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Informe o visión propia sobre el sentido de adoración en las iglesias

presbiterianas.
Tomando en cuenta que la palabra adoración tiene algunos sinónimos tales como por
ejemplo la palabra glorificación, podemos partir entonces de la primera pregunta del
catecismo menor de Westminster, y esta es: ¿Cuál es el fin principal del hombre? La
respuesta dice: “El fin principal del hombre es el de glorificar a Dios, y gozar de él para
siempre”. Romanos 11:36: “Porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas. A él
sea la gloria por los siglos. Amén”.; 1 Corintios 10:31: “Si, pues, coméis o bebéis, o
hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios”.; Salmos 73:25‐ 26: “¿A quién
tengo yo en los cielos sino a ti? Y fuera de ti nada deseo en la tierra. Mi carne y mi
corazón desfallecen; Mas la roca de mi corazón y mi porción es Dios para siempre”.

El sentido de adoración en las iglesias presbiterianas, a diferencia de las iglesias


carismáticas, tiene una búsqueda más amplia o un espectro más grande del porqué de
los asuntos o tipos de liturgias que se llevan a cabo dentro de la iglesia, (basta
considerar la primera pregunta del catecismo menor), o si bien no es una búsqueda
como tal, al menos busca la justificación bíblica y reflexiva de los sucesos o eventos
litúrgicos y/o culticos que se llevan a cabo dentro de la iglesia en los servicios
dominicales o entre semana.

Me permito mencionar la iglesia carismática porque yo crecí en ella y alcancé a percibir


detalles de la liturgia de culto que es desarrollada ahí, y la puedo contrastar con la que
es llevada a cabo en la iglesia presbiteriana, en el caso concreto de adoración,
recuerdo en alguna clase de liturgia que se nos habló de la adoración directa, es decir
la adoración cultica y también de la adoración indirecta, en donde la adoración directa
consistía en actos tales como orar, leer la palabra de Dios, escuchar los sermones o
prédicas de domingo a domingo, y la adoración indirecta consistía en por ejemplo;
proveer a la casa lo que haga falta, ser amable con los demás, ceder un asiento en el
transporte público, cumplir con las obligaciones de la escuela, en general o en
conclusión se trataba de servicio al prójimo, y sin un halo de espiritualidad o misticismo
todo el tiempo, sino siendo un cristiano que vive su fe y no sólo la conoce y la
desarrolla dentro de la iglesia.

Habiendo dicho esto podemos decir también que la vida cristiana tiene que vivirse
dentro y fuera de la iglesia como lugar de culto, es decir, dentro y fuera de las 4
paredes. Mucha gente no comprende lo que significa adoración y muchas veces el
significado es atribuido o acuñado con aspectos musicales o de desarrollo de la liturgia
dentro del culto, y aunque esto último tiene más relación con el asunto, la verdad es
que la adoración es desarrollada en la vida del creyente, puesto que la adoración
implica, expresamente el amar a una deidad, todo lo que hacemos como adoradores de
esa deidad es precisamente actuar de una manera digna y agradable o de una manera
piadosa hacia esa deidad.

Para dejar en claro esa parte vamos a definir la palabra liturgia, La palabra Liturgia
viene del griego (leitourgia) y quiere decir servicio público, generalmente ofrecido
por un individuo a la comunidad. Hoy se usa para designar todo el conjunto de la
oración pública de la Iglesia y de la celebración sacramental. Por tanto la liturgia es un
acto público y del cual todos los participantes son activos y no meros espectadores. Se
toman en cuenta las siguientes consideraciones.
Es el ejercicio del sacerdocio de Cristo. Es decir, en la Liturgia, Cristo actúa como
sacerdote, ofreciéndose al Padre, para la salvación de los hombres.
Los signos sensibles realizan la santificación de los hombres en lo que quieren decir.
Por ejemplo, el agua en el Bautismo significa y realiza la purificación y es principio de
vida, el pan en la Eucaristía alimenta el espíritu del hombre.
En la acción litúrgica, Cristo y los cristianos, que forman el Cuerpo Místico, ejercen el
culto público.
Es la acción sagrada por excelencia, que ninguna oración o acción humana puede
igualar por ser obra de Cristo y de toda su Iglesia y no de una persona o un grupo.
Las cosas que he podido observar y aprender dentro de la iglesia presbiteriana con
respecto al asunto de la adoración, deberían ser cosas que cualquier creyente pudiera
o tal vez debiera saber, sin embargo he notado que cuando se pregunta o sondea a
algún miembro de la iglesia acerca de la adoración, no todos saben que es lo que
significa o no hay una idea clara al respecto de lo mismo, por tanto, considero que es
importante invertir más tiempo y si no más por lo menos empezar a hacerlo en las
clases de escuela dominical para educar o re-educar a los hermanos que asisten a
nuestras iglesias para crear una escuela de pensamiento cristiano en donde se inste a
las nuevas generaciones a ser pensadores en lugar de decirles lo que hay que pensar,
en el futuro de la iglesia esto desarrollará cristianos pensantes que si se desarrollan y
tienen la intención, podrán tener impacto también en el mundo secular y no solamente
dentro de la iglesia, sino también fuera de ella en aspectos académicos y escolásticos.

