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MEDIDAS DE SEGURIDAD EN LA DESTRUCCIÓN DE EXPLOSIVOS

Frecuentemente se presenta la necesidad de deshacerse de material explosivo por diferentes causas,


bien sea porque ha sufrido algún tipo de daño o alteración en su manipulación, por defectos de
fabricación o bien por necesidad de disponer de material sobrante que no tiene uso posterior. La
destrucción de explosivos industriales y sus accesorios, entendiéndose con esto la descomposición del
mismo de tal forma que no pueda darse su reconstrucción o rehabilitación, es un maniobra que
demanda la implementación de una serie de procedimientos específicos y particulares por lo cual es
conveniente la asesoría de un experto; más aún si las cantidades a destruir son grandes, que dirija los
trabajos y establezca las medidas de seguridad necesarias en cada caso.

Puede darse, si embargo, la necesidad de destruir algunos explosivos sin contar con la presencia del
experto, por tanto a continuación se dan algunas recomendaciones aplicables a estos casos. Para
inhabilitar un explosivo se puede emplear uno de tres procesos: destrucción por combustión,
destrucción por explosión y destrucción por disolución. Independientemente del sistema de destrucción
que se emplee deben tenerse en cuenta unas distancias de seguridad con respecto tanto a las zonas
habitadas y vías de comunicación, como en lo relativo al lugar del refugio del personal que realiza la
destrucción. (Tablas 1.4 y 1.5).

Fuente: Ministerio de obras públicas de España, MOPU, 1996


Tabla 1.4 Distancias mínimas a lugares habitados y vías de comunicación

Fuente: Ministerio de obras públicas de España, MOPU, 1996, p.350


Tabla 1.5 Distancia mínima de protección del personal encargado de la destrucción (cubierto de
proyecciones)
Destrucción por Combustión

La mayoría de las sustancias explosivas utilizadas en la industria, en condiciones adecuadas, pueden


quemarse. Este evento destruye sus cualidades explosivas iniciales. Se debe prever la posibilidad de
que la combustión se transforme en una deflagración enérgica o en una detonación, con repercusión
tanto en los seres vivos y edificaciones del entorno, como sobre el propio personal que efectúa la
destrucción. No se debe olvidar que, aunque los explosivos están conformados por materias químicas
estables, son capaces de explotar, es decir, transformarse con producción de energía y gases, bajo la
acción de pequeñas cantidades de energía.

Uno de los modos de aporte de esta energía es el calentamiento del explosivo: al alcanzarse una
determinada temperatura, variable para cada sustancia específica, comienza una reacción que crece
exponencialmente con el aumento de la temperatura. Los productos originados aceleran esta reacción,
por lo que las materias explosivas sometidas durante un cierto periodo a temperaturas elevadas, pueden
llegar a explotar.

Se debe tener en cuenta igualmente, que la cantidad de explosivo y, principalmente, las dimensiones de
los cartuchos juegan un papel muy importante, ya que la emisión de calor es proporcional al volumen y
la radiación a la superficie, por lo que el riesgo es más del doble en un cartucho de 65mm de diámetro
que en uno de 26mm y casi triple en uno de 200mm de diámetro que en uno de 65mm. Por tanto debe
escogerse un lugar con adecuadas protecciones para que las proyecciones lanzadas desde un
hipotético foco explosivo no alcancen a personas o edificios.

Igualmente, deberá buscarse un lugar desprovisto de vegetación, con el fin de minimizar el riesgo de
incendio.

Para proceder a la combustión se prepara una “cama” alargada de un ancho de 50 a 80 cm de leña,


matorrales secos, paja, etc. Los cartuchos se extienden en hilera sobre la cama, sin formar montón,
evitando además que se caigan de la “cama” o estén en contacto con el suelo.

No deben nunca quemarse las sustancias explosivas en sus cajas o bolsas de embalaje. En general,
debe evitarse el confinamiento de las cargas a destruir, ya que éste aumenta el riesgo de explosión.

En un extremo de la “cama” se colocará una brazada de leña u hojarasca o papel seco, en donde se
prenderá el fuego, para no hacerlo directamente. Debe tenerse en cuenta que el sentido de propagación
del fuego tiene que ser contrario a la dirección del viento, con el fin de impedir que la llama incida en el
explosivo forzando el calentamiento del mismo, pudiendo degenerar el proceso en explosión.

