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Rabí Yehuda Leib Ashlag zt"l, Baal Hasulam

Rabí Yehuda Leib Ashlag (Baal Hasulam) nació el 5 de Tishrei de 5645 (24/9/1884)
en Varsovia, Polonia. Fue hijo primogénito del rabino Simcha Haleví y Masha Rachel.

A muy temprana edad mostró una capacidad fuera de lo común en perseverancia y


talentos elevados.
A los 11 años comenzó a estudiar libros de moral judía, y no pasaba de un libro a otro
hasta conseguir cumplir el contenido.
Alrededor de los 18 años fue acreditado por los rabinos de Varsovia como juez rabínico. A
la vez dictaba lecciones diarias a un fuerte grupo de jóvenes estudiosos de Torá. Pero su
ocupación principal estaba centrada en el estudio de la Kábala, el Zohar y los escritos del
Arizal, Ramak y Ramjal.
A los 20 años, se casó con Rebecca Reuza y tuvieron 11 hijos.

Cuando llegó a un nivel elevado en el entendimiento de la Kabalá, dejó de trabajar en el


rabinato y concentró todo su tiempo en el estudio de ésta. Al mismo tiempo, reunió a su
alrededor un pequeño grupo de estudiantes seleccionados, entre ellos el rabino Moshe
Mordechai Schultz zt"l; parte de la correspondencia que está en el libro Pri jajam está
dirigida a él y dan testimonio de la intensa relación que existía entre ambos.

Al final de la Primera Guerra Mundial, comenzó Baal Hasulam a advertir entre sus
conocidos que los judíos de Europa estaban en peligro. Trató de convencer, a los mayores
estudiosos de Torá de Polonia de la necesidad del estudio de El Zohar, pero los rabinos
ignoraron sus palabras. Se opusieron a su visión de que todos los judios debían irse
rápidamente de la diáspora y emigrar a Eretz Israel, pues en base a los derechos civiles
concedidos a los judios de Polonia por primera vez en su historia, la amenaza de la
extinción parecía irreal. Sin embargo, Baal Hasulam no se retractó de su posición, y de
manera explícita dijo a su familia que no tenía nada más que hacer en este mundo si
permanecía en el exilio, y se dispuso a viajar a Eretz Israel. Cuando recibió el permiso de
entrada a Eretz Israel, se apresuró a ponerlo en práctica. En jol hamoed Sukot 5682
(1921), llegó a Eretz Israel al puerto de Jaffa.

Al principio de su llegada a Eretz Israel, estudió en la Yeshivá Chaie Olam en Jerusalem.


Con el paso del tiempo impartió clases semanales en el estudio de El Zohar y la Kabalá. En
el 5685 (1925) Baal HaSulam fue nombrado rabino del barrio nuevo, Givat Shaul, entonces
a las afueras de Jerusalem, y allí fundó el Beit Midrash, para formación de rabinos y el
estudio de la Kabalá.
En 5687 (1926/7) Baal Hasulam viajó a Londres y allí comenzó la escritura de sus
comentarios del Etz Jaim del Ari"zal, en su libro Panim meirot ve panim masbirot, que se
imprimió en Eretz Israel con las recomendaciones del mayor mekubal sefardí el rabino
Chaim Shaul Dweck HaCohen, del rabino Yosef Chaim Sonnenfeld, y del rabino Abraham
Isaac HaCohen Kook.
Más tarde, escribió en su libro Talmud Eser Sefirot, entre los años 5693 y 5697 (1933-
1937), una explicación exhaustiva sobre todos los textos del Ari"zal, haciéndolos más
accesibles. Baal Hasulam escribió folletos para explicar el espíritu de la Cabalá accesible a
todos los públicos. De una serie de cincuenta folletos, se imprimieron y distribuyeron
solamente los tres primeros "Matán Torá", "Arvut" y "Shalom".

En su libro Hasulam l'Zohar invirtió un gran esfuerzo y culminó su escritura en Lag Baomer
5713 (1953) en Meron, Israel.

Baal Hasulam falleció en Yom kipur en el 5715 (1955), dejando un legado importante de
escritos sobre Kabalá, pensamiento judío y sobre los valores de una sociedad justa.

