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UNIVERSIDAD DEL VALLE

FACULTAD DE HUMANIDADES
MAESTRÍA EN LITERATURAS COLOMBIANA Y LATINOAMERICANA
ESTUDIANTE: JUANA SAÑUDO CAICEDO
DOCENTE: CRISTINA VALCKE

ANÁLISIS DE “PRIMERO SUEÑO” DE SOR JUANA INÉS DE LA CRUZ

UNA POSIBLE DIVISIÓN ANTES DE LA PROPUESTA DE LECTURA:


1. LA NOCHE O EL ESPACIO POSIBLE PARA EL ALMA: SÍMBOLOS DEL
CONOCIMIENTO ASCENCIONAL O DE LA DOXA Y SÍMBOLOS DEL CONOCIMIENTO
INTUITIVO Y NOCTURNO.
2. LA AVENTURA DEL ALMA: METÁFORAS DE LA IMAGINACIÓN FEMENINA
3. LA LLEGADA DE LA LUZ, LA OPOSICIÓN A LA BÚSQUEDA DEL ALMA: EL
SILENCIO POLÍTICO

1. LA OSCURIDAD COMO ESPACIO POSIBLE PARA EL ALMA Y LA IMAGINACIÓN


FEMENINA:
En Sor Juana Inés de la Cruz hay un debate que se cierne desde el comienzo de su poema
“Primero sueño”: la búsqueda del conocimiento desde la doxa y lo luminoso o la búsqueda
desde el conocimiento intuitivo y la noche.
Nos encontramos frente a una espacialidad de lo oscuro, lo quieto y lo callado, que se
muestra como única posibilidad de elevación, desde las figuras de los transgresores
mitológicos que se metamorfosean en aves –la lechuza, los murciélagos y el búho-. Es esta
la introducción a la posibilidad de plantear a la imaginación como método, en específico, a
la imaginación femenina, como escaño o escalera-pirámide-montaña que desembocará en la
razón primera o el conocimiento del mundo. Pero para llegar a ese conocimiento, lo que se
propone es la construcción de una atmósfera del sueño, y es el sueño una de las
posibilidades de ese conocimiento intuitivo en el que se privilegia el descenso a lo
primigenio, las ideas exentas de la realidad material, el mundo sensible del que hablar
Platón. Por lo anterior, cobra sentido la primera parte del poema como una invitación a la
suspensión de los sentidos, pues a través de ellos no será posible en entendimiento, sólo a
través de lo que el mundo sensible percibe con el alma, es que se prepara el itinerario
epistemológico del ser humano, en este caso, una mujer hacia las causas primeras de las
cosas.

2. LA AVENTURA DEL ALMA: METÁFORAS DE LA IMAGINACIÓN FEMENINA

Mucho se ha dicho de la presencia de los emblemas jesuíticos o del pensamiento hermético


encriptado en cada símbolo, metáfora y alegoría del poema, sin embargo, todos estos
análisis rechazan de entrada la posibilidad de que se esté representando la experiencia
femenina. Al respecto, resulta curioso que Gilbert y Gubar hayan hablado del cuerpo como
una cárcel para las escritoras durante varios siglos, y nos encontremos de entrada con una
serie de alusiones al cuerpo como cadáver –ya que fueron suspendidos los sentidos- lo que
implica pensar en que no sólo se trata de las ideas neoplátonicas que prefieren el mundo
inteligible al mundo sensible o de los sentidos y del cuerpo, sino que se manifiesta también
cómo se vive la imaginación femenina en un cuerpo que hay que silenciar, que hay que
callar, cuyos sentidos deben suspenderse. Tal parece que sólo así el alma puede elevarse al
conocimiento o la poeta al planteamiento de una imaginación femenina que le permita
crear.
En esta segunda parte aparecen varias metáforas, tales como el faro que se torna en espejo y
en cuya superficie se ve todo, hasta los reinos distantes. Dicho faro le permite al alma
copiar imágenes sin luz, y ese copiar imágenes podría interpretarse como el proceso de
creación desde la imaginación femenina, un proceso de creación en la oscuridad, lejos del
mundo sensible, lejos del mundo de la doxa y del conocimiento aceptado por la tradición y
aún así, con la aspiración de llegar a los conceptos-estrellas.
Ese conocimiento que se eleva –a pesar de la corporal cadena- además de remitir a las ideas
sobre el alma de los Jesuítas, transmite esa disyuntiva de Sor Juana por anular el propio
cuerpo y escribir, pensar y producir en un mundo en el que la Doxa no es femenina y no
permite otro acercamiento al saber.
La aparición de las pirámides de Gizé, la circunferencia y la liberación de los ojos físicos –
es decir, de los sentidos- apuntan a las mil caras del alma que esboza la autora, no obstante,
el entendimiento abandona su idea de comprender el conocimiento, tal y como debe hacerlo
el mítico Ícaro, tras caer al mar, víctima de los rayos del sol, en el caso del alma, quizás
víctima de esa cegadora opinión de la doxa.

3. LA LLEGADA DE LA LUZ, LA OPOSICIÓN A LA BÚSQUEDA DEL ALMA: EL


SILENCIO POLÍTICO
Finalmente, se adivinan espacios umbrales que anuncian el regreso de la conciencia –por
ejemplo el claro oscuro-, que por ahora se quedará en suspenso, mientras se teje una
alegoría que puede representar todo un constructo sobre la imaginación femenina vista
desde lo informe, lo primigenio, lo caótico, lo diverso e inclusive lo difuso (p. 287) ¿Se
trata de la propuesta de un orden simbólico femenino? ¿Se trata de una propuesta de
escritura desde el faro-espejo que es la memoria, la voluntad y la imaginación femeninas?
La noche del alma es entonces, la noche de la creación, la noche de otro orden simbólico.
Pero este atrevimiento, no podía dejarse pasar sin la “afectada modestia” de Sor Juana Inés
de la Cruz, quien inmediatamente contrapone lo anterior a un pequeño vaso, vaso en el que
no puede caber el conocimiento captado por el alma, conocimiento abordado desde su
desventajosa condición femenina.
De nuevo hay frustración y para ello, surge la metáfora del entendimiento como barco que
debe ser reparado, así como el entendimiento se recupera con la reflexión y es allí cuando
se enfrentan los dos órdenes simbólicos o posibilidades de conocimiento, la doxa y lo
universal y las ideas neoplatónicas de la creación desde fantasía femenina. Se desbordan
además otras metáforas para el ascenso de esa alma enferma, la escalera de Jacob y la
estatua de Nabucodonosor, que enseñan también la altivez humana y la imposibilidad de
acceder al saber pleno.
Comienza otra noche sobre la noche, eso que la autora llama “el político silencio”, “la
fingida ignorancia” pues de lo contrario “con secreta pena castigará”, es ese el desengaño
mayor del alma femenina, esa frustración ante el saber, pero no por falta de herramientas,
finalmente tiene su faro-espejo para hacerse una representación del mundo, sino por su
condición corporal frente al conocimiento y, ese silencio es otra faceta de la modestia
afectada y se reduce a cenizas lo visto por el alma, hiriendo con tajos de luz, en la tercera
parte, esa noche del alma, esa noche de la pluma femenina y de su orden. El despertar es
entonces, un silencio político, por eso, resulta trágico.

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