Una vez iniciado el fuego se retirará el personal al lugar previamente elegido para resguardo durante la
maniobra de destrucción. Terminada la combustión, se dejara transcurrir, como mínimo, media hora
para que se enfríen los restos, y entonces se examinarán detenidamente para comprobar si queda
explosivo sin quemar. En el caso de que se hubiera apagado el fuego, se preparará la continuación del
mismo, una vez se hubiese dado el enfriamiento del explosivo, adicionando gas-oil o leña seca.

Destrucción por Explosión

Es considerado como el método más adecuado para la destrucción de explosivos por su rapidez y
simplicidad; Sin embargo a veces no es procedente por la proximidad del sitio de destrucción a zonas
habitadas, las cuales podrían eventualmente salir afectadas. En la tabla 1.4 se indican las distancias
aconsejables de seguridad para las destrucciones. con esta metodología se pueden destruir
prácticamente todos los explosivos y sus accesorios aunque no sea precisamente el más idóneo en
todos los casos.
Este proceso destructivo se puede practicar en diferentes escenarios:

Al aire

Por su sencillez es el procedimiento más generalizado. La elección del lugar donde se efectuará la
destrucción debe hacerse teniendo el cuadro de distancias para tal fin (tabla 1.4). Debe tenerse en
cuenta que en los efectos de la onda aérea influyen de forma notable la dirección y velocidad del
viento, la nubosidad, la temperatura ambiente, etc., por lo cual resulta conveniente, en la practica,
superar, en lo posible, las distancias contenidas en las tablas.

El terreno donde se efectúe la destrucción debe estar limpio de malezas y arbustos, para evitar el
peligro de incendio, y de piedras, para evitar las proyecciones peligrosas. De existir maleza o
vegetación seca, es conveniente humedecerla mediante riego con agua.

El explosivo se manipula como en una voladura normal: colocación de un cebo e iniciación del mismo
por cualquier sistema de encendido. Si los explosivos a destruir están en perfectas condiciones, el
cartucho cebo de la carga se puede formar aprovechando uno de los que se pretende destruir; cuando el
explosivo este en mal estado o se sospeche de ésta condición el cartucho cebo se prepara con
explosivo fresco y se adosa a la carga a destruir.

Se puede también sustituir el cartucho cebo con cordón detonante, enrollándolo alrededor del explosivo
a destruir, cebado con un detonador en uno de sus extremos. Cuando se trata de explosivos muy
insensibles, o muy descompuestos, es necesario utilizar un cebo suficientemente enérgico para
asegurar su destrucción total.

La iniciación de la explosión se hará preferentemente por medio de un detonador eléctrico, aunque


también se puede utilizar un detonador común y mecha lenta. En cualquier caso el operario encargado
de la destrucción, accionará el explosor desde un lugar alejado de la detonación cumpliendo con las
distancias mínimas establecidas para tal fin.

En el caso que se realicen varias destrucciones conjuntas, con el empleo de detonadores de retardo,
las distancias a las que deben colocarse unas partidas de otras, deben ser como mínimo el doble de las
distancias sugeridas en la tabla 1.6.

Fuente: Ministerio de obras públicas de España, MOPU


Tabla 1.6 Distancia entre partidas de explosivos a destruir
En un barreno

Este método consiste en la perforación de uno o más barrenos, con los cálculos adecuados para evitar
proyecciones peligrosas; en éstos, se introduce el explosivo a destruir y se inician de manera
convencional.

Aún de ser una metodología adecuada para la disposición de explosivos que dan lugar a proyecciones
peligrosas es de poco uso por su costo y preparación; las distancias seguras a tener en cuenta son el
doble de las contenidas en la tabla 1.5oikl.

Bajo arena

Este sistema tiene uso cuando se pretende, por explosión, destruir pequeñas cantidades de explosivo y
cuya detonación al aire libre no es segura.

Este método consiste en enterrar la carga a destruir bajo un montón de arena fina, sin contenido de
piedras que puedan originar proyecciones. La cantidad de arena de recubrimiento debe proporcionarse
ampliamente: uno o dos viajes de arena según la cantidad de explosivo a destruir. La iniciación será
siempre eléctrica y con doble cebo.

Se presentan dos inconvenientes en este sistema: la intensa nube de polvo que se origina y por otro
lado la dificultad de recuperar un explosivo no destruido en caso de presentarse un fallo.

