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Aspectos deontológicos, éticos y legales en la evaluación psicológica

Article · February 2012

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1 author:

Carmen Almendros
Universidad Autónoma de Madrid
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Febrero 2012 - Nº 322

SUMARIO Pág
A fondo 3

Noticias 11
Información colegial 18
> Grupos de trabajo del Colegio 18
> Últimos colegiados 19

Servicios colegiales 20
> Asesorías, Bolsa de Empleo 21
> Directorio de Centros 22
> Formación en el Colegio 23
> Biblioteca 39
> Anuncios por palabras 46

Formación de otras entidades 47

Becas para colegiados 52


Anexos 55

LA GUÍA DEL PSICÓLOGO se distribuye gratuitamente a los colegiados de Madrid.


Edita: Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid. Suscripción (11 números)
Director: Juan Carlos Fernández Castrillo. España: 42,50 €
Redactor Jefe: Fco. Javier Martínez Fernández Tarifa internacional: 175 €
(Director de Comunicación).
Números sueltos:
Secretaría de Redacción: Mª Rosa Pillado
Venta directa (sede del Colegio): 4,70 €
de las Heras y Gala Peñalba Esteban
Venta por correo (incl. gastos de envío): 5,20 €
DL: M-5.095-1985 La Guía del Psicólogo se puede leer en la página web del
ISSN: 1885-8392 Colegio: http://www.copmadrid.org
Diseño e impresión: AKASA S.L.
Nº ejemplares: 12.500
A fondo
Aspectos deontológicos, y está pendiente de aprobación por la Junta de Gobierno
del Consejo General de Colegios Oficiales de Psicólogos

éticos y legales en la de España (Bermejo, 2007). El nuevo código tratará de


mejorar el código vigente y actualizarlo a los nuevos
tiempos y situaciones en los que se desarrolla la labor
evaluación psicológica del profesional de la Psicología, todo ello en consonan-
cia con las orientaciones proporcionadas por el Metacó-
digo de la Federación Europea de Asociaciones de Psicólo-
Si bien la técnica es un prerrequisito de una actuación
gos (European Federation of Psychologists Associations
profesional ética, esta debe ser también informada a la
- EFPA, 1995). El texto de la EFPA se propone servir de
luz de cuestiones que, en el transcurso del desarrollo y
guía, o marco, sobre el que se fundamenten los códigos
consolidación de la Psicología como profesión, el colec-
éticos de los países de procedencia de las asociaciones
tivo que lo forma ha convenido como esenciales para un
que conforman la EFPA. Por otro lado, en el año 2002
ejercicio responsable de esta. El manejo ético de las re-
se adoptó el texto, actualmente vigente en Estados
laciones profesionales que establecemos es una «com-
Unidos, de Ethical Principles of Psychologists and Code
petencia específica» (Kleinke, 1998) que debe ser domi-
of Conduct (American Psychological Association - APA,
nada por profesionales que, en continua revisión de los
2002), que dedica el capítulo 9 específicamente a la eva-
propios actos, velen por la integridad de su trabajo y de
luación psicológica. Este código está más actualizado y
su profesión.
es más explícito, sirviendo de orientación para aspectos
que no están regulados en el actual código español (del
Para favorecer este objetivo conviene tener presente el
Río, 2005). Por ello, gran parte de lo que sigue se enmar-
contexto normativo ético aplicable a la evaluación psi-
cará en torno a su articulado.
cológica, empezado por el Código Deontológico del Psi-
cólogo (en adelante CDP; Colegio Oficial de Psicólogos,
Los códigos profesionales enuncian una serie de princi-
1987) que, actualmente, regula en sus 61 artículos, y
pios éticos que constituyen ideales o aspiraciones com-
entre otros, el trabajo del psicólogo/a (en adelante psi-
partidas, en general, por los psicólogos (Knapp y Vande-
cólogo) en diferentes aspectos del ejercicio profesional
Creek, 2007), como valores comunes a perseguir en las
en España. Cabe destacar, no obstante, que desde hace
actividades propias de la profesión y en el trabajo con
tiempo está en marcha un proyecto para la elaboración
las personas. En general, los códigos de ética pueden ca-
de un nuevo código español que, actualmente, se en-
tegorizar los principios de manera ligeramente diferen-
cuentra aprobado por la Comisión Deontológica Estatal
te, pero estas diferencias son más nominales y de énfa-
sis que sustanciales (Knapp y VandeCreek, 2007). En su
cuerpo ético, el Código de la APA de 2002 adoptó cinco
principios éticos generales: beneficencia y no-malefi-
cencia, fidelidad y responsabilidad, integridad, justicia
y respeto a los derechos y dignidad de las personas. En
cuanto al Meta-Código de Ética de la EFPA de 1995, los
principios enunciados fueron: respeto a los derechos y
dignidad de las personas, competencia, responsabilidad
e integridad. El CDP español incluye, en su artículo 6, los
principios: respeto a la persona, protección de los dere-
chos humanos, sentido de responsabilidad, honestidad
y sinceridad para con los clientes. Los códigos incluyen
además un conjunto normativo o deberes profesiona-
les, que rigen la profesión del psicólogo, actuando a
modo de «reglas de un pacto explícito» entre el colec-
tivo profesional de psicólogos y la comunidad en la que
prestan sus servicios (Fierro, 2001). Estas normas, en
general, deben estar en consonancia con la legislación

Guía del Psicólogo 3


A fondo

del país en el que se inscriben, a la que, en caso de con-


tradicción o duda, se supeditan.

