EDITORIAL | DOMINGO 6 DE JULIO DE 2008 | El Siglo de Torreón | 7A

Mitos Golpe letal a las FARC

JUAN DE LA BORBOLLA
LUIS RUBIO
as Fuerzas Armadas Revolu- ción de decenas de mandos medios,

M
itos, muchos mitos pululan
en nuestro ambiente políti-
co y éstos se encarecen en
la medida en que se acerca el próxi-
mo periodo electoral. Los partidos
se preparan para las elecciones in-
termedias de 2009, construyen es-
trategias y proyectos que, confían,
les permitirán mejorar su posición
relativa en la Cámara de Diputados.
Cada partido en su circunstancia,
pero todos viviendo de expectativas
y una acusada mitología. Todos ha-
cen supuestos que igual pueden aca-
bar materializándose, que ser me-
ras ilusiones. Algunos observan éxi-
tos de otros partidos e intentan re-
plicarlos sin reparar en el hecho de
que no todo es como parece. Los mi-
tos son distintos en cada partido,
pero la mitología es universal.
Los priistas están envalentonados
por su historial reciente de triunfos
a nivel estatal, en tanto que los pa-
nistas intentan reconstruir su capa-
cidad electoral luego del desperdi-
cio que representó la falta de estra-
tegia y realismo de su anterior lide-
razgo partidista. Los perredistas si-
guen divididos y atosigados por su
fallido candidato a la Presidencia.
Cada uno vive sus propias penurias
y conflictos, aunque algunos, sobre
todo el PRI, tienen tal comprensión
(y ansia) del poder que tienden a su-
bordinar sus disputas internas en
aras de maximizar sus victorias.
Aquí van algunos de los mitos:
Mito uno: “quien gana una elección
tiene derecho a una red clientelar”.
Mito perverso, pero casi ubicuo del
que hoy hacen gala los gobernadores,
pero que no siempre funciona. Hay
estados poco propensos al clientelis-
mo, otros en los que el electorado
responde a lógicas distintas a las tra-
dicionales. Lo que es patético para
una democracia es que nadie quiera
romper con la lógica clientelar para
avanzar hacia una lógica profesional
y ciudadana. Los costos de mantener
lealtades en términos de eficiencia
social pueden ser incalculables.
Mito dos: “se pierden las elecciones
cuando no se juega a las clientelas”.
La noción de que todo en una elec-
ción depende de las clientelas políti-
cas ha llevado a crasos errores, sobre
todo al PAN, que no acaba por defi-
nir cómo construir plataformas gana-
doras para los procesos electorales a
nivel local. Las clientelas son la vieja
forma de hacer política: aunque pa-
rezca raro dada la forma de ser y ac-
tuar del PRD, en la medida en que la
ciudadanía madura, el potencial
clientelar disminuye. La política so-
cial requiere profesionales que siem-
pre serán más efectivos que los dele-
gados partidistas que no ganan elec-
ciones y sí distorsionan la política so-
cial. En todo caso, hoy son los gober-
nadores, ya no los delegados, quienes
tienen las bolsas llenas de dinero. Al
mismo tiempo, el mayor perdedor de
Mito cinco: “una buena campaña garantiza la victoria”.
Éste es quizá el mito más pernicioso de entre los que
pululan el entorno político. Muchos creen que las
L cionarias de Colombia que du-
rante cuarenta años han sem-
brado de terror, muerte, secues-
tros, sinergias con los grupos trafi-
con varios lustros de guerra a sus es-
paldas, que prefieren acogerse al plan
de reinserción del Gobierno o senci-
llamente fugarse con millones de pe-
elecciones se ganan el día de los comicios. La evidencia cantes de droga, de armas y de per- sos robados a su propia organización.
es casi universalmente contraria: las elecciones, sobre sonas y por ende de violencia a todo La banda terrorista no está liqui-
todo las intermedias, se ganan y pierden con el actuar el territorio colombiano y han plan- dada a raíz de estos golpes contun-
sistemático del Gobierno (sobre todo los locales) con la teado conflictos internacionales de dentes, servicios de Inteligencia cal-
población. La ciudadanía observa el actuar gubernamental aquel país sudamericano, con otros culan que cuenta aún con unos diez
en el tiempo y premia o castiga a los partidos con ese como Ecuador, Venezuela y Nicara- mil hombres armados y alimentados
gua entre otros, ha recibido un gol- con el dinero del narcotráfico, la ver-
criterio. Ninguna campaña local se gana en un solo día. pe letal a través del éxito de la ope- dadera gasolina del conflicto bélico
Si así fuera, los gobernadores simplemente se embolsarían ración “Jaque”, llevada a cabo per- colombiano.
la totalidad de los fondos que reciben en lugar de fectamente por tropas de élite del Pero es indudable de que sus
dispendiarlos tratando de ganar adeptos. Ejército de Colombia. márgenes de actuación en los ámbi-
Para el reciente liderazgo de Al- tos militar y político. Y al empezar a
fonso Cano esta derrota viene a su- perder el interés internacional por-
la reforma electoral reciente fue el que lo instrumentó en el poder fede- marse a las nada gratas noticias reci- que les quitaron la joya de la corona,