Bajo agua

Puede usarse este sistema en sitios próximos al mar, lagunas o ríos caudalosos. Para evitar
proyecciones se debe contar con mínimo una profundidad de 4 a 5 metros.

Por lo general es preferible evitar este procedimiento a menos que sea estrictamente necesario, pues si
bien no produce contaminación en el agua si puede causar gran daño en la vida de las especies
acuáticas en un gran radio de distancia.

Siguiendo las distancias de seguridad correspondientes y las indicaciones de procedimiento de acuerdo


al método seleccionado, se pueden, en teoría, explotar cualquier cantidad de explosivo; sin embargo y
como medida de seguridad no se debe sobrepasar los 12.5kg de explosivo por operación,
especialmente si se esta usando el procedimiento por combustión.

Destrucción por disolución

Solo es aconsejable este método para la destrucción de explosivos que, siendo pulverulentos, se
disuelvan en sustancias liquidas económicas, como el agua por ejemplo, y no dejen restos
contaminantes peligrosos. En estas condiciones este procedimiento se aplicaría casi exclusivamente a la
destrucción de Nagolitas.

Destrucción de explosivos industriales

Para la destrucción de la mayoría de los explosivos industriales se pueden emplear los métodos de
combustión o de explosión, anteriormente descritos, de acuerdo a su composición química y al diámetro
de los cartuchos. Sin embargo, para algunos explosivos resulta más cómodo y seguro utilizar
procedimientos específicos.
Destrucción de explosivos con nitroglicerina

(explosivos gelatinosos, gomas, explosivos de seguridad y explosivos pulverulentos). El método


destructivo de explosión es el más conveniente, rápido y eficaz si se dispone de el lugar adecuado
retirado de lugares habitados y/o transitados. Los explosivos pueden ser iniciados con un cebo adicional,
aunque se encuentren húmedos o incluso mojados.

Cuando se trate de explosivos deteriorados, la sobrecarga o cebo de explosivo gelatinoso debe ser
como mínimo del 20% del peso total del explosivo a destruir.

Destrucción de dinamitas

La dinamita es uno de los explosivos que se deteriora con mayor facilidad si no se tienen los cuidados
requeridos o se opera, almacena o transporta de manera inadecuada.

Los principales síntomas de una dinamita deteriorada que debe destruirse es la decoloración, dureza,
excesiva suavidad o escurrimiento de nitroglicerina; Igualmente es necesario destruirse si ha tenido
contacto con el agua.

Si en el escurrimiento de la nitroglicerina esta a empapado el aserrín que viene en el fondo de las cajas
o ha manchado las mismas, la dinamita no debe tocarse.

El método más apropiado para destruir la dinamita es la incineración que puede hacerse de manera
segura tomando las debidas precauciones, de las cuales algunas son las siguientes:

Nunca incinerar más de 50 Kg simultáneamente.

Se deben tener en cuenta las distancias de seguridad de la tabla 1.1 para la ubicación del sitio
donde se efectuara la incineración respecto de otras edificaciones.

De la misma manera las personas deben estar a la distancia sugerida en la tabla 1.3 y cerca de un
refugio adecuado.

Se deben igualmente mantener separadas las pilas del material a destruir para que no haya riesgo
de propagación.

Nunca quemar la dinamita dentro de las cajas que la contienen o en pilas muy altas; Las cajas
deben ser abiertas con cuñas de madera, teniendo especial cuidado si hay escurrimiento de
nitroglicerina; si la dinamita presenta indicios de humedad debe ser rociada con aceite diesel. El
encendido de la pila debe hacerse con una mecha de papel de madera para que el fuego inicie a
una distancia prudente de la pila de explosivos, esto con el fin de darle tiempo al operario de
ponerse en un sitio a salvo.

Una vez incinerado el material la zona donde se produjo la destrucción debe labrarse con azadón.

Explosivos sin nitroglicerina

El método más adecuado de destrucción es el de disolución en agua, aunque se debe tener en cuenta
que ésta queda contaminada principalmente por nitratos. Las Nagolitas se disuelven fácilmente en agua,
quedando en la superficie el aceite combustible que contienen.
Para los Hidrogeles el procedimiento más normal consiste en quemarlos con las debidas
precauciones. Su destrucción por explosión exige un cebo suficientemente potente, como cuando se
emplean en un barreno.