ASPECTOS ÉTICOS DE LA EVALUACIÓN PSICOLÓGICA

La evaluación psicológica conlleva, en primer lugar, una


relación en la que una persona trata de entender a otra.
En tanto que persona, la evaluada es única, activa y, en
general, responsable de las decisiones sobre su vida y
sobre su futuro. En tanto que profesional, el evaluador
utiliza sus conocimientos y herramientas para aproxi-
marse a la persona evaluada quien, en definitiva, es la
verdadera experta sobre sí misma. Pero, como persona
que también es, el evaluador es susceptible de estable-
cer una buena relación profesional y desarrollar su labor
con garantías o, también, de que sus prácticas pierdan
valor por los motivos más variados: erigirse en rol de ex-
perto que sabe lo que le conviene al cliente; laxitud en
dos estos, la profesional proporcionó una interpretación
los procedimientos o dejadez; creer que con una breve
del dibujo del compañero caracterizándolo, entre otras
interacción verbal con la persona evaluada es suficiente
cosas, de extrovertido y creativo. Cuando posteriormente
para «saber lo que le pasa» a esta; dar recomendacio-
observó el dibujo realizado por la alumna, se detuvo mo-
nes de manera precipitada, antes de haber proporcio-
mentáneamente para, a continuación, decir aparentan-
nado la suficiente oportunidad para haber realizado un
do cierta incomodidad: «Bueno, esto ya lo miraremos el
apropiado análisis; aplicar sus propias preconcepciones
próximo día» mientras guardaba el dibujo en su carpeta.
y sesgos, o dejar que sus propias convicciones y valores
La alumna volvió a su casa preocupada mientras, según
afecten a su trabajo; dejarse llevar por sus propias emo-
cuenta, le asaltaban dudas acerca de «¿qué habrá visto
ciones sobre lo que le acontece a la persona evaluada
mal en mí, en mi pasado o en mi familia?». Durante los
o a sí mismo (por ejemplo: mostrar tristeza, enfado,
siguientes días hizo acopio en la biblioteca de todo mate-
etc.), sin percatarse de la conveniencia de gestionar las
rial relacionado con dicho test proyectivo, para intentar
mismas; trabajar en condiciones que mermen su capa-
indagar en las posibles interpretaciones que pudieran
cidad; tener previamente, o establecer, relaciones afec-
darse a su dibujo. Nunca recibió información o comenta-
tivas o de otro tipo con la persona evaluada, etc. Estas y
rio alguno, por parte de la psicóloga, acerca de este.
otras circunstancias que pueden colocar al profesional
en una situación de posible confusión o riesgo de una
En ocasiones, parecería que la aplicación de tests psi-
práctica profesional poco adecuada, deben ser, cuanto
cológicos pudiera darse como un juego, de forma anec-
menos, consideradas con seriedad. En ese sentido, es
dótica, informal o casual. Sin embargo, la utilización de
importante que, al menos, el profesional actúe de ma-
estos, sea en las condiciones que sea, debería hacerse
nera informada y reflexiva sobre su propia actuación.
con la seriedad debida al propio hecho de la evaluación.
Es por ello que los códigos éticos son una buena herra-
Desconocemos, por otro lado, si los objetivos de la eva-
mienta que nos recuerda la importancia y los límites del
luación estaban claros, eran oportunos a los efectos de
trabajo que desempeñamos, sustentados estos en la
la realización de las prácticas y cómo pudo afectar esta
responsabilidad profesional (Amigo, 2000), que no pue-
situación a la relación entre la psicóloga y la alumna. En
de menoscabarse por descuidos o intereses personales.
cualquier caso, la psicóloga tenía la responsabilidad de
Si ello es así para el conjunto de todas las actividades
una apropiada devolución de los resultados de la apli-
profesionales en las que el psicólogo se implica, cabe
cación de dicho test. Si esta fue la reacción de una per-
destacar aún más lo referente a los procedimientos em-
sona licenciada en Psicología, que estaba completando
pleados en la evaluación psicológica. Consideremos el
el primer año de un máster en Psicología Clínica, ¿qué
siguiente caso real:
cabría esperar en personas que no tienen por qué tener
los más rudimentarios conocimientos de Psicología?
Una alumna que está cursando el segundo año de un
Cabe esperar que el propio hecho de ser evaluado pue-
máster en Psicología Clínica de una universidad española
da ser un acontecimiento en sí mismo y que la persona
relata, todavía con cierta desazón, su experiencia durante
pueda prestar especial atención a cualquier gesto, ac-
la realización de las prácticas, junto con otro compañero,
titud o reacción del profesional, al que considera cua-
en un centro profesional durante el primer año de dicho
lificado para decirle cosas relevantes sobre sí misma.
máster. Durante los primeros contactos con la psicóloga,
No debemos olvidar que la evaluación es una práctica
tutora de las prácticas, esta les pidió a los dos alumnos
cotidiana en nuestras relaciones con los demás, en las
que completaran un test proyectivo que consistía en la
que somos, continuamente, evaluados y evaluadores.
elaboración de un dibujo. Una vez realizados y entrega-

