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INTRODUCCION
En estos últimos años la apuesta del sector agrícola por las técnicas de control
integrado de plagas como parte de un sistema de producción sostenible, ha
dado lugar a un incremento muy importante en la utilización de organismos de
control biológico.
Una consecuencia inmediata de este importante giro en el control de plagas, ha
sido un drástico cambio en el uso de productos fitosanitarios, tanto en el
número de aplicaciones, como en el tipo de materias activas utilizadas en los
diferentes cultivos, poniendo especialmente cuidado en utilizar productos
químicos muy selectivos, con el objetivo de evitar cualquier efecto secundario
sobre los principales enemigos naturales introducidos. Este importante cambio
en la protección fitosanitaria, también se está reflejando en la primera fase de
la producción agrícola.
II. OBJETIVOS
- Investigar sobre la utilización de los virus en el control biológico de
plagas, ingeniería genética, etc.
III. MARCO TEORICO
- Celaya. 2017, menciona a los entomopatógenos que es microorganismo que
es capaz de causar una enfermedad al insecto plaga, conduciéndolo a su
muerte después de un corto período de incubación. Hoy en día se conocen
pocas especies de estos microorganismos, aunque muchos de ellos atacan a
una gran variedad de insectos plaga que afectan a los cultivos. En la actualidad
se ha incrementado potencialmente su aplicación en el campo agrícola como
insecticida biológico, debido a que resultan ser una alternativa bastante
rentable en los programas de manejo integrado de plagas.
Bacterias
Dentro del grupo de bacterias, las del género Bacillus son las más empleadas
para el control de los insectos plaga. Las principales especies de este género,
utilizadas con mayor frecuencia en los programas de manejo integrado, son
Bacillus thuringiensis, B. popilliae, B. sphaericus y B. moritai. Las bacterias
atacan al insecto en su etapa larvaria y de acuerdo a sus hábitos y su grado de
infección, se pueden clasificar en potenciales, facultativas y obligatorias.
Bacillus thuringiensis es la bacteria de mayor difusión en campañas de control
biológico de insectos plaga en cultivos como hortalizas, granos, especies
forestales y algunos frutales. Esta bacteria forma cristales proteínicos en forma
de diamante, los cuales contienen toxinas denominadas proteínas Cry o Cyt.
Las toxinas Cry son capaces de paralizar el intestino de la mayoría de las
larvas de insectos. Una vez infectadas disminuyen su alimentación, se debilitan
y mueren. Por otra parte, no existe un intervalo entre aplicaciones, por lo que
se puede aplicar hasta que la plaga cese. Las ventajas de usar estas bacterias
es que no dañan al cultivo, no contaminan si se usan adecuadamente y su
actividad no se ve afectada por altas temperaturas.
Hongos
Los hongos son los principales organismos causantes de enfermedades en los
insectos. Algunos de estos hongos son considerados patógenos obligados
como los del género Entomophthora; pero también existen los facultativos. El
ataque de los hongos entomopatógenos se asocia a una gran cantidad de
insectos, los cuales son infectados preferentemente en los estadios inmaduros
(ninfa o larva). La especificidad con la que atacan a los insectos plaga es
bastante variable, ya que algunos tienen un amplio rango de hospederos,
mientras que otros están restringidos a una especie de insecto. Entre los
principales géneros de hongos entomopatógenos que se utilizan en la
agricultura se encuentra Beauveria, Metarhizium, Paecilomyces, Verticillium y
Trichoderma. El éxito de estos entomopatógenos está en función de la biología
de los insectos plaga y del medio ambiente en que se encuentren para poder
decidir cuál es la especie más adecuada y el momento oportuno para aplicarlo.
Por lo general, estos hongos infectan a los insectos mediante la penetración de
su cutícula, volviéndose con ello en una gran alternativa para el control de
insectos chupadores. También la infección puede ocurrir a través de la
ingestión indirecta o a través de aberturas externas. Una vez que el hongo se
encuentra dentro del insecto, este coloniza el interior. Al inicio de la infección
pueden o no observarse síntomas, pero el insecto comienza a perder movilidad
y apetito. Al cabo de 7 o 10 días el insecto muere debido a la deficiencia
nutricional, aunque existen hongos que producen toxinas durante su
crecimiento; con estos compuestos la muerte del insecto ocurre en 48 horas. Al
morir el insecto o poco antes de hacerlo, el hongo forma estructuras
reproductivas que permiten su dispersión rápida a través de una población y
provocan el colapso de esta en pocas semanas.
