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Las conductas disruptivas y su influencia en el aprendizaje y en la


convivencia escolar inclusiva.

La convivencia forma parte imprescindible del proceso de enseñanza y


aprendizajeen el aula. La formación integral de los educandos no sólo abarca el
desarrollo de las capacidades intelectuales sino también en el fomento de las
capacidades socioemocionales. Por tanto, junto a la necesidad de adquirir
conocimientos instrumentales, habilidades cognitivas, artísticas o afectivas, se
presenta la educación en valores y se establece, igualmente, al mismo nivel. La
educación en valores se debe incluir, por un lado, en el proyecto educativo de la
escuela y se abordará desde la práctica docente cotidiana de todas las áreas y
asignaturas, favoreciendo que los educandos aprendan por sí mismos a convivir
como ciudadanos críticos, libres, justos y solidarios.
En la escuela aparecen conflictos entre los educandos y en la relación de los
educandos con sus profesores.
 Hay educandos agresivos que utilizan la violencia o la amenaza para resolver
sus problemas,
 hay educandos pasivos, inhibidos que no saben o no se atreven a enfrentarse
a sus dificultades;
 hay profesores que no establecen una relación personal con el educando
afectiva, positiva y justa;
 hay otros olvidados y rechazados por el resto de compañeros,
 hay rechazo de unos hacia otros por cuestiones sociales, económicas,
religiosas, culturales o raciales.
Por todo esto, las conductas disruptivas perjudican al logro de una educación
inclusiva.

Aprender a
convivir tiene, en
primer lugar, una
componente
emocional y
afectiva y, en segundo
lugar, un factor moral
y ético; por ello, se
debe procurar que el
aprendizaje de la
convivencia escolar
es organizar de
manera solidaria,
agradable y justa las
relaciones
interpersonales de la vida en el aula y la preparación del educando para poder
ejercerla en otros contextos sociales. Sin embargo, entender y comprender dicha
preparación es también consecuencia de asumir actitudes y modos de comportamiento
aceptables.
La escuela es donde se aprende a practicar la democracia aceptando y
respetando las diferencias individuales no permitiendo ni la exclusión, ni el
maltrato, ni las faltas de respeto o indisciplina. Es decir, la escuela es donde se

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aprende a ser ciudadano, donde podemos aprender a enfrentarnos a los


conflictos basándonos en el diálogo y en la resolución directa y pacífica de los
mismos. De esta manera, aprender a convivir debe convertirse en la materia
transversal y global sobre la que se realiza todo el proceso de enseñanza y aprendizaje
escolar preparándolo para una vida social de convivencia y para la resolución de
conflictos sin violencia. Se trata, de respetar las características individuales de cada
persona, sin exclusión o el maltrato entre compañeros.

El clima de aula es el factor determinante para la mejora y permanencia de la


convivencia.
Sentirse el estudiante parte del grupo en el aula construyendo la clase como grupo
a través de una mentalidad democrática donde se enseñe a los educandos a reconocer
los derechos y deberes propios y los de los demás, el asumir y respetar las normas
comunes.

Para ello, como educadores, debemos plantear los conflictos en positivo, es


decir, no se trata tanto de qué hacemos para enfrentarnos a los casos de conductas
disruptivas o de violencia en el aula, sino de qué hacemos para convertir nuestros
centros en espacios adecuados para el aprendizaje de la convivencia en el marco
de una democracia. Así, por ejemplo, cuando los errores que cometen los educandos
no se perciban solo como fallos sino verlos como componentes normales del propio
proceso de aprendizaje.

Las competencias sociales y conductas disruptivas.


La competencia social supone la aceptación de los otros aunque tengan
puntos de vista diferentes a los propios, la percepción de autoestima, en definitiva,
el bienestar de la persona. Desde esta perspectiva, se considera que una persona es
socialmente competente cuando es capaz de identificar y definir sus problemas, de
reflexionar acerca de las posibles alternativas de las que dispone para solucionarlos.

