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¡SUPÉRALO!

Por favor, amigo/a, no trates de ‘superar’ nada ni a nadie.


Solo te estarás dividiendo de una parte propia que necesita atención
amorosa.
No intentes hoy ‘seguir adelante’ de tu dolor, tu pena, tu confusión,
los sentimientos de vacío internos.
Y siente completamente esos amigos,
Permite estas energías sagradas y malentendidas moverse a través
tuyo.
Ellas no son “negativas”, no son “malas” ni son signos de tu fracaso,
tu debilidad o de que estás roto/a.
Solo son partes de consciencia, fragmentos de lo entero, que
quieren ser sentidas profundamente.
Han venido a limpiar y revivir, no para castigar.
Para ya de empujarlas lejos de ti y siente más bien su salvaje poder
irracional mientras surge a través tuyo hoy.
La sanación no es un destino, es tu voluntad de amar todo de ti, de
tomar todo de la vida –la dicha y la pena que hay en ella, en la
vastedad de tu corazón.
¡Caminar con coraje dentro del fuego de lo Desconocido!

VICTORIA
No tienes que ser el mejor,
Sólo tienes que ser tú mismo.
Sólo tienes que ser real,
Y hablar desde el corazón,
Y saber que tienes la razón
De ver como ves,
Y pensar como piensas,
Y sentir lo que sientes,
Y desear lo que deseas.
No tienes que ser un éxito
para los ojos del mundo
y no tienes que ser un experto.
Sólo tienes que ofrecer lo que ofreces,
Respirar como respiras,
Cometer errores y arruinarlo todo,
Y aprender a amar tus tropiezos,
Y decir aquello incorrecto,
Y dejar de preocuparte tanto
Para impresionar al otro,
Porque al final
Sólo tienes que vivir contigo mismo,
Y la alegría no es dada sino encontrada
En el más profundo receso de tu ser.
Para que pueda haber alegría en la caída,
Y alegría en cometer errores,
Y alegría en quedar como un ridículo,
Y alegría en olvidarte de la alegría,
Y luego sostenerte a ti mismo
cuando te desmoronas en el suelo
y lloras los antiguos sueños.
La alegría es intimidad
Con el que tú amas:
Tú.
No tienes que ser el mejor,
No tienes que ganar.
Sólo tienes que recordar
Esta intimidad con el cielo,
La cercanía de las montañas
Y sentir el calor del sol en tu rostro.
Y saber que estás vivo/a,
Y que eres un éxito,
Y victorioso/a
Sin tener que probar una maldita cosa.
“Olvídate de trascender tu tristeza, tus anhelos, tu dolor.
Olvida la desagradable mentira de una “dicha permanente”.
Llora en los brazos del Amado. Quiébrate en Su altar.
Ríndete mi amor.
Ríndete a todas tus partes, lo divino y lo fangoso, lo sagrado y lo
jodido. Esto es lo más seguro de todo lo que puedes hacer,
permitirte llenarte de enfado, de miedo y pena, llenarte de VIDA.
Permitir estos queridos amigos espirituales surgir y caer en ti como
olas del océano.
Sé penetrado por todo tu miedo,
Ríndete a todo aquello de lo que huyes.
Y vuelve con vida…”

