Buenos Aires, lunes 23 de mayo de 2016 • ISSN 1666-8987 • Nº 13.
962 • AÑO LIV • ED 267
D i a r i o
Sistema de factor de atribución en el Código Civil y Comercial
Sumario: 1. Introducción. – 2. Historia del factor de
atribución. – 3. Sistemática Código Civil y Comercial.
del
3.1. Cómo se instrumenta el sistema. 3.2. Cuál o cuáles
son (en ausencia de normativa) las normas que infiere el
art. 1721 del cód. civil y comercial para la responsabi-
lidad objetiva. 3.2.1. Fundar la responsabilidad objetiva
fuera del Código Civil y Comercial. 3.2.2. Fundar la res-
ponsabilidad objetiva en el Código Civil y Comercial. – 4.
Conclusión.
1 y convenciones internacionales–, etc.(5).
Introducción
El derecho de daños ha sucedido históricamente a la
responsabilidad civil, es decir, cuando esta (la responsa-
bilidad civil) ha alcanzado su máximo desarrollo como
sistema o simplemente ha agotado sus posibilidades de
supervivencia, se produce una mutación –como en todo
sistema de cualquier disciplina– y, en nuestro caso, en el
derecho(1).
Obviamente, esta mutación se produce:
a. por causas externas al sistema, desde acontecimien-
tos mundiales hasta regionales; así, por ejemplo, las dos
guerras mundiales, la doctrina social de la Iglesia, la crisis
Nota de Redacción: Sobre el tema ver, además, los siguientes tra-
bajos publicados en El Derecho: Una carrera cuadrera y el juego de
los distintos factores de atribución de la responsabilidad, por Jorge A.
Mazzinghi, ED, 178-441; Factores de atribución de responsabilidad
civil de los padres por los hechos ilícitos de sus hijos menores, por Os-
valdo Onofre Álvarez, ED, 235-29; Los presupuestos de la responsa-
bilidad civil en los procesos de mala praxis médica, por Marcelo Os-
car Vuotto, ED 248-683; Responsabilidad civil por incumplimiento de
contrato: observaciones y propuestas de modificaciones al Proyecto de
Código, por Camilo Tale, ED, 250-803; Hacia una redefinición de las
funciones de la responsabilidad civil. La importancia de la prevención
en el nuevo ordenamiento legal, por Marcelo Oscar Vuotto, EDLA,
2015/10-7; Panorama sobre aspectos de la responsabilidad civil relacio-
nados con los denominados “ataques” a los sistemas informáticos, por
Guillermo Agustín Peyrano, ED, diario nº 13.914 del 14-3-16. Todos
los artículos citados pueden consultarse en www.elderecho.com.ar.
(1) Cada sistema se impone por una decisión de política legislativa
que responde a una historicidad y sus circunstancias. Así ha sucedido con
Vélez Sarsfield en una parte de la historia argentina frente a la confor-
mación de la ganadería y actividad agrícola posterior; y con el profesor
Borda frente o como consecuencia de la revolución industrial, y la ley
26.361 como acceso a la sociedad de consumo. Correspondería, en este
inicio de siglo XXI, encuadrar el dictado de las normas en la globali-
zación, la economía de negocios posindustrial y de servicios, así como
la era de la tecnología. Nada de esto se ha hecho en el Código Civil y
Comercial, habrá que ver cuál es la condena de la historia real que esta
normativa merece. Consultar Lucchini, Cristina - Siffredi, Liliana -
Labiaguerre, Juan, El contexto histórico del pensamiento sociológico,
Buenos Aires, Oficina de Publicaciones CBC, 1996; Berger, Meter
- Luckmann, Thomas, La construcción social de la realidad, Buenos
Aires, Amorrortu, 1999, Capítulo 2: “La sociedad como realidad objeti-
va”, pág. 66 y sigs.
CONTENIDO
DOCTRINA
Sistema de factor de atribución en el Código Civil y Comercial, por Carlos Ghersi......................................................................................................................................... 1
JURISPRUDENCIA
Provincia de Buenos Aires
CUENTA Nº 13.547
Código Civil y Comercial: Vigencia temporal: alimentos. Alimentos: Cónyuges separados de hecho: obligación alimentaria; fundamento; solidaridad; igualdad; requisitos
de procedencia; análisis de cada caso concreto; necesidades del alimentado. Intereses: Intereses diferenciados: requisitos de procedencia; no configuración
(CApel.CC Necochea, marzo 15-2016)................................................................................................................................................................................................ 3
Concursos: Acuerdo preventivo: acreedor preferencial; homologación de acuerdo propuesto por el concursado; crédito laboral; verificación tardía; economía procesal; rigorismo
formal (C1ªCC San Isidro, sala I, abril 14-2016)................................................................................................................................................................................... 5
CASA
ARG
FICHAS BIBLIOGRÁFICAS
CO
Guillermo F. Peyrano y Jorge Nicolás Lafferrière. Restricciones a la capacidad civil, por Alejandro Borda..................................................................................................... 6
d e D o c t r i n a y J u r i s p r u d e n c i a
por Carlos Ghersi
del Estado liberal, el desarrollo y crisis del Estado de bien-
estar, las revoluciones modernas y posmodernas, etc.(2).
b. por causas internas: el desarrollo económico y social
del país, etc.(3).
Desde lo jurídico y en simultáneo –como reflejo de las
dos causas señaladas–, se producen otras mutaciones, se
abandona –porque ha quedado consolidada– la protección
de la propiedad privada –arts. 14 y 17 de la CN–(4) y se
inicia la protección de la persona –art. 14 bis; art. 1071 bis
y la reformulación constitucional en 1994, especialmente
con la introducción y confirmación de los tratados, pactos
En síntesis, en lo que nos interesa, llegamos a la pos-
modernidad(6) y el siglo XXI, con centro en el derecho de
daños como formulación histórica de la temática, incluso
con la confirmación y reafirmación de esta mutación de la
misma Corte Suprema, en el 2004, con la sentencia “Aqui-
no” y posteriores fallos de las cortes supremas o tribunales
superiores de las provincias o, al menos, las más progre-
sistas, en nuestra humilde opinión(7).
Incluso los programas universitarios abandonan el dic-
tado de la materia de Responsabilidad Civil Contractual y
Extracontractual por una materia autónoma: Derecho de
Daños.
El Código Civil y Comercial de la Nación sin duda
reinstaura un sistema de responsabilidad civil, lo que –en
nuestra humilde opinión– en sí mismo constituye un re-
troceso ideológico, sociológico, económico y obviamente
(2) Macry, Paolo, La sociedad contemporánea. Una introducción
histórica, Barcelona, Ariel, 1997, Capítulo VI, pág. 137 y sigs.
(3) Consideramos que una lectura o relectura de la historia argentina
por uno de los más grandes historiadores económicos que hemos tenido
académicamente y un historiador científico-crítico muestra alguna de las
causas internas que dieron lugar a los cambios en el derecho. Halpe-
rin Donghi, Tulio, Revolución y guerra. Formación de una elite en la
Argentina criolla, Buenos Aires, Siglo XXI, 2002 y Adamovsky, Eze-
quiel, Historia de la clase media argentina. Apogeo y decadencia de
una ilusión. 1919-2003, Buenos Aires, Planeta, 2009.
(4) Sabato, Hiulda - Lettieri, Alberto, La vida política en La
Argentina del siglo XIX. Armas, votos y voces, Buenos Aires, Fondo de
Cultura Económica, 2003, “La guerra de las representaciones. La revo-
lución de septiembre de 1852 y el imaginario social porteño”, pág. 97
y sigs.; De Blas, Patricio y colab., Historia común de Latinoamérica,
Madrid, EDAF Ensayo, 2000.
(5) Hobsbawn, Eric, Historia del siglo XX, Buenos Aires, Crítica,
2010, Capítulo X: “La revolución social 1945-1990”, pág. 290 y sigs.:
“Pasó bastante tiempo antes que la gente se diese cuenta de la transfor-
mación del crecimiento económico cuantitativo y un conjunto de altera-
ciones cualitativas de la vida humana y todavía más antes de que la gente
pueda evaluarlas incluso en los países más desarrollados”.
(6) Consultar Berciano Villalibre, Modesto, Debate en torno a la
postmodernidad, Madrid, Síntesis, 1998, Capítulo 4: “La alternativa de
Richard Rotry (Crítica a Lyotard y Habermas)”, pág. 83.
(7) Consultar Weingarten, Celia, Manual de derecho de daños, 2ª
ed. actualizada, Código Civil y Comercial, Buenos Aires, La Ley, 2015.
Director:
Guillermo F. Peyrano
Consejo de Redacción:
Gabriel Fernando Limodio
Daniel Alejandro Herrera
Nelson G. A. Cossari
Martín J. Acevedo Miño
NUEVO CÓDIGO CIVIL Y
COMERCIAL DE LA NACIÓN
Análisis doctrinarios,
comentarios y apostillas
jurídico, sin mucha explicación y fundamento, o tal vez
sí existe pero no se ha exteriorizado, o el diseño es pro-
ducto de los lobbies de las empresas; en fin, todo esto no
es más que nuestra humilde opinión, que seguidamente
fundamentaremos, a los solos efectos de generar el debate
necesario en todas estas cuestiones, que son centrales co-
mo parte de los derechos humanos que se declaman, pero
poco se normativizan y menos aún se dictan políticas de
Estado. En ese orden de ideas, el Proyecto debió ser moti-
vo –al menos– de dictámenes de las universidades, etc.(8).
2
Historia del factor de atribución
La Argentina, como hemos señalado en tantas oportuni-
dades, libros y notas, es el producto ideológico, económi-
co, sociológico y jurídico de las denominadas revolucio-
nes atlánticas, que se inician en 1776 en Estados Unidos
y finalizan –tentativamente– en Francia en 1789, y repro-
ducen el fenómeno histórico en América Latina y otras
partes del mundo(9).
Es, en lo que a nosotros nos interesa, la consolidación
de la propiedad privada –art. 17, CN y art. 2513, cód.
civil de Vélez Sarfield– (premisa) la que da lugar (como
derivación lógico-metodológica) al contrato paritario o de
negociación individual, como juridización de los negocios
–arts. 1137 y 1197, cód. civil–; a la responsabilidad sub-
jetiva –arts. 512, 520, 521, 1109 y 1072, cód. civil– como
centro del sistema y a las acciones individuales de daños
y perjuicios –contractuales o extracontractuales–, etc.(10).
(8) Van Robermund, Bert, Derecho. Relato y realidad, Madrid,
Tecnos, 1997, pág. 128 (citando a Kelsen en La máscara totémica) se-
ñala: “Una ideología para ocultar que también en democracia se pone en
juego el orden social ”.
(9) Asimov, Issac, La formación de América del Norte. Historia Uni-
versal, Madrid, Alianza, 2009, págs. 110/111. Bender, Thomas, His-
toria de los Estados Unidos. Una nación entre naciones, Buenos Aires,
Siglo XXI, 2011, págs. 105/106. Hill, Christopher, Los orígenes in-
telectuales de la Revolución Inglesa, Barcelona, Crítica, 1980, pág. 17.
Furet, Francois, Marx y la Revolución Francesa, México, Fondo de
Cultura Económica, 1986, pág. 151. Lefebvre, George, La Revolución
francesa y el Imperio, México, Fondo de Cultura Económica, 1986, pág.
11: “La aristocracia recelaba de Turgot. Se le atribuía la intención de
establecer una subvención territorial que no eximía a nadie; de crear
asambleas consultivas que eligieran terratenientes sin distinción de ór-
denes; de dar libertad a los protestantes; de hacer laica la enseñanza y
la asistencia social... Nobleza, Clero y Parlamento se coligaron contra
él”. Gastiazoro, Eugenio, Historia Argentina. Introducción al análisis
económico-social, Buenos Aires, Agora, 1986, t. II, págs. 120/121.
(10) Weingarten, Celia - Ghersi, Carlos (dirs.), Tratado de dere-
cho de daños, Buenos Aires, La Ley, 2014, vol. I.
 2 Buenos Aires, lunes 23 de mayo de 2016
Este sistema –con el que podemos o no coincidir– esta-
ba perfectamente diagramado, diseñado y construido por
don Dalmacio Vélez Sarfield, ya que reconocía que tam-
bién respondía a la lógica política de esta etapa histórica
de la posmundialización y el nacimiento del capitalismo de
acumulación privada y la distribución de la propiedad de la
tierra y el modo de producción en toda Latinoamérica(11).
De esta construcción se desprende que la finalidad era
sancionar al dañador –aborígenes, gauchos, etc.– en res-
peto y consolidación del valor central, la propiedad pri-
vada (la tierra y las estancias de los caudillos) y el modo
de producción (primitivamente, la ganadería), sin tener en
cuenta el daño en sí mismo ni su reparación, ya que los
agentes dañadores eran insolventes y castigados, en última
instancia, por el derecho penal o simplemente la mano pri-
vada de los caudillos(12).
La responsabilidad era subjetiva porque seguía los li-
neamientos de las religiones –especialmente la católica– y
el derecho penal, privilegiando la culpabilidad como con-
ducta reprochable por no respetar el sistema de organiza-
ción social, obviamente impuesto por la elite(13).
El gran maestro del derecho y reformador, profesor don
Guillermo Borda, en 1968 –respondiendo a los cambios
operados en el siglo XX y su época–, con solo cambiar o
modificar una veintena de artículos generó un nuevo Códi-
go, que no es más que el proyecto político de organización
social, solidario, ambientalista, sociológico y económica-
mente adecuado en el incipiente comienzo de la sociedad
de consumo(14).