Para las emulsiones el método más eficaz es la detonación, aplicando un cebo de suficiente potencia.
En caso de no poderse emplear éste método se puede usar la combustión, teniendo cuidado en
distribuir bien el producto sobre la “cama” de leña, evitando cualquier aglomeración. de explosivo; Es
aconsejable abrir longitudinalmente los cartuchos para evitar que se eleve demasiado la temperatura de
combustión y se ocasione una detonación. La combustión se facilita rociando sobre la emulsión algún
combustible.

Destrucción de cajas de explosivos y materiales de empaquetado

Las cajas de explosivos vacías, los forros de las cajas, el aserrín de empaque y las bolsas vacías deben
recolectarse cuidadosamente y destruirse de la misma manera que el explosivo por incineración.

Esta operación nunca se debe llevar a cabo en estufas, chimeneas u otros sitios encerrados, por el
contrario deben quemarse en un sitio aislado y a la intemperie, controlando que nadie este ubicado a
menos de 50 metros una vez encendido el material.

Destrucción de explosivos licuados

Se destruyen, en lugares seguros, mediante disparos y cubiertos preferiblemente con material inerte
como arena o tierra.

Pólvoras En general, las pólvoras pueden destruirse disponiendo un reguero de las mismas en un sitio
despejado donde no exista riesgo de provocar un incendio.

Destrucción de pólvora negra

Se destruye colocándola en agua, disponiendo de esta separadamente de los residuos de azufre y


carbón; esto puede realizarse colocándola en un hueco en el terreno y lixiviando el nitrato con el
vertimiento, sobre la misma, de gran cantidad de agua.

Este método es efectivo dado que al humedecerse la pólvora pierde sus propiedades explosivas en
adición a que uno de sus componentes, el nitrato potásico, es soluble. Sin embargo el procedimiento es
algo lento y para obtener resultados más satisfactorios es conveniente utilizar agua caliente y un
método de agitación eficaz.

Destrucción de accesorios

Los diferentes accesorios exigen procedimientos específicos para su destrucción. El procedimiento


puede llegar a ser delicada y difícil como en el caso de los detonadores y más aún si se trata de
residuos antiguos y deficientemente conservados.

Destrucción de cordón detonante

Se destruye mediante la incineración con la ayuda eficaz de su recubrimiento de cloruro de polivinilo. Se


debe prever que su núcleo contiene altos explosivos por tanto se tienen que tomar las mismas
precauciones que con cualquier explosivo.

Se debe quemar extendido longitudinalmente sobre una cama de leña seca e impregnándolo con una
sustancia combustible; Nunca debe quemarse en los carretes, pues el confinamiento, unido a la
elevación de la temperatura, puede ocasionar una detonación.
Destrucción de detonadores

Los fulminantes, estopines eléctricos que se hayan deteriorado por vetustez o por almacenamiento
inadecuado que no se encuentren en condiciones óptimas de uso, al igual que los que han sido
expuestos al agua deben ser destruidos. Se aconseja que su destrucción se haga en sus recipientes
originales o en una bolsa o caja pequeña mediante el siguiente procedimiento:

Excavar un hueco en el terreno de mínimo 30cm de profundidad y preferiblemente en arena seca;


Dentro de este y en el fondo se coloca el recipiente que contiene los estopines, cebándolo
aproximadamente con media libra de explosivo con un estopín eléctrico.

Se procederá a tapar los estopines y fulminantes cuidadosamente con papel y después con arena
seca o tierra fina para ser disparado desde una distancia segura. Es aconsejable no destruir más de
100 unidades a la vez.

Se debe tener extremo cuidado en la manipulación de los detonadores que se van a destruir por estar
deteriorados o mal conservados pues su manejo es peligroso y obliga a tomar el máximo de
precauciones.

Si se trata de un número pequeño de detonadores, pueden destruirse introduciéndolos, entre dos


cartuchos de explosivo en un barreno que se este cargando.

Igualmente pueden destruirse echándolos uno a uno en una fogata, preparada previamente, donde se
producirá su detonación progresiva; se debe estar bien protegido contra las proyecciones de metralla de
los casquillos y de los tubos portarretardos, en caso de detonadores eléctricos.

Destrucción de mecha de seguridad

Se destruyen igualmente bajo el método de la incineración, verificando con anterioridad que no tenga
fulminantes sin explotar adosados a la mecha.

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