Matán Torá (La entrega de la Torá)

“Ama a tu prójimo como a ti mismo” (Levítico 19:18)

Rabí Akiva dijo: "Esta es una gran regla (o principio) de la Torá"

1. *Esta declaración de nuestros sabios requiere una explicación. Debido a que la


palabra klal(principio o regla general) indica una suma de detalles que una vez reunidos
conforman un conjunto. Por lo tanto encontramos que cuando se dice que la Mitzvá "Ama
a tu prójimo como a ti mismo", es una gran regla de la Torá, debemos entender que las
otras 612 Mitzvot (preceptos) de la Torá, con todas sus interpretaciones, no son ni más ni
menos que la suma de los detalles insertados y contenidos en esa única Mitzvá de "Amar a
tu prójimo como a ti mismo".

Esto es bastante asombroso, porque lo mismo podría decirse respecto de los preceptos
entre el hombre y su semejante, pero, ¿cómo puede esta única Mitzvá contener en sí todos
los preceptos entre el hombre y HaShem, que son los principales de la Torá y la mayoría
de los preceptos fundamentales?

2. Y si todavía podemos esforzarnos en encontrar alguna forma de explicar estas palabras,


tenemos ante nosotros un segundo dicho, aún más notable, respecto de un converso que
se presentó ante Hillel y le pidió: "Enséñame toda la Torá mientras que me sostengo en un
solo pie". Y éste le respondió: "No hagas a tu prójimo todo aquello que detestas para ti"
(ésta es la traducción del arameo de "Ama a tu prójimo como a ti mismo"), "y el resto es
su comentario; vete y estudia.”

Tenemos ante nosotros una Halajá (ley) clara, ninguna de las 612 mitzvót (preceptos)
restantes u otros principios o reglas de la Torá es más importante que "Ama a tu prójimo
como a ti mismo", porque el único propósito de éstos es interpretar y permitirnos observar
el precepto de amar a nuestro prójimo sin reservas, puesto que se dice específicamente:
"el resto es su comentario; vete y estudia". Esto quiere decir que el resto de la Torá es una
interpretación de esta única Mitzvá, y que esta Mitzvá de amar a tu prójimo como a ti
mismo no se puede completar sin el resto.
3. Antes de que profundicemos sobre el tema, debemos reflexionar este precepto
cuidadosamente, tal y como se nos ha dicho: "Ama a tu prójimo como a ti mismo". La
expresión "ti mismo" nos dice que se debe amar al amigo en la misma medida que nos
amamos a nosotros mismos, y en ningún caso menos que eso. Lo cual quiere decir que
constantemente debemos estar atentos a satisfacer las necesidades de todos y cada uno
de los miembros del pueblo de Israel, de la misma forma que estamos atentos a satisfacer
nuestras propias necesidades.

Esto es absolutamente imposible, ya que no muchas personas pueden satisfacer sus


propias necesidades durante la faena diaria, entonces ¿cómo se les puede pedir que
trabajen para satisfacer los deseos de todo el pueblo? Y tampoco podríamos pensar que
posiblemente la Toráexagera, ya que nos advierte no agregar ni sustraer, para demostrar
que estas palabras y leyes fueron dadas con total precisión.

4. Y si esto aún no fuera suficiente para usted, déjeme decirle que la simple explicación del
precepto de amar al prójimo es aún más rigurosa, pues tenemos que colocar las
necesidades de nuestros amigos antes que las propias; como han escrito nuestros sabios a
propósito del versículo, "porque se siente bien contigo" (Devarim/Deuteronomio 15:16),
respecto del esclavo hebreo: "Cuando en ocasiones no hay sino sólo un cojín, si uno se
acuesta sobre éste y no lo entrega a su esclavo, no está cumpliendo, "porque se siente
bien contigo", porque él está acostado sobre un cojín mientras que el esclavo está en el
suelo. Y si no se acuesta en el cojín y tampoco se lo entrega a su esclavo, eso es una regla
Sodomita. Resulta que él debe entregárselo a su esclavo y echarse en el suelo.

Encontramos también la misma instrucción en la frase acerca de la medida de amar al


prójimo, porque aquí también se compara la satisfacción de las necesidades del amigo con
la satisfacción de las propias necesidades, como en el ejemplo de "porque se siente bien
contigo" en referencia al esclavo hebreo. Entonces también aquí si uno no tiene más de
una silla, existe una ley de que si uno se sienta en ella y no la entrega a su amigo, rompe
el mandamiento de "Ama a tu prójimo como a ti mismo" porque no está satisfaciendo las
necesidades de su amigo de la misma forma que satisface las propias.

Y si no se sienta sobre ella ni la entrega a su amigo, eso es tan malo como una regla
Sodomita. Por lo tanto uno debe dejar que su amigo se siente en ella y permanecer de pie
o bien sentarse en el suelo. Se entiende que se refiere a la ley que concierne a todas las
necesidades que están a su alcance y de las cuales su amigo carece. Y ahora ve y observa
si este precepto es de algún modo factible.