SANANDO, MÁS ALLÁ DE LA SANACIÓN


A veces, cuando sanas, tu cuerpo mejora considerablemente.
Las infecciones se van, las heridas desaparecen.
Te sientes más feliz, más brillante, más positivo.
A veces, la sanación parece muy, muy diferente.
La infección persiste. Un viejo dolor resurge.
No te sientes ‘sanado’ en absoluto. ¡Te sientes peor que nunca!
¡Surgen sentimientos fuertes e incómodos!
Rabia. Tristeza profunda. ¡Terrores que nunca supiste que estaban
allí!
(Ah, pero sí que estaban, amigo, allí estaban...)
Esto también es sanar; este desmoronamiento,
La imagen de ‘sanar’ se ha venido abajo,
La imagen era falsa.
Confía. Confía en las energías que se mueven a través de ti ahora.
Tal vez te sientas ‘peor’, sí, pero estás mejorando en vivir.
Estás experimentando un tipo más profundo de sanación,
una que no coincide con las fantasías de la mente.
Esto es una reintegración: una muerte... y un renacimiento,
La oscuridad emergiendo hacia la luz.
Todas las partes de las que solías escapar,
llegando hasta ti ahora
para recibir amor y aceptación.
Desecha tus infantiles fantasías sobre el sanar.
Desmorónate. Pierde el futuro.
Muere en el Ahora.
Rómpete por amor.
Eres completo, aunque
tus sueños hayan sido destrozados.
Entonces de esto se trata sanar verdaderamente:
Ponerte de nuevo en contacto con la Totalidad que eres.

GANAS DE LLORAR
Cuando estés llorando amigo/a
Olvida que estás llorando,
Y sólo deja que las lágrimas fluyan.
Cuando estés riendo,
Olvida el motivo de la risa,
Y solo ríe.
Cuando estés enojado/a,
Sólo por un momento
Olvida aquello que te hizo enojar,
Y honra, —incluso celebra—
Las sensaciones puras, quemando, pulsando en tu cuerpo.
Acércate más,
Quédate presente,
Honra lo que está vivo en ti.
Permite que esas energías poderosas se muevan sin una historia,
Sin culpa, sin juicio, sin resistencia.
(Incluso permite la resistencia también, si eso es lo que está vivo en
ti).
Conócete a ti mismo/a como vida,
El espacio incondicional para todo.
EL MILAGRO DEL CAMBIO
¿Cuál es el punto de discutir sobre la vida tal como es?
El ego responde: —“Si, pero si dejo de resistir el modo en que son las
cosas, el cambio nunca ocurrirá, las cosas van a seguir igual, o
empeorarán…”
Ya ves, el ego no entiende los misterios ancestrales del cambio y la
sanación. El ego realmente cree que la paz en las relaciones, en tu
carrera, en decisiones de vida, en todos los asuntos en general,
puede llegar solo a través de la lucha; que el cambio real solo puede
ocurrir a través de odiar el lugar donde estamos y querer
desesperadamente estar en otro lugar.
Aquí se encuentra la paradoja de la vida.
Cuando nos cansamos de la violencia interna, cuando ya no
estamos en guerra con el modo en que las cosas son ahora, cuando
dejamos de luchar con el presente en la película de nuestras vidas,
ahí llega el descanso.
Y luego, desde este lugar de descanso y de conexión profunda con
la tierra en el Ahora, se abren nuevas perspectivas y nuevas
posibilidades inexploradas hasta ahora, se revelan.
Se logran nuevas conexiones, y emergen nuevas soluciones.
Desde un lugar de ecuanimidad y aceptación, las cosas que
parecían seguras ahora ya no lo son tanto, los bloqueos dejan de
existir, antiguos futuros empiezan a colapsar y nuevos futuros
empiezan a aparecer como posibles.
Energías que parecían intolerables hace un momento, ahora
podemos permitirles moverse, expresarse y soltar su creatividad y
poder sanador.
Ahora que nuestros ojos están abiertos, nuevos detalles aparecen
en la escena del presente, detalles a los que habíamos permanecido
ciegos, en nuestra prisa por “un futuro mejor”.
Desde un lugar de paz, podemos dar el siguiente paso más
fácilmente. Y a veces el siguiente paso significa no dar ningún paso
en absoluto, sino enamorarnos completamente del lugar en donde
estamos.
Esto NO es lo mismo que rendirse.
Esto no es pasividad o tolerar lo “negativo”.
Esto no es lo mismo que abandonar toda esperanza de un futuro
mejor. No hay abandono aquí.
Esto no se trata de paralizarse, tampoco de debilidad.
Esto se trata de coraje real: la voluntad de desacelerar, estar
presente, absorber toda la intensidad (la dicha y la pena, la duda y
la creatividad) de la escena presente como es.
La película aún no ha sido escrita; se escribe a sí misma mientras
vamos andando.
Y al resistirnos a la escena presente, lo que estamos haciendo
realmente es resistirnos a la película entera. Resistirse solo alimenta
la resistencia.
A veces el punto de discutir con la vida existe para que llegues a ese
punto de cansarte de discutir con la vida.
Y luego te sumerjas profundamente en el momento presente,
descansando en su abrazo, confiando en el modo en que las cosas
se dan, aceptando tus propias imperfecciones.
Y luego todo parece posible, y todo se siente tan vivo mientras te
sientes vivo,
y ausente de miedo,
y ahí entonces el cambio puede ocurrir.
Tal vez ocurra lentamente, tal vez como si fuese una gran ola en la
marea.
Pero ya no estás forzándolo, estás dejando que ocurra…
Estás finalmente alineado, ya no eres parte del problema, sino una
expresión de la solución.
A veces necesitas dejar de intentar cambiar el momento, para que el
momento cambie…por sí mismo…

