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REPETICIÓN - No condena

SÍNTESIS DEL CASO: La Entidad demandante fue obligada al pago de prestaciones y


salarios dejados de percibir por empleados, quienes presentaron demandas de nulidad
y restablecimiento del derecho contra un acto administrativo mediante el cual fueron
desvinculadas de sus cargos varias personas, esto en virtud de la supresión de los
cargos que ocupaban dentro de la planta de personal de la entidad provocada por dicho
acto proferido por los acá demandados.

CADUCIDAD DE LA ACCIÓN DE REPETICIÓN - Término. Cómputo / REPETICIÓN -


Conteo se inicia desde el día siguiente al pago por parte de la entidad

Si bien es cierto que el artículo 267 del C.C.A. faculta al juez administrativo para que
acuda a las normas de procedimiento civil, como en efecto lo hizo el a quo, también es
cierto que dicha remisión está contemplada solo para aquellos casos en que se esté
ante aspectos o temas no regulados en el C.C.A. que, debe recordarse, es norma
especial que rige los procesos contencioso administrativos; por lo tanto y teniendo en
cuenta que el numeral 9 del artículo 136 de este último código regula el término de la
caducidad para la acción de repetición, se torna innecesario acudir al procedimiento
civil. (…) el término de caducidad debe empezar a contarse desde el momento en que
la entidad pública pagó una condena, conciliación o lo acordado a través de otra forma
de terminación de un conflicto o, a más tardar, a partir del cumplimiento del plazo que
legalmente ha sido fijado para que las entidades estatales paguen las condenas; por
tanto, si la administración paga una condena por fuera del tiempo establecido para su
cumplimiento, el término de caducidad debe contabilizarse a partir del vencimiento de
dicho plazo y no desde la fecha en la cual se efectuó el pago.

FUENTE FORMAL: CODIGO CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO - ARTÍCULO 267 /


CODIGO CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO - ARTÍCULO 136

REPETICIÓN - Noción. Definición. Concepto / REPETICIÓN - Requisitos para su


procedencia

Se trata de un derecho subjetivo que la Constitución y la ley confieren a la


Administración Pública, que tiene como finalidad el reintegro al erario de los
emolumentos que el Estado haya debido pagar, a título de indemnización, por causa de
los daños antijurídicos que sus agentes hayan causado, siempre que el actuar de éstos
haya estado determinado por dolo o culpa grave. Corresponde, pues, a una acción con
pretensión eminentemente resarcitoria o indemnizatoria, de carácter público, cuya
finalidad es la protección del patrimonio público. Desde la perspectiva de la
responsabilidad del servidor público, es de carácter subjetivo, puesto que procede sólo
en los eventos en que el agente estatal haya actuado con dolo o culpa grave, en los
hechos que dieron lugar a la condena contra el Estado. (…) para que proceda la acción
de repetición, es necesario que el Estado haya sido condenado o haya convenido en la
reparación de un daño antijurídico causado con la conducta dolosa o gravemente
culposa de un agente o de un ex agente público, y que la entidad haya pagado,
efectivamente, la suma ordenada por el juez en la respectiva sentencia o la convenida
en una conciliación, transacción o al terminar un conflicto. Todo esto debe ser probado
en el proceso por la entidad demandante, mediante las copias de la sentencia
ejecutoriada que impuso la condena, de los actos administrativos que reconocieron la
indemnización y de los documentos que demuestren, de manera idónea, la cancelación
del valor de la condena. De no acreditarse en debida forma los anteriores presupuestos,
las pretensiones de la demanda no estarán llamadas a prosperar y se imposibilitarán la
declaratoria de responsabilidad del funcionario estatal y la condena a resarcir el daño
causado al patrimonio público.
REPETICIÓN - Acreditación del pago / PAGO - Debe acreditarse que el acreedor
recibió el pago de la suma cancelada por la entidad / REPETICIÓN - Niega

[L]a sola resolución que ordena el pago de la condena impuesta a la Administración no


se puede considerar como prueba idónea y suficiente de la cancelación de la
obligación, de manera que ha exigido a la parte interesada allegar oportunamente un
documento que dé cuenta de que el acreedor efectivamente recibió el valor de la
indemnización y que, en efecto, las partes están a paz y salvo con ocasión de la
extinción de la obligación impuesta a cargo de la entidad. Así las cosas, si bien es cierto
que el Fondo de Bienestar Social de la Contraloría General de la República allegó las
resoluciones por medio de las cuales ordenó el pago de la correspondiente condena
impuesta a favor de los señores Evelin de Jesús Toro y Joselín Bonilla Acuña, también
es cierto que, a la luz de la jurisprudencia mencionada, dichos documentos no son
suficientes para acreditar que realizó los respectivos pagos. Ahora, en cuanto a los
otros documentos allegados por la parte demandante, esto es, las constancias y los
comprobantes de pago, la Sala advierte que no se encuentran firmados por los
acreedores de la obligación; de esta manera, no se puede entender con ellos que los
señores Evelin de Jesús Toro y Joselín Bonilla Acuña, ni sus apoderados, recibieron el
valor de la indemnización reconocida por la jurisdicción administrativa y, en efecto,
tampoco se puede considerar que la parte actora cumplió con las obligaciones que le
correspondían, mediante pago, ni mediante otro mecanismo de extinción de la misma.
(…) el Fondo de Bienestar Social de la Contraloría General de la República no observó
el mandato que le impone el artículo 177 del C. de P.C., por cuanto no acreditó uno de
los requisitos de procedencia de la acción de repetición, esto es, no allegó los
elementos probatorios que permitieran acreditar el pago de las condenas que se le
impusieron a favor de Evelin de Jesús Toro y Joselín Bonilla Acuña, en los respectivos
procesos de nulidad y restablecimiento del derecho interpuesto por ellos.

FUENTE FORMAL: CODIGO DE PROCEDIMIENTO CIVIL - ARTÍCULO 177

CONSEJO DE ESTADO

SALA DE LO CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO

SECCIÓN TERCERA

SUBSECCIÓN A

Consejero ponente: CARLOS ALBERTO ZAMBRANO BARRERA

Bogotá, D.C., veintisiete (27) de septiembre de dos mil dieciocho (2018).

Radicación número: 25000-23-26-000-2005-01449-01(49139)A

Actor: FONDO DE BIENESTAR SOCIAL DE LA CONTRALORÍA GENERAL DE LA


REPÚBLICA

Demandado: MARÍA JESÚS ORTIZ QUINTERO Y OTROS

Referencia: ACCIÓN DE REPETICIÓN


Decide la Sala los recursos de apelación interpuestos por los demandantes contra las
sentencias del 12 de agosto de 2013 y del 17 de septiembre de 2015, ambas proferidas
por el Tribunal Administrativo de Cundinamarca, por medio de las cuales se declaró la
caducidad de la acción y se negaron las pretensiones de la demanda,
respectivamente.