5. En primer lugar debemos comprender por qué la Torá fue entregada específicamente al
pueblo de Israel y no a todos los pueblos de la Tierra. ¿Hay nacionalismo involucrado allí?
¡HaShem no lo permita! Por supuesto que sólo una persona insana puede pensar esto. En
efecto, nuestros sabios han examinado esta cuestión y esto es lo que quisieron decir con
las palabras, "HaShem le propuso [la Torá] a todas las naciones y pueblos y estos no la
recibieron".

Pero lo que encontraron los sabios desconcertante es ¿por qué entonces somos llamados
“el pueblo elegido”, como se dice, "a ti te escogió HaShem” (Devarim/Deuteronomio 7:6),
¿puesto que no había ninguna otra nación que quisiera? Además, ¿puede ser posible
que HaShem viniera con Su Torá entre Sus manos para negociar con otros pueblos? Nunca
se ha escuchado hablar de algo parecido y es completamente inaceptable.

6. Pero, cuando comprendemos cabalmente la esencia de la Torá y las Mitzvot que nos
fueron entregados y su propósito deseado –como los sabios nos han enseñado– que es el
propósito de esta formidable creación que se levanta frente a nuestros ojos, entonces
comprendemos todo. Pues el primer postulado es que no existe una acción que no tenga
un propósito. Y no existen excepciones, solo en los dementes y los en bebés. Por lo tanto
es seguro que el Creador, cuya sublimidad está por encima de nuestro entendimiento, no
actúa sin un propósito, ya sea esta acción pequeña o grande.

Acerca de esto nuestros sabios nos dicen que el mundo fue creado sólo con el propósito de
observar Torá y Mitzvot, es decir la meta del Creador desde el tiempo que Él creó Su
creación es revelar Su Divinidad a otros. Porque la revelación de Su Divinidad alcanza a la
criatura como una agradable propagación que siempre va en aumento hasta que llega la
medida deseada finalmente.

Y por esto, los humildes se elevan con el verdadero reconocimiento y se convierten en


recipientes adecuados para recibir Su divinidad y se adhieren a Él hasta que alcanzan su
realización final: "Ningún ojo ha visto a HaShem fuera de Ti” (Ieshaiahu/Isaías 64:3). Y
debido a la grandeza y la gloria de esa perfección, la Torá y la profecía también se
abstuvieron de pronunciar aquí ninguna palabra de exageración, como dijeron nuestros
sabios: "Todos los profetas profetizaron hasta los días del Mashiaj, pero para el mundo por
venir, ningún ojo ha visto a HaShem, sólo tú".

Esta perfección se expresa en las palabras de la Torá y la profecía y en las palabras de


nuestros sabios en un solo término, Dvekut (adhesión). Pero el empleo común de este
término por las masas ha perdido prácticamente todo su contenido. Pero, si piensas
profundamente en esta palabra aún por un instante, te abrumarás por su estatura
maravillosa, porque te harás una idea de la exaltación del Creador y la pequeñez de la
criatura. Entonces serás capaz de percibir el valor de Dvekut (adhesión) de HaShem con la
criatura, y comprenderás por qué le atribuimos a esta palabra el propósito de toda la
Creación.

En resumen, el propósito de toda la Creación es que las pequeñas criaturas sean capaces,
mediante la observación de Torá y Mitzvot, de elevarse aún más, hasta
alcanzar Dvekut con su Creador.

7. Pero aquí entran en escena los cabalistas y preguntan: ¿Por qué no fuimos creados
desde el principio en este elevado estado de adhesión? ¿Qué razón pudo tener Él para
darnos este trabajo arduo de vivir y el cumplimiento de la Torá y las Mitzvot? Y ellos
respondieron: "Aquel que come de lo que no le pertenece se avergüenza de mirarlo a la
cara", porque al hacerlo, se siente cada vez más humillado, hasta que finalmente pierde
toda humanidad. De acuerdo a esta regla, de haber recibido el nivel de adhesión completo,
sin haberlo ganado por medio de la Torá y las Mitzvot junto con el deleite eterno,
sentiríamos una vergüenza constante, HaShem nos ha dado lugar para ganar nuestra
propia elevación, a través de nuestro trabajo en Torá y Mitzvot.

Estas palabras son muy profundas y ya las he explicado en mi libro Panim Me'irot
Umasbirot al Etz Jaim en la primera sección y en el Talmud Eser Sefirot - Histaklut Pnimit,
primera parte. Aquí las voy a explicar brevemente para hacerlas comprensibles a todos.

