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1 EL PROCESO DE
ENVEJECIMIENTO
TERMINOLOGÍA
Los avances médicos y sociales han enseñado a los
profesionales que trabajan con ancianos a diferenciar las
gradaciones cronológicas de la vejez, con sus implicaciones
funcionales, socioeconómicas y culturales, a conocer y tratar
mejor las enfermedades físicas y psíquicas de esta etapa de la vida
y a rehabilitar al anciano para reintegrarlo en el mundo de
acuerdo con sus condiciones psicofísicas actuales.
Ilya Merchnikoff es el nombre del primer médico ruso que acuñó
en 1908 el término Gerontología para designar así al estudio de
las personas mayores.
Un año más tarde el médico austríaco Ignaz Leo Nascher acuñó el
término Geriatría para designar a la medicina relacionada con la
vejez.
Esto fomentó un creciente interés en el estudio de la cuestión de
la vejez, aunque no que hasta después de 1950 cuando se
comenzaron a establecer con cierto orden las diversas ramas de
estudio relacionadas con la vejez: gerontología biológica, geriatría
y gerontología social.
Una de las primeras dificultades que se encuentran estos
estudiosos del siglo XX tiene que ver con ¿cómo designar
correctamente a las “personas mayores”?
Existen numerosos términos como serían ancianidad, anciano,
vejez, viejo, senectud, senil…
Sin embargo uno de los más utilizados proviene de Francia, donde
se acuñó el término “Tercera Edad”.
En el mundo actual, sin embargo, la calidad de vida alcanzada en

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los países industrializados ha dado lugar a tres clase4s de ancianos
debido a los avances que se han producido a nivel médico, social,
psicológico y biológico:
- Young-old (“viejos- jóvenes”): grupo que se encuentra entre
los 60 y los 70 años, es decir, generalmente aquellas
personas que acaban de jubilarse y se muestran dinámicos y
activos.
- Old-old (“viejos-viejos”): están entre los 71 y los 80 años
- Ancianos longevos: más de 80 años.

ETNOLOGÍA DE LA VEJEZ
¿Cómo se ha tratado la vejez a lo largo de la historia en las
diferentes culturas y civilizaciones?
La etnología de la vejez nos revela que los pueblos “primitivos”
solían poner fin a la vida de sus añosos, decrépitos o enfermos. De
hecho, esto sigue ocurriendo en nuestros días en algunas tribus
de América del Sur, India, Borneo, etc., lo que tiene lugar sobre
todo en épocas de sequías, hambrunas y guerras.
El etnólogo H.Hilke nos explica que las personas pertenecientes a
esas minorías realizan estas acciones más por un sentimiento
mágico y religioso que por una cuestión de conservación.
En otras civilizaciones, la vejez es signo de sabiduría y poder,
aunque generalmente únicamente se achaca esta cualidad a los
ancianos que pertenecen a clases altas. Estos ancianos llegan a ser
considerados como las máximas autoridades dentro de la
sociedad.
Los esquimales, los Bongo de Sudán, los Bosquímanos de África

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del Sur, las tribus indias del atlántico como los Mohicanos, los
Hurones, los Iroqueses y Pima del Sur de California, etc., tienen
finales diversos y duros para sus ancianos (desde el abandono al
maltrato).
Como vemos, hay una gran variedad en el trato hacia los ancianos
que depende de factores culturales y sociales.
Lo importante es saber que la vejez no es una enfermedad, sino
una etapa de la vida, un proceso en el que además de la
intranquilidad social y económica ocurren permanentemente
altas y bajas, avances y retrocesos.
Nuestros ancianos, como miembros de este mundo inestable,
también intentan adaptarse a él, solo que a ellos, por sus
especiales circunstancias todo le resulta más complicado.

CAMBIOS GENERALES EN EL PROCESO DE


ENVEJECIMIENTO
La vejez se hace presente en nuestras vidas sin esperarla,
aunque siempre ha estado presente. Sin embargo, cada vez que la
vejez pretende introducirse en nuestra conciencia existe un
rechazo hacia ella, utilizamos los mecanismos que tenemos a
nuestro alcance para hacer de desaparezca.
Comenzamos a entender la vejez cuando aceptamos o
entendemos que nos estamos haciendo viejos. Y la incorporación
de esta nueva etapa en nuestra vida produce una desazón que
alterna nuestra vida afectiva, psíquica, física y social.
Se trata de una crisis de identidad, una de tantas por las que la