I. ANTECEDENTES

1. Expediente 2005-01449-01

1.1. El 15 de junio de 2005, el Fondo de Bienestar Social de la Contraloría General de la


República, mediante apoderado judicial y en ejercicio de la acción de repetición,
presentó demanda contra los señores María Jesús Ortiz Quintero, Mario Jiménez Gayón
y Camilo Escovar Plata con el objeto de obtener la declaratoria de responsabilidad y el
consecuencial reintegro de los dineros que tuvo que pagar a la señora Evelin de Jesús
Toro, como resultado de la condena de que esa entidad fue objeto dentro de la
acción de nulidad y restablecimiento del derecho que aquélla promovió en su contra,
por los perjuicios causados con la expedición de los actos administrativos mediante los
cuales se suprimió el cargo de auxiliar administrativa para el cual había sido
nombrada.

Como fundamento fáctico de las pretensiones, la parte actora adujo que, en


cumplimiento de la sentencia proferida en su contra el 1 de noviembre de 2001,
confirmada en segunda instancia mediante sentencia del 6 de febrero de 2003, pagó
a favor de la señora Evelin de Jesús Toro $118'905.325,13 y a Porvenir $10'804.300, como
restablecimiento de los derechos vulnerados con la expedición de los actos
administrativos que la desvincularon del cargo que desempeñaba en el Fondo de
Bienestar Social de la Contraloría General de la República.

Adujo que los demandados actuaron con culpa grave al proferir dichos actos
administrativos, ya que a pesar de que las sentencias C-702 de 1999 y C-969 del mismo
años, proferidas por la Corte Constitucional, declararon inexequibles el artículo 120 de
la Ley 489 de 1998 y el Decreto 1149 de 1999, por medio del cual se modificó la
estructura del Fondo de Bienestar Social de la Contraloría General de la República, los
acá demandados no acataron esas decisiones judiciales y siguieron adelante con el
proceso de restructuración, lo cual generó una situación perjudicial para la entidad,
pues fue condenada al pago de las respectivas indemnizaciones (f. 3 a 8, c. 1).

1.2. La demanda fue admitida por el Tribunal Administrativo de Cundinamarca,


mediante auto del 4 de agosto de 2005 (f. 11 a 12, c. 1).

Como los demandados no pudieron ser notificados personalmente, el 29 de noviembre


de 2011 se surtió el trámite del emplazamiento, en los términos del artículo 318 del C. de
P. C. Ante la falta de comparecencia de los emplazados, mediante auto de 12 de abril
de 2012 se designó curador ad litem, quien contestó la demanda y solicitó que se
demuestren los supuestos fácticos alegados en la misma (f. 136, 146 y 152 a 153, c. 1).

1.3. El proceso se abrió a pruebas mediante auto de 16 de abril de 2013. Vencido este
período, se corrió traslado a las partes, para que presentaran sus alegatos de conclusión
y al Ministerio Público, para que emitiera su concepto (f. 214 y 216, c. 1).

1.3.1. La parte actora presentó sus alegatos de conclusión, en los que reiteró los
argumentos expuestos en la demanda (f. 217 a 223, c. 1).

1.3.2. El Ministerio Público solicitó que se despacharan desfavorablemente las


pretensiones, pues consideró que no se demostró la culpa grave que se alega respecto
de los demandados. Explicó que, para la fecha en que se le comunicó a la señora
Evelin de Jesús Toro el acto administrativo por medio del cual se suprimió su cargo, la
Corte Constitucional no había proferido las mencionadas sentencias y, por tanto, esos
actos administrativos gozaban de presunción de legalidad (f. 225 a 228, c. 1).

1.3.3. El curador ad litem guardó silencio.

1.4. Mediante sentencia del 12 de agosto de 2013, el Tribunal Administrativo de


Cundinamarca aseguró que, si bien la demanda se formuló dentro del término previsto
en el artículo 136 del C.C.A., lo cierto es que el auto admisorio de ésta le fue notificado
al curador ad litem después de vencido el término de que trata el artículo 94 del
Código General del Proceso; en consecuencia, declaró la caducidad de la acción (f.
230 a 234, c. 1).

1.5. El Fondo de Bienestar Social de la Contraloría General de la República formuló


recurso de apelación, en el cual manifestó que, dado que la demanda se formuló
dentro del término establecido para ello, no es posible que se declare la caducidad de
la misma, y que si bien hubo una demora en el proceso, ello obedeció a los conflictos
de competencia que se presentaron, a los traslados del expediente por varios
despachos y a la imposibilidad de notificación de los demandados, hechos que no se
pueden atribuir a la parte demandante (f. 240 a 243, c. ppl.).

1.6. El recurso de apelación se concedió el 1 de octubre de 2013 y se admitió en esta


Corporación el 27 de noviembre de ese año. El 19 de febrero de 204, se corrió traslado
a las partes, para alegar de conclusión y al Ministerio Público, para que rindiera
concepto (f. 245, 249 a 251 y 253 c. ppl.).

1.6.1. En esta oportunidad, el señor Camilo Escovar Plata compareció al proceso, se


declaró notificado por conducta concluyente y relevó de responsabilidades procesales
al curador ad litem. Alegó que la demanda formulada en su contra carece de sustento,
pues, por un lado, la demandante adujo que su responsabilidad deriva de las
actividades que ejerció como asesor jurídico de esa entidad, cuando realmente su
cargo era el de asesor de planeación, condición que no acreditó el Fondo de Bienestar
Social de la Contraloría General de la República. Agregó que, en todo caso, para el
momento en que fue nombrado (17 de septiembre de 1999), la señora Evelin de Jesús
Toro ya había sido retirada del servicio (19 de agosto de 1999), de modo que no puede
ser condenado al pago de lo que la acá demandante le canceló a ella por concepto
de indemnización de perjuicios por su retiro. Finalmente, sostuvo que está de acuerdo
con la declaratoria de caducidad de la acción por parte del Tribunal a quo y que, por
tanto, esa decisión debe ser confirmada (f. 254 a 273, c. ppl.).

