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Agualongo: héroe, antihéroe y tumbas

Por: Willian Hernán Villota1


Agualongo es diverso, se debate en versiones difuminadas de la historia, en
interpretaciones variadas de la misma. Dentro del departamento de Nariño puede
interpretarse como héroe, como un fuerte eslabón donde se reafirma una búsqueda constante
por afianzar y construir identidad; fuera de éste, simplemente es el antagónico de Bolívar el
libertador. Se entiende ahora que no hay historia sino historias, alternas focalizaciones de los
hechos; no obstante, se optará por interpretar a este personaje histórico dentro del marco
contextual al cual pertenece, y desde esta espacialidad exponer las dos versiones como es
presentado: héroe y antihéroe, todo esto en aras de contribuir en la búsqueda manifiesta por
fortalecer la identidad cultural, puesto que muchas veces no se comprende la importancia que
cargan los personajes históricos en la construcción simbólica de una ciudad, perdiendo su
significado profundo ideológico y adoptando uno superficial ornamental, donde simplemente
es un nombre sin sustento.
Se puede decir que, al escuchar sonoramente el nombre de Agualongo, se sacude
impetuosamente un redoblante alegórico que trae a escena al departamento de Nariño, a sus
tradiciones andinas, a la idiosincrasia sureña: rica en determinados arraigos culturales y
paisajes sublimes. Es el caso que este nombre vive simbólicamente desde remotos años,
inherente a esta región verde agrícola. Agualongo un caudillo guerrero bañado entre lodo
mestizo, en arcilla indígena y hostias de un lenguaje ajeno enclaustrado en hacerse un
lenguaje típico entre los cañones abismales del sincretismo; guerrero que vivió entre
paramos, en el movimiento de rústicos azadones alzados en fuertes soles y torrentosas nubes,
entre olores de ricos cultivos glaucos, en sabores agridulces de la melancolía, para traspasar
al olor de los golpes de los fusiles y al resonar de las espadas. Agualongo y esta tierra
compartieron un bautizo católico-español que dejó marca profunda, e igualmente los dos se
inmolaron por el tiempo a través de un resentimiento ungido en busca de restituir la justicia
que se deshonró en nefastos crímenes.
Acercarse a este personaje histórico como un símbolo de la identidad regional,
conlleva a recalcar aquellos hechos que permiten construir significaciones sociales, entre
ellos se encuentran en un campo privilegiado las artes, como la arquitectura, la música y la
literatura, entre otras, que dinamizan la cultura de una región y promueven la identidad.
Desde lo anterior, reconocer la visualización que se ha otorgado a este personaje histórico:
Agualongo desde las artes constituye un punto fundamental para comprender la significación
ideológica que se ha dado en la construcción simbólica de los pastenses. Desde lo anterior se
analizará brevemente una interpretación de este personaje, primeramente, desde la literatura,
para lo cual se referencia la novela histórica “verdes sueños” de Cecilia Caicedo (Caicedo,
2011), que ha permitido interpretar literariamente a Agualongo de la siguiente manera:
Agualongo defendiendo su tierra emprendio batalla y con la sangre derramada en
hemorragia histórica (Navidad Negra) juró sobre su pecho volcánico defender sus creencias,
sus raíces, su acervo ideológico, que no era más que el espíritu de la dignidad de su pueblo,
que latió airado sobre las tumbas ineludibles; porque, las dignidades humanas fueron

