Escolar Documentos
Profissional Documentos
Cultura Documentos
Guía breve de
terapia breve
PA I DOS
Mteteti
Título original: A brief guide to brief therapy
Publicado en inglés por W. W. Norton and Co., Nueva
York
Quella» ligi irosamente pmhibklas, sin ia a uso riccioli esenta de los ttiukrcs del «copyright». bajo las aiinciones
t.siablecidas «n !:is leyes, la reproducción total o paretai ile cita obra por cuakjuier metodo o p illaidirmeli io,
comprai didos la i<;pn)i;rafi'a y ci (l'itiinucmo int'oiiiijirko. y la distriUitióii de tjt-niplares Jc ella mcdiiintc <ikjuik'r
o piisramo piiblicos.
Impreso en Novagrafik, S. L.
Vivaldi, 5 - 08110 Monteada i Reixac (Barcelona)
Agradecimientos..................................................................................... 11
Prefacio ................................................................................................... 13
Introducción ........................................................................................... 15
Epílogo..................................................................................................... 192
Bibliografía ............................................................................................. 195
índice de nombres................................................................................... 204
índice analítico........................................................................................ 206
AGRADECIMIENTOS
INTERVENCIÓN TERAPÉUTICA
Etapas de la vida
Los terapeutas a los que les interesa la forma consideran los síntomas
como indicación de que una familia no está pasando de una etapa a la
siguiente del ciclo vital familiar con éxito. Se supone que la terapia ayuda a
las familias a negociar esa transición y a reorganizarse adecuadamente
para la etapa siguiente. Pueden ser especialmente difíciles las etapas en las
que alguien se suma al sistema o desaparece de él —por ejemplo por
nacimiento, divorcio, muerte, y cuando los hijos crecen y empiezan a irse
del hogar (Haley, 1973, 1980b).
Para los terapeutas a los que les interesa el proceso, esos puntos de
transición también son importantes. Fisch y otros comentan:
Directivas
CONCLUSIÓN
LA OPERACIÓN BÁSICA
Schultz señala que los constructos van desde los que son permeables y
«suceptibles de revisarse y ampliarse a la luz de nuevas experiencias», hasta
los que parecen impermeables y «no susceptibles de revisión o reemplazo,
sean cuales fueren las nuevas experiencias accesibles... Una persona puede
tolerar algunas incongruencias subordinadas sin descartar o modificar el
constructo general» (Schultz, 1990, págs. 390-391). De modo que la
complejidad cognitiva (que puede definirse en función del mayor número
de dimensiones independientes accesibles para su uso en el trazado de
cÜstmciones en cualquier momento) es defendiblemente equiparable a la
flexibilidad, la responsabilidad, la tolerancia, la comprensión, la
creatividad, etcétera. Presumiblemente, habrá todo un complejo de factores
personales, interpersonales, de pertenencia grupal (incluso la raza y el
género), históricos y sociopolíticos que afectarán, en cada uno de nosotros,
a la constancia o inconstancia relativas de cualquier grupo particular de
constructos relacionados.
FIGURA/FONDO: LOS EFECTOS DE LA
TENDENCIA DEL OBSERVADOR
A veces los clientes sacan a luz alguna parte del problema en el con-
sultorio. Esto ocurre casi siempre en las sesiones con matrimonios o
familias; entonces el proceso del problema se despliega ante los ojos y los
oídos del terapeuta. Pero también puede suceder en las sesiones
individuales. Un cliente se quejaba de que sus colegas no lo aceptaban en
su carrera profesional. Durante la primera sesión, habló en voz tan alta
que, más tarde, los terapeutas de los consultorios adyacentes se quejaron
de haber tenido que escucharlo todo. Además, el cliente miraba a
cualquier lugar de la habitación, pero no al terapeuta, de manera
acentuada y notable. Al principio de la sesión siguiente, el terapeuta le
comunicó lo que habían dicho los profesionales vecinos, y se preguntó si la
voz alta y la evitación del contacto ocular tenían algo que ver con el
problema del cliente. Este respondió que su jefe había mencionado alguna
vez que hablaba en voz demasiado alta, pero que ninguna otra persona le
había hecho ese comentario, de modo que lo descartó, atribuyéndolo a que
el jefe era una persona muy crítica. Decidimos que en el curso de la
semana siguiente él trataría de hablar con más suavidad y tomaría nota de
la reacción de sus colegas. Descubrió que daba resultado. Después hubo
otra semana en la que se concentró en el contacto ocular, y que también le
dio resultado.
