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Entender el Control de la Osteoartritis


en Perros
Stuart Carmichael

Introducción
La artrosis es la causa más habitual de dolor crónico en perros, y se calcula que esta enfermedad afecta al
20% de dichos animales. Afortunadamente, aunque no todos los animales con cambios patológicos
mostrarán problemas clínicos manifiestos, la identificación de los que experimenten problemas y la
definición de métodos que permitan una mejoría a largo plazo y el alivio del dolor en estos animales
constituyen los principales retos de esta enfermedad.

Dolor y artrosis
La artrosis es una enfermedad degenerativa progresiva que aparece en el cartílago articular, pero que acaba
afectando a todas las estructuras de la articulación. La degradación es un proceso progresivo y, con el
tiempo, hace que la articulación pierda la capacidad de funcionar. No obstante, las manifestaciones clínicas
de los problemas que surgen durante este período suelen ser consecuencia directa del dolor provocado por
la patología articular. Por lo tanto, la mayoría de los esfuerzos para tratar esta enfermedad se centra en
conseguir controlar el dolor.
Actualmente no existe un método claro para invertir el proceso patológico y, por lo tanto, sigue avanzando
de forma gradual durante un intervalo de tiempo prolongado. Para el médico clínico, cabe destacar que
existe una correlación muy baja entre el estado radiográfico y patológico del problema y el grado de dolor
experimentado. Claramente, los individuos que presentan cambios avanzados tienen una mayor
probabilidad de experimentar dolor, pero su intensidad y alcance no pueden inferirse a partir de estos
marcadores del proceso patológico. Cada vez existen más indicios que indican que muchos perros con
artrosis podrían experimentar un estado crónico de dolor. Esto es mucho más difícil de identificar y controlar
que la respuesta al dolor agudo en animales y seres humanos.

Principios del tratamiento


Tradicionalmente, el tratamiento de la artrosis se ha centrado en el proceso patológico dentro de la
articulación afectada, especialmente en el cartílago en degradación. Por ello, los objetivos principales del
tratamiento han consistido en la alteración quirúrgica y la intervención farmacológica para obtener un
control antiinflamatorio local y condroprotección. En un proceso patológico crónico, como el que se constata
en la artrosis, también debemos mirar más allá del órgano diana e intentar comprender el modo en que se
procesa la experiencia del dolor y, lo que es más importante, cómo puede modificarse para beneficiar al
paciente. Uno de los axiomas aceptados en la enfermedad crónica es que, en contraposición al dolor agudo,
la experiencia del dolor no ejerce ningún efecto protector y forma parte de la naturaleza debilitante de la
enfermedad. Así pues, el dolor no desempeña ninguna función positiva en la artrosis crónica. Por naturaleza,
la artrosis es una enfermedad que, una vez se manifiesta, afecta al paciente durante toda su vida. De esta
manera, todas las estrategias de control deben tener en cuenta esta necesidad de tratamiento a largo plazo.
En resumen, en las estrategias terapéuticas:

- Se requiere una estrategia que persista durante toda la vida del paciente
- El control y la eliminación del dolor son claves
- La modificación de la respuesta al dolor fuera de la articulación podría ser beneficiosa para el tratamiento
- La preservación de la movilidad de la articulación y del paciente es esencial para disfrutar de un estilo de
vida razonable

Todo ello no elimina la necesidad o el deseo de alcanzar la modificación de la degradación del cartílago, pero
los sitúa en una perspectiva más realista en relación con el tratamiento de cada paciente.

Tratamiento multimodal de la artrosis


Se ha demostrado que la consecución de un control satisfactorio del dolor y su mantenimiento en el paciente
artrósico crónico son más eficaces con una estrategia terapéutica más amplia, en comparación con el uso de
un único analgésico o antiinflamatorio. La estrategia multimodal implica el uso simultáneo de distintos
modos de intervención para conseguir un control más eficaz inicialmente, y después modificarlos a medida
que la enfermedad progresa o las necesidades de los pacientes cambian. Obviamente, una intervención
como ésta requiere planificar y definir las prioridades de forma cuidadosa. Existen diversas formas de
conseguir una estrategia lógica. Fox ha identificado seis intervenciones clave, todas ellas basadas en indicios
de un efecto positivo y que pueden combinarse para producir sinergias cuando se unen en un plan
multimodal:

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Los indicios de un efecto beneficioso demostrado son cruciales, debido a la amplia gama de opciones
disponibles en este campo y a las dificultades en la evaluación del efecto beneficioso de la intervención.
En Glasgow utilizamos un método similar que, no obstante, se basa en diferentes dominios de intervención,
en lugar de en intervenciones específicas. A continuación se presenta el plan de 5 puntos con cinco áreas
distintas de intervención para constituir una estrategia multimodal.