4 Guía del Psicólogo


A fondo

A la gente le gusta recibir información sobre sí misma, los resultados de la misma deben ser útiles en la toma
especialmente si contiene descripciones favorables de decisiones, pueden tener importantes implicaciones
(Dickson y Kelly, 1985). Incluso personas inicialmente para la vida de la persona, que pueden ser positivas y
escépticas llegan a otorgar credibilidad a descripciones negativas (Koocher y Keith-Spiegel, 2008). En ocasiones,
agradables sobre sí mismas que supuestamente han son la base para la toma de decisiones sobre custodia
sido elaboradas por astrólogos (Glick, Gottesman y Jol- infantil, concesión de permisos carcelarios, asignación
ton, 1989; citados por Aiken, 2003). Además, prefieren a grupos de enriquecimiento escolar, selección para un
informes generales acerca de su personalidad que otros empleo, ingresos hospitalarios, diseño de un plan de tra-
mucho más particulares (Rodríguez González, 2005), tamiento efectivo, etc. Es por ello, que el objetivo que se
pareciendo más inclinadas a aceptar explicaciones com- persigue a la hora de efectuar una evaluación psicológi-
plejas e intrincadas de su conducta que otras basadas ca es que sea ética, precisa, útil y ajustada a los avances
en motivos humanos relativamente ordinarios (Aiken, en la investigación y teoría (Pope y Vasquez, 1998). En
2003). El hecho de que una persona evaluada pueda dicho proceso se entremezclan aspectos que tienen que
aceptar e incluso mostrar satisfacción hacia informes ver con el profesional evaluador, el cliente y/o la persona
que contengan descripciones vagas, genéricas y triviales evaluada y los procedimientos y materiales empleados
de sí mismo (Forer, 1949), puede incitar a emitir infor- en la evaluación, todo ello inserto en el contexto en el
mes poco comprometidos y que, en definitiva, no sirvan que esta tiene lugar.
para la toma de decisiones ni a los propósitos para los
que fue requerida la evaluación. La emisión de este tipo PSICÓLOGO EVALUADOR
de informes que manejan generalidades o afirmaciones
que, aunque parezcan específicas para un determinado Como se ha expresado en otra parte, el proceso de eva-
individuo, son aplicables a la mayoría de los individuos, luación psicológica implica actividades profesionales
se conoce como efecto Forer, efecto de validación subje- que van mucho más allá del simple despliegue de ha-
tiva, o efecto Barnum (Meehl, 1956); el último término bilidades técnicas en la aplicación de tests psicológicos.
hace alusión a un destacado empresario y artista circen- En ocasiones, la apariencia engañosamente sencilla de
se norteamericano que era conocido por sus dotes para algunos de los procedimientos empleados en la evalua-
el engaño. Forer (1949) aplicó un test de personalidad ción psicológica, como la aplicación de determinados
a sus estudiantes, a los que posteriormente distribuyó tests, pueden llevar a creer que cualquier persona, in-
una descripción de personalidad, elaborada por él mis- cluso ajena a la profesión, puede fácilmente utilizarlos
mo a partir de fragmentos de horóscopos. Los estudian- (Knapp y VandeCreek, 2007). La labor del psicólogo va
tes valoraron el grado en que tal descripción se ajusta- mucho más allá, siendo este el responsable de la selec-
ba a ellos en una escala de 0 (nada) a 5 (mucho), como ción apropiada de los procedimientos e instrumentos de
una descripción buena o excelente de su personalidad, evaluación, su aplicación, interpretación e integración
siendo la puntuación media del grupo de estudiantes de los resultados y su devolución. Por eso el uso y custo-
4,26. De hecho, las personas parecen sentirse mejor ca- dia del material psicológico está reservado al psicólogo
racterizadas por estas descripciones tipo Barnum que (art. 19; CDP, 1987; art. 9.11; APA, 2002).
por datos de personalidad obtenidos en base a pruebas
objetivas y validadas (Dickson y Kelly, 1985). Este efecto Ya se ha expuesto la importancia de la consideración
de aceptar descripciones casi universalmente aplicables de conceptos tales como fiabilidad, validez y precisión
se ha relacionado, entre otros factores, con la credulidad de la medida. En la base de muchos de los problemas
popular ante los horóscopos, el tarot u otras pseudo- éticos derivados de una mala utilización de procedi-
ciencias (Rodríguez Sutil, 1996). Estas consideraciones mientos e instrumentos de evaluación se encuentra el
nos alertan sobre la cautela debida a la hora de facilitar desconocimiento y/o negligencia de estos aspectos que
datos y realizar recomendaciones en un informe psicoló- comprometen la calidad de la evaluación y de las deci-
gico. De cara a que esta información sirva de utilidad, se siones subsiguientes. Ello, tanto en lo que se refiere a la
deben evitar ambigüedades y generalidades, así como construcción de los instrumentos y procedimientos (art.
no limitarse a meras descripciones obvias, de sentido 9.05; APA, 2002), como a su selección y adecuada utili-
común o simplemente esperables dada la procedencia zación (art. 9.02.a.; APA, 2002). El siguiente caso ilustra
del sujeto (Rodríguez González, 2005). alguno de estos aspectos:

