se pretende ha sido expedida por el Alcalde de la
Municipalidad Distrital de San Juan de Lurigancho, con la carta notarial de fojas 3 de autos
se ha satisfecho el requisito de cumplir con agotar la vía previa a que se refiere el artículo
69° del Código Procesal Constitucional”. (Exp. 00058-2005-AC FJ 1)
“Uno de esos presupuestos procesales al que está condicionado el ejercicio del derecho de
acción en este proceso, que puede denominarse de carácter subjetivo, es el que se deriva
del hecho de que mediante la acción de cumplimiento no se controla la mera o simple
inactividad administrativa, sino aquella que asume la condición de “renuente”, conforme
lo expresa el inciso 6) del artículo 200° de la Constitución.
El legislador ordinario ha previsto que ese presupuesto procesal... no es otro que ‘el
requerimiento por conducto notarial, a la autoridad pertinente, del cumplimiento de lo que
se considera debido, previsto en la ley o el cumplimiento del correspondiente acto
administrativo o hecho de la administración, con una antelación no menor de quince días
[...]’. Con la satisfacción de dicho presupuesto procesal, se persigue que se demuestre que
no se trata de un simple letargo administrativo, sino que la autoridad responsable persiste
en la inacción, pese a que el afectado en sus intereses legítimos le ha recordado que existe
un mandato contenido en la ley o en un acto administrativo que aún no se ha cumplido”.
(Exp. 00191-2003-AC FJ 3)
“... tampoco cabe invocar la falta de emplazamiento notarial de la totalidad de demandantes
de la presente causa respecto del Presidente de la República, pues se trata de una demanda
sustentada en intereses de tipo colectivo (distintos por cierto de los intereses individuales
e incluso de los intereses difusos) donde cualquiera de los afectados puede tramitar el
requerimiento notarial correspondiente, a nombre del resto de afectados por idéntica
situación, siendo carente de toda lógica que por un lado se acepte la posibilidad de
interponer acciones constitucionales por terceras personas o por los representantes de los
afectados... y por el otro, se niegue la posibilidad de que sean esas mismas terceras
personas o sus representantes, los que promuevan, el requerimiento notarial
correspondiente”. (Exp. 01277-1999-AC FJ 3)
1)
CONTRA LA RESOLUCIONES DICTADAS POR EL PODER JUDICIAL, TRIBUNAL
CONSTITUCIONAL Y JURADO NACIONAL DE ELECCIONES;
2)
CONTRA EL CONGRESO DE LA REPÚBLICA PARA EXIGIR LA APROBACIÓN O LA
INSISTENCIA DE UNA LEY;
3)
PARA LA PROTECCIÓN DE DERECHOS QUE PUEDAN SER GARANTIZADOS
MEDIANTE LOS PROCESO DE AMPARO, HÁBEAS DATA Y HÁBEAS CORPUS;
4)
CUANDO SE INTERPONE CON LA EXCLUSIVA FINALIDAD DE IMPUGNAR LA
VALIDEZ DE UN ACTO ADMINISTRATIVO;
5)
CUANDO SE DEMANDA EL EJERCICIO DE POTESTADES EXPRESAMENTE
CALIFICADAS POR LA LEY COMO DISCRECIONALES POR PARTE DE UNA
AUTORIDAD O FUNCIONARIO;
6)
EN LOS PUESTOS EN LOS QUE PROCEDA INTERPONER EL PROCESO
COMPETENCIAL;
7)
CUANDO NO SE CUMPLIÓ CON EL REQUISITO ESPECIAL DE LA DEMANDA
PREVISTO POR EL ARTÍCULO 69º DEL PRESENTE CÓDIGO; Y,
8)
SI LA DEMANDA SE INTERPUSO LUEGO DE VENCIDO EL PLAZO DE SESENTA DÍAS
CONTADOS DESDE LA FECHA DE RECEPCIÓN DE LA NOTIFICACIÓN NOTARIAL.
CONCORDANCIAS:
COMENTARIO E N R I Q U E P E S T A N A U R I B E
Vale la pena aclarar que cuando el Código señala la improcedencia del proceso de
cumplimiento contra resoluciones emanadas del Jurado Nacional de Elecciones,
necesariamente se refiere a aquellas que se dictan en materia electoral y que tienen carácter
jurisdiccional en ejercicio de la función que le concede el artículo 178 inciso 4 de la
Constitución1, pues esta entidad también expide resoluciones administrativas que no
resuelven conflictos en materia electoral, en cuyo caso sí podría demandarse su
cumplimiento. Corresponderá por lo tanto al juez determinar cuando está ante una
resolución meramente administrativa – por ejemplo una que ordena el pago de una suma
de dinero a un trabajador – y cuando ante una decisión jurisdiccional.
3) Para la protección de derechos que puedan ser garantizados mediante los procesos de
amparo, hábeas data y hábeas corpus;
Es evidente que cuando se está impugnando la validez de un acto administrativo, la vía del
proceso de cumplimiento no se encuentra expedita, dado que ésta se encuentra destinada a
hacer cumplir actos administrativos firmes, es decir que no han sido cuestionados o que
habiéndolo sido, han alcanzado la calidad de cosa decidida. De cualquier forma, quien desee
impugnar la validez de un acto administrativo tendría que recurrir a los medios impugnatorios
previos señalados en la Ley N° 27444 que regula el procedimiento administrativo general y en
su caso al proceso contencioso administrativo regulado en la ley N° 27584.
Sin embargo, hay que tener en cuenta que para establecer en qué casos estamos ante
potestades discrecionales, necesariamente debemos remitirnos a lo que establece la ley al
respecto, de modo que en ningún supuesto deberá entenderse que una potestad es discrecional
si la ley no la califica como tal de modo expreso. Tampoco podremos asumir que existen
potestades implícitas dentro de otras.
6) En los supuestos en los que proceda interponer el proceso competencial;
Si se tratase de una entidad del Estado que pretenda se dé cumplimiento a una norma
expedida por otra entidad pública, no será factible interponer un proceso de cumplimiento, no
solo por que lo prohíbe el inciso 9) del artículo 5° del Código, sino por que en ese caso lo que
correspondería es entablar un proceso competencial, si es que la entidad obligada a dar
cumplimiento a la norma es omisa a ello, pese a estar establecida por ley la obligación.7)
Cuando no se cumplió con el requisito especial de la demanda previsto en el artículo 69
del presente Código; y
Por último, no debemos olvidar que las reglas para la aplicación de los plazos se encuentran
establecidas en el artículo 183° del Código Civil.
JURISPRUDENCIA
Que, siendo así, el medio procesal de defensa del derecho a la información es el proceso
de hábeas data. En tal virtud, debe declararse la improcedencia de la demanda en
aplicación del artículo 70º del Código Procesal Constitucional, que establece que no
procede el proceso de cumplimiento para la protección de derechos que puedan ser
garantizados mediante los procesos de Amparo, Hábeas Data y Hábeas Corpus”. (Exp.
00605-2007-AC FJ 4,5)
“... este Colegiado debe precisar que el uso de la facultad de rechazar in límine no puede ser
entendida como una opción absolutamente discrecional en el obrar de los jueces
constitucionales, sino como una alternativa a la que sólo cabe acudir cuando, además de
configurarse las causales de improcedencia general previstas [en la norma procesal]... no
exista ningún margen de duda respecto de la configuración de los supuestos de hecho
consignados en dichos dispositivos; es decir, que no se pueda presentar controversia
alguna con relación a las variables de improcedencia, lo que supone, por el contrario, que
cuando existan elementos de juicio que admitan un razonable margen de debate o
discusión, la aplicación de tal dispositivo resulta impertinente”. (Exp. 01334-2004-AC
FJ 3)
“El inciso 6) del artículo 200° de la Constitución establece, expresamente, que la acción de
cumplimiento “procede contra cualquier autoridad o funcionario renuente a acatar una
norma legal o un acto administrativo, sin perjuicio de las responsabilidades de ley”. En
ese sentido, es necesario contar con una norma legal o un acto administrativo que ordene
lo peticionado por el accionante... En consecuencia, la acción incoada no es la vía idónea
para demandar el cumplimiento de la resolución judicial que en el proceso de amparo
reconoce al actor el goce de su pensión minera con arreglo a la Ley N° 25009, extremo
que debe ser peticionado en el proceso en que dicha resolución fue emitida, sobre todo
porque ella no puede ser equiparada a una norma legal o acto administrativo, pues la
naturaleza de cada una de ellas (norma legal y resol. jud.), así como la autoridad de la que
emanan, son diferentes”. (Exp. 00413-2004-AA FJ 1,3)
“... en materia de acción de cumplimiento, se exige que la norma legal o acto administrativo
contenga un mandato claro, cierto, expreso, incondicional y vigente.
“Es necesario señalar que en ningún caso puede interponerse una acción de garantía, y menos
de cumplimiento, para iniciar un proceso de ejecución de resoluciones judiciales.
CONCORDANCIAS:
Internas: Artículo 49
2* Doctor en Derecho. Juez Superior Titular en Lambayeque. Profesor Asociado Academia de la Magistratura del
Perú. Docente del Área Constitucional de la Universidad San Martín de Porres, Filial Chiclayo, Lambayeque.
Becario del curso de DD.HH. en la Washington College of Law de la American University, Washington D.C.,
EE.UU. Becario del Aula Iberoamericana de la Universidad de Cádiz, España.
La explicación reside en la naturaleza de sumariedad, tutela de urgencia y carácter
excepcional de protección de los derechos fundamentales que informan los procesos
constitucionales, en particular en el caso en comento, respecto de los derechos que tutela el
proceso de cumplimiento, en esencia derechos públicos subjetivos. En adición a ello, los actos
con caracteres particulares revisten un carácter de disponibilidad, situación que en términos
referidos a derechos de origen público, expresan irrenunciabilidad3. En esa línea de reflexión,
tiene validez la tesis de que los derechos de origen público exigen un tipo de tutela especial,
circunstancia que no identifica in toto a los derechos de origen particular.
De otro lado, respecto a los caracteres de los derechos públicos resulta pertinente precisar
por qué las controversias respecto a ellos han de ser la sumariedad, la tutela de urgencia y el
carácter excepcional de protección de los derechos fundamentales. La sumariedad nos refiere
una noción de inmediación respecto al pronunciamiento sin que ello involucre ni afectación
del derecho de defensa ni tampoco del derecho al contradictorio, así como tampoco el derecho
a ser oído en juicio. Lo sumario no es sinónimo de vulneración de otros derechos fundamentales
que conciernan al debido proceso sino de celeridad en la definición de la controversia.
De la misma forma, el desistimiento está sujeto a una serie de formalidades que exigen ser
observadas6 a efectos de determinarse su procedencia. En ese sentido, exigencia formal de
primer orden es la legalización de firma de la parte interesada en materializar su desistimiento.
JURISPRUDENCIA
“... conforme lo establece el artículo 71° del Código Procesal Constitucional, en el proceso de
cumplimiento se admitirá el desistimiento únicamente cuando la pretensión esté dirigida
a cuestionar actos administrativos de carácter particular.
3)
EL PLAZO PERENTORIO PARA EL CUMPLIMIENTO DE LO RESUELTO, QUE NO
PODRÁ EXCEDER DE DIEZ DÍAS;
4)
LA ORDEN A LA AUTORIDAD O FUNCIONARIO COMPETENTE DE INICIAR LA
INVESTIGACIÓN DEL CASO PARA EFECTO DE DETERMINAR RESPONSABILIDADES
PENALES O DISCIPLINARIAS, CUANDO LA CONDUCTA DEL DEMANDADO ASÍ LO
EXIJA.
CONCORDANCIAS:
Ahora bien, aquí corresponderá diferenciar entre el cumplimiento de una norma legal o de
un acto administrativo, pues en función a ello han de estructurarse los términos de la ejecución.
Sobre este particular, resulta necesario advertir que a pesar de que la ejecutoria vinculante
168-2005-PC/TC caso Villanueva Valverde, ha señalado las características mínimas del
mandato de cumplimiento, estimamos que no se ha analizado en la forma suficiente las
características del mandamus de cumplimiento cuando las pretensiones aluden a que no se ha
desarrollado la reglamentación de una ley.
En efecto, si una pretensión pretende el cumplimiento de una norma y señalamos que ésta
no ha sido reglamentada, asumimos prima facie que se trata de una norma heteroaplicativa, es
decir, que requiere reglamentación y por ello, la pretensión deviene improcedente. Con esta
interpretación, asumimos que solo se puede demandar el cumplimiento de una norma
autoaplicativa, es decir, que no requiere reglamentación y así asumimos una interpretación
literal. Sin embargo, la no reglamentación de una ley, en nuestra opinión, no debe ser una
causal de improcedencia pues si la ley o la norma ya contienen un mandamus, es omisión
propia del legislador no haber desarrollado la reglamentación respectiva. Más aún, se presenta
un aparente conflicto con la inconstitucionalidad por omisión, figura ampliamente tratada en
forma reciente por el Tribunal Constitucional9. Corresponde al Poder Judicial, entonces, a
Por tanto, es importante inferir que no debemos optar por la improcedencia en estos
tipos de demandas, pues el concepto garantista que informa nuestra Ley Fundamental, nos
habilita para que la decisión a expedir, en el tipo de casos indicados, pueda ser estimatoria,
precisándose que debe cumplir el Poder Legislativo con emitir la norma reglamentaria
respectiva, ello a fin de no dejar en estado de indefensión a los justiciables que piden el
cumplimiento de una norma y se encuentran en la difícil posición de que la prestación que
solicitan se cumpla, no se encuentra reglamentada.
“En los casos de pretensiones de cumplimiento respecto de normas que no han sido
reglamentadas, habiéndose verificado la procedencia del mandato de la norma legal respectiva,
corresponderá que los jueces constitucionales del Poder Judicial estimen la demanda,
señalando la obligación del Poder Legislativo de emitir la reglamentación respectiva. “
(…)este Colegiado considera que detenerse en la no configuración del proceso de cumplimiento para
controlar las omisiones normativas inconstitucionales, cuando no existe a su vez ningún otro mecanismo
procesal que dé respuesta a la problemática jurídica planteada, sería tanto como denegar justicia
constitucional lo cual, como ya se dijo, también está prohibido por la Constitución. Ante la aparente solución
distinta que muestran dos disposiciones constitucionales (la primera que no ha previsto el control de las
omisiones normativas inconstitucionales a través del proceso de cumplimiento y la segunda que obliga al
juez a no dejar de impartir justicia por vacío o deficiencia de la ley) este Tribunal estima que es su deber
inexcusable preferir aquella que más favorece la defensa de la Constitución, la persona y su dignidad y,
por ello, aquella que mejor resguarda sus derechos fundamentales. Ello se desprende no sólo del principio
de unidad de la Constitución al cual ha recurrido este Colegiado en constante jurisprudencia (STC 5854-
2005-PA/TC, Caso Lizana Puelles, FJ. 37-39), sino del argumento mucho más fuerte, que se deriva del
artículo 1 de la Constitución, según el cual el Estado y con él el sistema de administración de justicia, están
al servicio de la persona humana y deben buscar como fin último la protección de su dignidad y no, en
sentido contrario, convertirse en un obstáculo para la tutela de los derechos fundamentales.
Notemos un aspecto de necesaria concordancia: el cumplimiento de prestaciones
económicas en los procesos constitucionales puede implicar hasta un período de 4 meses 10,
esto es, en condiciones de imposibilidad inmediata del cumplimiento de la prestación
ordenada, la ley procesal peruana considera un plazo razonable siempre que la parte
emplazada esté en condiciones de no cumplir la prestación impuesta por el juez
constitucional.
La ratio legis del dispositivo en comento obedece, en gran medida, precisamente a esa
naturaleza de efecto inmediato del cumplimiento, frente a cuya exigencia no cabe
razonablemente, la prórroga de la obligación determinada. En ese orden de ideas, no
devendría atendible que sobre la naturaleza cuasi ejecutiva del proceso de cumplimiento,
asumamos una distinción de regularidad que les asiste a otro tipo de procesos
constitucionales. En virtud de lo señalado, el plazo de 4 meses se reduce a 10 días.
JURISPRUDENCIA
“Si bien es cierto que la dependencia en la que el actor ejercía el cargo de técnico
administrativo del programa Asamblea Regional de la Región Grau en la actualidad se
encuentra desactivada [mediante los Decretos Leyes Nos 25418 y 25432, de abril de 1992,
que regularon transitoriamente la organización y funcionamiento de los Consejos de
Administración Regionales], también lo es que dicha situación no puede perjudicar al
recurrente, por lo que debe ser reincorporado en la dependencia que en la actualidad haga
sus veces, y en un cargo de igual nivel y categoría, respetando la evolución remunerativa
que se haya producido en el tiempo respecto de la prestación salarial que le pudiera
corresponder, situaciones que deberán ser dilucidadas en ejecución de sentencia”. (Exp.
03397-2003-AC FJ 4)
“Evidentemente, para que mediante un proceso de la naturaleza que ahora toca resolver
[Acción de cumplimiento] –que, como se sabe, carece de estación probatoria–, se pueda
expedir una sentencia estimatoria, es preciso que el mandato previsto en la ley o en un
acto administrativo tenga determinadas características. Entre otras, debe tratarse de un
mandato que sea de obligatorio cumplimiento, que sea incondicional y, tratándose de los
condicionales, que se haya acreditado haber satisfecho las condiciones; asimismo, que se
trate de un mandato cierto o líquido, es decir, susceptible de inferirse indubitablemente de
la ley o del acto administrativo que lo contiene y, en lo que al caso se refiere, que se
encuentre vigente”. (Exp. 02840-2002-AC FJ 6)
CONCORDANCIAS:
Internas: Artículo 22
Veamos qué dice sobre esta materia el legislador colombiano en la Ley 393 de 1997, la
cual, como hemos señalado supra, desarrolla a nivel infraconstitucional el proceso de
cumplimiento:
“Artículo 23: Alcances del fallo. El cumplimiento del fallo no impedirá que se proceda
contra quien ejerció la Acción de Cumplimiento, si las acciones u omisiones en que incurrió
generasen responsabilidad.”
De otro lado, la referencia en el artículo en comento al artículo 2212 del Código Procesal
Constitucional, merece un comentario especial y hemos creído conveniente destacar la
Otro extremo del artículo 22, directamente vinculado al proceso de cumplimiento, hace
referencia a la aplicación de multas para materializar un mandato de cumplimiento 13. La
premisa es puntual: tratándose de un proceso de tutela urgente, no son admisibles
situaciones de excepción al cumplimiento e inclusive, un escenario excepcional lo
constituye la destitución del responsable renuente al cumplimiento de una obligación, como
medida extraordinaria frente a la renuencia en el cumplimiento del mandato.
La sentencia que cause ejecutoria en los procesos constitucionales se actúa conforme a sus propios
términos por el juez de la demanda. Las sentencias dictadas por los jueces constitucionales tienen
prevalencia sobre las de los restantes órganos jurisdiccionales y deben cumplirse bajo responsabilidad.(…)
13 Código Procesal Constitucional. Artículo 22.- Actuación de Sentencias
(…) La sentencia que ordena la realización de una prestación de dar, hacer o no hacer es de actuación
inmediata. Para su cumplimiento, y de acuerdo al contenido específico del mandato y de la magnitud del
agravio constitucional, el Juez podrá hacer uso de multas fijas o acumulativas e incluso disponer la
destitución del responsable. Cualquiera de estas medidas coercitivas debe ser incorporada como
apercibimiento en la sentencia, sin perjuicio de que, de oficio o a pedido de parte, las mismas puedan ser
modificadas durante la fase de ejecución.(…)
A juicio nuestro, las situaciones producidas debían ser objeto de una ponderación
racional y razonable, en paráfrasis de las ideas de Peces Barba 14: racional por el contenido
de juricidad que reviste todo derecho fundamental, y razonable, por la valoración
axiológica o de moralidad que reviste todo mandato de cumplimiento ceñido a defender
otros derechos fundamentales.
Por consiguiente, debía ponderarse, en un escenario de jerarquía móvil 15, como derecho
prevalente el derecho a que se efectivice un mandato regulado constitucionalmente en
nuestro ordenamiento jurídico, frente al otro derecho, preterido, vinculado al deber
funcional en las actuaciones de los funcionarios públicos. En nuestra posición, estos
funcionarios no pueden, en el propósito de defender una posición formalista, evadir , diferir
o postergar, sin mayor sustento, las obligaciones fijadas por los jueces, más aún si de por
medio están involucrados derechos fundamentales.
JURISPRUDENCIA
“... mediante escrito de abril de 2007 los recurrentes ponen en conocimiento de este Tribunal
la certificación de la sesión privada del Pleno del JNE que da cuenta del acuerdo suscrito
por los señores Mendoza Ramírez, Soto Vallenas, Vela Marquillo y Velarde Urdanivia de
fecha 20 de febrero de 2007, por el que se aprueba el informe presentado por el abogado
Aníbal Quiroga León y se dispone “remitir el pedido de la Asociación de Fonavistas del
Perú al Congreso de la República para que se proceda conforme a sus atribuciones
estipuladas en el artículo 5º del Reglamento del Congreso de la República”, así como el
Oficio Nº 549-2007-SG/JNE, de fecha 27 de febrero de 2007, dirigido por el Secretario
General del JNE al Oficial Mayor del Congreso de la República en cumplimiento del
referido acuerdo.