1.6.2. La parte actora insistió en que los ex funcionarios demandados actuaron con
culpa grave al continuar con el proceso de reestructuración de la planta de ese Fondo
de Bienestar y suprimir el cargo de la señora Evelin de Jesús Toro, situación que dio lugar
a que aquél fuera condenado al pago de una indemnización a favor de ésta y a que
con ello se causara un detrimento patrimonial por el cual ahora deben responder. En
esos términos, solicitó acceder a las pretensiones, toda vez que se encuentran
acreditados todos los requisitos para la procedencia de la acción de repetición (f. 333 a
339, c. ppl.).

1.6.3. El Ministerio Público manifestó su acuerdo con la decisión apelada, ya que, en


virtud de lo dispuesto en el artículo 90 del C.P.C., se debe declarar la caducidad de la
acción (f. 348 a 353, c. ppl.).

2. Expediente 2005-01452-01
2.1. El 15 de junio de 2005, el Fondo de Bienestar Social de la Contraloría General de la
República, mediante apoderado judicial y en ejercicio de la acción de repetición,
presentó demanda contra los señores María Jesús Ortiz Quintero, Mario Jiménez Gayón
y Camilo Escovar Plata con el objeto de obtener la declaratoria de responsabilidad y el
consecuencial reintegro de los dineros que tuvo que pagar al señor Joselín Bonilla
Acuña, como resultado de la condena de que esa entidad fue objeto dentro de la
acción de nulidad y restablecimiento del derecho que aquél promovió en su contra,
por los perjuicios causados con la expedición de los actos administrativos mediante los
cuales se suprimió el cargo de auxiliar operativo, nivel operativo, grado 2, de la Unidad
Administrativa, para el cual había sido nombrado.

Como fundamento fáctico de las pretensiones, la parte actora adujo que, en


cumplimiento de la sentencia proferida en su contra el 19 de abril de 2002 por el
Tribunal Administrativo de Cundinamarca, pagó a favor del señor Joselín Bonilla Acuña
$63'938.231,42 y al Seguro Social $4'713.099, como restablecimiento de los derechos
vulnerados con la expedición de los actos administrativos que lo desvincularon del
cargo que desempeñaba en el Fondo de Bienestar Social de la Contraloría General de
la República.

El sustento de la demanda se planteó en idénticos términos a los expuestos en la que


dio lugar al proceso 2005-01449-01 (f. 3 a 9, c. 2).

2.2. La demanda fue admitida por el Tribunal Administrativo de Cundinamarca,


mediante auto del 19 de agosto de 2005 (f. 48, c. 2).

Como los demandados no pudieron ser notificados personalmente, el 10 de abril de


2012, el 8 de mayo de 2013 y el 27 de agosto del mismo año se surtió el trámite del
emplazamiento de Camilo Escovar Plata, María Jesús Ortiz Quintero y Mario Jiménez,
respectivamente, en los términos del artículo 318 del C. de P. C. Ante la falta de
comparecencia de los emplazados, mediante auto de 11 de octubre de 2013 se
designó curador ad litem, quien contestó la demanda y solicitó que se demuestren los
supuestos fácticos alegados en la misma (f. 184, 223, 229, 233, 236 a 237, c. 2).

2.3. El proceso se abrió a pruebas mediante auto de 15 de noviembre de 2013. Vencido


este período, se corrió traslado a las partes, para que presentaran sus alegatos de
conclusión y al Ministerio Público, para que emitiera su concepto (f. 239 y 302, c. 1).
2.3.1. La parte actora presentó sus alegatos de conclusión, en los que reiteró los
argumentos expuestos en la demanda (f. 304 a 309, c. 2).

2.3.2. El curador ad litem manifestó que las pretensiones de la demandante no están


llamadas a prosperar, dado que los ex funcionarios demandados no actuaron de
forma dolosa y, por el contrario, sus decisiones se ajustaron a las funciones propias de
sus cargos (f. 302 a 303, c. 2).

2.3.3. El Ministerio Público solicitó que no se acceda a las pretensiones, toda vez que, en
su concepto, no se acreditó uno de los requisitos imprescindibles para la procedencia
de la repetición, esto es, el pago de la obligación (f. 311 a 322, c. 1).

2.4. Mediante sentencia del 17 de septiembre de 2015, el Tribunal Administrativo de


Cundinamarca concluyó que la parte demandante no demostró que, para el
momento en que acaecieron los hechos que dieron lugar a la presente acción, esto
es, cuando se expidieron el Acuerdo 52 del 14 de julio de 1999 (por medio del cual el
Fondo de Bienestar Social de la Contraloría estableció la planta de personal), el
Decreto 1534 del 19 de agosto del mismo año (que aprobó el anterior Acuerdo) y el
oficio 118500-1796 del 14 de septiembre de 1999, cuando el Director Administrativo de
la Contraloría General de la República comunicó al señor Joselín Bonilla Acuña la
supresión de su cargo, los demandados tenían la calidad de funcionarios del Fondo de
Bienestar Social de la Contraloría. Así se pronunció el Tribunal (se transcribe literal):

“Si bien se estableció que la señora MARIA JESÚS ORTIZ QUINTERO fue
nombrada en el cargo de Directora del FONDO DE BIENESTAR SOCIAL DE LA
CONTRALORIA GENERAL DE LA REPÚBLICA como consta en el acuerdo No. 040
de 22 de septiembre de 1998, Acuerdo No. 053 del 31 de agosto de 1999 y No.
004 de febrero 29 de 2000, quien tomó posesión del mismo, en fechas 30 de
septiembre de 1998 y 29 de febrero de 2000, lo cierto es que no obra
certificación alguna que indique que desde la fecha de la primera posesión (30
de septiembre de 1998 y la segunda 29 de febrero de 2000) permaneció en el
mencionado cargo, pues obra un acuerdo de designación de fecha 31 de
agosto de 1999, sin que se observe acta de posesión respecto del mismo.

“En lo que respecta al demandado CAMILO ESCOBAR PLATA, se observa que


fue designado como asesor código 1020, grado 10, del área de planeación del
despacho de la gerencia del Fondo de Bienestar Social de la Contraloría
General de la República en resolución No, 1460 de 17 de septiembre de 1999,
es decir con posterioridad a la expedición de los actos administrativos
anulados.

“En lo tocante al señor MARIO JIMENEZ GAYON, se tiene que fue encargado
del cargo de asesor nivel directivo asesor grado 21 de la Dirección General del
Fondo de Bienestar Social de la Contraloría General de la República en
resolución No. 1322 de 12 de febrero de 1999, mientras se provee el cargo, sin
embargo no se cuenta con certificación de que continuara en el cargo para
los meses de julio agosto y septiembre de 1999 en que fueron expedidos los
actos administrativos anulados” (se resalta, f. 398. c. 3).