Frente a estas nociones populares, la evaluación psico- Un psicólogo desarrolló un «cuestionario de relaciones de
lógica es una práctica científica que sigue un procedi- pareja», basándose en su experiencia de trabajo con estas,
miento metodológicamente consensuado, reúne una que incluía cuestiones que había observado comúnmente
serie de garantías y es susceptible de ser replicada. El en dichas relaciones. Su intención era colocar el test en su
proceso de evaluación psicológica se da en respuesta a página web junto con unas instrucciones de corrección en
la demanda concreta que se haya efectuado, persigue las que, arbitrariamente, asignaba rangos de puntuaciones
unos objetivos determinados y debe responder a cues- para relaciones: «problemáticas, potencialmente problemá-
tiones y necesidades específicas. En la medida en que ticas y seguras» [adaptado de Knapp y VandeCreek, 2007].

Guía del Psicólogo 5


A fondo

Con cierta frecuencia, algunos profesionales desarrollan Elena Duración empezó a trabajar para una empresa
listados de preguntas o juntan ítems de instrumentos eléctrica hace 8 años. Había respondido a unos tests de
preexistentes, que estiman relevantes para su utiliza- habilidades generales, de papel y lápiz, durante el período
ción en un determinado ámbito, y los emplean, en oca- de contratación. Recientemente ha optado a un puesto
siones, sin apreciar la importancia de establecer previa- de nivel más alto, que ha sido ofrecido por la empresa,
mente las propiedades psicométricas de tales nuevos pero el departamento de personal no está considerando
instrumentos. Afortunadamente Knapp y VandeCreek seriamente su solicitud porque sus puntuaciones en los
(2007) refieren en el caso mencionado que el psicólogo tests de hace 8 años estuvieron por debajo de las reque-
buscó asesoramiento de forma previa a colocar el «test» ridas para el nuevo puesto [adaptado de Koocher y Keith-
en su página web. Además de las limitaciones psicomé- Spiegel, 2008].
tricas, el consultor le alertó de los límites de las evalua-
ciones on-line y del problema de no atender al posible Este caso llama la atención sobre la conveniencia de que
malestar que los resultados pudieran causar sobre las los psicólogos a cargo de un proceso de selección traten
personas evaluadas. de asegurarse de que la empresa no emplee puntuacio-
nes no actualizadas como base para decisiones futuras,
De especial relevancia es la selección apropiada de los así como sugerir la retirada de los datos, que hayan que-
procedimientos e instrumentos de evaluación que em- dado obsoletos, de los archivos de los empleados. En
plean los psicólogos, así como adaptar su interpretación general, los datos y resultados deben conservarse en un
a las necesidades únicas de los individuos evaluados archivo del cliente siempre y cuando sirvan a un propó-
(Knapp y VandeCreek, 2007). De este modo, debe pres- sito válido y útil y continúen reflejando el estado de la
tarse atención a la utilización de instrumentos de eva- persona evaluada (Koocher y Keith-Spiegel, 2008).
luación con poblaciones culturales o raciales diversas,
para las que estos instrumentos pueden no estar adap- Por otro lado, es cuestionable el uso de un solo ins-
tados (art. 9.02.b.; APA, 2002). Por ello, de forma crecien- trumento como base para fundamentar decisiones o
te en nuestras sociedades se requiere una sensibilidad realizar recomendaciones, debiendo usarse múltiples