Con fecha 14 de mayo de 2007 el oficial Mayor del Congreso de la República remite, al
JNE mediante Oficio Nº 254-2006-2007-DDP-CD/CR el acuerdo adoptado por el
Consejo Directivo del Congreso por el que se remite el Oficio Nº 396-2006-2007-CCYR-
CR de la Comisión de Constitución y Reglamento y se deja constancia que se ha
“expresado que no es de su competencia, bajo el argumento de efectuar sus funciones de
control político, avocarse a un procedimiento previo a la presentación de una acción de
inconstitucionalidad ya que ello afectaría los principios y derechos de la función
jurisdiccional establecidos en la Constitución del Perú”
Que el inciso 5 del artículo 203 de la Constitución Política del Perú establece que la acción
de inconstitucionalidad se ejercita por cinco mil ciudadanos con firmas debidamente
comprobadas por el Jurado Nacional de Elecciones.
constitucional es también objetivo y compromiso de este Colegiado con la sociedad peruana, a la que debe
su mandato.
Que conforme lo establece el artículo 8 del Código Procesal Constitucional, aplicable al
presente proceso, “Cuando exista causa probable de la comisión de un delito, el Juez, en
la sentencia que declara fundada la demanda en los procesos tratados en el presente título,
dispondrá la remisión de los actuados al Fiscal Penal que corresponda para los fines
pertinentes. Esto ocurrirá, inclusive, cuando se declare la sustracción de la pretensión y
sus efectos, o cuando la violación del derecho constitucional haya devenido en irreparable,
si el Juez así lo considera”.
Que resulta evidente que los miembros que componen el Pleno del JNE han interferido en
la demanda de inconstitucionalidad de autos con el propósito de impedir el ejercicio que la
Constitución Política del Perú otorga a los ciudadanos para demandar la inconstitucionalidad
de las leyes y los fines del proceso estipulados en los artículos II del Título Preliminar y 73º
del Código Procesal Constitucional, incumpliendo el deber de cumplir la Constitución que
la Carta impone a todos los funcionarios de conformidad con lo dispuesto en su artículo 38º”.
(Exp. 00029-2006-AI FJ De 3 a 8)
Que de acuerdo con lo establecido en el inciso 2) del artículo 33° de la Ley N° 27444, los
procedimientos de evaluación previa están sujetos a silencio positivo, junto a los recursos
destinados a cuestionar la desestimación de una solicitud, cuando el particular haya
optado por la aplicación del silencio administrativo negativo”. (Exp. 02433-2004-AC FJ
2,3)
El procedimiento aplicable a este proceso será el mismo que el previsto por el presente Código
para el proceso de amparo, en lo que sea aplicable. El Juez podrá adaptar dicho procedimiento
a las circunstancias del caso.
CONCORDANCIAS:
Internas: Artículos 22, 40, 41, 42, 43, 44, 47, 48, 49, 50, 51, 52, 53, 54, 56, 57, 58, 59, 60, 67,
71, 72
El self restraint, como principio de autolimitación, ha sido abordado por Jorge Carpizo19 de
la siguiente forma:
“Más allá de los límites que el Tribunal (Constitucional) tiene como cualquier órgano de
poder, resulta muy importante que sepa autolimitarse, es decir, el self-restraint, que el activismo
judicial no sea desbordado, que aplique con prudencia las técnicas de la interpretación
constitucional, que jamás pretenda usurpar funciones que la Constitución atribuye a otros
órganos, que siempre tenga presente que está interpretando la Constitución, no creando una
filosofía o moral constitucionales.”
Las ideas de Carpizo refieren el necesario equilibrio que exigen las decisiones
constitucionales, más aún si de por medio éstas abordan la defensa integral del principio de
interdicción de la arbitrariedad. Sobre el mismo tema de límites a la labor constitucional de
los jueces, señala con propiedad Bachof 20
19 CARPIZO, Jorge, El Tribunal Constitucional y sus límites. Grijley. Lima, 2009. Pág. 57
20 BACHOF, Otto. Nuevas reflexiones sobre la jurisdicción constitucional entre derecho y política en Boletín
Mexicano de Derecho Comparado, Año XIX, núm. 57, UNAM- Instituto de Investigaciones Jurídicas,
México, 1986, p. 844.
“La Corte ha necesitado conquistar su actual posición con mucho trabajo y con muchas
resistencias. Que lo haya logrado radica, y no es la menor de las razones, en que con sabia
autolimitación haya entendido correctamente trazar las fronteras entre derecho y política. “
En relación a los controles formales, los jueces constitucionales pueden ser objeto de una
acusación formal ante el Congreso, si se trata de magistrados del Tribunal Constitucional21, o
en su caso, ante los órganos de control22, si se trata de jueces del Poder Judicial que ejercen
jurisdicción constitucional. De otro lado, los controles materiales son más difíciles de enunciar
pues se refieren a la propia pauta de autolimitación a observar. Autolimitarse implica asumir
con ponderación, racionalidad y razonabilidad el encargo de impartir justicia constitucional y
al respecto, son factores en juego las calidades personales de los jueces constitucionales. Una
Corte fuerte23, con magistrados íntegros, preparados y fundamentalmente independientes, es
sinónimo y expresión de una manifestación de autocontrol sustantivo. A su vez, lo contrario
implica por cierto la necesidad de aplicar controles formales si las circunstancias así se
configuran.
En otro ángulo del problema, ¿Por qué la supletoriedad del amparo respecto del proceso de
cumplimiento? A juicio nuestro, ello se expresa en la organicidad del proceso de amparo, el
cual no solo es aquel tipo de proceso cuya carga es notoriamente mayoritaria a nivel de
procesos ante el Tribunal Constitucional24 y Poder Judicial, sino que igualmente ha sido
24 Discurso del Presidente del Tribunal Constitucional, magistrado Juan Vergara Gotelli,, en la ceremonia de
apertura del años jurisdiccional constitucional 2010:
delimitado en el Código Procesal Constitucional con mayor énfasis25 respecto de los otros tipos
de procesos.
“Artículo 30. Remisión. En los aspectos no contemplados en esta Ley se seguirá el Código
Contencioso Administrativo en lo que sea compatible con la naturaleza de las Acciones de
Cumplimiento.”
JURISPRUDENCIA
“En relación con esta cuestión, este Tribunal comprende la preocupación del Colegio
demandante, pero debe poner de manifiesto que la demanda de inconstitucionalidad tiene
por finalidad –conforme a lo dispuesto por el artículo 74 del Código Procesal
Constitucional– la defensa de la Constitución frente a infracciones contra su jerarquía
normativa.
“al 11 de diciembre hemos expedido 1.343 sentencias en procesos de hábeas corpus, 39 en procesos de
hábeas data, se ha resuelto 421 quejas, 27 en procesos de inconstitucionalidad, 368 sentencias de
cumplimiento, 7 decisiones en procesos competenciales y 6.444 sentencias en procesos de amparo, lo
cual totaliza 8.649 sentencias (…) al 31 de diciembre hemos concluido la producción de todo el año que
pasó con la expedición de 8.962 sentencias (…)
El orden que aquí podemos apreciar es que el rubro de procesos de amparo asciende al 74.50% del total
de sentencias del Tribunal. Los procesos de cumplimiento representan solo el 4.25% de procesos.
25 Artículos 37 a 60 del Código Procesal Constitucional
en las acciones de cumplimiento, el plazo prescriptorio debe computarse desde el primer
día posterior a los 15 días de realizado el requerimiento por conducto notarial, salvo que
los actos que constituyan la afectación sean continuados”. (Exp. 00722-2004-AC FJ 3)
Título VI
POPULAR E INCONSTITUCIONALIDAD
CONCORDANCIAS:
Constitución: Artículos 51, 103, 104, 106, 118.8, 118.19, 138, 200.4, 200.5
26
COMENTARIO JORGE LUIS CÁCERES ARCE*
La esencia de estos procesos nos conducen a que los órganos constitucionales tanto
Poder Judicial como Tribunal Constitucional, garanticen la vigencia efectiva de los
26* Abogado, Magíster y Doctor en Derecho por la Universidad Católica d e Santa María de Arequipa.
Profesor Principal Investigador de Pre y Post Grado en la UCSM. Ex Decano del Colegio de Abogados
de Arequipa. Miembro de la Comisión de Estudio y Análisis de la Reforma del Código Procesal
Constitucional.
Derechos Constitucionales vía los procesos de Hábeas Corpus, de Amparo, Hábeas Data y
el mal denominado proceso constitucional de Cumplimiento, que a decir del destacado
jurista Francisco Eguiguren, no justifica la categoría de constitucional, porque no protege
derechos fundamentales y constitucionales, como así lo expresa el Art. 70, Inc. 3, del propio
Código Procesal Constitucional. Considerando que este proceso cautela derechos difusos
y/o colectivos (Art. 67 del C.P.C.).
En este segundo bloque podemos encontrar de igual forma a los procesos de solución
de conflictos constitucionales de: competencias y atribuciones, cuya instancia única la
constituye el Tribunal Supremo. Los conflictos de competencia se producen entre los
niveles de gobierno (nacional, regionales y locales) que pueden ser de naturaleza
horizontal, vertical, positivo, negativo, activos y pasivos), y los conflictos de atribuciones
entre los poderes del Estado y organismos constitucionales, donde incluimos la naturaleza
del conflicto de atribuciones por menoscabo, que en el caso concreto fueron resueltos por
el Tribunal Constitucional, en febrero del 2007, producto de la demanda de conflictos de
atribuciones que interpuso el Poder Ejecutivo, Ministerio de Comercio Exterior y Turismo
en contra del Poder Judicial, en relación a los procesos judiciales y constitucionales
“amparo”, referidos con la explotación de casinos de juego y máquinas tragamonedas.
Estas normas son: Las leyes orgánicas y las de desarrollo constitucional, las leyes
ordinarias, los tratados internacionales en materia de derechos humanos, las resoluciones
legislativas, las ordenanzas regionales y municipales.
Es necesario precisar que la distinción entre las leyes orgánicas y desarrollo constitucional
con las ordinarias se dan por su contenido normativo y por su tratamiento legislativo, en este
sentido considero que la ley orgánica y la de desarrollo constitucional deben estar en un escalón
superior de la ley ordinaria por estas dos razones, ya que las orgánicas y de desarrollo se
encargan de implementar mandatos constitucionales. Las orgánicas de organizar y estructurar
órganos y poderes públicos de rango constitucional y las de desarrollo que se convierten en
reglamentos de las normas constitucionales, desarrollan los institutos y principios
constitucionales como la descentralización, los partidos políticos, los procesos constitucionales
entre otros.
El otro bloque de normas sujetas al control de constitucionalidad de las leyes, son las
denominadas leyes impuras con rango tal, cuyo origen no lo encontramos en el parlamento
nacional sino en el Poder Ejectivo.
El Poder Ejecutivo a su vez emite normas con rango de ley, vía decretos de urgencia (art.
118° Inc. 19 Const.) en materia económica y financiera con cargo a dar cuenta al Congreso.
Las otras normas puras sujetas a control concentrado, son las denominadas ordenanzas
regionales y municipales emitidas por el Consejo Regional o por el Consejo Municipal, que se
constituyen en parlamento regional y parlamento local, órganos de los gobiernos
subnacionales.
- El maestro italiano Alessandro Pizzoruso, nos alcanza los elementos que distinguen al
dispositivo de la norma, los dispositivos son “las proposiciones […] contenidos en los
textos que resultan de una fuente - acto ”27 y las normas son “reglas elaboradas por los
jueces o por otros operadores del derecho para su aplicación aun presupuesto de hecho
concreto a través de la interpretación de las disposiciones contenidas en los actos
normativos o bien de la comprobación de los hechos normativos correspondientes a una de
las fuentes hecho”28.
- En ejercicio de la seguridad jurídica, no dudemos que el sentido de la norma que debe ser
acorde con la Constitución, es tarea reservada a los jueces ordinarios y constitucionales,
que son los centinelas del Estado Constitucional.
-
Contamos con normas con rango de Ley, que están sujetas a control de constitucionalidad
y que requieren incorporar algunas reglas materiales o de producción Jurídica, que sean
indispensables para establecer su validez o invalidez de la norma sujeta a control
concertado, estamos en el espacio de inconstitucionalidad directa, porque violan de manera
inmediata a la Constitución y no a la Ley
-
Cuando se nombra la inconstitucionalidad indirecta, se trata de actos medianamente
subordinados a la Ley fundamental, como arquetipo cuando un reglamento contiene rasgos
de inconstitucionalidad que estropean a la Ley, que la Constitución ordena respetar.
27 Pizzorusso Alessandro. Las Fuentes del Derecho en el Ordenamiento Jurídico Italiano. Entrevista del
Centro de Estudios Constitucionales Nº 3. Madrid. 1989. Pág. 282.
-
La inconstitucionalidad parcial, se presenta cuando un inciso, un artículo, un capitulo
de la norma no se ajusta a los principios constitucionales.
-
Las leyes deben ser elaboradas respetando el procedimiento debidamente establecido en la
Constitución Política (FORMA) una ordenanza municipal que no haya sido aprobada por
el Consejo Municipal Provincial y/o Distrital.
-
Se produce la inconstitucionalidad de fondo cuando el texto legal irrumpe, contraviene los
valores, los principios, a los derechos fundamentales y constitucionales que la informan.
-
La inconstitucionalidad orgánica, se presenta cuando la ley orgánica y/o de desarrollo
constitucional, no han sido aprobados por lo menos con 61 votos que se exige para su
vigencia, o en su defecto el proyecto de Ley no cuenta con dictamen de la comisión
congresal; trasgrediendo el numeral 105 de la carta política o el proyecto normativo no se
remita a Palacio de Gobierno para su promulgación y luego publicación, conforme al
Artículo 108 de la ley suprema.
-
La inconstitucionalidad material se presenta cuando las leyes orgánicas en su
contenido confrontan con la norma élite del sistema jurídico.
-
Finalmente devienen en inconstitucionales los decretos legislativos y/o los de
urgencia cuando regulan materias reservadas al Parlamento que no hayan sido
delegadas del Poder Legislativo al Ejecutivo.
JURISPRUDENCIA
“No está demás recordar que la doctrina ha señalado que la Constitución es la norma de
normas o norma subordinante porque es obra del Poder Constituyente (pueblo); en ella se
reconocen los derechos fundamentales del ser humano, se establecen las reglas básicas de
convivencia social y política, y además crea y regula el proceso de producción de las
demás normas del sistema jurídico nacional. Es así que por su origen y su contenido se
diferencia de cualquier otra fuente del derecho. Y una de las maneras como se traduce tal
diferencia es ubicándose en el vértice del ordenamiento jurídico. Desde allí la
Constitución exige no sólo que no se cree legislación contraria a sus disposiciones sino
que la aplicación de tal legislación se realice en armonía con ella misma.
Lo expuesto en el fundamento precedente ha sido recogido por el artículo 75º del Código
Procesal Constitucional cuando señala que el proceso de inconstitucionalidad, tiene por
finalidad “la defensa de la Constitución frente a infracciones contra su jerarquía
normativa”.
Este precepto contiene el principio de jerarquía normativa que nos dice que cualquier otra
norma con rango menor está sometida a la supremacía de la Constitución resultando que
una norma con rango de ley será válida sólo en la medida en que sea compatible formal y
materialmente con la norma suprema; en consecuencia, el parámetro de control de
constitucionalidad de las leyes o normas de su mismo rango, está integrado, siempre y en
todos los casos, por la Constitución”. (Exp. 00006-2008-AI FJ 2,3)
“El artículo 75º del Código Procesal Constitucional empieza especificando la finalidad del
proceso de inconstitucionalidad como proceso objetivo, señalando que no es otra que la
de defender a la Constitución frente a infracciones contra su jerarquía normativa.
Con ello se quiere expresar que el fin del proceso es garantizar la condición de la
Constitución como norma suprema y, por lo tanto, como aquella norma que presta el
fundamento de validez de la legislación de inferior jerarquía. En ese sentido, en el seno del
proceso de inconstitucionalidad se confía al Tribunal Constitucional verificar si el legislador
cumplió o no con observar a aquellos límites impuestos por la Constitución en un tema tan
complicado como es la descentralización.
Ese control supone un juicio de compatibilidad abstracta entre dos normas de diferente
jerarquía, tal como nos proponemos analizar a través de dos ámbitos concretos de la Ley N°
28274, pero siempre tomando en cuenta que unos de los fines primordiales de la
Constitución, según lo señala el artículo 44º, es promover el bienestar general que se
fundamenta en la justicia y en el desarrollo integral y equilibrado de la Nación, y hacia ello
debe dirigirse cualquier norma de descentralización emitida por el Congreso de la
República”. (Exp. 00028-2005-AI FJ 1)
“El artículo 75º del CPConst. establece que la infracción a la jerarquía normativa de la
Constitución, puede ser: a) por la forma o por el fondo; b) parcial o total; y, c) directa o
indirecta.
a)
Cuando se produce el quebrantamiento del procedimiento legislativo previsto en la
Constitución para su aprobación. Dicho evento tendría lugar, por ejemplo, si, fuera de las
excepciones previstas en el Reglamento del Congreso de la República, un proyecto de ley
es sancionado sin haber sido aprobado previamente por la respectiva Comisión
dictaminadora, tal como lo exige el artículo 105º de la Constitución.
b)
Cuando se ha ocupado de una materia que la Constitución directamente ha reservado a
otra específica fuente formal del derecho. Así, por ejemplo, existen determinadas materias
que la Constitución reserva a las leyes orgánicas (v.g. de conformidad con el artículo 106º,
la regulación de la estructura y el funcionamiento de las entidades del Estado previstas en
la Constitución), razón por la cual en caso de que una ley ordinaria se ocupe de dicha
regulación, incurriría en un vicio de inconstitucionalidad formal.
c)
Cuando es expedida por un órgano que, constitucionalmente, resulta incompetente para
hacerlo. Ello tendría lugar, por ejemplo, si el Poder Legislativo expidiera decretos de
urgencia, pues la posibilidad de dictar dichas fuentes normativas ha sido reservada al
Presidente de la República, conforme a lo previsto en el artículo 118º 19 de la
Constitución.
Las infracciones constitucionales de fondo tienen lugar cuando la materia regulada por la
norma con rango ley, resulta contraria a algunos de los derechos, principios y/o valores
constitucionales, es decir, cuando resulta atentatoria no de las normas procedimentales o
del iter legislativo, sino de las normas sustanciales reconocidas en la Constitución.
La infracción directa de la Carta Fundamental por una norma, tiene lugar cuando dicha
vulneración queda verificada sin necesidad de apreciar, previamente, la incompatibilidad
de la norma enjuiciada con alguna(s) norma(s) legal(es). Se trata de aquellos supuestos en
los que el parámetro de control de constitucionalidad, se reduce únicamente a la Norma
Fundamental. Así, todos los ejemplos a los que se ha hecho referencia hasta el momento
revelan una vulneración directa de la Constitución.
Por su parte, la infracción indirecta de la Constitución implica incorporar en el canon del
juicio de constitucionalidad a determinadas normas además de la propia Carta
Fundamental. Se habla en estos casos de vulneración “indirecta” de la Constitución,
porque la invalidez constitucional de la norma impugnada no puede quedar acreditada con
un mero juicio de compatibilidad directo frente a la Constitución, sino sólo luego de una
previa verificación de su disconformidad con una norma legal perteneciente al parámetro
de constitucionalidad.
‘en determinadas ocasiones, ese parámetro puede comprender a otras fuentes distintas de
la Constitución y, en concreto, a determinadas fuentes con rango de ley, siempre que esa
condición sea reclamada directamente por una disposición constitucional (v.g. la ley
autoritativa en relación con el decreto legislativo). En tales casos, estas fuentes asumen la
condición de `normas sobre la producción jurídica´, en un doble sentido; por un lado,
como `normas sobre la forma de la producción jurídica´, esto es, cuando se les encarga la
capacidad de condicionar el procedimiento de elaboración de otras fuentes que tienen su
mismo rango; y, por otro, como `normas sobre el contenido de la normación´, es decir,
cuando por encargo de la Constitución pueden limitar su contenido.’ (STC 0007-2002-
AI/TC, Fundamento 5).
b)
La regulación de un contenido materialmente constitucional. Es el caso, por ejemplo, de
las leyes que, por mandato de la propia Constitución, se encuentran encargadas de
configurar determinados derechos fundamentales.
c)
La determinación de las competencias o límites de las competencias de los distintos
órganos constitucionales. Tal es el caso de la LBD. Normas legales de esta categoría
servirán de parámetro cuando se ingrese en la evaluación de la constitucionalidad o
inconstitucionalidad de las ordenanzas regionales incoadas.
Mientras las normas legales a las que se ha hecho referencia en el fundamento precedente
sean plenamente compatibles con la Constitución, formarán parte del denominado ‘bloque
de constitucionalidad’, a pesar de que, desde luego, no gozan del mismo rango de la lex
legum. En estos casos, las normas delegadas actúan como normas interpuestas, de manera
tal que su disconformidad con otras normas de su mismo rango, que sean impugnadas en
un proceso de inconstitucionalidad, desencadena la invalidez constitucional de éstas”.