ejecutivo, que perdió toda capacidad ral”. La introducción del servicio ci- bidas en los últimos meses en las que que era Ingrid Betancourt, y los tres
de acción electoral y política. vil de carrera el sexenio pasado cau- han caído varios de sus principales je- norteamericanos recién rescatados,
Mito tres: “nombrar delegados es- só escozor entre los partidos de fes, incluido su fundador, Manuel Ma- razones principales para que gobier-
tatales de filiación partidista da una Oposición porque consideraron que rulanda Vélez, fallecido en circuns- nos de otros países estuvieran dis-
ventaja sustantiva al partido en el era una receta para que el PAN se tancias desconocidas y “Raúl Reyes” puestos a negociar con las FARC.
Gobierno”. Este mito resume un re- afianzara en el poder. En ausencia dejando este último importantísima Para el presidente Álvaro Uribe
clamo por parte de los priistas en de instituciones fuertes, el resulta- información en los discos duros de sus la acción se convierte en triunfo, da-
contra del PAN. Se quejan cuando do fue exactamente el contrario: el computadoras, de la cual se han deri- do que él no cejó nunca en su búsque-
el Gobierno Federal envía como de- nuevo sistema provocó daños, dis- vado muchos de los recientes éxitos da arriesgadísima de la solución del
legados a entidades gobernadas por funcionalidades y, con frecuencia, de las Fuerzas Armadas colombianas conflicto por la vía del rescate militar
el PRI a activistas políticos. Sin em- encumbró la mediocridad. Un buen así como los desmentidos a las actitu- sin ceder a las condiciones que plan-
bargo, la evidencia empírica en esto Gobierno requiere de un servicio ci- des agresivas de los presidentes Co- teaban las FARC para negociar el in-
es abrumadora: los gobernadores vil de carrera, pero un servicio civil rrea, Chávez y Ortega. tercambio de presos guerrilleros por
han adquirido tal poder y capacidad de carrera no garantiza un buen Go- A eso hay que agregar la deser- rehenes políticos.
de dispendio que los delegados son bierno. Si los incentivos no son co-
unos meros niños de párvulos en es- rrectos, vamos a acabar con una bu-
tas materias, independientemente rocracia inamovible y mucho peor
del partido al que pertenezcan. que la de antaño. BOLIGAN
Mito cuatro: “si algo trae el em- Lo que seguro no es mito es que
blema del Gobierno Federal, la gen- nuestros políticos y funcionarios si-
te automáticamente votará por el guen teniendo la facultad de decidir,
partido en la Presidencia”. Como en realmente de optar, si van a ser ho-
el caso anterior, los partidos de nestos o no, y si van a cumplir con
Oposición han sido particularmente los objetivos y responsabilidades de
proclives a negarle al Gobierno Fe- su función. Nuestros políticos y fun-
deral el beneficio mediático de sus cionarios siguen distinguiéndose de
iniciativas y acciones. Lo obvio es dos maneras: aquellos que llegan al
que la gente es más inteligente que puesto para hacer, o al menos inten-
eso porque su voto rara vez refleja tar hacer, algo constructivo y pro-
las dádivas gubernamentales. Más ductivo, y aquellos que llegan mera-
bien, crecientemente responde a mente para estar. Esto, por supues-
sus intereses y a su percepción de to, sin considerar a los que tienen
cómo éstos pueden avanzar en el fu- por objetivo meramente expoliar.
turo. La ciudadanía, aunque enclen- Pocos entienden el entorno nacional
que, va adelante de los políticos. y la diversidad tan impresionante
Mito cinco: “una buena campaña que caracteriza al país y, por lo tan-
garantiza la victoria”. Éste es quizá to, hay una marcada inhabilidad pa-
el mito más pernicioso de entre los ra construir soluciones que trascien-
que pululan el entorno político. Mu- dan las pequeñas realidades locales.
chos creen que las elecciones se ga- Muchos mitos son mitos y nada
nan el día de los comicios. La evi- más. Otros son extraordinarios ins-
dencia es casi universalmente con- trumentos retóricos para presionar
traria: las elecciones, sobre todo las al Gobierno y forzarlo a que actúe
intermedias, se ganan y pierden con de acuerdo a los intereses de sus
el actuar sistemático del Gobierno contrapartes. Casi todos son apues-
(sobre todo los locales) con la pobla- tas perdedoras para la ciudadanía
ción. La ciudadanía observa el ac- porque no hacen sino afianzar prác-
tuar gubernamental en el tiempo y ticas autoritarias por la vía de la
premia o castiga a los partidos con discrecionalidad burocrática, lo que
ese criterio. Ninguna campaña local siempre fortalece al statu quo. Des-
se gana en un solo día. Si así fuera, de que triunfó el PAN en 2000, el
los gobernadores simplemente se PRI ha mantenido una línea dura
embolsarían la totalidad de los fon- que ha logrado intimidar al Gobier-
dos que reciben en lugar de dispen- no Federal, pero no ha logrado la
diarlos tratando de ganar adeptos. Presidencia. Capaz que falta escla-
Mito seis: “el servicio civil de ca- recer otros mitos.
rrera va a encumbrar al Gobierno www.cidac.org

