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CURSO EUCARÍSTICO JUNIO 2011-06-07 SANTURIO EL DIVINO NIÑO

INTRODUCCIÓN:
LA EUCARISTÍA, FUENTE Y CUMBRE DE VIDA CRISTIANA

Toda la vida cristiana es una participación en el misterio pascual de Cristo, que muere y resucita
para salvarnos del pecado y darnos vida divina.

De Cristo nos viene la capacidad de:

Morir a la vida vieja, al pecado y sus esclavitudes. (Por su sacrificio en la cruz)

Vivir una vida nueva y santa. (Por su gloriosa resurrección)

DE CRISTO NOS VIENE LA GRACIA

Siendo la misa la actualización del misterio pascual, es en ella fundamentalmente donde


participamos de la muerte y de la resurrección del Señor.

o En la Eucaristía participamos en el acontecimiento de pasión y muerte del Señor, pues lo


hace sacramentalmente presente.

“Cuando la Iglesia celebra la Eucaristía, memorial de la muerte y resurrección del Señor, se hace
realmente presente este acontecimiento central de salvación y se «realiza la obra de nuestra
redención» (LG 3).
Este sacrificio es tan decisivo para la salvación del género humano que Jesucristo lo ha realizado
y ha vuelto al Padre sólo después de habernos dejado el medio para participar de él, como si
hubiéramos estado presentes.” (EE 11)
En la Eucaristía está inscrito de forma indeleble el acontecimiento de la pasión y muerte del
Señor, y no sólo para evocarlo, sino que lo hace sacramentalmente presente. (EE11)

o El sacrificio Eucarístico no sólo hace presente el misterio de la pasión y muerte del


Señor, sino también el misterio de su resurrección, que corona el sacrificio.

Esto lo reconocemos cuando después de la consagración decimos:


“Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección…”

Cristo se hace en la Eucaristía “pan de vida” (Jn 6,35-48), “pan vivo” (Jn 6,51)
En la Eucaristía se hace presente Cristo, Dios y hombre, entero e íntegro.

“Por la consagración del pan y el vino se realiza la conversión de toda la sustancia del pan en la
sustancia del cuerpo de Cristo Señor nuestro, y de toda la sustancia del vino en la sustancia de
su sangre” (Concilio de Trento) Es lo que se conoce como transustanciación.

Esto quiere decir que después de la consagración el pan y el vino han dejado de existir, y
delante de nosotros están realmente presentes el Cuerpo y la Sangre de Cristo Jesús.

San Ambrosio: “Si hoy Cristo está en ti, Él resucita para ti cada día”
o “Por la comunión de su cuerpo y de su sangre, Cristo nos comunica también su
Espíritu”

S. Efrén “Quien lo come con fe, come Fuego y Espíritu”

Esto lo afirma el Misal Romano: “Fortalecidos con el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo y llenos de su
Espíritu Santo, formemos en Cristo un solo cuerpo y un solo espíritu”.

Por tanto, de la Eucaristía fluye, como de su fuente, toda la vida cristiana, la personal y
la comunitaria.

o En la Eucaristía se hace posible también pregustar el gozo prometido por Cristo.

“Quien se alimenta de Cristo en la Eucaristía no tiene que esperar el más allá para recibir la vida
eterna: la posee ya en la tierra como primicia de la plenitud futura.” (EE 18)

Es el “sacramento por excelencia”, como bien lo denominaba Pablo VI, porque en él se


encuentra Cristo mismo presente de una manera especial con toda su gloria, y quien es fuente
de todas las gracias. De hecho de ella nos viene de una manera torrencial la gracia de la
santificación.

Algunos nombres con los que se denomina este sacramento.

Eucaristía, que quiere decir “acción de gracias”, es uno de los nombres más antiguos y
correctos pues en su celebración damos gracias al Padre, por medio de su Hijo Jesucristo, en el
Espíritu Santo.

“Banquete del Señor” en alusión a la cena que Cristo celebró con sus apóstoles justo antes de
comenzar su pasión.

“Fracción del pan”, porque este fue el rito que empleó Jesús cuando bendecía y distribuía el
pan (última cena, discípulos de Emaús)

“Santo sacrificio” porque se actualiza, se hace presente y real el sacrificio de Cristo. Por ello
estamos haciendo un “memorial” de la pasión, muerte y resurrección de Cristo.

La Eucaristía es también “comunión” por la unión íntima con Cristo al participar de su cuerpo y
sangre.

“Misa” porque tiene un sentido de envío y misión de la asamblea y del creyente de llevar a los
demás lo que ha recibido de Dios en el sacramento.

CONCLUSIÓN
Pidamos al Espíritu Santo, con la intercesión de la Virgen María y de todos los santos poder
conocer y amar este don supremo del amor del Señor para participar en la misa con mas fervor,
entrega, sentido de compromiso, y obtener de esta participación frutos abundantes de
santificación.
Que podamos atraer aquellos cristianos alejados a participar de este banquete de vida.

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