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Hemos recibido una queja de un ciudadano en relación con una cuestión relativa a la
conducta de la policía municipal en relación con el uso de las esposas, hemos inadmitido dicha
queja particular por tratarse de un caso que se encuentra sub iudice al mediar además denuncia
de los agentes contra el solicitante.
En todo caso más allá del caso concreto sobre el que no nos pronunciamos, hemos
entendido que la problemática del uso de las esposas por parte de la policía municipal merecía una
reflexión general y por ello, de acuerdo con las facultades que me otorga el Reglamento del
Síndico-Defensor Vecinal en su artículo Art. 22. - (El Defensor/a Vecinal o Síndico/a podrá
iniciar sus actuaciones de oficio o a instancia de parte) vengo a emitir la siguiente
RECOMENDACIÓN respecto del uso de las esposas por parte de la policía municipal, todo ello
en base a los siguientes antecedentes y motivos jurídicos.
Antecedentes
Nos consta que por parte de los responsables de la Policía Municipal se actúa celosamente
en cuanto a las directrices generales dirigidas a los agentes en todo lo relativo al uso de la fuerza
coactiva en el ejercicio de sus funciones pero al mismo tiempo observamos que no existen
tampoco en relación con las diferentes policías, nacional, autonómica y local unas indicaciones
concretas y específicas en relación con el uso de las esposas.
Motivos Jurídicos
El Código de Conducta de los Agentes de la Ley aprobado por Naciones Unidas insiste en
el mismo principio de carácter general (Code of Conduct for Law Enforcement Officials Adopted
by General Assembly resolution 34/169 of 17 December 1979) :
Desde esta perspectiva son de gran importancia los usos policiales en relación con la
utilización de las esposas, ya que se trata de un instrumento de control y seguridad que usado
indiscriminadamente se convierte en una forma de agresividad encubierta, del todo contraria a la
proyección de una imagen preventiva y educativa de los agentes de policía. Dice así la Carta:
Entre nosotros La Ley de Policía del País Vasco 4/1992, de 17 de julio, de Policía del
País Vasco, aplicable a la Policía Municipal de Vitoria-Gasteiz, al definir el CODIGO
DEONTOLÓGICO de las policías del País Vasco en su artículo Artículo 34 establece:
El Poder discrecional del que goza la policía no le permite usar de las esposas sin una
adecuada motivación, simplemente por inercia. En la Instrucción nº 029 de la Ertzaintza, que no
es directamente aplicable al ámbito de la policía municipal pero que puede servirnos de referencia
profesional contrastada, se analiza con un criterio ajustado las directivas propias de la detención y
se distinguen de la detención aquellos supuestos de limitación ambulatoria que tienen una
motivación distinta de la del arresto policial, así los casos de identificación regulados en la Ley de
Seguridad Ciudadana ( Instrucción nº 8 de la Ertzaintza) y respecto de estos casos se dan
indicaciones específicas.
Efectivamente en los supuestos de detención exclusivamente dirigida a lograr una
identificación de una persona en razón de lo que establece la Ley de Seguridad nos encontramos
ante una actuación administrativa que no lleva implícita por sí sólo, la sospecha de comisión de un
delito, en estos casos es preciso extremar el cuidado y evitar el esposamiento cuando no se da
ninguna otra de las circunstancias que podrían justificarlo, a saber: riesgo de violencia, de fuga o
de autolesión.
Los tribunales no se han pronunciado con carácter exclusivo y específico respecto del uso
de las esposas; han tratado de la cuestión en el marco general del uso proporcional de la fuerza por
parte de los agentes de la autoridad, valorando las circunstancias que justifican la detención y los
supuestos de abuso de derecho con motivo de una detención ilegal. Sin embargo de todo lo dicho
podemos extraer que la regla es clara: si el policía esposa al detenido sin que sea necesario en
razón de las circunstancias del caso la conducta se considera abusiva.
El uso indebido de las esposas puede dar lugar también a reclamación de responsabilidad
patrimonial contra la Administración en los casos en que con motivo de su uso indebido se hayan
producido lesiones o se invoque daño moral por la humillación indebida en la que se le ha
colocado al detenido sin necesidad.
En última instancia el uso de las esposas es el ejercicio de una fuerza coactiva que debe ser
en todo momento congruente con las circunstancias del caso en relación con tres parámetros
claros: comportamiento violento del esposado, posibilidad de huida, posibilidad de autolesión.
Por todo lo expuesto emitimos la siguiente recomendación
Recomendación
Primera.- El uso de las esposas es un acto de fuerza coactiva, que como tal debe ser
utilizada por los agentes de policía conforme a los principios generales de necesidad y
proporcionalidad. El agente está autorizado a evaluar razonablemente la aplicación de esos
principios en el caso concreto.
Segunda.- Con carácter general no se recomienda el uso de las esposas en los casos de
meras actuaciones de policía administrativa dirigidas a identificar a una persona conforme a lo
previsto en la Ley de Seguridad Ciudadana. A salvo de que además del motivo estrictamente
identificador se den en el caso los supuestos de peligro físico para el detenido, para terceros o para
los policías, o haya sospecha de fuga.
Tercera.- Como supuestos en los que el uso de las esposas está justificado plenamente se
pueden indicar los siguientes:
1º Cuando el policía tenga motivos para pensar que el detenido puede intentar escapar.
Cuarta.- En todo caso el uso de las esposas será siempre temporal y limitado al momento
del arresto y transporte al lugar de cumplimento de la detención o arresto.