¿Piensa usted, quizá, que los primeros signos de que las cosas
mejoran podrían ser que se mirara realmente al espejo en lugar de
apartar la mirada, o ponerse algo porque le quede bien y no porque
la oculte más? ¿O alguna otra cosa?
INFLUENCIA Y PERICIA
Son muchos los que, en nuestro campo, creen que es posible no influir y
limitarse a escuchar la historia de un cliente o una familia, alentar un
discurso en el que el terapeuta no realice ningún intento de «dirigir,
manejar o cambiar el diálogo familiar para llevarlo en una n dirección
particular...» (Markowitz, 1992, pág. 12, citando a Harlene ' Anderson).
Pensamos que ésta es una ilusión peligrosa. Desde cierto
punto de vista, es imposible no revelar opiniones e influir en la interacción,
así sea inconscientemente, a través de toda la gama de los canales verbales y
no verbales que llevan y traen la información. Por ejemplo, sea cual fuere
nuestro modelo terapéutico, respondemos a un cierto enunciado y no a otro,
formulamos una cierta pregunta y no otra, sacudimos la cabeza o decimos
«hum» en respuesta a alguna de las cosas que se nos han dicho, y no a otras.
En todos estos casos influimos sobre el proceso y la dirección de la
interacción. También es mucho lo que comunicamos a través de los niveles
sutiles de, la expresión facial, los movimientos oculares, la dilatación de las
pupilas, las pautas respiratorias, la postura, etcétera, que no podemos
controlar y de lo cual somos totalmente inconscientes. Nos preocupa que
esos niveles sutiles de influencia puedan ser sumamente insidiosos, en cuanto
actúan al margen de la percatación de todos los interesados. Nosotros esta-
mos inequívocamente de acuerdo con todo lo que aumente el sentido de
autonomía, de autodeterminación, de la propia capacidad en el cliente. Pero
no creemos que el hecho de que el terapeuta haga sugerencias o persuada al
cliente para que intente algo distinto represente una manipulación o la
imposición y explotación de una malsana diferencia de poder.
Al parecer, actualmente existe también una preocupación en nuestro
campo (a veces nos atreveríamos a considerarla un tanto mojigata) que
tiende a negar por completo la validez del rol de «experto», o incluso de la
habilidad en sí. Se suele invocar la afirmación tautológica de.Maturana
acerca de la imposibilidad de la interacción instructiva; «ta conversación» ha
sido elevada a un nivel sacramental, y se habla de ella en un susurro
reverente. La asunción del rol de experto se considera epistemológicamente
errónea (sea lo que fuere lo que esto significa), o bien presuntuosa, elitista,
alentadora de la dependencia, un aferramiento al poder profesional,
controladora del «poder del conocimiento», etcétera, etcétera. Si bien
estamos seguros de que esto podría ser así en los casos de algunos
terapeutas, diríamos que el rol de «experto» también puede asumirse de un
modo tal que no quite poder (de hecho, dar poder no es posible; lo único que
puede hacerse es evitar lo que quita poder).
No dejamos de advertir que la mayoría de quienes evitan la habilidad y
la técnica son terapeutas sumamente experimentados, con mucha habilidad
y una técnica muy asentada. Estamos de acuerdo con que se hagan a un lado
la actitud de antagonismo, las técnicas encubiertamente manipulativas y la
idea de que la terapia es un proceso en el cual nosotros, con la suma del
conocimiento, actuamos benévolamente sobre quienes no lo tienen. Pero
creemos que carece de sentido fingir una carencia de conocimientos o
habilidades, negar que la experiencia y la sabiduría que llevamos a la
terapia es el fruto del ejercicio prolongado, y a veces penoso, de ese
conocimiento y esas habilidades, y de la evolución de uno y otras. Ofrecer
los frutos de muchos años de experiencia de un modo sensible y respetuoso a
un cliente o una familia perturbados no significa necesariamente quitarles
poder o tratarlos como incompetentes (aunque sin duda ésta es una
posibilidad).