No obstante lo anterior, analizó la acreditación de los demás presupuestos que se


exigen para la prosperidad de la acción de repetición y concluyó que las pruebas
aportadas al proceso no daban cuenta, por un lado, del pago que la demandante
aseguró haber efectuado a favor del señor Joselin Bonilla Acuña y del Instituto de
Seguros Sociales y, por otro, de la culpa grave o dolo que se predicó respecto de los
demandados; en consecuencia, negó las pretensiones de la demanda (f. 387 a 402, c.
3).

2.5. El Fondo de Bienestar Social de la Contraloría General de la República formuló


recurso de apelación, en el cual insistió en que sus ex funcionarios, acá demandados,
incurrieron en culpa grave al expedir los actos administrativos que originaron la
condena patrimonial a su cargo y por la cual ahora demanda.

En cuanto al pago de la obligación, aseguró que, contrario a lo que concluyó el


Tribunal de primera instancia, sí aportó al expediente sendos documentos que lo
acreditan.

En consecuencia, solicitó la revocatoria de la decisión apelada y que, en su lugar, se


profiera un fallo favorable a sus intereses (f. 404 a 406, c. 3).

2.6. El recurso de apelación se concedió el 27 de octubre de 2015 y se admitió en esta


Corporación el 12 de enero de 2016. El 4 de febrero siguiente, se corrió traslado a las
partes, para alegar de conclusión y al Ministerio Público, para que rindiera concepto (f.
408, 412, y 414 c. 3).

2.6.1. La parte actora aseguró que los ex funcionarios demandados actuaron con dolo
al continuar con el proceso de reestructuración de la planta de ese Fondo de Bienestar
y suprimir el cargo del señor Joselín Bonilla Acuña, aun cuando las normas que sirvieron
de fundamento para iniciar ese proceso ya no existían para ese momento; en
consecuencia, solicitó que se acceda a las pretensiones (f. 415 a 420, c. 3).

2.6.2. Los demandados y el Ministerio Público guardaron silencio (f. 425, c. 3).

3. De la acumulación
Estando ambos procesos para proferir fallo de segunda instancia, mediante auto del 6
de abril de 2017 1 se decretó de oficio su acumulación, para que sean decididos
conjuntamente (f. 385 a 386, c. 3).

II. CONSIDERACIONES

Le corresponde a la Sala decidir los recursos de apelación oportunamente interpuestos


por la parte demandante contra las sentencias proferidas el 12 de agosto de 2013 y del
17 de septiembre de 2015, por el Tribunal Administrativo de Cundinamarca.

1. Normatividad aplicable

La Sala advierte que los hechos y actos debatidos en este proceso tuvieron lugar: (i) el
14 de junio de 1999, cuando el Consejo Directivo del Fondo de Bienestar Social de la
Contraloría General de la República expidió el Acuerdo 52, por medio del cual
estableció la planta de personal y suprimió unos cargos de dicha entidad, y (ii) el 7 y el
14 de septiembre 1999, fechas en las que se expidieron los oficios 118500-1606 y 118500-
1776, mediante los cuales se informó a los interesados la supresión de sus cargos. Como
se ve, todo ocurrió antes de la expedición de la Ley 678 de 2001 2; por lo tanto, esta
última norma no es aplicable en los aspectos sustanciales de este caso.

No obstante lo anterior, en materia procesal el caso en estudio sí se debe tramitar con


sujeción a dicha ley, por cuanto se trata de una norma de aplicación inmediata y de
orden público. Así lo ha explicado la Sala:

“Teniendo en cuenta que los hechos del caso que ocupa la atención de la
Sala ocurrieron con anterioridad a la expedición de la Ley 678, expedida el año
2001, norma que, como se dijo, contiene la regulación actualmente vigente
acerca de la acción de repetición, debe la Sala establecer cuál es la
normatividad que resulta aplicable al caso concreto.

“En virtud del principio general de irretroactividad de las leyes, salvo las que
establecen normas procesales, principio que se erige con el fin de garantizar la
seguridad jurídica y el derecho constitucional al debido proceso 3, la Sala ha
sostenido 4 que (sic) por cuanto la Ley 678 regula tanto los aspectos sustanciales
como los procesales de la acción de repetición, se ha de precisar cuáles son
las normas aplicables respecto de cada uno de dichos aspectos:

1 C.P. Carlos Alberto Zambrano Barrera.


2 El artículo 31 de la Ley 678 de 2001 señala la vigencia de dicha ley a partir del momento de su publicación en el Diario
Oficial, la cual se surtió el 4 de agosto de ese mismo año.
3 El inciso segundo del artículo 29 de la Constitución Política dispone: “Nadie será juzgado sino conforme a leyes

preexistentes al acto que se imputa, ante juez o tribunal competente y con observancia de la plenitud de las formas
propias de cada juicio”.
Sobre el particular la Corte Suprema de Justicia ha sostenido que “las leyes han de tener efecto de aplicación para lo
porvenir y no para el pasado, a menos que el legislador expresamente diga lo contrario, lo que equivale a decir que
ellas en principio no tienen efecto retroactivo” (Casación Civil, sentencia de mayo 24 de 1.976).
4 Sentencia del 31 de agosto de 2.006 (expediente 28.448).
“i) En cuanto a las normas sustanciales, se tiene que las normas aplicables para
dilucidar si el demandado actúo (sic) con culpa grave o con dolo, (sic) serán
las vigentes al tiempo en que tuvo lugar la conducta del agente estatal.
“ii) En cuanto a las normas procesales, por ser estas de orden público y regir a
futuro con efecto general e inmediato, se aplican las contenidas en la Ley 678,
tanto para los procesos que se encontraban en curso al momento en que
empezó su vigencia, como, desde luego, a los que se iniciaron con
posterioridad a dicha vigencia, con excepción de ‘los términos que hubieren
empezado a correr, y las actuaciones y diligencias que ya estuvieren iniciadas’,
los cuales ‘se regirán por la ley vigente al tiempo de su iniciación’ 5.

“En consecuencia, en relación con los aspectos sustanciales, además de las


normas constitucionales pertinentes, resultan aplicables al presente caso, por
tratarse el fondo de la litis de la responsabilidad patrimonial presuntamente
generada a raíz de la declaratoria de nulidad de un acto administrativo de
carácter laboral proferido el 25 de octubre de 1995, las normas generales
contenidas en el C. C. A., Decreto-ley 01 de 1984, vigentes al momento de
expedición del acto cuya declaratoria de nulidad dio origen a la acción que
ocupa la atención de la Sala (…).

