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La palabra aborto proviene del término latino (abortus), ab: privación, y ortus: nacimiento. Su
traducción sería: sin nacimiento.
Por lo tanto, el aborto es la interrupción del desarrollo del embrión durante el embarazo, cuando
aún no ha alcanzado la madurez fetal, o capacidad suficiente para vivir por fuera del útero.
El aborto o interrupción voluntaria del embarazo (IVE) es un derecho fundamental que consiste
en un procedimiento ponerle fin de manera consciente a un embarazo en curso. ¿Qué es el
Aborto? Muchos países son restrictivos sobre estas prácticas, lo que hace que algunas mujeres
busquen interrumpir su embarazo de forma ilegal, en lugares que no necesitan cumplir con
regulaciones ni condiciones de sanidad, poniendo en grave peligro su vida, su integridad y su
salud.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en los países donde las mujeres tienen
acceso a servicios seguros, la probabilidad de muerte como consecuencia de un aborto es
de una por cada 100.000 procedimientos.
Aborto en Colombia
Desde el 2006, la Corte Constitucional en Colombia abrió la puerta al IVEs, permitiendo realizar
el procedimiento cuando se incurre en alguna de estas tres circunstancias:
Profamilia atenderá las interrupciones voluntarias del embarazo o abortos en cualquier edad
gestacional, de acuerdo con la normatividad vigente.
Profamilia garantiza que el proceso se hará en el menor tiempo posible, sin demoras
injustificadas y prestando un servicio de calidad y humano.
Objeción de conciencia
La objeción de conciencia es un mecanismo excepcional mediante el cual una persona se exime
de cumplir un deber al que está obligada por ley en razón de que sus convicciones más
fundamentales se lo impiden. Sólo pueden recurrir a esta figura las personas que prestan
directamente el servicio, es decir, los médicos. La objeción de conciencia es de carácter
individual y debe justificarse. Una institución no puede utilizar la objeción de conciencia como
política interna para negarse a practicar la Interrupción o aborto, ni obligar a su personal médico
a declararse objetor de conciencia.
En ningún caso la objeción de conciencia puede convertirse en excusa para negar la prestación
del servicio. Si un médico decide no practicarte el aborto por esta razón, la EPS está obligada
a remitirte a otro médico que sí la realice. Si es el único médico en el lugar que puede llevar a
cabo la interrupción del embarazo, tiene la obligación de hacer el procedimiento con el fin de
proteger tus derechos.
El abc del aborto
Por decisión de la magistrada Cristina Pardo, la Corte Constitucional en
pleno estudiará la posibilidad de introducir nuevas restricciones a las
posibilidades que tienen las mujeres colombianas de interrumpir sus
embarazos. En particular se debate si debe haber un límite a la edad
gestacional en la que puede terminarse el embarazo. Es importante, en mi
concepto, que la opinión entienda exactamente qué está en juego aquí.
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El problema, sin embargo, es que se tiende a tomar por sentado que la situación está
resuelta para las mujeres y lo cierto es que estamos lejos de eso. Por una parte, muchas
personas desconocen qué hay que hacer y cuándo hay que hacerlo para obtener la
interrupción del embarazo dentro del sistema de salud. Esto a pesar de las campañas el
Ministerio de Salud y de las Secretarías de Salud de los municipios y departamentos. Los
médicos y administradores de las EPS parecen particularmente desinformados a pesar de
tener una obligación legal de conocer las regulaciones y de las indemnizaciones que ha
ordenado la Corte pagar a mujeres que teniendo el derecho no han podido abortar.
Por otra parte, parece haber una opinión generalizada de que las mujeres que quieren
abortar pueden hacerlo de manera segura ya sea acudiendo al sistema de salud o a un
médico particular. No podríamos estar más lejos de esto. En primer lugar, porque el aborto
sigue siendo delito en Colombia, es decir, no es una opción para las mujeres interrumpir sus
embarazos. En segundo lugar, porque las mujeres que tienen derecho a abortar ven negado
este derecho por médicos y enfermeras que las recriminan, hospitales que se niegan a
atenderlas y autoridades que no avanzan en investigar y castigar a quienes incurren en estas
conductas. La Corte Constitucional en más de trece sentencias se ha pronunciado para
señalar que las mujeres tienen un verdadero derecho a interrumpir sus embarazos en los
casos en los que el aborto fue despenalizado en Colombia, es decir, que pueden exigir del
sistema de salud que les presten un servicio en condiciones dignas y seguras y sin
discriminación. Esas trece sentencias no han sido suficientes para frenar los abusos, como
lo muestra el caso que está en discusión en este momento en la misma corporación.