Para dar un ejemplo, Brian a menudo les explica a los individuos,
parejas o familias que, a lo largo de los últimos veinticinco años, él ha
adquirido una habilidad considerable con los enfoques que, por lo común,
no dan resultado en las relaciones, sobre todo cuando se han convertido en
un rasgo de ellas. Por lo general, a continuación dice que, con respecto a lo
que sí dé resultado, él es mucho menos capaz de hacer una declaración tan
definitiva. Sin embargo, admite que a menudo tiene ideas sobre lo que
podría funcionar, muchas de ellas tomadas de clientes anteriores, y algunas
propias; añade que le gustaría mucho compartirlas con ellos (Cade, 1992b).
LA
LA
NEUTRALIDAD PASIÓN
A El sermón no solicitado
C. Autosacrificio/autonegación
D. ¡Hazlo espontáneamente!
poco, cosas que en realidad Melissa tiene que arreglar por sí sola.
Ella es mucho más responsable ahora. Hemos dejado de
preocuparnos tanto por ella, y de discutir por ella; a Ron y a mí nos
va mucho mejor.
8. EXCEPCIONES, SOLUCIONES Y ENFOQUES AL FUTURO
Los terapeutas breves parten del supuesto de que cada persona tiene
muchas zonas de competencia en las que es posible abrevarse para superar
las dificultades. Incluso en la zona definida como problema, se supone que
en ciertos momentos hay menos presión, y se puede abordar con más
eficacia el desorden en sí o alguna de sus diversas manifestaciones. No
obstante, estas diferencias en la aptitud para el manejo tienden a olvidarse
o descartarse por la sensación que tiene el cliente o la familia de ser
incapaz de resolver el problema o, a veces, porque no cree que pueda
resolverse, modificarse o, por lo menos, hacerse más llevadera. En este
capítulo consideraremos algunos de los enfoques y técnicas que se han
subsumido bajo los encabezamientos generales de «centrados en la
solución» (de Shazer, 1985, 1988, 1991; de Shazer y otros, 1986; Furman y
Ahola, 1992; Walter y Peller, 1992) u «orientados hacia la solución»
(O'Hanlon y Weiner-Davis, 1989),
En nuestra opinión, el trabajo de Steve de Shazer y sus colegas en el
Centro de Terapia Familiar Breve de Milwaukee representa uno de los
desarrollos más interesantes en el campo de la terapia breve producidos en
la última década. Mientras que a muchos les ha preocupado construir
elaborados castillos teóricos, a menudo basados en las obras de diversos
antropólogos, físicos y biólogos, de Shazer y sus colaboradores han seguido
trabajando para obtener descripciones y definiciones más claras y precisas
de la esencia de la terapia eficaz.
En 1984, de Shazer y Molnar describieron cuatro intervenciones
específicas que estaban comenzando a emplear regularmente. En par-
ticular, introdujeron lo que iba a convertirse en una tarea rutinaria de la
primera sesión con clientes individuales, parejas o familias, fuera cual
fuere el problema presentado.
EXCEPCIONES
De Shazer ha comentado:
Esposo: Pero, para mí, éste es más un problema de sueño que tenemos
ambos.
Terapeuta: Me pregunto si no es así. Quizá lo hemos estado abordando
de un modo erróneo.
Esposa: ¿Tiene usted una cura para el insomnio?
Terapeuta: No lo sé. Hemos estado considerando esto como un tras-
torno sexual, pero empieza a parecerse más a una perturbación del sue-;ño
(de Shazer, 1991, págs. 64-65).
¡Oh, que algún Poder nos hiciera el don de vernos como nos
ven los otros! ¡De cuántos disparates nos liberaría, e ideas
necias!
