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Curso

Psicología Forense
Especializada en niñas, niñas y adolescentes
Mod. III Tema II

Efectos de invalidez y revictimización de la repetición


diagnóstica
Analía Castañer
Oficina de Defensoría de los Derechos de la Infancia A.C.

I. INTRODUCCIÓN

Todo niño, niña o adolescente que participa en un proceso de justicia posee características específicas de
acuerdo a la etapa de desarrollo en que se encuentre. Esta información cobra importancia en diversos
momentos en los que infancia y adolescencia entran en contacto con el sistema de justicia y particularmente
respecto de consideraciones específicas sobre la repetición diagnóstica.

La repetición de actuaciones del niño, niña o adolescente más allá de lo estrictamente necesario provocan
efectos nocivos para su recuperación emocional. Es desde este punto de vista que el o la psicóloga
necesitará proteger a la niña o niño en contacto con el proceso de justicia, dando sustento teórico y científico
a las razones por las cuales resulta nocivo.

En otro sentido, también vinculado al desarrollo infantil, la repetición diagnóstica provoca efectos negativos
por las características propias de la memoria infantil, aunado a entendimiento erróneo sobre las posibilidades
de acceder a información del diagnóstico psicológico. Si desde la justicia se solicita, por ejemplo, una
segunda intervención diagnóstica después de mucho tiempo de transcurrido el hecho como intento de
“extraer” más información del niño o niña, será errado llevar a cabo la intervención diagnóstica.

Y en último término, la repetición diagnóstica está proscrita específicamente desde la técnica y estándares de
validación de las pruebas psicológicas. En este sentido, existen limitaciones en el número de veces,
frecuencia y tiempo transcurrido entre una valoración y otra, contenidas y establecidas en cada prueba
psicológica.

El documento contiene una breve descripción de los efectos de la repetición diagnóstica a niñas, niños y
adolescentes, desde el punto de vista de la revictimización, desde el punto de vista de su inadecuación para

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las características infantiles, y desde la perspectiva de lo impropio de este accionar en tanto invalida la
aplicación de pruebas psicológicas.

II. LA REPETICIÓN DE PRUEBAS DIAGNÓSTICAS COMO REVICTIMIZACIÓN

La repetición de situaciones de evaluación provocan en cualquier sujeto evaluado altos niveles de estrés y
agotamiento, poco recomendables para la estabilidad psicoemocional del evaluado. Tratándose de niñas y
niños, el agotamiento y estrés experimentado durante pruebas psicológicas es mayor, dadas las
características vinculadas al control de emociones propias de su estadio de desarrollo.

En general, todo niño, niña o adolescente es dominado por las emociones, más que por la razón. Someterlo
a situaciones que le generan emociones como ansiedad, miedo, etc., no resulta adecuado.

Durante los primeros años de la infancia y la adolescencia, están aprendiendo a comprender y controlar
emociones (separarse de personas significativas, tolerar la angustia, confiar en las personas que les rodean,
controlar impulsos, etc.), y el éxito en el logro de tales tareas depende en gran medida de las experiencias
que tenga con adultos significativos y con el contexto en general. Experiencias repetidas de situaciones
altamente angustiantes no favorecen el desarrollo adecuado de niñas, niños o adolescentes, especialmente si
han vivido violencias y por el contrario, propician conductas como impulsividad, escasa tolerancia a la
frustración, escasa capacidad de espera, falta de empatía, dificultad de autocontrol, etc.

Como todo evento desconocido y de alta tensión, la participación en un proceso diagnóstico tendrá un
impacto importante en el niño o niña que provoca, cuando es realizado innecesariamente, una victimización
secundaria o revictimización. Los niños pequeños son altamente vulnerables a situaciones estresantes que
son vividas como traumáticas porque intensifican sentimientos de indefensión.

Tanto en el mundo del adulto como en el del niño/a, todo estímulo desconocido genera tensión ya que no
sabemos cómo enfrentarnos a algo que no hemos vivido y enfrentado antes. Se remueven aspectos
vinculados a la percepción de los propios recursos de afrontamiento, la percepción de auto-eficacia para
obtener el resultado deseado, etc. La angustia invadirá sin mediación alguna la realidad psicológica del niño o
niña, creando sensaciones de inseguridad, indefensión e incluso de daño inminente.

La afectación emocional por la repetición de evaluaciones diagnósticas se agrava si se considera que,


además del procedimiento en sí, el niño o niña deberá enfrentar el hecho de asistir a recintos generalmente
poco adecuados, atemorizantes y con personas desconocidas. La intervención diagnóstica probablemente
provoque que el niño o niña recuerde (y relate) el hecho con lo cual, debido a su imposibilidad de separar el
recuerdo (situación que ya sucedió en el tiempo) de la realidad actual (situación presente), revivirá y volverá a
experimentar lo que le sucedió. Y cualquier situación u objeto que le recuerde el hecho, vuelve a colocarlo en

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aquella situación. Cuanto mayor sea el tiempo de exposición y el número de veces a la situación traumática,
mayores serán los efectos victimizantes.

