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H I S TO R I A r e s e ña s

La diosa masonería experiencias y las aporta también. Así


las cosas, estaríamos ante un fenómeno
inglés y el francés del siglo XIX influ-
yeron en la masonería colombiana y
que trasciende los tiempos y que con- así queda resuelto el problema de la
Masonería y poder político serva vigencia. A medida que el relato ideología de la masonería y con ella
en Colombia. Otra cara de entra en sus nobles propósitos nos ima- la elaboración del primer programa
la historia colombiana ginamos al Mario Arango militante, liberal por Ezequiel González como
mario arango jaramillo intelectual e inquieto pensador que ha plataforma ideológica, primero para el
Hombre Nuevo Editores, sido, un consecuente buscador de ver- gobierno de José Hilario López, y para
Medellín, 2011, 426 págs., il. dades justicieras. Mientras historea y los gobiernos liberales posteriores. La
legitima a la masonería se historea y se creación, entonces, del Partido Liberal
a mario Arango lo conocimos prime- legitima a sí mismo. Además, y aunque colombiano aparece como obra de la
ro como ideólogo que fue de la Alianza no es su intención, en la medida que masonería colombiana. Su fortaleci-
Nacional Popular (Anapo) de finales expone las fortalezas y los aportes de miento y desarrollo también. Buena
de la década de 1960, como un analis- la masonería a la construcción de las estrategia la de estudiar a los partidos
ta e historiador del primer narcotráfi- naciones, su narración contribuye de desde su sociabilidad más importante.
co en Colombia junto con Jorge Child; manera paradójica a la desmitificación Faltaría, para completar el mosaico, es-
también, como profesor universitario. de la misma. Habiendo sido masona tudiar a los conservadores desde algu-
Ahora, años después, en el siglo xxi, una parte considerable de la intelec- na de las más importantes sociabilida-
lo encontramos como historiador de la tualidad del siglo XIX, la pertenencia des del catolicismo del siglo XIX. Así
masonería en Colombia. Ni idea tenía- a esa afamada sociabilidad no fue sufi- nos economizamos la lucha de clases,
mos que fuera masón, así que se trata ciente para paliar odios, enemistades y los conflictos de intereses, las adversi-
de una historia del protagonismo de la adversidades entre sus miembros: entre dades, los juegos de poder, etc. Aunque
masonería escrita por un masón atento gólgotas masones y draconianos maso- el autor consulta la fuente masónica
a los métodos y avances de la historio- nes, primero; y entre masones de Car- directa (muy reducida), abunda más
grafía de los siglos xx y xxi. El libro, tagena, de Antioquia y de Bogotá, des- el producido por los cultores de esa
que se aferra a la periodización políti- pués. El libro derrumba el mito de la temática. Aborda la obra liberal co-
ca de la historia de Colombia, consta masonería como cuestión ajena a la mo masónica, pero no ofrece la posi-
de veinticuatro capítulos organizados Iglesia católica. El autor menciona la bilidad de saber quiénes conformaban
en seis partes que tratan del papel de presencia y actividad de los prelados los contertulios de afuera y de dentro.
la masonería desde la Independencia antioqueños antes, durante y después Se sabe de la réplica de conservadores
hasta los inicios del Frente Nacional. de la Independencia. Establece la red a liberales pero la influencia masóni-
El autor dedica gran atención y espa- de grandes comerciantes antioqueños ca queda salvada. Algo se deja leer en
cio a la región de Antioquia, y sería esa con la élite bogotana a través del vín- el aparte “Controversias sobre la ma-
su fortaleza: desmontar la afirmación culo masón, y destaca la contribución sonería en la prensa bogotana” [págs.
de los especialistas en la temática so- financiera de los primeros a los vaive- 166-167], o en la notificación que hicie-
bre la no presencia significativa de la nes del desarrollo material de la capi- ron los conservadores en contra de las
masonería en esa región. Muchas de tal de la república. pompas funerales realizadas durante
las insuficiencias de la investigación Arango destaca a la masonería en la la Segunda República Liberal (1863-
están marcadas por la complejidad de organización, institucionalización y go- 1880), pero estos son apenas un asomo.
