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T EMA 7

FRUTOS DE LA ORACIÓN Ba s e Bí b l i c a : S a l m o 4 3 : 1 -5

Introducción
La oración es una de las marcas de un verdadero cristiano. Ninguna otra acción en la
agenda de un creyente dará tanto fruto como la oración. Cuando oras, no sólo cambia tu
percepción de las circunstancias, sino también, tu percepción de Dios. El rey David,
encontró en la oración el camino seguro para acercarse a Dios. Cuando oraba, exponía sus
temores, dolores e incertidumbres.

Imagino que el rey, a pesar de que tenía un gran número de consejeros y sirvientes, él
siempre abogaba primero por buscar a Dios, antes que a los hombres sabios de su equipo.
Cierto es que nada ganamos con quejarnos con otros, lo que en realidad ayuda, es ir al
secreto de Dios para contarle nuestras limitaciones o necesidades. Ahora bien,
consideremos el fruto de la oración en el salmo 43:

1. Protección
Por muy habilidoso que seas, siempre serás vulnerable al error, a la equivocación o incluso,
al engaño de otros. Por astuto que pretendas ser, tanto tú, como yo, somos frágiles, y en
cualquier momento nos podremos encontrar en medio de situaciones complicadas, que a
veces, ni siquiera provocamos. Seamos sinceros. Nuestros abuelos decían: “la maldad
existe”. Esa verdad, la hemos comprobado; en realidad, la maldad existe.

Vivimos en un mundo repleto de gente con buenas intenciones, pero otros, son esclavos
de la maldad que satanás ha sembrado poco a poco en sus corazones. ¿Qué hacer
entonces? Orar. Debes orar diciendo lo que dijo David: “líbrame de gente impía”. “Líbrame
de hacer negocios con un impío, líbrame de unirme a una persona engañosa”. La
protección de Dios se activa a tu favor cuando oras.

2. Dirección
Otro fruto de la oración es la dirección. Nunca estarás tan perdido, como cuando dejas de
orar. Vivir sin la dirección de Dios es como intentar golpear el viento o como tratar de

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atrapar el agua con las manos. Todos precisamos de la dirección de Dios en nuestras vidas.
Mientras Él no vaya frente al timón, sentiremos como una y otra vez nuestra vida queda a la
deriva mientras choca contra las grandes olas de éste mundo que intentarán ahogarnos.

El salmista entendió esta verdad. Por eso su oración fue: envía tu luz y tu verdad; estas me
guiarán (v. 3). ¿Necesitas tomar una decisión hoy? Antes de decidir, e incluso, de consultar a
tus mentores, amigos o familiares; detén tu agitada marcha y ve al lugar secreto, allí
encontrarás la dirección sabia y amorosa de Dios. Pide la dirección de Dios en lo que vas a
hacer, pero pídele también que afine tus oídos para escucharlo.

3. Paz
El salmista dijo: ¿Por qué te abates, oh alma mía, y por qué te turbas dentro de mí? Te
preguntarás: ¿podré tener paz ahora, en medio de lo que estoy viviendo? La respuesta es sí.
Aunque tu alma esté abatida, nunca olvides quién es el Señor de tu alma, quien la creó y quien
la puso allí. Dios es capaz de inundarte de una paz que sobrepase tu entendimiento, para que
así puedas pensar con claridad y no seas esclavo de las decisiones aceleradas.

Hay dos tipos de paz. El primer tipo de paz, es aquel que se produce cuando no tienes
problemas en tu marcha, es decir, cuando todo funciona bien. Pero hay otro tipo de paz, y es
la paz que sobrepasa todo entendimiento. Esa paz, no es producto de la ausencia de
problemas o desafíos, es, más bien, el exceso de confianza en Dios. Sólo a través de la oración,
se puede desarrollar tal confianza en el Señor, que a la luz de la razón humana, es
incomprensible.

Conclusión
Cuando oras, tu corazón se alinea con el corazón de Dios y tu vida comienza a llenarse de
nuevos frutos espirituales. Cuando en vez de enfrentar las difíciles circunstancias de tu vida en
tus fuerzas o en tu propia prudencia, eliges buscar a Dios primero, los resultados siempre
serán diferentes.

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