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PUNTOS CLAVE
•E
n la práctica clínica surge la necesidad de decidir el modo de intervención más
adecuado para un determinado paciente de entre las diversas modalidades
y técnicas psicoterapéuticas disponibles para su trastorno. El enfoque de las
psicoterapias basadas en pruebas alude a la aplicación de los principios de la
medicina basada en la evidencia en la evaluación de la eficacia y la relación
coste-efectividad de las distintas opciones psicoterapéuticas existentes para
cada tipo de trastorno.
•E
n el presente capítulo se revisa someramente la evolución de los tratamientos
psicológicos hasta llegar a las psicoterapias basadas en la evidencia. Se
repasan los datos actualizados sobre las psicoterapias que se han mostrado
efectivas, ordenándolas por trastornos y, finalmente, se abordan los factores
comunes existentes en las distintas escuelas de psicoterapia, concluyendo
con la mención a las psicoterapias que están intentando aunar las distintas
técnicas en un enfoque integrador.
3.1.3. Recomendaciones
Las guías NICE establecen las siguientes recomendaciones en lo relativo a las intervenciones
psicosociales para los pacientes con trastornos psicóticos, en función de la fase en la que se
encuentren:
• Prevención: en pacientes considerados de alto riesgo, ofrecer TCC individual ya sea
con o sin intervención familiar.
• Primer episodio: ofrecer medicación antipsicótica junto con TCC individual (16 sesiones
manualizadas y planificadas) más intervención familiar (durante 3-12 meses, un mínimo
de 10 sesiones planificadas, si es posible con el paciente incluido y pudiendo optarse
por un formato uni o multifamiliar teniendo en cuenta las preferencias de la familia); en
la intervención familiar debe prestarse especial atención a la relación entre el paciente
y el cuidador principal, cumpliendo una función educativa, de apoyo y terapéutica e
incluyendo aspectos de solución de problemas o manejo de crisis.
• Posteriores episodios agudos: ofrecer a todos los pacientes medicación antipsicótica
y TCC individual; siempre se debe ofrecer intervención familiar a los familiares que
conviven o tienen una estrecha relación con el paciente.
• Recuperación: ofrecer TCC individual a los pacientes con síntomas positivos o
negativos persistentes; ofrecer intervención familiar a los familiares que conviven
o tienen una estrecha relación, especialmente si ha habido una recaída reciente
o existen síntomas persistentes. La arteterapia puede plantearse como parte de
la recuperación, especialmente en aquellos pacientes con predominio de síntomas
negativos. Deben ofrecerse programas de empleo protegido a aquellos pacientes
que puedan y deseen desarrollar una actividad laboral; en los que no sea posible,
se ofrecerán actividades ocupacionales o educativas, incluido el entrenamiento
prevocacional. Por otra parte, no parece existir evidencia que apoye la eficacia de
las técnicas de economía de fichas en los casos de esquizofrenia refractaria, ni a
corto ni a medio plazo.
Uno de los aspectos más controvertidos tiene que ver con la posibilidad de disminuir la
transición a la psicosis en aquellos pacientes considerados de alto riesgo, mediante la
utilización de la TCC. Aunque hay trabajos que apoyan esta hipótesis, una reciente revisión
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(formación longitudinal)
48. PSICOTERAPIAS BASADAS EN PRUEBAS
al respecto recuerda que existen escasos ensayos que aborden la eficacia de la TCC con esta
finalidad y con resultados dispares, recordando asimismo que existen numerosos factores
que pueden distorsionar las conclusiones que se extraen de los mismos.
sustancias parece ofrecer mejores resultados que una intervención mínima o la terapia
cognitivo conductual no focalizada en el trauma, si bien el tamaño del efecto es escaso y hay
menos pacientes que terminen la terapia si esta es focalizada en el trauma.
En general, los estudios realizados sobre el uso de la psicoterapia en pacientes con trastorno
de estrés postraumático resultan de baja o muy baja calidad y presentan notables limitaciones
metodólogicas, lo que hace que sus resultados deban ser acogidos con cautela y se precise de
nuevos y mejores estudios al respecto para poder ofrecer unas recomendaciones más ajustadas.
nerviosa con un alto nivel de evidencia a su favor (nivel I); los resultados son también positivos
en formato grupal. Aunque en menor medida, cuentan también con respaldo empírico la
terapia dialéctica-conductual y la autoayuda (nivel II) y la terapia interpersonal (nivel III).
