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El psicoanálisis

El psicoanálisis se define como un conjunto de teorías psicológicas y técnicas terapéuticas que


tienen su origen en el trabajo y las teorías de Sigmund Freud. La idea central en el centro del
psicoanálisis es la creencia de que todas las personas poseen pensamientos, sentimientos, deseos y
recuerdos inconscientes. Por lo que el contenido del inconsciente a la conciencia, las personas son
capaces de experimentar la catarsis y profundizar en su estado de ánimo actual.

Principios básicos del psicoanálisis


El psicoanálisis se sustenta bajo varios principios, que son los siguientes:
 El desarrollo de la personalidad está marcada principalmente por los acontecimientos
de nuestra primera infancia. Según Freud, las bases de nuestra personalidad queda
fijada a la edad de cinco años.
 La forma en que nos comportamos se encuentra influenciada en gran parte por
nuestros impulsos inconscientes.
 Cuando la información del inconsciente pasa a nuestro consciente, puede conducirnos a
una catarsis y permitirnos lidiar con el problema.
 Utilizamos una serie de mecanismos de defensa para protegernos de la información
contenida en nuestro subconsciente.
 Los problemas emocionales y psicológicos como la depresión y la ansiedad, suelen tener
sus raíces en los conflictos entre la mente consciente e inconsciente.
 Un analista experto puede ayudar a traer ciertos aspectos del subconsciente a la
conciencia mediante el uso de una variedad de estrategias psicoanalíticas tales
como análisis de los sueños y la libre asociación.

Breve historia del psicoanálisis


Como todos sabemos, Sigmund Freud fue el fundador del psicoanálisis y el enfoque psicodinámico de
la psicología.
Esta escuela de pensamiento hizo hincapié en la influencia de la mente inconsciente en el
comportamiento. Freud creía que la mente humana se compone de tres elementos: el ello, el yo y
el superyó.
Teorías de Freud etapas psicosexuales, el inconsciente y simbolismo de los sueños siguen siendo un
tema popular entre los psicólogos y laicos, a pesar de que su obra es vista con escepticismo por
muchos hoy en día.
Muchas de las observaciones y las teorías de Freud se basaban en casos clínicos y estudios de casos,
por lo que sus resultados difíciles de generalizar a una población mayor. En cualquier caso, las
teorías de Freud cambiaron la forma en que pensamos sobre el funcionamiento de la mente y el
comportamiento humano, y dejaron una huella duradera en la psicología y la cultura.
Otro teórico asociado con el psicoanálisis es Erik Erikson. Erikson amplió las teorías de Freud e hizo
hincapié en la importancia del crecimiento personal durante toda la vida. Formuló la teoría del
desarrollo humano, las etapas psicosociales y la influencia de la cultura y la sociedad en la evolución
de la personalidad.
El psicoanálisis ayuda a la gente a entenderse a sí mismos mediante la exploración de los impulsos
que a menudo no reconocen porque están ocultos en el inconsciente. Hoy en día, el psicoanálisis
abarca no sólo la terapia psicoanalítica, sino también el psicoanálisis aplicado (que aplica los
principios psicoanalíticos de escenarios y situaciones del mundo real), así como neuropsicoanálisis
(que aplica la neurociencia a temas psicoanalíticos tales como los sueños y la represión).
Los enfoques tradicionales de Freud ya se han superado ampliamente, y los enfoques más
modernos de la terapia psicoanalítica hacen hincapié en una visión sin prejuicios y más empática.
De este modo, los clientes pueden sentirse seguros a medida que exploran sus sentimientos,
deseos, recuerdos y los factores de estrés que pueden conducir a problemas psicológicos. La
investigación también ha demostrado que el autoexamen utilizado en el proceso psicoanalítico
puede ayudar a contribuir al crecimiento emocional a largo plazo.

Estudio de un caso
Un estudio de un caso se define como un estudio en profundidad de una persona. Algunos de los
estudios de casos más famosos de Freud incluyen a Dora, el pequeño Hans, y Anna O, los cuales
tuvieron una poderosa influencia en el desarrollo de su teoría psicoanalítica.
En el estudio de un caso, el investigador trata de mirar en profundidad todos los aspectos de la vida
de un individuo. Al estudiar cuidadosamente a la persona tan de cerca, se espera que el
investigador pueda obtener una perspectiva clara de cómo la historia de esa persona contribuye a su
comportamiento actual. Gracias a estos conocimientos adquiridos, se supone que lo aprendido
podría llegar a aplicarse a otros casos, sin embargo, a menudo es difícil generalizar los resultados,
ya que los estudios de casos tienden a ser tan subjetivos.

