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La relación hecha entre este conflicto y los temas desarrollados durante el semestre
con esta asignatura, tienen que ver con aplicación en los campos que trabaja la
sociología, es decir, la demografía, explícitamente, la sociología urbana y rural, pues
por medio de la misma, se pueden estudiar los comportamientos de la sociedad
tanto de la ciudad como del campo, y las implicaciones que ha tenido para que esta
guerra no haya finalizado y cree repercusiones a través del tiempo. Del mismo
11
Jaime Ortega Carrascal, El peligro de una nueva "guerra verde" pone en alerta al Estado colombiano,
http://www. univision.com/feeds/article/2013-11-24/el-peligro-de-una-nueva.htm [Consulta: jueves, 21 de
Noviembre de 2013]
modo aplica la psicología social pues es ésta quien permite el estudio del
comportamiento de los individuos que están ocasionando el conflicto, determina sus
valores; de igual manera la sociología política y jurídica aporta al estudio de este
conflicto en cuanto, analiza las funciones del estado y del gobierno, si ha sido bien
aplicada la eficacia del derecho, es decir si los efectos de las normas surtidas por
las ramas del poder público en Colombia estado como lo son el legislativo, judicial
y ejecutivo, han sido eficaces de cierta forma, y han logrado controlar el
comportamiento humano en esos sectores, así como la trascendencia de las
mismas para evitar otros conflictos en diversas partes del país. En este punto, se
hace necesario analizar quién tiene la hegemonía política, si los ciudadanos,
denominada PCH o el Estado PEH.
Todo conflicto maneja intereses diferentes, ya sean individuales o grupales que se
revisten de máscaras de poder, y hacen legal y legítimas sus conductas a través de
la misma. En esta “guerra verde”, son los intereses de algunas familias y personas
las que continúan generando zozobra e incertidumbre en esta región colombiana.
2
Colombia(1997), Constitución Política, Bogotá. Legis
3
La pesadilla de la guerra verde, El Espectador, 2 de Diciembre de 2012
años después de haberse firmado el proceso de paz, de haberles dejado a unos
pocos la administración de las minas, de sectorizarse la riqueza del Estado
colombiano, debe intervenir esas concesiones mineras, controlar el tráfico de armas
y brindar inversión social, encaminada a la generación de empresas, mejoramiento
de la vías. Hoy en día es imposible que un agricultor saque y comercialice sus
productos porque los gastos de transporte son muy superiores a lo pagado. El
estado también debe incrementar el pie de fuerza policial y militar, ya que como
representante en las localidades y supuestos garantes del orden público cumplen
un papel casi simbólico, pues se encuentran subordinados a la autoridad de los
líderes “patrones de la región”. El gobierno debe garantizar que las concesiones que
reportan millonarias ganancias anuales deben invertir en la región, intervenir para
que en cualquier mina haya salarios dignos a sus empleados.
También ha sido negligente las instituciones encargadas de velar por la justicia
como la Fiscalía, porque ante pruebas tan contundentes como la dada por Julio
Cesar Sierra, quien fue en su momento comandante de los paramilitares en Boyacá,
mediante un escrito enviado al Fiscal general Eduardo Montealegre advierte de por
lo menos 100 homicidios ordenados por Pedro Rincón entre ellos el Loco Peroles,
el sacerdote de Pauna4, todos con pruebas y fosas en la región. La fiscalía debe
ponerse en la tarea de esclarecer todos estos casos y llevarlos ante los jueces e
impartir justicia y solución; para poder avanzar en la construcción de una provincia
más igualitaria y pacífica.
Hoy en día solo esta sindicado Pedro Rincón por los delitos de concierto para
delinquir y fabricación, porte o tenencia de armas de fuego según datos de la
fiscalía. Esperando que no pase lo mismo como lo fue durante los 40 años de
reinado de Víctor Carranza de impunidad, murió si un solo proceso judicial vigente
en su contra5. Inmensamente rico y con más de un millón de hectáreas de tierra
esto solo por mencionar minúsculos brotes de violencia y el estado se hace el de la
vista gorda.
En cuanto al enfrentamiento de familias, que es otro factor de vital importancia pero
con menor incidencia que la ausencia del estado, se ha caracterizado que ante la
ausencia del gobierno todo gira alrededor de estos individuos que pertenecen a la
comunidad local, desempeñan múltiples funciones políticas y sociales, se puede
decir que son los únicos empleadores, amos y dueños de la riqueza generada por
las esmeraldas, se podría decir que es “normal” pero que se enfrenten entre dos o
varias familias por la disputa del poder económico y/o político sin importarles la
población en la mitad de estos bandos que lo único que piden son condiciones más
dignas de subsistencia y oportunidades de trabajo.
4
Guerra de las esmeraldas: fuego verde, Revista semana, 16 de noviembre de 2013
5
Victor Carranza: El intocable, Revista Semana, 6 de Abril de 2013
Ahora este enfrentamiento está latente ya sin el poderoso Víctor Carranza, que era
quien frenaba las ansias de guerra, la puja por quedarse con el emporio dejado por
él desencadena nuevos homicidios, atentados, que ya como se había dicho cobran
vidas inocentes de la población civil.
La violencia dentro del marco teórico según Marx Weber afirma que el estado
moderno es quien ejerce el monopolio de la violencia y su ejercicio obedece a un
consenso de la sociedad que lo hace legítimo, pero en casos del occidente de
Boyacá donde hay una presencia ilegitima y precaria del estado da lugar a que los
patrones se abrogan para sí del uso de la violencia y hacen de su ejercicio un acto
legítimo. Por ello la participación de micro poderes locales, sicariato, narcotráfico,
paramilitarismo, vandalismo, guerrilla, entre otros.
Vale la pena aclarar que el pacto de paz firmado en 1990 no se puede ver como un
consenso, pues no todas las personas que estuvieron de acuerdo con que unos
pocos con fusil en mano se apropiaran de las tierras fructíferas y tampoco se ve la
función del derecho porque no promueve ciertas conductas como las prohibiciones,
obligaciones o permisiones.
Se concluye primeramente que los problemas sociales en el occidente de Boyacá
se originaron por la falta de presencia del Estado Colombiano y por la ambición de
algunas familias que quisieron hacerse como se diría en esta región “los patrones”
apoderándose de los terrenos donde se encuentran las esmeraldas así mismo
explotándolas y dejando a los habitantes sin ninguna protección ni ganancia
económica.6
Por esto es urgente que el Estado intervenga antes que suceda algo, igual o peor
a lo anteriormente mencionado, no solo militarmente sino también en cuanto a la
salud, educación, infraestructura vial, agropecuariamente y así el Occidente de
Boyacá este seguro y crezca como cualquier ciudad cultural, social y
económicamente y no se quede viviendo la población en chozas ni cuevas que hoy
en día son inhabitables que estas nuevas generaciones puedan obtener una
educación que los pueda llevar a ser grandes personas y logren que esta región
crezca y sean bien utilizadas estas grandes riquezas.
6
La continuación de la guerra verde, Revista Semana, 3 de Noviembre de 2013