REHILETE RELATOS DE ANDAR Y VER

JORGE ZEPEDA PATTERSON ERNESTO RAMOS COBO

Uribe, Calderón Bosque

y Los Aterciopelados N
uchos lectores recordarán cuando “co-
nos de las FARC, lo han catapultado al primer
o sé, pero estar aquí, en este bosque azul
y amarillo, de infinitos árboles, me hace
recordar cosas, me pone a respirar distin-
to. Así me ocurre en algunas ocasiones… en las
Antes veníamos juntos al bosque,
pero ese tiempo se ha borrado
ya para siempre. Lentos subíamos
que estoy tranquilo, pensando otras cosas, dis-
y nos perdíamos por allá,

M lombianización” era una palabra mala,

cuando pronunciarla equivalía a invocar
al diablo. Hubo un tiempo en que el jefe de capos
Pablo Escobar era para los Caro Quintero loca-
les, el equivalente a Bill Gates para nuestros em-
presarios.
Hoy muchos mexicanos firmarían en blanco
un proceso de colombianización. Los habitantes
de Culiacán o Ciudad Juárez darían lo que fuese
para caminar por sus calles como lo hacen los de
Medellín o Cali. Hoy es en México donde se rom-
pen récords en materia de ejecuciones de poli-
cías o de agresiones a periodistas. Las “bajas”
registradas en los gobiernos de Fox y Calderón
en la guerra contra el narco, pronto habrán de
superar las 15 mil víctimas que se calcula han
perdido la vida en Colombia por el efecto combi-
nado de los cárteles, las FARC y las fuerzas pa-
ramilitares en dos décadas. Los casi cinco mil
ejecutados en apenas dos años de este Gobierno
superan las bajas que los norteamericanos han
padecido en la guerra de Irak en cinco años.
Si antes solíamos ver a Colombia con precau-
ción para asegurarnos de no seguir su curso, hoy
tendríamos que verla con atención para repro-
ducir todo aquello que sea emulable. Quizá para
eso Florencio Salazar dejó una subsecretaría en
Gobernación a cambio de estrenarse como em-
bajador en aquel país.
Lo cierto es que a Felipe Calderón le encan-
taría “uribizarse”. Álvaro Uribe, el presidente
colombiano, ha conseguido resultados impresio-
nantes en materia de pacificación y reducción de
la violencia. Sus niveles de aprobación son los
más altos y estables de América Latina. El es-
pectacular rescate de Ingrid Betancourt de ma-
plano internacional. Es el héroe del momento.
En Los Pinos están exultanes, porque el éxi-
to de la política de “mano dura” de Uribe, pare-
cería constituir un espaldarazo a la estrategia de
Calderón en su guerra contra los narcos, a pesar
de resultados tan precarios. Y en efecto, el Go-
bierno de Uribe se ha caracterizado por la deci-
sión de no dar cuartel al crimen organizado y a
los enemigos del Estado colombiano.
No hay espacio ni intención aquí de hacer un
balance del Gobierno colombiano. Para lo que
nos ocupa basta decir que el rescate de Ingrid
Betancourt revela no sólo una decisión firme y
muchas agallas para arriesgarse ante un even-
tual fracaso; muestra, sobre todo, el uso de la In-
teligencia militar, más aún que la fuerza. Y jus-
tamente eso es lo que nos ha faltado.
Hasta ahora hemos hecho una guerra contra
el Narco más empeñosa que inteligente. Desco-
nocemos el nivel de infiltración de la corrupción
entre comandantes, autoridades y el mismo
Ejército. Nunca imaginamos que desencadena-
ríamos la carnicería que hoy padecemos.
El éxito de Uribe revela que no basta la de-
cisión envalentonada si no va acompañada de