(Exp. 00020-2005-AI FJ De 21 a 29)
“Según el Código Procesal Constitucional, en su artículo 75, éste tiene como objeto ‘(...) la
defensa de la Constitución frente a infracciones contra su jerarquía normativa’. Queda
claro, entonces, que este Colegiado no se encuentra sometido a las sentencias emitidas
cuando regían las normas constitucionales ahora modificadas, pues el sentido de la
‘jerarquía normativa’ de la Constitución ya ha variado. Esto no significa que las sentencias
expedidas en el anterior contexto normativo constitucional en materia pensionaria quedan
sin efecto, por cuanto fueron expedidas válidamente”. (Exp. 00050-2004-AI FJ 9)
ARTÍCULO. 76°
PROCEDENCIA DE LA DEMANDA DE ACCIÓN POPULAR
ANTECEDENTES:
CONCORDANCIAS:
Internas: Artículo 88
Constitución: Artículos 51, 118.9, 200.5
COMENTARIO J O R GE L U IS C Á C E R E S A R C E
La Acción Popular como bien lo explica Francisco Chirinos Soto “una de las fallas más
graves de técnica jurídica es la que le da el nombre de acción popular a un procedimiento
judicial que bien podría denominarse acción de legalidad, porque persigue precisamente la
invalidez de los reglamentos, normas administrativas, así como resoluciones y decretos de
carácter general, que infrinjan la constitución o las leyes”29
29 Chirinos Soto, Francisco. La Constitución – Lectura y comentarios. Ed. RODHAS. 1era Edición. Lima 2008,
Pág. 573.
30 García Belaúnde, Domingo. Las Constituciones del Perú. Tomo II. Fondo Editorial USP. Lima 2006. Pág.
258
Con el proceso de Acción Popular se ejerce el control de legalidad, a cargo del Poder
Judicial, de las leyes de rango administrativo que violentan a la Constitución o a la ley
ordinaria.
- Deberán recordar que por tratarse, de defender intereses difusos, sus objetos serán siempre
“erga omnes” , no cautela derechos subjetivos y específicos. Empero este proceso
constitucional, nos lleva a un juicio de validez, en abstracto y objetivo, referido a una norma
infralegal.
JURISPRUDENCIA
“... el hecho de que el Decreto Supremo N° 158-99-EF no requiera de acto posterior alguno
para su obligatoriedad, lo hace un dispositivo legal de eficacia inmediata, imperativo
frente a los sujetos pasivos del impuesto, por lo que no puede negarse su naturaleza
autoaplicativa o de “acto aplicatorio”, es decir, con mayor certeza de ocurrencia que la
amenaza de violación del derecho, a que se refiere el artículo 3° de la Ley N° 23506 para
la procedencia de una acción de amparo y por ende, procedía esta acción de amparo, aún
cuando en la práctica no se hubiera realizado todavía el acto de aplicación y cobranza del
impuesto”. (Exp. 01311-2000-AA FJ 1)
ARTÍCULO. 77°
PROCEDENCIA DE LA DEMANDA
DE INCONSTITUCIONALIDAD
La demanda de inconstitucionalidad procede contra las normas que tienen rango de ley: leyes,
decretos legislativos, decretos de urgencia, tratados que hayan requerido o no la aprobación del
Congreso conforme a los artículos 56 y 57 de la Constitución, Reglamento del Congreso,
normas regionales de carácter general y ordenanzas municipales.
ANTECEDENTES:
CONCORDANCIAS:
COMENTARIO J O R GE L U IS C Á C E R E S A R C E
- El 25% de Congresistas, en cualquier materia y con la certificación del Oficial Mayor del
Congreso de la firma de los parlamentarios que suscriben la acción, a lo cual podemos
deducir que la exigencia de certificación mencionada, crea un mecanismo de control de
transparencia, por la falta de credibilidad y seriedad de algunos integrantes del parlamento
nacional.
- Debemos traer a mención que el Colegio de Abogados de Arequipa bajo el Decanato del
Dr. Luis Velando Puertas, (2005) interpuso demanda de inconstitucionalidad contra el art
22° inc. “c” (Exp. 0025-2005-PI/TCyExp. 0026-2005-PI/TC) de la Ley Orgánica de
Consejo Nacional de la Magistratura, en relación a los cursos del PROFA organizado por
la Academia de la Magistratura, consideramos que dicha norma era discriminatoria,
arbitraria e inconstitucional ya que exigía al abogado de a pie haber cursado
obligatoriamente el curso del Profa para acceder a la carrera jurisdiccional, generando ello
un trato discriminatorio ya que con ello se creo requisitos excluyentes para ingresar al Poder
Judicial y al Ministerio Público, debido a que el postulante debía haber aprobado el curso
mencionado31.
- A su vez puede ser interpuesta la demanda por el Defensor del Pueblo, quien no requiere
de acuerdo colegiado para que prospere dicha iniciativa de control constitucional.
- Finalmente 5000 vecinos debidamente identificados, cuyas firmas deben ser verificadas por
ONPE, quienes deben señalar a su promotor o representante, dicha iniciativa puede
considerarse como un pleno ejemplo de acceso a la democracia constitucional y social, ello
es reflejo del ejercicio de participación efectiva y representativa, (caso concreto es la
demanda que interpuso el Dr. Alberto Borea Odría, quien con el respaldo de mas de 5000
ciudadanos, buscó la declaración de inconstitucionalidad del «documento del 93» (Exp.
00014-2003-AI/TC sentencia del 10 de diciembre del 2003, cuya demanda fue declarada
infundada con el voto singular y sesudo del destacado ex magistrado Dr. Manuel Aguirre
Roca).
Una reciente demanda interpuesta por el letrado Alberto Borea (EXp. 013-2010-AI del
21-06-2010) en contra del numeral 1 de la ley orgánica del Tribunal Constitucional Nº
28301 que establece, que le sede del órgano interprete de la carta es la Ciudad de Arequipa,
por razones de índole histórico, jurídico, constitucional e institucional. El Doctor Borea y
cinco mil ciudadanos (limeños) pretenden que el pleno del Tribunal declare
inconstitucional al numeral primero de la ley acotada, sin mayor fundamentación jurídica
y constitucional. Los demandantes no han considerado que el Poder Judicial (Cuarta sala
civil de la Corte Superior de Arequipa) resolvió en diciembre del 2009, confirmar la
sentencia emitida por el Juez Rubén Herrera (11vo Juzgado Civil) en el sentido que le sede
oficial y constitucional del T.C. es la ciudad de Arequipa, encontrándose el proceso de
cumplimiento en la etapa de ejecución de sentencia, cuyo plazo vence en Diciembre del
2010, para que el T.C. se traslada institucionalmente a la ciudad de caudillo y capital de la
juridicidad (Exp. 7193-2008-PC)
Frente a este escenario jurídico el pleno del T.C. solo le queda acatar el fallo judicial que
ha adquirido autoridad de cosa juzgada y que dispone el estricto cumplimiento de lo normado
en el artículo 1 de la Ley 28301. el T.C. como guardián incólume de la Constitución, está
obligado a respetar las decisiones de los órganos constitucionales dentro del ejercicio del
equilibrio de la función estadual.
31 Aclaro que la postura del académico comentarista no es opuesta a la realización del curso del Profa, en el
cual es docente en sede de Arequipa, estando convencido del nivel académico en pro de una adecuada
formación académica de los operadores del derecho, empero, no compartimos que la asignatura sea
exclusiva y excluyente para postular, debiendo respetarse la naturaleza de su origen.
promulgado y publicado conforme a ley (forma), por atentar al núcleo constitucional y a
los principios reguladores del sistema jurídico (fondo), cuando la ley ...en su contenido
íntegro violenta a la Constitución en su naturaleza y esencia de protección a los derechos
fundamentales y estructura del Estado (total), y procede la inconstitucionalidad parcial,
cuando un artículo, inciso o acápite contraviene al texto supremo y la inconstitucionalidad
orgánica se presenta por la forma o por el fondo, en todo o en parte, cuando hablamos que
la ley sometida al control de constitucionalidad es una orgánica o de desarrollo
constitucional.
Debemos aclarar que las normas sujetas a control de Constitucionalidad, vía control
concentrado a través del Tribunal Constitucional , no sólo son debidamente enumerados en este
precepto, sino también aquellas leyes emitidas por los gobiernos de facto (Decretos Leyes) y
las leyes que son producto de las reformas constitucionales y las que aprueban las consultas
ciudadanas (referéndum del FONAVI del 03 de octubre del 2010).
- A su vez las leyes derogadas en materia Tributaria y penal, están sujetos a control así
lo ha establecido el Tribunal Constitucional (Expediente Nº 0004 – AI – TC, caso
Impuesto a las Transacciones Financieras) y ello en concordancia con el Artículo 81 del
Código Procesal Constitucional.
JURISPRUDENCIA
“3. Dadas las consecuencias que su ejercicio puede tener sobre la ley, que es expresión de la
voluntad general representada en el Parlamento, el Tribunal ha recordado que la declaración
de inconstitucionalidad debe considerarse como la última ratio a la que un Juez debe apelar
(STC 0141-2002-AA/TC, Fund. Jur. Nº 4 “o; STC 0020-2003-Al/TC, Fuñó. Jur. We. 5),
habida cuenta que:
Los jueces y Tribunales sólo inaplican las disposiciones que estimen incompatibles con
la Constitución cuando por vía interpretativa no sea posible la adecuación de tales normas
al ordenamiento constitucional.
5. A)
Por un lado, que el control de constitucionalidad se realice en el seno de un caso judicial,
esto es, tras el planteamiento de un problema jurídicamente relevante que se haya
sometido al juez para su dirimencia. El ejercicio de esta delicada competencia
efectivamente no puede realizarse fuera del ejercicio de lo que es propio de la función
jurisdiccional, pues los tribunales de justicia no son órganos que absuelvan opiniones
consultivas en torno a la validez de las leyes. Tampoco órganos que resuelvan casos
simulados o hipotéticos, ni entes académicos que se pronuncien sobre el modo
constitucionalmente adecuado de entender el sentido y los alcances de las leyes.
6. B)
En segundo lugar, el control de constitucionalidad sólo podrá practicarse siempre que la
ley sobre la que se duda de su validez sea Relevante para resolverla controversia sometida
al juez. En ese sentido, el juez sólo estará en actitud de declarar su invalidez cuando la ley
se encuentre directamente relacionada con la solución del caso, término este último que
no puede entenderse como circunscrito sólo a la pretensión principal, sino que comprende
incluso a las pretensiones accesorias y también alas que se promuevan en vía incidental.
7. C)
En tercer lugar y directamente relacionado con el requisito anterior, es preciso que quien
plantee al juez la realización del control judicial de constitucionalidad de la ley acredite
que su aplicación le haya causado o pueda causarle un agravio directo, pues, de otro modo,
“el juez estaría resolviendo un caso abstracto, hipotético o ficticio. A su vez, para que un
planteamiento de esta naturaleza pueda realizarse en el seno del proceso constitucional de
amparo contra resoluciones judiciales, es preciso que su aplicación ¡real o futura)
repercuta en el ámbito constitucionalmente protegido de algún derecho sometido a este
proceso y que el afectado lo haya cuestionado oportunamente en el proceso ordinario, ya
que de otro modo no sería posible atribuir al juez la lesión de alguno de los contenidos
del derecho a la tutela procesal, en los términos del artículo 4- del Código Procesal
Constitucional.
8. D)
Finalmente, el ejercicio del control judicial de constitucionalidad de las leyes tampoco
puede realizarse respecto de leyes o normas con rango de ley cuya validez haya sido
confirmada por este Tribunal en el seno de un control abstracto de constitucionalidad.
Tal límite tiene el propósito de poner en evidencia que si bien este Tribunal no tiene el
monopolio del control de constitucionalidad, pues su ^cuidado» es una tarea que
compete a la sociedad abierta de los intérpretes jurisdiccionales de la Constitución, sin
embargo, es en este Tribunal en el que la Constitución ha confiado su custodia
«especializada”.
De ahí que el segundo párrafo del artículo VI del Título Preliminar del Código Procesal
Constitucional prevenga que los jueces no pueden dejar de aplicar una norma cuya
constitucionalidad haya sido confirmada en un proceso de inconstitucionalidad o en un
proceso de acción popular, y también que la primera disposición final del mismo Código
Procesal Constitucional establezca que los jueces y Tribunales interpretan y aplican las
leyes y toda norma con rango de ley y los reglamentos respectivos según los preceptos y
principios constitucionales, conforme a la interpretación de los mismos que resulte de las
resoluciones dictadas por el Tribunal Constitucional en todo tipo de procesos”. EXP.
N°1679-2005-PA/TC. F.J.3a8.
“.... En el proceso de inconstitucionalidad de las leyes, el Tribuna! juzga sí una norma con
rango de ley es o no incompatible con la Constitución, y no si el legislador, al regular una
materia dada, lo hizo de la manera más conveniente. Al legislador le corresponde optar
por cualquiera de las medidas que, dentro del marco constitucional, se puedan dictar: en
tanto que al Tribunal Constitucional, velar porque esa opción no rebase el ordenamiento
constitucional. De ahí que si el artículo 11.2 de la Ley 27153 optó por establecer que el
“examen técnico previo” se realice por una entidad nacional autorizada por autoridad
competente, no se puede concluir de ello que ¡al precepto sea inconstitucional”, EXP. N°
009-2001-AI/TC. F.J.5.
“ Por ello, en línea de principio, el Tribunal considera que cuando el obligado –o sea un
particular o el Estado- no cumple lo ordenado por la sentencia o la resolución judicial
firme, el derecho a la efectividad de las resoluciones judiciales autoriza al afectado con el
incumplimiento a pedir del órgano jurisdiccional competente la adopción de las medidas
y providencias necesarias para que se ejecute lo dispuesto”. EXP. N° 0015-2001-PI/TC.
FJ. 14.
ANTECEDENTES:
CONCORDANCIAS:
Const. Art. 51,138,204,205.
COMENTARIO J O R GE L U IS C Á C E R E S A R C E
Este numeral procesal, desarrolla que el Tribunal Constitucional en los procesos abstractos
con sentencia estimatoria, sobrepasa al petitorio y se pronuncia declarando la ilegalidad o
inconstitucionalidad de las leyes que no hayan sido invocadas en la demanda.
- Nos encontramos en el escenario de la autonomía procesal del Tribunal y por supuesto del
Poder Judicial, que les permite actuar más allá de lo debidamente normado.
JURISPRUDENCIA
“En efecto, mediante la STC 0053-2004-PI/TC publicada con fecha 17 de setiembre del
2005, -a propósito del proceso de inconstitucionalidad interpuesto contra la
Municipalidad de Miraflores- este Tribunal, pudo alertar una serie de vicios de
inconstitucionalidad que trascendían al caso de Miraflores, motivo por el cual, consideró
razonable que la ratio decidendi (motivación) y el fallo (mandato) de esta sentencia,
constituyan precedente vinculante para el resto de Municipios. (Punto XIV, STC 0053-
2004-AI/TC), en mérito a lo dispuesto en el artículo 78 del Código Procesal
Constitucional:
Art. 78: “la sentencia que declara la ilegalidad o inconstitucionalidad ríe la norma
impugnada, declarará igualmente la de aquella otra a la que debe extenderse por conexión
o consecuencia» La declaración de inconstitucionalidad de normas conexas resulta
perfectamente admisible en nuestro ordenamiento jurídico. Así, a diferencia de lo
establecido en el art. 38 de la anterior Ley Orgánica del Tribunal Constitucional, Ley
26435, actualmente la declaratoria de inconstitucionalidad no se restringe únicamente a
los preceptos derivados de la misma norma cuestionada, que haya sido materia del
contradictorio; sino que, se extiende a aquellas otras normas que se encuentren ligadas
por conexión o consecuencia, evidentemente, aun cuando no hayan sido materia del
petitorio.” EXP. N° 0592-2005-PA/TC. F.J. 3.
ANTECEDENTES:
TRATADOS INTERNACIONALES:
C.A.DD.HH.Art.29.
P.I.D.E.S.yC. Art.5
CONCORDANCIAS:
Const.Art.51,55,138.4DF.
COMENTARIO J O R GE L U IS C Á C E R E S A R C E
Además de los principios procesales señalados en el artículo III del Título Preliminar, como
son dirección judicial del proceso, gratuidad en la actuación del demandante, economía, inmediación y
socialización procesal, los procesos constitucionales requieren de la aplicación de principios de
interpretación constitucional como el de presunción de constitucionalidad, de concordancia
practica, unidad de la Constitución, fuerza normativa, la preferencia por los derechos humanos,
de previsión de consecuencias, como bien lo señala el profesor y actual magistrado del Tribunal
Constitucional Dr. Carlos Mesía Ramírez32.
Aún cuando el Código no dice nada, debemos destacar que la labor interpretativa del
Tribunal Constitucional, tiene lugar bajo ciertos principios de interpretación que responden a
la naturaleza especial de la Constitución, dado su carácter de norma fundamental y fundadora
del sistema. Tanto jurídico, político como social. Estos principios son, como el que precisa el
magistrado Mesía Ramírez:
32 Mesía Ramírez, Carlos, Exégesis del Código Procesal Constitucional Editorial Gaceta jurídica, Lima, 2007,
p. 564 y ss.
La inconstitucionalidad de la ley es la última ratio. La ley se presume constitucional y
sólo debe optarse por declarar su inconstitucionalidad cuando no sea posible su
interpretación conforme o compatible con la Constitución.
En los años 50 el profesor Linares Quintana y otros, lanzaron la tesis sobre la posible
existencia de normas constitucionales inconstitucionales. Tal afirmación que a simple vista
parece ser sugestiva en el estado actual de la teoría de la interpretación constitucional, ha
quedado totalmente en desuso y descartada. Hoy en día se parte de entender a la
Constitución como una unidad lógica imposible de albergar en su seno contradicciones
insalvables.
Como ha hecho notar el jurista Domingo García Belaúnde, «... en caso de que surjan dudas
al interior del texto constitucional, debe buscarse una concordancia de la Constitución consigo
misma. En los últimos tiempos se ha hecho referencia al serio problema de la ponderación de
valores en el mundo jurídico en el sentido de que en un mismo texto puedan entrar en cuestión
valores contrapuestos, donde aparentemente una norma va en desmedro de otra, al punto que
se ha alegado la existencia de normas constitucionales que en realidad son inconstitucionales.
Esto puede ser cierto en el orden de los valores, pero no debe serlo en el orden formal, que es
el baremo final a la cual se remite como cierre toda interpretación. Por cierto, que dentro de la
Constitución no todas las normas son iguales; así hay normas generales, otras más precisas,
otras que necesitan reglamentación, otras, en fin, que son transitorias o reflejan tan sólo
declaraciones de largo alcance (como los preámbulos). Pero si tomados dos normas en pie de
igualdad y apreciamos que los valores que ellas encierran se encuentran en aparente
contradicción no hay más alternativa que, con independencia a la ponderación de valores,
salvemos el principio formal de la unidad de la Constitución y de la coherencia consigo
mismo (en tanto y en cuanto no sea modificada).
No puede ser de otro modo, por cuanto el objetivo de toda interpretación es la búsqueda de
un resultado constitucionalmente correcto por medio de un procedimiento racional y
controlable, debidamente fundamentado, que produzca certeza y seguridad jurídica (Konrad
Hesse).
Consiste en la obligación de dar preferencia en la solución a los puntos de vista que ayuden
a las normas de la Constitución a obtener la máxima eficacia. Todo el ordenamiento jurídico
tiene que interpretarse de conformidad con la Constitución liando preferencia a los criterios
que permitan extraer de ellas consecuencias de aplicación inmediata.
Supremacía de la Constitución, que nos conlleva a considerar al texto como norma de élite
del sistema jurídico, por su contenido axiológico y eminentemente jerárquico, el principio de
razonabilidad jurídica de las leyes, que nos conduce a que una norma legal o administrativa no
puede contener inequidad ni menos rasgos de desproporcionalidad que nos guíe a la aplicación
de actos arbitrarios.
Como el principio de Estabilidad Estadual, que determina a nuestro entender que las
decisiones de los tribunales constitucionales, ordinarios, electorales y administrativos;
deben prevalecer los intereses del Estado y la Nación, en su esencia, en su naturaleza
jurídica e histórica sin apartarse del respeto al derecho consuetudinario, debidamente
reconocido por el sistema jurídico y garantizando el pluralismo étnico y cultural de los
pueblos.
JURISPRUDENCIA
a.
Objetivo: cuando la Constitución establece que una determinada fuente es apta o no
para regular ciertas materias; esto es, cuando señala una reserva de competencia a favor
de una fuente, de modo tal que una ley o norma con rango de ley sería inválida si es que
esta regulase una materia que la Constitución reservara a otra fuente.
b.
Subjetivo: cuando la Constitución establece que un órgano es competente para expedir
una fuente o ejercer una competencia.». EXP. N° 0022-2003-AI/TC. F.J. 3.
«...el concepto de validez se debe entender en relación con el vínculo de la obligatoriedad
que una norma pueda tener. Así, una norma es válida si ésta -ley o Constitución- tiene
fuerza vinculante y, por ello, será una a la que se debe obediencia.
15. En tercer lugar, otros postulan que el concepto de validez alude a la relación de
compatibilidad entre dos normas de distinto rango. Así, una norma es válida siempre que
haya sido creada conforme al iterprocedimental que regula el proceso de su producción
jurídica, es decir, observando las pautas previstas de competencia y procedimiento que
dicho ordenamiento establece (validez formal), y siempre que no sea incompatible con
las materias, principios y valores expresados en normas jerárquicamente superiores
(validez material).
Desde esta perspectiva, la validez de una norma jurídica puede ser formal y material. Es
válida formalmente cuando el proceso de su producción se ajusta al Derecho vigente
que determina el iter de formación de esa norma jurídica, esto es, que haya sido emitida
por el órgano competente y a través del procedimiento establecido. En tanto que es
válida materialmente cuando su contenido es compatible y coherente con otras normas
de rango superior dentro del ordenamiento jurídico.