8. Esto se parece a un hombre rico que encuentra a un individuo de la calle y cada día lo
alimenta, y le da oro y plata y otras cosas deseables. Y cada día le añade más regalos que
el día anterior. Finalmente, el hombre rico pregunta: dime, ¿han quedado todos tus deseos
satisfechos? Y el hombre de la calle le responde: “todavía no, pues cuán agradable y
maravilloso sería si todas estas posesiones y cosas preciosas llegaran a mí por mi propio
trabajo, tal como llegaron hasta ti, así no tendría que estar recibiendo la caridad de tu
mano”. El hombre rico le dijo entonces: “En ese caso, no ha nacido la persona que pueda
satisfacer tus deseos”.

Esto es algo natural, pues por una parte, experimenta un inmenso placer y lo disfruta cada
vez más a medida que el hombre rico lo cubre de regalos, pero por otra parte, para él es
difícil soportar la vergüenza que siente por la excesiva bondad con que el rico lo prodiga.
Esto se debe a que existe una ley natural de que el receptor experimenta vergüenza e
impaciencia cuando recibe los regalos del dador.

De allí se deriva una segunda ley, que nunca nadie será capaz de satisfacer plenamente las
necesidades de su amigo, porque a fin de cuentas no puede darle la naturaleza ni la forma
de la auto-posesión, con la que únicamente se obtiene la perfección deseada.

Pero eso se refiere únicamente con las criaturas, mientras que en lo relativo al Creador,
esto es completamente imposible e inaceptable. Y esta es la razón de que Él haya
preparado para nosotros el trabajo de Torá y Mitzvot, para producir nuestra elevación por
nuestro esfuerzo, porque entonces el deleite que llega a nosotros desde HaShem, es decir,
todo lo que está incluido en la Dvekut con Él, serán nuestras propias posesiones que
habremos ganado con nuestros propios esfuerzos. Entonces nos sentiremos los dueños,
sentimiento sin el cual no puede existir sensación de plenitud.

9. En efecto, necesitamos profundizar en este principio y en la fuente de esta ley natural, y


de dónde proviene la vergüenza y la impaciencia que experimentamos cuando recibimos
caridad de alguien. Esto se entiende a partir de la ley, que los científicos conocen, de que
toda rama exhibe la misma naturaleza que su raíz y que la rama también desea, busca y
anhela todas las conductas de la raíz. Y por el contrario, la rama se aleja de, y no puede
tolerar, aquellas conductas que no se encuentran en la raíz, y es dañada por ellas. Esta ley
existe entre cada raíz y cada rama y no puede ser violada.

Desde aquí, se abre ante nosotros una puerta para comprender la fuente de todos los
placeres y los males que residen en nuestro mundo. Puesto que HaShem es la raíz de Sus
creaciones, todo lo que reside en Él y se extiende a nosotros directamente desde Él lo
sentimos como placentero y delicioso, porque nuestra naturaleza está cerca de nuestra
raíz.

Los atributos que no residen en Él y que no provienen directamente de Él, de acuerdo con
la polaridad de la Creación misma, irán en contra de nuestra naturaleza y será difícil que
nosotros los toleremos. Por ejemplo, amamos descansar y odiamos tanto movernos que no
hacemos siquiera un movimiento que no esté destinado a alcanzar el descanso. Esto se
debe a que nuestra raíz es inmóvil y en reposo constante y a que no existe movimiento en
Él, HaShem no lo permita. Por lo tanto es aborrecido por nosotros y también va en contra
de nuestra naturaleza.

Por lo cual, amamos la sabiduría, la fuerza y la abundancia, pues todos estos atributos
residen en Él, que es nuestra raíz. Es por eso que detestamos todos sus opuestos, tales
como la estupidez, la debilidad y la carencia, porque estos no residen en Él, lo que nos
hace odiarlos y nos provoca un dolor intolerable.

10. Esto es lo que nos provoca el sabor desagradable de vergüenza e impaciencia cuando
recibimos de los otros por caridad, porque no se encuentra en el Creador, HaShem no lo
permita, algo como recibir favores, porque ¿de quién podría recibir Él? Y como este
elemento no existe en nuestra raíz, lo encontramos repulsivo y detestable. Y por el
contrario, experimentamos deleite y placer cada vez que damos a los demás, ya que esta
conducta existe en nuestra raíz, que es benévola.