Definamos entonces adoración; El significado de la palabra griega en el Nuevo


Testamento traducida más a menudo como "adoración" (proskuneo) es "postrarse
delante" o "arrodillarse delante." La adoración es una actitud del espíritu. Debido a que
es una acción interna e individual, los cristianos adoran constantemente, los siete días
de la semana. Cuando los cristianos se reúnen formalmente en el culto, el énfasis aún
debe estar en adorar individualmente al Señor. Aún como parte de una congregación,
cada participante debe estar consciente de que está adorando a Dios en un plano
individual. Es importante notar entonces la adoración comunitaria y la adoración
individual. Como un agregado a este párrafo también he escuchado que la palabra
adoración viene del latín adorare (‘trayendo la boca’): ad (‘hacia’), ore (boca).
Según el Nuevo Testamento, el ser humano debe adorar a Yahveh Dios «con los
labios», alabándole y dándole gracias por los bienes recibidos (Efesios 5.19-20
“Hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y
alabando al Señor en vuestros corazones; dando siempre gracias por todo al Dios y
Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo.), y «obedeciendo su voluntad»
(Romanos 12.1-2 “Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que
presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro
culto racional. No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la
renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad
de Dios, agradable y perfecta).

Es importante señalar que no solamente se trata de formar a las nuevas generaciones


por creer que las que ya están en la iglesia ya no tienen remedio o solución, sino
formar cristianos que puedan defender su fe por amor a Dios en adoración a Él con
apelación a la razón sin dejar de lado su lado o su complemento espiritual el cuál es
necesario para poder acercarse a Dios y adorarle en espíritu y en verdad. Este tipo de
situaciones ayudarían a que el acto de evangelizar fuera algo más intelectual y a que
no sólo se trate de argumentación de parte de quien presenta un mensaje.

De manera personal creo también que lo que hacen algunos maestros del seminario es
un buen comienzo, una buena herramienta, lo cual consiste en llevar talleres de liturgia
y adoración a las iglesias fuera del seminario y del Distrito Federal como es el caso del
pastor Gamaliel Hernández, de quien me ha tocado estar en algún taller para pastores
y ministros de liturgia fuera de las instalaciones del seminario.

Con herramientas de las clases del seminario siento que como ministros de música
sacra o mejor dicho ministros de liturgia y adoración, tenemos la capacidad para ir y
desarrollar algún taller de adoración en las iglesias, considero que sería una buena
idea, sobre todo para las iglesias nuevas o por qué no, para ir y visitar las
congregaciones y misiones que están próximas a ser iglesia, así se aclararían muchas
cosas y los modelos litúrgicos de las mismas no serían meras imitaciones de las
iglesias que han salido o simplemente copias por tradición, sin ningún sentido reflexivo
sobre lo que se está haciendo dentro de la iglesia.

Con respecto del párrafo anterior quisiera añadir el hecho de que aunque somos
ministros de liturgia y adoración y también de música, para agilizar el trabajo en las
iglesias con respecto a los temas de educación en cuanto a adoración, considero que
debiera especializarse a los ministros en áreas de liturgia y/o adoración específicas.

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