III. LO INAPROPIADO DE LA REPETICIÓN DIAGNÓSTICA CONFORME A LAS


CARACTERÍSTICAS DE LA MEMORIA INFANTIL

El apartado retoma información del libro El Niño Víctima del Delito, Fundamentos y Orientaciones para una
Reforma Procesal Penal, Oficina de Defensoría de los Derechos de la Infancia A.C., 2005, Griesbach, M;
coord..

La amplitud de la memoria va aumentando con la edad y, en general, es mejor en los adultos, cuando llega al
máximo de su desarrollo y se estabiliza1.

En el ser humano, pueden identificarse tres tipos de memoria:

- Memoria inmediata (información que permanece en nuestra memoria durante 10 segundos). Un


niño/a de cinco años posee y utiliza este tipo de memoria en forma equivalente a la de un adulto.

- Memoria a corto plazo (información que permanecen en nuestra memoria durante alrededor de 30
segundos). Los niños pueden retener menos cantidad de objetos con este tipo de memoria, y la
velocidad con que pueden representar objetos y evocarlos es menor.

- Memoria a largo plazo (información que queda almacenada en nuestra memoria pasados 30
segundos, y puede recuperarse aunque haya transcurrido un periodo de tiempo). Este tipo de
memoria merece especial atención, ya que marca de manera más tajante, la diferencia en la
capacidad de recordar de un adulto respecto de la de un niño o niña:

La posibilidad de recordar un evento, detalle, concepto, etc., durante la infancia y adolescencia depende de
múltiples factores. Principalmente depende de:

- La manera en que se codificó la información (cómo impactó el estímulo en los sentidos).


- La manera como se registró y almacenó la información (cómo se interpretó, si se asoció con
información existente, etc.).
- La manera como logra recuperarse la información.

1 Delval, Julio (1983) Crecer y pensar. La construcción del conocimiento en la escuela. México: Editorial Paidós
Mexicana, s.a.

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Los adultos poseen las habilidades necesarias para explotar, mejor que los niños o niñas, estos dos últimos
aspectos. Por ejemplo, pueden utilizar estrategias para intentar recordar algún evento: pensar cómo se
suceden los acontecimientos de acuerdo con las rutinas diarias, asociar eventos nuevos con conocimientos
ya adquiridos y priorizarlos, incluso organizar voluntariamente en grupos o categorías la información, para que
sea más sencillo evocarla.

En resumen, con mayor edad (y mayores recursos cognitivos), se aprende a desarrollar y utilizar
efectivamente estrategias para recordar mejor. Durante la infancia y adolescencia, no tiene sustento, en las
capacidades de desarrollo con las que cuentan, la idea de que puedan evocar información de eventos
ocurridos hace tiempo atrás.

La solicitud de repetición de diagnóstico, con intenciones de “recuperar más información de la memoria de un


niño o niña” cuando ha transcurrido tiempo desde el evento, deberá recibir información por parte del o la
psicóloga en el sentido de lo inapropiado del pedido y la sugerencia de la consideración de aquella
información que conste en el expediente, cercana temporalmente a los hechos.

IV. INVALIDACIÓN DE PRUEBAS PSICOLÓGICAS APLICADAS REPETIDAMENTE

La repetición de la toma de pruebas psicométricas2 y proyectivas3 a un mismo sujeto es altamente perjudicial,


tanto para la integridad psicoemocional del sujeto ya mencionada, como para la validez de los procedimientos.
La afirmación anterior se sustenta en los siguientes argumentos:

• La confiabilidad y validez interna de los instrumentos hace innecesaria la repetición.


• La repetición de aplicación de reactivos en un mismo sujeto provoca la invalidación de la segunda
toma.

a) Sobre la falta de pertinencia metodológica de la repetición de pruebas psicométricas

La psicología es una ciencia, y como tal, para medir las características psicológicas de las personas utiliza
como instrumentos los tests (que pueden ser proyectivos o psicométricos). Estos últimos utilizan el concepto
de medición y tienen su fundamento en la psicometría, que sostiene científicamente el supuesto que indica

2 Se abordará con precisión la definición y tipos de pruebas psicométricas en el módulo sexto del curso.
3 Las pruebas proyectivas buscan recolectar información sobre la dinámica psicológica inconsciente de los sujetos, que
se “refleja” en la producción del individuo, por medio de dibujos o de reactivos indefinidos ante los cuales se solicitan
respuestas de los evaluados.

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que los rasgos y estados psicológicos pueden cuantificarse y medirse, es decir, se les puede asignar un valor
numérico. Por ejemplo: edad mental, cociente intelectual, etc.

La repetición de pruebas psicométricas no tiene justificación metodológica ya que se trataría de la aplicación


de los mismos reactivos. La consistencia interna de los tests psicométricos respecto a su fiabilidad y validez
los hace suficientemente confiables. Esto implica que no se requiere repetir la prueba para “convalidar” los
resultados4.