La sociedad de consumo –no el consumo– se inicia en
la Argentina con la incorporación de las trasnacionales au-
tomotrices en Latinoamérica –sus consecuencias recién se
desarrollarán en la década siguiente, y especialmente en
los ochenta y noventa del siglo XX–, que cambian la ma-
triz del transporte desde el ferrocarril –cada gobierno ce-
rrará ramales–, y se desarrolla el transporte automotor de
carga y de personas. Se logra el objetivo: la modernidad
(no la Edad Moderna) está entre nosotros(15).
Mantiene el factor de atribución subjetivo o responsa-
bilidad subjetiva, y en paralelo y con la misma jerarquía,
incorpora factores objetivos –arts. 954, 1071, 1113, 1198,
2499, 2618, etc.–, especialmente añadiendo el riesgo y la
economía como centro de aquellos factores y esbozando
la reparación integral, más en su obra, que en el articu-
lado –la mutación estaba en marcha, la había puesto el
excepcional jurista– el factor de atribución era múltiple y
se trataba de generar una mayor protección al dañado al
facilitar el acceso a la reparación(16).
Era la respuesta a una sociedad diferente.
Esta nueva construcción coloca la finalidad en dos prin-
cipios: el acceso a la reparación del dañado y el valor
central, que es la persona humana y su integridad.
3 to de las cosas, mayor es la diligencia exigible al agente
Sistemática del Código Civil y Comercial
Obviando toda esta historia y evolución, el Código Ci-
vil y Comercial produce un retroceso inexplicable –o tal
vez explicable pero no explicitable– al colocar como cen-
tro del sistema la responsabilidad subjetiva, cuya base es
la culpabilidad.
Sin duda que en un mundo global, interconectado y con
predominio de actividad económica mediante sistemas o re-
(11) Consultar D’Amico, Carlos, Buenos Aires, sus hombres, su
política (1860-1890), Buenos Aires, Centro Editor de América Latina,
1977; Oszlak, Oscar, La formación del Estado Argentino. Orden, pro-
greso y organización nacional, Buenos Aires, Planeta, 1997.
(12) Vernaz, Celia E., Tiempos de colonia, Buenos Aires, Corregi-
dor, 2004; Puiggrós, Rodolfo, De la colonia a la Revolución, Sudame-
ricana, 1986, Capítulo I: “Origen feudal de la sociedad argentina”, pág.
9; Halperin Donghi, Tulio, Proyecto y construcción de una nación
(1848-1880), Buenos Aires, Emecé, 2007; Sáenz Quesada, María, Los
estancieros, Buenos Aires, Sudamericana, 1998.
(13) Consultar Ghersi, Sebastián, en Ghersi, Carlos, Manual
parte general derecho civil, comercial y de consumo, Sección Segunda:
“Religión. Estado. Poder y Derecho”, 2ª ed. actualizada, Código Civil y
Comercial de la Nación, Buenos Aires, La Ley, 2015, pág. 33.
(14) Weingarten, Celia - Ghersi, Carlos (dirs.), Manual de dere-
chos de usuarios y consumidores, 2ª ed. actualizada con el Código Civil
y Comercial de la Nación, Buenos Aires, La Ley, 2015, Capítulo 1: “His-
toria socioeconómica y cultural de la sociedad de consumo”, pág. 11.
(15) Minujín, Alberto - Anguita, Eduardo, La clase media. Se-
ducida y abandonada, Buenos Aires, Edhasa, 2004. Recomendamos la
lectura de los capítulos 2 y 3.
(16) Ghersi, Carlos (dir.), Manual de obligaciones. Civiles, comer-
ciales y de consumo, 2ª ed. actualizada, Código Civil y Comercial de la
Nación, Buenos Aires, La Ley, 2015.
des de contratos o contratos conexados, de máquinas y tec-
nología, es casi un absurdo proponer un sistema de culpabi-
lidad, incluso cuando el mismo derecho penal tiende a la ob-
jetivación y estandarización de conductas delictivas, etc.(17).
Trataremos de probar nuestra aseveración desde dentro
del sistema del Código Civil y Comercial, pues por fuera, es
decir, desde lo social, económico y político, es una obviedad
y un hecho notorio que no necesita argumentación alguna.
3.1. Cómo se instrumenta el sistema
El art. 1721 establece: “Factores de atribución. La atri-
bución de un daño al responsable puede basarse en facto-
res objetivos o subjetivos. En ausencia de normativa, el
factor de atribución es la culpa”.
La responsabilidad objetiva debe tener una norma que
así lo indique como factor de atribución, en cambio la res-
ponsabilidad subjetiva no, la culpa, como indica la norma,
no tiene esa condicionalidad.
Está claro que, metodológicamente –salvo que haya
cambiado tanto–(18), cuando se pretende conformar un sis-
tema, se asumen elementos y estructuras; si en uno de
ellos se indica condicionalidad y en otro no, este último se
convierte en el centro o valor preponderado (ponderado y
preponderado), es decir, antes de escribir una sola norma
del Código Civil y Comercial, estaba la decisión de polí-
tica legislativa, solo faltaba plasmarla, nunca se explicitó
esta decisión política ni sus fundamentos(19).
Estimado lector, no confunda ni se deje confundir con
la exposición de presentación del anteproyecto, proyecto y
elevación al Poder Legislativo, que son a posteriori; de lo
que estamos hablando es de la decisión de política legisla-
tiva ex ante explicitada y fundamentada documentalmente.
Sin perjuicio de lo expresado y con la fuerza y el lobby
de la contratendencia de las empresas y las corporaciones
profesionales, que nunca dejaron de esperar la oportuni-
dad para colocar su imperativo de subjetivación de todo el
sistema de responsabilidad, la prioridad de la autonomía
de la voluntad y el consentimiento en el contrato paritario
o de negociación individual, etc., lo lograron con este Có-
digo Civil y Comercial(20).
Entonces el centro del sistema es la responsabilidad
subjetiva y tiene coherencia con normas posteriores que lo
consolidan, baste así la muestra en algunas normas:
- Art. 1724. “Factores subjetivos. Son factores subjeti-
vos de atribución la culpa y el dolo. La culpa consiste en
la omisión de la diligencia debida según la naturaleza de la
obligación y las circunstancias de las personas, el tiempo
y el lugar. Comprende la imprudencia, la negligencia y la
impericia en el arte o profesión. El dolo se configura por la
producción de un daño de manera intencional o con mani-
fiesta indiferencia por los intereses ajenos”.
- Art. 1725. “Valoración de la conducta. Cuanto mayor
sea el deber de obrar con prudencia y pleno conocimien-
(17) Jakobs, Gunther, La autonomía mediata con instrumentos que
actúan por error como problema de la imputación objetiva, Bogotá, Ed.
Universidad del Externado, 1998; Puppe, Ingeborg, La imputación ob-
jetiva, Granada, Comares, 2008; Jakobs, Gunther, La imputación obje-
tiva en el derecho penal, Bogotá, Ed. Universidad del Externado, 1998.
(18) O’Connor, Joseph - McDermott, Ian, Introducción al pensa-
miento sistémico, Barcelona, Urbano, 1998; García, Rolando, Sistemas
complejos, Barcelona, Gedisa, 2006; Lappassade, Georges, Las nocio-
nes de estructura y génesis, Buenos Aires, Nueva Visión, 1975. En el
sentido indicado en el párrafo, para decidir la regulación de los contratos,
parte general y cada uno de los contratos en especial, previamente hay
que tomar la decisión de política legislativa de cuál va a ser el centro de
la regulación para luego generar derivadas coherentes y eficientes. Así,
por ejemplo, el Código Civil y Comercial ha asumido el contrato parita-
rio y, como excepción, el contrato de adhesión, con lo cual toda la regula-
ción está invertida en la realidad negocial y la regulación de los contratos
paritarios es para un 5 % de los negocios económicos en la sociedad y
el 95 % seguirá rigiéndose por la contratación por adhesión, y el 75 al
80 % de ese 95 % se regirá por la regulación específica del consumo, ley
26.361 de orden público y protegida por los tratados, pactos y conven-
ciones internacionales. Consultar Peña Sánchez de Rivera, Daniel,
Estadística. Modelos y métodos, Madrid, Alianza Universidad, 1986.
(19) Las decisiones de política legislativa deben explicitarse e instru-
mentarse como paso previo a la redacción de las normas, y ese documen-
to debió ser sometido en consulta a las Universidades, de tal forma que
exista consenso en los diversos centros de cada ámbito del derecho por
regular; así, por ejemplo, contratos, responsabilidad, familia, sucesiones,
etc., pues es lo que distingue a una legislación madura, evolutiva y de-
batida en un país democrático, porque la democracia, como señalaba el
expresidente de la Nación Dr. Alfonsín, no es una declamación, es una
formulación que abarca todos los procesos de la vida y la sociedad, en la
construcción y desarrollo de una Nación.
(20) Consultar Therbor, Goran, Cómo domina la clase dominante,
México, Siglo XXI, 1979, Capítulo 2: “Cómo identificar a la clase domi-
nante. Definición del carácter de clase del poder del Estado”, pág. 170.
y la valoración de la previsibilidad de las consecuencias.
Cuando existe una confianza especial, se debe tener en
cuenta la naturaleza del acto y las condiciones particulares
de las partes. Para valorar la conducta no se toma en cuen-
ta la condición especial, o la facultad intelectual de una
persona determinada, a no ser en los contratos que supo-
nen una confianza especial entre las partes. En estos casos,
se estima el grado de responsabilidad, por la condición
especial del agente”.
- Art. 1726. “Relación causal. Son reparables las conse-
cuencias dañosas que tienen nexo adecuado de causalidad
con el hecho productor del daño. Excepto disposición le-
gal en contrario, se indemnizan las consecuencias inme-
diatas y las mediatas previsibles”.
Completado por el elemento que faltaba para caracte-
rizar la responsabilidad subjetiva, la antijuridicidad, art.
1717: “Cualquier acción u omisión que causa un daño a
otro es antijurídica si no está justificada”, y el broche final
en el art. 1722: “Factor objetivo. El factor de atribución
es objetivo cuando la culpa del agente es irrelevante a los
efectos de atribuir responsabilidad. En tales casos, el res-
ponsable se libera demostrando la causa ajena, excepto
disposición legal en contrario”.
Por último, la culminación de todo este sistema se esta-
blece en el art. 1734: “Prueba de los factores de atribución
y de las eximentes. Excepto disposición legal, la carga de
la prueba de los factores de atribución y de las circunstan-
cias eximentes corresponde a quien los alega”.
Sin duda esta es una norma estrictamente relacionada
con la responsabilidad subjetiva, pues en la responsabili-
dad objetiva solo debía probarse la relación de causalidad
y el riesgo hacía presumir el factor de responsabilidad (art.
1113, cód. civil); sin embargo, en el Código Civil y Co-
mercial se obliga a probar los dos factores, el de respon-
sabilidad subjetiva, que siempre lo ha sido, y el de respon-
sabilidad objetiva debe probarse la norma (que alude al
art. 1721), que en el caso de la Ley de Defensa del Consu-
midor 26.361 –de orden público– no trae problemas, pues
luego se aplica el art. 3º proconsumidor y el art. 53 con la
carga de la prueba para las empresas.
El problema está en los casos no abarcados por la ley
26.361 (95 % de los daños), estimamos en el Código Civil
y Comercial, como máximo un 5 % de los daños, donde
debe probarse la existencia de la norma (intracódigo) y el
encuadre en la regulación normativa; así, por ejemplo, en
los supuestos que formula el art. 1757 del cód. civil y co-
mercial, con lo cual convierte a esa enumeración en taxati-
va, todo ello contrario al art. 40 de la ley 26.361 (y al viejo
art. 1113 del cód. civil), en el que, probada la relación de
causalidad, automáticamente se presume la responsabili-
dad. Otro retroceso sin explicación.
En cuanto a los eximentes, siempre lo ha tenido que
probar quien intenta precisamente eximirse.
Es obvio que este retroceso en materia de prueba de los
factores de atribución perjudica a los dañados/las vícti-
mas, a quienes el profesor Borda y la ley 26.361 habían
beneficiado en el acceso a la reparación.
Queda claro que la responsabilidad subjetiva (hecho
humano, daño, relación de causalidad, antijuridicidad, im-
putabilidad y culpabilidad –culpa o dolo–) es el centro del
sistema de los factores de atribución y la responsabilidad
objetiva pasa a ser la excepción; se rompe así el equilibrio
que, magistralmente, había planteado y regulado el Dr.
Borda, los multifactores de atribución y con la misma
jerarquía normativa.
3.2. Cuál o cuáles son (en ausencia de normativa) las
normas que infiere el art. 1721 del cód. civil y comer-
cial para la responsabilidad objetiva
Recordemos el art. 1721: “Factores de atribución. La
atribución de un daño al responsable puede basarse en
factores objetivos o subjetivos. En ausencia de normativa,
el factor de atribución es la culpa”.
Nos encontramos, según el mismo Código Civil y Co-
mercial, con dos situaciones diferentes:
a. la búsqueda de la norma para fundar la responsabili-
dad objetiva está fuera del Código Civil y Comercial.
b. la búsqueda de la norma para fundar la responsabili-
dad objetiva está dentro del Código Civil y Comercial.