La mente consciente e inconsciente


En la mente inconsciente se incluyen todas las cosas que están fuera de nuestro conocimiento
consciente. Estos podrían ser recuerdos de la infancia temprana, secretos y deseos ocultos. Según
Freud, el inconsciente contiene cosas que pueden ser desagradables o incluso socialmente
inaceptable. Debido a que estas cosas podrían generar dolor o conflicto, están enterrados en el
inconsciente.
Aunque estos pensamientos, recuerdos e impulsos se encuentren fuera de nuestra conciencia,
siguen influyendo en la forma en que pensamos, actuamos y nos comportamos. En algunos casos,
las cosas que están fuera de nuestra conciencia pueden influir en el comportamiento de manera
negativa y conducirnos a trastornos psicológicos.
En la mente consciente se encuentra todo lo que está dentro de nuestra conciencia. El contenido
de la mente consciente son las cosas que somos conscientes o fácilmente puede traer a la
memoria.

La Ello, el Yo y el Superyó
Siguiendo con la Teoría de la Personalidad según Sigmund Freud, nos encontramos con las tres
estructuras básicas de la personalidad:
Ello: Freud creía que la personalidad se compone de tres elementos clave. El primero de ellos lo
denomina Ello. Aquí se encuentran todos los impulsos inconscientes, básicos y primarios.
Yo: El segundo aspecto de la personalidad es el Yo, también conocido como Ego. Esta es la parte de
la personalidad que debe hacer frente a las exigencias de la realidad. Ayuda a controlar los impulsos
del Ello y nos hace comportarnos de manera realista y aceptable en la sociedad. En lugar realizar
comportamientos simplemente dirigidos a satisfacer nuestros deseos y necesidades, el Ego nos
obliga a satisfacer dichas necesidades de una forma socialmente aceptable. Además de controlar las
demandas del Ello, el Yo también ayuda a lograr un equilibrio entre nuestros impulsos básicos,
nuestros ideales y la realidad.
Superyo: El superyó o Súperego es el último aspecto de la personalidad y contiene nuestros ideales
y valores. Los valores y creencias que nuestros padres y la sociedad infundan en nosotros, son la
fuerza motriz del superyó, y se esfuerza por hacer que nos comportamos de acuerdo con esta
moral.

Mecanismos de defensa del Yo


Un mecanismo de defensa es una estrategia que el ego usa para protegerse de la ansiedad. Estas
herramientas defensivas actúan como una salvaguarda para mantener los aspectos desagradables o
estresantes del inconsciente lejos de la conciencia. Cuando algo nos parece demasiado abrumador
o incluso contraproducente, los mecanismos de defensa nos ayudan a mantener la información
fuera de la conciencia con el fin de minimizar la angustia.
Puntos débiles del Psicoanálisis
Muchos de los conceptos propuestos por los teóricos del psicoanálisis son difíciles de medir y
cuantificar.
La mayor parte de las ideas de Freud se basaron en estudios de casos y observaciones clínicas en
lugar de la investigación empírica, científica.
Las teorías de Freud exageran la influencia de las experiencias de la niñez, el sexo y la mente
inconsciente.

Los puntos fuertes de Psicoanálisis


Aunque la mayoría de las teorías psicodinámicas no se basan en la investigación experimental, los
métodos y las teorías del pensamiento psicoanalítico contribuyeron al desarrollo de la psicología
experimental.
Muchas de las teorías de la personalidad desarrollados por pensadores psicodinámicos son todavía
influyentes hoy en día, incluyendo la teoría de Erikson de las etapas psicosociales y la teoría de las
etapas psicosexuales de Freud.
El psicoanálisis abrió una nueva visión de la enfermedad mental, que sugería que el hecho de hablar
de los problemas personales con un profesional, podría ayudar a aliviar los síntomas de los
trastornos psicológicos.