“De otra parte, en cuanto a las normas procesales, se ha de aplicar lo


dispuesto en el C. C. A., y en la Ley 678, que entró en vigencia el día 4 de
agosto de 2001, esto es (sic) antes de que se hubiere instaurado la demanda
que dio origen al proceso que ahora se decide, salvo los términos que hubieren
comenzado a correr” 6 (resalta la Sala).

Dicho lo anterior, es necesario determinar los elementos de la acción de repetición, los


cuales han sido explicados por la Sala en varias oportunidades7 y son:

- La calidad de agente del Estado y la conducta desplegada por éste como tal,
determinante del daño causado a un tercero, la cual haya generado una condena o
la obligación de pagar una suma de dinero derivada de un acuerdo conciliatorio,
transacción o cualquier otra forma de terminación de un conflicto;

- La existencia de una condena judicial a cargo de la entidad pública o la obligación


de pagar una suma de dinero derivada de una conciliación, transacción o de
cualquier otra forma de terminación de un conflicto;

- El pago realizado por parte de la administración; y

- La calificación de la conducta del agente como dolosa o como gravemente


culposa.

Los tres primeros requisitos son de carácter objetivo y frente a ellos resultan aplicables
las normas procesales vigentes al momento de la presentación de la demanda. Por su

5 Artículo 40 de la Ley 153 de 1887.


6 Sentencia del 16 de octubre de 2007 (expediente 22.098).
7 Sobre el tema pueden consultarse las siguientes sentencias: de 27 de noviembre de 2006 (expediente 18.440), de 6 de

diciembre de 2006 (expediente 22.189), de 3 de diciembre de 2008 (expediente 24.241) de 26 de febrero de 2009
(expediente 30.329) y de 13 de mayo de 2009 (expediente25.694), entre otras.
parte, la conducta dolosa o gravemente culposa corresponde a un elemento
subjetivo que se debe analizar a la luz de la normativa vigente al momento de la
ocurrencia de la actuación u omisión determinante del pago por cuya recuperación
se adelanta la acción de repetición.

2. Oportunidad de la acción de repetición

El Tribunal Administrativo de Cundinamarca declaró que la acción de repetición


promovida por la acá demandante se encontraba caducada en relación con el
proceso 2005-01449-01, por cuanto el auto admisorio de la demanda fue notificado al
curador ad litem de los accionados por fuera del término de 1 año previsto por el
artículo 94 del Código General del Proceso.

Si bien es cierto que el artículo 267 del C.C.A. faculta al juez administrativo para que
acuda a las normas de procedimiento civil, como en efecto lo hizo el a quo, también
es cierto que dicha remisión está contemplada solo para aquellos casos en que se esté
ante aspectos o temas no regulados en el C.C.A. que, debe recordarse, es norma
especial que rige los procesos contencioso administrativos; por lo tanto y teniendo en
cuenta que el numeral 9 del artículo 136 de este último código regula el término de la
caducidad para la acción de repetición, se torna innecesario acudir al procedimiento
civil.

Al respecto, esta Subsección, en sentencia del 23 de noviembre de 2017 (expediente


49.937), sostuvo (se transcribe textualmente):

“(…) no resulta necesario efectuar una contabilización del tiempo que


trascurrió entre la notificación por estado del auto admisorio de la demanda y
su notificación a los demandados por intermedio del curador ad litem, toda vez
que el artículo 94 del Código General del Proceso y el 90 del Código de
Procedimiento Civil no resultaban aplicables al procedimiento contencioso
administrativo.

“La Sección Tercera del Consejo de Estado ya tuvo la oportunidad de resolver


un recurso de apelación dentro de una demanda de repetición, en la cual el
demandado invocó el artículo 90 del Código de Procedimiento Civil, con el
objeto de que se declarara la caducidad de la acción.

“En aquella oportunidad, la Sección Tercera precisó que la jurisdicción de lo


contencioso administrativo contaba con una regulación íntegra acerca de la
figura de la caducidad, por lo que no era necesario acudir al procedimiento
civil para llenar los vacíos normativos del tema, pues no existían 8.

8 “En sentencia del 23 de noviembre de 2005 (expediente 15.745), la Sección Tercera el Consejo de Estado dijo (se
transcribe textualmente): 'No ha existido en la normatividad contencioso administrativa disposición alguna que sujete la
posibilidad de que se impida la consolidación de la caducidad de la acción, a la notificación en un plazo determinado
del auto admisorio de la demanda; y mal podría traerse tal requisito del procedimiento civil cuando no existe vacío
alguno en la reglamentación procedimental administrativa sobre este punto.
“La anterior interpretación se hace extensiva al inciso primero del artículo 94 del
Código General del Proceso, pues aun con la expedición de la Ley 1437 de
2011 y derogado el Decreto 01 de 1984, la jurisdicción de lo contencioso
administrativo cuenta con una regulación completa sobre la forma de
contabilizar el término de caducidad”.

En consecuencia, la Sala no tendrá en cuenta la disposición que el Tribunal citó para


declarar que en ese caso operó el fenómeno jurídico de la caducidad de la acción,
sino las normas propias del procedimiento contencioso administrativo, en relación con
lo cual debe recordarse que el numeral 9 del artículo 136 del C.C.A. dispone lo
siguiente:

“9. La de repetición caducará al vencimiento del plazo de dos (2)


años, contados a partir del día siguiente de la fecha del pago total efectuado
por la entidad”.

El texto subrayado de la norma fue declarado exequible condicionalmente, mediante


sentencia C - 832 de 2001, bajo el entendido de que el término de caducidad de la
acción empieza a correr a partir de la fecha en que efectivamente se realice el pago
o, a más tardar, desde el vencimiento del plazo de los 18 meses previsto en el artículo
177 inciso 4 del C.C.A 9.

De lo anterior surge con absoluta claridad que el término de caducidad debe


empezar a contarse desde el momento en que la entidad pública pagó una condena,
conciliación o lo acordado a través de otra forma de terminación de un conflicto o, a
más tardar, a partir del cumplimiento del plazo que legalmente ha sido fijado para que
las entidades estatales paguen las condenas; por tanto, si la administración paga una
condena por fuera del tiempo establecido para su cumplimiento, el término de
caducidad debe contabilizarse a partir del vencimiento de dicho plazo y no desde la
fecha en la cual se efectuó el pago.