3.2.1. Fundar la responsabilidad objetiva fuera del Có-
digo Civil y Comercial
Para la primera alternativa debemos recurrir al art. 1º:
“Fuentes y aplicación. Los casos que este Código rige de-

ben ser resueltos según las leyes que resulten aplicables,
conforme con la Constitución Nacional y los tratados de
derechos humanos en los que la República sea parte. A tal
efecto, se tendrá en cuenta la finalidad de la norma. Los
usos, prácticas y costumbres son vinculantes cuando las
leyes o los interesados se refieren a ellos o en situaciones
no regladas legalmente, siempre que no sean contrarios a
derecho”.
Nos plantea tres alternativas: las convenciones de dere-
chos humanos, Constitución Nacional y las leyes que re-
sulten aplicables, y en el caso que abordaremos coinciden
los tres institutos: cómo proteger al más débil(21).
En nuestro caso, el dañado es perteneciente y desarrolla
toda su vida y actividad socioeconómica en la sociedad de
consumo (se elimina la división contractual y extracontrac-
tual, el daño es daño dentro de la sociedad de consumo)(22).
En este sentido, las relaciones de consumo asumen que
el legitimado activo es toda la sociedad, pero individual o
colectivamente (incluido el expuesto)(23).
Tal vez el 95 % de los daños y dañados directos e indi-
rectos se produce en las relaciones de consumo, por ende,
la norma externa es la Ley de Defensa del Consumidor
26.361 (LDC 24.240 y 24.999), cuyas características, pre-
misas y derivadas, así como la diversidad de las proteccio-
nes, se considerarán en una diversidad de obras, notas y
disertaciones.
Además existen dentro de otros ámbitos, como el de-
recho del trabajo o derecho de la navegación, que poseen
legislación especial, que también están excluidos del Có-
digo Civil y Comercial por tener una legislación propia y
específica.
Con esta lógica metodológica y normológica(24), todos
los daños derivados de las relaciones de consumo serán
regidos por la Ley 26.361 de Defensa de los Derechos del
Consumidor y no por el Código Civil.
La responsabilidad entonces será regida por el art. 40
de la ley 26.361, que asume como factor de atribución el
riesgo económico en sí mismo, con responsabilidad ob-
jetiva y solidaria de toda la cadena de producción a la
comercialización, pasando por el transporte en materia de
bienes y servicios.
Se coordina con los arts. 3º –presunción a favor del
consumidor– y 53 –que coloca a las empresas o a quien
mejor pueda probar con la carga de hacerlo, facilitándole
al dañado su acceso a la reparación–.
Un pequeño inconveniente es que, al modificarse la ley
26.361 por el Código Civil y Comercial –en exceso de la
manda del decreto presidencial que ordenaba la unifica-
ción civil y comercial, por lo cual la reforma aludida no
solo está fuera de competencia de los codificadores, sino
que es inconstitucional respecto del art. 42 de la Carta
Magna y contrario a las convenciones internacionales que
obligan a los Estados a desarrollar el principio de progre-
sividad y no regresividad de los derechos de los habitan-
tes–, la consecuencia de la presunta exclusión en el art.
2º de la ley 26.361 del expuesto como legitimado activo
del derecho de daños es inconstitucional y contraria a los
tratados, pactos y convenciones internacionales; esto debe
ser realizado de oficio por los magistrados.
En una sola frase, como decía Mercedes Sosa, se pue-
de expresar lo absurdo: todo cambia, nada cambia; agrega-
ríamos: se intentó, pero no lo pudieron hacer y quedó ex-
puesta la intencionalidad, eliminar la reparación solidaria
del expuesto, que son todos los miembros de la sociedad
y que hace al principio de seguridad como esencial en la
organización social.
(21) Arendt, Hannah, La condición humana, Buenos Aires, Paidós,
2003; Protocolo de San Salvador: los Estados parte en el Protocolo se
comprometen a garantizar el principio de progresividad y no regresivi-
dad. La ley 26.361 establece derechos a los consumidores, por lo que
este Código Civil y Comercial no puede efectuar la regresividad.
(22) Bauman, Zygmunt, Trabajo, consumismo y nuevos pobres,
Barcelona, Gedisa, 2000, pág. 44. Por eso, cuando decimos que la nues-
tra es una sociedad de consumo, debemos considerar algo más que el
hecho trivial común y poco diferenciador de que todos consumimos. La
nuestra es una sociedad de consumidores en el mismo sentido que nues-
tros abuelos vieron nacer la sociedad industrial; en esta sociedad se le
impone a sus miembros la obligación de ser consumidores, la necesidad
de desempeñar ese papel.
(23) Todos los miembros de la sociedad individual o colectivamente,
como dice Z. Bauman, es usuario o consumidor, porque está inmerso en
la sociedad de consumo como modelo histórico, como etapa del posindus-
trialismo, de la modernidad tardía, de la posmodernidad. Consultar Haber-
mas, Jürgen - Baudrillard, Jean - Said, Edward - Jameson, Frede-
ric, La posmodernidad, Barcelona, Kairós, 1988, pág. 41 y sigs.
(24) Kreimer, Pablo y colabs., Producción y uso del conocimiento,
Buenos Aires, Ed. Universidad de Quilmes, 2004.
Buenos Aires, lunes 23 de mayo de 2016 3
3.2.2. Fundar la responsabilidad objetiva en el Código
Civil y Comercial FONDO EDITORIAL
Efectivamente, existen normativas en el Código Civil y
Comercial que aplican la responsabilidad objetiva, siem-
Novedades
pre con la meta colocada que es solo para aquellos da-
ños que no son causados en las relaciones de consumo Colección “Código Civil
(aproximadamente el 5 % de los daños) y no se encuentren y Comercial de la Nación”
contemplados en otra legislación especial, derecho del tra-
bajo, derecho aeronáutico, etcétera. Directores
Solo aludiremos a las más trascendentes. Dr. Gabriel F. Limodio
- Art. 1723. “Responsabilidad objetiva. Cuando de las Dr. Guillermo F. Peyrano
circunstancias de la obligación, o de lo convenido por las
partes, surge que el deudor debe obtener un resultado de- “Concebida con rigurosa metodología y un criterio
terminado, su responsabilidad es objetiva”. práctico, procurando brindar un instrumento
Responsabilidad derivada de la intervención de cosas y de consulta ágil que armonice la preocupación
de ciertas actividades: científica con la problemática que plantea diariamente
- Art. 1757. “Hecho de las cosas y actividades riesgo- la actividad profesional, ante la reforma más importante
sas. Toda persona responde por el daño causado por el del Derecho Privado argentino desde la sanción
riesgo o vicio de las cosas, o de las actividades que sean del Código Civil de Vélez Sarsfield”.
riesgosas o peligrosas por su naturaleza, por los medios
empleados o por las circunstancias de su realización.
•••
”La responsabilidad es objetiva. No son eximentes la
autorización administrativa para el uso de la cosa o la rea-
lización de la actividad, ni el cumplimiento de las técnicas
Mauricio Boretto
de prevención”.
- Art. 1758. “Sujetos responsables. El dueño y el guar- COLECCIÓN CÓDIGO CIVIL
Y COMERCIAL DE LA NACIÓN
dián son responsables concurrentes del daño causado por
La persona jurídica
las cosas. Se considera guardián a quien ejerce, por sí o
por terceros, el uso, la dirección y el control de la cosa, o a ISBN 978-987-3790-19-5
161 páginas
quien obtiene un provecho de ella. El dueño y el guardián
no responden si prueban que la cosa fue usada en contra
de su voluntad expresa o presunta.
”En caso de actividad riesgosa o peligrosa responde quien
la realiza, se sirve u obtiene provecho de ella, por sí o por
terceros, excepto lo dispuesto por la legislación especial”. •••
Existen otros supuestos, como la responsabilidad de los
dependientes, establecimientos educacionales, por cosa
arrojada, etc.; también contradicciones evidentes, como la
Walter F. Krieger
responsabilidad subjetiva en establecimientos de interna-
Sergio S. Barocelli
dos de personas, etcétera.
COLECCIÓN CÓDIGO CIVIL
Y COMERCIAL DE LA NACIÓN
4
Conclusión Derecho del consumidor
ISBN 978-987-3790-26-3
Sin duda se trata de un retroceso, ya que, conforme a la 133 páginas
evolución desde Vélez a Borda y de este –pasando por
algunos proyectos– a la ley 26.361, se ha quebrado no solo
la igualdad entre los factores de atribución, sino que en la
sociedad global del siglo XXI –con tecnología y maqui-
nas– volver a la responsabilidad subjetiva como centro del
•••
sistema del factor de atribución es desconocer la realidad
social, económica y jurídica, es volver a plantear el tema
desde el dañador y no desde el dañado, contrariando muy
especialmente las convenciones sobre derechos humanos. Guillermo F. Peyrano
Esperamos –desde nuestro humilde pensamiento– que Jorge N. Lafferrière
la doctrina y la jurisprudencia asuman un rol protagónico COLECCIÓN CÓDIGO CIVIL
Y COMERCIAL DE LA NACIÓN
y den vuelta la historia del retroceso(25).
Restricciones
VOCES: DAÑOS Y PERJUICIOS - CÓDIGO CIVIL Y COMER- a la capacidad civil
CIAL - CÓDIGOS - DERECHOS DEL CONSUMIDOR ISBN 978-987-3790-25-6
- CONTRATOS 197 páginas
(25) Las sociedades evolucionan y generan desarrollo, seguridad eco-
nómica y jurídica, bienestar, etc., y cuando envejecen o producen retro-
cesos, desperdician la oportunidad de construir sociedades más justas y
esto pasa con este Código Civil y Comercial. Consultar Bragoni, Bea-
triz, Microanálisis, Buenos Aires, Prometeo, 2004. •••
JURISPRUDENCIA Marcelo Eduardo Urbaneja
Código Civil y Comercial: COLECCIÓN CÓDIGO CIVIL
Y COMERCIAL DE LA NACIÓN
Vigencia temporal: alimentos. Alimentos: Propiedad horizontal
Cónyuges separados de hecho: obligación ali- ISBN 978-987-3790-28-7
181 páginas
mentaria; fundamento; solidaridad; igualdad;
requisitos de procedencia; análisis de cada
caso concreto; necesidades del alimentado.
Intereses: Intereses diferenciados: requi-
sitos de procedencia; no configuración.
Venta telefónica: (11) 4371-2004
1 – No resulta objeto de debate la aplicación a este caso de la Compra online: ventas@elderecho.com.ar
ley 26.994 que derogó el Código Civil reemplazándolo por www.elderecho.com.ar
su par unificado, y ello es acertado pues se trata de delimitar
 4 Buenos Aires, lunes 23 de mayo de 2016
las consecuencias no consumadas de una situación jurídica
anterior, a partir de su vigencia, sin perjuicio, en su caso, de
la aplicación del art. 198 del cód. civil.
2 – El nuevo digesto normativo viene a superar una discusión
que se daba respecto de los alimentos entre cónyuges separa-
dos de hecho, debate en el que he sostenido la aplicación del
referido art. 198 del cód. civil. Es decir que, actualmente, el
art. 432 del cód. civil y comercial establece que los cónyuges
se deben alimentos entre sí durante la vida en común y la
separación de hecho, remite luego a las reglas de alimentos
entre parientes (art. 537 y siguientes del mismo cuerpo) “en
cuanto sean compatibles” y, finalmente, el art. 433 brinda
algunas pautas para tener en cuenta en la fijación de tales
alimentos, sea durante la vida en común o durante la separa-
ción de hecho.
3 – En el Código Civil y Comercial, el supuesto de prestación
alimentaria entre cónyuges tiene fundamento en la solidari-
dad que se erige como “responsabilidad” con aquellos con
quienes se ha compartido un proyecto común. La solidaridad
importa el reconocimiento de la realidad del otro y la consi-
deración de sus problemas como no ajenos, sino susceptibles
de resolución con intervención de los poderes públicos y de
los demás, por eso actúa como un mecanismo de articulación
que permite concretar la igualdad real y verdadera entre los
miembros de la comunidad, a pesar de sus naturales diferen-
cias individuales, y los deberes de solidaridad tienen funda-
mentos en el sistema de los derechos humanos; la Convención
Americana sobre Derechos Humanos en forma expresa reco-
ge la correlación entre los deberes y derechos de las personas
al imponer que “toda persona tiene deberes para con la fami-
lia, la comunidad y la humanidad”.
4 – En el Código Civil y Comercial se mantiene la idea de
igualdad, desde que el nuevo derecho matrimonial tiene la
consagración expresa de este principio en su art. 402, de mo-
do que para determinar la procedencia o no del reclamo de
alimentos no debe estarse al género del peticionante ni a la
orientación sexual, sino a las circunstancias del caso concre-
to, valorando las características del grupo familiar, la distri-
bución de los roles de cada pareja, las posibilidades de cada
uno, la existencia de bienes productores de rentas y todo otro
reclamo que pueda servir para precisar la necesidad alimen-
taria y la posibilidad del demandado de atender a ella.
5 – Las necesidades del alimentado van a operar a modo de
límite máximo para la cuota que en definitiva se fije. Así, el
hecho de que el alimentante tenga un mejor pasar no autori-
za a formular un reclamo que exceda los requerimientos del
cónyuge que los necesita.