Freud y el Psicoanálisis
El Psicoanálisis es una práctica terapéutica fundada por el neurólogo vienés Sigmund Freud alrededor
de 1896. A partir del psicoanálisis se han desarrollado posteriormente diversas escuelas
de psicología profunda o de orientación dinámica y analítica. Asimismo, la teoría ha influido sobre
muchos otros psicólogos y escuelas psicológicas y terapéuticas. El Psicoanálisis surgió a partir de una
teoría propia elaborada por Sigmund Freud acerca de la histeria. La primera obra de Freud sobre el
Psicoanálisis la desarrolló junto con Joseph Breuer, con quien había empezado a trabajar con un
método al que llamaron catarsis. Dicho método consistía en hacer retroceder a la paciente mediante
hipnosis al momento en que había sufrido la experiencia traumática que originaba su enfermedad.
Encontraron que cuando las pacientes podían recordar aquellos traumas, sus síntomas remitían en
gran medida. Poco a poco, Freud se fue dando cuenta de que la hipnosis no era necesaria en el
tratamiento. En efecto, las pacientes podían rememorar los hechos de su pasado sin necesidad de
ser hipnotizadas. Además, muchas pacientes no eran susceptibles a la hipnosis, y en cualquier caso,
la colaboración de un paciente consciente siempre es mayor que la de uno que se encuentra en algún
tipo de trance. A partir de entonces, Freud empezó a utilizar el método de las presiones. Dejaba
hablar a su paciente y cuando ésta se quedaba callada, presionaba su frente con la mano y le hacía
decir la primera idea que le viniese a la mente.
La evolución de la metodología empleada por Freud en su consulta fue uno de los pilares en que se
asentó la técnica del Psicoanálisis. El otro lo constituye la interpretación de los sueños, tal como se
expone en su libro de 1900. Freud empezó a interpretar los sueños de sus pacientes porque pensaba
que éstos reflejaban, sin las restricciones del mundo real, las ideas incoscientes. La interpretación de
los sueños le sirvió además para poder llevar a cabo su autoanálisis. Por las mañanas anotaba lo que
recordaba de sus propios sueños y posteriormente lo analizaba. Esto evitaba el mayor problema del
autoanálisis, es decir, interpretar las ideas a la vez que se producen. Los sueños contenían para Freud
una simbología que variaba en gran medida de unos individuos a otros. No obstante, hay algunos
símbolos que él consideraba prácticamente universales. Por ejemplo, los objetos alargados suelen
representar el pene, mientras que los objetos cerrados representan los genitales femeninos.
A lo largo de su carrera, Freud desarrolló una teoría de la personalidad que tuvo varios
planteamientos distintos. En un principio su teoría de la personalidad surgió de su teoría de la histeria.
De hecho, inicialmente, Freud consideraba que todas las pacientes histéricas habían sufrido algún
trauma infantil, de naturaleza sexual. Por lo general, el hecho traumático consistía en los abusos
sexuales por parte de algún miembro de su familia. Más tarde consideró que la histeria era el
resultado de la aplicación de mecanismos de defensa consistentes en reprimir ciertas expresiones en
el incosciente para que no pudiesen dañar al paciente con su desagradable recuerdo. En 1895, Freud
expresó que la histeria se basaba en el mecanismo de la seducción, idea que abandonó cuando
decidió que los abusos sexuales infantiles no eran reales sino imaginarios, lo que dio lugar a su teoría
del Complejo de Edipo. Al parecer, cuando pretendió generalizar su teoría sexual a toda la
humanidad, consideró demasiado aventurado suponer que todos los padres habían abusado
realmente de sus hijos.
El desarrollo de la personalidad según Freud iba unido al desarrollo de la sexualidad. Freud defendió
la idea de que los niños mantienen una importante actividad sexual desde el nacimiento. De este
modo, en el desarrollo de la sexualidad, diferenció 5 etapas:
1. Etapa oral: En esta etapa el bebé centra la atención del placer en la boca. El placer está unido
a la alimentación y a la figura materna, que es quien la proporciona.
2. Etapa sádico – anal: Abarca desde el año y medio hasta los tres años aproximadamente. En
esta etapa los niños obtienen el placer a través de la expulsión y retención de heces. El sadismo
asociado a esta etapa proviene de la idea que los niños utilizan sus heces como un arma frente
a los adultos, particularmente, los padres. El niño descubre que puede irritar fácilmente a sus
padres si usa adecuadamente sus propias heces, de ahí el aspecto sádico de la etapa.
3. Etapa fálica: En ella, el niño descubre los órganos genitales como productores de placer. Se da
cuenta de que las niñas no tiene pene y esto le produce la preocupación de que él también
pueda perderlo. A esta inquietud se le conoce como miedo a la castración. Las niñas, por su