Sin embargo la validez de una norma no debe confundirse con la cuestión relativa a su
«pertenencia» al sistema normativo. Esta última incluye a las normas válidas e, incluso, a
las inválidas, pues, tratándose de estas últimas, existe una presunción de validez que
subsiste en tanto no se expida un acto jurisdiccional que la declare como inválida. Y es
que si bien, por definición, toda norma válida se considera vigente, no necesariamente
toda norma vigente es una norma válida.
Para que una norma jurídica se encuentre vigente, sólo es necesario que haya sido
producida siguiendo los procedimientos mínimos y necesarios previstos en el
ordenamiento jurídico, y que haya sido aprobada por el órgano competente. En tanto
que su validez depende de su coherencia y conformidad con las normas que regulan
el proceso [formal y material] de su producción jurídica [STC N.° 0010-2002-AI/TC].
Por ello es que la pertenencia de una norma al sistema jurídico atañe, incluso, a las
normas derogadas, siempre que éstas tengan una vocación de aplicación ultraactiva. De
modo que, pese a no estar vigentes, puede confirmarse que pertenecen al ordenamiento
jurídico.
16. Sin embargo, este criterio de validez, formulado básicamente para explicar el caso de las
normas infraconstitucionales, no puede ser trasladado acríticamente al caso de la
Constitución, dado que ésta es la norma suprema del ordenamiento jurídico. Esa
posición jerárquica no es el único elemento que la diferencia del resto de las normas
jurídicas. También lo son las formas y procedimientos para su elaboración, que, como se
sabe, implican un proceso constituyente democrático, sujeto a reglas extrañas al orden
normativo preexistente.
17. La Constitución no está sujeta a una evaluación de validez formal, dado que no existe un
precepto [superior] que haga las veces de una norma sobre su producción jurídica, en
virtud de ser ella misma el fundamento y cúspide de todo el ordenamiento jurídico de
un Estado. Y es que la Constitución , «define el sistema de fuentes formales del
derecho... es la primera de las normas de producción, la norma normarum, la fuente de
las fuentes... es la expresión de una intención funcional, configuradora de un sistema
entero que en ella se basa...» (Eduardo García de Eritema, La Constitución como norma
y el Tribunal Constitucional, 3ra. Edición, Civitas, Madrid 1985, pág. 50). De manera
que no adquiere esa validez a partir de que haya sido emitida por un órgano investido con
dicha potestad y de acuerdo a un procedimiento previsto por el Derecho vigente, pues es
el resultado del ejercicio del Poder Constituyente, cuyo titular es el Pueblo. En efecto, al
Poder Constituyente no se le pueden imponer límites formales, pues se encuentra más allá
del Derecho positivo; y, siendo un poder extra ordinem, se fundamenta en sí mismo y en
las valoraciones sociales dominantes.
Por las mismas razones, tampoco puede ser objeto de una evaluación de validez material,
pues no existe una norma superior sobre ella, que determine sus contenidos mínimos. Lo
anterior, desde luego, no significa que cualquier documento pueda ser considerado como
una Constitución. Ésta debe ser obra del Poder Constituyente y, en su texto, como expresa
el artículo 16° de la Declaración Francesa de los Derechos del Hombre y del Ciudadano,
debe mínimamente reconocerse y garantizarse los derechos esenciales del hombre, así
como la separación de poderes, que son los valores primarios del Estado Constitucional.
EXP. N° 0014-2003-AI/TC. F.J. 14 a 17.
Si, como sostiene Zagrebelsky, «toda concepción de la Constitución trae consigo una
concepción del procedimiento, como toda concepción del procedimiento trae consigo una
concepción de Constitución, [pues] no existe un prius ni un posterius, sino una
implicación recíproca», para luego sostener que las dos vocaciones del proceso
constitucional (subjetiva y objetiva), son «mezclas que se hacen necesarias todas las veces
en que la tutela primaria de uno de los dos intereses (subjetivo y objetivo) comporte el
abandono o la violación del otro», es deber del juez constitucional tener presente que el
proceso orientado por antonomasia a defender la supremacía de la Constitución (proceso
de inconstitucionalidad), siempre tendrá también, en última instancia, la vocación
subjetiva de preservar los derechos fundamentales de las personas,». EXP. N° 0020-2005-
PI/TC. F.J.18.
«Como se verá en detalle luego, de conformidad con lo previsto por el artículo 43B de la
Norma Fundamental, el Estado peruano es unitario, pero descentralizado. Es una
república distribuida territorialmente en regiones, departamentos, provincias y distritos,
y, gubernativamente, en los niveles nacional, regional y local (artículo 189e de la
Constitución), circunstancia que da lugar a la existencia, junto al ordenamiento jurídico
nacional, de ordenamientos jurídicos regionales y locales y, consecuentemente, a la
potencial incompatibilidad entre fuentes normativas (v.g. la ley y la ordenanza regional)
que, por ostentar idéntico rango (artículo 200B 4, de la Constitución), no puede ser
resuelta apelando al principio de jerarquía normativa, sino al de competencia.» EXP. N°
0020-2005-PI/TC. F.J.14.
b.
Que la norma a inaplicarse tenga una relación directa, principal e indisoluble con la
resolución del caso, es decir, que ella sea relevante en la resolución de la causa;
CONCORDANCIAS:
publicado el 20 de mayo de 1982, regulado de igual forma en el artículo 39, segundo párrafo35,
el mismo que posteriormente es recogido en el artículo 21, in fine, de la Ley Procesal de la
Acción Popular, Ley Nº 24968, publicada el 22 de diciembre de 1988.
33* Profesor de Derecho Constitucional y Filosofía del Derecho de las universidades Nacional Mayor de San Marcos,
de Lima, UIGV, USMP y de la Academia de la Magistratura. Secretario Ejecutivo del Instituto Iberoamericano
de Derecho Constitucional (Sección Peruana). Miembro de la Asociación Peruana de Derecho Constitucional.
34** Abogado egresado de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, con estudios de maestría con
mención en Derecho Constitucional y Derechos Humanos en dicha Universidad.
35 El artículo 39, segundo párrafo, de la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional señalaba:”(…) Los jueces
suspenden la tramitación de los Procesos de Acción Popular fundados en normas cuya inconstitucionalidad
se halle en trámite ante el Tribunal, hasta que éste expida su resolución”.
El artículo 80 del CPCONS hace referencia a las relaciones existentes entre los fines del
proceso de Acción Popular y al objeto del Proceso de Inconstitucionalidad. Así, el Proceso de
Acción Popular está dirigido a proteger la constitucionalidad y la legalidad de los reglamentos,
normas administrativas y resoluciones de carácter general36, cualquiera que sea la autoridad de
la que emanen.
A este propósito, al ser la ley uno de los parámetros principales para determinar la
legalidad y por ende la constitucionalidad de las normas impugnadas a través del Proceso
de Acción Popular se debe tener en cuenta que al ser esta la ley sobre la cual va girar en
principio el control de legalidad de la norma o normas impugnadas, se tiene que establecer
o previamente definir que esta norma con rango legal no se encuentre cuestionada ante el
Tribunal Constitucional, ya sea antes del inicio o durante el Proceso de Acción Popular. De
tal manera, se garantiza que la ley que sirve o va a servir como parámetro de control del
juicio de legalidad de las normas cuestionadas en el Proceso de Acción Popular es conforme
a la Constitución.
Por otro lado, teniendo en cuenta que la ley dentro del ordenamiento jurídico ocupa un lugar
especial, en tanto su función democrática y su rol de garante de la libertad frente al poder
absolutista, hace que se la considere como el medio adecuado para desarrollar los contenidos
y los mandatos de la Constitución, y que sea estimada como un instrumento necesario de la
eficacia de la Constitución. Razones por las cuales ante un cuestionamiento de la ley, se debe
de contar con los mecanismos adecuados para evitar cualquier infracción a la jerarquía
normativa de la Constitución y los derechos fundamentales consagrados en ella.
Por otra parte, sobre el trámite que se debe seguir cuando se presenta el supuesto señalado
en el artículo 80 del CPCONS, el encargado de decir sobre la suspensión del proceso es el juez
(la Sala Superior competente) donde se tramita el Proceso de Acción Popular y que conoce de
la existencia de la presentación de una demanda de Inconstitucionalidad donde se impugna una
norma legal que resulta relevante para resolver la demanda planteada en el Proceso de Acción
Popular, y sea puesta a conocimiento por solicitud de parte o de oficio. De tal manera, para
suspender el Proceso de Acción Popular en aplicación del artículo 80 del CPCONS se requieren
los siguientes requisitos:
1. Relevancia
3. Decisión judicial.
No exista pronunciamiento del Tribunal Constitucional: Se requiere que la ley que sirve
como parámetro de control de legalidad en el Proceso de Acción Popular y que se impugna
ante el Tribunal Constitucional aún no haya sido objeto de pronunciamiento por este
máximo órgano de control de la constitucionalidad. De tal manera, mientras dure el Proceso
de Inconstitucionalidad y no exista resolución definitiva en esta sede, el Proceso de Acción
Popular quedará suspendido. Si el Tribunal Constitucional confirma la constitucionalidad
de la ley impugnada en su fuero, el trámite en el Proceso de Acción Popular continuará su
curso de conformidad a lo dispuesto por las normas que regulan el Proceso de Acción
Popular. Por otro lado, si el Tribunal Constitucional declara la inconstitucionalidad de dicho
dispositivo legal, parcialmente, la Sala Superior continuará el trámite del Proceso de Acción
Popular y determinará la legalidad de las normas cuestionadas teniendo en cuenta lo
resuelto por el Tribunal Constitucional. En el caso que el Tribunal declare la ilegalidad total
de la ley, la Sala Superior se pronunciará sobre el fondo declarando ilegales e
inconstitucionales las normas, resoluciones o reglamentos cuestionados en el Proceso de
Acción Popular.
Decisión judicial: La suspensión del Proceso de Acción Popular tiene que ser declarado
por la Sala de la Corte Superior competente del Poder Judicial ante quien se interpuso la
demanda. En el caso que el Proceso se encuentre en grado de apelación o de consulta, y en
este estadio se presente la demanda de Inconstitucionalidad en contra de la norma que sirve
como parámetro de control en el Proceso de Acción Popular, será la Sala Constitucional y
Social de la Corte Suprema de la República quien dictamine la suspensión del proceso,
hasta que exista pronunciamiento del Tribunal Constitucional.
JURISPRUDENCIA
“... mediante la presente acción se pretende cuestionar la validez constitucional del Decreto
Supremo Nº 095-96-EF, debido a que no se identifica ningún acto concreto contra el cual
ésta se dirija… Que la facultad de inaplicar una norma por ser incompatible con la
Constitución, no puede hacerse en forma abstracta sino como resultado de la existencia
de una situación concreta de hechos que, en el caso de autos, no ha sido cuestionada…
Que, por lo antes mencionado, para el caso de autos, la acción pertinente era una Acción
Popular, que conforme al artículo 200º inciso 5) de la Constitución Política del Estado,
procede contra los reglamentos, normas administrativas, resoluciones y decretos de
carácter general, cualquiera sea la autoridad de la que emanen, por infracción de la
Constitución y de la ley...”. (Exp. 00084-1998-AA FJ De 1 a 3)
Las sentencias fundadas recaídas en el Proceso de Inconstitucionalidad dejan sin efecto las
normas sobre las cuales se pronuncian. Tienen alcances generales y carecen de efectos
retroactivos. Se publican íntegramente en el Diario Oficial El Peruano y producen efectos
desde el día siguiente de su publicación.
CONCORDANCIAS:
Internas: Artículos 17, 22, 83
COMENTARIO J O S É F . PA L O M IN O M A N C H E G O
El artículo en mención, en lo que concierne a los efectos de la sentencia fundada del Proceso
de Inconstitucionalidad manifiesta la concretización de una de las características principales
del modelo concentrado o europeo del control de la constitucionalidad de las leyes. Dentro de
una de las características del modelo concentrado creado por Hans Kelsen (1881-1973) es que
el órgano especializado, el Tribunal Constitucional, tiene la potestad de derogar y declarar la
inconstitucionalidad de las normas con rango de ley que contravengan o vulneren la
Constitución, total o parcialmente, con efectos generales. Así, a las características del modelo
europeo de ser concentrado, abstracto, objetivo, principal y de tener una legitimidad procesal
activa privilegiada, en el presente artículo se manifiestan las características de derogar normas,
declarar inconstitucionales las leyes y de tener efectos generales.
En esta dirección, sobre el segundo párrafo del artículo 81 del CPCONS, el Tribunal en la
sentencia recaída en el Exp. Nº STC 0002-2006-PI/TC, ha señalado que: “El mencionado
artículo regula el efecto retroactivo de las sentencias del Tribunal Constitucional,
permitiéndole modular sus decisiones y resolver respecto de las situaciones jurídicas
producidas durante su vigencia, evaluando el entorno económico, jurídico y político, a fin de
que no se perjudiquen intereses superiores respecto a los que se han visto afectados por la ley
inconstitucional”38. De tal manera que: “En el contexto descrito, el Tribunal se ve obligado a
determinar los efectos de su decisión en el tiempo, considerando que la declaración de
inconstitucionalidad de la Disposición Transitoria Única de la Ley N.º 28647 con efecto
retroactivo (ex tunc) involucraría, en ciertas circunstancias, la devolución o compensación de
lo recaudado por tratarse de pagos indebidos, hipótesis que debe ser descartada pues afectaría
el principio de equilibrio presupuestal y fiscal recogido en el artículo 78 de la Constitución
Política, el cual exige, de manera imperativa, más que el equilibrio contable que todo
presupuesto por antonomasia presenta, el equilibrio en términos financieros efectivos”39.
“Por ello y a fin de no provocar un desequilibrio presupuestal que termine suscitando una
inestabilidad de mayores proporciones que la provocada por la norma inconstitucional, este
Tribunal considera pertinente declarar que esta sentencia tiene efectos hacia el futuro (ex
nunc); por ende, las obligaciones tributarias de los responsables solidarios extinguidas, en
virtud de los medios contemplados en el Código Tributario o en virtud de resoluciones
administrativas o judiciales firmes emitidas con anterioridad a la presente sentencia,
conservan su estado. No obstante, las obligaciones tributarias de los responsables solidarios
que estén pendientes deberán resolverse conforme a la presente declaratoria de
inconstitucionalidad”40.
Finalmente, sobre el último párrafo del artículo 81 del CPCONS, aplicable al Proceso de
Acción Popular, y a diferencia del Proceso de Inconstitucionalidad, las sentencias emitidas
podrán declarar la nulidad de las normas impugnadas en su sede con efectos retroactivos,
precisando el alcance en el tiempo de la decisión adoptada y aplicable con efectos generales a
partir del día siguiente de su publicación en el Diario Oficial El Peruano. Esta figura es nueva
en relación a lo que estaba estipulado en la Ley Procesal de Acción Popular, Ley Nº 24968, la
Los autores del Anteproyecto del Código Procesal Constitucional sobre este artículo
señalan lo siguiente: “probablemente la novedad más importante sobre esta materia está
contenido en el artículo 8041 conforme al cual las sentencias que declaren fundadas las
demandas de acción popular determinan la nulidad, con efecto retroactivo, de las normas
impugnadas. Dichas sentencias tiene efectos generales y se deben publicar obligatoriamente
en el Diario Oficial El Peruano (…) el fundamento constitucional de la citada regla se
encuentra en el segundo párrafo del artículo 200 de la Constitución, que remite a la ley de la
materia la determinación de los efectos de la declaración de inconstitucionalidad o ilegalidad
de las normas. Se ha estimado conveniente otorgar carácter declarativo a las sentencias
estimatorias, para revitalizar el funcionamiento del Proceso de Acción Popular, que ha sido
muy pocas veces utilizado debido a los efectos tradicionalmente limitados de sus sentencias,
lo que ha conllevado a que en la práctica las veces que se ha querido cuestionar disposiciones
reglamentarias se haya preferido recurrir al Proceso de Amparo, generándose distorsiones en
su utilización. En consecuencia la regla que asigna efectos retroactivos a las sentencias
recaídas en procesos de Acción Popular que declaran la nulidad de las disposiciones
administrativas, el artículo 93 permite la posibilidad de solicitar la adopción de medidas
cautelares que impliquen la suspensión de la eficacia de las citadas normas, siempre que en
primer grado se hubiera expedido sentencia estimatoria de la demanda”42.
41 En el Anteproyecto del Código Procesal Constitucional el artículo 81 del Código Procesal Constitucional
que estamos comentando estaba regulado en el artículo 80.
42 Samuel Abad Yupanqui, Jorge Danós Ordóñez, Francisco Eguiguren Praeli, Domingo García Belaúnde,
Juan Monroy Gálvez y Arsenio Oré Guardia, Código Procesal Constitucional. Anteproyecto y legislación
vigente, Palestra Editores, Lima, 2003, págs. 26 -27.
de su transitoria vigencia, pues cuando la autoridad judicial lo declare –a pedido de cualquier
ciudadano– tendrá un efecto ab initio”43.
JURISPRUDENCIA
“... resulta constitucionalmente exigible establecer una regla de Derecho vinculante y con
alcance general que permita cubrir la inconstitucional omisión legislativa, el Tribunal
Constitucional, como supremo intérprete de la Constitución (artículo 201 ° y 202° de la
Constitución y 1 ° de su Ley Orgánica), de conformidad con los artículos 81 ° y 82° del
CPConst., y en interpretación del articulo 65° de la Constitución, establece que:
Constituye causal de desafiliación del SPrP y de consecuente derecho de retorno al SPuP,
la acreditación de que la decisión de afiliarse al SPrP fue consecuencia de una indebida,
insuficiente y/o inoportuna información por parte de la AFP o de la Administración
pública”. (Exp. 00014-2007-AI FJ 20)
“Ahora bien, tal como se efectuó en las sentencias emitidas en los expedientes Nos 0041-
2004-AI/TC y 0053-2004-AI/TC, en el presente caso deben modularse los efectos del
presente pronunciamiento a fin de no generar un caos financiero y administrativo, lo que
derivaría también en un perjuicio para los propios contribuyentes. Así, el artículo 81° del
Código Procesal Constitucional autoriza a este Colegiado a modular los efectos en el
tiempo de la sentencias de inconstitucionalidad que recaigan sobre normas tributarias.
Es por ello que, al igual que en las sentencias mencionadas, el Tribunal se ve impedido
de hacer uso de su facultad excepcional de declarar la inconstitucionalidad de una norma
legal con efecto retroactivo”. (Exp. 00030-2007-AI FJ 36,37)
43 Vid. Juan C. Morón Urbina: “Aporte para el estudio del nuevo régimen de la Acción Popular en el Código
Procesal Constitucional”, en José F. Palomino Manchego (Coordinador), El Derecho Procesal
Constitucional Peruano. Estudios en homenaje a Domingo García Belaunde, Biblioteca Peruana de
Derecho Constitucional, T. II, Lima, pág. 1103.
“El artículo 204° de la Constitución establece que la norma declarada inconstitucional queda
sin efecto al día siguiente de la publicación de la sentencia que así la declara, debiéndose
determinar, dado el caso de excepción y según lo previsto por los artículos 36° y 40° de
la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional, los efectos de la sentencia en el tiempo al
tratarse de la declaratoria de inconstitucionalidad de normas tributarias por transgresión
del artículo 74° de la Carta Magna.
CONCORDANCIAS:
COMENTARIO J O S É F . PA L O M IN O M A N C H E G O
Ahora, en el supuesto que se cuestione una norma por la forma, por adolecer de un requisito
formal para su validez, y se declare infundada la demanda, existe la posibilidad de cuestionar
dicha norma, ya no por las razones o fundamentos formales esgrimidos en la demanda anterior,
sino, por considerar que por el fondo dicha norma vulnera la Constitución, siempre y cuando
se encuentre dentro del plazo establecido por el artículo 100 del CPCONS.
JURISPRUDENCIA
“... en el ámbito de un proceso constitucional de instancia única como es el caso del proceso
de inconstitucionalidad, ello supone que es el Tribunal Constitucional a quien
corresponde mantener su competencia jurisdiccional a efectos de emitir las órdenes y
mandatos, forzosos de ser el caso, a efectos de no ver vaciado de contenido sus
decisiones jurisdiccionales y, con ello, reducida la fuerza vinculante así como el carácter
de cosa juzgada de sus decisiones, en los términos del artículo 204 de la Constitución,
así como también del artículo 82 del Código Procesal Constitucional.
Que no debe olvidarse, por obvio que parezca, que las decisiones de este Colegiado, en
tanto órgano jurisdiccional por excelencia, gozan también de los atributos y le asisten las
mismas garantías que la Constitución otorga a toda decisión jurisdiccional, máxime si se
trata de decisiones sobre la inconstitucionalidad de una ley o norma con rango de ley. En
este sentido, el artículo 139.2 de la Constitución establece como principio de la función
jurisdiccional del Estado la prohibición de que cualquier autoridad se avoque a causas
pendientes ante el órgano jurisdiccional o interfiera en el ejercicio de sus funciones;
asimismo, “Tampoco [se] puede dejar sin efecto resoluciones que han pasado en autoridad
de cosa juzgada, ni cortar procedimientos en trámite, ni modificar sentencias ni retardar
su ejecución.