6 – Al no haber demostrado el demandado cuál es su situación
patrimonial o personal en aras de poder determinar con ma-
yor precisión las circunstancias de hecho (arts. 354, 375, 384,
cód. procesal civil y comercial y 710, cód. civil y comercial),
a tenor de las reglas contenidas en el nuevo ordenamiento le-
gal y en consideración a los principios que dichas reglas con-
tienen, en especial los de solidaridad familiar y de igualdad
de los esposos, atendiendo la edad de la actora (54 años), la
escasa posibilidad de una mayor inserción laboral, valorando
también que algunos de sus gastos son compartidos con su
hija (especialmente los relativos a la vivienda) y procurando
un equilibrio entre los esposos en función de los roles que ca-
da uno desempeñara durante la unión matrimonial –y que de
algún modo se perpetúan hasta hoy–, debe admitirse la pre-
tensión alimentaria de la actora, aunque no en el monto per-
seguido, sino que la cuota debe fijarse en un 5 % del salario
que perciba como empleado por todo concepto el alimentante
(incluyendo horas extras, BAE, aguinaldo, y otro beneficio),
deducidas las cargas legales obligatorias, la que deberá ser
abonada mediante depósito judicial del 1º al 10 de cada mes
en la cuenta especial que al efecto se abrió en autos.
7 – No puede acogerse la pretensión de que se aplique a los
alimentos fijados la tasa que prevé el art. 552 de la ley de
fondo, ya que, de ser así, tales intereses solo podrían correr
para aquellos devengados luego del 1-8-15, pues, de lo con-
trario, incurriríamos en una aplicación retroactiva de la ley,
lo que se encuentra vedado para el caso (art. 3º, cód. civil y
7º, cód. civil y comercial). Pero ello tampoco sería posible,
pues el art. 552 no solo hace mención a los alimentos debidos
–y tal sería el caso de autos, conforme los citados arts. 641
cód. procesal civil y comercial y 548 del cód. civil y comer-
cial– sino, dentro de ellos, para aquellos que lucen incum-
plidos luego del plazo previsto, lo que indudablemente acota
lo designado y se refiere a los incumplimientos a la fijación
judicial que prevé el art. 542 del cód. civil y comercial y que
en autos efectuamos en la presente decisión.
8 – La naturaleza sancionatoria de la tasa diferenciada del art.
552 de la ley de fondo –por ende, de interpretación restringi-
da– y la finalidad disuasoria que encarna la regla bajo aná-
lisis coadyuvan al rechazo de la pretensión de que se aplique
dicha tasa por no tratarse de alimentos debidos e incumpli-
dos, sino de los fijados en esta decisión. Sin perjuicio de ello,
el rechazo del agravio no implica que, frente a la detección
del incumplimiento, la regla del referido art. 552 del cód. ci-
vil y comercial no sea aplicable para las sumas devengadas a
partir del 1-8-15. M.M.F.L.
59.115 – CApel.CC Necochea, marzo 15-2016. – R., A. V. c. H., C. V.
s/alimentos.
En la ciudad de Necochea, a los 15 días del mes de
marzo de dos mil dieciséis, reunida la Cámara de Apela-
ción en lo Civil y Comercial, en acuerdo ordinario, a los
efectos de dictar sentencia en los autos caratulados: “R.,
A. V. c./H., C. V. s/Alimentos” expte. 10465, habiéndose
practicado oportunamente el sorteo prescripto por los arts.
168 de la Constitución de la Provincia y el art. 263 del
Código Procesal Civil y Comercial, resultó del mismo que
el orden de votación debía ser el siguiente: Señores Jueces
Doctores Fabián Marcelo Loiza y Oscar Alfredo Capalbo,
habiendo cesado en sus funciones Doctor Garate (decreto
nº 200 del 13 de mayo de 2013).
El tribunal resolvió plantear y votar las siguientes cues-
tiones:
1a. ¿Es justa la resolución de fs. 213/220?
2a. ¿Qué pronunciamiento corresponde?
A la primera cuestión planteada el Señor Juez doctor
Loiza dijo:
I. La Sra. Jueza de Familia dicta sentencia en autos y
resuelve “Hacer lugar parcialmente a la demanda de ali-
mentos promovida por A. V. R., (…) contra C. V. H., (…)
debiendo este último abonar en concepto de cuota alimen-
taria definitiva para su hija menor de edad L. H. desde la
fecha de interposición de la demanda, 18 de septiembre
de 2014, el 30 % de los haberes que perciba por todo con-
cepto el alimentante como empleado de la USINA Popular
Cooperativa de Necochea (incluyendo horas extra, BAE,
aguinaldo, y todo otro beneficio), deducidas las cargas le-
gales obligatorias, la que será abonada mediante depósito
judicial del 1º al 10 de cada mes en la cuenta especial que
al efecto se abrió en el Banco de la provincia de Buenos
Aires, sucursal Necochea, Nº ... (arts. 643 del CPCC).
II) Rechazar la solicitud de alimentos formulada por la
Sra. A. V. R., DNI … contra el Sr. C. V. H., DNI … en su
carácter de cónyuge separada de hecho (arts. 198, y 207
del CC).
III) Con relación a la fijación de los alimentos atra-
sados deberá la actora practicar la correspondiente li-
quidación en el término de cinco días de quedar firme la
presente resolución, calculándose los intereses conforme
la tasa que paga el Banco de la Provincia de Buenos Aires
en las operaciones de depósito a treinta días a través del
sistema Banca Internet Provincia, esto es la tasa pasiva
en la indicada variante digital, conforme lo resuelto por
la Excma. Cámara en lo Civil y Comercial departamental
en autos caratulados ‘Bilbao María Teresa y otra c/ Ca-
bodevila, Néstor Iván y Otro s/Nulidad de acto Jurídico’,
conforme criterio aplicado por SCBA en ‘Zócaro, Tomás
Alberti c/Provincia ART SA y otro s/Daños y perjuicios’,
11-03-2015 (art. 642 del CPCC).
IV) Las costas se imponen en el orden causado confor-
me lo manifestado ut supra (art. 68 y sgtes. del CPCC).
V) Se difiere la regulación de honorarios para su opor-
tunidad (…)”.
II. La decisión agravia a la actora quien apela a fs. 229
fundando sus agravios a fs. 236/243.
En primer término entiende aplicable al caso de autos
el nuevo Código Civil y Comercial
Seguidamente expone sus críticas respecto del rechazo
de la demanda que por alimentos promoviera la actora en
su favor respecto de su cónyuge, de quien se encuentra
separada de hecho.
Refiere que resultan aplicables los arts. 431 y 432, lo
que antes preveía el art. 198 del C.C. Cita doctrina legal,
analiza las actuales normas vigentes, los ingresos de am-
bos cónyuges y concluye que no son equivalentes y que
resulta ser la parte más débil. Indica que la totalidad de los
gastos del hogar debe sostenerlos de forma exclusiva pues
el demandado ha dejado de abonarlos, a los que suma sus
gastos personales.
Indica que los gastos del demandado son ínfimos en
proporción a sus ingresos.
Añade que estos disminuirán en breve pues se verá
obligada a jubilarse, sin posibilidad de capacitarse para
acceder a otro trabajo. Señala que la atención de su hija de
10 años le demanda muchísimo tiempo y que por tal razón
no puede realizar otras tareas remuneradas y contratar a
otra persona le generaría una erogación extra.
Entiende que la Jueza incurrió en absurdo al no valorar
el aporte que efectúa con sus tareas cotidianas. Cita doctri-
na legal al respecto.
Concluye que debe al menos fijarse una cuota en su
favor del 20 % de los ingresos del demandado y subsidia-
riamente lo ofrecido por este último en su presentación de
fs. 49/vta.
Como segundo agravio se queja de la cuota fijada en fa-
vor de la hija pues entiende que debe extendérsela a otros
rubros como son asignación por hijo, por escolaridad y
obra social, pues entiende le corresponden de conformidad
con los arts. 658 y 659 del CCyC.
En su tercer agravio refiere que la tasa de interés para
las cuotas atrasadas debe ser la establecida por el art. 552
del CCyC. Finalmente se queja de la imposición de las
costas por su orden.
El recurso recibe réplica del demandado a fs. 250/261
quien solicita el rechazo del recurso.
A su turno la Sra. Asesora contesta la vista conferida,
limitándola lógicamente a la cuestión de la niña de autos.
III. No resulta objeto de debate la aplicación a este caso
de la ley 26.994 que derogó el Código Civil reemplazán-
dolo por su par unificado, y ello es acertado pues se trata
de delimitar las consecuencias no consumadas de una si-
tuación jurídica anterior, a partir de su vigencia, sin perjui-
cio, en su caso, de la aplicación del art. 198 del C.C.
El nuevo digesto normativo viene a superar una discu-
sión que se daba respecto de los alimentos entre cónyuges
separados de hecho, debate en el que he sostenido la apli-
cación del referido art. 198 del CC (mi voto en Reg. int.
80 [S] del 20/10/2010 y los precedentes que allí se citan).
Así el art. 432 establece en su primer párrafo que “Los
cónyuges se deben alimentos entre sí durante la vida en
común y la separación de hecho”. Luego remite a las re-
glas de alimentos entre parientes (arts. 537 y siguientes
del mismo cuerpo) “en cuanto sean compatibles”.
Seguidamente el art. 433 brinda algunas pautas a tener
en cuenta para la fijación de tales alimentos, sea durante la
vida en común o durante la separación de hecho.
Este presupuesto fáctico de la norma tampoco es deba-
tido; ambas partes coinciden en que están separados desde
el 14/7/2012 (fs. 11 vta.; 47 vta.; 48 y 73).
La novísima jurisprudencia que viene analizando estas
reglas, apoyada en la doctrina, ya se ha pronunciado afir-
mando que “En el Código Civil y Comercial este supuesto
de prestación alimentaria entre cónyuges tiene fundamen-
to en la solidaridad que se erige como ‘responsabilidad’
con aquellos con quienes se ha compartido un proyecto
común. La solidaridad importa el reconocimiento de la
realidad del otro y la consideración de sus problemas co-
mo no ajenos, sino susceptibles de resolución con inter-
vención de los poderes públicos y de los demás. Por eso,
actúa como un mecanismo de articulación, que permite
concretar la igualdad real y verdadera entre los miembros
de la comunidad a pesar de sus naturales diferencias indi-
viduales. Los deberes de solidaridad tienen fundamentos
en el sistema de los derechos humanos; la Convención
Americana sobre Derechos Humanos en forma expresa
recoge la correlación entre los deberes y derechos de las
personas imponiendo que ‘toda persona tiene deberes pa-
ra con la familia, la comunidad y la humanidad’ (conf.
Molina de Juan en ‘Tratado de Derecho de familia, según
el Código Civil y Comercial 2014’, dirigido por Kemelma-
jer de Carlucci, Herrera y Lloveras, Tº I, págs. 286/287,
Editorial Rubinzal-Culzoni)” (CNCiv. Sala, “G. de C.,
A. I. c/ C., G. A. s/ Alimentos” 26/08/2015, publicada en
http://jurisprudencia.pjn.gov.ar/jurisp/principal.htm).
También se sostiene que “Se mantiene la idea de igual-
dad, desde que el nuevo derecho matrimonial tiene la con-
sagración expresa de este principio –art. 402 del Código
Civil y Comercial–, de modo que para determinar la pro-
cedencia o no del reclamo no debe estarse al género del

peticionante ni a la orientación sexual, sino a las circuns-
tancias del caso concreto, valorando las características
del grupo familiar, la distribución de los roles de cada
pareja, las posibilidades de cada uno, la existencia de bie-
nes productores de rentas, y todo otro reclamo que pueda
servir para precisar la necesidad alimentaria y la posibili-
dad del demandado de atender a ella (…).
Las necesidades del alimentado van a operar a modo
de límite máximo para la cuota que en definitiva se fije.
Así, el hecho que el alimentante tenga un mejor pasar no
autoriza a formular un reclamo que exceda los requeri-
mientos del cónyuge que los necesita” (CNCiv. Sala C
“D. T., N. D. c/ G. R. L. y N. D. D. T. y otro s/ Alimentos”
del 22/09/15 publicada en http://jurisprudencia.pjn.gov.ar/
jurisp/principal.htm).
Este parecer se ve corroborado por la referida remisión
del art. 432, pues el art. 541 prescribe que “La prestación
de alimentos comprende lo necesario para la subsistencia,
habitación, vestuario y asistencia médica, correspondientes
a la condición del que la recibe, en la medida de sus necesi-
dades y de las posibilidades económicas del alimentante”.
Con esos elementos de juicio y las pruebas reunidas
cabe analizar la memoria de agravios.
Los ingresos del demandado promediaban al año 2014
una suma superior a los veintiún mil pesos por mes (v. in-
forme de fs. 53/66). Desde la separación habita en una vi-
vienda ubicada en los fondos de la casa conyugal, estando
ambas separadas, e ingresándose a cada una de ellas por
calles distintas (v. respuesta a la posición sexta, fs. 73).
Reconoce que durante la vida en común se hacía cargo
de la totalidad de los gastos del hogar (respuesta decimoc-
tava, fs. 73 vta.).
Asimismo el demandado cubre los pagos de medicina
prepaga de la niña y de su madre (informe fs. 93).
Por su parte la actora tiene a su cargo a la niña L. de
11 años (testimonios fs. 151/156) trabaja como docente
provincial percibiendo un salario promedio de aproxima-
damente siete mil quinientos pesos por mes (fs. 171/183).