Nematodos
Aunque existen muchas especies parásitas de nematodos, las cuales causan
daños a los cultivos, también existen otras que son benéficas. Los nematodos
parásitos de insectos penetran al hospedero a través de la cutícula o por
aberturas naturales (boca, ano, espiráculos) para depositar bacterias
patogénicas del género Xenorhabdus que provoquen su posterior muerte.
También los nematodos pueden utilizar aminoácidos del hospedero, evitando la
síntesis de proteínas que utiliza el patógeno para llevar a cabo la muda o
reproducción. Los nematodos en algunos casos invaden el ovario de la hembra
de la plaga o los huevos, evitando de igual forma su reproducción. Estos
organismos atacan al insecto en cualquier estadio y tienen un rango de
hospederos que incluye la mayoría de los insectos. Se reproducen en gran
escala y pueden ser aplicados a través de larvas infectadas. Las principales
especies empleadas para el control de insectos plaga son Romanomermis
culicivorax y Mermis nigrescens, debido a que matan a su hospedero en un
corto período de tiempo. Se debe destacar que los nematodos de las familias
Steinernematidae y Heterorhabditidae poseen este atributo también, ofreciendo
una alternativa para el control biológico de insectos.
Protozoarios
Son microorganismos que de forma directa o en asociación con algún virus
matan cantidades significativas de insectos. Existen aproximadamente 1,200
especies de protozoarios que causan enfermedades en los insectos, dentro de
estas encontramos a Lambornella clarki, Mattesia trogodermae, Trogoderma
ssp., Malamoeba locustae, Nosema pyrausta, Nosema locustae y Vairimorpha
necatrix. Sin embargo, no son considerados prioridad como agentes patógenos
en el control biológico de plagas, ya que requieren mucho tiempo para matar al
hospedero. Los protozoarios que muestran baja virulencia generalmente viven
en el intestino del insecto y causan tan sólo diarrea, mientras que los que
tienen una alta virulencia atacan frecuentemente el cuerpo graso del insecto. El
modo de acción de estos organismos inicia al ser ingeridos por el hospedero,
llegando hasta al intestino grueso, ahí causan una infección viral que prolonga
la etapa de larva. Lo anterior, permite que éstas queden más tiempo expuestas
a depredadores o la radiación solar para finalmente causarles la muerte. De
igual forma llegan a reducir la fecundidad de los adultos sobrevivientes.
Virus
Los virus que causan enfermedades a insectos plaga son sumamente
importantes en programas de control biológico, dada la infección que provocan
y lo especifico que actúan. Las familias más utilizadas para el control de plagas
son Baculoviridae, Reoviridae, Poxviridae y Polydnaviridae. Al igual que las
bacterias y otros entomopatógenos, los virus deben ser ingeridos para causar
una enfermedad y posteriormente la muerte de los insectos plaga. De acuerdo
al tipo de virus se ven afectados sitios específicos dentro del insecto, causando
pérdida de apetito, cuerpo flácido, movimiento hacia la parte superior de la
planta, posiciones colgantes, y fluido que escapa del tegumento.
- Rubio. 2017, menciona a los virus entomopatógenos que en recientes
investigaciones han dado lugar al desarrollo de nuevos aislados víricos de alta
eficacia, persistencia y patogenicidad para el control de plagas clave en cultivos
hortícolas. Se abren nuevas oportunidades en el control integrado de plagas
hortícolas, obteniéndose eficacias similares a las moléculas de síntesis de
última generación, sin aumentar la carga de residuos y sin riesgo alguno de
afectar a la fauna auxiliar.
Qué son y cómo actúan
Los virus de la poliedrosis nuclear o nucleopoliedrovirus (NPV) pertenecen a la
familia de los baculovirus, la familia de virus entomopatógenos más estudiada.
Afectan exclusivamente a lepidópteros.
Una vez pulverizado, las orugas ingieren el virus, que se multiplica en su
interior. Dejan de alimentarse y se produce el colapso de sus órganos vitales,
sin que se produzca ningún tipo de toxina durante el proceso. El cuerpo del
gusano se licua, liberando millones de nuevas partículas virales al ambiente,
las cuales pueden infectar a otros gusanos.
Ensayos de laboratorio demuestran que la ingestión de una sola partícula viral
es suficiente para matar una larva del primer estadio y que es eficaz contra
estadios larvarios más avanzados. Esto supone una importante ventaja frente a
los Bacillus thuringiensis, que prácticamente sólo afectan a los estadios L1 y
L2.
