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Definición de autismo
La definición del autismo ha ido evolucionando en los últimos años, desde que en 1943
Kanner lo definiera por primera vez como un trastorno del individuo, cuyo principal
desorden es su incapacidad para relacionarse de forma normal con las personas y
situaciones desde el comienzo de su vida. (Kanner, 1993, p. 20). Además, Kanner
describió que entre estas dificultades se encontraban aquellas que implican conductas
sociales, como la capacidad para entretenerse solos, no mirar a la cara del interlocutor,
encauzar emociones o relacionarse. Asimismo, contemplaba dificultades comunicativas
como la ausencia del lenguaje, alteraciones pragmáticas o ecolalia (perturbación del
lenguaje que consiste en repetir involuntariamente una palabra o frase que se acaba de
oír o de pronunciar), así como ciertas alteraciones sensoriales y un deseo obsesivo por
mantener todo de la misma manera.
Cuando el autismo fue admitido en el Manual diagnó stico y estadístico de los trastornos
mentales (DSM) se completó la definició n con la investigació n de Michael Rutter (1978)
en la que se expuso que la alteració n social y comunicativa que mostraban las personas
afectadas por este trastorno, no eran debidas a la presencia de discapacidad intelectual.
Debido a esto, tambié n paso a formar parte de los trastornos generalizados del
desarrollo.
Tras las investigaciones realizadas por Lorna Wing (Wing y Gould,1979) la definición
recogida en el DSM-IV (1994) se vio modificada, pasando a ser la siguiente: alteración
en la interacción social recíproca, alteración cualitativa en la comunicación verbal y no
verbal, así como en la imaginación, y presencia de un repertorio restringido de
actividades. Esta definición determina que es un trastorno variable debido a distintos
factores como puede ser la severidad de este, la edad, el nivel intelectual, el nivel de
desarrollo de ciertas habilidades, el lenguaje, los apoyos que ha recibido y la presencia
de otros trastornos asociados.
En el TEA algunos síntomas se ven más afectados que otros y pueden evolucionar con el
tiempo. Se determina que el autismo tiene una mayor frecuencia en hombres y se asocia
a la discapacidad intelectual en el 75% de los casos, si bien estudios má s recientes
rebajan este porcentaje.
En 1997 Manfort establece tres grupos de personas con autismo con relación a la
afectación lingüística que exhiben:
Enmarcamos este trastorno dentro del componente genético, pero no está muy claro
que así sea. Además, de ser un trastorno del sistema lingüístico porque se observan
problemas de producción de mensajes y comprensión, en la persona afectada.
Síntomas comunes:
Los síntomas se observan antes de los dos años, aunque no todos los niños afectados
tienen por qué tener todos los síntomas que vamos a citar. Además, a lo largo del tiempo
pueden ir surgiendo más, pero los que ya se han observado van a seguir existiendo.
Entre los síntomas de carácter social podemos encontrar los siguientes:
- Disminuyen las interacciones sociales (no miran a la cara), la respuesta al
nombre y la búsqueda de contacto social.
- Disminuye el interés por las actividades de las otras personas, la sonrisa con
carácter social, el compartir intereses, prestar atención a los demás.
- Respuesta tardía en la iniciación de conductas de atención conjunta.
- No muestran interés por sus iguales, tienen dificultad para expresar emociones,
no son capaces de ofrecer consuelo o de realizar una interacción con otras
personas.
Las alteraciones sensoriales pueden apreciarse a partir de los doce meses y de forma
atípica:
- Bajo nivel de actividad.
- Las sonrisas empiezan a desaparecer a los 9 o 12 meses.
- Hay frecuencia de malestar y presentan dificultad para calmarse. Además,
empiezan a tener mayor interés por los objetos que por las personas.
- No controlan mucho su conducta.
- Se incrementa el nivel de actividad.
- Poca capacidad para expresar el afecto positivo (abrazos, caricias…) y de regular
las emociones.
Diagnóstico:
El autismo se diagnostica mediante la observación, normalmente utilizando como ayuda
escalas o cuestionarios.
Los primeros síntomas suelen detectarlos los padres al año y medio de vida de los niños,
ya que los anteriores síntomas suelen ser más leves y difíciles de detectar. Una vez
vistos los síntomas se lleva al niño al pediatra y tras una comprobación de los síntomas
citados por los padres, se le deriva al especialista correspondiente.
Normalmente, se le deriva al neurólogo pediátrico donde se hacen pruebas auditivas
para descartar la sordera y pruebas genéticas para descartar otros problemas.
Una vez descartado todo esto se les deriva al área de psiquiatría para realizar
cuestionarios a los padres. También se le sugiere a la familia que graben su día a día
para observar síntomas que pueden no haberse apreciado previamente y que dará un
resultado más objetivo.
El autismo al fin se diagnostica sólo si los síntomas no tienen explicación con otro tipo
de trastorno. Aun así, las pruebas son cada vez más concretas, pero queda mucho
camino por recorrer.
PLANOS AFECTADOS:
Plano lingü ístico:
Es necesario tener en cuenta la distinció n que se da en el plano lingü ístico entre la
competencia lingü ística o gramatical y la competencia comunicativa o pragmá tica.
Chomsky (1965 [1999]) definió la competencia lingü ística como el conocimiento
implícito que posee un hablante-oyente sobre su propia lengua (Chomsky, 1965 [1999];
7). En cambio, la competencia comunicativa se define como los conocimientos y las
habilidades pragmá ticas y socioculturales que permiten a un hablante-oyente satisfacer
sus intenciones discursivas (Castellà , 1992; 103-113).
La distinció n es necesaria ya que el dé ficit que presentan los niñ os con TEA que
consiguen un lenguaje formal se da en la competencia comunicativa y no tanto en la
lingü ística.
En este apartado nos centraremos en aquellos sujetos que desarrollan el lenguaje
formal pero no el funcional o los aspectos comunicativos.
CASO PRÁCTICO
La actividad que vamos a proponer va a ir dirigida a una clase de primero de Educación
Primaria, y más concretamente a Pablo, un niño de 7 años, con TEA. Pablo es hijo único
y sus padres tienen personalidades consideradas normales. Va a un colegio ordinario y
repitió 3º de Educación Infantil el pasado año, debido a que no seguía el nivel de sus
compañeros en todos los ámbitos. A partir de este curso Pablo recibirá una adaptación
al currículo.
Por el hecho de sufrir este trastorno, Pablo es un niño que tiene problemas en la
comunicación y en el plano morfosintáctico, por lo que, al contar experiencias propias,
se refiere a él mismo en tercera persona o diciendo su nombre, ya que no es capaz de
ver que es él mismo. Por otro lado, no es capaz de sostener la mirada a la persona con la
que habla, y además, no relaciona los gestos de las personas con las emociones que
sienten, es decir, no sabe que alguien que sonríe, está contento o que alguien que llora,
está triste.
OBJETIVOS DE LA ACTIVIDAD
Como objetivos principales de esta actividad, nos hemos propuesto que Pablo consiga
una total integración con sus compañeros y mejore en el ámbito de la comunicación.
En lo que se refiere a objetivos específicos, pretendemos que utilice la 1º persona del
singular (“yo”) al hablar de sucesos que ha vivido, que relacione las emociones con los
gestos y que mire la cara de la persona cuando está dialogando con él/ella.
ACTIVIDAD