y conocimiento multicultural (del Río, 2005) por parte criterios que aporten rigor a la evaluación psicológica
de los psicólogos que, en ocasiones, deben contar con realizada (art. 9.01a; APA, 2002). Ello supone, además, la
la participación de intérpretes o deben adaptar sus re- consideración de posibles asunciones no contrastadas o
cursos a clientes de otras culturas para los que hay poca sesgos por parte del evaluador. En no pocas ocasiones
información disponible. En estos y otros casos, los psi- las conclusiones emitidas se basan más en el conoci-
cólogos realizan modificaciones a los procedimientos miento de la historia previa del individuo (por ejemplo,
de recogida de la información para adaptarse al caso ocurrencia de un episodio psicótico previo) o en infor-
particular (por ejemplo, personas con discapacidad, de- maciones proporcionadas por otros profesionales, que
terioro cognitivo, dificultades de concentración, fatiga, en un examen actualizado pormenorizado. No obstan-
etc.). Esto supone que las normas estandarizadas dejan te, la información contenida, en caso de existir, en histo-
de ser directamente aplicables y las inferencias «están- riales previos de evaluación y tratamiento puede ser un
dar» que se extraen de dichas normas son cuestiona- recurso de enorme valor de cara a asegurar una evalua-
bles (Pope y Vasquez, 1998). En caso de producirse estas ción exhaustiva (Pope y Vasquez, 1998).
desviaciones, los psicólogos deben tratar de proporcio-
nar evidencias de la validez de los procedimientos mo- El psicólogo es responsable de la integración, interpreta-
dificados empleados, ser conscientes de los efectos que ción y devolución de los resultados de la evaluación, aun
ello puede tener en la interpretación de los resultados y cuando haya podido utilizar ayudantes en la aplicación
hacerlo constar en las limitaciones. de instrumentos de evaluación o haya recurrido a ser-
vicios automatizados de corrección e interpretación de
Otra consideración a la hora de seleccionar los instru- tests (arts. 9.06 y 9.10; APA, 2002). En el primer caso, los
mentos es asegurar que los mismos estén actualizados psicólogos deberán asegurarse de la cualificación de las
en relación con los propósitos presentes y no resulten, personas que trabajen a su cargo en tareas de evalua-
por tanto, obsoletos (art. 9.08.b.; APA, 2002), parecien- ción (art. 9.07; APA, 2002), involucrarse en su entrena-
do en general preferible optar por las versiones más re- miento, monitorizar su trabajo y compartir la responsa-
cientes de los instrumentos, en caso de existir estas. En bilidad del proceso y producto de la evaluación (Koocher
ocasiones, en las revisiones de instrumentos previos se y Keith-Spiegel, 2008). En cuanto a la utilización de or-
ha corregido ciertos elementos sexistas o de insensibi- denadores para la administración, corrección, genera-
lidad a la diversidad cultural. De forma similar, no de- ción de perfiles e interpretación, pese a la controversia
berán considerarse los resultados de tests que no estén suscitada al respecto (sobre todo en lo que se refiere a
actualizados para el propósito actual (art. 9.08.a.; APA, la interpretación automatizada), se acepta siempre y
2002). Considérese el siguiente caso real, expuesto por cuando se consideren tan solo un elemento más de la
Koocher y Keith-Spiegel (2008) como sigue: evaluación y no reemplacen el juicio e interpretación
de los psicólogos, que tienen la responsabilidad plena

