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TRATADO
DE LA
CRIA Y ENFERMEDADES
DEL GANADO DE CERDA
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Precio, 3 pesetas
MADRID
IMPRENTA DE LOS HIJOS DE J. A. GARCÍA
1886
TRATADO
DE LA
CRIA Y ENFERMEDADES
DEL GANADO DE CERDA
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MADRID
IMPRENTA BE LOS HIJOS DE J. A. GARCÍA
1886
AL HM, Sit. I). MANUEL l f f l l B I R Á N ,
MARQUÉS DE P E R A L E S .
CAPITULO PRIMERO.
s
CAPÍTULO V .
Diversos métodos que pueden seguirse para la cria y sostenimiento del ganado,
de cerda.—Método de pastoreo.—ídem de estabulación temporera.—ídem
de estabulación permanente.—Ventajas é inconvenientes que presenta cada
uno de estos métodos.
ti) Músculo muy grande que está por encima del vientre junto al e s t ó -
mago.
(2) Hueso que corresponde en el hombre á la cintura, por la espalda, y
que une las dos caderas.
— 105 —
ligrosísima, porque puede estrangularse: de la perito-
nitis hablaremos en otro lugar.
E l dia antes de practicar la castración en machos ó
hembras, debe adietarse al animal, dejándole sin comer
el dia que se opere, y á media dieta los dos siguientes
al de la operación.
E n las hembras debe procurarse que al hacerla no
estén preñadas ni en celo, porque aunque según la opi-
nion de algunos puede impunemente operarse en la ma-
triz de una puerca preñada, y aun extirpar una parte
de aquel órgano sin temor al aborto, los dolores y la
evacuación de sangre son, á nuestro entender, causa
muy bastante para determinarlo; por otra parte, la ocu-
pación de la matriz dificulta la operación, y , finalmen-
te, á nada conduce perder una cria.
Hasta que la herida ó heridas que se hicieron para
la castración entren en el período de cicatrización, no
conviene que los animales enfermos sufran cambios
bruscos de temperatura, razón por la que deben c o n s i -
derarse y cuidarse como á los enfermos.
Con el nombre de houclement se conoce en Francia
una operación que consiste en privar á los cerdos de la
facultad instintiva de hozar ó remover la tierra con el
hocico. Según las circunstancias, puede ser convenien-
te, perjudicial, ó necesaria: es conveniente, cuando los
cerdos salen de sus pocilgas para buscar libremente la
comida en el campo en que no hay arbolado: es n e c e -
saria , cuando pacen las piaras en sitios donde hay á r -
boles jóvenes, para evitar que hozando los cerdos d e s -
truyan las raíces: es perjudicial, cuando los cerdos no
pacen más que en rastrojos y campos de barbecho, p o r -
que evitando que hocen, no pueden arrancar la grama
y demás raíces de yerbas dañinas, ni revuelven la tie-
rra, que es una de las utilidades que el llevar los cerdos
á tales sitios reporta á la agricultura.
— 106 —
La operación que nos ocupa puede practicarse, de
tres modos: por incision en el hocico; por sección de los
músculos que lo mueven, ó por medio del aparato espe-
cial que hace que los franceses llamen houclement á esta
operación.
E l primer sistema consiste en practicar alrededor
de la extremidad del hocico gran número de incisiones,
cuidando de no herir los cartílagos para evitar la caries.
Este sistema no nos parece aceptable, porque la pronta
curación de las heridas, que necesariamente han de ser
leves, hace indispensable la frecuente repetición de la
operación, dando por resultado escamar al animal, que
con dificultad se acostumbra á que le mortifiquen.
M. Viborg aconseja el segundo sistema, más r a c i o -
nal á nuestro entender y de mejores resultados. L o s
músculos y tendones que ponen en movimiento el e x -
tremo del hocico, y que se propone el operador cortar,
están colocados á los dos lados de aquel órgano, en sen-
tido oblicuo de arriba á abajo, terminando en el e x t r e -
mo movible por un tendon de ocho ó nueve centímetros
de largo por cinco milímetros de grueso en un cerdo de
doce á diez y seis meses. Cada uno de estos tendones,
encerrado en una especie de vaina, da á la extremidad
de la geta gran movilidad y aumenta su potencia,
siendo fácil reconocerlos al tacto moviendo el hocico del
animal. La operación se reduce á sujetar al puerco, y
practicando una incision en cada lado del hocico sobre
los tendones y músculos indicados, pasar por debajo de
ellos un hilo con ayuda de una aguja y cortarlos en la
extension de un centímetro. Esta operación es preferi-
ble á la anterior, por ser más práctica en sus resultados;
pero no evita el mal radicalmente; porque si bien es
verdad que el animal pierde fuerza y movilidad en el
hocico, no es menos cierto que aún puede hozar.