“Las sentencias desestimativas son aquellas que declaran, según sea el caso, inadmisibles,
improcedentes o infundadas las demandas de garantía, o resuelven desfavorablemente las
acciones de inconstitucionalidad. En este último caso la denegatoria impide una nueva
interposición fundada en idéntico precepto constitucional (petición parcial y específica
referida a una o varias normas contenidas o en una ley); además, el rechazo de un supuesto
vicio formal no obsta para que esta ley no pueda ser cuestionada ulteriormente por razones
de fondo.
a)
La desestimación por rechazo simple. En este caso el órgano de control de la
constitucionalidad resuelve declarar infundada la demanda presentada contra una parte o
la integridad de una ley o norma con rango de ley.
b)
La desestimación por sentido interpretativo. En este caso el órgano de control de la
constitucionalidad establece una manera creativa de interpretar una ley parcial o
totalmente impugnada. Es decir, son aquellas en donde el órgano de control de la
constitucionalidad declara la constitucionalidad de una ley cuestionada, en la medida que
sea interpretada en el sentido que éste considera adecuado, armónico y coherente con el
texto fundamental.
En ese entendido, se desestima la demanda presentada contra una ley, o norma con rango
de ley, previo rechazo de algún o algunos sentidos interpretativos considerados como
infraccionantes del texto demandado. Por ende se establece la obligatoriedad de
interpretar dicha norma de “acuerdo” con la Constitución, vale decir de conformidad con
la interpretación declarada como única, exclusiva y excluyentemente válida”. (Exp.
00023-2008-AI FJ 36)
“... la parte demandante solicita que se declaren inaplicables, a su caso, los artículos 29° y 65°
inciso c) de la Ley N° 29062 y el Decreto Supremo N° 003-2008-ED, alegando que son
inconstitucionales toda vez que la evaluación de su desempeño laboral como docente
vulnera y/o amenaza su derecho al trabajo.
CONCORDANCIAS:
Internas: Artículo 6
COMENTARIO J O S É F . PA L O M IN O M A N C H E G O
En todo caso, quedaba en potestad del Alto Tribunal determinar los alcances de sus
decisiones en el tiempo sólo en materia tributaria y penal, siendo en los demás supuestos
la decisión adoptada con efectos constitutivos, es decir se aplicaban desde el día siguiente
de la publicación de la sentencia en el Diario Oficial El Peruano, u otra posterior que
determine el Tribunal.
Para tales efectos, se requiere que en razón de la norma declarada inconstitucional se haya
impuesto una medida que pesa sobre la libertad, materia penal, o la propiedad, materia
tributaria. Situación que se diferencia de aquella ley, por ejemplo en materia penal, que
habiendo sido aprobada por el Congreso y puesta en vigencia por el Poder Ejecutivo, es
declarada inconstitucional y a partir de sus efectos vertidos en el tiempo que estuvo vigente se
pretenda aplicar retroactivamente las disposiciones vigentes temporalmente que resulten
favorables para el procesado, sin que a partir de dicha ley se haya aplicado una medida
restrictiva de la libertad, como por ejemplo se pretendía con la Ley N.º 28568, que modificaba
el artículo 47º del Código Penal44. De ello se puede desprender que mediante dicha norma se
buscaba aplicar retroactivamente una norma inconstitucional para favorecer inconstitucional e
ilegítimamente a un grupo determinado de procesados.
JURISPRUDENCIA
“... sin bien es cierto que el artículo 83º del CPCo., establece que “[p]or la declaración de (…)
inconstitucionalidad de una norma no recobran vigencia las disposiciones legales que ella
hubiera derogado” —y dejando del lado el hecho de que es un artículo referido a los procesos
de control normativo (de inconstitucionalidad y de acción popular)—, también lo es que la
finalidad del proceso de amparo es reponer “las cosas al estado anterior a la violación o
amenaza de violación de[l] derecho constitucional” (artículo 1º del CPCo.). Por ello, aún
cuando no era de recibo restablecer la vigencia abstracta del Decreto Supremo Nº 017-2007-
EF, sí lo era restablecer provisionalmente uno de sus efectos, a saber, la aplicación de la tasa
del 12%. Se trata, en consecuencia, de una medida adoptada por este Tribunal de manera
provisional y que tiene por objeto evitar que se continúen violando los derechos
fundamentales concernidos”. (Exp. 03116-2009-AA FJ 7)
En consecuencia, si una norma penal o tributaria fuera derogada y hubiera sido aplicada
en la resolución de procesos, corresponderá el examen de su constitucionalidad”. (Exp.
00045-2004-AI FJ 12)
“Estima el Tribunal que las especiales características del impuesto a los juegos, consideradas
conjuntamente, hacen que éste resulte confiscatorio y, por tanto, contrario al artículo 74
de la Constitución.
En efecto: Si bien el artículo 36 de la LEY establece que el impuesto a los juegos grava
‘la explotación’ de estos juegos, conforme se desprende de la regulación conjunta de los
artículos 38.1 y 39 de la LEY, la alícuota del impuesto asciende al 20% sobre la base
imponible, ‘constituida por la ganancia bruta mensual ... entendiéndose por ésta a la
diferencia resultante entre el ingreso total percibido en un mes por concepto de apuestas
o dinero destinado al juego y el monto total de los premios otorgados el mismo mes’,
esto es, que con el nombre o etiqueta de impuesto ‘a la explotación’, la metodología
impositiva de la ley grava en realidad las utilidades. Considerando además, y
conjuntivamente, que la alícuota del impuesto parece ser excesiva, que recae sobre una
base fijada sin deducir los gastos realizados para la obtención de las utilidades y que no
es considerado, el monto pagado, como pago a cuenta del impuesto a la renta, debe
concluirse que el gravamen presenta una vocación confiscatoria del capital invertido,
prohibida por la Constitución.
De concurrir, respecto del mismo contribuyente, deudas y créditos, ellos se compensarán entre
sí, y de quedar un saldo será considerado como deuda acumulada o como crédito
tributario, según el caso”. (Exp. 00009-2001-AI FJ 16)
“... en lo que se refiere a la Primera Disposición Final de la Ley N° 26597, resulta igualmente
evidente su inconstitucionalidad, pues al establecer que, para efectos del cumplimiento de
lo dispuesto en ella, recobrarán su vigencia aquellas normas que hubiesen sido derogadas,
pretende revivir normas obsoletas, creando un sistema de desigualdad en lo que respecta
al trato expropiatorio y al ‘justisprecio’”. (Exp. 00022-1996-AI FJ 1) Título VII
ARTÍCULO. 84°
LA DEMANDA DE ACCIÓN POPULAR PUEDE SER IMPUESTA POR
CUALQUIER PERSONA
CONCORDANCIAS:
45* Doctor en Derecho (Universidad de Navarra) Titular de la Cátedra Jean Monnet de Derecho Comunitario
Europeo, Profesor de Derecho Constitucional (Universidad de Piura) Miembro de la Asociación Peruana de
Derecho Constitucional. Decano de la Facultad de Derecho de la Universidad de Piura.
Cfr. Artículo 200. 5 de la Constitución peruana de 1993.
Constitución sí puede defenderla, indirectamente, de las normas de carácter general que también
afecten las disposiciones que reconocen los derechos y libertades.
Con relación a la legitimidad, dado que la protección del orden constitucional y legal son valores
supremos del Estado y la sociedad, cualquier ciudadano puede cuestionar la constitucionalidad y
legalidad de las disposiciones reglamentarias y administrativas ante el Poder Judicial; incluso los
ciudadanos extranjeros residentes en el país pueden interponer esta garantía, así como también, la
judicatura debe tutelar ese derecho para cualquier ciudadano46.
46 LANDA ARROYO, César: Teoría del Derecho Procesal Constitucional, Palestra editores, Lima, 2004, pág.
148-149.
47 De acuerdo con la Constitución sólo están facultados para interponer acción de inconstitucionalidad: el
Presidente de la República, el Fiscal de la Nación, el Defensor del Pueblo, el veinticinco por ciento del
número legal de congresistas, y cinco mil ciudadanos con firmas comprobadas por el Jurado Nacional de
Elecciones; y si la norma es una ordenanza municipal, está facultado para impugnarla el uno por ciento de
los ciudadanos del respectivo ámbito territorial, siempre que este porcentaje no excede del número de
firmas anteriormente señalado; véase el artículo 203 de la Carta de 1993; véase además, CÁCERES
ARCE, Jorge Luis: El control constitucional en el Perú, Legislación Peruana General (LPG), Arequipa, 2004,
págs. 28-29.
48 De acuerdo con el artículo 200, inciso 4, de la Constitución de 1993, las normas que poseen rango de ley
son las siguientes: leyes, decretos legislativos, decretos de urgencia, tratados, reglamentos del Congreso,
normas regionales de carácter general y las ordenanzas municipales.
50 CASTAÑEDA OTSU, Susana: “El proceso de Acción Popular: un análisis preliminar” en AA.VV:
Introducción a los procesos constitucionales, Jurista editores, Lima, 2005, pág. 252.
legitimación procesal de esta institución para interponer la acción popular así como el resto de
garantías constitucionales reconocidas en la Carta de 199351.
Finalmente, existen una serie de obligaciones que surgen para aquellas personas que
presentan una demanda de acción popular, las cuales están previstas para evitar cierta
“inmadurez” y “frivolidad” en su interposición. El artículo 97 del Código Procesal
Constitucional establece que “si la demanda fuese desestimada por el Juez, este podrá
condenar al demandante al pago de los costos cuando estime que incurrió en manifiesta
temeridad”52.
JURISPRUDENCIA
“... [el] tratamiento diferenciado que hace el Decreto Supremo N° 158-99-EF entre las
distintas marcas y tipos de cigarrillos a fin de imponerles, con eficacia inmediata, el
Impuesto Selectivo al Consumo, repercute directa e inminentemente en la entidad
demandante. No repercute, sin embargo, en el resto de la población y por eso la
demandante no pretende la declaración erga ommes de su ineficacia jurídica, sino la
inaplicación a ella sola. De ahí que, en el caso de autos, no sea pertinente la acción
popular, que se ejercita para dejar sin eficacia a la norma”. (Exp. 01311-2000-AA FJ 1)
ARTÍCULO. 85°
LA DEMANDA DE ACCIÓN POPULAR
ES DE COMPETENCIA EXCLUSIVA
DEL PODER JUDICIAL, SON COMPETENTES:
1)
La sala correspondiente, por razón de la materia de la Corte Superior del Distrito Judicial al
que pertenece el órgano emisor, cuando la norma objeto de la acción popular es de carácter
regional o local; y
2)
LA SALA CORRESPONDIENTE DE LA CORTE SUPERIOR DE LIMA, EN LOS DEMÁS
CASOS.
CONCORDANCIAS:
51 “Ejercitar ante el Tribunal Constitucional la acción de inconstitucionalidad contra las normas con rango de
ley a que se refiere el inciso 4) del Artículo 200° de la Constitución Política, asimismo, para interponer la
Acción de Hábeas Corpus, Acción de Amparo, Acción de Hábeas Data, la de Acción Popular y la Acción
de Cumplimiento, en tutela de los derechos constitucionales y fundamentales de la persona y de la
comunidad”; véase además, CASTAÑEDA OTSU: “El proceso de Acción Popular: un análisis preliminar”…,
pág. 253.
Si bien las demás garantías constitucionales son resueltas en última y definitiva instancia
por el Tribunal Constitucional, la Constitución omitió indicar expresamente la competencia de
este proceso54, ya sea en su máximo intérprete o en la judicatura55. De acuerdo con la
legislación anterior, y ahora con el nuevo Código, los jueces ordinarios son los competentes
para controlar la constitucionalidad de las normas de inferior jerarquía que la ley, nos estamos
refiriendo a los reglamentos, decretos y resoluciones de carácter administrativo que vulneren
la ley y la Constitución; para estos casos existe la demanda de acción popular pero, si no
tenemos cuidado, podría suscitarse un descontrol si la judicatura mediante una resolución
decide inaplicar un reglamento por considerar que afecta derechos fundamentales, dado que el
Tribunal Constitucional no puede tomar conocimiento sino solamente la Sala Constitucional y
Social de la Corte Suprema cuando sube a consulta56. Por eso, salvo el artículo 39 de la Ley
Orgánica del Tribunal Constitucional respecto a las leyes, observamos que no existe para las
normas infralegales un punto de contacto entre ambos modelos (difuso y concentrado) que
pueda ser detectado a tiempo por el máximo defensor de la constitucionalidad.
53 CARRIÓN LUGO, Jorge: Tratado de Derecho Procesal Civil, volumen I, Editorial Grijley, 2004, págs. 94-
96.
55 A la judicatura se le otorgó esta competencia en la Constitución de 1979 para conocer las demandas
de acción popular y la Ley Nro. 24968 fue la norma que la reguló.
56 “Las decisiones jurisdiccionales que se adopten en aplicación del control difuso de la constitucionalidad de las
normas, serán elevadas en consulta a la Sala Constitucional y Social de la Corte Suprema de Justicia de la
República, si no fueran impugnadas. Lo son igualmente las resoluciones judiciales en segunda instancia en las
que se aplique este mismo precepto, aun cuando contra éstas no proceda medio impugnatorio alguno. En todos
estos casos, los Jueces se limitan a declarar la inaplicación de la norma por incompatibilidad inconstitucional,
para el caso concreto, sin afectar su vigencia, realizando interpretación constitucional, conforme a la forma y
modo que la Constitución establece. Cuando se trata de normas de menor jerarquía, rige el mismo principio, no
requiriéndose la elevación en consulta, sin perjuicio del proceso de acción popular. La consulta a que hace
alusión el presente artículo se hace en interés de la ley”; cfr. Artículo 3 del Código Procesal Constitucional
peruano.
resolución comienza a tener efectos inmediatos, pero sí establece la posibilidad de solicitar una
medida cautelar para alcanzar ese objetivo. En ese sentido, el artículo 94 señala que “procede
solicitar medida cautelar una vez expedida sentencia estimatoria de primer grado. El contenido
cautelar está limitado a la suspensión de la eficacia de la norma considerada vulneratoria por
el referido pronunciamiento”57.
59 “De conformidad con la Constitución, el control abstracto de constitucionalidad de las normas con jerarquía
de ley se efectúa a través del proceso de inconstitucionalidad (artículo 200°, inciso 4). Dicho proceso es
de competencia del Tribunal Constitucional (artículo 202°, inciso 1) Por su parte, el control abstracto de
constitucionalidad y legalidad de las normas de jerarquía infralegal se realiza a través del proceso de acción
popular (Artículo 200, inciso 5). Dicho proceso es de competencia del Poder Judicial (Artículo 85, CPconst).
En este contexto, el Tribunal Constitucional está prohibido del control abstracto de constitucionalidad de
las normas de jerarquía infralegal debido a que el proceso constitucional establecido para tal efecto está
reservado al Poder Judicial. Sin embargo, el Tribunal Constitucional sí puede efectuar el control abstracto
de constitucionalidad de una norma de jerarquía infralegal y, así, pronunciarse sobre su validez
constitucional, cuando ella es también inconstitucional `por conexión o consecuencia´ con la norma de
jerarquía legal que el Tribunal Constitucional ha declarado inconstitucional”; Cfr. Exp. Nro. 00045-2004-
AI/TC (Fundamento jurídico 73).
60 Véase LANDA ARROYO: Teoría del Derecho Procesal Constitucional…, pág. 148.
62 Véase el artículo 95 del Código Procesal Constitucional; además véase HUERTA: “Comentario al artículo
200.5 de la Constitución de 1993”…, pág. 1101.
administrativa inconstitucional o ilegal es de materia penal, será de conocimiento de la sala
penal63.
Con relación a la competencia, existe una posición en la doctrina, según la cual el proceso
de acción popular debería ser finalmente resuelto por el Tribunal Constitucional. El profesor
César Landa nos dice que “(…) resulta incongruente que la acción popular siga siendo
competencia de la justicia ordinaria, cuando es a la jurisdicción constitucional a quien le
corresponde la función de control constitucional y eventualmente legal. En este sentido, la
acción popular si bien podría tramitarse en sede judicial debería, en última instancia, ser
resuelta en sede constitucional, a fin de integrar las decisiones judiciales dentro de la
supremacía de interpretación de la Constitución a cargo del Tribunal Constitucional”64. Cabe
preguntarse si este tipo de control de constitucionalidad concentrado que realiza la judicatura
puede ser observado por el Tribunal Constitucional, consideramos que no es posible salvo que
se establezca una reforma al texto de 1993 que le permita conocer también en última y
definitiva instancia las resoluciones de acción popular dictadas por la Corte Suprema. Sin
embargo, el Tribunal Constitucional considera que sí puede existir un caso en que el máximo
intérprete de la constitucional pueda conocer y pronunciarse sobre una norma infralegal, pese
a que se trata de un proceso de competencia del poder judicial; al respecto, nos dice que “ (…)
sí puede efectuar el control abstracto de constitucionalidad de una norma de jerarquía infralegal
y, así, pronunciarse sobre su validez constitucional, cuando ella es también inconstitucional
`por conexión o consecuencia´ con la norma de jerarquía legal que el Tribunal Constitucional
ha declarado inconstitucional”65.
A) Entre las normas de carácter general de rango infralegal que expide el Poder Ejecutivo a
través de los órganos de la Administración central, se encuentran los Decretos Supremos,
Resoluciones Supremas, Resoluciones Ministeriales, Directorales, Reglamentos y otras
normas administrativas (como circulares, directivas, etc)66.
B) Con relación a las normas de carácter general de los gobiernos regionales, la Ley Orgánica
de Gobiernos Regionales establece como norma de carácter general a los Decretos
Regionales67, los cuales son dictados por el Gobierno Regional a través de la Presidencia
Regional, quien los aprueba y suscribe con el Acuerdo del Directorio de Gerencias
63 ORTECHO VILLENA, Víctor Julio: “ El proceso constitucional de acción popular” en CASTAÑEDA
OTSU, Susana (coordinadora): Derecho Procesal Constitucional, pág. 425.
66 CASTAÑEDA OTSU: “El proceso de Acción Popular: un análisis preliminar”..., pág. 249.
67 Véase su título III: ordenamiento normativo regional, capítulo I: régimen normativo de la Ley Nro. 27867.
Regionales68; por otro lado, se han dejado de contemplar los llamados Decretos Ejecutivos
Regionales, para sólo señalar que los Decretos Regionales pueden ser impugnados
mediante acción popular, omitiéndose precisar su procedencia por lo que es de aplicación
los dispuestos por la Constitución de 1993 y el Código Procesal Constitucional69.
C) Sobre las normas de carácter general emanadas de los gobiernos locales, la nueva Ley
Orgánica de Municipalidades dejó de establecer como norma municipal a los Edictos70, las
materias que eran reguladas por éstos pasarán a serlo por las Ordenanzas71, debido a que
mediante ellas se crean, modifican, suprimen o exoneran, los arbitrios, tasas, licencias,
derechos y contribuciones, todas conforme a la ley.
No debemos olvidar que la nueva ley otorga carácter general a los Decretos de Alcaldía,
mediante ellos los alcaldes ejercen las funciones ejecutivas de Gobierno, establecen normas
reglamentarias y de aplicación de las Ordenanzas, sancionan los procedimientos necesarios
para realizar la administración de los municipios, así como regular los asuntos de orden
general que no sean de competencia del Concejo Municipal; precisamente, en el inciso 2
del artículo 52 de la Ley Nro. 27972, se establece que agotada la vía administrativa procede
acción popular ante el Poder Judicial contra los citados Decretos que contravengan las
normas legales vigentes72.
D) Con referencia a las normas de carácter general dictadas por otros órganos de la
administración pública73, nos encontramos con las emitidas expresamente por las
instituciones autorizadas por la propia Constitución: el Banco Central de Reserva; y la
Oficina Nacional de Procesos Electorales74; además de otros órganos constitucionales y
entidades públicas que según ley están facultadas para dictarlas, como son, entre otros, el
Tribunal Constitucional, la Superintendencia Nacional de Banca y Seguros, el Instituto
Nacional de Defensa de la Competencia y de la Protección de la Propiedad Intelectual
(conocido como Indecopi) y el Poder Judicial75.
69 CASTAÑEDA OTSU: “El proceso de Acción Popular: un análisis preliminar”…, págs. 247-248.
70 Ley Nro. 27972 publicada el 27 de mayo de 2003, cabe añadir que contra las ordenanzas procede la acción
de inconstitucionalidad (artículo 200, inciso 4, de la Constitución de 1993).
72 Véase el artículo 200, inciso 5, de la Constitución de 1993 y el artículo 76 del Código Procesal; véase
además, CASTAÑEDA OTSU: “El proceso de Acción Popular: un análisis preliminar”…, págs. 248-249.
73 DIAZ ZEGARRA: Los procesos constitucionales, Palestra editores, 1999, Lima, págs. 93-94.
75 CASTAÑEDA OTSU: “El proceso de Acción Popular: un análisis preliminar”…, pág. 250.
Nos queda decir que por tratarse de una garantía establecida en la Constitución peruana, su
grado de aplicación y difusión, especialmente por el contenido de sus resoluciones, no es
conocida con la misma facilidad que el habeas corpus, habeas data, amparo y la acción de
inconstitucionalidad; a tal punto que, irónicamente, podríamos decir que la acción popular
es una institución algo “impopular”.
JURISPRUDENCIA
“... el artículo 2º inciso 20 numeral ‘L’ de la Constitución de 1979, aplicable al caso, contiene
una norma procesal constitucional que preceptúa nadie puede ser sometido a
procedimientos diferentes a los previamente establecidos en la ley; esta regulación
adquiere supremacía y de imprescindible cumplimiento si la norma de procedimiento y
competencia como la anotada, está regulado por la misma Carta Magna.
