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Condiciones de validez
de las disposiciones testamentarias. Modalidades que pueden afectar a las dispocisiones
testamentarias.
El testamento contiene las disposiciones de última voluntad del testador, el cual puede contener
ordenaciones de tipo patrimonial y de carácter no patrimonial.
1) Las que se refieren a la universalidad de los bienes o a una parte alícuota de ellas.
2) Las que se refieren a una cosa singular o a un conjunto de cosas singulares que pueden ser
perfectamente determinadas e identificadas.
Art. 900 C.C. "Las disposiciones a favor de los pobres u otras semejantes, expresadas en general,
sin que se determine la aplicación o establecimiento público en cuyo favor se han hecho, o cuando
la persona encargada por el testador de determinarlo no puede o no quiere aceptar este cargo, se
entenderá hechas a favor del patrimonio de la nación". Si el testador tiene la intención de beneficiar
a los pobres deberá especificar a la institución a la cual desea dejar los recursos, porque de no
hacerlo así, se entenderá a la persona instituida como incierta y en dicho caso resultará
beneficiada la Nación. Las disposiciones del testador a favor de su alma, sin determinar la
aplicación o simplemente para misas, etc (Art. 899 C.C.). Se entenderá hecha a favor de la Nación.
2) Disposiciones fiduciarias:
Art. 897 C.C. "No se admitirá ninguna prueba para demostrar que las disposiciones hechas a favor
de una persona designada en el testamento son sólo aparentes, y que en realidad se refiere a otra
persona, no obstante cualquiera expresión del testamento que lo indique o pueda hacerlo
presumir.
Esto no se aplica al caso en que la institución o el legado se ataquen con hechos a favor de
incapaces por medio de personas interpuesta".
FIDUCIA: Es toda disposición mortis causa comunicada en secreto a una persona, denominado
fiduciario, que debe efectuar lo que le ha sido comunicado por el testador.
El testador confía a su heredero o legatario, en forma verbal y secreta, a que persona debía
transmitir los bienes de la herencia que está instituyendo a su favor. Es decir, que el fiduciario es
solamente un intermediario, un ejecutor de la voluntad del causante.
1) EL TÉRMINO:
El término se puede agregar a los legados, pero no a la institución de heredero, tal como lo
establece el artículo 916 C.C. en cuyo caso, se considerará no puesto en el documento y se reputa
sin obligación alguna: Esta figura es improcedente para la institución de heredero en vista de la
continuidad ininterrumpida de las relaciones del causante con el heredero, por lo que resulta ilógico
establecer un término para que el instituido comience a ser heredero. De igual forma la
irrevocabilidad de la aceptación de la herencia se opone a la figura del término.
Como el heredero sustituye al de cujus y dicha sustitución tiene lugar en el mismo momento en que
se abre la sucesión; es decir, al momento en que muere el causante, no cabe la posibilidad de
someter a término la institución de heredero, lo que contraría el principio de la continuidad
ininterrumpida de las relaciones del difunto, mediante la transmisión de éstas al heredero.
2) LA CONDICIÓN:
Ejemplo: Instituyo a Alejandro como heredero si Violeta se gradúa de Abogada: En este caso la
disposición es válida en vista que sólo hay una limitación, pues el tercero puede realizar el hecho
de graduarse, por tener un vivo interés, independientemente de que la herencia vaya o no a
Alejandro.
Este tipo de condiciones se entenderán como no puestas en el testamento, por lo tanto, ellas no
hacen que el acto quede sin efecto, sino que quedan sin efecto ellas mismas y se tendrá la
herencia o legado de manera pura y simple. Art. 914 C.C. Ejemplo: Instituyo a Freddy heredero si
baja una estrella.
EL MODO:
Existe una obligación modal cuando el testador pone a cargo del que haya sido instituido heredero
o legatario una obligación de dar, de hacer o de no hacer.
Art. 920 C.C. "Si el testador ha dejado la herencia o el legado, imponiendo al heredero o legatario
la obligación de no hacer o no dar algo, el heredero o legatario está obligado a dar caución
suficiente sobre el cumplimiento de aquella voluntad, a favor de quienes hayan de adquirir la
herencia o legado, para el caso de no cumplirse la obligación impuesta".
Representación hereditaria
El artículo 924 del Código Civil define el derecho de representación hereditaria como aquel que
tienen los parientes de una persona para sucederle en todos los derechos que tendría si viviera o
hubiera podido heredar. La doctrina ha hecho ver como aunque el Código habla de que los
representantes suceden al representado en realidad a quien suceden es al causante en cuya
herencia ocupa el puesto que le correspondería a la persona a quien representan. De este modo
se puede decir que en un herencia se puede suceder por derecho propio, que es el que ostenta el
heredero, sea legal o voluntario, que lo es en atención a sí mismo, o por derecho de
representación, que se produce cuando el llamamiento se realiza a favor de alguien para que
suceda al difunto haciendo las veces de la persona que debía heredar, en cuya posición se coloca.
A diferencia de lo que sucede con los descendientes, que no exige que existan ascendientes que
concurran con ellos, el derecho de representación en la línea colateral, que se limita a los sobrinos,
pasa necesariamente por que estos concurran con hermanos del causante, y ello porque faltando
todos los que tienen derecho a suceder el mismo pasa al siguiente grupo de los llamados por ley y
en tal caso los sobrinos heredarán por derecho propio y no por derecho de representación; en el
ejemplo anterior, si premueren todos los hermanos, los sobrinos heredarán por ser el siguiente
grupo de parientes llamados a la herencia pero lo harán por ser ellos los herederos, con lo que su
participación en la herencia será igual para todos, así lo establece el artículo 927 del Código Civil.