CÓMO OCURRE LA VERDADERA SANACIÓN


“Si sacas lo que está dentro de ti, lo que sacas te salvará. Si no sacas
lo que está dentro de ti, lo que no sacas te destruirá.” Jesús, en el
evangelio de Tomás.
En la niñez, a muchos nos enseñaron que ciertos sentimientos,
ciertas sensaciones corporales, urgencias e impulsos “no estaban
bien” sentirse o expresarse, y ni siquiera pensarse.
Nos enseñaron que éramos pequeños, pecadores, culpables y que
estábamos separados del Amor Divino; rotos, sucios y mortales.
Y que debíamos purificarnos, volver a estar completos,
Que fuimos hechos para olvidar nuestra Unidad original con la Vida.
Y esa fue la Mentira Original, la Caída de la Gracia divina.
Siendo niñas quizás nos enseñaron que nuestro enojo, nuestros
deseos poderosos, resistirnos o desafiar, o nuestros sentimientos
sexuales no eran algo correcto – no eran naturales, estaban mal, o
era algo enfermo, o pecaminoso, peligroso, vergonzoso o “no propio
de mujeres”.
Como niños tal vez nos enseñaron que no estaba bien sentir tristeza,
o expresar nuestra vulnerabilidad, nuestros miedos y dudas,
nuestras angustias y anhelos. Que, si lo hacíamos, si mostrábamos
nuestro ser auténtico, seríamos castigados, o ridiculizados,
comparados con otros; o simplemente rechazados, olvidados, que
se burlarían de nosotros, o nos abandonarían.
Esconder nuestros sentimientos, convertirnos en algo que no somos,
crear una “persona” para poder ganar amor o aprobación, se
convirtió entonces en un asunto de supervivencia.
Así que, de jóvenes, de una manera brillante y creativa hicimos lo
que pudimos para empujar, reprimir, silenciar o destruir nuestros
pensamientos y sentimientos ‘peligrosos, amenazantes, y negativos’,
deprimiendo así nuestro verdadero ser, y creando una falsa
máscara para agradar al mundo, y evitar el castigo y el ridículo.
Como un asunto de vida o muerte aprendimos a distraer a otros de
la “oscuridad” de nuestra alma.
Los sentimientos de culpa, miedo y de odio hacia sí mismos no
resueltos de nuestros padres fue internalizado en nosotros, y ahora,
en un sentido más profundo, sentimos vergüenza de quien
NOSOTROS fuimos.
Fingimos ser fuertes cuando nos sentíamos débiles,
Fingimos ser positivos cuando nos sentíamos negativos,
Seguros cuando teníamos dudas,
Felices cuando sentíamos un profundo sentimiento de
desesperación.
Fingimos ser serios, maduros y llenos de dicha cuando en secreto
nos sentíamos demasiado jóvenes e inocentes, con ganas de jugar y
medio tontos por dentro.
Incluso hoy en día, tal vez sentimos que existe algo erróneo en
nosotros, bien en lo profundo.
Los sentimientos ‘inaceptables y oscuros’ aún supuran dentro
nuestro, en lo profundo del inconsciente, drenando nuestra energía
vital y nuestro espíritu, haciendo que nos sintamos cansados,
deprimidos, letárgicos, ansiosos y desconectados de la vida y de los
demás.
Los sentimientos no sentidos y reprimidos pueden resultar
destructivos, y sembrar el caos en nuestro sistema inmune,
alimentando todo tipo de enfermedades mentales y físicas,
causando comportamientos inconscientes, adicciones, ansiedad,
incluso depresión suicida.
Quizás simplemente nos sentimos “muertos vivos” y no sabemos por
qué.
En el mismo grado en que huimos de nosotros, huimos también de la
vida.
La sanación puede ocurrir cuando, en la presencia de un amigo con
el que nos sentimos seguros, o un terapeuta, o la presencia de Dios,
las montañas, la vastedad del océano, o incluso una mascota amiga,
podemos encontrar el coraje de dejar que la persona se ‘quiebre’ y
reconectar con las partes rechazadas de nosotros mismos,
Cuando permitimos que esas energías divididas en las sombras
salgan a la Luz de la Consciencia.
Tal vez tomemos el riesgo de sentirnos más incómodos, más
temerosos, más rechazados e indignos, más enojados y a sentir más
caos que nunca.
