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Teología significa literalmente hablar de Dios o discurso sobre Dios, pero ¿de qué Dios? La problemática que
se enfrenta la teología hoy es acerca de promulgar una disertación de Dios desde el cristianismo y proyectarla
a todas las religiones, como las orientales por ejemplo; este es su fin misionero. Sin embargo todos los
pueblos tienen su identidad de Dios, basadas en sus mitologías y con su espectro ritual especifico basado
muchas veces en tradiciones milenarias. Sin mencionar la religión personal. Por lo tanto hay tantas
experiencias religiosas como hombres hay sobre la tierra.

Las tradiciones judeocristianas ha diseminado la experiencia salvífica en la figura de un Dios que es


ontológico y actuante en la historia: un Ser Supremo. En esta instancia estamos ante el problema del ente y
filosóficamente presenta las complejidades expuestas como bien lo planteó Heidegger. ¿Es Dios un ser?
tenemos que responder que el Dios de los judíos, Yahvé, el de los cristianos (católicos, ortodoxos y
protestantes), Cristo y el de los musulmanes, Alá son seres, Supremos, pero seres al fin.

A esta configuración se le llama teísta. El teísmo es creer en un Dios personal separado de uno (que está en el
cielo) y desde allí nos observa, da sus leyes, nos recompensa o castiga (culpa), y se mediatiza en la mayoría
de los casos con el servicio a la estatua ±pueden ser muchos Dioses como en el politeísmo o un solo como en
el monoteísmo-. Oriente no es ajeno de esta forma de representación. India esta atestada de ermitas y templos
con representaciones de sus divinidades y la puja rebasa lo imaginado en sacrificios y abluciones. Lo mismo
encontramos en China y Japón (los kami) y qué decir de las religiones de tradición (América, Oceanía y
África), con su conjunto numinas como los Orixas y Exus, pero reconociendo a un Gran espíritu como
Olorum o al Manitu o el Gran alce Negro.

La excepción en India (Brahmanismo y budismo), como en el extremo Oriente es que algunas tradiciones
espirituales van más allá de ente (
e intuyen a Dios desde el no-ser (

. Para el Occidente (como para el
teísmo en general) el lenguaje religioso debe articularse desde Parmenides y el problema del ser, es decir, del
ser se puede hablar, es mostrado, de ahí las tradiciones reveladas. Nietzsche lo demostró en el exhaustivo
estudio que realizó de los Dioses griegos. Sin embargo desde Oriente y su idea del no-ser nada se puede decir
de él, es una articulación apofática, es decir hablar de Dios a partir de lo que no es. A este lenguaje se le llama
místico y es llevado a su máxima expresión en el budismo con sus escuelas del vacío.

Es por ello que la mística occidental es local y por lo general no crea reformadores ni iniciadores de nuevos
caminos, sino una espiritualización del mismo. Un característica de la religiosidad en esta era posmoderna es
que ya no tenemos al cristianismo como la ³única´ religión verdadera sino que ahora el abordaje del tema es
más comprensivo y ecuménico. A raíz de esto es que se hace necesario producir un nuevo discurso de Dios,
que en este caso sea universal y adecuado a los nuevos requerimientos. Para ello es preciso repasar la
cosmovisión de dos pensadores y lograr al estilo hegeliano una síntesis conclusiva: Feuerbach y Barth.

La razón de citar estos pensadores es que Feuerbach postulo lo inmanente mientras que Barth lo trascendente.
En este doble sustrato paradójico nos vamos a mover para intuir un paradigma de Dios que sea adecuado para
aplicar a todas las tradiciones religiosas y que sirva como discurso para posteriores estudios sobre esta
temática.

Feuerbach (1804-1872) fue discípulo de Hegel y un gran representante de la izquierda hegeliana, inicia así un
humanismo materialista y ateo que abrirá el camino a Marx. Pero la obra de Feuerbach que nos interesa es
con relación a la religión. En su libro ·
  
   
´ desarrolla una crítica radical de este y de
la religión en general. Opina que la religión cree ser una relación del hombre con Dios pero en realidad es una
relación del hombre consigo mismo, con su esencia, pero proyectada. Objetivada se la considera como una
relación con otro ser. Es la unión de lo finito y lo infinito dentro del marco del propio ser. La religión, según
palabras de Winnicott, es la relación solemne de los tesoros ocultos del mismo hombre, no hay trascendencia.