Bajo el supuesto normativo atrás mencionado, se tiene que, en el proceso 2005-01449-


01, dado que no se acreditó el pago, como se verá más adelante, el plazo de los 18
meses venció el 26 de febrero de 2005, pues la sentencia del 6 de febrero de 2003,
mediante la cual la Sección Segunda del Consejo de Estado condenó al Fondo de
Bienestar Social de la Contraloría a pagar una suma determinada de dinero, con
ocasión de los perjuicios causados a la señora Evein de Jesús Toro, cobró ejecutoria el

'En consecuencia, teniendo la caducidad de la acción una regulación en el Código Contencioso Administrativo, no es
de recibo acudir al Código de Procedimiento Civil, y de acuerdo con ello, dicha figura no opera en el sub lite'”.
9 “Será causal de mala conducta de los funcionarios encargados de ejecutar los presupuestos públicos, pagar las

apropiaciones para cumplimiento de condenas más lentamente que el resto. Tales condenas, además, serán
ejecutables ante la justicia ordinaria dieciocho (18) meses después de su ejecutoria” (se resalta).
25 de agosto de 2003 10. Así, teniendo en cuenta que la demanda se presentó el 15 de
junio de 2005, puede concluirse que ésta se interpuso dentro del término previsto por la
ley, pues el plazo para hacerlo iba hasta el 26 de febrero de 2007.

De otro lado, dado que en el proceso 2005-01452-01 tampoco se acreditó el pago,


como también luego se verá, el plazo de los 18 meses venció el 6 de noviembre de
2004, pues la sentencia del 19 de abril de 2002, mediante la cual el Tribunal
Administrativo de Cundinamarca condenó al acá demandante a pagar una suma de
dinero, con ocasión de los perjuicios causados al señor Joselín Bonilla Acuña, cobró
ejecutoria el 5 de mayo de 2003 11. Así, teniendo en cuenta que la demanda se
presentó el el 15 de junio de 2005, puede concluirse que también se interpuso
oportunamente, pues se tenía plazo para ello hasta el 6 de noviembre de 2006.

3. La acción de repetición ante la justicia contencioso administrativa

Se trata de un derecho subjetivo que la Constitución y la ley confieren a la


Administración Pública, que tiene como finalidad el reintegro al erario de los
emolumentos que el Estado haya debido pagar, a título de indemnización, por causa
de los daños antijurídicos que sus agentes hayan causado, siempre que el actuar de
éstos haya estado determinado por dolo o culpa grave 12.

Corresponde, pues, a una acción con pretensión eminentemente resarcitoria o


indemnizatoria, de carácter público, cuya finalidad es la protección del patrimonio
público. Desde la perspectiva de la responsabilidad del servidor público, es de carácter
subjetivo, puesto que procede sólo en los eventos en que el agente estatal haya
actuado con dolo o culpa grave, en los hechos que dieron lugar a la condena contra
el Estado.

La Corte Constitucional, en sentencia C-619/02, manifestó que, para la prosperidad de


las pretensiones dentro de la acción de repetición, es necesario que concurran los
siguientes requisitos:

• Que la entidad pública haya sido condenada por la jurisdicción contencioso


administrativa a reparar los daños antijurídicos que con su acción u omisión
ha causado a un particular;

10 F. 53, c. pbas.
11 F. 57, c. pbas. 2.
12 Corte Constitucional, Sentencia C-285 de 2002. Esa misma Corte, en sentencia C-778 de 2003, la definió “como el

medio judicial que la Constitución y la ley le otorgan a la Administración Pública para obtener de sus funcionarios o ex
funcionarios el reintegro del monto de la indemnización que ha debido reconocer a los particulares como resultado de
una condena de la jurisdicción de lo contencioso administrativo por los daños antijurídicos que les haya causado”.
• Que se encuentre claramente establecido que el daño antijurídico se
produjo como consecuencia de la conducta dolosa o gravemente culposa
del funcionario o ex-funcionario público;

• Que la entidad condenada efectivamente haya pagado la suma de dinero


fijada por el juez contencioso en la sentencia de condena.

Por su parte, el Consejo de Estado, en reiteradas ocasiones, ha señalado como


elementos de la acción de repetición los siguientes 13:

• La calidad de agente del Estado y la conducta desplegada como tal,


determinante del daño causado a un tercero, la cual hubiere generado una
condena o la obligación de pagar una suma de dinero derivada de un
acuerdo conciliatorio, transacción o cualquier otra forma de terminación de
un conflicto;

• La existencia de una condena judicial a cargo de la entidad pública o la


obligación de pagar una suma de dinero derivada de una conciliación,
transacción o de cualquier otra forma de terminación de un conflicto;

• El pago realizado por parte de la Administración; y

• La calificación de la conducta del agente, como dolosa o gravemente


culposa.

Así las cosas, para que proceda la acción de repetición, es necesario que el Estado
haya sido condenado o haya convenido en la reparación de un daño antijurídico
causado con la conducta dolosa o gravemente culposa de un agente o de un ex
agente público, y que la entidad haya pagado, efectivamente, la suma ordenada por
el juez en la respectiva sentencia o la convenida en una conciliación, transacción o al
terminar un conflicto. Todo esto debe ser probado en el proceso por la entidad
demandante, mediante las copias de la sentencia ejecutoriada que impuso la
condena, de los actos administrativos que reconocieron la indemnización y de los
documentos que demuestren, de manera idónea, la cancelación del valor de la
condena. De no acreditarse en debida forma los anteriores presupuestos, las
pretensiones de la demanda no estarán llamadas a prosperar y se imposibilitarán la

13 Sentencias del 27 de noviembre de 2006 (expediente 18.440), del 6 de diciembre de 2006 (expediente 22.189), del 3

de diciembre de 2008 (expediente 24.241), del 26 de febrero de 2009 (expediente 30.329), del 13 de mayo de 2009
(expediente 25.694), entre otras.
declaratoria de responsabilidad del funcionario estatal y la condena a resarcir el daño
causado al patrimonio público.

4. El caso concreto

Mediante Acuerdo 52 del 14 de julio de 1999, el señor Carlos Ossa Escobar, en calidad
de Presidente del Consejo Directivo del Fondo de Bienestar Social de la Contraloría
General de la República, y la señora María Jesús Ortiz Quintero (acá demandada), en
calidad de Secretaria, suprimieron varios cargos y establecieron la nueva planta de
personal de ese fondo (f. 49 a 54, c. pbas. 2).

Mediante oficio 118500-1706 del 7 de septiembre de 1999, el Director Administrativo del


Fondo, señor Mario Jiménez Gayón (demandado) informó a la señora Evelin de Jesús
Toro la supresión de su cargo (f. 54 a 55, c. pbas.).

Mediante resolución 1460 del 17 de septiembre de 1999, la Gerente del Fondo de


Bienestar Social de la Contraloría General de la República nombró al señor Camilo
Escovar Plata (demandado) como asesor, código 1020, grado 10, del área de
planeación del despacho de la gerencia; no obstante, no obra en el expediente su
acta de posesión (f. 55 a 56, c. pbas. 2).