¿Qué es lo importante para entender sobre el aborto? Considero que para decidir de qué
lado está uno es clave tener en cuenta que hay cuatro modelos para abordar el asunto de la
terminación voluntaria del embarazo y que cada uno tiene su lógica propia. Dos de estos
modelos representan extremos de regulación. Uno es el de la penalización del aborto en
todas las circunstancias, es decir, en todos los casos en los que no se presenten causales que
justifiquen la actuación (legítima defensa o necesidad de salvar la vida de alguien) y haya
culpa (la persona que cometió el acto era capaz de entender lo que hacía –en Colombia la
edad legal para la culpa penal son los 18 años, antes de eso, entre los 16 y 18 años, se habla
de responsabilidad pero no de culpa). Esta era la situación en Colombia antes de 2006, en
Chile hasta finales de 2017, y en El Salvador hasta el día de hoy. Este esquema supone que
la libertad que tienen las personas para decidir el número y espaciamiento de sus hijos,
garantizado en la Convención de Derechos Civiles y Políticos suscrita por la mayoría de los
países del mundo, se ejerce cuando se establece en los Códigos Penales el delito de
violación y se castiga a quienes fuerzan a otros a tener relaciones sexuales sin su
consentimiento. En esta postura, toda libertad se entrega después de tener una relación
sexual y aún si la relación no fue consentida se considera que la sanción no debe asumirla
el producto de la gestación sino el violador. No es muy claro para mí por qué la mujer
víctima deba ser obligada a criar ese hijo.
La única sentencia colombiana que intentó dar un argumento, la C-013 de 1997, citó una
encíclica papal diciendo que la maternidad santifica: como si todas las colombianas fueran
católicas o necesitaran ser santificadas! Más allá del problema de la violación está el de la
imperfección de los sistemas anticonceptivos y los riesgos que los embarazos suponen para
la salud de las mujeres. En este primer esquema, todas las consecuencias de la relación
sexual recaen sobre el cuerpo de las mujeres que, como dijo la misma Corte Constitucional
en la sentencia C-355 de 2006, terminan convertidas en verdaderas incubadoras. El otro
extremo es el de la despenalización del aborto y su tratamiento a través de regulaciones
sanitarias. Este es el esquema adoptado por Canadá y algunos países escandinavos. Se
supone en estos casos que las mujeres terminan sus embarazos por razones suficientemente
importantes como para que los médicos o los funcionarios públicos estén indagando o
vigilando estas razones. Los médicos, libres de la persecución, se concentran entonces en
trabajar para que los abortos se realicen en circunstancias que garanticen la salud de las
mujeres, tanto física como mentalmente.
En el caso de Canadá fueron los mismos médicos los que promovieron el cambio a
principios de los ochenta pues el Código Penal establecía para ellos una sanción de cadena
perpetua por realizar un procedimiento que en su concepto era ordenado por su propio
Código Hipocrático. Podría decirse que tras este modelo está la idea de la igualdad de las
mujeres: la igualdad en su capacidad para decidir sobre lo que será mejor para ellas y para
sus hijos, la igualdad en relación con los médicos y funcionarios públicos, generalmente
hombres.
Los otros dos modelos son los que han adoptado la mayoría de los países. Uno de ellos se
conoce como el modelo de indicaciones, en nuestro caso conocido como modelo de las
causales. En este caso se considera que aunque puede limitarse la libertad para decidir el
número y espaciamiento de hijos por el hecho de la concepción, esta limitación no puede
llegar a desconocer que hay situaciones (indicaciones o causales) que suponen una carga
demasiado alta para las mujeres: llevar a término un embarazo sabiendo que el fruto de la
gestación no sobrevivirá, asumir la muerte o secuelas permanentes en la salud después de
terminar el embarazo o llevar a término un embarazo resultado de un hecho traumático
como lo es el ser forzada sexualmente. Dado que estas situaciones pueden aparecer en
cualquier momento en el embarazo, este modelo no tiene “plazos” o límites de semanas:
puede solicitarse la interrupción del embarazo cuando la situación aparece. De hecho
muchas de las malformaciones que son incompatibles con la vida solamente pueden
descubrirse después de las veinte semanas de gestación. Las complicaciones para la salud
de la madre también pueden aparecer muy tarde. Lo más importante, sin embargo, es que el
principio tras el modelo es que “la mujer no tiene por qué soportarlo” y por tanto el
remedio – o reparación- mínimo que se le ofrece es poder salir de esta situación. Si se
suman las trabas y barreras en el sistema, más razones hay todavía para aceptar que el
remedio esté disponible en cualquier momento.