Tal vez tomamos el riesgo de vernos a nosotros mismos, y ser vistos
también.
A perder la imagen.
A salir de nuestros escondite.
El caos reprimido, el desorden, la “víctima”, el niño perdido y sin
amor, puede volver a fluir, y esta vez, en vez de ser recibido con
culpa y juicios, ser ridiculizado y atacado, esta misma energía recibe
amor, respiración, comprensión…le damos la bienvenida, y nuestra
atención y curiosidad.
Todo el poder vital atrapado dentro de estas emociones reprimidas
puede verterse en nuestro cuerpo nuevamente; toda la creatividad
del enojo, la angustia, la culpa…el miedo y la alegría ahora nos
pueden energizar, inspirar, hacernos sentir completos, poderosos y
vivos nuevamente.
Las energías que antes amenazaban con destruirnos (nuestro enojo,
miedos, pena, nuestros deseos más extraños y creativos) ahora
pueden convertirse en nuestros más grandes maestros, amigos y
guías, siendo nuestra fuente de nutrición.
Mientras tiene lugar la reintegración de la sanación, quizás gritemos,
temblemos, lloremos, sudemos, digamos nuevas y sorprendentes
palabras, o caigamos al suelo.
Quizás parezcamos desastrosos, rotos, salvajes y “locos”.
Quizás sintamos y pensemos cosas que parecen “no ser nosotros
para nada”.
Tal vez sintamos que estamos a punto de morir, o volvernos locos, o
perdernos completamente.
Las personas que imaginamos que eran nuestros amigos quizás
huyan del caos, o lo culpen, o traten de “salvarnos” (para salvarse a
sí mismos de su propia incomodidad).
Nuevos amigos, nueva familia, nuevos amantes tal vez lleguen para
apoyarnos en nuestro proceso, para estar presentes con nosotros
mientras nos quebramos y volvemos a unir nuestras partes, y nos
enamoramos de nuestra parte salvaje nuevamente,
Mientras volvemos al Paraíso.
En el medio de la crisis de sanación, sentimos nuestros pies en el
suelo. Respiramos. Permitimos que antiguas y poderosas energías
se muevan a través nuestro, como un cielo ancestral que contiene
una tormenta.
Confiamos en el cuerpo y sus misterios.
Recordamos nuestra Capacidad Divina, cuánta VIDA podemos
contener: lo doloroso y lo placentero, lo violento y lo amoroso, lo
positivo y lo negativo, lo sagrado y lo profano.
TODOS los pensamientos y sentimientos tienen un hogar en
nosotros.
TODAS las partes nuestras son dignas de amor, sagradas y
naturales.
Somos libres, poderosos y estamos completos, incluso cuando nos
duele y nos sentimos pequeños.
Nuestra vulnerabilidad nunca fue un pecado o un símbolo de
‘debilidad’.
“Supéralo” es la mentira más grande de todas.
Sí, podemos abrazarlo todo, desde la alegría más grande hasta la
desesperación más profunda: este es nuestro verdadero Poder.
Como una madre sosteniendo a su recién nacido.
Como la Tierra, sosteniéndonos ahora.
“Los pensamientos no constituyen la verdad, y en última instancia ni
siquiera son tuyos.
Solo son voces, sonidos, sugerencias, opiniones de la mente,
viniendo y yendo todo el tiempo, como una bandada de pájaros que
cantan; cada pájaro cantando una melodía diferente, una
sugerencia, una perspectiva distinta.
Tú no eres los pájaros,
Tú eres el gran espacio abierto en donde esos pájaros pueden
cantar,
La consciencia que sostiene esos pájaros,
El silencio por debajo y entre medio.
No intentes silenciar los pájaros (ya que eso los hará cantar aún más
alto),
Ni tampoco destruirlos (ya que solo son partes de ti mismo/a que
anhelan ser amadas),
Más bien permíteles cantar y volar.
Ése es tu poder, y tu libertad.
El pájaro que canta “soy un fracaso” puede cantar,
Y el que canta “Soy una pérdida de tiempo” también puede hacerlo,
Y aquel que canta “Soy el pájaro más maravilloso” también puede
cantar,
Y todos los amigos del medio también pueden hacerlo,
y tú eres un nido gigante de consciencia, un santuario de aves, que
nunca se define por el coro de opiniones, ni está en guerra con ellas.
Eres el gran YO SOY, indefinible.”