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Para desarrollar con eficacia esta tarea es necesario poseer y desarrollar la capacidad
de confiar en los demás, la habilidad para ejercer nuevos papeles y adecuar los
comportamientos y actitudes a distintos contextos, o la capacidad de mostrarse
sensible y empático con los demás (Inteligencia emocional). Así como los
profesores son los que trasmiten a sus educandos nuevos conocimientos,
procedimientos y estrategias, igualmente la enseñanza y el aprendizaje de otros
contenidos como las actitudes y valores suponen una atención consciente por parte de
los profesores. Elcontrol sobre nuestros propios mecanismos no-verbales de
comunicación en nuestro rol docente (miradas, gestos, expresiones corporales,
entre otros) manifiesta nuestros valores y actitudes, el alumnado va elaborando,
construyendo e interiorizando esos esquemas de actuación. Sin embargo, estos
esquemas de actuación poseen dos vertientes:
 El profesorado condiciona los procesos de aprendizaje del alumnado y las
relaciones entre ellos; sin embargo, además,
 es el propio grupo de educandos los que forman y fomentan unas
condiciones organizativas y relacionales que escapan al control del
profesor.
Por tanto, el grupo de iguales ejerce un gran poder social sobre los sujetos de forma
individual, de manera que se genera una microcultura de valores y normas de
convivencia que son respetadas y asumidas por todos y cada uno de ellos. Las
interpretaciones de esta “cultura de adolescentes” justifica la necesidad que tienen
de afirmar su propia identidad personal que trasciende su propia decisión individual
y sentirse reafirmados grupalmente.
Con respecto a esto último, nos preguntamos ¿Por qué las conductas disruptivas
tienden a imitarse? ¿Por qué muchos se sienten atraídos a imitar estas conductas
de otros compañeros conflictivos? El adolescente en su necesidad de reafirmar su
personalidad y manifestar que el mismo ya no es un niño y de sentirse que ya es un
adulto busca reafirmase como tal y tiende a desafiar las normas. Las normas, de alguna
manera, llevan a cumplir y obedecer lo que los adultos consideran como
comportamientos correctos, lo que debemos seguir y hacer según los adultos. Al
desafiarlas busco reafirmar mi personalidad y ser yo mismo el que critica y opta como
corresponde actuar. Ahora bien, ¿Con quién se atreve el adolescente en ese
desafío?Con los adultos que muestran poca seguridad y poca personalidad. ¿Y con
sus iguales?Con aquellos que poseen poca autoestima y sumisos (Bullying). Ahora
bien, este tipo de conductas son atractivas para imitar, para muchos de sus
compañeros, pues creen que al imitarlas logran esa reafirmación tan valorada en esta
edad. Esta explicación corresponde a lo normal y propio de la edad adolescente y que
como tal también la poseen los mamíferos (aunque personas también los
somos): desafiar al igual o al adulto más débil para mostrar mi madurez insipiente.
Por supuesto, hay otras causas que no son propias de la edad:

1. Factores externos a la escuela:


 Personales: temperamento difícil, neuroticismo y extraversión, impulsividad,
búsqueda de sensaciones, inestabilidad afectiva, cognitivas (dificultad en la
solución de problemas, baja capacidad verbal, atribuciones y distorsiones
cognitivas), dificultades en las habilidades sociales y pobre empatía, baja
autoestima, bajo rendimiento escolar y otros trastornos asociados (déficit
de atención, trastorno de autocontrol de impulsos, etc.).
 Familiares: Los factores familiares influyen fuertemente en el mantenimiento
de los trastornos graves del comportamiento. La familia es el grupo de

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referencia, por excelencia, para el niño y donde se transmiten las normas,


valores, actitudes y conductas. Algunas de las variables que se pueden
incluir aquí son las siguientes: psicopatología de los padres (alcoholismo,
drogadicción, conducta antisocial, depresión de la madre), familias
desestructuradas (pérdida de uno de los padres, conflictos graves de pareja),
estilos educativos (falta de supervisión, utilización excesiva de medios
punitivos, mala calidad de las relaciones).
 Sociales: Aumento de la intolerancia, que los medios de comunicación nos
muestran y el que vivimos socialmente, un mundo cada vez más
heterogéneo y diverso en el que la tolerancia no tiene cabida. Los niños
tienden a imitar este tipo de conductas.
2. Factores internos a la escuela:
 Docente: a carencias en el planteamiento didáctico, la gestión del aula y el
tipo de actividades, el aburrimiento y la desmotivación o la heterogeneidad
del aula.
 Organización del centro: Esta causa está relacionada con el contexto
social. Así, también el ambiente del centro, el tipo de alumnado que posea,
así como el profesorado, etc. configurarán las características del centro
escolar.
 Es importante considerar que para su solución no se adquieren
exclusivamente mediante el currículo formal sino que va a ser necesario
aunar todas las experiencias educativas y todos los aprendizajes que
realicen los educandos tanto “formales” como “informales”. Por tanto,
es necesario señalar la importancia de las pautas de organización del centro
escolar, del aula y de otros tipos de espacios educativos (no solo en el aula
se aprende), proporcionando un entorno de crecimiento y desarrollo
personal.

