Você está na página 1de 4

1

Nuevo libro de Oswaldo Páez Barrera


Su lanzamiento está previsto para el miércoles 9 de mayo
a las 18:30 hs. en el Monasterio de Guápulo

El autor, Oswaldo Páez Barrera, es un arquitecto ecuatoriano, escritor, crítico de arte


independiente, ejerce su profesión y la docencia en la Universidad Internacional SEK-
Quito. Él es Doctor (PhD) –Sobresaliente Cum Laude– por la Universidad
Politécnica de Cataluña (UPC) 2010, universidad en la cual obtuvo también su título de
Màster en Història. Art, Arquitectura, Ciutat. Su tesis doctoral está publicada por
la UPC y este nuevo libro se suma a otros que ha publicado sobre temas de su especialidad.

A continuación reproducimos una entrevista sobre su última obra.

-¿Cuál es la tesis principal de su libro?

-El libro X Bienales, XX momias y XXX dólares es un compendio de textos de crítica de


arte sobre las once ediciones de la Bienal Internacional de Arte de Cuenca-Ecuador, 1986-
2012. A partir del análisis y seguimiento del evento, el conjunto textual permite ver el paso
del arte moderno al arte contemporáneo en el país, proceso que bajo la dependencia y
ahora bajo la globalización, ha tenido características colonialistas a las que no pocos
creadores e intelectuales han respondido produciendo obras de arte y discursos críticos.

-¿Al ser un libro tan extenso, hay una clave para su consulta?

-Tiene textos de acceso inicial en la contraportada y solapas. Las Palabras preliminares y


el Índice entregan a quien lo tome una idea de las características del texto, de su secuencia
y de las condiciones en las que ha sido compuesto. El libro está organizado en once
capítulos –uno por bienal– . Cada capítulo contiene una introducción, una crítica al
evento correspondiente, ensayos que fundamentan las posiciones teóricas de dichos
análisis y, un ensayo sobre un artista ecuatoriano elaborado desde el contexto conceptual
que articula el conjunto del texto, aunque sin estar necesariamente relacionado con la
edición de la bienal de la que se ocupa el capítulo.

-¿Cuál considera que es la principal contribución de su libro a la


cultura y el arte en nuestro país?

-Es un libro de crítica radical, esto es, problematiza el tema del arte moderno y el
contemporáneo tratando de ir a las raíces causales de estos fenómenos mediante una
concepción que relaciona los hechos de arte con los sociales, políticos, económicos de
nuestro tiempo. Por otra parte es una especie de historia no oficial de la Bienal, una
biografía no autorizada del mayor evento artístico de nuestro país. Se trata entonces de una
crítica que, cuando analiza y ejerce el criterio -ese es el sentido de la crítica- afirma otras
cosas, explícitas o no, pero afirmaciones que tienen que ver con otro país, con otra
2

América Latina, libres y auténticos. Espero que esto lo perciba quien lea los diferentes
ensayos que se publican y constate que todos ellos confluyen en un cauce que no es otro
sino el deseo de una liberación social que traerá un arte y una vida más humanizados.

-¿Por qué no se publicó antes?

-Muchos de los materiales que se han seleccionado para la presente edición sí que lo
fueron mientras se desarrollaban los acontecimientos bienales, pero el haberlos reunido en
un conjunto, permite mostrar ahora la coherencia y continuidad en el pensamiento que
guió la redacción de los mismos en cada momento. Para fortalecer esta idea se incluye en la
presente edición un 60% de material inédito.

-¿Considera que su libro es contemporáneo?

-Sí, porque cada texto toma distancia del presente capitalista y su arte. Ese distanciamiento
permite juzgar a este último desde las exigencias políticas y estéticas de nuestro tiempo,
que debe ser el de la sociedad, o el tiempo de los pueblos. Esto significa reflexionar sobre
lo que ha pasado y pasa en nuestras artes visuales desde el entendimiento crítico de la
situación o realidad impuesta por el llamado “mercado”, con lo cual, espero enriquecer los
discursos , sensibilidades y prácticas artísticas que se van elaborando desde los espacios y
los tiempos contrarios a la globalización neoliberal.

-Su libro es también un homenaje al grupo El Aguafuerte que contestó


las pretensiones políticas y estéticas de la Bienal de Cuenca. ¿Piensan volver
a actuar como grupo?

-Experiencias como aquellas suelen ser únicas. Nos hemos reunidos después de su
autodisolución, no todos ni regularmente, pero ya no para actuar en conjunto pues cada
uno ha tomado su camino. Con Edgar Marín y Eduardo Moscoso tenemos el proyecto de
abrir un taller-galería, pero aún no lo hemos concretado.

-He visto que en su libro se plantea que el arte moderno en Ecuador fue
neocolonial y dependiente, si es como Usted dice, ¿cómo entiende entonces la
gran literatura de los años treintas y la gran pintura que también surgió en
esos tiempos?