Cuando salga cara, me gustaría que usted haga por lo menos dos
cosas de su lista. Desde luego, puede hacer más, pero yo sólo íe pido
que haga dos. Los días que salga cruz, no está obligada a nada. Esos
días puede hacer lo que quiera.
ENFOCANDO AL FUTURO
sucedido. Furman y Ahola han resumido como sigue este avance hacia
enfocar al futuro:
Debe recordarse que las pautas no son «cosas». Pero son lo mejor
después de ellas. Son abstracciones descriptivas. De algunas acciones
observadas, se pueden extraer pautas. Esto no supone teorizar o
explicar la existencia de tales hechos, especulando sobre su función,
ni otras maneras de «psicologizar». Se parece más a la clasificación
de los organismos en especies, o a la de los objetos en conjuntos
(O'Hanlon, 1987, pág. 52).
A. su lenguaje;
B. sus intereses y motivaciones;
C. sus creencias y marcos de referencia;
D. su conducta;
E. su síntoma o síntomas;
F. su resistencia. (O'Hanlon, 1987, pág. 24.)
TAREAS METAFÓRICAS
* Este capítulo reproduce, con algunas revisiones menores, un artículo de Brian Cade que apareció
originalmente en The Journal o f Family Therapy, primavera de 1989, págs. 103-121. Se incluye en
este libro con la amable autorización de los directores del periódico.
EXPERIENCIAS FORMATTVAS
EL CONTWUUM RESPONSABILIDAD-IRRESPONSABILIDAD
«Si sigo siendo paciente, afectuoso y leal, por peor que me traten,
entonces finalmente...»
«Lo que consigo es mi deber, lo menos que puedo hacer. No tengo
ningún derecho a sentirme bien por ello.»
«Haré lo que sea necesario para que mis hijos no sufran como he
sufrido yo.»
«Soy un fracaso y una persona sin valía a menos que logre...»
«Lo único que me define es lo que hago por los otros, pero lo que haga
será siempre menos de lo que debo hacer.»
«De todos modos, lo que haga estará mal o será insuficiente, de modo
que también podría...»
«Nunca podré recompensarlos por lo que han hecho por mí, ni me lo
merezco. Debo sentir más gratitud.»
«Por lo que ellos me hicieron, tengo un bajo concepto de mis padres,
incluso desdén. Me enfurece no poder confiar en ellos. No obstante, espero
y exijo de ti una lealtad total y espontánea (aunque sospecho que al final
traicionarás la confianza que te tengo).»
«No se puede confiar en nadie, de modo que, si no asumo yo la res-
ponsabilidad final, entonces...»
«Lo que me hace feliz es la felicidad de todos», o «Por más que me
cueste, en términos emocionales o físicos, la felicidad de todos es más
importante que la mía.»
tos personales del tipo de los que hemos examinado, las polarizaciones
pueden aparecer y enquistarse muy rápidamente.
Mientras la persona demasiado responsable trabaja cada vez con más
empeño, la otra, experimentando niveles crecientes de cólera, des-
calificación y culpa, es probable que se vuelva cada vez más incompetente
o irresponsable, con lo cual la responsabilidad de la primera se acrecienta
proporcionalmente, etcétera, etcétera. Cuando existe un constructo que
dificulta que la persona responsable abandone su posición, se vuelve
imposible responder a sus exigencias de que los otros sean más
responsables. Ella siempre parece estar allí primero, aguardando y
juzgando, y siempre prevalece su definición de lo que constituye un grado
adecuado de responsabilidad. Incluso cuando está de acuerdo en ceder
por cierto lapso, envía un claro mensaje de que sólo lo hace hasta que el
otro esté a la altura de su definición de lo que deben ser las cosas. La
lucha por estar a la altura de las exigencias rígidamente altas, a veces
paranoides, de otro cuyas expectativas se parecen al horizonte (que
siempre se aleja, por más rápido que uno corra), tiende a perpetuar los
problemas, pues cuanto más imposible es recompensar, más crece la
sensación de obligación y, como la gratitud, se vuelve «odio
enmascarado». No presupongo malas intenciones en ninguna de las
partes; cada una hace, por lo general, lo que parece estar a su alcance en
ese momento, en vista de sus constructos personales y de la posición en
que se encuentra. Las soluciones intentadas de cada lado para los
problemas que afrontan en la relación, percibidos y experimentados de
distinto modo por cada involucrado, se han vuelto partes de un círculo
vicioso. En mi opinión, entonces es importante considerar no sólo las
pautas longitudinales, intergeneracionales, sino también los determinantes
interaccionales, del «aquí y ahora».
