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UNIVERSIDAD NACIONAL DE SAN AGUSTIN

FACULTAD DE ARQUITECTURA Y URBANISMO

REALIDAD NACIONAL
EL ORIGEN DEL HOMBRE - CHARLES DARWIN

ALUMNO:
PACSI HUANACO JUNIORS MAYCOL

FECHA:
01 / 10 / 2018
UNIVERSIDAD NACIONAL DE SAN AGUSTIN / REALIDAD NACIONAL GRUPO: B
FACULTAD DE ARQUITECTURA Y URBANISMO / EL ORIGEN DEL HOMBRE - CHARLES DARWIN

ALUMNO: PACSI HUANACO JUNIORS MAYCOL / FECHA: 01 / 10 / 2018

EL ORIGEN DEL HOMBRE


Charles Robert Darwin

RESUMEN DE LA OBRA
Con su publicación, la teoría de la evolución produjo un gran impacto en la sociedad de su tiempo. La teoría de
Darwin generó gran polémica en diversos ámbitos sociales. Su teoría propone un origen no sobrenatural de la
vida y las especies, y considera que la especie humana está sometida a las mismas leyes que el resto de los
animales, incluyendo la selección natural.
Este libro es el inicio de la teoría de la evolución por medio de la selección natural. Lo que significa que el
medioambiente donde viven los seres vivos ofrece recursos limitados. Los organismos compiten por ellos y los
que consigan adaptarse mejor al medio lograrán más recursos y se reproducirán más y mejor

I. CAPITULO. Pruebas de que el hombre desciende de una forma inferior.


Este capítulo inicial se dirige a poner en evidencia similitudes entre el hombre y algunos animales: en la forma
del esqueleto, enfermedades, sistema nervioso, órganos, ciertos sentimientos o emociones, etc. El autor quiere
mostrar que el hombre es el descendiente evolucionado de una forma inferior. Principalmente rescata la
evolución en cuanto a la conformación corporal, y sobre todo a la conformación intelectual. Darwin concluye
que “el hombre y todos los demás vertebrados han sido construidos según un mismo modelo general “; propone
que todos ellos tienen un origen común, y niega la idea de que fuesen el producto de actos creativos separados.
Y este es precisamente el núcleo de la argumentación científica de Darwin: dos cosas semejantes tienen un
origen común; argumento enriquecido con una multitud de datos que en realidad sólo evidencian semejanzas
entre los seres vivos de la naturaleza, pero que no necesariamente prueban un mismo rigen.

II. CAPITULO. Facultades mentales del hombre y de los animales inferiores


En este capítulo analiza la considerable diferencia de las facultades mentales del hombre sobre las de los
demás animales inferiores. Todas las facultades mentales son el resultado del desarrollo de instintos que se
adquirieron por la selección natural de variaciones a partir de instintos más simples. Las causas por las que
surgieron esas variaciones son desconocidas para Darwin. Darwin estudia las facultades más intelectuales,
imaginación, razón, etc. y concluye que también existen en animales superiores. El desarrollo del lenguaje
habría perfeccionado la inteligencia. Por tanto, concluye, ninguna de las facultades intelectuales impide que el
hombre se hubiera desarrollado a partir de una forma inferior.
También en este capítulo analiza la creencia en Dios, y piensa que, no se puede demostrar racionalmente su
existencia, mas bien reconoce que el hombre ha fomentado en su evolución la creencia de distintas costumbres
y supersticiones extrañas “; éstas son consecuencias indirectas de las facultades más elevadas del hombre y
“pueden ponerse al lado de los errores incidentales de los instintos de los animales inferiores “.
UNIVERSIDAD NACIONAL DE SAN AGUSTIN / REALIDAD NACIONAL GRUPO: B
FACULTAD DE ARQUITECTURA Y URBANISMO / EL ORIGEN DEL HOMBRE - CHARLES DARWIN

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III. CAPITULO. Las facultades mentales del hombre y de los animales inferiores. (Continuación).
Ahora analiza y sostiene que la diferencia más importante para distinguir al hombre de los demás animales esta
sería la conciencia; con la conciencia moral, y ésta con el sentimiento del deber. Para fundamentar esto, parte
de que la sociabilidad es una característica del hombre también poseída por otros animales, y piensa que las
líneas de conducta nacieron en los primeros antepasados del hombre a partir de sentimientos innatos de
amistad y de simpatía fortalecidos por el hábito e iluminados con la luz de la razón.
Sostiene que el sentido moral originó el deseo de ayuda a los demás. Así el hombre llegó a estar sometido a
reglas morales; las normas superiores están pues basadas “en los instintos sociales, y se refieren a la
prosperidad de los demás. Y el mayor grado de cultura moral se adquiere cuando el hombre domina sus
pensamientos y los mantiene alejados de las acciones malas que hizo.