Las guías NICE recomiendan 16-20 sesiones de orientación cognitivo conductual repartidas
a lo largo de 4-5 meses como primera opción, y en aquellos pacientes que no respondan
satisfactoriamente o que no deseen este enfoque plantean como alternativa la terapia
interpersonal informando al paciente de que requiere de 8-12 meses para lograr unos
resultados comparables a la cognitivo conductual.
15%
Factores extraterapéuticos
30%
Por otro lado, si agrupamos los factores más frecuentemente mencionados en la literatura
considerados promotores del efecto terapéutico, quedaría tal cual se recoge en la tabla 1.
En síntesis, podemos señalar que, por un lado, es necesario investigar y clarificar más los
factores extraterapéuticos, a fin de poder intervenir en ellos como posibles estrategias
de promoción y prevención de la salud mental y bienestar psíquico; y, por otro lado, los
únicos factores susceptibles de ser modificados en el contexto terapéutico, serían las
técnicas específicas, las características del paciente, del terapeuta y de la relación que
se establezca entre ambos. Por ello es fundamental considerar estos factores a la hora
de realizar una formulación y psicoterapia en cada caso.
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5. PSICOTERAPIAS INTEGRADORAS
Las psicoterapias integradoras, constituyen modelos tentativos que pretenden conseguir
una formulación teórica que integre los elementos terapéuticos relevantes a nivel empírico.
Esta corriente psicológica surgió, por un lado, tras el descontento de los psicólogos clínicos
al aplicar en su consulta los modelos teóricos existentes de forma rigurosa y, pese a ello,
lograr escasos resultados; y, por otro lado, ante la constatación de la existencia de factores
terapéuticos comunes a la mayoría de las terapias.
Así, en 1979, Goldfried, Watchel y Strupp, fundaron la SEPI: Society for the Exploration of
Psychotherapy Integration (Sociedad para la Exploración de la Integración en Psicoterapia,
en español). Ya desde sus inicios planteaban si era preferible un enfoque ecléctico; o si, por
el contrario, era deseable un único modelo integrador.
Por una parte, el enfoque ecléctico combina técnicas eficaces de diferentes escuelas
psicoterapéuticas para abordar los problemas clínicos, tiene carácter eminentemente práctico
y orientado a los problemas que plantea el paciente en cada momento y es ampliamente
utilizado en nuestros días. La crítica más frecuente que se le hace es la de carecer de marco
teórico concreto y con ello propiciar la existencia de multitud de combinaciones empíricas
diferentes, justo lo contrario de lo que se pretendía evitar.
Por otro lado, el modelo integrador pretende aunar las principales corrientes psicológicas
para lograr modelos exhaustivos y explicativos de la psique y con ello, seleccionar las técnicas
específicas promotoras de la mejoría del paciente. El principal reto al que se enfrenta, es la
gran dificultad que supone el pretender integrar modelos teóricos y epistemológicos tan
diferentes entre sí, como puede ser el conductual o el psicoanalítico, entre otros.
Algunas de las propuestas actuales más relevantes de integración psicoterapéutica, son:
• Terapia multimodal de Lazarus.
• Terapia dialéctica conductual de Linehan.
• Modelo transteórico del cambio de Prochaska y Diclemente.
• Terapia cognitivo analítica de Ryle.
• Terapia narrativa integradora de Fernández Líria y Rodríguez Vega.
A pesar de los esfuerzos realizados hasta el momento por conseguir modelos integradores, no
cabe duda de que, a medida que conozcamos mejor el funcionamiento cerebral, psicológico y
social, seremos capaces de plantear nuevos y mejores modelos integradores que demuestren
ser tanto exhaustivos a nivel teórico, como eficaces a nivel empírico, para con ello, lograr
ofrecer una mejor asistencia clínica a nuestros pacientes.
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