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persona pasa a lo largo de su vida y tiene algo de trágico: que
ocurre al final de nuestra vida.
Tiene lugar cuando ya hemos adquirido una posición social,
económica y personal, cuando por fin hemos sorteado todos los
obstáculos que la vida nos ha ido mostrando y cuando queremos
utilizar toda nuestra experiencia, conocimientos y posición social,
familiar y económica para favorecer nuestros intereses.
Pero comenzamos a transformarnos física y psíquicamente.
Además, si a ello le agregamos la aparición de alguna de las
enfermedades que con toda seguridad aparecerán en esta etapa
y en rechazo social que en algunas ocasiones trae consigo la
condición o rol social de la llamada “Tercera Edad”, tendremos la
sensación de enfrentarnos a un problema más que a una etapa
vital.
Además, en esta etapa no sólo perdemos nosotros, también
vamos perdiendo a otros familiares y amigos que nos abandonan,
así como el trabajo.
Por si fuera poco, perdemos estabilidad en nuestra economía.
A la pérdida paulatina de células, tejidos y líquidos se sumará la
deficiente función de nuestros órganos y sistemas, con la
repercusión mental consiguiente.
Asumir la identidad de “viejo” no coincide siempre
necesariamente con la vejez legal, por lo que la edad de jubilación
adquiere a veces caracteres patológicos.
El reverso de este “síndrome de la vejez” lo constituye la teoría
del desenganche: aceptación natural de las limitaciones que la
vejez trae consigo y que finalmente conducirán a la muerte.

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Existen personas mayores, con independencia de su edad,
condición social, económica y cultural que acepta su vejez tal cual.
Aceptan que la vejez y la muerte son inevitables. Aceptan ese
estatus en su vida y se adaptan a él sin amarguras. Pero el grupo
más numeroso de ancianos es al que no le ocurre lo mismo.
LOS CAMBIOS EN EL CABELLO
Durante la vejez existen numerosos cambios relacionados con el
cabello:
- La canicie: uno de los primeros problemas del
envejecimiento. El pelo comienza a blanquearse.
- El hirsutismo: es exceso de cabello en el rostro, sobre todo
en las mujeres, y se debe a los cambios hormonales que se
producen a determinadas edades.
- La calvicie: aparece durante el envejecimiento y es un
problema primordialmente masculino que suele
comenzarse a manifestar a los 50 años.
LA OBESIDAD
Una de las mayores enemigas de la vejez. La explicación radica en
varios motivos y su presencia crea un sentimiento psíquico más de
derrota.
HORMONAS Y VEJEZ
Las principales funciones de las hormonas están relacionadas con
la regulación del crecimiento, el desarrollo y funcionamiento
sexual y las actividades del metabolismo.
A medida que envejecemos se ha comprobado una disminución
de la actividades de las glándulas de secreción interna que se
manifiestan en cambio del ciclo del sueño, sensibilidad a la

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insulina, cambios en la personalidad y otros.

SALUD EN LA TERCERA EDAD


Según la Organización Mundial de la Salud, se define la salud
como “El estado de completo bienestar físico, mental y social, y
no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”.
Sin embargo, según otros autores, la salud es “el estado de
bienestar físico, mental, y social con capacidad de funcionamiento
y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”.
Es decir, podemos considerar que una persona está sana con
independencia de si presenta o no algún tipo de enfermedad o
patología siempre y cuando ésta no merme la capacidad de
funcionamiento de la persona.

FACTORES DEL PROCESO DE ENVEJECIMIENTO


El envejecimiento es un proceso biológico caracterizado por
una progresión predecible e la evolución desde el nacimiento, el
crecimiento, la plenitud la madurez que conduce a la muerte.
Existen varios factores que facilitan el hecho del envejecimiento
con son:
- Los factores endógenos: aquellos que están dentro de un
individuo, como la herencia, las características
inmunológicas y la fisiología general.
- Los factores exógenos: aquellos que se encuentran fuera del
individuo, como serían el medio ambiente, el clima, la
alimentación, el desarrollo económico, social y sanitario.

