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EL CICLO DE DESARROLLO HUMANO: PINCELAZOS DE UNA VIDA

Por Rita Arosemena P.


01/11/2016
El ciclo de desarrollo humano es un proceso vitalicio en el que intervienen tanto fuerzas de
orden biológico como experiencias ambientales que van manifestándose a lo largo de diversas
etapas, desde la fase prenatal (de formación del ser humano dentro del útero de la madre) hasta
la vejez.

Antes del nacimiento, el individuo no solo está expuesto a agentes tóxicos que la madre pudiese
transmitirles debido a prácticas inadecuadas durante el embarazo (como el consumo de drogas y
alcohol), también está sujeto al estrés y a la ansiedad, factores susceptibles de influir en la
formación de su temperamento y extenderse incluso a la infancia y adolescencia.

Estudios han comprobado que la ansiedad y la depresión de una mujer durante el embarazo
pueden afectar el eje hipotálamo-hipófisis-suprarrenal (HPA, por sus siglas en inglés), sirviendo
como elemento predictor del trastorno por déficit de atención con hiperactividad.

Puede decirse, por ende, que la etapa prenatal sienta los precedentes físicos y temperamentales
del ser humano a lo largo de toda su vida. Pero ¿qué ocurre después del nacimiento? ¿Cómo va
conformándose la personalidad del individuo y qué elementos intervienen en el modelamiento de
su carácter?

Infancia y niñez

PARA ENTENDER AL ADULTO, HAY QUE CONOCER AL NIÑO

La etapa de infancia y niñez se caracteriza por cambios a nivel físico, motriz, cognoscitivo, moral,
lingüístico, social y de roles sexuales. No obstante, mientras que el desarrollo físico y motriz va
ligado al crecimiento biológico, el resto va de la mano de procesos mentales complejos. El
desarrollo cognoscitivo, por ejemplo, supone la adaptación del niño al ambiente y se subdivide,
según la teoría de Piaget, en cuatro etapas:

1. Sensoriomotora

Del nacimiento a los 2 años. Donde el niño solo es consciente y se focaliza en los estímulos
que se muestran inmediatamente frente a él.

2. Preoperacional

De los 2 a los 7 años. Donde el niño desarrolla juegos de fantasía en los que una columna
de sillas se convierte en un tren y agitar la mano es el gesto simbólico que hace sonar la corneta de
un ferrocarril.

También se manifiesta durante la fase preoperacional un egocentrismo natural ligado a


una dificultad para contemplar el mundo desde ángulos de percepción distintos. Es debido a esto
que un niño de 5 años permanecerá de pie frente al televisor aunque le tape la visión a un
espectador secundario. Puesto que él no experimenta ningún inconveniente para ver la pantalla,
asume que nadie más lo experimenta.

3. Operaciones concretas

De los 7 a los 11 años. En esta etapa, el individuo comienza a demostrar habilidades de


razonamiento lógico y se vuelve más consciente de los eventos que ocurren fuera de su mundo
interno, lo que le hace menos egocéntrico y más empático.

4. Operaciones formales

De los 11 a los 15 años. La última etapa de la niñez y la infancia según Piaget corresponde
a una mayor capacidad para el uso del lenguaje simbólico, es decir, de conceptos abstractos
esenciales para la comprensión del álgebra y la ciencia.

A esta edad, se espera que el individuo sea capaz de formular hipótesis, considerar
posibilidades y establecer relaciones entre conceptos como tolerancia y justicia.

LOS NIÑOS EN ETAPA PREOPERACIONAL EXHIBEN UN EGOCENTRISMO NATURAL LIGADO


A UNA DIFICULTAD PARA CONTEMPLAR EL MUNDO DESDE ÁNGULOS DE PERCEPCIÓN
DISTINTOS.

La teoría del desarrollo moral de Kohlberg


Según Lawrence Kohlberg, autor de la teoría del desarrollo moral, el razonamiento moral
se forma en tres niveles: preconvencional, convencional y posconvencional.

Nivel preconvencional

Se subdivide en dos etapas:

1. La etapa de castigo y obediencia (heteronomía), donde se toman decisiones para evitar el


castigo y no dañar objetos ni a personas. Es un enfoque meramente egocéntrico y no se
consideran las intenciones de los actos.
2. La etapa de propósito e intercambio (individualismo), donde las decisiones se basan en la
satisfacción de una necesidad, es decir, en el cumplimiento de un propósito que justifica el
acto. Se reconoce en esta etapa que cada individuo tiene intereses personales, por lo que
adquiere sentido el relativismo moral y la idea de velar por las necesidades de los demás
para que las propias puedan ser satisfechas.

Nivel convencional

Se subdivide en dos etapas:

1. La etapa de las expectativas, relaciones y conformidad interpersonal (mutualidad),


donde la premisa consiste en actuar siendo capaz de ponerse en el lugar del otro.
Intervienen los acuerdos, sentimientos y expectativas mutuas.
2. La etapa del sistema social y la conciencia (ley y orden), donde el individuo toma
decisiones con base en las normas de comportamiento establecidas por el sistema social.
Únicamente se considera permisible faltar a las reglas cuando estas perjudican o entran en
conflicto con otros deberes sociales preestablecidos. Adquiere especial importancia en
esta etapa el grado en que el individuo pueda contribuir a la sociedad o a su grupo de
pertenencia.

Nivel postconvencional

Se subdivide en dos etapas:

1. La etapa de los derechos previos y el contrato social (utilidad), donde el autoconcepto


individual responde al de una persona racional con valores y derechos que van más allá de
cualquier acuerdo social. La justicia consiste en reconocer y respetar la multiplicidad de
opiniones, pero también en respetar las normas para asegurar la estabilidad del contrato
social (excepto cuando se violentan valores o derechos previos, como la libertad y la vida).
La premisa es utilitarista: “lo útil es lo bueno”.
2. La etapa de los principios éticos universales (autonomía), donde el individuo considera,
desde una perspectiva racional, que todo sujeto debe reconocer de forma categórica la
libertad de los demás y respetar su esencia sin que ello deba suponer un interés personal
en sacar alguna ventaja. Las decisiones responden a principios éticos universales a los
cuales se llega por medio de razonamiento lógico (por ejemplo, La Declaración de los
Derechos Humanos).

La teoría de Kohlberg sobre el desarrollo del razonamiento moral posee, desde luego, una
laguna importante: la diversidad cultural.

Lo que Kohlberg propone es un modelo estándar que permita clasificar el grado de desarrollo
moral que presenta el individuo a lo largo del ciclo de desarrollo humano, no obstante, la
moralidad es un concepto enteramente sujeto al proceso de interpretación perceptual y a todos
los factores imparciales que esto conlleva.

Referencias: WebMD | Educalab.es

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