UN INFINITO NÚMERO DE NUEVOS COMIENZOS


En tu intento de ser un “adulto”
Pierdes contacto con tu niño interno.
En tu apuro por ser el “experto”,
Te desconectas del principiante que hay en ti,
Del amor interior, inocente y salvaje.
En tu búsqueda de la seguridad,
Huyes de la inseguridad,
Sepultas tu ansiedad, aplastas tus dudas,
Hasta que un día todo eso sale a la luz,
Y genera un caos en tu linda y “ordenada” vida.
No confundas el rol que tú juegas
Con quien tú eres en realidad.
No confundas la adaptación, con el actor.
El clima cambiante, con la inmensidad del cielo.
Amigo/a, tu verdadera identidad reside en la Presencia,
Y en el asombro,
Y en la creatividad,
Y en un infinito número de nuevos comienzos.
Cada momento,
Cada lienzo,
Cada Ahora.

PRIMER CONTACTO
Tan sólo un instante de contacto al desnudo
Lo cambia todo.
Tan sólo un instante de contacto directo con
tu miedo, ira, tristeza, duda, aburrimiento, soledad,
Aceptando esa energía pura de la vida misma,
por detrás de las etiquetas y los conceptos,
Anterior a las palabras
Reuniéndonos con "lo que es" sin expectativas, sin tratar de
escapar,
sin darle la espalda, sin protección alguna
Cambia para siempre nuestra relación con ello.
Ahora, se conocen ambos directamente, más allá de la teoría
Han penetrado sus respectivas defensas
Se han visto a través de sus fachadas
Han hecho un verdadero contacto
Y nada volverá a ser igual.
Ahora, por muy lejos que viajen en sentidos opuestos
Por mucho que traten de alejarse el uno del otro
Por muy desesperados que estén por tratar de olvidarse
mutuamente
Jamás olvidarán realmente,
Que una vez se conocieron profundamente
Que se han tocado el uno al otro
Y que se han dejado tocar
Que se han sostenido ambos en las palmas de sus manos
Y que se han visto reflejados
Que han olvidado aquella división
Y la separación de las cosas.
Ahora, cuando el miedo vuelva a aparecer,
O cuando la tristeza vuelva en una ola,
O cuando la ira estalle desde ese vacío creativo,
O un pensamiento flote por ahí,
Sabrás
Que es sólo un amigo íntimo
Que viene a visitarte
Que es un ser que amas
Disfrazado brillantemente.
Tan sólo un momento de contacto real
Es todo lo que se necesita
Y después, no hay vuelta atrás,
Porque jamás podrás olvidar realmente
a aquel que amas
tu propio hijo tu propia carne y
tu propia sangre.
No importa en qué forma cambien sus apariencias
No importa que tan lejos deambulen.