Factores que inciden en las interacciones entre educandos y adaptación al


contexto aula.
Factores relativos al educando. Las competencias sociales del estudiante
resultan ser un factor determinante del proceso de aprendizaje y estas poseen las
siguientes variables: las habilidades sociales, el mantenimiento de las relaciones
interpersonales y la habilidad para resolver problemas sociales. Estas variables vienen
a arraigar la adaptación a la escuela y previene manifestaciones peligrosas como el
riesgo de comportamientos disruptivos (peleas y agresiones en el centro escolar);
riesgos asociados a conflictos de violencia, racismo, intolerancia, etc. Podríamos
señalar que el éxito o fracaso en la competencia social de los adolescentes conlleva
variables actitudinales y cognitivas que actúan inhibiendo, facilitando o destruyendo las
relaciones sociales.

Factores relativos al profesor. La participación del profesor en la adaptación del


educando puede producirse por el tipo de interacción existente entre el profesor y el
educando que se constituye como el principal factor para que el resto de los educandos
compañeros establezcan a partir de estas manifestaciones argumentos de aceptación
o rechazo. Esto significa que los profesores que llevan a cabo valoraciones negativas
de los educandos referente a expectativas de éxito escolar y cooperación en clase,
éstos son más frecuentemente rechazados que aquellos que no sufren problemas de
repulsión. Las expectativas de los profesores hacia sus educandos se manifiestan
claramente a través de sus expresiones verbales pero, muy especialmente, a

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través de sus mecanismos no-verbales como los gestos, el manejo del tiempo de
espera cuando les preguntan. La influencia del profesor en el comportamiento de los
educandos (Cuadrado y Fernández, 2007; 2008) determinan que cuando el profesor se
esfuerza por interactuar positivamente con sus educandos, se observa esta actitud en
un comportamiento de proximidad ofreciendo una atención individualizada, confianza y
respeto. Este acercamiento provoca una mejora en el rendimiento académico de
los estudiantes y una disminución de comportamientos agresivos. Por el contrario,
el distanciamiento y la frialdad del docente llevan aparejado un comportamiento
irrespetuoso y desatención hacia sus estudiantes, recibiendo menos elogios y más
críticas por parte del profesor aspecto que fomentan en ellos la agresividad.
La mejor respuesta a la disrupción parece ser que es la que dan aquellos
profesores que no muestran sobreenfado ni confusión, pero que tampoco
ignoran la prueba a la que están siendo sometidos, y saben responder de forma
serena y asertiva a la misma.
Ante la disrupción, es aconsejable no centrarse en ella, sino plantear
alternativas centrando la atención en la tarea. El profesor eficaz, ante la disrupción,
la atiende (no la soslaya), pero no reacciona de forma desproporcionada. Evita que el
conflicto “escale” y se agrande.
Como norma general, el profesor debe intentar no alterarse, no interpretar los
comportamientos disruptivos como agresiones a su persona.
Si los comportamientos no hacen imposible seguir con el proceso de enseñanza-
aprendizaje, se deben ignorar. En cambio ante incumplimiento de normas no se debe
hacer caso omiso, porque se daría a entender que las normas a veces se pueden
incumplir, con lo que restaríamos consistencia a la normativa.
La conducta del profesor tiene que tener consistencia y predictibilidad, así el
docente se va haciendo “fiable” para los educandos. Es importante ser sistemático, con
las normas, evaluación diaria, plazos de entrega de trabajos, etc.
Las expectativas y predisposición del profesor hacia los educandos (efecto
Pigmalión) juegan un papel importante en los comportamientos del alumnado: los
educandos intentan responder a las expectativas del profesorado, tanto si son positivas,
como negativas. De ahí que el profesorado deba evitar “etiquetas” o
“generalizaciones excesivas” (“eres un vago”, “siempre estás haciendo el payaso”,
“nunca acabas las tareas”…), sustituyéndolas por descripciones de las conductas (“no
has traído los dos últimos trabajos”, “deja ahora las bromas y empieza con el trabajo”,
“esta tarea está sin terminar”…)

Factores relativos a los compañeros. El grupo de compañeros ejerce una


influencia significativa:
1. En el aprendizaje de actitudes, valores y referencias del mundo que les rodea.
2. En la percepción y comprensión del punto de vista del otro.
3. En la formación de la identidad personal del educando.
4. En la adquisición de habilidades sociales.
5. En el control de los impulsos agresivos, favoreciendo la adquisición de
mecanismos reguladores de la conducta agresiva.
6. En la identidad sexual.
7. En la adquisición de comportamientos adictivos (drogas, alcohol, otras
sustancias y conductas de riesgo).
8. En las metas y logros académicos.
9. En la consideración de los compañeros como importantes fuentes de apoyo.
10. En la capacidad para desenvolverse con éxito dentro del grupo de iguales.

