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Definición de delito
Ha sido Francisco Carrara (1994) el principal exponente del Derecho penal, quien define al
delito como: “la infracción a la ley del Estado, promulgada para proteger la seguridad de los
ciudadanos, resultante de un acto extremo del hombre, positivo o negativo, moralmente
imputable y políticamente dañoso.”
Se puede decir que la infracción de la ley indica que el delito sólo se produce cuando una
conducta es contraria a la ley. La infracción ha de ser un resultado de un acto externo del
hombre (conducta), positivo o negativo, y no ha de tratar de las simples oposiciones, deseos
y pensamientos del hombre.
Entonces, de lo anteriormente mencionado se puede decir que los delitos son conductas
motivadas por un deseo intenso por conseguir algo (dinero, placer, favores, bienes etc.).
Pero no solamente basta que exista una conducta con pasión por algún objeto, pues para
que sea delito, dicha conducta debe de estar contenida en la ley penal (tipo penal), dando
como resultado que sea contraria a la ley (antijurídica).
Definición de delito
Clasificación del delito
El delito se clasifica en instantáneo, continuo y continuado. El delito, atendiendo a su
momento de consumación, puede ser:
Instantáneo: cuando la consumación se agota en el mismo momento en que se han
realizado todos los elementos de la descripción legal. Este delito se considera instantáneo,
porque su comisión se realiza en una sola conducta y en un solo momento, no se prolonga
en el tiempo.
Ejemplo:
PORTACIÓN DE ARMA DE FUEGO SIN LICENCIA. ES UN DELITO DE CARÁCTER
PERMANENTE. El delito de portación de arma de fuego sin licencia previsto en el artículo
81, en relación con los diversos 9 y 24, de la Ley Federal de Armas de Fuego y Explosivos,
se consuma durante todo el tiempo que se lleva consigo el arma dentro de un radio de
acción en el que se encuentra al alcance del sujeto activo y que se pone en riesgo el bien
jurídico protegido, consistente en la paz y la seguridad de la sociedad. Así, atendiendo al
momento en que se consuma el tipo penal -cuando se dan todas las previsiones
determinadas para su actualización-, que es lo que toma en cuenta la clasificación
contenida en el artículo 7o. del Código Penal Federal, se concluye que el delito de portación
de arma de fuego sin licencia es de carácter permanente, ya que acontece durante todo el
periodo en que se porta el arma, sin que se exija un resultado material para ser sancionado,
al tratarse de un delito de peligro.
El profesor Márquez Piñero (2006) refirió que el delito continuado en el Código Penal del
Distrito Federal, para lo común y federal para toda la República, se encuentra integrado por
los siguientes elementos:
En efecto, dice dicho párrafo: Se considera, para los efectos legales, delito continuo
aquel que se prolonga sin interrupción, por más o menos tiempo, la acción o la
omisión que lo constituye, y tal es por ejemplo el caso de los delitos de privación
ilegal de la libertad.
Los Magistrados integrantes de los Colegidos (1995, p. 305) definen al delito continuado
como:
“DELITO CONTINUADO. REQUIERE IDENTIDAD DEL OFENDIDO. Atento a lo dispuesto
en el artículo 7o., fracción III, del Código Penal para el Distrito Federal, existe el delito de
naturaleza continuado, cuando con unidad de propósito delictivo y pluralidad de conductas
se viola el mismo precepto legal. Sin embargo, como lo ha advertido la Primera Sala de la
Suprema Corte de Justicia de la Nación, en el amparo directo 3807/86, resuelto el catorce
de octubre de mil novecientos ochenta y siete, ‘Independientemente de que en el Código
Federal el llamado delito continuado no tiene entidad, tanto los Códigos que lo comprenden,
como la doctrina al respecto, predican como características del mismo la pluralidad de
acciones, la unidad de intención y la identidad de lesión, y es por ello que es indispensable
para que se integre la forma continuada de ejecución, el que la acción recaiga sobre el
mismo pasivo, y si hay distintos pasivos, podrá haber identidad en la figura delictiva que se
integra, pero no en la lesión que se produce’. Por tanto, es obvio que, para la cabal
integración del ilícito de cuya naturaleza se trata, además de los elementos descritos por la
norma que lo previene, extensivamente, debe afectarse el bien jurídico de un mismo
ofendido”.
En las lesiones que dejan cicatriz perpetua, el delito debe considerarse como instantáneo,
porque se realiza en el momento en que se produjo la lesión, y no por la permanencia de
sus resultados. Lo mismo debe decirse del homicidio, de las injurias y especialmente del
delito de bigamia que algunos otros autores consideran como continuos, por el error de
confundir los elementos consiguientes de la infracción penal, con los elementos
constitutivos de ésta.
En cambio, son delitos continuos el secuestro, la prisión arbitraria, etcétera, pues los
resultados y las consecuencias de la infracción no son los únicos que se prolongan,
sino también la acción misma constitutiva del delito. La simulación es un delito
instantáneo y no continuo, porque la acción que lo integra se realiza en el momento mismo
en que se otorgan los documentos simulados, pues en ese momento se colocó al vendedor
en la hipótesis aceptable de su insolvencia, pero tanto él como los compradores no tienen
que ejercitar ningún acto o hecho posterior, para consumar el fraude en perjuicio de tercero.
El ilícito previsto y sancionado por el artículo 103, en relación con el 111, ambos de la Ley
de Instituciones de Crédito es, por regla general, un delito instantáneo, ya que su
consumación se agota en el mismo momento en que el sujeto activo obtiene recursos
económicos de cualquier persona (vía depósito de dinero en efectivo o documentada a
través de un título de crédito), y por ello adquiere la obligación de entregar a sus acreedores,
en la fecha convenida o al vencimiento pactado, el pago de capital e intereses; sin embargo,
excepcionalmente, llega a constituirse como un delito continuado cuando, en términos del
artículo 7o., fracción III, del Código Penal Federal, exista unidad de propósito delictivo,
pluralidad de conductas, unidad de sujeto pasivo, y se actualice el mismo precepto legal.
Por ello, en los casos en que el activo, desde la realización de la primera conducta, tenga
la intención de llevar adelante los actos futuros hasta llegar a la unidad, alcanzando el
propósito final de captar recursos del público mediante varias operaciones de ese tipo
durante un periodo más o menos prolongado, en donde el sujeto pasivo fue el mismo
(Estado, usuarios o instituciones crediticias, según sea el caso), resulta inconcuso que
todos los actos cometidos deben estimarse en conjunto como un solo delito ejecutado
durante determinado tiempo (el previsto en el citado artículo 103), pues sería ilegal
considerar que existan tantos ilícitos cuantas sean las captaciones, con independencia de
que los afectados sean diversos usuarios, ya que conforman una unidad, además, porque
dichas captaciones constituyen una reiteración de actividades antijurídicas con un solo
propósito delictivo y resultado; argumentar lo contrario, traería el riesgo de procesar a los
inculpados varias veces por hechos similares verificados durante el tiempo que duró su
intención delictuosa, considerándolos aisladamente, lo que daría margen a que se dictara
por cada captación individual una diversa sentencia, en franca contravención al principio
que consagra el artículo 23 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos,
conforme al cual, nadie puede ser juzgado dos veces por el mismo delito, sea que se le
condene o se le absuelva.