Seguridad alimentaria
El uso de baculovirus es seguro y no supone ningún riesgo para las personas o
medio ambiente tal y como recoge la publicación de la OCDE de 2002 que
recopila exhaustivos estudios de numerosos autores. Precisamente su alta
especificidad y la ausencia de toxinas, hace que sean incluso más seguros que
otros microrganismos de origen bacteriano o fúngico. Reflejo de ello es el
reciente Reglamento (UE) 2017/1432 de 2017, que los clasifica como
sustancias activas de bajo riesgo por defecto.
Todos los formulados comercializados por AgrichemBio se producen bajo
estrictas condiciones de calidad y se someten a un exhaustivo control. Además,
incorporan coformulantes de carácter alimenticio para garantizar la máxima
seguridad alimentaria.
Productos con garantía de AgrichemBio
En la actualidad, AgrichemBio ofrece tres productos basados en NPV: Spexit®
para rosquilla verde o gardama, Helicovex® para Heliothis y Littoralis® para
rosquilla negra. Cada formulado es altamente específico, y sólo actúa para la
plaga en cuestión. La eficacia de los mismos queda garantizada al llevarse a
cabo bioensayos de eficacia insecticida para todos los lotes comercializados.
Utilización y modo de empleo
Para garantizar el éxito y eficacia en la aplicación de baculovirus es esencial
saber qué especie de gusano está afectando el cultivo.
Herramientas para un control sostenible
Debido a su alto nivel de eficacia, su modo de acción específico, su ausencia
de residuos, y su alta compatibilidad con la fauna auxiliar, los virus
entomopatógenos presentan un alto potencial para ser incorporados como una
herramienta clave en la gestión integrada de plagas en cultivos hortícolas en
invernadero y al aire.
A pesar de ello, su alta especificidad ha limitado su uso entre agricultores y
técnicos, sobre todo cuando se suceden infestaciones de lepidópteros de
diferentes especies. En estas circunstancias, experiencias recientes
demuestran su alta valía en estrategias combinadas con otros insecticidas
biológicos o de síntesis.
Gestión de resistencias
El uso de virus para control de gusano permite prevenir y retrasar el desarrollo
de poblaciones resistentes a nuevos ingredientes activos de síntesis.
Herramienta para programas GIP y control biológico
Son totalmente respetuosos con todas las especies de fauna auxiliar y
polinizadores. Se pueden mezclar con la gran mayoría de productos sin tener
riesgo de quemaduras alguno. Es más, su uso combinado con insecticidas de
síntesis, permite reducir la dosis de éstos de manera considerable,
obteniéndose efectos sinérgicos mejorando la eficacia.
- Anzaldo. 2012, menciona a los virus en la ingeniería genética, que a
principios de los años sesenta, Bertani, Weigle y Arber demostraron en forma
independiente que la modificación inducida por el hospedero ocurre en el nivel
del ADN del fago, y el fenómeno de restricción es consecuencia de la
degradación por hidrólisis enzimática del ADN viral que no ha sido modificado.
El ADN de la bacteria hospedera y otros ADNs presentes en dicha céla son
modificados por la adición de grupos metilo (CH3) en sitios específicos los
cuales son normalmente reconocidos por un tipo de enzimas conocidas como
enzimas de restricción, las cuales solamente pueden degradar ADN no
metilado. Así, la metilación de una base en particular presente en la secuencia
de nucleótidos reconocida por la enzima, impide la hidrólisis y ruptura del ADN
en la región de esta secuencia. Las enzimas de restricción son endonucleasas
capaces de reconocer secuencias específicas de nucleótidos en el ADN de
cadena doble y cortar ambas cadenas a la altura de dichas secuencias. Cada
tipo de enzima de restricción reconoce una secuencia de nucleótidos en
particular, la cual generalmente consta de cuatro a seis pares de bases. Una
caracterísuca notable de los sitios donde actúan las enzimas de restricción
consiste en que la secuencia de bases es palindrómica y el sitio de corte está
localizado en forma simétrica con respecto al doble eje de simetría, por
ejemplo: la secuencia reconocida por la enzima de restricción Eco Rl, obtenida
de la bacteria E. coli, es:
Figura XV.1
Esta definición recalca la independencia del genoma viral con respecto al
genoma del hospedero, así como la capacidad reproductiva de dicho genoma
viral y su especialización que le permite ser transferido de una célula a otra.