El uso de dominios permite tener una mayor flexibilidad, pero sigue permitiendo una estrategia multimodal
dirigida.
El cumplimiento es esencial en esta estrategia de tratamiento de la artrosis, y el dueño del animal debe
comprender los objetivos y estar dispuesto a mostrar paciencia y compromiso para conseguir un efecto
beneficioso. Es imprescindible realizar reevaluaciones frecuentes para garantizar que se está produciendo
una mejoría. Para ello, Lascelles ha utilizado un método interesante que adapta la evaluación a las
necesidades de un paciente en concreto y se centra en el dueño. Para la reevaluación continuada se
selecciona una serie de actividades específicas identificadas por el dueño como problemáticas, y se
determina la mejoría en dichas áreas para valorar el éxito de la estrategia terapéutica.

Intervenciones específicas para reducir el dolor

1. Analgésicos
i) AINE
Siguen constituyendo la piedra angular de la mayoría de los intentos de proporcionar analgesia a pacientes
con artrosis dado su éxito probado en este campo. Hay muchos AINE excelentes cuyo uso se ha autorizado,
aunque la toxicidad sigue siendo un problema, especialmente en pacientes específicos. Cabe tener en cuenta
ciertos aspectos:

- La respuesta individual a un AINE en particular, lo que significa que vale la pena utilizar AINE en secuencia
si la analgesia es inadecuada
- La tolerancia individual observada
- La edad, las enfermedades concomitantes y la administración a largo plazo pueden incrementar las
probabilidades de toxicidad
- Deben emplearse las dosis mínimas eficaces en todos los casos
- La dosis debe reducirse empleando métodos sinérgicos como en los planes multimodales para reducir la
toxicidad, especialmente con la administración a largo plazo

ii) Analgésicos complementarios


Se utilizan fundamentalmente para intentar modificar la transmisión central del dolor y mejorar el control.
Son productos que no cuentan con autorización y sólo deben utilizarse cuando sea absolutamente necesario
al no obtenerse respuesta con estrategias analgésicas más simples.

Amantidina - inhibición del neurotransmisor glutamato


Gabapentina - alteración de los canales iónicos
Tramadol - análogo sintético de la codeína (noradrenalina; serotonina)

2. Condroprotección
Existen pocos medicamentos que hayan demostrado su capacidad de actuar de esta manera, y los
glicosaminoglicanos polisulfatados (PSGAG) se han autorizado para este uso. Los nutracéuticos, que suelen
calificarse como condroprotectores, aún no han demostrado claramente que posean estas propiedades. La
calidad de estos compuestos sigue siendo un problema, ya que son aditivos alimentarios no controlados, y
no fármacos autorizados.

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3. Alimentación y obesidad
Se ha demostrado que la pérdida de peso en perros obesos permite obtener una mejoría clínica comparable
al tratamiento farmacológico. Una pérdida del 8% - 10% del peso corporal mejora el rendimiento clínico de
forma significativa.
Las dietas ricas en AEP pueden dar lugar a una mejoría al alterar la cascada inflamatoria y son idóneos para
su uso a largo plazo.

4. Ejercicio
La movilidad es esencial para preservar la función articular, aunque es imprescindible un control para evitar
lesiones. Los programas de rehabilitación física y fisioterapia pueden reducir el dolor mediante el
acondicionamiento y el fortalecimiento de los músculos y las estructuras de apoyo formadas por tejidos
blandos.

5. Cirugía
La cirugía puede utilizarse para mejorar la analgesia y la función a través de la modificación, sustitución o
fusión de una articulación dañada.

Conclusiones
En la actualidad, el tratamiento del dolor y el desarrollo de programas multimodales que puedan evolucionar
con la enfermedad ofrecen las mayores probabilidades de tratar con éxito el dolor asociado a la artrosis
crónica.

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