11. Ahora hemos encontrado un medio para examinar el propósito de la Creación, que es
adherirse a Él, en su verdadera apariencia. Esta exaltación y Dvekut, que está garantizada
que llegue a nosotros a través de nuestro trabajo en Torá y Mitzvot, no es más ni menos
que la equivalencia de las ramas con su raíz. Toda la delicadeza, el placer y la sublimidad
se convierten en una extensión natural aquí, como hemos dicho anteriormente, que el
placer es sólo la equivalencia de forma con el Creador. Y cuando nos hemos igualado con
cada conducta que se encuentra en nuestra raíz, experimentamos deleite.

Además, todo lo que no está en nuestra raíz se vuelve intolerable, repugnante o


considerablemente penoso para nosotros. Y de forma natural acabamos encontrando que
nuestra verdadera esperanza depende de nuestra equivalencia con nuestra raíz.

12. Estas fueron las palabras de nuestros sabios cuando preguntaron, "¿Por qué nos
exigío HaShem que se haga shejitá (carnear el animal) por la garganta o por la nuca?"
Después de todo, las Mitzvot han sido entregadas para refinar a las personas, y este
refinamiento significa la purificación del cuerpo, la cual es el propósito que surge del
cumplimiento de Torá y Mitzvot.

"El hombre vano se hará inteligente, aunque nazca como un burrito salvaje" (Iiov/Job
11:12)”, porque cuando sale del seno de la Creación está totalmente alejado de su
Creador, es decir que está impresa en él una abundancia de egoísmo, y cada uno de sus
movimientos giran únicamente alrededor de sí mismo, sin una pizca de otorgamiento hacia
los demás.

En esa situación el hombre se encuentra enormemente distanciado de su raíz, en el otro


extremo, dado que la raíz es todo otorgamiento sin indicio de recepción, mientras el recién
nacido es todo recepción para sí mismo sin indicio de conferir. Por lo tanto su situación se
considera como el punto más bajo, que existe en el ser humano.

Cuando crece, recibe de su ambiente una educación basada en "influir a los demás"
dependiendo de los valores y del desarrollo de su ambiente. Y entonces es iniciado
en Torá y Mitzvot con el propósito de "amarse a sí mismo", para obtener una recompensa
en este mundo y en el siguiente, pero ese no es el propósito, pero no se lo puede
acostumbrar de otra forma. Únicamente cuando crecen y obtienen conocimiento y
sabiduría se les enseña a trabajar haciendo najat ruaj (dando satisfacción) al Creador".

El estudio de Torá y Mitzvot, haciendo najat ruaj al Creador, tiene la potencia de curarnos
del egoísmo como dijeron nuestros sabios: "El Creador dijo, Yo he creado la inclinación al
mal, Yo he creado para ello la Torá como una cura contra la inclinación al mal", por medio
del estudio de laTorá, la criatura desarrolla y refina su ser y se eleva hasta conseguir que
se pierda todo vestigio de egoísmo en ella. A esto se refirieron nuestros sabios cuando
dijeron: "Las Mitzvot fueron dadas para servir a que las personas se purifiquen con ellas"
[purificar significa dejar el egoísmo y adquirir el altruismo].

13. Existen dos partes en la Torá: 1) las Mitzvot entre el hombre y HaShem, y 2)
las Mitzvot entre el hombre y su semejante; las dos tienen el mismo fin: conducir a la
criatura al propósito de Dvekut con Él.

Además, incluso el lado práctico de cada una de ellas no es más que la misma cosa, pues
cuando alguien actúa para hacer najat ruaj al Creador, sin mezcla de egoísmo, es decir, sin
buscar ningún provecho para sí mismo, entonces la persona no siente ninguna diferencia
en si trabaja para amar a su amigo o para amar al Creador.

Esto se debe a que existe una ley natural para todo ser, que cualquier cosa externa al
propio cuerpo se considera ilusoria y vacía, y cualquier movimiento que la persona realiza
para amar a su semejante lo realiza con una Luz retornante, pues obtendrá una
recompensa que finalmente volverá a él y que le servirá para su propio bien. Sin embargo,
una acción así no puede considerarse como "amor al prójimo" porque es juzgada según su
propio fin; es similar a un alquiler que finalmente se paga. Por lo tanto, actúa como el
mismo acto de alquilar, y el alquiler no se considera amor al prójimo.

Pero actuar sólo por amor al prójimo, es decir, sin una pizca de luz retornante y sin
esperanza alguna de una gratificación para sí mismo, es completamente imposible. Acerca
de esto se dice en el Zohar, "Toda buena acción que hacen, la realizan para sí mismos".