La señora Evelin de Jesús Toro interpuso acción de nulidad y restablecimiento del


derecho, con el fin de que, entre otras pretensiones, se declarara la excepción de
ilegalidad e inaplicación del Acuerdo 52 de 1999, así como la nulidad del oficio 118500-
1706 del 7 de septiembre de 1999 y de que se ordenara al Fondo de Bienestar Social de
la Contraloría reintegrarla a su cargo y pagarle todos los salarios y prestaciones dejados
de percibir con ocasión de los actos demandados.

El Tribunal Administrativo de Cundinamarca, mediante fallo del 1 de noviembre de 2001


confirmado por el Consejo de Estado en sentencia del 6 de febrero de 2003, accedió a
las pretensiones de la señora Evelin de Jesús Toro, ordenó el reintegro de la
demandante a su cargo o a uno similar y condenó al Fondo a pagarle lo dejado de
percibir, de lo cual debía descontar lo que le pagó por concepto de indemnización
por la supresión del cargo (f. 18 a 35 y 36 a 52, c. pbas.).

El mismo Tribunal, mediante sentencia del 19 de abril de 2002, resolvió la acción de


nulidad y restablecimiento del derecho que el señor Joselín Bonilla Acuña formuló con
el fin de que, entre otras pretensiones, se declarara la nulidad del oficio 118500-1796
del 14 de septiembre de 1999 (que no reposa en el expediente), por medio del cual se
le informó la supresión del cargo que desempeñaba en el Fondo de Bienestar Social de
la Contraloría. En dicha sentencia el Tribunal declaró la nulidad del acto administrativo
demandado, ordenó el reintegro del demandante a su cargo o a uno similar y ordenó
también el pago de la respectiva indemnización (f. 59 a 81, c. pbas. 2).

Ahora bien, con el ánimo de acreditar los pagos de las obligaciones impuestas, el
Fondo de Bienestar Social de la Contraloría aportó al proceso los siguientes
documentos:

- Resolución 273 del 16 de diciembre de 2004, por medio de la cual dio cumplimiento a
una sentencia y ordenó el reconocimiento y pago de $118'905.325,13 a favor de la
señora Evelin de Jesús Toro, a través de su apoderada, y $10'804.300 a la cuenta de
Porvenir. Respecto del primer pago, ordenó que se consignara en la cuenta corriente
626000509 del BBVA, cuya titular era la apoderada de doña Evelin (f. 56 a 76, c. 1).

- Resolución 270 del 15 de diciembre de 2004, aclarada mediante las resoluciones 293
del 27 de esos mes y año y 58 del 21 de abril de 2005, por medio de la cual, con el fin
de dar cumplimiento a la sentencia del 19 de abril de 2002, ordenó el pago de
$63'938.231,42 a favor del señor Joselín Bonilla Acuña, a través de su apoderado, y
$7'175.369 a la cuenta del Seguro Social. Respecto del primer pago, ordenó hacerlo en
la cuenta corriente 020-015037146 del banco Lloyds TSB Bank, cuyo titular era el
apoderado del señor Bonilla (f. 25 a 45, 23 a 24 y 17 a 19, c. 2).

- Constancia suscrita el 27 de julio de2005 por la tesorera pagadora del Fondo de


Bienestar Social de la Contraloría General de la República, que dice (se transcribe literal):

“Que por medio de las Ordenes de Pago No. 1046 y 1047, del día 5 de mayo de
2005, fue cancelado AL INSTITUTO D SEGURO SOCIAL … el valor de
$7.175.369.oo por medio de cheques No 2612 de la corporación Davivienda
por la suma de $4.713.099.oo y el cheque No 63624751 del Gran Banco por
$2.462.270.oo, ambos del 6 de mayo de 2005, por concepto de liquidación de
aportes pensionales, de la Indemnización en cumplimiento de una sentencia
del Tribunal Contencioso Administrativo al funcionario JOSELIN BONILLA ACUÑA
…” (f. 14, c. 2).

- Comprobantes de egreso 1046 y 1047, expedidos por el Fondo de Bienestar Social de


la Contraloría General de la República, a los que se hizo referencia en la constancia
recién transcrita (f. 15 y 16, c. 2).
- Constancia suscrita el 27 de julio de 2005 por la tesorera del Fondo de Bienestar Social
de la Contraloría General de la República, que dice (se transcribe como obra):

“Que por medio de la Orden de Pago No. 3456, del día 29 de diciembre de
2004, fue cancelado a LUIS FERNANDO VILLEGAS GUTIERREZ … el valor de
$63.938.231.42 por medio de transferencia electrónica No 428, del 29 de
diciembre de 2004, consignado a la cuenta corriente No 020015037146000 del
BANCO LLOYDS TSB BANK, por concepto de Indemnización en cumplimiento de
una sentencia del Tribunal Contencioso Administrativo al funcionario JOSELIN
BONILLA ACUÑA …” (f. 20, c. 2).

- El comprobante de egreso 3456 expedido por el Fondo de Bienestar Social de la


Contraloría General de la República, al que se hizo referencia en la constancia recién
transcrita y un “informe del proceso de actualización proveedores”, en el que se
relaciona una cuenta de un banco identificada con el número 020015037146000 y la
suma de dinero correspondiente a $63.938.232 (f. 21 y 22, c. 2).

- Un certificado de Lloyds TSB Bank en el que consta que el titular de la cuenta corriente
020015037146000 es el señor Luis Fernando Villegas Gutiérrez (f. 46, c. 2).

En cuanto a la acreditación del pago de una condena impuesta a la Administración,


requisito que -se reitera- es imprescindible satisfacer para la procedencia de la acción
de repetición, esta Corporación, en diferentes oportunidades, ha puesto de presente lo
siguiente:

“El artículo 1625 del Código Civil establece una enumeración, no taxativa, de
los modos de extinción de las obligaciones dado que toda obligación esta
llamada a ser cumplida y por lo tanto a extinguirse a través de la ejecución de
la prestación debida. Dentro de ese listado previsto en la norma está
contemplado el pago, modo de extinción de la obligación entendido como la
ejecución total de la prestación debida. Es decir, para que exista el pago es
menester la preexistencia de una obligación entendida como el vínculo jurídico
existente entre dos sujetos de derecho, en la cual se busca la satisfacción del
acreedor y la liberación del deudor a través de la materialización de una
prestación de dar, hacer o no hacer.