6 Guía del Psicólogo


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del informe final y de su devolución a los evaluados (art. miento de los criterios de un seguro, para la obtención
9.09; APA, 2002). Como señalan Knapp y VandeCreek de cobertura sanitaria, o de subsidios, etc. Por todo, las
(2007), las interpretaciones derivadas de servicios au- consideraciones hasta aquí planteadas adquieren espe-
tomatizados se basan en normas de grupo y no están cial relevancia para concienciar acerca de la necesidad
adaptadas para tomar en consideración las circunstan- de maximizar el rigor de las evaluaciones que conduz-
cias presentes en la vida del cliente. can a un diagnóstico clínico y de cuidar la terminología
empleada (art. 12; CDP, 1987).
Al respecto de la devolución de los resultados, Kenneth
S. Pope (1992; citado por Pope y Vasquez, 1998) afirma LAS PERSONAS IMPLICADAS EN LA EVALUACIÓN
que es un proceso dinámico e interactivo en el que los
resultados e implicaciones de la evaluación se com- Cliente y sujeto de la evaluación no tienen por qué coin-
parten con la persona evaluada. Según Pope y Vasquez cidir. Además de la persona implicada, la evaluación
(1998), en ocasiones se descuida tal interacción por la puede ser solicitada, utilizada o ambas cuestiones por
ausencia de tiempo en el contexto organizacional en el progenitores, la autoridad judicial, el departamento de
que se inserta el profesional. Los psicólogos pueden ser personal de una empresa, profesionales educativos o
reacios o experimentar malestar al comunicar «malas médicos que trabajan con el sujeto u otros.
noticias», sentir incomodidad al tratar de adaptar la jer-
ga profesional al lenguaje del cliente, o ante las expec- Cada vez en mayor medida se confiere una importancia
tativas de clientes que desean recibir respuestas claras. esencial a la obtención del consentimiento informado
Con frecuencia, el objetivo de la evaluación es asignar de la persona, previo a su evaluación, y preferentemen-
un diagnóstico clínico a la persona evaluada. Se han he- te en formato escrito. No se trata de un trámite que se
cho muchas consideraciones respecto a las posibles con- obtenga una vez y baste, sino que debe ser ampliado o
secuencias adversas de aplicar categorías diagnósticas, renovado de forma continua según transcurra la rela-
como la posible estigmatización de los individuos sobre ción profesional (art. 3.1.3; EFPA, 1995), dando suficien-
los que se aplican y la influencia de la etiqueta sobre los te espacio y oportunidad para aclarar, discutir y prever
mismos y las personas de su entorno, de modo que el las consecuencias de los procedimientos empleados.
diagnóstico actúe como una profecía autocumplida por Parece razonable hacer esfuerzos en este sentido, aun
la que «el propio paciente acepta el diagnóstico con to- en supuestos en los que el psicólogo no esté obligado a
dos los significados y expectativas sobreañadidos y se recabar dicho consentimiento (evaluación requerida por
comporta en consonancia» (Rosenhan, 1973; p. 7), así la autoridad pública; actividad rutinaria en contextos
como la perdurabilidad de dicho diagnóstico clínico del educativos, institucionales u organizacionales; proceso
que, una vez asignado, es difícil desprenderse. Por otro de incapacitación legal...) (art. 9.03; APA, 2002) recono-
lado, en ocasiones, estos diagnósticos sirven de base ciendo, de este modo, el papel protagonista de la perso-
para la planificación de tratamientos y para la toma de na en un proceso que, en definitiva, le atañe. Del mismo
decisiones sobre el futuro de estas personas. No obs- modo, si bien el psicólogo puede estar eximido de com-
tante, en ocasiones, las etiquetas diagnósticas pueden partir los resultados de la evaluación con las personas
derivar consecuencias positivas para los que las reciben, evaluadas en estos contextos, cabe recomendar que se
por ejemplo, sirviendo de eximente o atenuante de la ejercite la responsabilidad habitual con ellas, aunque
responsabilidad de un acto criminal, de cara al cumpli- ello pueda requerir negociar, con una institución contra-
tante, el cauce para la devolución de los resultados a las
personas.

La persona evaluada tiene derecho legal a acceder a la


información recabada sobre sí misma en el transcurso
de la evaluación y, en caso de que no sea competente
para entenderla, también tienen derecho sus represen-
tantes legales. No obstante, el artículo 42 del CDP esta-
blece la salvedad de que «no se derive un grave perjui-
cio para el sujeto o para el/la psicólogo/a». Si existe un
acuerdo general a este respecto, no ha sido así en lo que
se refiere a la naturaleza de la información a la que se
debe tener libre acceso (Koocher y Keith-Spiegel, 2008).
Ha existido reticencia a compartir los «datos brutos» de
la evaluación (puntuaciones, observaciones y respues-
tas de los clientes a los tests) con personas no cualifi-
cadas, entendiendo que podrían ser malinterpretados
o incorrectamente utilizados por estas. No obstante,
cuando sea requerido por la autoridad judicial o por