la fuente directa muy reducida. Teó- biernos del Partido Liberal. Quedan las Falencia que se supera cuando el autor
ricamente el autor apela a préstamos cosas planteadas como si la obra liberal narra la persecución clérigo-conserva-
extraídos de la historiografía que con- no fuera de liberales sino de masones, dora durante la República Liberal y
sidera a las sociabilidades dispositivos pues más que liberales lo mejor de su la del establecimiento conservador a
más importantes para la explicación liderazgo pertenecía a esa sociabilidad: partir de 1946.
histórica que la materialidad de la so- Mosquera, González, Ancízar, López, Es curioso que la masonería, que fue
ciedad, o los partidos políticos. Murillo Toro, etc. Si bien el autor tra- el alimento espiritual más importante
Exquisita la introducción, llena de ta la masonería por dentro, tan solo lo de los liberales del siglo XIX, no haya
encanto literario y de evocación his- hace en los momentos claves de sus merecido mayores estudios. También,
tórica. Una excursión por el antiguo conflictos en razón de su propia orga- que quienes van saliendo caigan en la
Egipto, donde nace la masonería liga- nización bien en 1864 cuando se pre- apología y casi en la hagiografía. Es
da a la legendaria historia de ese enig- senta la escisión entre cachacos y cos- posible que la confrontación biparti-
mático país. Un reconocimiento de una teños o en los años de plena República dista haya volcado el interés más ha-
civilización usurpada por Occidente Liberal a finales de los años 1930. Con cia los partidos que hacia sus fuentes
y una reivindicación de sus valores y todo, el lector entiende que en el caso ideológicas. El autor se detiene en el
aportes a la civilización universal. El de la masonería se trata de un fenó- papel del general Mosquera como or-
propósito del autor es introducirnos meno ideológico interesante, pero no ganizador e impulsor de la masonería
en el universo masónico, de ponernos alcanza a percibir qué había más allá en Colombia, de forma particular en el
frente a sus objetivos y noblezas. Es, so- de las ideas, las redes y las pompas. Se interior del país. La presenta en su me-
bre todo, una apuesta a un pensamien- habla de grados, unos más importantes jor momento: la Convención de Rione-
to de carácter universal, que recoge que otros, se dice que el pensamiento gro, que transcurre bajo la influencia

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del principal masón del país: el general del 24 de junio como día luminoso para Se trataba de una nueva reagrupación
Mosquera, quien además era el mayor la masonería de todo el mundo, y los política que llegaría al poder bajo las
prestigio de la época. El producto ma- funerales. En particular, trae a cola- banderas del republicanismo. La ma-
yor de esta intervención es la Constitu- ción la celebración de 1866 realizada sonería renace pero con otro rostro.
ción de 1863. Si los historiadores del si- en Bogotá a campo abierto. Una pues- De todas maneras, el conservatismo la
glo XX habían volcado toda su atención ta en escena de esa organización que había permeado, espiritualmente. Ese
sobre el Partido Liberal del siglo XIX tendrá fama de cerrada y misteriosa. proceso que advierte el lector no es
dejando de lado a la masonería como Al contrario, estos dos acontecimien- analizado ni captado por el autor. En
fuente ideológica, Arango Jaramillo de- tos muestran a la masonería como un lo sucesivo no se podrá hablar a secas
fiende la tesis de Gilberto Loaiza Cano movimiento político abierto y para el de una masonería por esencia liberal.