Como dicen Fisch y otros, «si la formación y el mantenimiento de los
problemas se ven como partes de un círculo vicioso, en el que las
conductas-solución bienintencionadas en realidad mantienen el problema,
la alteración de esas conductas debe interrumpir el ciclo e iniciar la
resolución» (1982, pág. 18). En otras palabras, «menos de lo mismo»
puede llevar a «menos de lo mismo», y así sucesivamente. Sin embargo, he
considerado que abordar sólo las componentes interaccionales de un
problema, sin dedicar tiempo a los aspectos de «recompaginación» de la
«biografía» intérgeneracional, tiende a ser ineficaz cuando los problemas
se han convertido en parte integral de una pauta de responsabilidad
excesiva/insuficiente, «transmitida» a través de varias generaciones.
Una mujer de 40 años se puso en contacto conmigo porque sufría de
angustia aguda. Poco antes, había dejado a su esposo y a sus hijos ya
adultos, e intentado iniciar una nueva vida sola, mudándose del campo a
Sydney. El esposo había sido «el chico de al lado», su primer novio, y —
según lo veía ahora— se había casado con él (a los 18 años) sobre todo
porque sus familias y todo el pueblo lo esperaban. Había soportado
veintidós años de aburrimiento. Él era un hombre bueno y trabajador, y
ella se sentía muy mal por haberle causado ese dolor. Pero estaba segura
de haber hecho lo correcto.
No obstante, su problema inmediato consistía en que, todos los
domingos por la mañana, su madre la llamaba por teléfono y la sometía a
una hora de críticas y exigencias de que volviera a vivir con su «pobre,
desdichado marido, que te ama y nunca hizo nada para merecer lo que
estás haciendo. Ninguna mujer puede pretender un mejor esposo».
Después de una hora de tratar de razonar con su madre, apelando a ella,
rogándole que escuchara y tratara de comprender el otro punto de vista,
esta mujer se convertía en «un charco de culpa líqui^ da y cólera
impotente, en el suelo, junto al teléfono». Casi todos los domingos bebía la
mayor parte de una botella de jerez pero, durante los siguientes dos o tres
días, aliviada porque la llamada telefónica ya había cesado, se desenvolvía
perfectamente bien en el trabajo que había encontrado. Después, a
medida qué la semana se acercaba a su término, empezaba a prever la
llamada siguiente y a sufrir niveles crecientes de angustia.
La cliente describió a su madre como un ama de casa de campo, muy
conservadora y tradicional, una mártir dominante que había gobernado a
la familia (y, en muchos sentidos, aún seguía haciéndolo) por medio de
ataques de migraña y de su incesante y duro trabajo. Después de explorar
con esta cliente el modo en que sus dificultades presentes se insertaban en
el contexto intergeneracional, le dije cómo tendría que abordar la
siguiente llamada telefónica de su madre. Una vez iniciada la
conversación, lo antes posible, ella tendría que decir con calma, sin elevar
la voz: «Sé que estás perturbada y lo lamento, no fue mi intención
provocarlo, pero esto tengo que resolverlo yo misma, y no quiero hablar
sobre ello en este momento». No debía decir nada más sobre el tema,
aunque tuviera que repetir esta frase una y otra vez. De ningún modo
trataría de justificarse con su madre, no le rogaría ni, de ninguna otra
manera, trataría de explicar las razones que tuvo para hacerlo que había
hecho.
Al principio de la siguiente llamada telefónica, cuando la madre
empezó a aplicar la presión, la mujer intentó lo que yo le había sugerido.