Esto quiere decir que todas las "buenas obras" que realizan, sea para sus amigos o para
"sus ídolos", no se deben a su amor por los demás, sino a su amor propio. Por lo tanto
nunca podrán hacer una acción que esté más allá de su propio cuerpo, esas "buenas
obras" no lo elevarán en absoluto de su naturaleza egoísta.

Por lo tanto, solo aquellos que observan Torá y Mitzvot están calificados para ello, porque
cuando uno se acostumbra a observar Torá y Mitzvot para darle najat ruaj al Creador, se
aleja progresivamente del seno de la Creación natural y adquiere una segunda naturaleza,
que es el amor al prójimo mencionado anteriormente.

Esto es lo que llevó a los sabios del Zohar a excluir a las naciones del mundo de la cuestión
de amar a su prójimo, cuando dijeron que, "Todo acto de bien que realizan es únicamente
para sí mismos", pues carecen de la observancia de Torá y Mitzvot, para hacer najat ruaj al
Creador, y la idolatría es para obtener una recompensa en este mundo y en el próximo. Por
lo tanto, la idolaría no es sino egoísmo, y ellos nunca realizarán una acción que esté fuera
de los límites de sus propios cuerpos, por lo cual no serán capaces de elevarse siquiera una
pizca por encima de su naturaleza egoísta innata.

14. Así pues, podemos ver claramente que para aquellos que observan Torá y Mitzvot,
para hacer najat ruaj al Creador, no existe diferencia entre las dos partes de la Torá, pues
antes de que alcance una segunda naturaleza [completamente altruista] es obvio que toda
acción que realice con HaShem o con el prójimo será como un vacío. Pero a través de
grandes esfuerzos uno se eleva lentamente y obtiene una segunda naturaleza y entonces
alcanza la meta final, que es Dvekut con Él.

Por lo tanto, es razonable pensar que la parte de la Torá que trata de la relación del
hombre con el prójimo es más susceptible de conducirnos a la meta deseada, ya que el
trabajo en Mitzvot entre uno mismo y HaShem es fijo y específico, por lo tanto uno puede
fácilmente acostumbrase y cualquier cosa que se haga por costumbre no es útil, mientras
que las Mitzvot entre el hombre y su semejante son variables e irregulares, y
continuamente hay nuevas exigencias en todos los ámbitos. Por lo tanto, su mérito es
mucho más cierto y su finalidad más cercana.

15. Ahora podemos comprender de las palabras de Hillel HaNasí al converso, que la
esencia de la Torá es: "Ama a tu prójimo como a ti mismo", y el resto de los
612 Mitzvot no son más que interpretaciones de esto. Y que las Mitzvot entre el hombre
y HaShem también se consideran como una calificación de esta Mitzvá, que es la meta final
de la Torá y las Mitzvot, como dijeron nuestros sabios, "La Torá y las Mitzvot no fueron
dadas sino para purificar a Israel con ellas", que es el refinamiento del cuerpo, hasta que el
hombre alcanza una segunda naturaleza definida por su amor por los demás, es decir, el
precepto de "Ama a tu prójimo como a ti mismo" que es la meta final de la Torá, después
de lo cual uno logra de inmediato Dvekut con Él.

Pero no debe asombrarnos por qué esto no está definido en las palabras: "Y amarás
a HaShem, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu fuerza”
(Devarim/Deuteronomio 6:5). Esto se debe a que, en efecto, para el hombre que todavía
se encuentra en el seno de la naturaleza de la Creación, no existe diferencia entre el amor
a HaShem y el amor al prójimo.

Esto es porque todo lo que no es él mismo le resulta irreal. Y como el converso le pidió a
Hillel HaNasí que le explicara el objetivo deseado por la Torá, para poder lograr su meta
fácilmente y no tener que recorrer un largo camino hasta alcanzarla, por eso le dijo:
"enséñame toda la Torámientras me sostengo en una pierna". De esta forma, él se la
definió como amor al prójimo, porque esta meta está más cercana y se revela más
fácilmente, porque no entendemos cómo HaShem nos califica pero sí a la gente que nos
rodea.

16. Ahora que podemos comprender el concepto acerca de la Mitzvá "Ama a tu prójimo
como a ti mismo", ¿cómo la Torá nos obliga a hacer algo que no puede ser realizado?.

Esta es la razón por la cual la Torá no fue entregada a nuestros patriarcas, Abraham, Isaac
y Jacob, sino que hasta el éxodo de Egipto, cuando se formaron en una nación de
seiscientas mil personas de veinte años o más. Fue entonces que se preguntó a cada
miembro de la nación si aceptaba ese trabajo sublime, y cuando cada uno aceptó con
completa devoción y dijeron "Naasé venishmá, haremos y escucharemos" (Shemot/Éxodo
24:7), entonces fue posible la realidad de cumplir la Torá en su totalidad, lo que antes se
consideraba imposible se hizo posible.