Que, se ratifica este claro contenido normativo en la vigente Constitución de 1993 al prescribir
en el artículo 200º inciso 2 que no procede acción de amparo contra normas legales, ninguna
ley menos doctrina alguna puede desnaturalizar e incumplir la voluntad clara del constituyente
de 1979 y de 1993; máxime si el legislador ha cumplido con promulgar el mandato de remisión
contenido en el artículo 2 inciso 20 numeral ‘L’ citado en el punto Nº 1 al poner en vigencia la
Ley Nº 24968 la cual precisa la forma del procedimiento de Acción Popular para impugnar ante
el Poder Judicial las resoluciones que detalla el artículo 295 de la Constitución glosada”. (Exp.
00273-1993-AA FJ De 1 a 3)
ARTÍCULO. 86°
LA DEMANDA ESCRITA CONTENDRÁ
CUANDO MENOS, LOS SIGUIENTES
DATOS Y ANEXOS
3)
LA DENOMINACIÓN PRECISA DEL DOMICILIO DEL ÓRGANO EMISOR DE LA
NORMA OBJETO DEL PROCESO.
4)
EL PETITORIO, QUE COMPRENDE LA INDICACIÓN DE LA NORMA O NORMAS
CONSTITUCIONALES Y/O LEGALES QUE SE SUPONEN VULNERADAS POR LA QUE
ES OBJETO DEL PROCESO.
5)
COPIA SIMPLE DE LA NORMA OBJETO DEL PROCESO PRECISÁNDOSE EL DÍA, MES
Y AÑO DE SU PUBLICACIÓN.
7)
LA FIRMA DEL DEMANDANTE, O DE SU REPRESENTANTE O DE SU APODERADO, Y
LA DEL ABOGADO.
CONCORDANCIAS:
El código establece que aquellas sentencias que la Judicatura haya declarado fundadas en
el proceso de acción popular tienen efectos generales (erga omnes) y, a diferencia de la acción
de inconstitucionalidad, podrán determinar la nulidad con efecto retroactivo de las normas
impugnadas. En tal supuesto, la sentencia determinará sus alcances en el tiempo78. De esta
manera, gracias esta acción de garantía, el poder judicial se convierte también en el defensor
de la Constitución peruana y las leyes contra las normas infralegales que las contravengan79.
76 CASTAÑEDA OTSU: “El proceso de Acción Popular: un análisis preliminar”…, pág. 254.
79 “(...) el tratamiento diferenciado que hace el Decreto Supremo N° 158-99-EF entre las distintas marcas y
tipos de cigarrillos a fin de imponerles, con eficacia inmediata, el Impuesto Selectivo al Consumo, repercute
directa e inminentemente en la entidad demandante. No repercute, sin embargo, en el resto de la población
y por eso la demandante no pretende la declaración erga ommes de su ineficacia jurídica, sino la
inaplicación a ella sola. De ahí que, en el caso de autos, no sea pertinente la acción popular, que se ejercita
para dejar sin eficacia a la norma”; cfr. Exp. Nro. 01311-2000-AA/TC.
ARTÍCULO. 87°
EL PLAZO PARA INTERPONER LA DEMANDA DE ACCIÓN POPULAR
PRESCRIBE
A LOS CINCO AÑOS CONTADOS DESDE
EL DÍA SIGUIENTE DE SU PUBLICACIÓN
DE LA NORMA
El plazo para interponer la demanda de acción popular prescribe a los cinco años
contados desde el día siguiente de su publicación de la norma.
CONCORDANCIAS:
El Código Procesal uniformiza los plazos a diferencia de la ley anterior que variaba de
acuerdo a la norma a impugnar, ya sea su legalidad o constitucionalidad. De acuerdo con la
Ley Nro 24968, si se trataba de normas violatorias de la Constitución, el plazo era de cinco
años; pero si se trataba de normas contrarias a la ley, el plazo era de tres. El Código establece
que al entrar en vigencia, los procesos en trámite continuarán rigiéndose por las normas
anteriores a efectos de, entre otros aspectos, el cómputo de los plazos que hubieran empezado81.
El artículo 100 del Código establece que, una vez vencido el plazo para presentar una
demanda de inconstitucionalidad prescribe la pretensión, sin perjuicio de lo dispuesto por el
artículo 51 y por el segundo párrafo del artículo 138 de la Constitución, es decir, sin perjuicio
que los jueces puedan hacer uso de su facultad de revisar la constitucionalidad de las normas
jurídicas, lo cual confirma el carácter mixto o dual de nuestro sistema de control
JURISPRUDENCIA
“... dada la fecha de vigencia del D.S. N° 051-91-PCM, que también se impugna en la presente
demanda, es evidente que esta pretensión también está sujeta a la caducidad; además de
que, por razón de rango legal, su supuesta improcedencia debe tramitarse según la Ley N°
24968 sobre Acción Popular”. (Exp. 00012-2002-AA FJ 3)
CONCORDANCIAS:
El artículo 88 del Código establece que interpuesta la demanda de acción popular, la Sala
debe resolver dentro de un término no mayor de cinco días desde su presentación. Sobre su
inadmisibilidad, la Sala debe indicar el requisito incumplido y el plazo para subsanarlo,
introduciendo una modificación con relación al artículo 12 de la Ley Nro. 24968, que establecía
que contra la resolución de inadmisibilidad procedía un recurso de apelación dentro de los tres
días posteriores a su notificación85.
82 Es decir, los jueces podrían inaplicar normas administrativas contrarias a la constitución y a la ley, vencido
el plazo prescriptorio, pero en vía incidental en un proceso judicial ordinario, mas ya no en un proceso de
acción popular; véase LANDA ARROYO, César: Teoría del Derecho Procesal Constitucional, Palestra
editores, Lima, 2004, pág. 150; véase además GARCÍA BELAUNDE, Domingo: “La Jurisdicción
Constitucional en Perú” en FERNÁNDEZ SEGADO, Francisco y GARCÍA BELAUNDE, Domingo
(coordinadores): La Jurisdicción Constitucional en Iberoamérica, Dykinson, Madrid, 1997, pág. 837.
84 CASTAÑEDA OTSU: “El proceso de Acción Popular: un análisis preliminar”…, pág. 257.
85 CASTAÑEDA OTSU: “El proceso de Acción Popular: un análisis preliminar”…, pág. 256.
Si bien no se establece en qué casos se debe declarar improcedente la demanda, señalando
que si la decisión fuese apelada se pondrá la resolución en conocimiento del emplazado; al
respecto, consideramos que el artículo 104 del Código, que establece los supuestos de
improcedencia de la demanda del proceso de inconstitucionalidad, deberíamos recurrir a dichas
disposiciones gracias a una interpretación sistemática y a la finalidad común de ambos
procesos: proteger la supremacía constitucional y el principio de legalidad86; en ese sentido, la
improcedencia de la demanda de acción popular se presentaría en los siguientes supuestos:
JURISPRUDENCIA
“... el recurrente solicita la inaplicación de las normas impugnadas, sin que haya acreditado, o
siquiera alegado, la existencia de algún acto que las aplique. En tal sentido, pretende que
se realice un control abstracto de la constitucionalidad de las normas, asunto que se
encuentra estrictamente reservado a la acción de inconstitucionalidad, para el caso de
normas legales, y a la acción popular, para el caso de las normas infralegales”. (Exp.
00741-2003-AA FJ 4)
ARTÍCULO. 89°
EMPLAZAMIENTO Y PUBLICACIÓN
DE LA DEMANDA
Admitida la demanda, la Sala confiere traslado al órgano emisor de la norma objeto del proceso
y ordena la publicación del auto admisorio, el cual incluirá una relación sucinta del contenido
de la demanda, por un sola vez, en el Diario Oficial El Peruano si la demanda se promueve en
Lima, o en el medio oficial de publicidad que corresponda si aquella se promueve en otro
Distrito Judicial. Si la norma objeto del proceso ha sido expedida con participación de más de
86 CASTAÑEDA OTSU: “El proceso de Acción Popular: un análisis prel iminar”…, pág. 256.
87 “(...) el recurrente solicita la inaplicación de las normas impugnadas, sin que haya acreditado, o
siquiera alegado, la existencia de algún acto que las aplique. En tal sentido, pretende que se realice
un control abstracto de la constitucionalidad de las normas, asunto que se encuentra estrictamente
reservado a la acción de inconstitucionalidad, para el caso de normas legales, y a la acción popular,
para el caso de las normas infralegales”; cfr. Exp. Nro. 00741-2003-AA (Fundamento jurídico 4).
88 CASTAÑEDA OTSU: “El proceso de Acción Popular: un análisis preliminar”…, pág. 257.
un órgano emisor, se emplazará al de mayor jerarquía. Si se trata de órganos de igual nivel
jerárquico, la notificación se dirige al primero que se subscribe el texto normativo. En el caso
de normas dictadas por el Poder Ejecutivo, el emplazamiento se hará al Ministro que la
refrenda; si fuesen varios, al que haya firmado el primer término. Si el órgano emisor ha dejado
de operar, corresponde notificar al órgano que asumió sus funciones.
CONCORDANCIAS:
El contenido del artículo 89 del Código hace alusión a un conjunto de principios que
entran en juego al inicio de un proceso, especialmente cuando se trata de la posible
inaplicación de una norma infralegal por colisionar con una ley o contra la propia
Constitución. Desde este punto de vista, el principio de publicidad previsto apunta a dar a
conocer a la sociedad el auto que admite la demanda de acción popular, la cual pone en
conocimiento que la función jurisdiccional se está ejerciendo con relación a una norma
cuya legalidad y constitucionalidad se ha cuestionado mediante esta acción de garantía; la
cual una vez conocida por el juez, conocidos los fundamentos en que se sustenta la
pretensión y su defensa, emitirá una resolución que ponga fin a esa instancia. La prelación
de los órganos públicos que expidieron la norma, así como de los ministros que la
refrendaron para su debido emplazamiento, se fundamenta en los principios de unidad y
coherencia, debido el grado de responsabilidad para su expedición.
Sobre la refrendación ministerial a la que hace referencia el artículo 89, recordemos que la
Carta de 1993, establece que los actos del Presidente de la República son nulos si carecen de
refrendo ministerial; sin embargo, en la práctica, esta institución no reviste ninguna amenaza
para el Presidente de la República, pues, como sabemos, él es quien nombra y destituye a los
ministros. El artículo 76 del reglamento parlamentario establece que las proposiciones
presentadas por el Presidente deben estar refrendadas por el Primer Ministro y, en forma
opcional, por los ministros cuyas carteras se relacionen en forma directa con la materia cuya
regulación se propone. El refrendo ministerial lo encontramos en el artículo 120 de la
Constitución que nos dice que son nulos los actos del Presidente de la República que carecen
de refrendación ministerial.
89 Todos los ministros son solidariamente responsables por los actos delictivos o violatorios de la Constitución o de
las leyes en que incurra el Presidente de la República o que se acuerden en Consejo, aunque salven su voto, a
no ser que renuncien inmediatamente.
En la firma del ministro encontramos un doble aspecto, el formal, que se menciona en el
hecho mismo de rubricar un acto presidencial, y el material, por el que debe entenderse la
decisión libre del ministro en colaborar con el Presidente y que ‹‹le carguen en su cuenta›› las
consecuencias del acto presidencial90. No obstante, a diferencia de la Constitución peruana, la
Carta francesa de 1958 establece que algunos actos del Jefe de Estado no precisan de refrendo91
como, por ejemplo, proponer un referendum92, disolver del Parlamento93, los poderes en casos
excepcionales94 y el nombramiento de tres magistrados para el Consejo Constitucional95.
JURISPRUDENCIA
90 En el mismo sentido véase VALLE RIESTRA, Javier: La responsabilidad constitucional del jefe de estado,
Benites y Montero editores, Lima, 198, pág. 30.
96 Sobre la disolución parlamentaria, véase el artículo 134 de la Constitución de 1993; véase además,
FERNÁNDEZ SEGADO, Francisco: “El nuevo ordenamiento constitucional del Perú; aproximación a la
Constitución de 1993” en Revista de Estudios Políticos Nro. 84, 1994, pág. 52.
“... en cuanto al extremo de la demanda en el cual se solicita que se declare que las
disposiciones complementarias cuarta y quinta del Reglamento Nacional de Servicio
Público de Transporte Urbano e Interurbano de Pasajeros, aprobado por el Decreto
Supremo N° 12-95-MTC, son inconstitucionales, debe tenerse en cuenta que, tratándose
de un decreto supremo, el proceso que corresponde es el establecido en la Ley Procesal
de Acción Popular”. (Exp. 00001-2000-CC FJ 8)
La Sala puede, de oficio, ordenar en el auto admisorio que el órgano remita el expediente
conteniendo los informes y documentos que dieron origen a la norma objeto del proceso, dentro
de un plazo no mayor de diez días, contado desde la notificación de dicho auto, bajo
responsabilidad. La Sala dispondrá las medidas de reserva pertinentes para los expedientes y
las normas que así lo requieran.
CONCORDANCIAS:
Sin embargo, el legislador ha optado por habilitar a la Sala competente de la Corte Superior
de Justicia, que es la que conoce el proceso en primera instancia, para disponer la remisión por
el órgano emisor de la norma impugnada del expediente que contenga los informes y
documentos que le dieron origen. Esto es, aquellos antecedentes que pudieran existir y que
permitan explorar en las razones que llevaron a la expedición de la norma infralegal materia
del proceso, sea ésta una contenida en un reglamento, en una norma administrativa o en una
resolución de carácter general.
En tal sentido, se trata de una habilitación para disponer, con carácter coercitivo por cierto,
la remisión de los antecedentes respectivos contenidos en el expediente formado para tramitar
la expedición de la norma; habilitación concedida para permitir a la Sala encargada de conocer
el proceso en primera instancia ilustrarse sobre el origen de aquella, a los efectos de contar con
mayores y mejores elementos de juicio que le permitan explorar en la racionalidad desarrollada
por el legislador infralegal, así como en las razones y los fundamentos fácticos y jurídicos que
lo llevaron a promover, tramitar e impulsar su dación. En el fondo, conocer la inspiración y la
lógica del legislador respecto a la norma impugnada.
EXÉGESIS:
Interpretando el artículo en comento debe, en primer término, dejarse aclarado que cuando
se establece que la Sala puede, de oficio, ordenar la remisión del expediente que contenga la
documentación que dio origen a la norma, de lo que se trata es de una potestad de la Sala sujeta
a su discrecionalidad y, por lo tanto, que puede ser utilizada o no, dependiendo del criterio de
sus miembros, quienes determinarán si es necesario o no tener a la vista el referido expediente.
99* Magíster en Derecho con mención en Derecho Constitucional y Doctorando en Derecho por la Pontificia
Universidad Católica del Perú. Profesor de Derecho Constitucional de la Facultad de Derecho de la
Universidad de Lima y en la Facultad de Derecho de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Miembro
de la Asociación Peruana de Derecho Constitucional y del Consejo Consultivo de la Comisión de
Constitución del Congreso de la República. Integró la Comisión de Reforma Constitucional nombrada por
el ex Presidente Constitucional de la República don Valentín Paniagua Corazao.
En segundo lugar, debe también dejarse aclarado que la oportunidad de ejercer esta
potestad es, en principio, al momento de dictarse el auto admisorio. Es decir, que al emitir
el auto admisorio de la instancia debe la Sala consagrar en él, si lo cree pertinente, la orden
de remisión del expediente conteniendo la información antes referida. Vale decir, que la
Sala al calificar la demanda y disponer su admisión a trámite debe haber evaluado la
necesidad o no de disponer que se le remita tal expediente, no encontrándose contemplada
expresamente la posibilidad de hacerlo en oportunidad posterior. Sin embargo, una
interpretación integral, que obliga a concordar la legislación procesal constitucional con
las normas que le son de aplicación supletoria, permite arribar a la conclusión que, en casos
especiales y en virtud del impulso procesal de oficio, dado que el cuestionamiento a una
norma infralegal en realidad encierra también un interés colectivo por resguardar la
constitucionalidad y la legalidad, que son esenciales en el Estado Constitucional, la Sala
puede también en resolución posterior y debidamente motivada disponer el envío de la
información que requiera para realizar el análisis constitucional y legal de la norma
impugnada.
De otro lado y en cuarto lugar, nótese que la remisión del expediente y demás antecedentes
ordenada por la Sala conlleva responsabilidad del órgano emisor y de las entidades públicas
que posean la información requerida, no habiendo precisado la norma objeto de este análisis
de que tipo de responsabilidad se trata: funcional, civil o penal, lo cual tendrá que determinarse
analizando cada situación.
Finalmente, en quinto orden, es menester hacer hincapié que la Sala debe disponer las
medidas de reserva que correspondan para el envío y el manejo de los expedientes que así lo
requieran, toda vez que, ciertamente, habrá casos en los que, dada la naturaleza de la
información contenida en ellos, será conveniente disponer medidas de reserva.
Sobre este último particular, no debe dejarse de mencionar que la extensión de las medidas
de reserva a las normas que así lo requieran que se consigna al final del artículo es inadecuada
y hasta inconstitucional, en razón que las normas para existir deben ser publicadas, por lo que
no cabe alegar reserva de normas. Se trata sin lugar a dudas de un error del legislador, que se
arrastra del artículo 15° de la derogada Ley 24968, Ley Procesal de la Acción Popular, el
mismo que en el Código Procesal Constitucional se ha reproducido en su integridad y sin
modificación alguna.
JURISPRUDENCIA
“... mediante una Acción de Amparo no puede declararse que la demandante se encuentra
adecuada al Decreto Legislativo Nº 882, porque mediante este proceso no puede
verificarse el cumplimiento de las disposiciones del decreto legislativo precitado ni de los
requisitos establecidos en el artículo 4º del Decreto Supremo Nº 001-98-ED. Asimismo,
el artículo 1º de la Ley Nº 27278, publicada el cuatro de junio de dos mil, modificó la
Tercera Disposición Transitoria del Decreto Legislativo Nº 882, estableciendo en el inciso
b) de la referida Disposición Transitoria que la adecuación al Decreto Legislativo Nº 882
debe acordarse en la Asamblea Universitaria.
CONCORDANCIAS:
Así, con la contestación precluirá una primera etapa del proceso de acción popular, que
permitirá a la Sala encargada de emitir la sentencia contar con los fundamentos de ambas partes
atinentes a la validez o invalidez, según corresponda, de la norma objeto de análisis en la
sentencia.
EXÉGESIS:
La contestación a la demanda debe cumplir con los mismos requisitos, en cuanto sean
aplicables, exigidos para la demanda, los cuales detalla el artículo 86° del Código Procesal
Constitucional; requisitos que, respecto de la contestación a la demanda, son los siguientes:
designación de la Sala ante la que se contesta la demanda; denominación y demás datos del
órgano emisor de la norma objeto del proceso; nombre e identidad de la parte demandante;
exposición de los fundamentos que demuestren la constitucionalidad y la legalidad, según
corresponda, de la norma impugnada; y firma del representante del órgano emisor, así como
autorización de abogado.
De otro lado, nótese que el plazo de diez días para contestar la demanda es de carácter
perentorio y se computa en días hábiles a partir del día siguiente de la notificación del auto
admisorio.
JURISPRUDENCIA
“... si bien con fecha 24 de abril de 1996 la Sala Constitucional y Social de la Corte Suprema
de Justicia de la República declaró fundada la demanda de acción popular dirigida contra
la Resolución Ministerial N° 053-93-TR, de fecha 14 de abril de 1993, esta ejecutoria se
emitió básicamente porque de acuerdo con lo dispuesto por el segundo párrafo del artículo
45° del Decreto Ley N° 25593, la determinación del nivel de negociación no puede
efectuarse por acto administrativo. En ese sentido, si bien por el fondo esta norma se
adecuaba a un efectivo fomento de la negociación colectiva, no lo hacía por la forma. Sin
embargo, ello no es obstáculo para que a través de los medios de producción normativa
pertinentes se interprete adecuadamente la normativa constitucional para posibilitar la
negociación colectiva en el sector de construcción civil”. (Exp. 00261-2003-AA FJ 3)
Practicados los actos procesales señalados en los artículos anteriores, la Sala fijará día y hora
para la vista de la causa, la que ocurrirá dentro de los diez días posteriores a la contestación de
la demanda o de vencido el plazo para hacerlo.
CONCORDANCIAS:
Internas: Artículos 75, 76, 78, 84, 88, 89, 90, 91, 93
La vista en audiencia pública, en la cual se brinda a las partes la posibilidad que sus
abogados defensores informen oralmente, es una oportunidad procesal de especial importancia
en los procesos de examen de constitucionalidad y legalidad, como lo es el de acción popular,
ya que en la misma podrán ampliarse y confrontarse fundamentos y argumentos atinentes a la
materia controvertida y permitir a los miembros de la Sala solicitar las explicaciones del caso;
todo ello en aras de un examen más prolijo y profundo de la norma impugnada.
EXÉGESIS:
Cuando este artículo se refiere a los actos procesales señalados en los artículos anteriores
está aludiendo a aquellos actos producidos a partir del auto admisorio, que aparecen regulados
en los artículos 89°, 90° y 91°. Es decir, traslado al órgano emisor u órganos emisores, según
sea el caso, de la norma objeto del proceso; publicación del auto admisorio por una vez en el
diario que corresponda, la cual incluirá una relación sucinta del contenido de la demanda;
requerimiento de antecedentes, en caso la Sala lo considere pertinente; recepción de tales
antecedentes; y contestación de la demanda dentro del plazo oportuno o, en el supuesto de no
haberse contestado la demanda, vencimiento del plazo para hacerlo.