E l tercer sistema consiste en atravesar el hocico del
— 107 —
•cerdo por mi aparato de hierro, que siempre que el ani-
mal quiere hozar le produce un dolor bastante fuerte
para impedírselo. E n algunos países se acostumbra á
atravesarlo junto á los orificios de la nariz y de arriba
abajo, con un alambre del grueso de una aguja de hacer
media, y de cuatro á cinco centímetros de l a r g o , t o r -
ciéndolo en forma de sortija por las dos puntas. E n
otros, se traspasa por medio de un clavo de herradura,
retorciendo la punta hacia arriba en forma de anzuelo
para que al hozar el animal se pinche. E n otros, en fin,
en las dos extremidades del alambre que hemos indica-
do, colocan dos púas en forma de punta de flecha. Pero
todos estos medios, aunque económicos y fáciles, tienen
el inconveniente de que es preciso renovar los aparati-
tos, porque con el tiempo, encallecido el sitio que o c u -
pan, llegan á no servir para nada, y que fácilmente dan
por resultado la caries del cartílago de la nariz.
L a sangría es una operación quirúrgica que consiste
en producir una evacuación de sangre abriendo una ó
varias venas, con objeto de atajar ó prevenir ciertas
enfermedades. Entre la gente del campo, es la sangría
del ganado de cerda operación tan sencilla y tan uni-
versal (permítasenos la frase), que puede decirse que
constituye la única medicación que aplican á todas las
enfermedades. Sea el que quiera el mal que aqueje al
enfermo, le cortan las orejas y la cola y le dejan que se
cure por sí solo. Creemos inútil encarecer lo vicioso de
esta práctica.
L a sangría de la yugular es punto menos que i m -
practicable en los cerdos, dadas la construcción del cue-
llo, la gordura de los tejidos, el grueso de la piel y la
dificultad de comprimir la garganta. La operación,
pues, solo es practicable en las venas auriculares y safe-
nas, en la cola, y muy difícilmente en algunas arterias.
Las venas auriculares están situadas en la parte i n -
— 103 —
terna del borde de las orejas, y su desarrollo las hace
accesibles al bisturí, aunque dan poca cantidad de san-
g r e , razón por la que es necesario repetir la operación.
Para practicarla, se sujeta al animal, y rodeando al
pabellón de la oreja una cinta, se comprime la vena,
teniendo la oreja vuelta sobre la nuca: cuando la vena
está bastante hinchada, se hace la incision, que no es
menester cerrar, porque por sí sola se detiene la e v a -
cuación de sangre.
La vena safena externa es la más á propósito para
practicar la sangría, por ser superficial y fácil de herir;,
está formada por dos ramas que se reúnen en el c o r v e -
jón, yendo á perderse entre los mrisculos por detrás del
tendon de aquel.
Para practicar la sangría en esta vena, se hace una
ligadura bastante apretada sobre el corvejón, y cuando
se marea la vena se introduce la lanceta oblicuamente,
obteniendo una considerable evacuación, que se d e t i e -
ne cuando conviene atravesando la piel de los dos lados
de la incision con una aguja ó alfiler grueso y r o d e á n -
dole un mechoncito de cerdas largas ó una hebra de hilo-
fuerte.
La sangría de la cola se practica amputando parcial
ó totalmente aquella: para detener la evacuación se ata
un hilo fuerte al derredor del extremo de la porción
no amputada.
También puede practicarse la sangría como ya hemos
dicho en algunas arterias: la más á propósito es la au-
ricular posterior. Esta arteria sube por detrás de la arti-
culación temporo-maxilar (1), llega á la base de la cuen-
ca de la oreja y se remonta á la superficie convexa que
forma el pabellón de aquella, recubierta por el músculo
cervico-auricular medio: considerando la oreja l e v a n -
C A P I T U L O I. 1
ASFIXIA.
PLEURESÍA.
O esta bebida:
P¿. De Calomelanos 2 gr.
Emético 1
Nitro 3
Agua de fuente 60
Para tornarla en tres dosis con intervalos de ocho
horas por espacio de dos días.
P L E U R O N E U M O N Í A .'
TUBERCULOSIS.
GLOSITIS.
INDIGESTION.
CONSTIPACIÓN.
D I A R R E A .
GASTRO-ENTERITIS POR E N V E N E N A M I E N T O .
(1) Cardenillo.
10
— 146 —
dero del envenenamiento, la primera providencia debe
ser la administración del emético á la dosis de 40 centi-
gramos eú medio litro de agua, para que desaparezca el
constante efecto de la sustancia venenosa: quitada la
causa primordial, cosa fácil de conocer, porque los sín-
tomas pierden su violencia ó desaparecen en parte, resta
solo calmar la inflamación por medio de la dieta, el uso
de las bebidas mucilaginosas á todo pasto, las lavativas
emolientes y fomentos de igual especie sobre el vientre
y estómago, y duchas trias sobre la cabeza si aparecen
fenómenos congestivos; y si esto no basta, una sangría,
fricciones irritantes y aplicación de sinapismos en las
extremidades.