Porque es cierto que si seiscientas mil personas abandonan el trabajo para satisfacer sus
necesidades personales y se preocupan por velar de que a sus amigos no les falte nada, y
si además ellas lo realizan con un profundo amor en sus corazones y sus almas, en el pleno
significado del precepto "Ama a tu prójimo como a ti mismo", entonces no cabe ninguna
duda de que ningún hombre de la nación tendrá necesidad de preocuparse por su propio
bienestar.

Gracias a ello, el hombre puede liberarse completamente del apremio de asegurar su


propia supervivencia y puede observar fácilmente el precepto "Ama a tu prójimo como a ti
mismo", obedeciendo todas las condiciones dadas en los puntos 3 y 4. Después de todo,
¿por qué preocuparse de la propia supervivencia cuando seiscientos mil amigos leales
están dispuestos con gran atención a asegurar que nada le falte?.

Por consiguiente, una vez que todos los miembros de la nación concordaron,
inmediatamente les fue entregada la Torá, porque ya eran capaces de observarla. Pero no
antes de que se convirtieran en una nación completa; y por cierto, durante la época de
nuestros patriarcas, que eran únicos sobre la tierra, no estaban calificados para observar
verdaderamente la Torá en la forma deseada. Esto es porque con un número pequeño de
personas es imposible ni siquiera empezar con la cuestión de las Mitzvot entre el hombre y
su prójimo hasta el grado de "Ama a tu prójimo como a ti mismo". Esta es la razón de
porqué no les fue entregada la Torá.
17. Con todo lo tratado anteriormente podemos comprender una de las frases de nuestros
sabios: "De que todo Israel es responsable uno del otro", que es totalmente injusto, ya que
¿es posible que cuando alguien haya pecado contra su Creador, y no haya relación con ese
prójimo, HaShemle cobrará su deuda? La Torá nos dice: "No han de ser muertos los padres
por los hijos… sino que cada hombre ha de ser muerto por su propio pecado”
(Devarim/Deuteronomio 24:16) entonces ¿cómo se puede decir que uno es responsable de
los pecados aún de quien es un completo forastero, a quien no conocemos ni sabemos de
dónde proviene?.

Si esto no es suficiente para usted, nuestros sabios dicen en Talmud Kidushin, 40:2, "Rabí
Elazar, el hijo de Rabí Shimón dice, puesto que el mundo es juzgado por su mayoría y el
individuo es juzgado por su mayoría, si ha cumplido una Mitzvá, ha hecho que la balanza
mundial se incline para el lado positivo, y si ha cometido un pecado, ha hecho que la
balanza mundial se incline hacia el lado negativo, como está escrito, “un pecador destruye
mucho bien".

De esta manera, Rabí Elazar, el hijo de Rabí Shimón, me ha hecho responsable del mundo
entero, pues si el mundo entero es responsable de cada persona y cada persona provoca
con sus actos méritos o pecados al mundo entero, esto es asombroso.

De acuerdo con lo dicho anteriormente podemos entender sus palabras muy sencillamente,
porque hemos mostrado que cada una de las 613 Mitzvot gira alrededor de una
sola Mitzvá: "Ama a tu prójimo como a ti mismo". Y vemos que tal condición solo puede
existir en una nación cuyos miembros están dispuestos a ello.

Rav Yehuda Halevi Ashlag (Baal HaShulam) zt"l

* En la traducción al español hemos tratado de aproximarnos al texto de Rav Ashlag zt"l en


hebreo, y por supuesto, no se obtiene el significado intrínseco del lenguaje original.

Arvut, la responsabilidad mutua


Arvut, la responsabilidad mutua (Continuación del artículo "Matán Torá")

Todos en el pueblo de Israel son responsables unos de otros (Sanedrín, 27: 72)

17. Esto se refiere a Arvut, responsabilidad mutua, cuando todo Israel se hizo responsable
el uno por el otro, ya que no se les entregó la Torá sin antes preguntarle a cada miembro
de Israel, si estaba de acuerdo en recibir el precepto de amar al prójimo en toda su
extensión, "Ama a tu prójimo como a ti mismo”, así como está explicado en el párrafo 2 y
3, palabra por palabra. Es decir que cada miembro de Israel asumirá la responsabilidad de
preocuparse y trabajar para cada miembro de la nación y satisfacer todas sus necesidades,
no menos que lo que se preocuparía naturalmente por sus propias necesidades.