Los testigos indican que la actora concurría a clases de
gimnasia con “la nena (…) porque no tenía con quien
dejarla” (respuesta la primera ampliatoria fs. 152 vta. y
reiterada a fs. 155 vta.).
Las partes contrajeron matrimonio en 1987 (fs. 10) y
se encuentran separados desde el año 2012 (fs. 11 vta.; 47
vta.).
No hay otros elementos de prueba relevantes colecta-
dos en autos; el demandado no ha demostrado cuál es su
situación patrimonial o personal en aras de poder determi-
nar con mayor precisión las circunstancias de hecho (arts.
354; 375; 384 CPCC; 710 CCyC).
En ese marco, a tenor de las reglas legales referidas, los
principios que ellas contienen, en especial los de solidari-
dad familiar y de igualdad de los esposos, atendiendo la
edad de la actora (54 años), la escasa posibilidad de una
mayor inserción laboral, valorando también que algunos
de los gastos de la actora son compartidos con su hija (es-
pecialmente los relativos a la vivienda) y procurando un
equilibrio entre los esposos en función de los roles que
cada uno desempeñara durante la unión matrimonial –y
que de algún modo se perpetúan hasta hoy–, entiendo que
debe admitirse la pretensión de la actora, aunque no en el
monto perseguido.
Por todo ello estimo equitativo fijar una cuota alimen-
taria en favor de la cónyuge la que propicio sea de un 5 %
del salario que perciba por todo concepto el alimentante
como empleado de la USINA Popular Cooperativa de Ne-
cochea (incluyendo horas extras, BAE, aguinaldo, y todo
otro beneficio), deducidas las cargas legales obligatorias,
la que será abonada mediante depósito judicial del 1º al 10
de cada mes en la cuenta especial que al efecto se abrió en
autos (arts. 1; 2; 431; 432; 433 y 541 CCyC; 2 y 16 CE-
DAW; 641 y 643 CPCC).
A tal fin el demandado deberá aportar los recibos de
sueldo por todo el período abarcado que permitan el res-
pectivo cálculo de conformidad con los arts. 641 del ritual
y 548 del CCyC y bajo apercibimiento de lo dispuesto por
el art. 553 del CCyC.
IV. El llamado segundo agravio no puede considerarse
tal pues resulta la mera enunciación de una discrepancia
con la sentencia, afirmando hechos en sentido contrario
a ésta pero sin argumentar críticamente las razones que
abonarían tal disenso. No cabe pues su valoración en esta
instancia (art. 260 CPCC).
Buenos Aires, lunes 23 de mayo de 2016
En cuanto a la pretensión de que se aplique a los ali-
mentos fijados la tasa que prevé el 552 de la ley de fondo
entiendo que el agravio no puede acogerse.
En primer lugar de aplicarse como propone la recu-
rrente “tales intereses sólo podrían correr para aquellos
devengados luego del 01/08/2015 pues de lo contrario in-
curriríamos en una aplicación retroactiva de la ley lo que
se encuentra vedado para el caso (art. 3 del CC y 7 del
CCyC; ver en tal sentido el ejemplo que respecto especí-
ficamente a los intereses brinda F. López de Zavalía, para
estructurar su análisis en ‘Irretroactividad de las leyes’ en
L.L. 135, 1485)” (esta Cámara expte. 9.736, reg. int. 106
[S] del 27/10/2015).
Pero entiendo que ello tampoco sería posible pues el
art. 552 no sólo hace mención a los alimentos debidos
–y tal sería el caso de autos conforme los citados arts.
641 CPCC y 548 del CCyC– sino, dentro de ellos, para
aquellos que lucen incumplidos luego del plazo previsto,
lo que indudablemente acota lo designado y se refiere a
los incumplimientos a la fijación judicial que prevé el art.
542 CCyC y que en autos efectuamos en esta decisión
(en igual sentido citando jurisprudencia anterior, Herrera,
Marisa en “Código Civil…” dirigido por R. Lorenzetti, T.
III., pp. 453/455; “Los alimentos en el proyecto” Otero,
Mariano C. en: La Ley 17/07/2012, 1).
Coadyuvan a tal interpretación la naturaleza sanciona-
toria de dicha tasa diferenciada –por ende de interpreta-
ción restringida– y la finalidad disuasoria que encarna la
regla bajo análisis (arg. art. 1 CCyC).
De allí que deba rechazarse el agravio, lo cual no impli-
ca que, frente a la detección del incumplimiento, la regla
del referido 552 CCyC no sea aplicable para las sumas
devengadas a partir del 1/8/2015 (v. “Juicio de alimentos
en el Código Civil y Comercial” por Guahnon, Silvia V.,
en: La Ley 25/03/2015, 1; en especial ap. III.c).
V. Finalmente en cuanto a las costas impuestas en el
grado entiendo que en razón de la parcial revocación que
propicio deben también modificarse e imponerse, en am-
bas instancias, al demandado quien resulta vencido (art.
68 CPCC).
Por las consideraciones expuestas a la cuestión plantea-
da voto por la negativa.
A la misma cuestión planteada el señor Juez doctor Ca-
palbo votó en igual sentido por análogos fundamentos.
A la segunda cuestión planteada el señor Juez doctor
Loiza dijo:
Corresponde revocar parcialmente la sentencia de grado
y en consecuencia fijar una cuota alimentaria en favor de
la cónyuge A. V. R., de un 5 % del salario que perciba por
todo concepto el alimentante C. V. H., como empleado de
la USINA Popular Cooperativa de Necochea (incluyendo
horas extras, BAE, aguinaldo, y todo otro beneficio), de-
ducidas las cargas legales obligatorias, la que será abonada
mediante depósito judicial del 1º al 10 de cada mes en la
cuenta especial que al efecto se abrió en autos (arts. 1; 2;
431; 432; 433 y 541 CCyC; 2 y 16 CEDAW; 641 y 643
CPCC). A tal fin el demandado deberá aportar los recibos
de sueldo por todo el período abarcado que permitan el
respectivo cálculo de conformidad con los arts. 641 del
ritual y 548 del CCyC y bajo apercibimiento de lo dispues-
to por el art. 553 del CCyC. Difiriéndose la regulación de
honorarios para su oportunidad (art. 31 ley 8904).
Así lo voto.
A la misma cuestión planteada el señor Juez doctor Ca-
palbo votó en igual sentido por los mismos fundamentos.
Vistos y Considerando: Por los fundamentos expues-
tos en el precedente acuerdo, se revoca parcialmente la
sentencia de grado y en consecuencia se fija una cuota
alimentaria en favor de la cónyuge A. V. R., de un 5 % del
salario que perciba por todo concepto el alimentante C.
V. H., como empleado de la USINA Popular Cooperativa
de Necochea (incluyendo horas extras, BAE, aguinaldo, y
todo otro beneficio), deducidas las cargas legales obliga-
torias, la que será abonada mediante depósito judicial del
1º al 10 de cada mes en la cuenta especial que al efecto se
abrió en autos (arts. 1; 2; 431; 432; 433 y 541 CCyC; 2 y
16 CEDAW; 641 y 643 CPCC). A tal fin el demandado
deberá aportar los recibos de sueldo por todo el período
abarcado que permitan el respectivo cálculo de confor-
midad con los arts. 641 del ritual y 548 del CCyC y bajo
apercibimiento de lo dispuesto por el art. 553 del CCyC.
5
Difiérese la regulación de honorarios para su oportunidad
(art. 31 ley 8904). Notifíquese a la Señora Asesora de Me-
nores. Notifíquese personalmente o por cédula (art. 135
CPC) (arts. 47/8 ley 5827). Devuélvase. – Fabián M. Loi-
za. – Oscar A. Capalbo (Sec.: Daniela M. Pierresteguy).
Concursos:
Acuerdo preventivo: acreedor preferencial; ho-
mologación de acuerdo propuesto por el con-
cursado; crédito laboral; verificación tardía;
economía procesal; rigorismo formal.
1 – El pronto pago tiene utilidad únicamente durante el período
que transcurre entre la presentación en concurso y la homo-
logación del acuerdo, dado que pasado tal período fenece su
razón de ser, puesto que, o bien se trata de un crédito quiro-
grafario sujeto a las reglas acordadas y que, por ende, no
puede ser reclamado por esta vía, o bien es un crédito privile-
giado que es inmediatamente exigible.
2 – Estando homologado el acuerdo propuesto por el concur-
sado, lo establecido en el art. 16, párr. 2º, de la LCQ resul-
ta inaplicable, debiendo el acreedor intentar la verificación
conforme el procedimiento previsto en el art. 56 y concs.
3 – Mediando homologación del acuerdo preventivo celebrado
en el principal, deviene inoficioso pronunciarse sobre el pron-
to pago requerido en los términos del art. 16 de la ley 24.522,
ya que solo tiene utilidad durante el período que transcu-
rre entre la presentación en concurso y la homologación del
acuerdo, a partir de la cual los acreedores privilegiados reco-
bran el ejercicio de sus acciones individuales.
4 – Debe tenerse en cuenta que el pronto pago produce los efec-
tos de la verificación del crédito, por ello, rechazarlo por la
mera circunstancia de que el acuerdo fue homologado, cuan-
do fue iniciado con anterioridad, privaría al acreedor laboral
de ejercer su derecho reconocido en el art. 56 de la LCQ.
5 – Corresponde que la declaración de pronto pago apelada
sea modificada y se reconozca la verificación del crédito tar-
díamente, pues en caso contrario significaría desconocer el
derecho del acreedor obtenido mediante sentencia laboral fir-
me y obligarlo a recorrer un doble camino al iniciar un nuevo
incidente para reclamar el reconocimiento del crédito.
6 – Iniciar una nueva incidencia para verificar un crédito no se
condice con la economía procesal que debe primar en el pro-
ceso, pues, al tratarse de un crédito de naturaleza laboral, tal
rigorismo formal podría conducir a un resultado disvalioso
para los justiciables. Debe considerarse, fundamentalmente,
que el pronto pago fue iniciado con anterioridad a la homolo-
gación del acuerdo, y que por motivos exógenos la resolución
fue dictada luego de su homologación. L.G.
59.116 – C1ªCC San Isidro, sala I, abril 14-2016. – S. C. S.A. de T. s/
concurso preventivo s/incidente de verificación de crédito.
En la Ciudad de San Isidro, Provincia de Buenos Aires,
a los 14 días del mes de abril de 2016, se reúnen en Acuer-
do los señores Jueces de la Sala Primera de la Cámara
Primera de Apelación en lo Civil y Comercial del Departa-
mento Judicial de San Isidro, Dres. Carlos Enrique Ribera
y Hugo O. H. Llobera (artículos 36 y 48 de la ley 5.827),
para dictar sentencia interlocutoria en el juicio: “S. C. S.A.
de T. s/Concurso Preventivo s/Incidente de Verificacion de
crédito” y habiéndose oportunamente practicado el sorteo
pertinente (arts. 168 de la Constitución de la Provincia
de Buenos Aires y 263 del Código Procesal Civil y Co-
mercial), resulta que debe observarse el siguiente orden:
Dres. Ribera y Llobera, resolviéndose plantear y votar la
siguiente cuestión:
¿Debe modificarse la sentencia apelada?
A la cuestión planteada el Dr. Ribera dijo:
I. R. R. M. inicia pronto pago de crédito laboral, de
conformidad con lo dispuesto con el art. 16 de Ley 24.522,
reformada por la ley 26.086. Acompaña a los fines de jus-
tificar su acreencia, copia certificada de la sentencia dicta-
da en sede laboral y liquidación aprobada (fs. 24/6).
Corrido el pertinente traslado como verificación tardía
(ver fs. 27, tercer párrafo), la concursada la contestó (fs.
28/30) y el Síndico dio su conformidad con el pronto pago
(fs. 36).
 6 Buenos Aires, lunes 23 de mayo de 2016
Se dictó sentencia y se reconoció en favor del pe-
ticionante el derecho al pronto pago por la suma de
$1.045.914,72 con privilegio especial e intimó de pago a
la concursada para que en el plazo de cinco días depositara
dicha suma, bajo apercibimiento de ley. No se impuso cos-
tas por carecer de naturaleza contradictoria (fs. 41/2).
La concursada apela (fs. 47) y funda su recurso a fs. 51/4.
La sindicatura apeló la imposición de costas (fs. 49) y
expresa agravios a fs. 56/7.
III. [sic] El reconocimiento como pronto pago
i. Agravios de la concursada y breves antecedentes
Se queja la deudora que se haya admitido el pronto pa-
go del crédito laboral, pues dice que estando homologado
el acuerdo preventivo, el pedido debe ser rechazado. Agre-
ga que la jueza señaló dicha circunstancia y no obstante
ello, hizo lugar a la pretensión, por lo que entiende, la
decisión es contradictoria.
Cuestiona, asimismo, que omitió señalar los límites que
impone el art. 246 de la Ley 24.522 (L.C.Q.) respecto de
los intereses, para lo cual, entiende, se le debió requerir al
funcionario concursal que practique liquidación efectuan-
do la discriminación correspondiente a su composición.