1
Estudiante de Maestría en Didáctica de la Lengua y la Literatura Española IV cohorte, Universidad de
Nariño, facultad de Educación.
transgredidas, en la paradoja que se da al someter a un pueblo con violencia y represión bajo
la sombra de una libertad idealizada, una libertad que en los hechos, se niega a sí misma. La
libertad bajo gravamen inconcebible para Agualongo y para estas tierras, conllevó a este
personaje a oponerse a la campaña libertaria de Bolívar, estigmatizándose eternamente entre
las derivas de ser un héroe y al mismo tiempo ser lo contrario.
Desde una interpretación literaria, la comprensión de Agualongo como actante en la
novela “verdes sueños”, se matiza como héroe, en las circunstancias que defiende a una
minoría, siendo su causa la más débil, la más frágil, frente a una corriente libertaria que crecía
como río desbocado por América, desbordándose en algunas ocasiones sobre sus cauces e
inundando y destruyendo los cultivos de la justicia, de la moralidad y de lo sagrado como
ocurrió en la Navidad Negra en Pasto. Agualongo busca proteger a los habitantes pastusos
en nombre de un rey foráneo, toma el estandarte del rey Fernando VII a quien nunca conoció,
él solo conocía a sus coterráneos quienes fueron violentados en su idiosincrasia por no
comprender el ahincó desbordado, la tendencia libertaria caótica de un grito que no media su
fuerza. De esta manera Agualongo toma posesión del traje de héroe, puesto que tiene una
gran causa moral que la defiende hasta lo último, hasta encontrar su tumba bajo el humo de
los fusiles y esta causa sublime, es inherente a la protección de una minoría violentada.
Los valores instaurados por este actante son los de un héroe romántico sureño:
valiente y de piel oscura como un oso andino, tenía un gran nombre que impactaba al solo
pronunciarlo como la gran sombra del cóndor al volar por las altas cimas de las cordilleras y
una voluntad férrea e ígnea como forjada dentro del mismo volcán galeras, con unos ideales
inquebrantables, prefiriendo su misma muerte antes de abandonarlos. Él nunca fue un traidor
a sus convicciones, nunca cambio de bando, como ocurrió muchas veces en aquel tiempo
evidenciándose traspasos de tropas, dependiendo las circunstancias de la guerra, como en el
caso del general Obando.
Centrar a Agualongo en la categoría de héroe dentro de un contexto nariñense no es
difícil, sin embargo, mirar a este personaje como el antihéroe desde este mismo contexto, es
un poco más complicado, porque se sustenta en la del personaje caído, en la del vencido, en
la del errado, en la del desterrado, en la de quien defendió con honor el lado equivocado de
la moneda, en la de aquel que perdió al final de cuentas su espacio, en el cual se erigió los
nombres y las estatuas de sus contrarios como eternos vencederos. Sin embargo, esta imagen
de antihéroe en Agualongo, no deja de ser la del enemigo valeroso, la de aquel enemigo que
mide y sustenta con la misma intensidad el valor del héroe, es imagen de aquel antagónico
que enamora por el orgullo de su carácter noble, por las circunstancias adversas que tuvo que
enfrentar y que sustentan su decisión de defender el lado contrario de un ideal, en este caso
el de la libertad americana, aquel antihéroe que es más cercano a las personas por ser más
humano, por venir de abajo y ascender, por ser imagen de un guerrero que conquista por
mérito de su propia sangre, de su sudor, y que completa el ciclo al descender hasta el fondo
de la propia cima que conquistó. Esta es la imagen del ser humano, de un ser mortal que lucha
entre caídas y el levantarse, pero al final cae sin remedio, esta última caída debe estar
matizada por el honor de ser fiel a sí mismo y a su tierra.
Desde estas interpretaciones literarias de Agualongo basadas en la novela “Verdes
Sueños” se permite acercarse de alguna manera a los principios significantes que sustenta a
este personaje como un símbolo de esta tierra, porque hablar de Agualongo definitivamente
es hablar del departamento de Nariño, por esto, en diferentes partes de este territorio se han
alzado con convicción patrimonios culturales en su honor, con su nombre se han bautizado
calles, rasca cielos, murales, teatros culturales y canciones que en su amparo muestran la
magnificencia del folklor, de las costumbres de los bellos campos del Valle de Atriz.
Al determinar las connotaciones actuales de este nombre en la cultura nariñense, se
lo observa en relación al arte musical, en el cual, aparece bajo un ritmo bambuco muy
apreciado que ensalza en el baile: la alegría, la melancolía, la ilusión, la belleza de la tierra
sureña, las floridas mujeres y los hombres laboriosos que rodean al taita León Dormido
suspendido desde el cielo, es el caso de la canción “Agualongo” de la Ronda Lirica ( Ronda
Lirica, 2015) en la que se encuentra todo lo anterior mencionado. Otra canción un poco más
contemporánea que muestra este arraigo de identidad usufructo al nombre de Agualongo es
la canción de la Bambarabanda llamada: “Agualongo y los obligaditos” (Bambarabanda,
2009), canción en la cual, se muestra claramente la identidad de Pasto como surgente en una
función sincrética de ritmos y que expresa por medio de su letra, la fuerza aguerrida de este
pueblo en la búsqueda de ser visualizado desde sus atributos propios, basándose en la
riqueza de su léxico dialectal. La música crea identidad cultural, por lo tanto, las relaciones
del nombre Agualongo con este arte, se fundamenta en las significaciones simbólicas
atribuidas a este nombre, en este orden de ideas aparece el hecho que en la ciudad de pasto
haya una bella obra arquitectónica: una concha acústica encargada de recibir diferentes
expresiones musicales que lleva el mismo nombre del guerrero: “Concha Acústica Agustín
Agualongo”.
Desde lo anterior, se aprecia que la identidad regional que posee el nombre de
Agualongo, se muestra de alguna manera, por las configuraciones que aparecen desde los
vínculos existentes entre las diferentes manifestaciones culturales-artísticas, es el caso que el
nombre de este guerrero ha alcanzado ser un símbolo de identidad de la región nariñense por
adoptar connotaciones desde las artes, como se ha observado desde la literatura, la música,
la arquitectura, sin menospreciar, claro está, con esto al campo histórico que es el sustento
semántico primigenio del nombre de este guerrero caudillo: Agualongo.
REFERENCIAS

Caicedo, C. (2011). Verdes sueños. Pasto: Gobernación de Nariño


Ronda Lirica. (2015). Agualongo. Colección Grandes Figuras-Mi Nariño. [CD]. Colmusica.
Bambaranda. (2009). Agualongo y los obligaditos. El Baile de los Obligaditos. [CD].
Orchard Music.

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