Guía del Psicólogo 7


A fondo

petición firmada del propio sujeto, en general, se debe- tos irrelevantes de la esfera privada de la persona (art.
rá dar acceso a tal información. Esta es la razón por la 39; CDP, 1987). Considérese el siguiente caso:
que se recomienda una actitud preventiva por parte del
profesional, manteniendo sus ficheros con la conciencia Sean Batería, Ed.D., fue contratado como consultor del
de que pueden ser requeridos por la persona evaluada Departamento Municipal Central de Bomberos. Agrupó
o por un tribunal. En lo que se refiere a las anotaciones, una serie de tests, incluyendo el MMPI, láminas de Rors-
Bados (2008) recomienda que los profesionales «apun- chach, Test de Apercepción Temática, Dibujo de la Persona
ten en un documento separado sus anotaciones parti- y una serie de frases a completar, para administrárselos a
culares sobre el caso y las menciones que afecten a ter- los potenciales bomberos junto con el examen ordinario.
ceras personas», puesto que el cliente no tiene derecho Varios de los bomberos protestaron alegando que dichos
a conocer estas. tests constituían una invasión de su intimidad. (Adapta-
do de Koocher y Keith-Spiegel, 2008).
En tanto que «confidente necesario» (Vasallo, 2001), el
profesional que recibe información de cara a la pres- Esta cuestión ha sido objeto de controversia suscitan-
tación de sus servicios tiene el deber de mantener en do la presentación de quejas, en el ámbito judicial, por
privado esta. Por tanto, con carácter general, según las parte de personas que entendían vulnerado su derecho
normas éticas y legales, el psicólogo está obligado a a la intimidad. De especial relevancia es atender esta
guardar secreto profesional de las confidencias que le problemática, teniendo en cuenta que las personas a
son realizadas. De este modo, la revelación de cualquier las que los profesionales evalúan pueden estar en una
información personal a un tercero (por ejemplo, otros situación de vulnerabilidad, derivada del propio sufri-
profesionales que trabajan con la persona o familiares) miento que les ha motivado a buscar ayuda, o en una
solo puede hacerse con el expreso consentimiento del situación de desventaja, en la medida en que perciban
cliente (art. 40; CDP, 1987), siendo por tanto recomen- que de las conclusiones del informe pueden derivarse
dable obtener la autorización por escrito (del Río, 2000). consecuencias importantes para ellos, como la valora-
Ello es así aun cuando la evaluación haya sido requerida ción de la idoneidad para la adopción de un menor, deci-
por otra instancia distinta que el propio sujeto, institu- siones sobre custodia infantil, selección para un puesto
ciones u organizaciones en general que, cuando sean de trabajo, etc.
conocedores del informe psicológico solicitado, quedan
comprometidos a «no darle difusión fuera del estric- Una consideración importante y que es objeto frecuen-
to marco para el que fueron recabados» (art. 43; CDP, te de reclamaciones ante comités de ética es que, en
1987). Volviendo al caso de «Elena Duración», los archi- general, no se deben emitir juicios o recomendaciones
vos deberían estar bajo la tutela del psicólogo y no de la sobre una persona sin haberla evaluado (Santolaya,
empresa, quien solo debería tener acceso al informe; en 2001). En relación a los informes psicológicos de parte,
caso de que un psicólogo que trabajara para una empre- presentados en situaciones de conflicto matrimonial en
sa cesara en su puesto, este debería tratar de asegurar juzgados de familia, Carmen del Río (2000) señala que
que cualquier material de evaluación del que hubiera la conducta antiprofesional que es objeto de reclama-
sido responsable quedara, cuanto menos, bajo la custo- ción más frecuente ante comisiones deontológicas, es
dia de otro psicólogo. Por otro lado, aun contando con la siguiente: «Comentar aspectos personales y/o psi-
el consentimiento del evaluado, en caso de compartir cológicos, o de su relación con los hijos, de uno de los
algún tipo de información con terceras personas (por cónyuges sin haberlo evaluado, utilizando únicamente
ejemplo para recabar asesoramiento de otro profesio- la información que proporciona el otro cónyuge u otros
nal) el psicólogo tratará de no revelar la identidad de la allegados». Especial relevancia tiene atender a los casos
persona (art. 43; CDP, 1987). No obstante, ese derecho y en que sea el propio menor el que efectúe su deman-
deber de confidencialidad cede ante ciertos supuestos, da de evaluación, sin el consentimiento de sus padres
que incluyen el requerimiento judicial de la informa- o representantes legales, o tan solo con el de uno de los
ción, así como el deber de informar de situaciones en progenitores, por ejemplo el que ostenta su guarda y
las que se vea comprometida la integridad de la propia custodia, sin el conocimiento, autorización o ninguno
persona o terceras, o del propio profesional. (art. 8, CDP, de estos del otro progenitor que, sin embargo, comparte
1987; art. 4.5.b, APA, 2002). En cualquier caso, la infor- su patria potestad. El CDP establece al respecto de las
mación revelada deberá ser la estrictamente necesaria intervenciones profesionales, que: «En caso de menores
a los efectos para los que sea requerida. Asimismo, es de edad o legalmente incapacitados, se hará saber a sus
importante que estos límites a la confidencialidad sean padres o tutores» (art. 25; CDP; 1987). En casos de sepa-
explicados a la persona al comienzo de la relación pro- ración matrimonial, la sentencia del Juzgado de Primera
fesional. Instancia Nº 75 de Madrid, de cinco de febrero de 2008,
Por otro lado, el hecho de que el psicólogo deba recabar estableció en sus razonamientos jurídicos que: «la elec-
información íntima sobre el sujeto, en el contexto de ción de un profesional para el menor no puede decidirse
una tarea evaluadora que persigue unos fines determi- de forma unilateral por uno de los progenitores, dado
nados, no le confiere el derecho a indagar sobre aspec- que dicha cuestión entra en el ámbito del ejercicio de