En el otro extremo de la línea hubo una breve pausa, y después pareció
que la madre había decidido ignorar esas palabras, pues continuó
exigiéndole a la hija que se recobrara y saliera «de ese período tonto». La
cliente repitió su frase. En total tuvo que hacerlo unas quince veces,
mucho menos de lo que había previsto. La madre se había vuelto
rápidamente menos difícil y, por primera vez, empezó a expresar interés
en cómo le iba, en lo que disfrutaba con su nuevo empleo, etcétera. Al
final de la llamada, en lugar de terminar con la exigencia habitual de que
la cliente recobrara la sensatez y recordara sus responsabilidades, su
madre le deseó «lo mejor», le dijo que se cuidara y puso fin a la
conversación agregando «Dios te bendiga, querida». En las
conversaciones que siguieron, aunque la mujer tenía que utilizar mi frase
reiteradamente, muy pronto resultó inútil, pues la madre demostraba una
comprensión creciente, hasta que al fin le confió que ella misma, en
algunos momentos, había soñado con «alejarse de todo». La mujer
recordó entonces lo que yo le había dicho sobre lo difícil que podría ser
para su madre, que se había investido tanto, durante tanto tiempo, del
modelo de rol tradicional, admitir para sí misma que las cosas podrían
haber sido distintas. Lo que había hecho su hija quizá le hubiera
subrayado de modo incómodo las oportunidades que ella misma había
perdido para siempre.
Fue importante no haberse limitado a constituir con esta mujer una
coalición abierta o encubierta contra la madre; incluso aunque esta
técnica podría haber dado resultado a corto plazo, probablemente habría
generado más culpa con el transcurso del tiempo. Como observan
Boszormenyi-Nagy y Spark, «la separación... puede inducir sentimientos
de culpa en quien la consuma, y la culpa es el mayor obstáculo para el
éxito de la emancipación auténticamente autónoma» (1984, pág. 32).
Explorar la historia de su familia de un modo tal que la pauta, y no el
progenitor, aparezca como el problema, hace que la técnica se convierta
en un modo de limitar la influencia de esa historia, y no de tratar con más
eficacia a la madre.
La pareja a la que nos hemos referido en este artículo, que sentía
haberle fallado al hijo, a los padres del esposo, y haberse fallado el uno al
otro, estaba totalmente desmoralizada cuando vinieron a verme.
El hijo menor, diagnosticado como «hiperactivo» a una edad tempra-na, y
que por entonces tenía 21 años, siempre había sido difícil. En el
transcurso del último año se había comportado de un modo cada vez más
extravagante; poco tiempo antes había tomado una sobredosis. Estaba
claro que durante veinte años ellos habían desatendido seriamente tanto
su relación matrimonial como su propio desarrollo personal para cuidar
de los hijos y, más recientemente, a la madre del marido, la que (según el
hombre admitía) había conservado «un poder enfermizo sobre mí durante
toda nuestra vida de casados». Los dos hablaron con anhelo de las
vacaciones que soñaron durante muchos años: un viaje por Tasmania.
Era algo que habían planeado hacer en cuanto todos los hijos tuvieran su
propia casa. Después de examinar con este matrimonio el modo en que
desantenderse a sí mismos formaba parte de una pauta que abarcaba por
lo menos tres generaciones, les sugerí que consideraran la posibilidad de
tomarse unas vacaciones en el curso de los próximos meses (el hombre era
un conferenciante universitario y tenía varias semanas de vacaciones
pendientes); después lo anunciarían sin discutirlo, sin pedir permiso a los
hijos o a la madre. Si iban a seguir mi consejo, era importante que no
justificaran su decisión ni la discutieran en el caso de que algún miembro
de la familia planteara objeciones. Tenían que limitarse a anunciar que se
iban porque habían decidido que querían (no que necesitaban) unas
vacaciones a solas. Se rieron cuando les ordené que sólo se tomaran esas
vacaciones si realmente las deseaban, y no que obedecieran a las
instrucciones de su terapeuta. Varios días después telefonearon para
posponer la entrevista siguiente, porque estarían en Tasmania. Para su
sorpresa, nadie objetó nada, y el hijo menor incluso había acordado vivir
con un amigo mientras ellos estuvieran fuera.