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EL ANCIANO EN LA SOCIEDAD ACTUAL
La situación actual de los ancianos en nuestra sociedad es un
producto de la explosión demográfica que tuvo lugar de forma
progresiva desde mediados del siglo XIX y que fue debido a la
industrialización total de los países, acompañada por numerosos
descubrimientos médicos y el desarrollo total del modelo
económico capitalista.
Los valores culturales de las sociedades capitalistas en que
vivimos, se guían por la máxima de la productividad (obtener el
máximo rendimiento humano en el menor tiempo posible).
Debido a esta valoración del individuo en relación con su nivel de
productividad, la figura más exaltada es la del joven: un humano
más productivo, más preparado para los avances tecnológicos,
etc., y se desprecia a las personas que llegan a determinada edad,
que no rinden tanto en el trabajo y que no están preparadas
profesionalmente para las nuevas máquinas.
Pero, el avance tecnológico y la destrucción de mano de obra que
implica, acompañado por las crisis económicas, dejan sin trabajo
a los jóvenes que están preparados y también a las personas
mayores que todavía se encuentran en edad activa.
Se produce como resultado un enfrentamiento jóvenes-mayores
en el campo laboral en el que éstos últimos llevan las de perder.
Económicamente hablando, la lógica del sistema capitalista hace
que los “viejos” estorben para la sociedad, y aunque esto nunca
se diga o se admita públicamente, “un gran porcentaje de las
personas atendidas desde la política social lo ocupan los mayores-
pobres”.

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En conclusión, desde los 20-25 años el valor de un individuo en
nuestra sociedad va en aumento, puesto que tiene toda su
capacidad productiva por delante. A partir de los 45-50 años, su
valor es 0, ya que todo lo que produzca será consumido después
por él, y en el momento de su jubilación el valor es negativo,
puesto que solamente consume, no produce.
Así, bajo esta lógica capitalista, el “viejo”, además de no sentirse
útil, tiene o puede tener conciencia de sentirse como una carga
para la sociedad.

LA JUBILACIÓN
La jubilación es la interrupción generalmente brusca de la vida
laboral desarrollada durante parte importante de la vida.
Esta interrupción se efectúa en función de la edad así como por
otras razones (motivos de enfermedad o discapacidad laboral,
etc.).
La edad que determina la jubilación no es generalizable sin
embargo entre los diferentes países, suele ser entre los 60 y los 70
años y son los intereses económicos de cada país los que
determinan la edad de la misma.
Además, en algunas profesiones existen las llamadas jubilaciones
anticipadas.

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LAS ALTERNATIVAS A LA JUBILACIÓN
Muchas veces se relaciona la “tercera edad “con el momento
de una persona para realizar las aficiones personales que durante
su vida activa no ha podido realizar. Sin embargo este hecho no es
posible en un amplio conjunto de acciones.
No se pueden inventar aficiones ni desarrollar la imaginación si
no han sido ejercitadas anteriormente. No hay que engañarse: si
en la edad adulta se ha estado preparado para obedecer, para
realizar un trabajo monótono, en la vejez es bastante difícil que
pueda despertarse cualquier tipo de actividad o hobby.

LAS CONSECUENCIAS SOCIALES DE LA JUBILACIÓN


El dejar de trabajar, es decir, el adquirir un rol social de jubilado
adquiere una serie de consecuencias sociales para los mismos.
La edad supone para el hombre un estatus social adscrito, es decir,
que le viene dado involuntariamente. Tradicionalmente en las
sociedades agrarias la edad significaba un estatus superior, ya que
el anciano era muy valorado por sus conocimientos a la hora de
tomar decisiones. Ello se debe, fundamentalmente, a que se traba
de grupos reducidos en los que se valoraba más la continuidad que
el progreso.
Sin embargo con el cambio de valores de las sociedades
modernas, el grupo de ancianos se multiplica y el papel de estos
en la sociedad va perdiendo importancia: el rol más importante
ahora es el productivo.
Nuestra sociedad arrincona como un residuo al anciano y se
produce una etapa primera de inadaptación a esa nueva situación

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en la que hay una regresión: el individuo siente que no progresa.
Por tanto, es importante puntearse la resocialización de estas
personas educándoles en el ámbito del ocio y las actividades
recreativas.
La situación económica también será determinante en esta nueva
etapa de la vida, ya que dependiendo del volumen de ingresos y
del dinero ahorrado, esto proporcionará a la persona seguridad o
inseguridad ante la nueva etapa.
También condicionarán la etapa de la vejez otras variables
como:
- Condición urbana o rural.
- Existencia o no de una convivencia y apoyo familiares (más
apoyo pero nuevos conflictos de rol y del cuidado).
- La importancia que la persona mayor da al valor de los
símbolos del pasado (condecoraciones, nombramientos,
cargos), sustituyendo el poder que tuvo anteriormente.

Un error común que se comente en nuestras sociedades en el


trato a las personas mayores es el llamado “infantilismo”:
consiste en volver a tratar a la persona como si de un niño se
tratara, con la consiguiente permisividad pero que también
implica una actitud de tomar menos en cuenta la opinión,
deseos, preferencias, valores, etc., de la persona.

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