En la vista de la causa, como está dicho, los abogados pueden informar oralmente. Se trata
de un derecho del justiciable cuyo ejercicio está librado a su decisión. En tal sentido, la falta
de solicitud de informe oral no impide la vista de la causa pues no constituye requisito para su
realización, desde que se trata de una opción otorgada a las partes, que éstas pueden utilizar o
no. No obstante ello, de haberse pedido informe y de haberse realizado la vista de la causa sin
admitir la solicitud y sin permitir el informe oral solicitado, se habría producido una violación
del derecho de defensa, así como del derecho a la tutela procesal efectiva, que podría dar lugar
a un pedido de nulidad de la vista.
Realizada la vista de la causa la Sala debe expedir sentencia dentro de los diez días
posteriores a la misma.
JURISPRUDENCIA
Contra la sentencia procede recurso de apelación el cual contendrá la fundamentación del error,
dentro de los cinco días siguientes a su notificación. Recibidos los autos, la Sala Constitucional
y Social de la Corte Suprema dará traslado del recurso concediendo cinco días para su
absolución y fijando día y hora para la vista de la causa, en la misma resolución. Dentro de los
tres días siguientes de recibida la notificación las partes podrán solicitar que sus abogados
informen oralmente a la vista de la causa.
CONCORDANCIAS:
Por tal razón, la parte afectada por la sentencia dictada en primera instancia tiene
expedito su derecho de interponer contra tal resolución recurso de apelación en el plazo
establecido, a los efectos que el superior jerárquico, la Sala Constitucional y Social de la
Corte Suprema, se pronuncie, sea confirmando, sea revocando o sea anulando la resolución
de la instancia inferior.
EXÉGESIS:
El plazo para interponer el recurso de apelación es de cinco días hábiles y se computa desde
el día siguiente al de la notificación de la sentencia a las partes. Adviértase que se trata de un
plazo perentorio, trascurrido el cual el justiciable perderá la oportunidad de interponer el
recurso de apelación por haber incurrido en causal de extemporaneidad, deviniendo el mismo
en improcedente.
JURISPRUDENCIA
“...el hecho de que una disposición normativa haya emanado de una autoridad jurisdiccional
superior, no justifica que la autoridad jurisdiccional inferior se limite a comportarse como
un ente meramente aplicador o carente de todo raciocinio respecto de la validez o
justificación que, desde el punto de vista constitucional, pueda o no acompañarle a dicha
disposición. Para efectos del control constitucional, no existe por lo tanto ni pueden
invocarse en modo alguno jerarquías funcionales de ningún tipo, pues la única y
excluyente vinculación sólo opera respecto de la norma fundamental, y de la
obligatoriedad de que todos los sujetos públicos o privados deban acatarla en su contenido
posibilitando en todo momento la plena realización de sus valores y derechos esenciales”.
(EXP. 02206-2002-AA FJ 4)
Procede solicitar medida cautelar una vez expedida sentencia estimatoria de primer grado. El
contenido cautelar está limitado a la suspensión de la eficacia de la norma considerada
vulneratoria por el referido pronunciamiento.
CONCORDANCIAS:
EXÉGESIS:
La opción del legislador ha sido la de imponer una condición previa para solicitar una
medida cautelar en los procesos de acción popular, pues sólo procede peticionarla cuando se
haya expedido una sentencia estimatoria en primera instancia, lo cual tiene relación con la
certeza o verosimilitud de la pretensión incoada por la parte actora en el proceso.
JURISPRUDENCIA
“La Cooperativa de Servicios Múltiples Miguel Grau cuestiona la validez –en general e in
abstracto- de la Resolución SBS N° 0540-99, en virtud de la cual se aprueba el
Reglamento de las Cooperativas de Ahorro y Crédito No Autorizadas a Operar con
Recursos del Público, publicada el diecisiete de junio de mil novecientos noventa y nueve.
No habiéndose pedido, por tanto, la inaplicación de la norma a su caso concreto, ya sea
como acto que viola o amenaza alguno(s) de sus derechos constitucionales, de
conformidad con el artículo 200°, inciso 5) de la Constitución, ésta no es la vía idónea
para ventilar la pretensión planteada, sino la acción popular”. (Exp. 01215-2000-AA FJ
1)
Si la sentencia que declara fundada la demanda no es apelada, los autos se elevarán en consulta
a la Sala Constitucional y Social de la Corte Suprema. La consulta se absolverá sin trámite y
en un plazo no mayor de cinco días desde que es recibido el expediente.
CONCORDANCIAS:
Tal exigencia es consecuencia del interés público que subyace en el proceso de acción
popular, que no es otro que garantizar la primacía normativa de la Constitución, en cuanto
norma suprema y expresión normativa del poder constituyente, respecto de las normas
infralegales que conforman el sistema jurídico peruano. Interés público que trasciende el de las
partes involucradas en el proceso y, como está dicho, obliga a una revisión final y definitiva
por la máxima instancia del Poder Judicial; revisión que, por lo demás, permite alcanzar una
jurisprudencia uniforme.
EXÉGESIS:
JURISPRUDENCIA
“[la Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de Lima emite un auto en el que dispone] su
elevación en consulta a la Sala de Derecho Constitucional y Social de la Corte Suprema
de Justicia de la República, de conformidad con el artículo 14º de la Ley Orgánica del
Poder Judicial. La Sala de Derecho Constitucional y Social de la Corte Suprema de
Justicia de la República, a fojas ciento noventa y cinco, con fecha tres de junio de mil
novecientos noventa y tres, declaró nula la resolución elevada en consulta, por considerar
que, de conformidad con el precitado artículo 14º, la consulta procede con respecto a
sentencias y la resolución objeto de consulta no es una sentencia; dispone, finalmente, la
devolución de los autos”. (Exp. 00352-2000-AA FJ 1)
La sentencia expedida dentro de los diez días posteriores a la vista de la causa será publicada
en el mismo medio de comunicación en el que se publicó el auto admisorio.
CONCORDANCIAS:
Dado los efectos generales que produce la sentencia dictada en el proceso de acción
popular, que en caso de ser estimatoria de la demanda dejará sin efecto la norma infralegal
impugnada, que dejará de regir y será eliminada del sistema jurídico nacional, es
imprescindible su publicación en el mismo medio en el que se publicó el auto admisorio.
Es más, siendo condición de vigencia de toda norma su publicidad, al dejar sin efecto una
de rango infralegal y con alcances generales, como ocurre en el caso del proceso de acción
popular, también debe cumplirse con tal condición. Ello, sin perjuicio de la notificación en
el domicilio fijado por las partes.
EXÉGESIS:
JURISPRUDENCIA
“... el párrafo segundo del inciso 2) del artículo 200° de la Constitución Política del Estado
establece que no procede la Acción de Amparo contra normas legales ni contra
Resoluciones Judiciales emanadas de procedimiento regular.
Si la sentencia declara fundada la demanda se impondrán los costos que el juez establezca, los
cuales serán asumidos por el Estado. Si la demanda fuere desestimada por el Juez, éste podrá
condenar al demandante al pago de los costos cuando estime que incurrió en manifiesta
temeridad. En todo lo no previsto en materia de costos, será de aplicación supletoria lo previsto
en el Código Procesal Civil.
CONCORDANCIAS:
EXÉGESIS:
La norma contiene un evidente error material cuando señala que es el juez quien desestima
la demanda y condena al pago de costos en los procesos constitucionales de acción popular,
pues, como se sabe, este tipo de procesos se promueven ante la Sala de la Corte Superior
respectiva y no ante un juez. Por lo tanto, la referencia hecha al juez en el artículo 97º del
Código Procesal Constitucional debe entenderse como una alusión efectuada a la Sala
correspondiente de la Corte Superior de Justicia.
JURISPRUDENCIA
PROCESO DE INCONSTITUCIONALIDAD
CONCORDANCIAS:
El dispositivo en mención, se refiere tanto al órgano competente para conocer del proceso
de inconstitucionalidad como a los sujetos legitimados para promover el citado mecanismo de
defensa constitucional.
En relación a la primera, no se hace otra cosa que concretizar parte del esquema de
distribución de procesos que opera de acuerdo con el modelo de jurisdicción dual o paralela
que nos caracteriza, y según el cual, así como existen procesos de carácter compartido, existen
también los de carácter exclusivo, siendo estos últimos competencia única o del Tribunal
Constitucional o por el contrario, del Poder Judicial.
100* Profesor de Derecho Constitucional en la Pontificia Universidad Católica del Perú. Profesor de Derecho
Constitucional y Procesal Constitucional en la Academia de la Magistratura. Asesor Jurisdiccional del
Tribunal Constitucional. Miembro de la Asociación Peruana de Derecho Constitucional.
La segunda parte del dispositivo en mención toma como marco de referencia directa lo
establecido en el Artículo 203º de la Constitución de acuerdo con el cual, son sujetos
legitimados para interponer el consabido mecanismo procesal a) El Presidente de la República,
b) El Fiscal de la Nación, c) El Defensor del Pueblo, d) El veinticinco por ciento del número
legal de Congresistas, e) Cinco mil ciudadanos con firmas comprobadas por el Jurado Nacional
de Elecciones, o el uno por ciento de los ciudadanos del respectivo ámbito territorial en el caso
de las ordenanzas municipales, f) Los Presidentes de Región o los Alcaldes Provinciales y g)
Los Colegios Profesionales en las materias de su especialidad.
Sobre lo dicho bastará con matizar alguno que otro detalle, como el de la legitimación en
el caso de los Congresistas. Aunque para algunos se podría pensar que se trata de una suma
equivalente a un número mínimo de treinta, tal temperamento no sería consecuente con la
verdad, ya que la norma no se refiere a un veinticinco por ciento determinado en función al
numero constitucional de Congresistas (que como se sabe es de ciento veinte), sino al que
determina la ley (en este caso, el que determina el Reglamento del Congreso).
Otra observación que valdría la pena efectuar tiene que ver con lo previsto para los Colegios
Profesionales. Aún cuando la norma limita su participación a las materias de su especialidad,
creemos que cuando de los Colegios de Abogados se trata, dicho condicionamiento no tendría
sentido, pues por más especialidad que tenga la materia implicada, esta se vincularía siempre
al derecho (materia propia de los abogados) con el sólo hecho de verse normativamente
reconocida. En otras palabras, la limitación sería distinta entre la que corresponde a los diversos
colegios profesionales y la que se refiere a los Colegios de Abogados.
JURISPRUDENCIA
“... la presente demanda cumple con ser interpuesta por el uno por ciento de los ciudadanos
del respectivo ámbito territorial, con firmas comprobadas por el Jurado Nacional de
Elecciones, y cuenta con patrocinio de letrado y representante.
Que si bien es cierto que algunas de las ordenanzas materia de cuestionamiento datan del
año 1998, este Colegiado, reiterando el criterio jurisprudencial establecido en la
resolución de fecha 17 de julio de 2002, emitida en el Exp. N° 010-2002-AI/TC, estima
que el plazo para contabilizar el periodo en que debe promoverse el proceso de
inconstitucionalidad no puede considerar el lapso comprendido entre el 30 de mayo de 1997
y el 18 de noviembre de 2000, en que el Tribunal Constitucional se encontraba imposibilitado
para resolver demandas de inconstitucionalidad. Por consiguiente, la demanda ha cumplido
con interponerse dentro del plazo previsto por el artículo 100° del anteriormente citado
Código Procesal Constitucional”. (Exp. 00012-2005-AI FJ De 1 a 3)
“el inciso 6) del artículo 203° de la Constitución concede legitimidad activa, en los procesos
de inconstitucionalidad, a los presidentes regionales y a los alcaldes de las
municipalidades provinciales, mas no a los alcaldes de las municipalidades distritales”.
(Exp. 00018-2004-AI FJ 1)
“... el artículo 203 de la Constitución Política establece, de manera taxativa, quienes son
los sujetos que tienen la legitimación para interponer acción de inconstitucionalidad, no
estando comprendidas las comunidades campesinas.
Que la legitimidad es un requisito sine qua non para proceder con la admisibilidad de la
demanda”. (Exp. 00008-2004-AI FJ 1,2)
CONCORDANCIAS:
En los casos del Fiscal de la Nación y el Defensor del Pueblo, se ha optado por conferir una
participación directa, que los legitima a decidir por si mismos. En todo caso, se les deja abierta
la posibilidad de nombrar un apoderado que los represente. Aunque la norma no lo precisa,
dicha representación podría suponer la presencia de un letrado proveniente o no de sus propias
instituciones.
Otro de los supuestos donde se establece una regla intra-organica se presenta en el caso de
los Presidentes de Región y los Alcaldes Provinciales. Mientras que a los primeros se les exige
un acuerdo previo con su Consejo de Coordinación Regional, a los segundos se les impone un
acuerdo también preliminar, con su respectivo Consejo. En cualquiera de ambos casos podrán
actuar directamente en el proceso o por medio de apoderado así como contar con el patrocinio
de un letrado.
JURISPRUDENCIA
“Es llamativo el hecho que la demanda haya sido interpuesta por la Fiscal de la Nación,
persona con legitimación procesal [artículo 200º, inciso 4) de la Constitución y artículo
99º del Código Procesal Constitucional], pero no por un interés directo en plantearla, sino
porque recibió un requerimiento por parte de la Corte Suprema de Justicia de la República
para realizarlo [Oficio Nº 10778-2008-SG-CS-Poder Judicial, de fecha 24 de diciembre
de 2008]. Aun cuando un accionante no debe explicar su interés para plantear su demanda,
la propia Fiscal de la Nación juzga apropiado mencionar que acude a esta judicatura
constitucional en vista que el Presidente del Poder Judicial no posee la legitimidad que
ella sí tiene [Punto I de la Demanda; y Alegato de su abogado en Audiencia Pública, del
11 de agosto del 2009], aunque indirectamente le preocupa la discusión existente de una
próxima Ley de Carrera Fiscal. Al respecto, a este Colegiado le parece sugestiva la
posición que tiene el Poder Judicial en un proceso de inconstitucionalidad. Es lógico que
este Poder del Estado, por las consecuencias directas de la ley cuestionada, tenga el obvio,
y justo por lo demás, interés de participar en el proceso a cargo de la alta investidura de
este Tribunal Constitucional (incluso lo cataloga como ‘magnífico tribunal’ [Alegato del
Presidente de la Corte Suprema en Audiencia Pública, del 11 de agosto del 2009]), pero
la realidad es que sólo puede hacerlo por haber sido admitida su calidad de partícipe
[Resolución del Tribunal del 5 de mayo de 2009].
Han pasado más de 15 años desde que la Constitución de 1993 mantiene la vigencia de
dicha omisión, la que debe ser salvada precisamente a partir de la Ley de Carrera Judicial
pues el error constituyente termina debilitando de alguna manera la independencia del
Poder Judicial. Ante ello, es ineludible que pueda habilitarse su capacidad para presentar
demandas de inconstitucionalidad, y así no recurran a otros órganos estatales para que lo
hagan o se tengan que presentar como partícipes, cuando bien podrían haber accionado
directamente. Esta cuestión, visible en el caso concreto que se está resolviendo, debe ser
analizada por el Congreso de la República, en tanto Poder Constituyente derivado,
reformando la Constitución de acuerdo a su artículo 206º. Al respecto, es válido mencionar
que se ha presentado el Proyecto de Ley Nº 2320/2007-CR, Proyecto de Ley de Reforma
Constitucional que modifica el artículo 203° de la Constitución y el artículo 99° del Código
Procesal Constitucional, que concede legitimidad activa al Poder Judicial, a través de su
Presidente, en el proceso de inconstitucionalidad”. (Exp. 00006-2009-AI FJ 3,4,7)
“La jurisprudencia de este Colegiado ha ido reconociendo progresivamente la intervención en
el proceso de inconstitucionalidad de algunos sujetos procesales atípicos que, sin
equipararse a las partes procesales en sus derechos y deberes, asumen un ámbito razonable
de participación en el mismo. Ello es consecuencia lógica de una concepción de la
Constitución como proceso público, que convierte a la misma en una norma que no se
desvincula de la realidad y, al mismo tiempo, pretende ser una norma de consenso, en la
cual deben verse reflejadas las distintas posiciones plurales. La Constitución de esta
manera se “abre” también a una pluralidad de intérpretes constitucionales y de
“partícipes” en el proceso de inconstitucionalidad.
“... este Tribunal, en línea informativa respecto a la regla establecida en el último párrafo del
articulo 99° de Código Procesal Constitucional, recuerda que ésta dispone la necesaria
participación de los titulare de los órganos involucrados en el proceso de
inconstitucionalidad, la que se materializaría mediante la designación especial, y
actualizada, para la defensa específica de esta causa, del representante que se haga cargo
de ella”. (Exp. 00020-2008-AI FJ 3)
“Que el artículo 99 in fine del Código Procesal Constitucional establece que el órgano
demandado se apersona en el proceso y formula obligatoriamente su alegato en defensa
de la norma impugnada, por medio de apoderado nombrado especialmente al efecto.
La demanda de inconstitucionalidad de una norma debe interponerse dentro del plazo de seis
años contado a partir de su publicación, salvo el caso de los tratados en que el plazo es de seis
meses. Vencido los plazos indicados, prescribe la pretensión, sin perjuicio de lo dispuesto por
el artículo 51 y por el segundo párrafo del artículo 138 de la Constitución.
CONCORDANCIAS:
Al igual como acontece con otros procesos, el Código prevé una regla en materia de plazos
para accionar vía demanda de inconstitucionalidad. De acuerdo con la misma el plazo para
promover un proceso de inconstitucionalidad es de seis años contabilizados desde la fecha de
publicación de la norma impugnada.
Las normas objeto de cuestionamiento mediante el presente proceso son como se sabe, las
de rango o jerarquía legal a las que se refiere el Artículo 200º inciso 4) de la Constitución. Ello
no obstante, el Código a querido otorgar un tratamiento especial para el caso de los Tratados
Internacionales, respecto de los cuales y según se establece, el plazo resulta mucho más
restringido (6 meses).
Quienes promuevan demanda fuera del plazo ordinario o del especial que aquí se señalan,
automáticamente incurrirán en una causal de prescripción de la demanda, dando lugar a una
eventual declaratoria de improcedencia de la misma de conformidad con el Artículo 104º inciso
1) del mismo Código.
Queda claro sin embargo que muy al margen de lo que puedan representar los periodos para
promover una demanda, siempre quedará a salvo la facultad jurisdiccional de control difuso de
conformidad con lo previsto en los Artículos 51º y 138º de la Constitución. Ello en pocas
palabras significa, que aunque el control concentrado pueda culminar por efectos del tiempo,
no ocurrirá lo mismo, cuando del control difuso y la declaratoria de inaplicabilidad al caso
concreto, se trate.
Un último aspecto que vale la pena comentar y que a nuestro juicio, puede tener
notables implicancias para los efectos del control constitucional, tiene que ver con el
referente en función del cual se contabiliza el periodo de impugnación. Según afirma
el Código el plazo para impugnar se cuenta desde el momento de la publicación de la
norma impugnada.
Si de las normas comunes y corrientes se trata, no cabe duda que el enunciado del Código
no hace otra cosa que reflejar lo elemental. Sin embargo y como es bien sabido, existen
determinadas normas que por excepción nunca fueron publicadas, fundamentalmente por
encontrarse vinculadas con asuntos de seguridad del Estado o Defensa Nacional. Aunque sobre
la naturaleza de estas últimas, se discute bastante en la doctrina, se acepta su existencia y
validez bajo determinados y muy concretos supuestos (sólo en tanto se refieran a temas
susceptibles de reserva).
Pensar sin embargo que normas como las descritas no pueden ser susceptibles de un
eventual cuestionamiento, sería incurrir un error, pues aunque las mismas han estado destinadas
en la mayoría de los casos a la regulación de materias razonablemente reservadas, se ha podido
detectar en los últimos años y sobre todo a raíz de diversos procesos de tutela de derechos
resueltos por el Tribunal Constitucional, situaciones en las que se ha tenido que definir acerca
de la legitimidad constitucional de algunos de sus contenidos esencialmente por vulnerar
derechos que poco o nada tenían que ver con las materias sometidas a reserva. Temas
vinculados a derechos laborales, a derechos pensionarios a derechos económicos, y sobre todo
a diversas categorías del debido proceso en el ámbito disciplinario, han sido verdaderamente
recurrentes y no han hecho otra cosa que patentizar el mal uso que en diversos casos se ha
producido en relación con la citada opción de reserva de publicidad (lo que incluso y desde ese
sólo hecho ya es un tema constitucionalmente controvertible).
Entendemos por tanto que si lo que se cuestionara por vía del presente proceso fuera una
de estas normas especiales, estamos convencidos que el referente temporal no operaría. Se
trataría en pocos términos de un supuesto ubicado fuera de los alcances de la regla de
prescripción prevista en el Código.
