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Desde el punto de vista climático, la región marca la transición entre los climas templados secos de la zona
central de Chile y los climas templados lluviosos que comienzan a desarrollarse desde el borde sur de la
En la franja costera y en los sectores altos y laderas occidentales de la Cordillera de la Costa se presenta un
clima templado húmedo, con una humedad constante con precipitaciones que fluctúan entre 800 mm y 1.000
Hacia el interior el clima templado mediterráneo posee temperaturas más fluctuantes, donde las
precipitaciones alcanzan entre 1.000 a 1.500 mm anuales con un período seco de cuatro meses. Este
contraste es particularmente perceptible en el valle longitudinal, franja en la cual las temperaturas presentan
un mayor contraste entre día y noche. Su distribución predomina sobre toda la zona intermedia, bordes
En la Cordillera de los Andes por sobre los 1.500 metros de altitud se desarrolla el clima frío de altura con
abundantes precipitaciones, superando incluso los 2.000 mm anuales, lo que sumado a las bajas
Vegetación
La convivencia de Ñuble con el dominio templado mediterráneo permite la observación de las especies más
características de esta ecorregión, destacando ejemplares de la estepa como el espino (Acacia caven),
asociado con el boldo (Peumus boldus), el maitén (Maytenus boaria), el peumo (Cryptocarya alba) y el quillay
(Quillaja saponaria), todas especies que son parte de la vegetación esclerófila tradicional del centro del país.
Debido a alteraciones antrópicas, hacia el sur de la región, el bosque nativo y las especies autóctonas han
dado paso las plantaciones forestales de pinos y eucaliptus, los cuales alternan con los cultivos agrícolas.
En algunas secciones de la Cordillera de Los Andes, en la Punilla y en los bordes de los cauces medios de los
ríos más australes de Ñuble, aparece paulatinamente el desarrollo del bosque templado higromórfico, con una
marcada predominancia de especies como el roble (Nothofagus obliqua), el ciprés (Austrocedrus chilensis), el
raulí (Nothofagus alpina); y en los sectores con mayores altitudes es posible encontrar la lenga (Nothofagus
Hidrografía:La región del Ñuble se asocia principalmente al gran sistema fluvial del Río Itata, dren principal
que nace en la Cordillera de Los Andes, y que en su recorrido recibe los desagües de buena parte de las
La hoya hidrográfica del río Itata alcanza una superficie de 11.293 km2 y está formada principalmente por tres
cursos de agua: los ríos Itata, Ñuble y Diguillín. Posee una longitud de 180 km incluyendo dos ríos formativos:
el Cholguán y Huépil. Su régimen es mixto, ya que los principales afluentes nacen en la Cordillera y
Precordillera de Los Andes adquiriendo su aporte de los deshielos primaverales, además del aporte hecho por
las precipitaciones invernales. Este río cruza el valle longitudinal donde en su entrada presenta un gran salto
de agua que muestra el desnivel del terreno. Su caudal medio anual varía entre 30 y 67 m3, según sea el año
Respecto del Río Ñuble, es el principal dren en el transporte de las aguas de las cuencas cordilleranas de la
sección norte de la región. Subtendiendo una superficie de 4.774 km2, es el dren que recoge los aportes de la
sección norte de la región, incluyendo a sus tributarios: Río Chillán, Río Cato y Río Changaral.
El Río Diguillín por su parte es el principal curso que drena la sección latitudinal centro-sur de la región. Con
una cuenca de 1.386 km2, este río va colectando los aportes de los cursos cordilleranos, como el Estero
Renegado, para incorporar incluso aguas provenientes de otras cuencas mediante el canal Laja-Diguillín, y
que ha provisto de un suplemento de aguas destinadas al regadío a la zona.