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A Lima o Buenos Aires también

se puede llegar en un autobús


Desde San Martín salen unidades que recorren todo el
continente

Los autobuses de la línea Ormeño llegan hasta Lima, pero desde ahí se puede hacer un trasbordo hacia
otras ciudades VENANCIO ALCÁZARES
JAVIER BRASSESCO | EL UNIVERSAL
martes 11 de diciembre de 2012 12:00 AM
La aventura de ir en autobús desde Caracas a Quito, Lima,
Buenos Aires, Sao Paulo o Santiago de Chile está al alcance de
cualquier caraqueño que tenga un pasaporte vigente.

La línea peruana Ormeño dispone de autobuses que llegan a


cualquiera de estos destinos suramericanos, y sus unidades
salen desde San Martín (detrás del Bloque de Armas) todos los
miércoles y sábados a las nueve de la mañana.

Se necesita nada menos que cuatro días para llegar a Lima y


otros cuatro más para Buenos Aires o Sao Paulo. Aunque tal vez
la mayoría de las personas consideraría insoportable un trayecto
de ocho días en un autobús, Edinson Bardales, uno de los
clientes habituales de esta línea, dice que este viaje debe ser
visto como parte de las vacaciones, como una aventura: "Yo me
emociono mucho cuando estoy a punto de subirme al autobús.
En el viaje, se ven paisajes espectaculares y conoces toda
Suramérica".

Él partió el sábado y hoy debe estar en Lima luego de haber


atravesado Santa Marta, Cartagena, Medellín, Cali, Quito y
Guayaquil. Cuenta que la parte más bonita del trayecto para él
son los balnearios que hay en Bogotá. José Luis Palacios, otro
pasajero frecuente, interrumpe la conversación para decir que
no, que lo más bonito que se ve es Cali. El chofer Julio Escote,
en cambio, dice que la selva colombiana es su lugar preferido en
cuanto a paisaje, pero también el trecho en donde se debe ir
más lento por las malas condiciones del camino: "Ese tramo
entre Bogotá y Cali (La Línea) es hermosísimo, la vista no se
cansa de tanto admirar".

Sin novedades

Cuando se le pregunta si alguna vez ha tenido problemas en la


selva colombiana en los treinta años que lleva haciendo esa
ruta, responde que, en efecto, su autobús fue detenido por la
guerrilla una vez, pero sin mayores consecuencias. "Es que uno
ya sabe por dónde meterse, y cómo son las rutas, por dónde
están, los días de tregua, todo eso. No hay peligro, imagínate,
una sola vez me pararon en 30 años". En sus treinta años de
servicio tampoco ha tenido un solo incidente relacionado con la
inseguridad.

En el autobús van siempre dos choferes que se alternan cada


cinco horas los 4.800 kilómetros de ruta que separan a Caracas
de la capital peruana.

Aunque estos días los autobuses siempre salen con sus 44


puestos ocupados, relata que no siempre es así, y muchas veces
se van subiendo pasajeros en las ciudades colombianas o
ecuatorianas. Cree que ello se debe a que en el país muy pocos
conocen esta posibilidad, y orgulloso se apura para mostrar el
autobús por dentro: "Mira lo cómodos que son, el asiento se
acuesta casi horizontal y hasta tienes esta tablita acolchonada
para elevar los pies".

El autobús se detiene tres veces al día, cada vez por más de una
hora, y en dos de estos tres lugares se cuenta con espacios
donde los pasajeros pueden no solo comer sino también
cambiarse de ropa y darse un baño. Por motivos de seguridad a
los pasajeros no se les permite, salvo emergencias, sacar nada
de su maleta durante el viaje, por lo que todos deben llevar un
bolso de mano en donde lleven la ropa que se cambiarán en el
trayecto.

Rosie Ramos, quien se dispone a hacer este viaje por primera


vez, irá a su Lima natal, y cuenta que es una opción muy
económica: el pasaje le salió en 2.700 bolívares contra los casi
13 mil que cuesta un boleto aéreo en esta época del año. Para
Argentina o Sao Paulo, el boleto ronda los cinco mil bolívares
(ida y vuelta, claro); además, el pasajero deberá hacer un
transbordo y cambio de autobús en Lima y prepararse para
cuatro días más de camino.

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