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Una importante corrección a la teoría de las subculturas criminales se debe a Gresham M. Sykes y David
Matza. Esta corrección se obtiene por medio del análisis de las témicas de neutralización, es decir de
aquellas formas de racionalización del comportamiento desviado que son aprendidas y utilizadas a la par
de modelos de comportamiento y valores alternativos, de modo de neutralizar la eficacia de los valores y
de las normas sociales, a los que sin embargo el delincuente, en realidad, adhiere generalmente. A primera
vista, la teoría de Sykes y Matza se presenta como una teoría de la delincuencia alternativa a la de las
subculturas. En efecto -observan esos autores-,' el elemento característico de una subcultura criminal no
es, como afirma una teoría ampliamente acogida, un sistema de valores que signifique invertir los valores
difundidos en la sociedad respetuosa de laley y, por ello, "respetable". Aplicada a la delincuencia de
menores, tal teoría conduce a considerarla como forma de comportamiento basado en normas y valores
diversos de aquellos que caracterizan el orden constituido, y especialmente la clase media, y en oposición a
ellos, el modo en que el comportamiento conforme a la ley se basa en la adhesión a estos valores y a estas
normas. Pero esta oposiciói de sistemas de valores y de normas no siempre se da, ya que el mundo de los
delincuentes no está netamente separado sino más bien inserto, él también, en la sociedad, y además los
delincuentes están normalmente sujetos a mecanismos de socialización que no son de tal modo específicos
y exclusivos como para permitirles interiorizar valores y normas que son 'véase G. M. Sykes-D. Matza
[1957j, p. 664. la base del comportamiento conforme a laley. El análisis de los grupos de jóvenes
delincuentes demostraría, según esos autores, que el joven delincuente "reconoce", al menos en parte, el
orden social dominante en la medida en que advierte sentimientos de culpa o de vergüenza cuando viola
las normas de tal orden; generalmente admira a personas respetuosas de la ley, y distingue entre fines
adecuados e inadecuados respecto del propio comportamiento desviado. La explicación de esta "paradoja"
se halla, según Sykes y Matza, en una extensión del sistema de las "discriminantes" oficiales "bajo la forma
de justificación por el comportamiento desviado, consideradas válidas por el delincuente, pero no por el
sistema jurídico o por la sociedad entera".2 A través de estas formas especificas de justificación o de
racionalización del propio comportamiento, el delincuente resuelve, en sentido favorable al
comportamiento desviado, el conflicto entre las normas y los valores sociales que acepta al menos
parcialmente y las propias motivaciones para un comportamiento no conforme con ellos. De manera
semejante se realiza no sólo una defensa del individuo delincuente puesto frente a las reprobaciones que
provienen de su propia conciencia y de la de los otros una vez ejecutada la acción, como se admite
generalmente (es decir, una neutralización de ciertos aspectos punitivos del control social), sino también
una neutralización de la eficacia del control social sobre las motivaciones mismas del comportamiento.
Estas "técnicas de neutralización" son descritas por los autores según algunos tipos fundamentales: a]
exclusión de la propia responsabilidad, con la cual el delincuente se interpreta a sí mismo, más que activo,
como arrastrado por las circunstancias, y de tal modo "prepara la vía para la desviación del sistema
normativo dominante sin la necesidad de un ataque frontal a las n~rrnas";~ blnegación de la ilicitud:
reproduciendo casi una distinción tradicional presente en el pensamiento penal, entre delitos que son mala
in se y delitos que son sólo mala prohibita, el delincuente interpreta sus acciones sólo como prohibidas,
mas no como inmorales o dañosas, y aplica una serie de redefiniciones (por ejemplo, un acto vandá- lico es
definido como simple "perturbación del orden", un hurto de un automóvil como "adquisición a título de
préstamo", las batallas entre gangs como conflictos privados o duelos voluntarios sin importancia para la
comunidad); c] negación de la vz'ctima: ésta es vista como un individuo que merece el tratamiento sufrido,
lo cual no representa por ello una injusticia, sino un castigo justo; d] condena de aquellos que condenan, es
decir, la atención negativa dirigida a los hechos y a las motivaciones de los ciudadanos obedientes de las
leyes que desapmeban el comportamiento del delincuente y que son "hipócritas", así como a las instancias
del control social: la policía (que es corrupta), los maestros (que no son imparciales), los padres (que se
desahogan siempre sobre los hijos), etc.; el remisión a instancias superiores: con esta técnica, normas,
expectativas y deberes que se derivan de la sociedad en general, aun aceptados, se sacrifican en favor de
normas, expectativas y deberes de fidelidad y de solidaridad que se derivan de los pequeños grupos
sociales a los cuales pertenece el delincuente: los hermanos, e1 gang, el círculo de los amigos.