“Y, respecto de ésta relación jurídica y de su extinción, el artículo 1757 del


Código Civil señala que 'Incumbe probar las obligaciones o su extinción al que
alega aquéllas o ésta.' O sea, que el acreedor deberá probar la existencia de
la prestación con miras a hacerla valer ante su deudor y contrario sensu, el
deudor debe probar la extinción de la misma, es decir, su liberación como
sujeto pasivo dentro de la relación obligacional.

“En otras palabras, el acreedor debe demostrar el surgimiento de la obligación


con la prueba del hecho jurídico generador de la misma y el deudor debe
demostrar la ocurrencia del hecho extintivo, lo que aplicado en el caso en
concreto, para efectos del cumplimiento de los requisitos de la acción de
repetición se materializa en el deber, por parte de una entidad pública de
probar el pago efectivo de la indemnización contenida en una sentencia a la
víctima.
“Por consiguiente, al analizar el artículo 1626 del Código Civil '…el pago
efectivo es la prestación de lo que se debe…' con lo cual se extingue la
obligación, en consonancia con el artículo 1757 ibídem en el que se señala que
incumbe probar las obligaciones o su extinción al que alega aquellas o ésta; se
concluye que corresponde a la entidad demostrar el pago, y en virtud de esa
carga aducir, dentro de las oportunidades legales, los elementos de convicción
al proceso, que permitan al juez llegar a la veracidad de la ocurrencia de este
acto por parte del Estado, en este caso por una conciliación aprobada
judicialmente.

“En materia probatoria, a pesar de la consagración del principio de libertad


probatoria y de apreciación conforme a las reglas de la sana crítica, la prueba
por excelencia del pago es, de conformidad con nuestro Código Civil, la carta
de pago, y en derecho comercial, el recibo, documentos que reflejan que la
obligación fue satisfecha” 14 (se resalta).

También ha sostenido esta Sala que la sola resolución que ordena el pago de la
condena impuesta a la Administración no se puede considerar como prueba idónea y
suficiente de la cancelación de la obligación 15, de manera que ha exigido a la parte
interesada allegar oportunamente un documento que dé cuenta de que el acreedor
efectivamente recibió el valor de la indemnización y que, en efecto, las partes están a
paz y salvo con ocasión de la extinción de la obligación impuesta a cargo de la
entidad.

Así las cosas, si bien es cierto que el Fondo de Bienestar Social de la Contraloría General
de la República allegó las resoluciones por medio de las cuales ordenó el pago de la
correspondiente condena impuesta a favor de los señores Evelin de Jesús Toro y Joselín
Bonilla Acuña, también es cierto que, a la luz de la jurisprudencia mencionada, dichos
documentos no son suficientes para acreditar que realizó los respectivos pagos.

Ahora, en cuanto a los otros documentos allegados por la parte demandante, esto es,
las constancias y los comprobantes de pago, la Sala advierte que no se encuentran
firmados por los acreedores de la obligación; de esta manera, no se puede entender
con ellos que los señores Evelin de Jesús Toro y Joselín Bonilla Acuña, ni sus apoderados,
recibieron el valor de la indemnización reconocida por la jurisdicción administrativa y,
en efecto, tampoco se puede considerar que la parte actora cumplió con las
obligaciones que le correspondían, mediante pago, ni mediante otro mecanismo de
extinción de la misma.

Agrégase a lo anterior que, en relación con el pago que debía realizarse al fondo de
pensiones y seguridad social, a nombre del señor Joselín Bonilla Acuña, el
establecimiento financiero Davivienda, previa solicitud expedida de oficio por el

14 Consejo de Estado, Sección Tercera, sentencia de 5 de diciembre de 2006 (expediente 28.238).


15 Ver sentencia del Consejo de Estado, Sección Tercera, del 9 de mayo de 2012 (expediente 32.335).
Tribunal a quo 16, certificó que “verificadas las bases de datos no se identifica en ellas
pagos a favor del Fondo de Pensiones y Seguridad Social ISS … por los valores de
$4.713.099.00 y $2.462.270.00 el día 6 de mayo de 2.005” (f. 377, c. 2).

Todo lo anterior refiere que el Fondo de Bienestar Social de la Contraloría General de la


República no observó el mandato que le impone el artículo 177 del C. de P.C. 17, por
cuanto no acreditó uno de los requisitos de procedencia de la acción de repetición,
esto es, no allegó los elementos probatorios que permitieran acreditar el pago de las
condenas que se le impusieron a favor de Evelin de Jesús Toro y Joselín Bonilla Acuña,
en los respectivos procesos de nulidad y restablecimiento del derecho interpuesto por
ellos.

En consecuencia, la Sala revocará la sentencia del 12 de agosto de 2013, que declaró


la caducidad de la acción en el proceso 2005-01449 y, en su lugar, negará las
pretensiones de la demanda. De otra parte, confirmará la sentencia del 17 de
septiembre de 2015, que negó las pretensiones del proceso 2005-01452, pero por las
razones expuestas en esta providencia.

III. COSTAS

En consideración a que no se evidenció temeridad ni mala fe en la actuación procesal


de las partes, la Sala se abstendrá de condenar en costas, de conformidad con lo
establecido en el artículo 171 del C.C.A., modificado por el artículo 55 de la ley 446 de
1998.

En mérito de lo expuesto, el Consejo de Estado, en Sala de lo Contencioso


Administrativo, Sección Tercera, Subsección A, administrando justicia en nombre de la
República y por autoridad de la ley,

RESUELVE:

PRIMERO: REVÓCASE la sentencia del 12 de agosto de 2013, proferida por el Tribunal


Administrativo de Cundinamarca y, en su lugar, NIÉGANSE las pretensiones de la
demanda radicada bajo el número 2005-01449-01.

16 Mediante autos del 25 de abril de 2014, del 27 de febrero de 2015 y del 8 de mayo del mismo año (f. 324, 359, 373 a
378, c. 2).
17 “Incumbe a las partes probar el supuesto de hecho de las normas que consagran el efecto jurídico que ellas

persiguen”.
SEGUNDO: CONFÍRMASE la sentencia del 17 de septiembre de 2015, proferida dentro
del proceso con radicación 2005-01452-01 por el Tribunal Administrativo de
Cundinamarca, pero por las razones expuestas en esta providencia.

TERCERO: SEGUNDO: ABSTIÉNESE de condenar en costas.

CUARTO: DEVUÉLVASE el expediente al Tribunal de origen, para lo pertinente.

CÓPIESE, NOTIFÍQUESE Y CÚMPLASE

MARÍA ADRIANA MARÍN

MARTA NUBIA VELÁSQUEZ RICO CARLOS ALBERTO ZAMBRANO BARRERA

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