Sin embargo, los estudios desde Schleiermacher en adelante, pasando por la obra de Rudolf Otto, ³ 
´,
exponen que este sentimiento es inherente a la experiencia religiosa. Pero en Feuerbach este sentimiento será
análogo a la dependencia de la naturaleza. Nos hace recordar las palabras de Borges donde dice que ³Dios es
la mayor creación de la literatura fantástica´.

Xavier Zubiri distingue dos momentos es lo que llama ³la dimensión teologal del hombre´: el sentimiento de
ser en sí mismo que lo llama ³deidad´, para lo cual toma el paradigma heideggergiano, y admite un segundo
momento de proyección interior que él lo llama ³religación´. Aquí estamos ante un tipo de análisis
fenomenológico husserliano. La deidad (ser en sí mismo) se religa con ³alguien más´ (el ser y lo otro) que
tiene su origen en su 
  y se proyecta a un término cuya estructura es un campo misterioso.

Barth (1886-1968), en su comentario a los Romanos, reconociendo esto lo llama desde su teología Dios. Dice
que Dios está más allá del mundo, es lo totalmente otro, como una tangente que toca el extremo del círculo, es
su frontera, está más allá de todo, más allá de la religiosidad y de los logros humanos.

Por lo que concluimos para construir nuestro paradigma de Dios que en pensamiento de Feuerbach es intra
(interior) y en el pensamiento de Barth Dios es supra (está más allá de todo). Dios es muy mío pero a la vez,
paradójicamente es muy otro (supra). Esto expone que el hombre viva a Dios como una relación entre un
sujeto y un término.

Explica además, que cuando analizamos el campo de la religión comparada, vemos a dos sustratos
interpuestos: uno se lo ve a Dios como un ser (afuera), de ahí el fenómeno simbólico de mediatizar la
experiencia del misterio (estatua, representación, símbolo, etc.) y una segunda configuración es ver a un Dios
que subyace, que no es, del que nada se puede discursar, lo apofático, el Brahmán, el Tao (Dao), el En-Sof
(antes que
), la Talidad, más allá del ser, el Supra ser. En algunas culturas como la semita/latina, se ha
confundido en Ser Supremo (Yahvé, Cristo, Alá) con el Supra Ser de las culturas orientales, dándole
personalidad y atributos al absoluto, lo que es un nivel de pensamiento sin recursos metafísicos, lo que
empobrece la experiencia deística, vaciándola.

Por otra parte el Supra ser (más allá del ente, lo que abarca a los seres supremos de las mitologías), es
concomitante con el ente humano, con su interioridad, con sus mismos fundamentos, Intra Ser. Esto bien lo
especifican las literaturas místicas, como los Upanisad: ³tú eres eso´. Queriendo decir, que uno es Brahmán,
entendido como Atman, en otras palabras tú eres Dios. Bien lo especifico el budismo en sus caminos del gran
vehículo y el pequeño vehículo (Mahayana e Hinayana), Buda es la meta de ambos caminos, y esta allí,
afuera, al otro lado del río, pero al acercarnos a ella nos damos cuenta que el fin desaparece como exterior y
nos encontramos que Buda somos en realidad nosotros, como diría el Vedanta, ³la búsqueda espiritual
empieza en ti y termina en ti´.

Por tanto, podemos promulgar un nuevo discurso de Dios, como el más allá de todo, que lo abarca todo y lo
contiene todo ( sin llegar al panteísmo de Spinoza), formador (en el mito) y formado (en las tradiciones),
porque en realidad somos nosotros, es la dialéctica que expreso Martín Buber en sus estudios filosóficos: 
 Dialéctica que recoció Gabriel Marcel desde el discurso cristiano. Al que damos en llamar el Supra/Intra-
Ser.

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