“Respira”
En la inhalación,
Estás presente.
En la exhalación,
Estás presente.
Inhalar, es Ahora.
Exhalar, aún es Ahora.
Lo que asciende, necesita descender,
Lo que desciende siempre sigue a lo que asciende.
Existe la permanencia
En el mismo corazón de la impermanencia.
Aprende de la respiración.
Permítele recordarte
Cómo es confiar.

SÍ, ESTOY ROTO PERO COMPLETO


No te sanas “del” trauma,
Sino que empiezas a conocerte a ti mismo/a como la Vida en sí
misma.
Y te tornas hacia el lugar de la herida,
Y lo inundas con atención,
Lo que significa amor.
Y quizás la herida esté siempre contigo,
Tal vez camines siempre con la herida,
Pero ahora, la abrazas. Ella no te contiene a ti.
Tú eres el contenedor, no el contenido.
La herida ya no te controla,
Porque ahora está siendo rociada con consciencia,
Bañada de Ti,
Amada por Ti,
Incluso celebrada por Ti.
No te sanas ‘del’ trauma,
Encuentras la sanación “en” el trauma,
Te encuentras a ti mismo en el centro sagrado del trauma:
Eso que está siempre presente,
Eso que puede sostener incluso los estados de sentimientos más
intensos,
Y sobrevivir.
Eso que es Indestructible,
Eso que es Infinito
Eso tan Poderoso: Tú.
El trauma en sí mismo se convierte en un portal hacia Dios,
A lo Absoluto,
A la seguridad de Ti Mismo.
Y entonces llorarás de alegría,
Y llorarás de tristeza,
Y llorarás de alivio,
Y llorarás en la revelación:
“Sí, estoy roto, ¡pero estoy completo!

¿NO HAY SOLUCIÓN?, NO HAY PROBLEMA.


Si estás intentando arreglar tu tristeza, tu pena, tu miedo, tu enojo,
tu soledad, tus dudas, tu corazón roto, tu profundo anhelo de volver
a Casa, ya lo has convertido en un problema,
y entonces te encuentras en lucha.
Tu búsqueda de una solución implica que algo está roto y necesita
ser arreglado.
Existe una parte “buena” de ti que está en guerra con una parte
“mala” también tuya; un “ser perfecto” en guerra con un “ser
imperfecto”; y esta es la raíz de toda violencia.
Ponle fin a la guerra dualista. Basta de dividirte en dos.
Ser dos es demasiado para ti.
Vuélvete hacia esa parte tuya que se siente rota, tierna, salvaje,
‘mala’, y por un momento, deja de huir de ella, y deja de buscar una
solución.
Escúchala. Quédate presente con ella, como harías con un niño
herido. Realmente quédate muy cerca.
No mires hacia otro lado.
Esto podría proporcionarte valiosa información.
Comienza a permitir esas partes no permitidas,
comienza a aceptar estas energías aparentemente inaceptables de
ti mismo/a, o simplemente acepta que no puedes aceptarlas ahora
mismo y permite ser tu total incapacidad de permitir.
Deja que brille tu luz sin miedo en la oscuridad.
Verás que no existen enemigos dentro tuyo, no hay errores, no hay
demonios, ni algo roto; solo manifestaciones de consciencia que
anhelan ser encontradas, abrazadas, integradas como parte de una
foto infinitamente más grande:
Son solo niños que anhelan volver a Casa…
¿No hay solución? No hay problema: solo Amor.