El otro modelo es el de plazos. En este caso, se da vía libre para terminar los embarazos en
las primeras once o catorce semanas de gestación y se adoptan indicaciones para las
semanas entre catorce y veinticuatro. La idea aquí es garantizar que las personas que no
quieren continuar con sus embarazos por las razones que sea, puedan tomar decisiones
informadas y rápidas que resultan poco costosas para el sistema de salud y para el sistema
judicial. La vigilancia y restricciones aparecen cuando el embarazo está avanzado porque se
supone que las ocho o diez semanas que se tuvieron para reflexionar y decidir fueron
suficientes. La libertad del primer período se compatibiliza entonces con la rigidez del
segundo período y para todo el mundo es claro que las personas solamente acuden a
terminar el embarazo cuando está avanzado porque no había otra opción.
Así, decidir que el modelo de indicaciones debe tener un límite de semanas de gestación es
lo mismo que decir que las mujeres a las que un médico les embolata el ejercicio de su
derecho, un hospital les hace trampa en darles un servicio, un ecógrafo se equivoca al
darles sus exámenes, un médico les da un mal diagnóstico de un dolor de estómago que dos
semanas después resulta ser un cáncer, un policía no les recibe la denuncia, un médico no
les cree que las violaron, pues “de malas”, “aguanten”. Yo no acabo de entender cómo hay
personas que de verdad creen que esa es la respuesta que debe dar el ordenamiento jurídico
a las mujeres ante las “fallas en el servicio”. Tampoco veo ninguna situación de los
hombres que sea comparable. En mi opinión, si la Corte Constitucional está tan preocupada
por los plazos, entonces debería adoptar la decisión de despenalizar el aborto en las
primeras semanas como es el caso de la Ciudad de México y de Uruguay, entre muchos
otros países en el mundo. Esta sería una mejor garantía de que en pocos casos se llevan a
cabo abortos en embarazos de edad gestacional avanzada, que limitar aún más el acceso de
las mujeres colombianas a un aborto legal y seguro. De cualquier modo espero que estas
explicaciones les sirvan a los lectores a entender sus propias ideas al respecto y apoyar el
proceso democrático que se está llevando a cabo ante la Corte Constitucional.
https://www.semana.com/opinion/articulo/todo-lo-que-debe-saber-sobre-el-aborto-en-colombia-
columna-de-isabel-jaramillo/567264
características.
Es decir, cuando la madre ha decidido por su propia voluntad no tener al niño que
lleva dentro.
El aborto siempre ha sido un tema polémico y por ende, actual. Siempre es motivo de
debate entre el grupo de personas que están en contra de su legalización y aquellos
que procuran que se despenalice en aquellos países en donde está prohibido por el
ordenamiento jurídico.
El argumento más utilizado para defender la práctica del aborto es el que afirma que
la mujer tiene el absoluto derecho de disponer sobre su cuerpo.
La libertad de cada persona es inviolable. Por tanto, si la mujer no desea tener un hijo
aunque ya esté embarazada, el Estado debe garantizar ese derecho y por tanto
proveerle de la atención necesaria para llevar a cabo el aborto.
Otro aspecto respecto de este punto tiene que relación con la cuestión social.
En los países donde el aborto es penalizado, existe una superpoblacion que vive en la
pobreza, y sumado al aspecto sanitario ocasionado por los abortos realizados en
hospitales clandestinos.
Por tanto, permitir el aborto, sería, por un lado, respetar la libertad de cada mujer de
disponer de su cuerpo.
Otra de las razones expuestas es que el embrión fecundado, en la primera etapa del
embarazo, no constituye un ser humano todavía, sino una masa sin personalidad. Por
tanto, al decidir cortar con su vida, en realidad no se mata a una persona.
Por otra parte, en 1951 el Congreso de Cirujanos del American College dijo que "todo
el que hace un aborto terapéutico o ignora los métodos modernos para tratar las
complicaciones de un embarazo o no quiere tomarse el tiempo para usarlos"
En otras palabras, abortar no constituye un derecho. Más bien estamos frente a una
obligacion por parte de la madre de dar a luz a su hijo.