estrategias cuidadosas. El ministro de Defensa,
Juan Manuel Santos, perteneciente a una ilus-
tre familia de periodistas, es abogado con estu-
dios en Gobierno en Harvard y el MIT. Detrás
de la guerra contra los Cárteles y las FARC
hay mucho más que soldados dando piñatazos
por todo el país, como ha sido nuestro caso. Co-
mo dirían sus Aterciopelados paisanos, si va-
mos a emular a Uribe, convendría mirar la
esencia, no las apariencias.
www.jorgezepeda.net
traído en la cotidianidad y, de pronto, como si
fuera un soplido, veo que otra respiración co-
mienza a inundarme, otro estar, catalizado todo
por la naturaleza, la inundación de los duendes,
algo muy íntimo y –creo— inexplicable, que em-
pieza a invadirme, y ya no soy yo, y me quedo
quieto respirando por minutos. Es algo así como
cuando te vez las palmas de las manos, y empie-
zas a ver sus rayas, sus huellas, sus venas azula-
das, no sé..., las manos parecen entonces no ser
tuyas, ser ajenas, o no haber sido vistas desde
hace mucho tiempo.
Me gusta pensar que todo ese estado vi-
vencial se debe sólo al entorno, a la soledad en
que me encuentro y a la disposición de respi-
rar hondo, de tratar de sentir; o que probable-
mente se debe a cualquier otra cosa y que sólo
son juegos de la mente, casi nada, salvo un
químico más del cerebro que sin avisar se des-
parramó de pronto. Pero no sé. Tal vez en rea-
lidad las razones carecen de importancia, y
más bien aquí ahora solitario, en la humedad
del bosque, y valle abajo unos pastizales, la ca-
rretera incluso con su lejano zumbido, la con-
fluencia de los mundos.
Antes veníamos juntos al bosque, pero ese
tiempo se ha borrado ya para siempre. Lentos
subíamos y nos perdíamos por allá, más atrás del
musgo y de los arroyuelos, y caminábamos al pe-
ñasco donde viéndonos las manos frotábamos
lentamente nuestras caras al viento. Entonces
las húmedas hojas eran nuestro aposento y refu-
gio pero…, después de todo, había silencios, si-
lencios incómodos que desde entonces anuncia-
ban los presagios de un tiempo ya borrado ya pa-
ra siempre. Nos dejamos de ver, inexplicable-
más atrás del musgo y de los
arroyuelos, y caminábamos
al peñasco donde viéndonos las
manos frotábamos lentamente
nuestras caras al viento. Entonces
las húmedas hojas eran nuestro
aposento y refugio pero…, después
de todo, había silencios, silencios
incómodos que desde entonces
anunciaban los presagios de
un tiempo ya borrado ya para
siempre. Nos dejamos de ver,
inexplicablemente; eso fue ya
hace algunos años.
mente; eso fue ya hace algunos años.
Desde entonces regreso esporádico al par-
que azul y amarillo, de infinitos árboles, y voy al
peñasco y me siento allí, por la tarde, frente al
viento. Me acuesto sobre la piedra fría y silbo si-
lencioso y dejo que fluya el tiempo y que todo en
armonía se quede inmóvil. Existen —en la cima
de esa roca alta y filosa— dos momentos íntimos
y distintos y, frente a ellos, una masa de piedras
redondas que me gusta arrojar al vacío.
Y me quedo por allí arriba el resto de la
tarde, tal vez un sábado, y después regreso a
la ciudad lentamente, tal vez apenas rozando
con estas mis manos algunas espigas, y el au-
to, la calle, mi casa, el diario acontecer de nue-
vo, la diaria cotidianidad que espera pronto re-
gresar al bosque.
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