Luna y Darnell propusieron otra definición en 1967: "los virus son entidades
cuyos genomas son elementos de ácido nucleico que se replican dentro de las
células vivas utilizando para este fin la maquinaria sintética de la propia célula
hospedera y provocando la síntesis de elementos especializados que pueden
transferir el genoma viral hacia otras células."
Renato Dulbecco, 1975: "un virus es un parásito intracelular obligatorio que
puede ser considerado como un bloque de material genético (ya sea ADN o
ARN) capaz de replicarse en forma autónoma, y que está rodeado por una
cubierta de proteína y en ocasiones también por una envoltura membranosa
que lo protege del medio y sirve como vehículo para la transmisión del virus de
una célula a otra."
Es obvio que todas las definiciones citadas comparten ciertos elementos, pero
también subrayan o pasan por alto factores considerados importantes por una
u otra definición. Así, surge la posibilidad de que en realidad cada investigador
en el campo de la virología puede tener un concepto de virus en particular,
concepto que no será compartido del todo por el resto de sus colegas y esto
lleva al corolario de que diferentes virólogos estarán en realidad estudiando
diferentes objetos o fenómenos que en forma superficial resultan ser similares
pero profundamente distintos en el nivel conceptual. Esta posibilidad es
apoyada cuando consideramos definiciones más antiguas de virus. El criterio
decimonónico que definía a un virus es la propiedad de filtrabilidad, o sea, la
propiedad del agente infeccioso de pasar a través de filtros normalmente
capaces de retener las más pequeñas bacterias conocidas hasta entonces.
Recordemos que Beijerinck denominó al agente del mosaico del tabaco como
Contagium vivum fluidum, queriendo recalcar la naturaleza dispersa, y por lo
tanto molecular, del novedoso agente infeccioso capaz de pasar a través de los
filtros antibacterianos. Beijerinck concibió al virus como un tipo de molécula
soluble en agua, capaz de replicarse sólo cuando se encuentra incorporada en
el protoplasma vivo de una célula en la cual la reproducción del virus ocurre en
forma pasiva.
Previamente, Pasteur había declarado (en 1890) que todos los virus eran
microbios. Pasteur utilizó el término virus para referirse en particular a cualquier
agente infeccioso capaz de producir inmunidad después de la recuperación del
organismo infectado. Finalmente, recordemos que en el siglo I d.C., el médico
romano Celso denominó virus al agente causal de la rabia, queriendo significar
o referirse a un veneno desconocido presente en la viscosa saliva de los
animales afectados por esta enfermedad.
Una consecuencia inevitable del análisis de todas las definiciones de virus
mencionadas consiste en que el término virus ha tenido significados muy
diferentes a lo largo del tiempo. Muchos de estos significados son
incompatibles o inconmensurables entre sí. Por ejemplo, es obvio que el
concepto del virus de la rabia definido por Celso no tiene nada que ver con el
virus de la rabia observado por cualquier virólogo molecular contemporáneo. Si
consideramos que las conductas adoptadas en relación con cualquier
fenómeno observado dependen de la interpretación conceptual de dicho
fenómeno, entonces es obvio que el moderno agente causal de la rabia está
totalmente fuera de la visión del mundo de los médicos de la antigua Roma, o
sea, diferentes científicos ubicados en diferentes épocas han estado
observando un fenómeno llamado rabia, el cual es similar en todas las épocas
en el nivel superficial, pero es radicalmente diferente cuando se le considera
dentro del marco psicológico y cultural de cada época a lo largo del tiempo.
La virología es una de tantas disciplinas que constituyen el panorama de la
ciencia. Por lo tanto, es pertinente finalizar esta introducción al estudio de los
virus co una breve reflexión sobre la naturaleza de la ciencia.