En cuanto a los antecedentes del caso, recordemos que el
acreedor solicitó el 21 de agosto de 2015 el pronto pago de
su crédito reconocido en sentencia, cuando, si bien se había
presentado el acuerdo con los acreedores, aún no había sido
homologado (fs. 5.923/5), lo que se efectivizó el 11/9/2015
(fs. 6.921/). Además, al clasificar y agrupar los acreedores,
la concursada denunció la inexistencia de acreedores labora-
les (fs. 5.777), por lo que no se formuló acuerdo para ellos.
ii. Jurisprudencia respecto al momento hasta el cual
puede solicitarse el pronto pago
La jurisprudencia ha decidido que el pronto pago tie-
ne utilidad únicamente durante el período que transcurre
entre la presentación en concurso y la homologación del
acuerdo, dado que pasado tal período fenece su razón de
ser, puesto que, o bien se trata de un crédito quirografario
sujeto a las reglas acordadas y que, por ende, no puede
ser reclamado por esta vía, o bien es un crédito privile-
giado que es inmediatamente exigible. Por ello, estando
homologado el acuerdo propuesto por el concursado, lo
establecido en el art. 16, párrafo 2º L.C.Q. resulta inaplica-
ble, debiendo el acreedor intentar la verificación conforme
el procedimiento previsto en los arts. 56 y concordantes
(CNCom., sala A, junio 17-9-987, L.L. 1998-B, 746; ídem,
sala E , 23-12-1997, “Pinfruta S.A. conc. prev. s/ inc. pron-
to pago por: Vallejos, Hilardo”, LL 1998-C, 280-97168;
íd., sala A, 18-9-1998, “Química Sudamericana, S.A. s/
Concurso s/ Incidente de verif. por Nupieri Helio”, ED
181, 742-49124; íd., sala A, 24-9-1998, “Casa Kleiman,
S.A. s/ Concurso s/inc. de revisión por Alegre, Francisco”,
ED 183, 307-49378; íd., Sala E, causa nº 44.224/2010 del
14-3-2011; ídem, causa nº 100.344/02 del 19-6-2009).
Aplicando la misma solución, otros tribunales han re-
suelto que mediando homologación del acuerdo preven-
tivo celebrado en el principal, deviene inoficioso pronun-
ciarse sobre el pronto pago requerido en los términos del
art. 16 de la ley 24.522, ya que el mismo sólo tiene utili-
dad durante el período que transcurre entre la presentación
en concurso y la homologación del acuerdo, a partir de la
cual los acreedores privilegiados recobran el ejercicio de
sus acciones individuales (CNCom., 3-6-2002, “Robles,
Enrique R. en: Fortunato Arrufat S.A.”, LL 2002-F, 889-
104724 comentado por José A. Di Tullio y Eduardo N.
Chiavassa; CNCom., Sala A, 10-6-1997, “Industrias Ta-
meyfú S.A.”, JA 1997-IV, 127).
iii. Los efectos de verificación del pronto pago
No caben dudas que el momento a partir del cual se
puede solicitar el pronto pago, en el concurso preventivo,
es desde su apertura (art. 14 L.C.Q.).
El problema se plantea hasta cuándo puede solicitar o
reconocerse judicialmente el pronto pago. Conforme a la
referencia que hice de la jurisprudencia de la justicia na-
cional comercial, se ha resuelto que debe otorgarse hasta
la homologación del acuerdo preventivo.
Ahora bien, también debe tenerse en cuenta que el
pronto pago produce efectos de la verificación del crédito,
por ello rechazarlo por la mera circunstancia que el acuer-
do fue homologado, cuando fue iniciado con anterioridad,
privaría al acreedor laboral de ejercer su derecho reco-
nocido en el art. 56 L.C.Q. Los acreedores privilegiados
no comprendidos o alcanzados por el acuerdo preventivo
homologado, pueden ejercer sus acciones individuales,
motivo por el cual, M. podrá ejecutar la sentencia de veri-
ficación e incluso solicitar la quiebra del deudor.
Conforme a lo expuesto, la declaración de pronto pago
apelada debe ser modificada y reconocerse la verificación
del crédito tardíamente, pues caso contrario significaría
desconocer el derecho del acreedor obtenido mediante
sentencia laboral firme y obligarlo a recorrer un doble ca-
mino de iniciar un nuevo incidente para reclamar el reco-
nocimiento del crédito.
Al respecto cabe mencionar, que la concursada fue
parte el proceso laboral; al presente incidente se le dio
traslado como incidente de verificación tardía, el que fue
contestado sin plantear oposición frente al trámite impre-
so, pues sólo pidió que se acreditara la autenticidad de las
copias de la documentación acompañada, cuando contaba
con certificación del Tribunal de Trabajo y por la falta de
pago del crédito (fs. 27/30). Además el síndico prestó su
conformidad al pronto pago (fs. 36).
iv. La propuesta
Tales antecedentes me llevan a la convicción que el pedi-
do de rechazo del pronto pago e intimación de pago, tal co-
mo se formula en los agravios, privarían al acreedor de con-
tar con una decisión que tuviese por verificado el crédito.
Además, iniciar una nueva incidencia para verificar su
crédito, no se condice con la economía procesal que debe
primar en el proceso. Es que, tratándose de un crédito de
naturaleza laboral, tal rigorismo formal, podría conducir a
un resultado disvalioso para los justiciables. Debe consi-
derarse fundamentalmente que el pronto pago fue iniciado
con anterioridad a la homologación del acuerdo, y que por
motivos exógenos la resolución fue dictada luego de su
homologación.
Aun cuando se desestime la pretensión, entiendo que
resulta conveniente analizar el reclamo como un pedido de
verificación de créditos tardío, máxime cuando al expre-
sar agravios la demandada no desconoció la acreencia del
reclamante, sino que se limitó a pedir su rechazo por cues-
tiones formales y cuya pretensión encuentra andamiaje en
lo dispuesto por el art. 56 de la ley concursal.
El principio iuria novit curia faculta al juez a califi-
car autónomamente los hechos del caso en tanto no altere
los supuestos fácticos (CNCom., Sala D, causa nº 25.304;
ídem Sala E, causa nº 100.344/02 del 19/6/2009; Sala B,
del 21/12/06, entre otros).
Encontrándose acreditada la acreencia pretendida con
la documentación acompañada (fs. 5/12) y la conformi-
dad prestada por el Síndico fs. 38, teniendo en cuenta la
naturaleza de la pretensión esgrimida y lo dispuesto por
el art. 56 de la ley concursal, propongo que se declare ve-
rificado tardíamente el crédito pretendido por la suma de
$730.021,25 en concepto de capital de condena con carác-
ter de privilegio especial y general (arts. 241 inc. 2º y 246
inc. 1º de la ley 24.522).
En cuanto a los intereses, deberán calcularse de confor-
midad con lo dispuesto por los arts. 242 inc 1º y art. 246
inc. 1º de la ley concursal con los privilegios especiales y
generales que correspondan, a cuyo fin en su oportunidad,
deberá practicarse liquidación de los mismos conforme a
las pautas señaladas.
IV. Las costas en el pedido de pronto pago
En cuanto a que no se impusieron costas atento la au-
sencia de naturaleza contradictoria, la sindicatura apela tal
decisión (fs. 49) y funda su recurso (fs. 56/57). Dice que ello
vulnera su derecho de propiedad pues desplegó tareas profe-
sionales que no se ven retribuidas. Agrega que se dio trasla-
do como incidente de verificación tardía, y que se contestó
en virtud de ello, por lo que resulta procedente la regulación.
Las decisiones judiciales sobre la imposición de costas
en el pedido de pronto pago, han sido contradictorias. La
jurisprudencia ha estado dividida, para algunos tribunales
no generaba costas (CNCom., sala B, 28.4.89, “Viñedos
Argentinos S.A. cit. por Amadeo y Speroni”, sum. 2218)
(cfr. Rivera, Julio César, Instituciones de Derecho Con-
cursal, Tº 2, Ed. Rubinzal Culzoni, 2003, p. 203; v. Sosa,
Félix E. y Barotto, Sergio M., Las costas en sede laboral y
el pronto pago, JA del 11-9-96; CACC San Nicolás, 5530,
RSI-293-3, sala I, 6-5-2003, “Industrias Molineras S.A. s/
Quiebra. Incidente de pronto pago promovido por García
Rogelio y otros”; ídem, 4242 RSD-206-2, S 23-5-2002:
“Frigorífico Ramallo S.A. s/ Quiebra. Incidente de pronto
pago por Ricardo Acosta y otros”, entre muchos otros). En
cambio para otra corriente jurisprudencial debían imponer-
se costas (CACC Lomas de Zamora, sala I, 56340, RSI-50-
3, I, 27-2-2003, “Diario La Unión S.A. s/ Concurso pre-
ventivo s/ Inc. pronto pago por Cabrera Enrique César”).
Pero teniendo en cuenta el alcance de la decisión que
propongo, tener por verificado el crédito laboral tardía-
mente, el tema de las costas debe ser analizado conforme
el art. 56 del L.C.Q.
Por ello debe tenerse en cuenta que corrido el traslado
del pedido de pronto pago, el Juzgado le dio el trámite
de incidente de verificación tardía, el deudor se opuso al
pedido, pues sostuvo que debía acreditarse la autenticidad
de las copias, cuando estaban certificadas por el Tribunal
de Trabajo que había dictado la sentencia y que, además,
dicha documentación no daba cuenta de la falta de pago
del supuesto crédito insinuado (fs. 28 vta.).
Por ello, corresponde modificar también este aspecto de
la resolución apelada, imponiendo las costas de primera
instancia a la concursada (art. 68 del CPCC).
VI. [sic] Las costas de Alzada por el recurso de la con-
cursada se imponen por el orden causado, atento el pro-
greso parcial de sus agravios y por el recurso del síndico
deberá soportarlas exclusivamente la concursada (art. 68,
segunda parte del C.P.C.C.).
Por todo lo expuesto, voto por la afirmativa.
Por los mismos fundamentos, el Dr. Llobera votó tam-
bién por la afirmativa.
Por lo expuesto en el Acuerdo que antecede,
a) Se modifica la sentencia dictada y en consecuencia
se declara verificado tardíamente el crédito de R. R. M.
por la suma de $730.021,25 en concepto de capital de
condena con carácter de privilegio especial y general. En
cuanto a los intereses deberán calcularse de conformidad
con lo dispuesto por los arts. 242 inc 1º y art. 246 inc. 1º
de la ley 24.522, con los privilegios especiales y generales
que correspondan, a cuyo fin en su oportunidad, deberá
practicarse su liquidación conforme a las pautas señaladas;
b) Las costas de primera instancia se imponen a la con-
cursada;
c) Las costas de Alzada se imponen, por el recurso de la
concursada en el orden causado y por el recurso del síndi-
co a la concursada.
Se confirma el resto que fuera motivo de agravios.
Regístrese y devuélvase. – Carlos E. Ribera. – Hugo O.
H. Llobera (Sec.: Mariano A. Bonanni).
FICHAS BIBLIOGRÁFICAS
GUILLERMO F. PEYRANO y JORGE NICOLÁS
­LAFFERRIÈRE
Restricciones a la capacidad civil
Buenos Aires
El Derecho
2016
198 páginas
Constituye –para mí– un enorme privilegio la posibilidad de
comentar esta excelente obra que integra la Colección Código
Civil y Comercial de la Nación, lanzada por la Editorial El Dere-
cho, escrita por dos reconocidos juristas argentinos, los profe-
sores Guillermo Peyrano y Nicolás Lafferrière.
Es difícil sintetizar en unas pocas líneas, aunque lo intentaré,
todo el contenido de este libro, que se desarrolla en catorce ca-
pítulos y que cuenta, además, con una amplia bibliografía. A ello
cabe añadir la particular atención que se ha prestado a los deba-
tes y conclusiones de las últimas Jornadas Nacionales de Dere-
cho Civil, celebradas el año pasado en la ciudad de Bahía Blanca.
En el capítulo I, introductorio de la obra, se hace una breve
referencia a la evolución legislativa de la capacidad, desde la
sanción del Código Civil de Vélez hasta el Código Civil y Co-
mercial, pasando por las reformas introducidas por las leyes
17.711 y 26.657. Es de destacar que este esquema compara-
tivo se reitera prácticamente en todos los capítulos siguientes,
lo que permite visualizar con facilidad los cambios que ha
introducido la nueva codificación.
En el capítulo II, titulado “La capacidad civil”, los autores
afirman que la capacidad es una exigencia de justicia en razón
de la dignidad de la persona humana. De allí que todo ser
humano, por el solo hecho de ser tal, es poseedor de una capa-
cidad jurídica que supone un reconocimiento de los bienes que
le son debidos en justicia y que comprende la libertad para
desplegar su aptitud de ejercer los derechos. Con otras pala-
bras: capacidad jurídica o de derecho, y capacidad de ejercicio
o de hecho, clasificación que se desarrolla a continuación.

Es preciso resaltar dos principios que los autores destacan
y que considero centrales en la legislación vigente, en lo que
hace a la capacidad de derecho: (i) la regla general de la ca-
pacidad, acorde con el reconocimiento del ser humano como
persona y (ii) el carácter siempre limitado y excepcional de
las incapacidades, que se imponen en razón del bien común
y generalmente refieren a prohibiciones para actos determina-
dos por razones de orden moral. En cuanto a la capacidad de
ejercicio, se expone que puede provenir de la ley (es el caso
de las personas por nacer) o de una sentencia judicial (cuando
se restringe la capacidad por salud mental), y en el caso de la
sentencia, habrá que atender a diversidad de situaciones que
pueden llevar a declaraciones diferentes, sea de incapacidad,
sea de capacidad restringida, sea de inhabilitación.