JURISPRUDENCIA
“... sentado lo anterior, conviene recordar que el artículo 100º del Código Procesal
Constitucional señala que la demanda de inconstitucionalidad de una norma debe
interponerse dentro del plazo de seis años contado a partir de su publicación, salvo el caso
de los tratados en que el plazo es de seis meses. Sobre este último supuesto, cabe recordar
que este Tribunal también ha precisado que “Conforme a una interpretación conjunta de
los artículos 200° inciso 4) y 55° de la Constitución, los tratados, en tanto normas
susceptibles de ser controladas mediante el proceso de inconstitucionalidad, sólo lo serán
cuando se trate de tratados que formen parte del derecho nacional, es decir cuando sean
tratados celebrados por el Estado y que se encuentren en vigor” (Exp. Nº 00033-2006-
PI/TC, fundamento 3. El énfasis es nuestro). En tal virtud, el plazo para la interposición
de una demanda de constitucionalidad contra un tratado se inicia a partir de la entrada en
vigor de dicho instrumento internacional.
Que bajo las circunstancias antes descritas, este Tribunal considera que declarar la
inconstitucionalidad de la Convención sobre la Imprescriptibilidad de los Crímenes de
Guerra y de los Crímenes de Lesa Humanidad, supondría además el vaciamiento del
contenido axiológico y jurídico de los principios de pacta sunt servanda (los pactos son
ley entre las partes), y su cumplimiento de acuerdo al principio de buena fe que incluye
la obligación de las partes de abstenerse de realizar actos destinados a frustrar el objeto y
fin de los tratados (Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados, del 23 de
mayo de 1969. Artículo 26º: ´Todo tratado en vigor obliga a las partes y debe ser
cumplidor por ellas de buena fe´”. (Exp. 00018-2009-AI FJ De 14 a 16)
“Que, conforme lo dispone el artículo 99° del Código Procesal Constitucional, Ley N.° 28237,
el Defensor del pueblo se encuentra legitimado para promover demanda de
inconstitucionalidad.
1)
LA IDENTIDAD DE LOS ÓRGANOS O PERSONAS QUE INTERPONEN LA DEMANDA Y
SU DOMICILIO LEGAL Y PROCESAL.
2)
LA INDICACIÓN DE LA NORMA QUE SE IMPUGNA EN FORMA PRECISA.
6)
COPIA SIMPLE DE LA NORMA OBJETO DE LA DEMANDA, PRECISÁNDOSE EL DÍA,
MES Y AÑO DE SU PUBLICACIÓN.
CONCORDANCIAS:
La demanda no debe ser meramente enunciativa sino que debe respaldarse en fundamentos
que acrediten lo que se afirma.
Debe asimismo efectuarse una relación numerada de cada uno de los documentos que se
acompañan.
De los requisitos antes referidos, el que nos merece atención es el último de los
mencionados.
Somos del criterio, que el Código bien pudo prever circunstancias excepcionales como las
mencionadas. Sin embargo al no haberse procedido del modo señalado, creemos que podría
recurrirse a otro tipo de razonamientos. Uno de ellos podría ser la recurrencia al principio de
elasticidad procesal o al propio principio pro actione (previstos ambos en el Artículo III,
párrafos segundo y tercero del Título Preliminar del Código Procesal Constitucional). Ello
evitaría una eventual declaratoria de improcedencia, en aquellos supuestos en los que
precisamente, no pueda cumplirse con el requisito al que formalmente se refiere el dispositivo
comentado.
JURISPRUDENCIA
“... se sostuvo que: “(…) cuando se solicita a este Tribunal que declare la inconstitucionalidad
de una norma con rango de ley, y que tal impugnación se sustente en criterios de validez
material, es preciso no solo que se identifiquen las disposiciones o preceptos de dicha
fuente, sino, además, que se identifique la norma constitucional lesionada por cada uno
de dichos dispositivos, detallándose los argumentos jurídico-constitucionales por los que,
a su juicio, debería declararse su invalidez”.
A través de dicho criterio, recogido por lo demás en los incisos 2) y 3) del artículo 101
del Código Procesal Constitucional, se quiere poner en evidencia que a los legitimados
activamente para iniciar el proceso no solo se les ha confiado la posibilidad ‘de abrir la
vía para que el Tribunal pueda pronunciarse, sino también la de colaborar con la justicia
del Tribunal en un pormenorizado análisis de las graves cuestiones que se suscitan. Es
justo, por ello, hablar de una carga del recurrente y en los casos en que esta no se observe,
de una falta de diligencia procesalmente exigible, que es la diligencia de ofrecer la
fundamentación que razonablemente es de esperar’”. (Exp. 00005-2008-AI FJ 3)
“Que el recurrente alega que la Resolución cuestionada por la cual este Colegiado admitió a
trámite la demanda de inconstitucionalidad incurre en error porque del escrito de
subsanación de los demandantes se advierte que, a pesar de habérseles concedido un plazo
prudencial, no cumplieron con los requisitos establecidos en los incisos 2º y 3º del artículo
101º del Código Procesal Constitucional, referidos a la obligación de precisar la norma
que se impugna y la sustentación debida de su pretensión.
“... previamente a verificar el cumplimiento de los requisitos exigidos por el Código Procesal
Constitucional (CPConst), cabe precisar, respecto del cuestionamiento a los artículos 5°
y 10° del Decreto de Urgencia N° 122-2001, que los demandantes han sostenido que, si
bien el mencionado Decreto de Urgencia ha sido derogado por la cuestionada Ley Nº
28476, estuvo `(...) vigente entre el 28 de octubre de 2001 y el 24 de marzo de 2005, [y]
que hasta el presente continúa desplegando sus efectos a través de las decisiones judiciales
y administrativas que han dispuesto que los fondos expropiados de La Caja de Pensiones
Militar Policial y que hubiesen sido incautados por las autoridades judiciales no [hayan]
sido devueltos por éstas a su legítimo propietario, sino remitidos directamente al
FEDADOI, entidad administrativa que los ha distribuido, disponiendo de propiedad
ajena´.
Que, sobre el particular, cabe precisar que la derogación del Decreto de Urgencia Nº 122-
2001 no impide un pronunciamiento del Tribunal Constitucional sobre la
constitucionalidad de sus efectos jurídicos, ya que, como se ha sostenido en la sentencia
recaída en el Expediente Nº 0004-2004-AI/TC, Caso ITF, `(...) no toda norma derogada
se encuentra impedida de ser sometida a un juicio de validez pues, aun en ese caso, existen
(...) supuestos en los que procedería una demanda de inconstitucionalidad: a) cuando la
norma continúe desplegando sus efectos (...)´ [FJ 2]. En todo caso, será dentro del proceso
de inconstitucionalidad donde se verificará en qué medida la disposición derogada viene
surtiendo efectos de modo tal que resulte necesario que este Colegiado se pronuncie sobre
su constitucionalidad”. (Exp. 00005-2006-AI FJ 2,3)
1)
CERTIFICACIÓN DEL ACUERDO ADOPTADO EN CONSEJO DE MINISTROS, CUANDO
EL DEMANDANTE SEA EL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA;
2)
CERTIFICACIÓN DE LAS FIRMAS CORRESPONDIENTES POR EL OFICIAL MAYOR
DEL CONGRESO SI LOS ACTORES SON EL 25% DEL NÚMERO LEGAL DE
CONGRESISTAS;
3)
4)
5)
CERTIFICACIÓN DEL ACUERDO ADOPTADO EN EL CONSEJO DE COORDINACIÓN
REGIONAL O EN EL CONSEJO PROVINCIAL, CUANDO EL ACTOR SEA PRESIDENTE
DE REGIÓN O ALCALDE PROVINCIAL, RESPECTIVAMENTE.
CONCORDANCIAS:
Más que anexos simples, el dispositivo en mención se refiere a lo que podríamos llamar
anexos especiales, por encontrarse todos ellos vinculados a la acreditación de las condiciones
de quienes demandan vía proceso de inconstitucionalidad.
Si se trata del veinticinco por ciento del número legal de Congresistas, deberá adjuntarse la
certificación de las firmas respectivas por parte del Oficial Mayor del Congreso.
JURISPRUDENCIA
“... este Tribunal, al momento de evaluar la admisibilidad de las demandas de
inconstitucionalidad que interponen las Municipalidades Provinciales, debe verificar si el
Acuerdo del Concejo se ajusta a lo establecido en la LOM; sin embargo se ha apreciado,
a través de la casuística, una gran variedad de criterios adoptados por las municipalidades
demandantes respecto del cumplimiento del requisito de admisibilidad dispuesto en el
citado artículo 102 del Código Procesal Constitucional, específicamente en lo relativo al
anexo de la certificación del Acuerdo de Concejo a que se refiere el inciso 5) del artículo
102 del mismo cuerpo legal; provocando muchas veces que la etapa de admisibilidad se
dilate ocasionando gasto de tiempo, energía y dinero que se podrían evitar con el dictado
de pautas procesales que se sustenten en el principio de economía procesal y que permitan
verificar adecuadamente el cumplimiento de dicho requisito y, con ello, el presupuesto de
procedibilidad.
Que por ello, a efectos de apreciar positivamente que el requisito establecido en el inciso
5 del artículo 102º del Código Procesal Constitucional se cumple, este Colegiado dispone
que la parte demandante presente la certificación del Acuerdo de Concejo que, como
información mínima, contenga lo siguiente:
- Fecha de la certificación;
-
El número de aquellos que adoptaron el acuerdo con la indicación del número de votos a
favor y en contra o unanimidad;
-
Transcripción del proceso de formación del acuerdo o copia fedatada o notarial del acta
de sesiones en la parte pertinente y en el que conste la autorización respectiva al Alcalde
y el número y designación de la norma que se autoriza impugnar;
-
Indicación expresa de que no hay solicitud de reconsideración del acuerdo pendiente de
resolver, atendiendo lo establecido en el artículo 41 de la LOM y, de ser el caso, la
certificación del acuerdo que resuelve la reconsideración”. (Exp. 00029-2007-AI FJ
10,11)
ARTÍCULO. 103° INADMISIBILIDAD DE LA DEMANDA
1)
QUE EN LA DEMANDA SE HUBIERA OMITIDO ALGUNO DE LOS REQUISITOS
PREVISTOS EN EL ARTÍCULO 101; O
2)
QUE NO SE ACOMPAÑEN LOS ANEXOS A QUE SE REFIERE EL ARTÍCULO 102.
CONCORDANCIAS:
101* Abogado por la Pontificia Universidad Católica del Perú. Profesor de Derecho Administrativo de la P.U.C.P.
Miembro de la Asociación Peruana de Derecho Administrativo.
Socio principal del Estudio Echecopar de Abogados. Miembro de la Comisión de Estudio y Reforma del Código
Procesal Constitucional comentado por el Ministerio de Justicia.
Si el examen de admisibilidad resulta positivo, el juez admitirá la demanda, a contrario
sensu, la declarará inadmisible y ordenará al demandante subsane la omisión o el defecto
incurrido dentro de un plazo máximo de cinco días. Entonces, la declaración de
inadmisibilidad que compete dar a la Sala Plena con quórum calificado de cinco votos
conformes (Art. 5 Ley Orgánica del Tribunal Constitucional y 10 de su Reglamento
Normativo) constituye un estado provisional basado en la falta o defecto de algún requisito
formal que dura en tanto sea subsanado. Solo si el demandante no cumpliera con lo
ordenado dentro del plazo prudencial otorgado, el Tribunal procederá a rechazar la
demanda por improcedente y ordenará el archivo del expediente. Nada dice la norma si
todos los requisitos de admisibilidad deben ser evaluados conjuntamente o si es posible
hacerlo de modo sucesivo, de tal suerte que el Tribunal pudiera decretar la inadmisibilidad
de la demanda más de una vez en función de los requisitos formales que aprecie
incumplidos. No obstante, es de sentido común, que así suceda. Los supuestos de
inadmisibilidad son de dos tipos: defectos u omisiones en la información que debe contener la
demanda misma y en los recaudos documentales que la deben escoltar.
Por su parte, aquellos defectos u omisiones en los recaudos de la demanda que conducen
a decretar la inadmisión de la demanda son fundamentalmente las certificaciones expedidas
por las autoridades competentes sobre los acuerdos o firmas que autorizan su interposición,
esto es, las condiciones para acreditar la legitimación que alega el presentante de la
demanda.
102 En el Exp. No. 00027-2008-PI/TC Lima Alcalde de la Municipalidad distrital de pueblo nuevo –
admisibilidad, el Tribunal declaro la admisibilidad de demanda pese a no identificarse fecha de publicación
de ordenanza demandada precisamente porque se cuestionaba en la demanda el vicio formal de la falta
de publicación.
103 Por ejemplo, en fj. 115 de la STC 0010-2002-AI/TC y considerando 3 de la Resolución del 11 de mayo de
2005 recaída en el proceso 0003-2005-AI/TC
en la certificación de las firmas correspondientes por el Oficial Mayor del Congreso si los
actores son el 25% del número legal de Congresistas; en la certificación por el Jurado
Nacional de Elecciones, si los actores son cinco mil ciudadanos o el uno por ciento de los
ciudadanos del respectivo ámbito territorial, conforme al artículo 203 inciso 5) de la
Constitución; en la certificación del acuerdo adoptado en la Junta Directiva del respectivo
Colegio Profesional; o la Certificación del acuerdo adoptado en el Consejo de Coordinación
Regional o en el Concejo Provincial, cuando el actor sea Presidente de Región o Alcalde
Provincial, respectivamente.
Finalmente debemos destacar que por técnica legislativa el artículo 5 del Código Procesal
Constitucional contiene causales de improcedencia general que deberían entenderse para todo
proceso constitucional, incluso para los procesos de inconstitucionalidad. No obstante, sus
causales resultan aplicables a procesos de libertad, salvo la contenida en el inciso 6) que esta
subsumida como causal de improcedencia liminar en el numeral 2) del artículo siguiente.
JURISPRUDENCIA
“Que mediante Resolución de fecha 31 de marzo de 2009 este Tribunal resolvió declarar
inadmisible la demanda y por consiguiente otorgó al recurrente un plazo de cinco días
hábiles para que subsane la omisión a que se refiere el inciso 5) del artículo 101º del
Código Procesal Constitucional, en concordancia con el artículo 99º del mismo cuerpo
legal. Tal resolución fue debidamente notificada, como consta en autos.
“... conforme dispone el articulo 203° de la Constitución Política del Estado, tratándose de la
legitimación procesal activa de los ciudadanos para interponer demanda de
inconstitucionalidad contra una ordenanza municipal, es preciso que esta se interponga
Que, en el presente caso, la demanda contra las Ordenanzas Municipales N° 108, 137 y
297 ha sido interpuesta por cuatro ciudadanos sin adjuntarse la certificación del Jefe del
Registro Nacional de Identificación y Estado Civil en los formatos que proporciona el
Tribunal Constitucional, las firmas del consignado uno por ciento de los ciudadanos del
respectivo ámbito territorial, conforme dispone el artículo 30°, inciso 3), de la Ley N°
26435, Orgánica del Tribunal Constitucional... Por estas consideraciones, el Tribunal
Constitucional, en uso de las atribuciones que le confieren la Constitución Política del
Estado y su Ley Orgánica, RESUELVE: Declarar INADMISIBLE la demanda de
inconstitucionalidad”. (Exp. 00003-2002-AI FJ 1,2)
1)
CUANDO LA DEMANDA SE HAYA INTERPUESTO VENCIDO EL PLAZO PREVISTO EN
EL ARTÍCULO 100;
2)
CUANDO EL TRIBUNAL HUBIERE DESESTIMADO UNA DEMANDA DE
INCONSTITUCIONALIDAD SUSTANCIALMENTE IGUAL EN CUANTO AL FONDO; O
3)
CUANDO EL TRIBUNAL CAREZCA DE COMPETENCIA PARA CONOCER LA NORMA
IMPUGNADA.
CONCORDANCIAS:
La causal que ha sido materia de mayor desarrollo jurisprudencial por parte del Tribunal
Constitucional la improcedencia liminar de la demanda por existir ya cosa juzgada
sustancialmente igual en cuanto al fondo a favor de la desestimación de la inconstitucionalidad,
esto es, a favor de la constitucionalidad de la norma.105
Conforme a la tesis del Tribunal Constitucional no basta que se haya declarado antes
infundada una demanda de inconstitucional contra una norma para que toda pretensión de
inconstitucionalidad posterior contra esa misma disposición, deba per se ser declarada
improcedente in limine. En efecto, si bien el inciso 2) del presente artículo pareciera referirse
a que se haya expedido una sentencia desestimatoria de una demanda y, por tanto, la questio
iuris ha sido resuelta reconociendo la constitucionalidad de la norma, la disposición precisa,
que debe tratarse de la desestimatoria de una demanda “sustancialmente igual en cuanto al
fondo”. Esta última alusión –“en cuanto al fondo”- denota que la controversia constitucional
planteada en la demanda haya sido dilucidada materialmente en la sentencia desestimatoria.
Por tanto, se trata aquí que la controversia constitucional haya sido resuelta en la sentencia
desestimatoria.
105 La tesis la podemos encontrar en el Exp. N.° 0025-2005-PI/TC y 0026-2005-PI/TC (Colegio de Abogados
de Arequipa y otro)
La respuesta a este interrogante ha de resolverse en atención a los límites de la cosa
juzgada de una sentencia desestimatoria de inconstitucionalidad.
Para examinar los límites objetivos de la cosa juzgada de la sentencia desestimatoria puede
acudirse a dos esquemas.
Desde esta perspectiva, por ejemplo, una variación en la causa petendi, es decir, en el
motivo de la inconstitucionalidad –la norma constitucional parámetro del juicio-
ocasionaría la ausencia de identidad entre la causa petendi de la nueva demanda y aquella
que fue resuelta por la sentencia desestimatoria. En consecuencia, en tal supuesto, al no
haber identidad de causa petendi, el efecto de la cosa juzgada no operará y podrá admitirse
la demanda.
En este sentido, los elementos a considerar para definir si se configura el límite objetivo de
la cosa juzgada de la sentencia desestimatoria, son la identidad entre la norma impugnada y el
parámetro del juicio (el ordenamiento constitucional).
a)
Si la norma constitucional que ha sido empleada como parámetro de juicio es la misma o
es otra distinta.
d)
Si la conclusión a que conduce la aplicación de un principio interpretativo distinto es
sustancialmente diferente a la que se aplicó en la sentencia desestimatoria.
Lo descrito en el supuesto b), puede también ocurrir en el supuesto c), esto es, la variación
de la disposición impugnada, de un sentido, de una norma B, en la que se basó la sentencia
desestimatoria, hacia una norma B’, que ha de ser aquella en la que debe ser examinada la
nueva demanda de inconstitucionalidad. Es decir, aparece la misma disposición legal
impugnada, pero enunciada una norma diferente, la cual aún no ha sido examinada en cuanto
a su constitucionalidad.
JURISPRUDENCIA
“... estando la presente demanda dirigida a cuestionar una norma de rango infralegal, como lo es
un Decreto Supremo, este Colegiado no es competente para conocer la norma impugnada,
toda vez que el proceso de inconstitucionalidad no está diseñado para ello, siendo de
aplicación lo establecido en el inciso 3 del artículo 104 del Código Procesal Constitucional”.
(Exp. 00018-2006-AI FJ 2)
“... de conformidad con el artículo 104º, inciso 2), del citado Código, `[c]uando el Tribunal
hubiere desestimado una demanda de inconstitucionalidad sustancialmente igual en
cuanto al fondo´, procede su declaración liminar de improcedencia.
Que, respecto al primer tema, este Tribunal ha precisado anteriormente que la lista de
normas contempladas en el artículo 200°, inciso 4 de la Constitución, como susceptibles
de ser impugnadas en un proceso de inconstitucionalidad, tiene un carácter estrictamente
enunciativo, mas no taxativo (STC N° 0010-2002-AI/TC, Fundamento N.° 21). Un
criterio distinto implicaría reconocer la existencia de normas eventualmente infractoras
del ordenamiento constitucional y que, sin embargo, se encuentran exentas de ser
sometidas a un juicio de constitucionalidad, lo que a todas luces resulta inaceptable”.
(Exp. 00050-2004-AI FJ 4,5)
CONCORDANCIAS:
106 Afirmamos que esta posición no es unánime por cuando existen legislaciones constitucionales como la
guatemalteca que si considera perfectamente factible esta suspensión cautelar de leyes con efectos
Abonan en contra de esta medida de suspensión provisional, factores tales como la prevalencia
de la presunción de constitucionalidad de las leyes por el origen democrático de sus autores, la
imposibilidad de apreciar en un proceso de control normativo abstracto si existe apariencia de
buen derecho del demandante y sobretodo el peligro de afectar la seguridad jurídica con una
decisión así –dictada además en instancia única- pudiera producir en el sistema.
Nótese que esta fundamentación no resulta aplicable de modo idéntico al sistema de control
difuso de constitucionalidad donde la cuestión de constitucionalidad se plantea en vía de
excepción, la decisión es inter partes y la posibilidad de otorgar medidas cautelares de este tipo
queda regulada por las reglas procesales ordinarias.
Es importante dar cuenta que esta posición ha sido flexibilizada tratándose del control
de legalidad de reglamentos como muestra el artículo 94 del mismo Código Procesal
Constitucional que ha abierto la posibilidad de conceder medidas cautelares de suspensión
de reglamentos cuando la primera instancia ya ha declarado fundada la demanda de acción
popular.
JURISPRUDENCIA
“... [se acepta la posibilidad de] otorgar al Tribunal Constitucional la libertad necesaria en
el marco de los principios generales regulados por el CPConst, para que, a través de su
jurisprudencia, pueda perfeccionar el derecho procesal aplicable a los procesos de
inconstitucionalidad, supone el reconocimiento de una capacidad para ‘la creación de
principios y reglas procesales propias para la complementación judicial de la ley en el
seno de un proceso concreto’”. (Exp. 00048-2004-AI FJ 4)