No puede dejar de llamar nuestra atención el hecho de que la mayoría de los
avances teóricos en el campo de la virología han sido, en sus respectivos
tiempos, recibidos con escepticismo por la mayor parte de la comunidad
científica. También es notable que se requiere el paso de varios años y la
acumulación de fracasos experimentales con resultados negativos que
contradicen los postulados de la ortodoxia científica, antes de que la mayoría
de los investigadores estén dispuestos a considerar seriamente la otra
evidencia disponible que apoya teorías alternativas que han permanecido
ignoradas hasta entonces. Como ejemplo de lo anterior tenemos el caso de
Peyton Rous, que a principios de este siglo produjo sólida evidencia
experimental de que algunos tumores en animales son causados por virus
filtrables. Se necesitaron casi cincuenta años para que el trabajo de Rous
recibiera el debido reconocimiento y aceptación por la mayor parte de la
comunidad científica. En forma similar, las observaciones y experimentos de
Avery, MacLeod y McCarty, que demostraron que el ADN es el factor capaz de
transformar bacterias inocuas en bacterias patogénicas, no fueron cabalmente
apreciados por la mayoría de sus contemporáneos que suponían que las
proteínas eran capaces de contener y transmitir la información genética.
En otras ocasiones los científicos se encuentran inmersos en un marco teórico
y conceptual que les impide interpretar adecuadamente la evidencia
proporcionada por el método experimental y la simple observación. Ejemplo de
lo anterior es el caso de Ivanovsky, que fue el primero en establecer la
filtrabilidad del agente causal del mosaico del tabaco, pero atribuyó este
fenómeno a un microorganismo productor de toxinas difusibles, negándose a
considerar la posibilidad de que existieran partículas con actividad biológica
capaces de pasar a través de los poros de filtros antibacterianos. Un caso
similar es el de Pasteur, que nunca sospechó que el agente de la rabia era de
naturaleza diferente a las bacterias.
En otras ocasiones, los científicos manifiestan cierta timidez o excesiva reserva
para formular hipótesis innovadoras, pues se sienten indirectamente
restringidos por el marco cultural y las ideas dominantes en un periodo
determinado. Tal es el caso de F. W. Twort, que fue el primero en observar el
fenómeno de lisis bacteriana causada por fagos, y en forma muy cautelosa y
sin comprometerse sugirió que este fenómeno podía ser causado por un virus
filtrable bacteriano, dejando así el campo libre para que D'Herelle elaborara y
reclamara para sí el descubrimiento del bacteriófago.
Otro problema que enfrentan los científicos es la incomprensión de sus ideas
debido a la falta de un marco de referencia adecuado que permita integrarlas
dentro de la corriente del pensamiento científico contemporáneo. Tal es el caso
de la hipótesis del provirus, propuesta por Temin con base en sus
observaciones sobre la replicación de ciertos virus ARN. Dicha hipótesis
permaneció casi ignorada hasta que el propio Temin y David Baltimore
proporcionaron evidencia de que existe la enzima transcriptasa inversa que
puede hacer fluir la información genética de ARN hacia ADN, evento que hasta
entonces era considerado anatema por el llamado dogma central de la biología
molecular ejemplificado por el esquema: ADN ARN Proteína.
En otras ocasiones, la ausencia de ciertos conceptos teóricos e incluso
taxonómicos, impide establecer el eslabón entre observaciones aparentemente
independientes, pero que en realidad corresponden a dos versiones de un
mismo tipo de fenómeno. Un ejemplo de lo anterior fue la incapacidad de
establecer una correlación entre las observaciones de Ellerman y Bang sobre la
leucemia aviaria y los experimentos de Rous con el sarcoma de los pollos,
debido a que a principios de este siglo las leucemias no eran consideradas
como una forma de cáncer.
Por otra parte, tenemos el caso de los investigadores solitarios, capaces de
proponer teorías o hacer observaciones avanzadas, las cuales tienden a ser
incomprendidas o pasadas por alto por los pocos contemporáneos que tienen
noticia de las mismas. Tal es el caso de Beijerinck y su hipótesis del Contagium
vivum fluidum, referente al agente del mosaico del tabaco. Similar es el caso de
Fred Griffith, que en 928 realizó los primeros experimentos de transformación
bacteriana in vitro, los cuales permanecieron ignorados por casi veinte años
hasta que fueron actualizados por Avery, MacLeod y McCarty.
También debemos considerar el caso de observadores empíricos (sean
científicos o no lo sean) que son capaces de aplicar el sentido común para
obtener resultados prácticos a partir de observaciones empíricas. Ejemplos
extremos de lo anterior son el caso de Edward Jenner y su descubrimiento de
la vacuna contra la viruela, o el caso de los capitanes de Francisco Pizarro, que
habiendo notado la correlación entre la viruela y la enorme mortandad entre la
población indígena, solían enviar por delante de las tropas conquistadoras a
soldados o esclavos portando lanzas con lienzos impregnados con secreciones
obtenidas de enfermos de viruela con la idea de que así podrían obtener una
fácil victoria al diseminar la enfermedad entre la población del Imperio inca.