según la cual hablar de Partido Liberal público. Las celebraciones ritualizadas Ahora el espacio podría ser propicio
en el siglo XIX es erróneo y en su lugar le evidenciaban al adversario el peso para afrontar el proceso histórico des-
propone hablar de solidaridades reuni- político que significaba la organización de los partidos políticos y no desde las
das en torno a logias masónicas. Sos- para el poder establecido del general sociabilidades. Entraba el siglo XX y la
tiene que las tendencias liberales de la Mosquera. Durante toda la Segunda masonería resurgirá como en el XIX du-
época se agruparon y se expresaron en República Liberal del siglo XIX la ma- rante los gobiernos liberales, la perse-
la masonería. En realidad es al revés, sonería hizo presencia en la vida so- cución clero-conservadora ya no solo
son las tendencias masónicas las que se cial de entonces. Los funerales no se se ensañará contra masones, sino con-
expresan en el liberalismo y terminan quedaron atrás. Exposiciones de po- tra todo el espectro que signifique su
por constituirlo. Gerardo Molina, uno der constituyeron las honras fúnebres radicalización. El socialismo y el co-
de los historiadores del periodo (véa- de Ezequiel Rojas y de Juan de Dios munismo ocuparán el espacio propicio
se su trilogía sobre las ideas liberales Riomalo, en el siglo XIX, y la del gene- para la represión.
en Colombia), creía más en la impor- ral Benjamín Herrera en el siglo XX. En definitiva, se trata de la manifes-
tancia del Partido Liberal que en la de El libro de Arango es, además de to- tación de algunos aspectos, por lo re-
la masonería. Advertía la presencia de do, un vademécum de menuda infor- gular individuales, de la masonería en
dos tendencias liberales en este mo- mación, de detalles, y de lugares útiles la historia política e incluso cultural de
mento, solo que para él eran opues- e interesantes para quien tenga curio- Colombia. Pero no es una historia de la
tas entre sí y no como piensa Arango: sidad en los asuntos culturales del si- masonería en sí, aunque se dan pasos
“[…] los dos grupos en lo doctrinario e glo XIX. El autor inserta en el capítulo en ese sentido. Es posible que de existir
ideológico no tenían marcadas diferen- once un apasionante relato sobre “Re- más y mejor información proveniente
cias” [pág. 151]. Uno de los méritos de ligión, esoterismo y masonería en An- de documentos directos a lo mejor se
la historiografía de las ideas liberales tioquia”. Establece aquí las redes entre hubiese sabido más de esta sugestiva
en Colombia había sido ir más allá de espiritismo, masonería y otras corrien- organización. El autor es consciente de
la masonería en busca de corrientes tes existentes en el mundo antioqueño la precariedad historiográfica mayor
de pensamiento que hubieran influi- del siglo XIX y reconoce la influencia aún para el siglo XX. En los capítulos
do en la Colombia liberal decimonó- de la cultura negra en la supuesta An- concernientes se destaca el renacimien-
nica. El de Arango sería volver sobre tioquia de los blancos. to y fortalecimiento de esa asociación
la masonería como catalizador de las Somero tratamiento hace el autor durante los gobiernos liberales del si-
ideas progresistas en el país de enton- de la persecución por parte de Rafael glo, lo mismo que la presencia de fuer-
ces. Su entusiasmo partidario no tiene Núñez a la masonería en el llamado pe- tes divisiones en su interior. Pero no tu-
límites. Bien lograda la parte del libro riodo de la Regeneración. Claro: per- vo la masonería durante esa centuria
que aborda la Segunda República Li- secución de la masonería del interior un personaje protagónico como el caso
beral, el autor concluye: “[…] Colom- porque, según demuestra, con la car- del general Tomás Cipriano de Mos-
bia vivió durante el periodo de 1863- tagenera fue tolerante no solo por los quera en el siglo XIX. A diferencia de
1880 la etapa más intensa y productiva vínculos que con ella tenía su esposa aquellos tiempos cuando la masonería
