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Objetivos: Conocer y comprender el origen del desarrollo de la educación musical del país,
además de la evolución estética de la música nacional, e infiriendo el cómo se relaciona con los
sonidos legados por africanos, españoles y pueblos originarios.
Himno nacional
El antecedente más antiguo de una canción nacional lo
podemos encontrar en el Himno de la victoria de Yerbas
Buenas, compuesto en 1813 por José Antonio González,
maestro de capilla de la catedral de Santiago, y con letra del
abogado y poeta argentino Bernardo De Vera y Pintado.
Este himno tuvo gran llegada entre la gente, produciendo
un verdadero clamor popular de independencia. En 1819,
Bernardo O’Higgins le encarga a Vera y Pintado la letra
Bernardo de Vera y
de un himno nacional real, el cual es aceptado
Pintado (1780-1827) rápidamente por las autoridades. Sin embargo, esta letra
carecía de música, y muchas veces fue entonado con la
música del himno argentino.
La premura llevó a encargar la composición al músico
peruano José Ravanete en 1820, el cual terminó adaptando una
canción española contra napoleón, pero cuya melodía no
calzaba con la letra, obligando al compositor a agregar sílabas.
Esto produjo la indignación de Vera y Pintado, además de que
fue un fracaso en su estreno.
Ese mismo año se le encargó la música al compositor
Manuel Robles Gutiérrez, el cual creó una obra con cambios
tonales y de ritmo muy moderno a la época. Tuvo una gran
Manuel Robles
recepción, el mismo José Zapiola la alabó por su carácter (1780-1837)
enérgico y melodía popular. Se estableció como oficial hasta la
abdicación de O’Higgins en 1823.
Con la presidencia de Ramón Freire, comenzó la búsqueda de otro músico
para cambiar el tono popular de la música de Robles por uno más lírico. Fue así
como se le encargó al compositor español Ramón Carnicer i Battle la nueva música,
en algún momento entre 1825 y 1826. Ramón Carnicer gozaba de cierta fama en
Europa, con sus óperas de identidad española e incluso elogiado por el mismísimo
Gioacchino Rossini, ya que compuso una obertura especial para El Barbero de
Sevilla en su estreno en Barcelona.
El estreno del himno ocurrió en 1828, y reemplazó la melodía de Robles sin mucho
trámite. Sin embargo, al sector popular no le gustó la idea de un cambio y pidieron
a gritos e incluso entonaron la antigua melodía nacional durante el estreno. Sin
embargo, se terminó estableciendo y no hubo cambios hasta 1847.
Ya que la letra de Vera fue escrita en un contexto totalmente anti-español,
tenía muchos versos de marcado tono belicoso, peyorativo, insultante y
emancipador. Hacia 1844 Chile estableció relaciones diplomáticas con España, por
lo que cambiar la letra a una menos ofensiva era urgente. Se le encargo tal empresa
al poeta Eusebio Lillo Robles, el cual cambió prácticamente toda la letra de Vera,
pero mantuvo el estribillo por él escrito. Finalmente, el Himno Nacional de Chile
fue entonado por primera vez el 17 de septiembre 1847. En 1909, Lillo hizo
algunas correcciones a la letra, y desde entonces ha permanecido tal como lo
conocemos hoy en día. Aunque consta de 6 estrofas más el estribillo (que se canta
al finalizar cada una, actualmente sólo se canta la 5° estrofa y el estribillo.
Copiapó
La ciudad de Copiapó fue un importante impulsor político, económico y cultural
hacia mediados del S. XIX. Esto gracias al descubrimiento y explotación del
mineral de Chañarcillo en 1832. Este auge económico posicionó a Copiapó como
una ciudad con gran cantidad de familias burgueses, entre ellos los hermanos Gallo
Goyenechea, que fueron los principales gestores de la construcción de un teatro
en la ciudad. Las obras comenzaron en 1846 y terminaron en 1848. El teatro fue
apodado “El Rojo” por el color de su cortinaje interior de terciopelo. El teatro
llegó a ser un centro neurálgico de óperas, zarzuelas, música instrumental, etc.
Incluso fue muchas veces un recinto exclusivo en estrenos, y giras que no incluían
al teatro municipal de Santiago.