-Pues como eso: como grandes expresiones anticolonialistas y antidependientes. De allí su


grandeza, porque si hubieran sido un eco de las corrientes eurocentristas no tendrían
mayor significación en los empeños por alcanzar nuestra voz y nuestra mirada. De este
modo la modernidad en la que nos inscribimos no la hizo un conjunto de producciones que
se identificaron o se pusieron a tono con los modelos metropolitanos e imperialistas, sino
que fueron hechas por esas divergencias con el pensamiento y las sensibilidad neocolonial
y dependiente. Camilo Egas, Guayasamín, Kingman, Andrade Faini, Tábara… no son
modernos por clonar en nuestras tierras los ismos metropolitanos, sino por ser andinos y
caribeños en tanto sacan a flote o dejan emerger esos valores nuevos que dan rostro y color
a los valores inéditos de los mestizajes culturales.

-Pero esta “modernidad divergente” sucedió cuando la modernidad a


secas se encumbraba en occidente, entonces más que una “divergencia
cultural” sería una variación cultural de lo mismo, ¿no cree?

-No es una variación porque “la modernidad a secas” se identificó con el capitalismo y
terminó siendo una modernidad seca, a la cual se le castró aquellos elementos de
democracia real, de librepensamiento, universalistas, que en cambio las modernidades
3

divergentes y críticas, u otras modernidades surgidas en los bordes o fuera de lo instituido,


nunca dejaron de lado. No es que estas marginalidades tuvieran la pretensión de llegar a
ser como las modernidades oficiales, sino llegar a no ser como ellas. Es así que nuestra
modernidad artística y literaria, lejos de ser emprendimientos perdidos o desperdiciados,
fueron y son aún emergencias de mundos que brotan desde la tierra y las sangres de
Latinoamérica, y que, dadas las condiciones en que surgieron, parece que estaban
condenadas a la búsqueda de alternativas a esa modernidad que el capital frustró. Como
usted me comprenderá, estas manifestaciones artístico-culturales fueron y son peligrosas
por impredecibles y, por eso, requieren de bienales momificadoras y de dólares, muchos
dólares, para tratar de civilizarlas y atraerlas al mundo de lo artísticamente correcto.

-¿Cuál cree que fue en Ecuador la clave para desencadenar esta


modernidad divergente en las artes y desde la cual su libro elabora muchos
de sus argumentos?

-La Revolución Liberal, en donde el cholo, el negro, el indio, el montubio, el chazo, el


logo… se levantaron en armas y pusieron su color y sus aspiraciones políticas en la cultura
ecuatoriana durante del siglo XX.

-Pero parece que estos coloridos se han desvaído de las artes y la


literatura actuales, ¿no será que la globalización acabó con este sueño?

-No fue un sueño, o si lo fue, parecería que hoy esas mayorías siguen soñándolo, pero
despiertas. Tan evidente es lo que le digo que a cien años del triunfo montonero radical,
hoy, para ser “progre” en Ecuador hay que apoyarse en la memoria y la experiencia
bolivariana y alfarista. Por otra parte es verdad que los mejores momentos del arte
moderno en nuestro país pasaron y, actualmente, aquellas actividades, al menos las
promovidas desde la institucionalidad, es decir las dominantes, propagan formas
globalizadas etiquetadas de “arte contemporáneo”.

-¿Desde cuándo que se produjo este giro?

-Desde cuando los socialcristianos y las fuerzas del llamado “centro político” instauraron el
neoliberalismo en lo social y económico.

-¿Y en las artes lo hicieron con la Bienal?

-Sí, con la Bienal, por eso el libro toma este hecho como el punto de partida para señalar el
paso del arte moderno institucionalizado al arte de la globalización, pero desarrollando su
análisis desde la orilla opuesta y no para describir simplemente dicho cambio, sino para
interpretarlo a la luz de los aportes críticos de obras de arte que han creado una tradición
diferente así como desde las lecturas críticas de este presente globalizado.

-Este nuevo tiempo artístico ¿ha desmontado aquella “modernidad


divergente” de la cual Usted nos ha hablado en esta entrevista?

-Estamos en otro momento histórico en donde el capitalismo se ha modificado


sustancialmente, para mal, pues lo ha hecho para apretarle las tuercas a la sociedad. Esto
es el neoliberalismo y su globalización. Sin embargo no creo que las ideas que inspiraron
esa frase que a Usted le ha llamado la atención (la “modernidad divergente”) hayan sido
desmontadas. Todo lo contrario: el veneno neoliberal las ha engordado y hoy son la base
sobre la cual las mayorías de nuestro país, de Venezuela, de Bolivia, de Argentina… y
también esas mayorías árabes que han reivindicado la democracia, o las masas de
4

indignados españoles y griegos, confían en que les sacarán del laberinto en el que “los
mercados”, es decir la multinacionales, les han metido.

-¿Finalmente, cuáles son las conclusiones de su libro?

-Sugiero, en el conjunto de la obra, un abanico de posibilidades interpretativas dentro de la


contestación cultural, artística, crítica e histórica al pensamiento único y correcto del
imperio neoliberal.

-Muchas gracias por sus respuestas, Las mismas nos ayudan a


comprender los contenidos de su nueva publicación. Podemos estar o no de
acuerdo con X BIENALES XX MOMIAS y XXX DOLARES, pero lo que no
podemos es sustraernos a la curiosidad de leerlo.

Quito, 17 de mayo de 2012.

Você também pode gostar