IV. CAPITULO. Modo como el hombre se ha desarrollado de alguna forma inferior.


Aquí se muestra cómo es posible que un simio haya podido transformarse en hombre, variando características
físicas y morales. Admite que no es posible tener pruebas directas demostrativas, pero que sí puede
establecerse que el hombre varía actualmente, debido a ciertas causas y obedeciendo a las mismas leyes
generales que determinan la variación en los animales inferiores. Piensa que los primeros antecesores del
hombre, como todos los demás animales, tenderían a multiplicarse mucho más de lo que permitirían sus medios
de subsistencia, con lo que estarían expuestos a una lucha por la existencia, y, por tanto, “se hallarían sujetos a
la inflexible ley de la selección natural”. De este modo, las variaciones ventajosas se habrían conservado de
manera accidental o habitualmente y se habrían transmitido a la descendencia. Las perjudiciales se eliminaron.
Existe la duda si el hombre provendría del chimpancé o del gorila, ni si sus antepasados eran más fuertes o
menos que los humanos actuales; sin embargo, la característica poco favorable de los hombres se ve
contrarrestada por las fuerzas intelectuales y por las aptitudes sociales. Concluye Darwin que los hombres
pudieron alcanzar la elevada posición que actualmente ocupan gracias a la ley de la supervivencia de los más
aptos, combinada con la de los efectos hereditarios del hábito.

V. CAPITULO. Desarrollo de las facultades morales e intelectuales en los tiempos primitivos y en los
civilizados.
Ahora argumenta que el principal, pero no exclusiva razón de su evolución es debido a sus facultades
intelectuales. El progreso de éstas fue ayudado y modificado de manera importante cuando los antecesores del
hombre se hicieron sociales. Las cualidades sociales “han de haber sido adquiridas por los antecesores del
hombre por selección natural, unida al hábito hereditario”. El sentido moral o conciencia “es un sentimiento
complicado que nace de los instintos sociales; está principalmente dirigido por la aprobación de nuestros
semejantes; lo reglamenta la razón, el interés, y en los tiempos más recientes, los sentimientos religiosos
profundos; y lo fortalece la instrucción y el hábito”.
Un importante obstáculo se opone al progreso de los hombres de una clase superior, y consiste en el hecho de
que los individuos prudentes se casan más tarde para procurar mejor su subsistencia y la de sus hijos,
mientras que los individuos disolutos se casan en una edad temprana, con lo que tienen un número mayor de
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hijos. Darwin señala más adelante que la Iglesia habría tenido una influencia funesta, pues en las épocas
pasadas los hombres distinguidos por su inteligencia sólo encontraban refugio en ella, donde se exigía el
celibato; y la Inquisición quemó o encarceló a los hombres dotados de un espíritu más independiente y atrevido.
De donde “el mal que ha causado así la Iglesia católica es incalculable”. Piensa que la selección natural procede
de la lucha por la existencia, y ésta de la rapidez de la multiplicación; de aquí resulta que la nación dotada de
individuos cuya descendencia fuese de inteligencia elevada prevalecería sobre las demás. Pero el combate por
la vida que lleva inevitablemente a la lucha, produce en las naciones civilizadas la miseria; por eso, Darwin al
final prefiere que el crecimiento de la población disminuya: “es imposible que no deploremos amargamente la
velocidad con que el hombre tiende a crecer en número”.