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Las explicaciones básicas sobre la motivación que lleva a los adolescentes a buscar
a sus iguales y a comprender el porqué de estas relaciones se podría señalar los
siguientes motivos:
1. Deseo de competencia. Se trata de la necesidad de logro, eficacia y destreza,
con el fin de ser considerado importante por los compañeros.
2. Deseo de afiliación. Conlleva la urgencia de sentir la sensación de ser aceptado
y querido por el grupo.
3. Deseo de poder. A veces se lleva el deseo de dominio y sumisión interpersonal
como capacidad efectiva de controlar a otras personas. Está relacionado con la
necesidad de una vivencia de seguridad.
La integración social en los grupos de adolescentes no depende exclusivamente de
factores personales y habilidades sociales individuales de los estudiantes; existe una
microcultura estructurada por un marco de normas, creencias y hábitos de
comportamiento que apuntan hacia donde reside esa necesidad de integración
satisfactoria para los individuos que se encuentran dentro. Por todo ello, el educando
se irá adaptando al grupo de iguales a medida que vaya adquiriendo e integrando las
normas y valores del grupo de compañeros. Tenemos indicios de que hay educandos
que presentan dificultades para hacer y mantener amigos, por diversas razones. El no
tener amigos o fracasar en ese empeño provoca en ocasiones sentimientos de
inseguridad afectando a su autoestima y viéndose a sí mismo como un sujeto con
escasa competencia social y limitada valía. Por esto, es importante educar a los
educandos en ser asertivo (Asertividad y resiliencia en la educación) y como mejorar
sus autoestima (La baja autoestima infantil y el refuerzo positivo, ¿Cómo mejorar la
autoestima de mi hijo? 5 prácticos consejos que debes seguir, La importancia de la
autoestima en educación)

Factores relativos al entorno físico o medio ambiente del aula. El


comportamiento humano no se puede entender y predecir plenamente hasta tanto que
el conocimiento del ambiente, contexto y papel que representa sea colocado
conjuntamente con el actuar y el comunicarse de la persona. En este sentido y desde
el concepto de “interactividad” no podemos entender lo que hace o dice una persona,
si al mismo tiempo no se conoce lo que están haciendo o diciendo las restantes que se
encuentran en el mismo espacio físico. La organización tradicional de nuestras
aulas, con los pupitres perfectamente alineados frente a la mesa del profesor
dificulta la interacción entre los compañeros. El aula, no sólo es una estructura
arquitectónica con mesas y sillas sino como un medio facilitador o inhibidor de las
interacciones comunicativas y de relaciones que allí tienen lugar entre profesor y
educandos y educandos entre sí. (Ver 9 Distribuciones del aula para una nueva
educación)

Prevención de los comportamientos disruptivos.


1. En cuanto a los contenidos, intentando hacerlos significativos, conectarlos
con los conocimientos previos del alumnado, y con temas de su interés, con
su realidad o con la actualidad, mostrar su utilidad, aspectos curiosos, entre
otros.
2. En cuanto a la metodología y las actividades:
 utilizar métodos variados (aprendizaje cooperativo)

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 preparar actividades variadas y que les sean comprensibles (en


ocasiones habrá que “desmenuzarles las actividades” para que
comprendan bien qué tienen que hacer).
 tener preparados materiales y actividades para “atender a la
diversidad”: ejercicios adicionales para los más rápidos, fichas de
trabajo de menos nivel.
 planificar bien los agrupamientos de los estudiantes: parejas,
pequeños grupos, donde estén juntos estudiantes de diferentes
capacidades para una tarea.

Bibliografía:
1. La gestión de la disciplina en el aula y su influencia en el bienestar emocional y
competencia social en el alumnado. Isabel Cuadrado Gordillo
– https://www.carm.es/web/pagina?IDCONTENIDO=23331&IDTIPO=100&RAS
TRO=c303$m5917,23241,23279,23318,23302
2. Conductas disruptivas en el aula y su relación con las dificultades de
aprendizaje
– http://digibug.ugr.es/bitstream/10481/40484/1/MORENCIA_GONZALEZ_ION
E%20VICTORIA.pdf
3. Conductas disruptivas y gestión eficaz del aula
– https://es.scribd.com/document/172273387/59366-Conductas-disruptivas-y-
gestion-eficaz-del-aula-Angel-R-Calvo-Rodriguez
4. Estudio del impacto de las Conductas Disruptivas en niños y niñas
– http://dspace.ucuenca.edu.ec/bitstream/123456789/2371/1/tps667.pdf

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