8 Guía del Psicólogo


A fondo

la patria potestad y no puede considerarse como una de buenas prácticas para la elaboración de informes
mera cuestión a desarrollar en el ámbito de la guarda psicológicos periciales sobre custodia y régimen de vi-
y custodia». Estas y otras cuestiones son descuidadas, sitas de menores. http://www.infocoponline.es/pdf/
con cierta frecuencia, en casos donde se alegan abusos guia_buenas_practicas_informes_custodia_y_regi-
sobre un menor por parte de uno o ambos progenito- men_visitas_abril2009.pdf
res, en ocasiones fruto de actuaciones precipitadas por Dickson, D. H. y Kelly, I. W. (1985). The "barnum effect"
parte del psicólogo que, probablemente con el deseo in personality assessment: A review of the literature.
de prestar ayuda de la forma más inmediata posible, se Psychological Reports, 57, 367-382.
ha erigido en un rol que no le correspondía: el de «pro- Fierro, A. (2001). Génesis y análisis del Código Deontoló-
tector» o «salvador» del menor, sin atender al hecho de gico. Papeles del Psicólogo, 78, 24-28.
que quien puede suplir al progenitor o progenitores en Forer, B. R. (1949). The fallacy of personal validation: A
el ejercicio de la patria potestad es la autoridad judicial classroom demonstration of gullibility. The Journal of
(Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid, 2009). Abnormal and Social Psychology, 44, 118-123.
Kleinke, C. L. (1998). Principios communes en psicotera-
CONCLUSIONES pia. Bilbao: Desclée de Brouwer.
Knapp, S. J. y VandeCreek, L. D. (2006). Practical ethics for
El conocimiento de estos y otros aspectos éticos y deon- psychologists: A positive approach. Washington, DC,
tológicos que informan la profesión del psicólogo es US: American Psychological Association.
importante. Considerar que no se necesita ahondar en Koocher, G. P. y Keith-Spiegel, P. (2008). Ethics in Psycho-
«asuntos de ética» en el contexto de la docencia en los logy and the mental health professions: Standards
estudios de Psicología, por ser asuntos que atañen a la and cases (3rd ed.). New York, NY, US: Oxford Univer-
propia ética de los alumnos, supone creer que lo hasta sity Press.
aquí expuesto es evidente en sí mismo y que depende Meehl, P. E. (1956). Wanted: A good cookbook. American
de la voluntad de los futuros profesionales que han de Psychologist, 11, 263–272.
realizar su labor salvaguardando los principios y normas Pope, K. S. y Vasquez, M. J. T. (1998). Ethics in psychothe-
éticas que, quizás, deban conocer por generación espon- rapy and counseling: A practical guide (2nd ed.). San
tánea. Este tipo de opiniones, que se oyen en ocasiones, Francisco, CA, US: Jossey-Bass.
revela un pobre entendimiento de las cuestiones que Río, C. del (2000). Informes de parte en conflictos matri-
afectan a nuestro quehacer profesional. Para concluir, moniales: implicaciones deontológicas. Infocop, 10,
cabe destacar la importancia primordial que se le conce- 15-20.
de a la formación en Ética y Deontología de los estudian- Río, C. del (2005). Guía de ética profesional en Psicología
tes de Psicología, siendo el «compromiso ético» una de Clínica. Madrid: Pirámide.
las competencias específicas incluidas en el Libro Blanco Río, C. del (2009). La docencia de ética profesional en los
del Grado en Psicología de la Agencia Nacional de Eva- estudios de Psicología en España. Papeles de Psicólo-
luación de la Calidad y Acreditación (ANECA, 2005; cita- go, 30, 210-219.
do por del Río, 2009). Rodríguez González, J. M. (2005). Comunicación de los
resultados de la evaluación e informe. En C. More-
Carmen Almendros Rodríguez no Rosset (ed.), Evaluación psicológica (pp. 441-485).
Universidad Autónoma de Madrid Madrid: Sanz y Torres.
Rodríguez Sutil, C. (1996). La ética en la devolución en
Referencias: el psicodiagnóstico clínico. Papeles del Psicólogo, 66,
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Aiken, L. R. (2003). Tests psicológicos y evaluación (11 ed.). Rosenhan, D. L. (1973). On being sane in insane places.
México: Pearson Educación. Science, 179, 250-258. Traducción de C. Vázquez.
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ciples of psychologists and code of conduct. Washing- cólogo, 80, 71-75.
ton, DC, US: APA. Vasallo, C. (2001). El secreto profesional en el ejercicio de
Amigo, I. (2000). La ética profesional y el Código Deonto- la profesión de psicólogo. Infocop, 13, 30-33.
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Bados, A. (2008). Aspectos deontológicos, éticos y lega-
les en la intervención psicológica. Barcelona: Depar-
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Barcelona.
Bermejo, V. (2007). Un nuevo código deontológico para
los psicólogos. Infocop Online. 10-04-2007. http://
www.infocop.es/view_article.asp?id=1327
Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid (2009). Guía

Guía del Psicólogo 9

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