La validez de una prueba es el grado en que esta mide lo que se intenta medir, y está estipulada y
garantizada al momento en que se estandariza una prueba. El coeficiente de confiabilidad de un test, por otra
parte, señala la cuantía en que sus medidas están libres de errores casuales o no sistemáticos. En base a
ello se asegura que, si la prueba se realiza de acuerdo a los estándares metodológicos, las respuestas se
refieren al sujeto evaluado y no hay razón que justifique la repetición de la misma5. Una prueba aplicada por
un perito con formación suficiente para la aplicación y análisis de pruebas psicológicas, que siguiera los
estándares de aplicación de manera correcta, arrojará los mismos resultados si se aplica a un mismo sujeto.

b) Sobre la imposibilidad metodológica de repetir evaluaciones

En términos generales, la repetición inmediata de pruebas psicométricas y proyectivas en un mismo sujeto,


provoca la invalidación de la segunda toma. La labilidad en los resultados de pruebas tomadas como “retest”
provoca la invalidación de los resultados obtenidos en segundo término.

La posibilidad de realizar retests en un mismo sujeto está determinada metodológicamente, y requiere, en


términos generales, de un periodo de tiempo variable entre 6 meses y un año, dependiendo de la prueba.

Por ejemplo, tests psicométricos para evaluar inteligencia,como el Weschler, requiere el transcurso de un
año 6 para evaluar la posibilidad de retest en un mismo sujeto. Tests para evaluar personalidad, como el
Minnesota, requiere de un periodo de tiempo no menor a 6 meses7 antes de evaluar la posibilidad de realizar
una segunda toma sin que resulte invalidada.

4En los casos en los que se requiere una reevaluación, se estipula que se evalúe a los sujetos con diferentes reactivos.
Este escenario presenta la dificultad de que algunos tests, altamente validados como referentes en la materia que
evalúan, como el Minnesota, por ejemplo, son difícilmente reemplazables por tests de personalidad de igual peso en
cuanto a su confiabilidad, validez, amplitud y precisión de la información que arroja.
5 La confiabilidad y validez de los reactivos contenidos en un test psicométrico ya han sido comprobados, asegurando su
rigor científico. Esto significa que la prueba ha pasado por comprobación científica asegurando con diferentes sujetos la
precisión con la que sus reactivos permiten que mida lo que debe medir.
6 Para mayor información, consultar el manual de aplicación del Test de Inteligencia de Weschler para Adultos–WAIS-.
7 Para mayor información, consultar el manual de aplicación del Inventario Multifacético de Personalidad de Minnesota.

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Respecto de tests proyectivos 8 de personalidad, existen también consideraciones metodológicas que dan
sustento a la imposibilidad de repetir la aplicación en los mismos sujetos. Tomando como referencia el Test
de la Figura Humana de Karen Machover, no es metodológicamente posible realizar una segunda toma antes
de transcurrido un año9 desde la primera.

Por otra parte, aparece en la bibliografía especializada, el hecho de que existen variables que afectan la
confiabilidad de los tests. Se define como “error causal” o “no sistemático” en la toma de tests psicométricos,
a aquel que interviene cuando se afecta la confiabilidad de un test psicométrico por variables vinculados con
la fatiga, motivación, familiaridad con la prueba10, etc.

Dadas las características infantiles y adolescentes, someterse a más de una evaluación psicológica,
inevitablemente causará fatiga. Si se considera que la capacidad de mantener atención de un niño o niña es
de alrededor de 15 minutos, implicará un gran esfuerzo y gasto de energía sostener la evaluación y mucho
más, si se le somete en más de una ocasión.

8 Entre los tests proyectivos de personalidad se encuentran aquellos en los cuales el sujeto enfrenta un reactivo
(manchas en el caso del test de Rorschach, láminas en el caso del CAT, etc.) ante las cuales debe producir respuestas;
o aquellas en las que se solicita al individuo la realización de un dibujo en una hoja en blanco.
9 Para mayor información, consultar el manual de aplicación del Test de la Figura Humana de Karen Machover

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La falta de confiabilidad de un test psicométrico esta en relación con la intervención del error. Se considera que el error
es cualquier efecto irrelevante para los fines o resultados de la medición que influye sobre la falta de confiabilidad de tal
medición. El error es de dos tipos: a) Error constante (sistemático), que se produce cuando las mediciones que se
obtienen con una escala son sistemáticamente mayores o menores que lo que realmente deben ser. b) Error causal (al
azar o no sistemático), que se produce cuando las medidas son alternativamente mayores o menores de lo que
realmente deben ser. Este último tipo de error interviene cuando se afecta la confiabilidad de un test psicométrico. Este
error tiene que ver con la salud, fatiga, motivación, tensión emocional, fluctuaciones de la memoria, condiciones externas
de luz, humedad, ventilación, calor, distracción por problemas del momento, familiaridad con la prueba, que presenta el
examinado al momento de dar el test (Rey, 1972; Brown, 1982).

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