de la vida cultural del siglo XIX. Hecho Soledad Román, sino por la declara- se expuso en grandes eventos, esta vez
inobjetable, fruto en gran medida del li- ción, que hicieran los masones de la ciu- el impulso solo llegó hasta los funera-
brepensamiento que fomentó y prohijó dad heroica, de fe católica, apostólica y les del general Benjamín Herrera. Los
la masonería” [pág. 190]. Lástima que romana. Baste decir que los gobiernos funerales de Enrique Olaya Herrera y
no haya demostración y sustentación de Núñez lograron socavar la maso- el de Eduardo Santos fueron funerales
de semejante tesis. Le basta al histo- nería, purgarla, por decir lo menos. El de grandes hombres de Estado, de emi-
riador Arango con la enumeración de autoritarismo del jefe regeneracionista nentes liberales, si acaso. Arango justi-
logros y no le da importancia al medio fue suficiente para que muchos maso- fica sus tesis haciéndonos creer que la
que hubo de permitirlos. nes iniciaran su camino por la brecha elección de Olaya en febrero de 1930
Significativos para Arango Jaramillo conservadora, sin retorno, que Núñez fue cosa de los masones y que el regre-
los rituales. Los apartes más trascen- había abierto para Colombia. Fue jus- so de los liberales al poder significaba
dentes de su narración giran alrededor tamente, casi con ironía, con un con- el suyo propio. Todo esto sería creíble
de los acontecimientos revestidos de la servador, Carlos E. Restrepo, que la si el autor nos hubiera explicado cómo,
pompa ritual como lo fueron la Con- masonería pudo restablecerse y oxige- dónde y cuándo. Por lo menos quienes
vención de Rionegro y la celebración narse para transitar por el nuevo siglo. nos han explicado las cosas desde la

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perspectiva de los partidos son mucho índice de nombres. Queda por saber-
más cuidadosos en la demostración y se en realidad quiénes eran los maso-
no se quedan en la simple declaración. nes en términos intelectuales, cuáles sus
Interesante, sin duda, el protagonis- lecturas y sus influencias; y sobre todo,
mo de Alfonso Romero Aguirre. A tra- cómo aquilataron su pensamiento ideo-
vés de su actividad como liberal-masón lógico a través de confrontaciones con
Arango cristaliza su tesis general: Ma- hermanos, con los otros liberales y con
sonería y no liberalismo. Un documen- los adversarios del conservatismo, del
to como el que anexa: “Presencia de la socialismo y del comunismo.
masonería ante los problemas del pue-
blo colombiano”, redactado por Rome- César Augusto Ayala Diago
ro en 1945, en pleno reflujo de la Re- Departamento de Historia,
pública Liberal, es la prueba reina del Universidad Nacional de Colombia
interés de la masonería por resolver
los principales problemas nacionales.
Sus contenidos son, sin duda alguna,
revolucionarios y es muy posible que
hayan influido en el arsenal ideológico
del gaitanismo en pleno auge y del cual
Romero no era ajeno. También, es muy
posible que la radicalización ideológi-
ca del sector gaitanista y su llegada al
poder interno del partido en 1947 haya
opacado a la masonería y catapultado
al Partido Liberal.
Muchas reflexiones se hacen con la
lectura de este texto. Si todo el pensa-
miento democrático, el de extirpe libe-
ral y radical de izquierda, nació con la
masonería o gracias a ella, y si esta fue
tan fuerte como lo constata el autor,
eso querría decir que este fenómeno
en la historia de las ideas democráti-
cas en Colombia le habría hecho tre-
mendo daño a nuestra historia intelec-
tual. Porque habría opacado y frenado
otras corrientes de pensamiento pro-
gresista que en el resto de América
Latina se abrían espacio, comenzando
por el positivismo y el marxismo. ¿O
será que todo iba a dar al costal de la
masonería? Si fuera así, ¿cómo salían
procesadas las ideas de ese costal? Di-
fícil ejercicio el que resta: ¡depurar las
ideas! El significante masón colocado
como epíteto o como adjetivo convier-
te tan interesante investigación en un

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