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2.- concepto
Las sociedades, como entes del intercambio comercial en nuestro País, se
encuentran debidamente reguladas por su ley de la materia, en
consecuencia para poder iniciar y efectuar sus actividades deben cumplir
con los requisitos establecidos en la ley.
Pero, puede darse el caso de que dichas sociedades, no cumplan con los
requisitos estipulados por la ley, para su normal desenvolvimiento dentro
del proceso productivo y del mercado, es allí que la ley de la materia
califica a estas sociedades como irregulares y les dedica toda una sección
normativa dentro de la ley general de sociedades.
Teniendo en cuenta que si la regular constitución de una sociedad se
alcanza mediante el cumplimiento de requisito de forma (Escritura
Pública) y del requisito de publicidad (Inscripción en el Registro), puede
suceder que el contrato de sociedad se estipule sin observar dichos
requisitos. Cuando esto ocurre y la relación de sociedad se manifiesta
externamente por que se explota una actividad mercantil o industrial en
su nombre, hablaremos de una sociedad irregular.
“Artículo 423.- Causales de irregularidad
La sociedades en formación son aquellas que realizan una o varias actividades antes de
haber cumplido con las formalidades propias de su inscripción es decir antes de poseer
personería jurídica.
Es necesario advertir que no todas las sociedades en formación tienen el carácter de
irregular. Pensemos en aquel grupo de personas que, dentro de los plazos legales,
están tramitando con propiedad la formalización de la sociedad, para lo cual realizan
los trámites notariales y registrales respectivos, así como pagar al abogado que
suscribe la minuta. Es evidente que dichas actividades no pueden ser calificadas como
realizadas por una sociedad irregular, por lo que es válido afirmar que no toda
sociedad en formación es irregular.
¿En qué caso y bajo qué criterio la sociedad en formación es irregular?
Existen diferentes pautas propuestas por los autores (Voluntad de los socios de
formalizar la sociedad, temporalidad, etc.), pero nuestra legislación societaria ha
adoptado el criterio del vencimiento de los plazos
En ese sentido los futuros socios de la sociedad en formación están obligados a cumplir
determinados plazos en el proceso de formación, así tenemos:
- 60 días para solicitar el otorgamiento de la Escritura Pública, contados desde que los
socios fundadores firmaron el Pacto Social, cuando se trata de Constitución
simultánea.
- 30 días si se trata de constitución por oferta a terceros, contados desde que la junta
general designo a los firmantes de dicha escritura.
- Inscripción en el Registro en un plazo no mayor a los 30 días desde que se otorgó la
Escritura Pública de Constitución, para cualquiera de los casos anteriores.
Al respecto, el artículo 424 de la Ley General de Sociedades, es claro al señalar que las
responsabilidades establecidas comprenden el cumplimiento de la respectiva
obligación, así como, en su caso, la indemnización por los daños y perjuicios, causados
por actos u omisiones que lesionen directamente los intereses de la sociedad, de los
socios o de terceros.
Señalado lo anterior, queda claro que en nuestro ordenamiento jurídico, la
responsabilidad aplica tanto a la responsabilidad en específico y a la responsabilidad
genérica.
d) Adicionalmente, la existencia de la responsabilidad civil que pudiera existir no
elimina, en su caso, aquella responsabilidad penal que pudiera corresponder a los
sujetos señalados en el presente numeral.
4.2. Respecto de los socios
Al respecto, dicho artículo 425° establece que dicha obligación debe ser cumplida “en
todo cuanto sea necesario para cumplir el objeto social o, en caso de liquidación de la
sociedad irregular, para cumplir con las obligaciones contraídas con terceros” y “si no
hubiera estipulación al respecto se considera que todos los socios deben aportar en
partes iguales” (en este último caso, de seguro, en clara alusión a la sociedad de hecho
en la cual a través de conductas concluyentes se lleva a cabo una actividad societaria
sin que, por lo general, exista algún acuerdo expreso respecto de los porcentajes de
aporte de cada socio).
Desde el punto de vista externo, es decir, en relación a los terceros con quienes los
administradores contratan a nombre de la sociedad, estos terceros pueden considerar
válidamente como representante a cualquiera de los administradores sin que pueda
oponérseles las limitaciones de la representación, salvo, desde luego, que se acredite
que los terceros tenían conocimiento de los pactos limitativos. La norma protege pues,
la buena fe, es decir, la ignorancia de tales convenios. Si el tercero conoce la verdadera
situación de la administración, no hay nada que proteger.
6.1. DISOLUCIÓN.
6.2. LIQUIDACIÓN.
Si las disposiciones del pacto social, establecen un régimen más favorable a los
terceros, como sería una liquidación más rápida y viable que la establecida en la ley,
deben adoptarse tales disposiciones.
Aun cuando no se acepte que las sociedades irregulares tengan personalidad jurídica,
su existencia de hecho y su actividad justifican que se tienda a proteger a quienes
contrataron de buena fe con la sociedad, reputándola como constituida.
7.- REGULARIZACION DE LA SOCIEDAD.