CONCLUSIÓN
EPÍLOGO
ÍNDICE DE NOMBRES
ÍNDICE ANALÍTICO
Adecuación o ajuste, 57-59 Analogía, 149-152 Clínica de Niños y Familias de Kibbutz (Israel),
— adopción del modo preferido del diente, 142- 193
152 Clínica de Orientación Infantil de Filadelfla, 120
— comunicación a través de la, 32 Coaliciones transgeneracionales, 20 Colonización,
— «caja negra», 37 168-169 Competencia, 111 Connotación positiva,
Véanse también Anécdotas, parábolas y relatos; 133,164 Constructos:
Metáfora Anéctodas, parábolas y relatos, 152-154 — definición del visitante, 73
Véanse también Analogía; Metáfora — definiciones de los, 42
Anorexia: — el cliente hostil, 72-3
— enfoques sistéraicos de la intervención, 164 — eí presente y el futuro como focos de las
a Asociados de Milán», 21, 136 Atribución, 55-56 soluciones, 75
— enfoques centrados en el futuro, 79-81
Brief Family Therapy Center. Véase Centro de — enfoques centrados en el presente, 76-78
Terapia Familiar Breve Brief Therapy Center. — identificación de la causa «real», 71
Véase Centro de Terapia — las operaciones básicas, 38-40 jerarquías de
Breve distinciones, 39
— y jerarquía de influencias, 70-71 Control social,
Cambio anterior a la sesión, 112-133 Cambio, 30- 71, 86-87
31 — investidura en el, 98-99,148
Centro de Terapia Familiar Breve (Milwau-kee),
112 Descripción en vídeo, 71, 76, 80,119 Diagnóstico.
Centro de Terapia Breve (Palo Alto, California), Véase Evaluación, procesos de Directivas
15, 72, 73-74, 97, 161 paradójicas, 21 Directivas, 31-32, 83, 122
— bases para el modelo de la terapia breve, 25 Disfunción jerárquica, 23-25 Distinciones, trazados
— e importancia de la conducta y la terapia de las, 38, 43
familiar, 64 — jerarquías de distinciones, 38,42, 70
— impacto temprano en el campo de la terapia — operación básica, 38-40
familiar, 21
— Instituto de Investigación Mental, 20, 21 «Eíecto Pigmalión», 55 Emociones, 61-67
Centro per lo Studio delía Famigíia (Milán), — autoatribución de, 65
161 — como preparación para la acción, 64
Cerebro: — diferentes enfoques terapéuticos de las, 63
— niveles de explicación para comprenderlo, 71 — importancia de escuchar y realimentar, 62-64
— importancia de la conducta y las, 64
— interpretación de las, 64-67 Centro de Terapia Breve Instituto de la Familia
— su abordaje por el terapeuta, 61-62 (Cadiff, Gales), 165 Intervención en la pauta:
— sus efectos sobre el recuerdo de experien- — contextúa!; utilizando aspectos de las propias
cías pasadas, 64, 65 Empatia, 80 conductas y creencias del cliente, 142-143
Empleo de las aptitudes naturales del cuerpo, — ejemplos, 143-148
154-55 Enfoques anarquistas, 60 Enfoques en el — enfoques individual e interpersonal, 139
futuro, 33, 75,125426 Ericfcson, Miltoní — intervención en pautas de atracón, 140-141, 145
— técnicas de utilización, 142 — modificando las acciones del problema, 139-148
— y el uso de la seudoorientación en el tiempo — principales modos de la, 142-143
como técnica hipnótica, 19-20,119 — y el rapport con el cliente, 148
— y la teoría de la intervención, 27 Esquizofrenia, — y «relación de compra», 148 Intervención
20 terapéutica, 27-33
— complejidad de la, 70 — comunicación por medio de la analogía, 32
— enfoques sistémicos de la intervención en la, — directivas, 32-33
164-165 — etapas de ia vida, 29
Etapas de ía vida, 29 — generación del cambio, 30
Ética: — pautas como hábitos, 28-29