UNA INSURRECCIÓN DE HUMANA AMABILIDAD


Tristemente, amigos, no me sorprenden todas las historias que
existen ahora acerca de los llamados “gurúes espirituales” que
abusan, avergüenzan y deshumanizan a sus estudiantes en el
nombre de la Verdad (¿qué tipo de ‘Verdad’ podría ser tan poco
amable?)
Mi corazón está con esas víctimas.
Yo mismo he sido víctima de abuso narcisista;
Sé cuán doloroso puede ser y el sentimiento de locura que genera.
He estado diciendo esto hace años:
Cuanto más “perfecto” y “calmo” aparenta ser alguien,
inevitablemente más caos interno está reprimiendo, escondido de la
vista de otros.
Ya ven, todo lo que existe sin sanar dentro nuestro (ya sea de
manera inconsciente, o no observado, no amado, o aún no digerido)
inevitablemente acabará tirando de las cuerdas en nuestras vidas y
lastimando nuestros seres queridos y aquellos cercanos a nosotros.
Toda nuestra humanidad reprimida, todas las voces de vergüenza y
miedo silenciadas en nuestro interior, toda la rabia y la pena que
enmudecemos para mantener nuestra imagen del o la “agradable”,
o peor aún, “el/la iluminado/a”… todo este material acabará por
hacernos crueles, desagradables y pasivos agresivos si no lo
reconocemos, si no tomamos completa responsabilidad sobre esto.
Todos nuestros traumas sin aceptar, toda nuestra “oscuridad”
apretujada nos llevará a manipular y controlar a otros,
avergonzarlos, ponerles etiquetas, culparlos, invalidar su dolor, en
NUESTRA búsqueda de alivio.
Simplemente dejaremos de escuchar.
No importa cuán ‘iluminados’ estemos.
Y de este modo, evitamos ser vistos, y nuestra vulnerable
humanidad permanece escondida, y empezamos a jugar el rol de
súper humano “experto”, “gurú” o de “ser perfecto”, e imponemos el
poder que anhelamos secretamente, sobre otros. Y así podemos huir
de nuestra soledad y nuestras dudas.
Hasta que descubrimos nuestro verdadero poder espiritual:
El corazón humano: abierto, vulnerable, tierno y honesto,
desastroso, doloroso y, sobre todo, roto de una manera brillante y
completamente entero.

SOLO PUEDO AMARTE


Amigo/a, no puedo salvarte.
Puedo estar presente contigo,
Ofrecerte la seguridad de mi presencia,
Pero no puedo salvarte.
Puedo escuchar, puedo llorar contigo,
Reírnos juntos, asombrarnos juntos.
Puedo compartir mi mirada, si lo deseas.
Puedo ofrecerte mi perspectiva, si la necesitas.
Pero no puedo alejar tu dolor,
No puedo darte respuestas,
No puedo sanarte.
No estás roto/a.
Asique amigo/a
Llora. Ríe. Cae al suelo, temblando.
Siente enojo. Siente miedo.
Siente la más profunda aflicción.
Grita a los cielos.
Deja que tu corazón se quiebre y se abra.
Solo puedo ofrecerte este santuario,
Esta verdad, este suelo, esta calidez.
Pero no puedo salvarte.
Solo puedo amarte.