Es importante señalar que en lo que se refiere a la restric-
ción de la capacidad de ejercicio por sentencia judicial, el nue-
vo Código insiste en la regla de la capacidad y la necesidad de
establecer cuáles son los actos que requieren de la asistencia
de los denominados apoyos. Y si bien pareciera que la regla se
invierte cuando se decreta la incapacidad, y que la sentencia
debiera fijar los actos que puede realizar el incapaz por sí solo,
los autores advierten que la redacción de la norma va en senti-
do contrario, esto es, obligando a consignar qué actos no pue-
de realizar sin el concurso del apoyo. El capítulo termina con
un desarrollo de las funciones de los representantes legales, de
los apoyos y del Ministerio Público.
El capítulo III se dedica a las reglas generales de la restric-
ción de la capacidad. Los autores ponderan que el Código Ci-
vil y Comercial haya incorporado los principios jurídicos como
puntos de partida para la interpretación (art. 2º) y desarrollan
los que surgen de los instrumentos internacionales de derechos
humanos: (i) los Principios de la ONU para la protección de
los enfermos mentales y el mejoramiento de la atención de la
salud mental, del 17-12-91, (ii) la Convención Interamericana
para la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación
contra las Personas con Discapacidad, y (iii) la Convención
Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapa-
cidad. No olvidan mencionar la Declaración de Caracas y los
Principios de Brasilia, ambos de 1990.
Estimo necesario mencionar algunas de las cuestiones que
los autores ponen de relieve. Así, por ejemplo, destacan, por un
lado, el significado del término discapacidad y lo que implica
discriminación para la Convención Interamericana, y, por el otro,
que promueva medidas normativas que aseguren que el sistema
judicial no permita la aprobación de nuevos casos de interdic-
ción y que impulse el desarrollo gradual del sistema de apoyo
para la toma de decisiones y la facilitación de los procesos de
revisión de las interdicciones decretadas. En cuanto a la Conven-
ción Internacional, realzan su art. 12, que establece los criterios
en relación con la capacidad jurídica de las personas con disca-
pacidad, esto es, el reconocimiento de la personalidad jurídica
de las personas con discapacidad, su igualdad de condiciones
con las demás personas, la incorporación del modelo de apoyos
que –a través de la comprensión y la confianza– colabore para la
toma de decisiones, la necesidad de resguardar a la persona con
discapacidad y protegerla ante posibles abusos, y la reafirmación
de la capacidad de ejercicio de las personas con discapacidad
en relación con la gestión de sus asuntos patrimoniales, evitando
que sean privados de sus bienes de forma arbitraria.
Además explican otros dos documentos: la Observación Ge-
neral 1 de 2014 del Comité sobre los Derechos de las Perso-
nas con Discapacidad y las Observaciones formuladas en el
año 2012 por ese Comité a la Argentina. De este último se
destaca su firme postura contraria a toda forma de sustitución
de voluntad, su urgente llamado a revisar la legislación en tal
sentido para pasar a un sistema de apoyos, y su recomenda-
ción a poner en marcha talleres de capacitación dirigidos a
jueces para que adopten el sistema de apoyo en la toma de
decisiones en lugar de la tutela y la curatela.
Los autores afirman que el Código Civil y Comercial ha pro-
curado adaptar sus disposiciones a las exigencias de la Con-
vención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad,
puntualizando las normas que así lo demuestran. Sin perjuicio
de ello, no dejan de destacar la importancia de la Ley de Salud
Mental, en especial, en lo que se refiere a la noción de salud
mental (art. 3º) y a los derechos de las personas con padeci-
miento mental (art. 7º).
El capítulo concluye con el desarrollo del art. 31 del nuevo
Código, destacando: (i) que la capacidad a la que se refiere es
la capacidad de ejercicio, la que se presume, (ii) que el trata-
miento de cada paciente –conforme los Principios de la ONU–
Interior: Bahía Blanca: Notas Jurídicas: Tel. (0291) 4527524 / La Plata: José Panfili Tel./Fax (0221) 155770480 / Mar del Plata: Jorge Rabini Tel./Fax (0223) 4893109 / Córdoba: Alveroni Libros Jurídicos (0351) 4217842
Mendoza, San Juan, San Luis: José Graffigna Tel. (0261) 1534849616 / S. S. Jujuy: Librería Universitaria Tel./Fax (0388) 4237963 / San Miguel de Tucumán: Bibliotex Tel. (0381) 4217089
Noreste: Jorge Thea Tel. (011) 1564660335 / Patagonia: Nelson Ramírez Tel. (011) 1564629553
Buenos Aires, lunes 23 de mayo de 2016 7
estará destinado a preservar y estimular su independencia per- al uso de la web, etc.), lo que resultaría desmesurado. Por ello,
sonal, (iii) que deben favorecerse las alternativas terapéuticas los autores entienden que con adicción se comprende el uso
que no limiten la libertad personal, (iv) que las limitaciones problemático de drogas legales e ilegales. Con todo, las demás
a la capacidad son de carácter excepcional y proporcionales adicciones referidas pueden ser tenidas en cuenta si implican
a la persona, (v) que la actuación de los apoyos se orienta a una alteración mental permanente o prolongada de suficiente
respetar los derechos, voluntad y preferencias de la persona gravedad con incidencia en la persona y en sus bienes.
con discapacidad, (vi) que la intervención estatal debe tener En el capítulo V se destaca la mejor precisión del Código
carácter interdisciplinario, lo que parece exigir –al menos– la Civil y Comercial en la enunciación de los legitimados activos
presencia de un médico psiquiatra, un psicólogo y un asistente en los procesos para imponer restricciones a la capacidad de
social, (vii) que la persona con discapacidad tiene derecho a ejercicio, en comparación con el Código derogado. Esto se ve
recibir información a través de medios y tecnologías adecuadas en la facultad otorgada al propio interesado (lo que ya la doc-
para su comprensión, (viii) que la persona con discapacidad trina venía admitiendo y es coherente –como se destaca en la
tiene derecho a participar en el proceso judicial con asistencia obra– con la insoslayable intervención de esta persona, pues,
letrada que debe ser proporcionada por el Estado si carece de en definitiva, lo que se procura es resguardar sus intereses), en
medios, asistencia que puede hacer innecesaria la designación la delimitación de los parientes que pueden promover la acción
de un curador provisorio, y (ix) que debe priorizarse el uso de (los autores hacen una necesaria diferenciación en los casos de
las alternativas terapéuticas menos restrictivas de los derechos parentesco por adopción, según esta sea simple o plena) y en
y las libertades, dejando las internaciones involuntarias reduci- la eliminación de la legitimación que antes se otorgaba al cón-
das a los casos de riesgo cierto e inminente. sul y a cualquier persona del pueblo cuando el demente fuera
En el capítulo IV se aborda el tema de las personas que pue- furioso o incomodara a sus vecinos, la que era insostenible.
den ser sometidas a un proceso por incapacidad y las condicio- La aprobación de la intervención del propio interesado no
nes exigidas para hacerlo. Los autores destacan la importancia les impide a los autores señalar que parte de la legitimación
del art. 23 del cód. civil y comercial, que consagra el derecho otorgada no podrá ser ejercida en la práctica. En efecto, la
de toda persona humana a ejercer por sí misma los derechos, norma dispone que el interesado podrá solicitar su propia de-
excepto las limitaciones consagradas por la ley o por sentencia claración de incapacidad, y es claro que, si la persona se en-
judicial. Ponen de relieve la idea –ya consagrada con anteriori- cuentra en esa situación, no puede peticionar por sí misma su
dad, art. 152 ter, cód. civil, según ley 26.657– de que el grado declaración de incapacidad.
de incapacidad debe ser decretado judicialmente, procurando También se plantea alguna duda respecto de la legitimación
que la restricción sea la menor posible e impuesta siempre en otorgada al cónyuge no separado de hecho y al conviviente
beneficio o ventaja de la persona afectada, pues, en definitiva, mientras la convivencia no haya cesado. Es que, afirman los
la presunción es la capacidad de todas las personas. De todos autores, la sociedad de hoy presenta una multiplicidad de va-
modos, y más allá de algunas dudas que pueden surgir de la re- riantes en las relaciones de convivencia entre parejas que pue-
dacción de los textos legales, se afirma –en posición que com- den dificultar la determinación de si se ha operado o no una
parto– que puede decretarse la incapacidad absoluta, en limita- separación de hecho o un cese de la convivencia.
dos casos y de manera excepcional (piénsese en los supuestos Finalmente, se destaca que en los procesos de inhabilita-
de personas que han sufrido un daño neurológico absoluto). ción, reducidos ahora a los casos de prodigalidad, el nuevo Có-
Los autores plantean interrogantes con respecto a la edad digo solo reconoce legitimación al cónyuge, conviviente, ascen-
de las personas que pueden ser sometidas a un proceso de in- dientes y descendientes. Sin embargo, afirman que no puede
capacidad, más allá de que el art. 32 dispone que debe tratar- negarse al propio interesado su legitimación para procurar su in-
se de personas mayores de 13 años. Es que, al mismo tiempo, habilitación, pues ello no guardaría coherencia con la legitima-
quienes tienen 13 años son adolescentes y están sometidos al ción que se le otorga para pedir la restricción de su capacidad.
régimen de la “capacidad progresiva”, con derecho a ejercer En el capítulo VI se señala que el interesado es parte del pro-
por sí los actos que les son permitidos por el ordenamiento ju- ceso y, por tanto, puede producir toda medida de prueba y desig-
rídico, lo cual puede generar dudas en cuanto a los principios nar su propia asistencia letrada. Además debe intervenir el Minis-
aplicables. A ello, añádase la amplia capacidad que se les otor- terio Público, el cual no solo participa en el proceso mismo, sino
ga respecto de los tratamientos no invasivos y, si son mayores también en la revisión judicial de las sentencias que restrinjan la
de 16 años, de las disposiciones sobre el propio cuerpo como capacidad de alguna persona. Añaden que el Ministerio Público
si fueran plenamente capaces. también debe intervenir en los procesos de inhabilitación.
Los autores comparten la derogación de la incapacidad de En el capítulo VII se desarrolla el tema del juez competente,
las personas sordomudas que no saben darse a entender por que el nuevo Código aborda con un criterio de practicidad: será
escrito, lo que era reclamado unánimemente. Pero la deroga-
ción no obsta, destacan, a que tales personas puedan encua-
drar en alguna situación que lleve a restringir su capacidad. En EDICTOS
cuanto a los inhabilitados, recuerdan que la figura ha quedado
CIUDADANÍA ciudadanía argentina. Por ello cual-
reducida a la prodigalidad. El Juzgado Nacional de Primera Ins- quier persona que tuviere conoci-
Se pondera haber eliminado la rígida diferencia entre sanos tancia en lo Civil y Comercial Fede- miento de algún acontecimiento que
ral Nº 3, a cargo del Dr. Roberto R. estimara podría obstar a dicha con-
e insanos del Código de Vélez –solo atenuada con el art. 152 Torti, Secretaría Nº 5, a mi cargo, cesión, deberá hacerlo saber a este
bis incorporado por la ley 17.711– que ya había dejado atrás sito en Libertad 731, piso 4to., de Juzgado. Publíquese por dos días.
Buenos Aires, 5 de junio de 2015.
la Ley de Salud Mental. La idea es otra: advertir que existe una esta ciudad, hace saber que la Sra. Roberto S. Muzio, sec.
YULIKA DIAZ JIMENEZ, D.N.I. Nº
amplia gama de situaciones que toman en cuenta los diferen- 94.533.386, de nacionalidad cuba- I. 20-5-16. V. 23-5-16 5514
na ha solicitado la declaración de la
tes padecimientos mentales, que el nuevo Código llama altera- “Ciudadanía Argentina”. Cualquier
SUCESIONES
ciones mentales (que para los autores es sinónimo de trastorno persona que conozca algún impedi- El Juzgado Nacional de 1ª Instancia
mento para la concesión de dicho be- en lo Civil No. 90, Secretaría Única,
mental), erradicando definitivamente la palabra demencia. El neficio podrá hacerlo saber a través cita y emplaza por treinta días a he-
trastorno mental debe ser prolongado o permanente; nunca del Ministerio Público Fiscal, dentro rederos y acreedores de GLORIA AR-
del plazo de quince días. Publíque- GENTINA OFELIA DIAZ, a efectos de
puede ser accidental. Además debe ser grave, lo cual habili- se por dos días. Buenos Aires, 5 de que hagan valer sus derechos. El pre-
ta la imposición de restricciones a la capacidad de ejercicio mayo de 2016. Ana María Alvarez, sente deberá publicarse por tres días
sec. fed. en el diario El Derecho. Buenos Aires,
siempre que se estime que del ejercicio de su plena capacidad 16 de octubre de 2015. Gustavo Al-
I. 20-5-16. V. 23-5-16 5504 berto Alegre, sec.
puedan resultar daños a su persona o a sus bienes.
