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EJE: 1
Correa, César Luis
Licenciado en Letras modernas, Facultad de Filosofía y humanidades, Universidad Nacional de
Córdoba.
tiempo, colectivamente, “…en parte cada uno de nosotros se constituye políticamente en
virtud de la vulnerabilidad social de nuestros cuerpos” (Butler;2009,46).
Foucault (2011) propone el concepto de biopoder como un tipo poder que con el
tiempo se moviliza de la concentración en manos del soberano a la multiplicación en
diferentes puntos de una red difusa de dispositivos, sujetos, discursos, espacios y cosas,
prácticas. Este traspaso, que no se da de manera total, sino que se desenvuelve como una
combinación de formas de relaciones de poder en las cuales, en algunos casos, el acento
esta puesto sobre la producción de la vida y en otras en su abandono hacia la muerte,
habilita la producción de nuevos marcos de inteligibilidad a partir de los cuales los sujetos
y las comunidades son reconocidos. El poder sólo es menos letal en apariencia (si
consideramos que, este traslado Foucault lo define como el paso de una tanatopolítica a
una biopolítica, dedicada esta última a la producción, sostenimiento y gestión de la vida)
no da muerte, en tanto que parece dedicarse a la potenciación de la vida, pero en nombre
de ciertos tipos de saber y de la protección de determinadas condiciones de vida, la
población que en principio era su objeto de defensa, puede ser cometida a la
marginalización o incluso al exterminio. Los cuerpos, los sujetos, las poblaciones, a partir
de determinadas gramáticas sociales, son clasificados como normales o anormales,
enfermos, homosexuales, trans, lesbianas, negros, choriplaneros… y de esta manera son
modelados y obligados a emitir juicios de sí mismos (otras veces ni siquiera se dan estas
condiciones de auto-narración), de modo tal que, este proceso habilita su inclusión
controlada en un marco de reconocimiento que permite a sujetos, cuerpos y poblaciones,
ingresar al sistema de bioproducción capitalista.
Butler llama a estas gramáticas sociales: esquemas normativos (Butler;2009) y
sostiene que a partir de su intermediación se produce una valorización en las formas de
subjetividad. Los sujetos más precarios1 son aquellos que se sitúan en los márgenes de Commented [c1]: Ver marcos de guerra
1
A lo largo del trabajo, precariedad y vulnerabilidad son tomados como sinónimos, pero vale aclarar que
existen un numero de trabajos específicos que plantean algunas distinciones entre estas dos nociones.
Un aporte, seguramente fundamental en este sentido, es el trabajo de Isabell Lorey Estado de
inseguridad. Gobernar la precariedad (2016)
ya no se trata de entenderla solo como un ejercicio del biopoder sino como una cualidad
a partir de la cual se pueden practicar formas de la ética que nos permiten construir modos
de estar juntos.
Ante esta condición cabe suponer una hipótesis represiva del poder, un intento por
reprimir formas de vida abiertas a otros modos de relación más igualitarias,
intersubjetivas, desnormativizadas -como si fuese posible anular completamente la
capacidad relacional a partir de la cual los sujetos se constituyen-. Aunque de cierta
manera esto es así, es decir que el poder efectivamente tiene esas políticas y prácticas
sobre la vida, es necesario reconocer que la precariedad es, más allá de su distribución
desigual, una condición de la existencia que no es posible abandonar (en tanto que eso
sería abandonar la vida y misma y, está claro que, para Butler, no hay vidas totalmente
abandonadas) y que nos expone ante un problema ético/político que no podemos ni
debemos obviar:
La pregunta que se abre entonces es: ¿Qué potencia política y ética, que nos permita
poner en práctica otras formas de comunidad, es posible extraer de la vulnerabilidad
ontológica de los cuerpos? ¿cómo construir, a partir de la vulnerabilidad en común, una
ética de la comunidad? Como primera condición, Butler sostiene que es necesario
reconocer la implacable vulnerabilidad común de los cuerpos, en tanto que negarla es
volver a caer en el juego de los aparatos de producción antropológica de los cuales se
intenta salir. Este primer gran paso es una inaugural forma de relación a partir de la cual
construir una práctica comunitaria que, al reconocer esta condición común, habilita otros
modos de reconocimiento tanto de sí mismo como de los otros, que se pueden ejercitar
tanto hacia dentro como hacia fuera de la comunidad -que necesariamente tienen que
ejercitarse de esa manera-
Vulnerabilidad común
“el rostro del otro viene hacia mi desde afuera e interrumpe el circuito
narcisista. El rostro del Otro me llama afuera del narcicismo hacia algo
finalmente más importante” (Butler;2009,173)
2
Entendiendo la “gubernamentalidad neoliberal” como un conjunto de tácticas, instituciones, saberes,
tecnologías y prácticas que despliegan una racionalidad económico-política que permite la supervivencia
del Estado. En relación al Estado, dijo Foucault que “si éste existe tal como existe hoy, sea gracias,
justamente, a esa gubernamentalidad que es a la vez exterior e interior a él, porque son las tácticas de
gobierno las que permiten definir en todo momento lo que debe y no debe estar en la órbita del Estado”
(Foucault;2011,137). Se trata del gobierno de los hombres y las cosas, y de la relación entre ambos. Esta
nueva forma de gobernar que emerge aproximadamente en los siglos XV y XVI en Europa, implica una
serie de tecnologías, procedimientos, cálculos y afectos que intentan producir un gobierno de uno mismo
y de los otros, pero también sobre el cuerpo y las maneras de conducirse. Es, además, una ética de sí, una
auto-empresarialidad en tanto que “remite a un comercio, a un proceso circular o un proceso de
intercambio que pasa de un individuo a otro” (Foucault;2011,149). Se trata de una macropolítica como
gobierno de todos, pero también de una micropolítica que ejercita la producción de subjetividades en la
vida privada. El objeto de esta nueva forma de gobierno es ampliar la racionalidad mercantil más allá del
dominio de la economía a todos los ámbitos de la vida social.
que habiliten el reconocimiento para la infinita diversidad de sujetos, ejercitar la crítica
respecto de las epistemologías que habilitan formas rígidas de reconocimiento, reconocer
que, así como la vulnerabilidad es un tipo de lazo comunitario a partir del cual se puede
construir formas de habitar el mundo con el otro, también en necesario examinar y
potenciar todas aquellas maneras por medio de las cuales esas prácticas se hacen posibles,
y por último, pero no finalmente, mantener siempre viva la demanda que inauguró este
trabajo, da demanda de una ética comunitaria que reconozca coma primera medida que
no existe vida posible sin los otros. Habitamos un mundo con-partido, un mundo en
común.
Bibliografía
Butler, J. (2017) Cuerpos aliados y lucha política. Hacia una teoría performativa de la
asamblea, Buenos Aires: Paidós.
-----------------(2014) ““nosotros el pueblo”. Apuntes sobre la libertad de reunión”, en
¿qué es un pueblo? Buenos Aires: Eterna cadencia.
------------(2008) “¿Qué es la crítica? Un ensayo sobre la virtud de Foucault”, en VV.
AA., Producción cultural y prácticas instituyentes. Líneas de ruptura en la crítica
institucional, Madrid: Traficantes de sueños.
------------(2009) Vidas precarias. El poder del duelo y la violencia, Buenos Aires:
Paidós.
Foucault, M. (2011) Seguridad, territorio, población, Buenos Aires: Fondo de Cultura
Económica.