ACERCA DE LA ABUNDANCIA
La abundancia no se trata del dinero que tienes en tu cuenta del
banco, ni los trofeos en tu estante;
No es la cantidad de títulos con tu nombre, la cantidad de objetivos
logrados, el número de gente que conoces, tu cuerpo perfecto, ni tus
fans que te adoran.
Se trata de tu conexión con cada respiración,
De cuán sensible eres a cada titilar de sensaciones y emociones en
el cuerpo,
El placer con el que saboreas cada momento único,
La alegría con la que recibes cada nuevo día.
Se trata de saber que eres presencia,
El poder que crea y mueve mundos.
De tu corazón abierto,
Y de cuán profundamente te mueve el amor día a día.
Es tu voluntad para abrazar
y sostener aquello que necesita ser sostenido.
Es la frescura de cada mañana sin las cargas de la memoria
O falsas esperanzas.
Es el sentimiento de la brisa de la tarde en tus mejillas,
El sol entibiando tu rostro.
Es el encuentro con otros en el campo de la honestidad y la
vulnerabilidad,
Conectando más allá de la historia,
compartiendo lo que está vivo.
Es tu enraizamiento en el momento presente,
Sabiendo que siempre estás en tu Hogar,
No importa qué suceda,
Sin importar qué ganas o pierdes.
Es tocar la vida en su punto de creación,
Sin mirar atrás,
sintiendo el vientre subiendo y bajando,
Agradeciendo cada respiración.
Es caer sobre tus rodillas con asombro,
Riendo ante las historias que te cuentan,
sumergiéndote más en lo profundo del descanso.
Es la simplicidad, la amabilidad…
eres tú, antes de que cada salida del sol: fresco/a, abierto/a,
dispuesto/a….y despierto/a.
¡Tienes abundancia amigo/a! ¡La tienes!

¡PRONTO RENACERÁS COMO UN FÉNIX!


Uno de los mitos espirituales más peligrosos que hemos heredado es
el de creer que sanarse significa “sentirse bien”.
No. A veces nuestra incomodidad en verdad se intensifica mientras
la oscuridad emerge hacia la luz, mientras el material inconsciente
hace su camino hasta la consciencia presente, mientras nuestras
viejas ilusiones se consumen en la fiebre de la sanación.
Quizás nuestra incomodidad no está mal, no es un error, o una señal
de que hemos perdido nuestro camino de la sanación.
Recuerda, la presencia de dolor hoy, podría estar indicando que
nuestro proceso de sanación se está intensificando, no que se está
retrasando. Podría estar indicando que en realidad estamos ahora
más despiertos y sensibles que nunca: menos entumecidos, con
menos ganas de mirar hacia otro lado, más en contacto con nuestra
sagrada vulnerabilidad.
Hay una tendencia en nuestra cultura, de evitar lo incómodo de
cualquier manera, de distraernos, etiquetarlo como “malo” o
“negativo”, o incluso “no espiritual”, de meditar o medicarnos para
que se vaya.
La mayoría de nuestra medicina occidental se orienta hacia la
eliminación del síntoma, de silenciar aquello que perturba, de
enmudecer el caos y la travesía hacia alguna “normalidad”
socialmente aceptable.
Pero a veces, amigos, ¡no tenemos más interés en “volver a lo
normal”!
Lo “normal” era el problema, ¡no la solución! El status quo
necesitaba cambiar, era falso e inestable. Nuestra antigua
concepción de la realidad nos estaba atrapando ¡y necesitábamos
liberarnos!
A veces una ‘normalidad’ adormecida y destructora del alma
necesita ser desmenuzada en el caos y la crisis; nuestro dolor y
pena, nuestra frustración, nuestro cansancio, nuestros miedos y
dudas necesitan sentirse más que nunca, y el corazón necesita
romperse y abrirse completamente.
Asique permite que los vientos soplen, deja que la tempestad se
enfurezca, permite que todo lo falso sea purificado y que lo muerto
permanezca muerto. ¡Permite que la vida explote donde tú estás!
Solo estás siendo invitado ahora a una sanación más profunda,
amigo/a, aun cuando parece que estás “empeorando”, aun cuando
el corazón esté sensible y en carne viva, ¡aun cuando todavía no
puedes sentir tu futuro!
¡Pronto renacerás como un fénix!
- Jeff Foster

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