Juz. Civ. y Com. Federal Nº 1 Sec. I. 19-5-16. V. 23-5-16 5511
A partir de que el art. 32 se refiere a alteraciones mentales, Nº 2 de la Cap. Fed. hace saber que
HOSSAIN SHAIKH de nacionalidad El Juzgado Nacional de 1ra. Instancia
los autores entienden que los padecimientos físicos no habili- en lo Civil Nº 101, Secretaría Unica,
Bangladeshí DNI Nº 95.463.777 ha
tan a restringir su capacidad. Sin embargo, dejan una puerta solicitado la concesión de la Carta de sito en la Av. De los Inmigrantes Nº
Ciudadanía Argentina. Se deja cons- 1950, 6º Piso, Capital Federal, cita
abierta: la norma permite declarar la incapacidad y nombrar un a herederos y acreedores de Doña
tancia que deberá publicarse por dos
curador a las personas que estén impedidas de interaccionar días en El Derecho. Buenos Aires, RETACCA ALICIA EMILIA y de Don
12 de mayo de 2016. Mercedes Ma- PANDOLFI, LUIS ENRIQUE, por el
con su entorno y expresar su opinión por cualquier medio y si plazo de TREINTA (30) DlAS, en los
quieira, sec. int.
el sistema de apoyos fuera ineficaz. Tal situación podría habili- autos caratulados “RETACCA ALI-
I. 23-5-16. V. 24-5-16 5515 CIA EMILIA Y OTRO S/ SUCESIÓN
tar la restricción de la capacidad cuando la persona padeciera AB-INTESTATO”, Expediente Nº
El Juzgado Nacional de Primera Ins-
una disfuncionalidad física extremadamente grave. tancia en lo Civil y Comercial Federal 36.855/2015, a los efectos que se
Nº 1O, secretaría Nº 19, sito en Li- presenten a hacer valer sus derechos.
Finalmente, se aborda el tema de las adicciones, desta- bertad 731 9º Piso de esta ciudad, El presente edicto deberá publicarse
cando que el Código no ha precisado los alcances del término informa que la Sra. RECHETNIKOVA, por el término de tres días en El De-
ANASTASIA de nacionalidad rusa con recho. Buenos Aires, 12 de mayo de
adicción, el cual puede considerarse que abarca diversas de- D.N.I. Nº 93.975.762, ha iniciado 2016. Alejandro Cappa, sec.
pendencias (alcohol, drogas, tabaquismo, ludopatía, al trabajo, los trámites tendientes a obtener la I. 19-5-16. V. 23-5-16 5510

D i a r i o d e J u r i s p r u d e n c i a
competente el juez del domicilio de la persona interesada o
el del lugar de su internación, con la posibilidad de optar por
uno u otro sin que existan criterios de preferencia o prelación.
Ello se ajusta a la jurisprudencia que ya se venía dictando, en
el sentido de privilegiar la mayor inmediatez del juez respecto
de la persona incapaz o con capacidad restringida, de modo de
procurar su más eficaz protección.
En el capítulo VIII se trata la situación del presunto incapaz
durante el desarrollo del proceso. Luego de recordar el sistema
del Código derogado (en el que la interposición de la demanda
traía aparejada la designación de un curador ad litem, y que la
mera certificación médica de dos profesionales sobre el estado
mental del presunto incapaz y su peligrosidad actual podía bas-
tar para restringir su capacidad de ejercicio), se pone de relieve
el cambio sustancial impuesto por la ley 26.657 que parte de
la presunción de capacidad de toda persona. En esta línea está
el nuevo Código, que consagra la idea de que toda restricción
provisoria a la capacidad debe estar fundada e impuesta solo si
resulta beneficiosa para el presunto incapaz y teniendo presente
siempre que tal medida es de carácter excepcional. Esta idea, in-
cluso, se mantiene en el caso de dictado de medidas cautelares,
que requerirán siempre, de manera previa, de una evaluación
interdisciplinaria para ponderar su procedencia y sus alcances.
Los autores solo critican que no se haya previsto otorgar
facultades al juez para que pueda imponer tratamientos o te-
rapias que puedan ser necesarias para la mejora de la salud.
Esta idea, que puede ser considerada como una violación a la
autonomía de la voluntad, es, en verdad, muchas veces, una
medida necesaria para evitar internaciones forzadas, conside-
rando debidamente las dificultades que la persona afectada
puede tener para afrontar tales terapias por sí misma, como
ocurre con quienes sufren el flagelo de las adicciones.
Los autores también consideran dos situaciones particula-
res: los incapaces y los inhabilitados. Para los primeros, en-
tienden que debe implementarse una curatela general, con
facultades de representación y asistencia, amén de la desig-
nación de un letrado para la representación procesal. Para los
segundos, más allá de la presunción de su capacidad, deberán
contar con asistencia letrada.
En el capítulo IX se abordan algunos aspectos del trámite y
régimen probatorio de estos procesos. Así se resalta que quien
promueve el proceso (el propio interesado u otra persona) debe
contar con asistencia letrada, pero, si esta falta, la presentación
es válida, aunque el proceso se suspenderá hasta que se cuente
con ella. Respecto de la prueba, se insiste en que puede acercar-
se todo tipo de prueba, y que el informe del equipo interdiscipli-
nario (que, más allá de cierto silencio en el nuevo Código, debe
contar con facultativos médicos, para responder así a las incum-
bencias profesionales) no es un supuesto de “prueba científica”.
De toda la prueba producida debe darse traslado a la persona
interesada, a quien pidió la declaración y al Ministerio Público.
En el capítulo X se estudia la sentencia. Se destaca que
el art. 37 del nuevo Código exige que se determine la época
en que la situación se manifestó y los recursos personales,
familiares y sociales existentes, todo lo cual requiere de la
necesaria producción de prueba, la cual, si no es aportada por
las partes, los autores entienden que debe ser requerida por el
Ministerio Público y, en su caso, producida de oficio por el tri-
bunal. También se explica el sistema de apoyos y sus funciones
con los ajustes razonables según las necesidades y circunstan-
cias de la persona. Los autores ponen de relieve que debe de-
signarse, en primer lugar, a los que hayan sido indicados por la
persona en las directivas médicas anticipadas, si estas existen.
También abordan el tema del alcance temporal de la sentencia,
en el que el nuevo Código, siguiendo la línea de la ley 26.657,
marca una diferencia sustancial con el Código de Vélez. Afir-
man que la sentencia puede ser revisada en cualquier momen-
to y nunca más allá de los tres años de haber sido dictada,
con base en nuevos dictámenes interdisciplinarios y mediando
audiencia personal con el interesado (conf. art. 40). ¿Qué pasa
si vence ese plazo y no se revisa la sentencia? Dos respuestas
posibles: los efectos de la sentencia perduran porque no es-
tá consagrada caducidad alguna (criterio que comparto, con
fundamento en la necesaria protección de la persona); o no
pueden perdurar, en aras de la regla de la presunción de la
capacidad. Pero, más allá de esto, debe recordarse que el art.
47 dispone que el cese de la incapacidad o de la restricción de
la capacidad debe decretarse por el juez que la declaró, previo
Buenos Aires, lunes 23 de mayo de 2016 Nº 13.962 AÑO LIV
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y D o c t r i n a
examen del equipo interdisciplinario, lo que parece inclinar el
fiel de la balanza a favor de la primera opción. ­COLUMNA LEGISLATIVA
El capítulo XI se refiere a la registración de las sentencias
Legislación Nacional
declarativas de incapacidad o de restricciones a la capacidad. Si
bien se reconoce que esta era una idea cuya consagración legal Resolución General 3875 de mayo 12 de 2016
reclamaba la doctrina, se apuntan con certeza las dificultades (AFIP) - Impuestos. Impuesto a las Ganan-
que tal disposición acarrea. En primer lugar, se menciona la im- cias. Sociedades. Fideicomiso. Determinación
posibilidad práctica de anotar marginalmente en el acta de na- del Impuesto a las Ganancias. Confección de la
cimiento todos los actos que se restringen, la designación de los Declaración Jurada. Sociedades, empresas uni-
apoyos y las funciones que se les han especificado. Tal dificultad personales, fideicomisos y otros que practiquen
obligará en los hechos a adjuntar copia de la sentencia a la par- balance comercial. Nueva versión del programa
tida de nacimiento. Si esto ocurre, nace un segundo problema: aplicativo (B.O. 13-5-16).
la publicidad de datos personales contenidos en la sentencia Disposición 181 de mayo 9 de 2016 (DNRNPAyCP)
que declara la incapacidad o restringe la capacidad de determi- - Registro de la Propiedad Automotor. Digesto
nada persona. Y no se trata de cualquier dato personal, sino de de Normas Técnico-Registrales. Comunicación
datos sensibles –como lo es la información referente a la salud, del extravío, robo o hurto de las Placas de Iden-
art. 2º, ley 25.326– que gozan de un régimen de tutela dife- tificación, el Título del Automotor y la Cédula de
renciado, por el cual se prohíbe formar archivos o registros que Identificación. Modificación (B.O. 13-5-16).
directa o indirectamente revelen este tipo de información. El
sistema previsto, como se ve, presenta serias objeciones consti- Próximamente en nuestros boletines EDLA.
tucionales. Para evitar esto, los autores sugieren la creación de
un Registro Único Nacional de Restricciones a la Capacidad, en En el último capítulo se trata el tema de los inhabilitados,
el que simplemente se revele si existe o no una restricción a la partiendo de la ley 17.711 y marcando la diferencia entre esa ley
capacidad y su período de vigencia, incluyendo no solo limita- y los arts. 48 a 50 que reducen la inhabilitación a la prodigalidad.
ciones provenientes de problemas de salud, sino también otras Los autores destacan que la nueva norma no exige la pérdida
causales, como las que provienen de la declaración de apertura efectiva del patrimonio, sino la exposición a su familia de la pérdi-
de concurso preventivo o de quiebra, o inhabilitaciones especia- da del patrimonio. Entienden que debe incluirse al propio pródigo
les, como la consagrada por el art. 20 bis del cód. penal. entre los legitimados activos, además de los que la norma indica.
En el capítulo XII se tratan las restricciones a la libertad Asimismo, afirman que para decretar la inhabilitación deberá con-
personal. En primer lugar, se desarrollan los lineamientos de tarse con la intervención del equipo interdisciplinario. Por último,
la Ley de Salud Mental respecto de las internaciones, previstas explican los efectos de la inhabilitación y el proceso para su cese.
como recurso terapéutico restrictivo, por el menor tiempo po- En suma, estamos ante un profundo trabajo que desarrolla
sible, diferenciadas entre voluntarias e involuntarias, y se aña- un tema complejo con claridad, con un agregado inestimable
den las internaciones por problemáticas de orden social. Asi- para el abogado: el estudio paralelo del régimen derogado y de
mismo, se hace referencia al marco familiar y comunitario de los profundos cambios introducidos por el Código Civil y Co-
la persona afectada; al régimen de altas, externaciones y per- mercial, que facilita así la detección de las diferencias.
misos de salidas; a la situación de los menores de edad inter- Alejandro Borda
nados y a la responsabilidad de los profesionales, integrantes
del equipo de salud y directivos. También se explica el impacto VOCES: ACTOS Y HECHOS JURÍDICOS - CAPACIDAD - CÓ-
de la reforma del art. 482 del cód. civil hecho por la Ley de DIGOS - CÓDIGO CIVIL Y COMERCIAL - DISCA-
Salud Mental. Luego, se pasa revista a las observaciones sobre PACITADOS - INSANIA - PERSONA - DERECHOS
las internaciones formuladas por el Comité sobre los Derechos HUMANOS - TRATADOS Y CONVENIOS - CONSTI-
de las Personas con Discapacidad hechas a la Argentina, todo TUCIÓN NACIONAL - HÁBEAS DATA - INHABILI-
lo cual fue contemplado por el nuevo Código en los arts. 41 y TACIÓN - LEGITIMACIÓN - BIOÉTICA - FAMILIA
42, que plantean como requisitos de fondo para disponer una - SALUD PÚBLICA
internación involuntaria que exista una evaluación interdisci-
plinaria y un riesgo cierto e inminente; que la internación sea
siempre con carácter restrictivo; que se den las garantías del
debido proceso, control judicial inmediato y defensa mediante
asistencia judicial, y que la sentencia especifique la finalidad y
duración de la internación y la periodicidad de la revisión.
En el capítulo XIII se aborda el tema de los actos realiza-
dos por persona incapaz o con capacidad restringida. El nue-
vo Código distingue según el acto sea posterior o anterior a
la inscripción de la sentencia, y considera además los actos
realizados por una persona fallecida. En cuanto a los actos
posteriores a la inscripción de la sentencia, se advierte que ha-
brá que establecer primero si el acto es nulo o no, pues puede
ocurrir que sea de los permitidos por la sentencia. Por lo de-
más, siempre se tratará de una nulidad relativa. Por otra parte,
los autores apuntan a los problemas de la inscripción, entre los
que se destaca la duda de si para cualquier acto será necesario
requerir la exhibición de la partida de nacimiento, a lo que se
suman las dificultades que ocasiona la carencia de un sistema
de información rápida, en red, de todos los Registros de Estado
Civil y Capacidad de las Personas. A ello deberá añadirse que
tal inscripción dificulta la preservación de la confidencialidad
de la información referida a la salud mental. Respecto de los
actos posteriores a la inscripción de la sentencia, las condi-
ciones de su nulidad están reguladas en el art. 45. Pero se
plantea –más allá de lo que dice expresamente la norma– si la
fecha que importa es la de la inscripción o la de la sentencia,
teniendo en cuenta la necesaria protección de la persona. Fi-
nalmente, se critica –siguiendo la posición de Tobías– la solu-
ción del art. 46 referido a los actos realizado por una persona
fallecida, sobre todo en lo que respecta a la mención a los
“actos anteriores a la inscripción de la sentencia”, que quita
congruencia a la solución legal.