El registro histórico nos muestra que una disciplina científica avanza no tanto
por causa de la acumulación de observaciones fenomenológicas, sino por
causa de la transformación de conceptos y teorías que permiten la
reinterpretación de dichas observaciones. En ocasiones, los nuevos conceptos
y teorías incorporan parte de las ideas contenidas en teorías e hipótesis
previas, pero también en muchos casos representan una ruptura total con el
saber del pasado a la vez que significan la adopción de un nuevo marco de
referencia teórico e incluso psicológico, a veces totalmente incompatible con
las pautas científicas y culturales de épocas previas. Por ejemplo, las ideas y
conceptos del médico romano Celso, que indiscutiblemente corresponden a las
de un notable sabio del siglo I, guardan muy poca correlación y difícilmente
pueden ser incorporadas en el marco de la virología molecular.
Sin embargo, es un error aplicar sin restricción los criterios y normas de una
época como la nuestra a los eventos y actividades desarrolladas por los
científicos de épocas pasadas. Ni Celso ni Pasteur eran ignorantes u
obscurantistas; por el contrario, ambos representan brillantes intelectos
trabajando en un particular contexto cultural y psicológico. Conceptos que eran
válidos para Celso resultan carentes de sentido para Pasteur, al igual que bajo
criterios contemporáneos Pasteur resulta estar equivocado al clasificar virus y
bacterias en un mismo grupo. Igualmente, varios de los conceptos y teorías
actualmente considerados como ejemplos de ortodoxia científica resultarán
erróneos e incluso carentes de sentido y poder explicativo para los científicos
del siglo XXI.
El filósofo Thomas Kuhn ha propuesto la existencia de una "tensión esencial"
entre la comunidad de científicos ortodoxos y aquellos innovadores capaces de
vislumbrar y sugerir nuevas teorías e interpretaciones que amplían el panorama
de la ciencia por fuera de los límites del conocimiento establecido en una época
en particular. Quizá es el silencioso conflicto entre una ortodoxia y una
heterodoxia científica uno de los principales factores de la dinámica de la
ciencia.
La ortodoxia científica es necesaria, pues contribuye a crear un marco de
referencia a partir del cual es posible obtener resultados que algunas veces se
ven reflejados en aplicaciones prácticas del conocimiento científico, mismas
que contribuyen a elevar la calidad de la vida de los seres humanos. Esta
ortodoxia con sus dogmas y teorías, también sirve como un filtro que permite
descartar proposiciones erróneas o falsos caminos para el avance científico.
Sin embargo, esta ortodoxia también conduce al estancamiento científico y al
desvío o a pasar por alto nuevas teorías con mayor poder explicativo.
Un factor común a la mayoría de los eventos considerados como revoluciones
en la historia de la ciencia es la imaginación demostrada por los científicos
responsables de tales hitos científicos. Esta imaginación científica a veces se
nutre de ciertos factores racionales como la observación y experimentación
paciente, objetiva y rigurosa. Pero con mayor frecuencia la imaginación
científica se basa en la intuición y la capacidad creativa de ver en el mismo
fenómeno posibilidades que permanecen ocultas para la mayoría de los
contemporáneos.
En todo gran hombre de ciencia convergen la intuición e imaginación que son
características también del filósofo. Ciertamente, el rigor y la disciplina son
factores que pueden hacer un buen científico. Pero es quizá el culto a la
imaginación en un clima de tolerancia lo que da lugar a la aparición del
científico trascendente que, al igual que el artista, es un creador de nuevos
horizontes y por lo tanto profundamente humano.
BIBLIOGRAFIA
- Celaya, 2017, INTAGRI, Los Entomopatógenos, Control Biológico de
Plagas, SE, Guanajuato, México.
https://www.intagri.com/articulos/fitosanidad/los-entomopatogenos-
control-biologico-de-plagas
- Rubio Ana, 2017, El Periódico, Virus entomopatógenos: avances en
control de plagas, SE, Madrid, España.
https://joseantonioarcos.es/2017/09/25/virus-agricultura-plagas/
- Anzaldo Armando, 2012, En la frontera de la vida: los virus, Los virus y
la ingeniería genética, SE, México.
http://bibliotecadigital.ilce.edu.mx/sites/ciencia/volumen2/ciencia3/071/ht
m/sec_17.htm