Cuando el envenenamiento es producido por la sal-
muera, la medicación más acertada consiste en la s a n -
gría de la cola y orejas, fricciones de vinagre á lo largo
de la columna vertebral, y el medicamento que indica
la fórmula siguiente, administrado en cuatro veces:
VENENOS. ANTÍDOTOS.
HEPATITIS.
CÁLCULOS HEPÁTICOS.
HERNIAS.
IMPERFORACIÓN D E L ANO.
ABORTO.
PARTO LABORIOSO.
URKTRITIS.
H E M A T U R I A .
CONGESTION CEREBRAL.
Bebida emetizada.
R . De Emético 1 gr.
Agua. . . 200
Mézclese para administrarlo en cuatro porciones,
una cada dos Horas.
PARÁLISIS.
TÉTANO.
EPILEPSIA.
E M B R I A G U E Z Ó BORRACHERA.
E n f e r m e d a d e s de los o j o s .
L L A G A S EX LOS PARPADOS.
TER1GIOX.
CONJUNTIVITIS.
D E S P E A D U R A .
FORÚNCULO INTERDIGITAL.
INTERTRIGO.
ARTRITIS.
R E U M A ARTICULAR.
FRACTURAS.
(i) El emplasto conocido con el nombre de bizma se prepara del modo si-
guiente:
Se coloca en una olla suficiente cantidad de pez negra, que se pone á d e -
rretir, mezclándola poco á poco estopas picadas ó lana de cordero, para dar-
le consistencia: derretida la pez, se retira del fuego y se aplica caliente.
También puede aplicarse la bizma extendiendo la pez sobre un trozo de tela
y calentándola antes de aplicarla.
CAPITULO VII-
Enfermedades de la piel.
SARAMPIÓN.
URTICARIA.
EGTIMA.
ERISIPELA.
PTIRIASIS.
SARNA.
BRONQUITIS VERMINOSA. .
« A S T ROENTERITÍS VE R MIÑOSA.
L E P R A .
TRICHINOSIS.
C A Q U E X I A ESCORBÚTICA.
FIEBRE AFTOSA.
CARBUNCLO.
GLOSANTRAX.
A N G I N A CARBUNCOSA.
HERIDAS.
CONTUSIONES.
y fácilmente caen.
Cuando la contusion produce la ruptura de algunos
vasos sanguíneos debajo de la piel, si el derrame es
poco considerable (en cuyo caso se observa una mancha
azulada solo apreciable en las razas blancas que tienen
poco pelo y cuya piel no es muy gruesa), el accidente
tiene poca importancia, á menos que la parte que s u -
frió el .golpe corresponda á algun órgano que aquel
pudo lesionar. Atendiendo solo á la contusion, el t r a -
tamiento consiste en la aplicación de compresas de agua
fria, sola ó mezclada con árnica, extracto de saturno,
vinagre, aguardiente ó v i n o , sobre la parte enferma,
renovándolas ó empapándolas de nuevo en cuanto se
secan.
Si el golpe fué tan violento que en el lugar lastima-
do se forma un bulto, puede éste convertirse en un abs-
ceso, y en tal caso la curación es,más larga. E n el pri-
mer momento, la medicación se reducirá á aplicar com-
presas análogas á las indicadas para el caso anterior,
sobre las cuales se coloca una tablita ú otro cuerpo duro
que comprime el bulto y le reduce. Si el dolor persiste
y la inflamación es muy grande, pueden emplearse c a -
taplasmas emolientes laudanizadas. Si llega á formarse
un absceso, se emplean cataplasmas de igual índole que
las indicadas, basta que esté en disposición de sajarse;
después de sajado se cura la Lérida con la aplicación de
planchuelas de estopa cubiertas de manteca fresca.
Cuando el golpe fué tan rudo que magulló las p a r -
tes profundas, la piel está fria, la inflamación es c o n -
siderable y el caso es grave, porque puede producir la
gangrena.
— 263 —
E n este caso, el tratamiento consiste en la a p l i c a -
c i ó n de compresas empapadas en aguardiente mezclado
con j a b ó n , aguardiente alcanforado , tintura de árnica
•debilitada con agua, ó vinagre y agua. Si la gangrena
llega á manifestarse, lo más conducente es el sacri-
ficio.
Finalmente, cuando la contusion es tan fuerte que
•establece una solución de continuidad más ó menos
grande, proceden, como en los casos de herida, las duchas
de agua fria y el mismo tratamiento que para aquellas;
y si se presentan síntomas de gangrena, lociones con
líquidos tónicos, tales como el cocimiento de vino con
espliego, menta, romero ú otras plantas aromáticas, ó
•el de quina á la dosis de sesenta gramos en un litro de
agua.
QUEMADURAS.
Páginas.
DEDICATORIA nt
AL LECTOR v
PRIMERA PARTE.
SEGUNDA PARTE.
PARTE TERCERA.
Uretritis 1 6 8