— y uso de !as intervenciones paradójicas, 166-167 — principios de la, 27-28 Intervenciones. Véanse
Evaluación, proceso de, 69-82 Intervenciones enmar-
— clarificación y expresión de las metas, 79-82 cadoras; Intervenciones paradójicas;
— construcción de un problema resoluble, 82 Intervención en la pauta; Soluciones
— creación de «una realidad», 70 Intervenciones de fórmula, 113 Intervenciones
— definición del comprador, 73-74 enmarcadoras, 127-137
— definición del foco, 72 — búsqueda del marco correcto, 137
— definición de) quejoso, 73 — como proceso interaccksial, 131
— detenninación del problema, 75-76 — como un proceso de colaboración, 130-32
— enfoques diferentes de la, 70 — definición, 127-28
— formación para Ía, 33-34 -------desenmarcamiento, 129
— intervención terapéutica, 27-33 ------- reenmarcamiento, 128
— peligros de la sesión única, 192-193 — ejemplo de desenmarcamiento, 135-136
— preguntas «¿y qué si...?», 193-194 — jerarquías de constructos, 128
— relación de compra, 72-75 — potencial curativo del reenmarcamiento, 131
------- importantes aspectos de la, 73-74 — reenmarcamiento y desenmarcamiento, 128-
------- la relación terapéutica, 74-75 137
Excepciones, 77,114-118 -------diferencia entre, 130
— y congruencia suficiente, 133
Family Institute. Véase Instituto de la Familia — y «verdades subjetivas», 130 Intervenciones
Figura/fondo: efecto de las tendencias del paradójicas, 159-169
observador, 45-46, 51-55 Formación de los — clases de escalada de la estrategia paradójica,
terapeutas, criterios para 163-164
la, 33-34 -------redefinición, 163
------- reorientación, 164
Haley, Jay: — clasificación de las paradojas, 162-163
— criterios para la selección y formación de íos — confusión con la confrontación o el desafío, 160
terapeutas, 33-34 — contraindicaciones, 166
Hipnosis: — definición de la paradoja, 159-160
— técnicas hipnóticas, 21 — definición de las técnicas paradójicas, 160-161
— y empleo de las aptitudes naturales del cuerpo, — empatia, no trampa, 168-169
154-55 — enfoque de equipo, 165
Homeostasis familiar, 19,165 — enfoque dialéctico para comprenderlas, 166
Imaginería, 151 Influencia y pericia, 83-85 — enfoques sistémicos, 165
— neutralidad, 85-87 — éxitos con las, 160
Instituto de Investigación Mental (MRI), Véase — historia de las, 161
— niveles de cambio: primer y segundo orden, — efectos de la repetición de los mensajes
165-166 persuasivos, 93-94
— prescripción del síntoma, 161 — empleo de alternativas ilusorias, 94
— prescripciones basadas en el desafío, 162 — empleo de argumentos en contrario, 91-92
— prescripciones basadas en la obediencia, 162 — empleo de argumentos generados por e! propio
— teoría de Brehm de la reactancia psicológica, sujeto, 90-91
162 — jerarquía de creencias, 88
— y el «juego familiar», 164-165 — validación de los sentimientos del cliente, 88-89
— y empleo de mensajes del observador, 165 — y cliente dogmático, 89-90 Philadelphia Child
— y ética profesional, 166-167 Guidance Clinic. Véase
— y manipulación, 166-167 Clínica de Orientación Infantil de Filadeífia
— y proceso de colonización, 169 «Potencial colonizador», 86 «Pregunta del
milagro», 77, 80,114,118-122 Preguntas «¿y qué
Jerarquía y organización, 124 Juego de suma cero, sí...?», 193-194 Prescripción del síntoma, 161-
185 162,165 Principio de economía, de Guillermo de
Occam, 17, 40 Profecía de autocumplimiento,
Lenguajes, 40 51, 59