El representante hereda de forma directa del causante, no a través del representado cuya
función es solo la de individualizar a los que tienen tal derecho, es por ello por lo que ha de
tener aptitud para heredar al causante aunque puede no tenerla para ser heredero del
representado de tal manera que si respecto del representado concurre en el representante alguna
causa de indignidad para suceder, o aquel ha desheredado al representante, su derecho respecto
de la herencia del causante no se ve afectado.
El derecho a suceder en representación de otro parte de la base de que el llamado en primer lugar
no ha sucedido al causante por causas ajenas a su voluntad y es por ello por lo que en caso de
repudiación de la herencia el derecho de representación no existe, pero sí en aquellas ocasiones
en que el representado no hereda por estar incurso en causa de indignidad o por haber sido
desheredado, en ambos supuestos la causa de que no suceda es imputable al llamado en primer
lugar; así lo establece el artículo 929 del Código Civil que señala que no puede representarse a
una persona viva en los casos de desheredación o incapacidad, aunque en realidad se refiere a la
indignidad para suceder. Por lo tanto el derecho de representación en la sucesión intestada, se
produce: 1º cuando no se hereda por premoriencia y 2º si la razón de no suceder es la
desheredación o la indignidad.
Aunque no se menciona en la parte que regula el derecho de representación existe, siguiendo las
reglas generales del Código Civil, otro supuesto en que se da el derecho de representación y es
cuando existe una declaración de ausencia o fallecimiento. En tales ocasiones no existe una
prueba de la muerte del representado, pero puesto que tampoco existe prueba de que viva, su
puesto lo ocuparán quienes tengan derecho a representarle.
En caso de repudiación de la herencia, y conforme al artículo 923 del Código Civil, los parientes
más próximos se reparten la parte que le correspondía a quien repudió, es el derecho de acrecer.
Si concurren varios del mismo grado que el repudiante todos ellos heredaran por partes iguales; si
concurren varios del grado siguiente con el único del grado anterior que repudia la herencia,
heredarán todos aquellos por derecho propio pero no por representación, pero no los sucesores de
quien repudió.
Puesto que los representantes ocupan el mismo puesto que tendría su representado tienen las
mismas obligaciones que este en el supuesto de que hubiera llegado a heredar; en particular han
de colacionar los bienes que el heredero recibió y que sean colacionables, además de traer
también a colación los bienes propios que queden sometidos a tal obligación, así lo dispone
el artículo 1.038 del Código Civil.
Cuando hablamos de la sucesión testada la ley solo regula el derecho de representación cuando
se trata de descendientes pero no en el supuesto de colaterales, ello significa que aquellos que el
causante dejó a su heredero, si éste no puede llegar a tomarlo, pasará por derecho de
representación a sus sucesores y en caso de que no existan, o no puedan heredar, o repudien la
herencia, esa parte pasará a acrecer la cuota que les corresponda a los demás herederos.
El que no exista derecho de representación en la línea colateral puede producir situaciones que
pueden resultar injustas porque si se instituye herederos a los hermanos, y uno de ellos premuere
al causante, puesto que no existe derecho de representación los sobrinos del causante hijos del
hermano premuerto, no heredan, sino que la parte que corresponde al heredero premuerto acrece
la parte que les corresponde a los demás hermanos, pasando luego a sus hijos, sobrinos también
del primer causante.
Parece evidente que el hecho de que la ley no establezca un derecho de representación más allá
de la línea descendente no significa que el testador no pueda establecerlo por vía de testamento y
puede hacerlo en iguales términos que se prevén en la ley, o incluso ampliando los supuestos a
algunos de lo que no se contemplan; así puede simplemente designar heredero con derecho de
representación, en cuyo caso será de aplicación la normativa que regula este derecho en la
sucesión intestada, pero puede ampliarla a los supuestos de repudiación de la herencia. Este es,
sin duda, uno de los modos en que se puede corregir la posible injusticia que se origina cuando se
designa heredero a personas respecto de las que la ley no concede derecho de representación, a
que antes se hizo referencia.
Se trata de una posibilidad sin duda polémica e incluso insólita que es defendida por algún autor,
como Albaladejo, para quien el testador puede conceder ese derecho no solo cuando existe
sucesión testada sino también intestada; así puede establecer que tengan derecho de
representación quienes sean sucesores de sus sucesores abintestato y no hacer ninguna otra
disposición en su testamento. En tal caso, a juicio de este autor, no existe sucesión testada puesto
que la disposición testamentaria se hizo no para designar sucesores sino solo para establecer ese
derecho.
A ello se puede oponer que desde el momento en que señala que el derecho de representación se
establece para sus sucesores legales sí que está señalando quienes han de sucederle, si bien lo
hace con remisión a la ley, en ese caso lo que se dará es un orden sucesorio igual al marcado por
el Código Civil e incluso se puede decir que los instituye a todos ellos, lógicamente que vivan en el
momento de la apertura de la sucesión, por partes iguales, sin perjuicio de los derechos de quienes
sean legitimarios, de tal manera que los parientes no legitimarios, o los legitimarios que no
sucedan por haber otros con mejor derecho, así los ascendientes cuando existan descendientes,
concurrirán con los legitimarios, heredando lo que a cada uno le corresponda según las reglas de
la sucesión legitima o forzosa.