VI. CAPITULO. Afinidades y genealogía del hombre.


En el presente capitulo sostiene la clasificación de los primates atendiendo a similitudes morfológicas de
diversos caracteres, y establece su relación con el hombre. Establece los grupos Catarrino o monos del Viejo
Mundo, y el Platirrino para los monos del Nuevo Mundo. El hombre estaría situado dentro de los Catarrinos, por
lo que considera que representa una “ramificación del tronco simiano del antiguo mundo”. Dentro del grupo
Catarrino, el gorila, chimpancé, orangután e Hylobates, representarían un subgrupo a se (subgrupo
antropomorfo), con el que el hombre comparte grandes semejanzas.
Los Catarrinos y Platirrinos proceden de un antecesor común del que divergieron; y los antecesores del hombre
divergieron del tronco Catarrino. “Por otros rasgos particulares, tales como la falta de callosidades y de cola, y
la apariencia general, podemos deducir que el hombre debe su origen a algún antiguo miembro del subgrupo
antropomorfo”.
Para la conclusión de este capítulo describe las líneas evolutivas desde animales inferiores: el hombre
pertenece a los mamíferos con placenta; éstos debieron provenir de los sin placenta o marsupiales; y todos los
miembros del reino de los vertebrados (mamíferos, aves, reptiles, anfibios y peces) derivaron de algún animal
pisciforme, pues la clase de los peces es la más baja por su organización y antigüedad.
El mundo se habría ido preparando para la aparición del hombre, que debió su nacimiento a “una larga serie de
antecesores. Si un eslabón de esta cadena no hubiese existido, el hombre no sería exactamente lo que es
ahora”.

VII. CAPITULO. Las razas humanas.


El último capítulo, el autor rechaza la idea de quienes consideran las razas humanas como especies distintas.
Según él, todas las razas humanas descienden de un tronco primitivo, del que poco a poco se habrían ido
diferenciando. Prueba de ello es la semejanza en la conformación corporal y en las costumbres. Sin embargo,
sostiene que ese tronco surgió de un antepasado simiesco, que poco a poco se fue haciendo humano. Tratar de
saber en qué momento preciso surgió el hombre es según Darwin un asunto sin importancia e imposible de
fijar. Para finalizar en las últimas páginas del libro las dedica a estudiar las causas que originaron las distintas
razas, con argumentos simplistas. Entre esas causas, la selección sexual desempeñó un papel importante.
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CONCLUSIONES
Podríamos sacar diferentes controversias acerca de esta publicación. En el marco religioso, las reacciones no
fueron tan favorables. Hoy sigue siendo la teoría de la evolución darwiniana un ámbito de discusión en parte de
la comunidad cristiana, una parte de esta comunidad la rechaza al verla incompatible con el relato de la
Creación narrado en la Biblia, en el Libro de Génesis; mientras que otra parte, más liberal, la ha incorporado a
sus creencias, incluso la ve compatible con el hecho de que exista un creador y toma la selección natural como
un instrumento del diseño divino.
En esta época se genera un gran debate, en el que cogen todos los extremos, desde quien piensa que con esta
concepción de la evolución vamos a la brutalización de la raza humana, pasando por quien intenta reconciliar la
evolución con la fe y hasta quien organiza un club para luchar por liberar a la ciencia de los dogmas religiosos.
En definitiva, un partido en el que se enfrentaron científicos, filósofos y teólogos, y que permitió crecer en el
conocimiento y ampliar la visión sobre la historia natural.
La teoría de Darwin no fue aceptada por la comunidad científica como explicación del proceso evolutivo hasta el
primer tercio siglo XX. Actualmente constituye la base de la síntesis evolutiva moderna. Con sus modificaciones,
los descubrimientos científicos de Darwin aún siguen siendo el acta fundacional de la biología como ciencia.
La teoría de Darwin supuso una revolución del pensamiento, como lo fue la teoría planetaria de Nicolás
Copérnico, como lo fue Sigmund Freud por su explicación de la psique o como Albert Einstein por su teoría de la
relatividad. Cada cierto tiempo se producen estas sacudidas, estas revoluciones del pensamiento, que tanto
influyen hasta en el más común de los mortales.
La obra de Darwin es una continua lucha por acabar con la teoría de las creaciones especiales según la cual las
especies habían sido creadas separadamente. Pero el mensaje de Darwin va más allá, intenta determinar el
origen del hombre y su posición en la naturaleza. El origen de las especies resume en un sentido unitario un
enorme conjunto de hechos acumulados en los trabajos de naturalista que había hecho y condensa todos los
problemas sobre el tema conocidos en aquella época. El libro determinó una verdadera revolución del
pensamiento científico y filosófico, provocó el entusiasmo de numerosos naturalistas, pero también condujo a
una ola de críticas y de violentas polémicas. Una revolución que choca aún hoy en día con las fuerzas
reaccionarias y oscurantistas.

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