parte, descubren que ellas carecen del órgano que poseen los niños. Empiezan entonces a
sentir que su cuerpo está incompleto, y odiar a sus madres por haberlas traído al mundo en
tal estado. Es lo que se conoce como envidia de pene.
4. Complejo de Edipo: En esta etapa, los niños desarrollan un deseo sexual orientado hacia la
figura materna. Este deseo se acompaña de odio hacia el padre, a quien se tiene por un rival
en la lucha por obtener el cariño de la madre. En las niñas, la situación es todavía más
complicada. De hecho, no todas las niñas llegan a desarrollar el llamado Complejo de Electra y
a algunas de ellas, la envidia de pene les lleva a adoptar una personalidad masculina.
5. Etapa genital: Es la que se alcanza en la adolescencia por parte de la mayoría de las personas,
los niños y las niñas reconocen la imposibilidad de acceder sexualmente a sus progenitores y
desvían sus intereses a otros miembros de la comunidad.
Además, según Freud, la personalidad del adulto se compone de tres instancias psíquicas:
1. El Yo: Está compuesto por partes conscientes e inconscientes. El mundo real ejerce un fuerte
control sobre él, que trata de mantener el equilibrio entre la realidad y el deseo.
2. El Ello: Es la más antigua de las instancias psíquicas. Cuando nace el niño, es la única que existe.
Se rige por el principio del placer exclusivamente, y no se preocupa siquiera de la supervivencia
del individuo.
3. El Superyo: Se forma a partir de la interiorización de la figura paterna. Constituye por tanto un
sistema de control que va interiorizando todas las formas sociales y todas las restricciones que
se aplican en la búsqueda del placer. Es el origen del sentimiento de culpa cuando se
transgreden las normas.
La vida adulta constituye una constante pugna entre estas tres instancias para mantener el equilibrio
psíquico.
Al final de su carrera, Freud consideró que a la búsqueda del placer había que añadir en el ser humano
otro tipo de impulso que sería el impulso autodestructivo: el Thanatos. Su funcionamiento sería
parecido al del deseo sexual (eros), pero su signo, exactamente, el contrario. Si el eros es un impulso
de vida, el thanatos es un impulso de muerte. Una energía similar a la que subyace al deseo sexual
llevaría a las personas a un deseo de autodestrucción.
El psicoanálisis se convirtió en un acercamiento metapsicológico al ser humano. Freud abandonó
enseguida su idea de desarrollar simplemente una teoría de las neurosis, y abordó la empresa, mucho
más ambiciosa, de desarrollar la teoría de la personalidad reseñada. Para conseguir este objetivo,
Freud se basó fundamentalmente en los resultados de su autoanálisis y en los del análisis de sus
pacientes. A éstos les pedía, cada vez con menos restricciones, que hablaran sencillamente sobre lo
primero que se les ocurriese. Completaba el análisis con la interpretación de los sueños, que debía
hacerse en el contexto del psicoanálisis. Freud solía utilizar los sueños de sus pacientes, para que
éstos asociaran libremente a partir de cada uno de sus elementos. Por ejemplo, si un sueño
transcurría en la cocina de la casa de los padres de una paciente, Freud le pedía a ésta que dijese
todo lo que le sugería la casa, sus padres y la cocina. Las consecuencias que obtenían se extraían,
tanto del contenido del sueño como de las asociaciones que producía.
Freud consideraba el Psicoanálisis como un procedimiento útil para cualquier persona, e
imprescindible para los psicoanalistas. Para ejercerlo era necesario estar psicoanalizado, impidiendo
así que se proyectasen los propios conflictos en el análisis de los pacientes. Durante el psicoanálisis
se producía una transferencia hacia el analista de algunos de los componentes de la vida psíquica del
paciente. En la transferencia positiva, el analista asumía la autoridad del superyo y tenía la
oportunidad de remediar los errores cometidos durante la formación del superyo por la
interiorización de las ideas paternas. En este proceso, el psicoanalista podía convertirse en un objeto
de deseo para sus pacientes. El mayor problema durante el análisis era la resistencia del yo a abordar
los cambios producidos, lo que podía dar lugar a una transferencia negativa.
Según Freud, el Psicoanálisis podía ser útil en la curación de las Neurosis, pero no en las Psicosis. Esto
se debía a que consideraba que los psicóticos habían perdido toda relación con el principio de
realidad. Por tanto no podían incorporar a su personalidad los beneficios ocurridos durante el análisis.

https://www.psicoactiva.com/blog/psicoanalisis-enfoque-psicoanalitico-la-psicologia/
http://www.clicpsicologos.com/blog/freud-y-el-psicoanalisis/

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