Después de que toda la nación estuvo unánimemente de acuerdo, dijeron "Haremos y


escucharemos"; desde aquel momento cada miembro de Israel se hizo responsable de que
no le faltara nada a los demás miembros de la nación. Solo entonces se hicieron
merecedores de recibir la Torá, ya que con esta completa responsabilidad, cada miembro
de la nación se desprende de toda preocupación personal y entonces puede cumplir el
precepto de amar al prójimo como a sí mismo en su máxima potencia y dar todo lo que
tiene al que lo necesite, ya que no se preocupa por sus propias necesidades puesto que
está completamente seguro que seiscientas mil personas que lo quieren y le son leales se
encuentran a su alrededor y están dispuestos a preocuparse por él.

Por esta razón, no estaban preparados para recibir la Torá en la época de Abraham, Itzjak
y Iaacov, sino después de haber salido de Egipto y de haberse convertido en una sola
nación; sólo entonces se hizo realidad el hecho de que cada uno dejó de preocuparse por
sus necesidades personales.

Este no era el caso cuando se encontraban mezclados entre los egipcios, ya que una parte
de sus necesidades estaba en manos de paganos llenos de amor propio, por lo tanto esa
parte de las necesidades no estaba asegurada para los miembros de Israel, ya que el resto
de Am Israel no las podían satisfacer, pues no estaba en sus manos y como ya está
comprobado, que mientras la persona esté preocupada por su propio bienestar, no es
capaz de cumplir con el precepto de amar al prójimo como a sí mismo.

Por lo tanto la entrega de la Torá tuvo que demorarse hasta que salieran de Egipto y se
convirtieran en una nación independiente, es decir, hasta que la satisfacción de todas sus
necesidades estuviera en sus propias manos sin depender de los demás. Entonces fueron
capaces de aceptar la responsabilidad mutua (Arvut) de la que hablamos y solo entonces
les fue revelada la Torá. Aún después de recibir la Torá, si alguien de Israel hubiera
traicionado el acuerdo y retornado al sucio amor propio, sin tener en consideración a los
demás, entonces hasta el grado en el que se dependía de ellos, cada individuo hubiese
tenido que preocuparse por sí mismo, porque aquellos cuantos no habrían tenido ninguna
compasión de ellos.

Esos pocos no se compadecerán y, por lo tanto, se detendrá el cumplimiento del precepto


del amor al prójimo para todo Israel, de tal manera que estos vándalos son los causantes
de que los que cumplen con la Torá, permanezcan en la suciedad del amor propio, ya que
no se podrán ocupar del cumplimiento del precepto de Amar al prójimo como a ti mismo y
completar su amor por el prójimo sin la ayuda de éstos.

Podemos ver que todo Israel es responsable el uno por el otro, en lo positivo y en lo
negativo. Por el lado positivo si cumplen con la responsabilidad mutua, de tal forma que
cada uno satisface las necesidades de su compañero, entonces pueden cumplir con la
Torá y las Mitzvot en su totalidad, es decir, complacer a su Creador (Punto 13). Y por el
lado negativo, si una parte de la nación no quiere cumplir con la responsabilidad
mutua (Arvut) sino que prefieren sumirse en el amor propio, entonces ellos son los
causantes de que el resto de la nación permanezca sumida en la suciedad y la bajeza, sin
poder encontrar jamás la salida.

18. El Tana (Rabí Shimon Bar Yojai) nos explica acerca de la responsabilidad mutua
(Arvut) diciéndonos que se asemeja a dos amigos que se encontraban en un bote, cuando
uno de ellos comenzó a hacer un agujero en el bote, su amigo le preguntó: “¿Por qué
haces ese agujero?” Su amigo le respondió “¿Qué te importa?, yo estoy agujereando
debajo mío, no debajo de ti”, a lo que el otro replicó, “¡Tonto, los dos nos hundiremos
juntos con el bote!”.
Por lo tanto comprendemos que debido a que los vándalos, están sumidos en el amor
propio, con sus actos construyen un alambrado de hierro que evita que los que guardan la
Torá comiencen a observar la Torá y las Mitzvot como es debido, es decir así como está
escrito, “Ama a tu prójimo como a ti mismo”, que es la escalera para alcanzar la adhesión
al Creador. Cuánta razón tenía el proverbio que decía: “¡Tonto, los dos nos hundiremos
juntos con el bote!”.

19. Rabí Eliazar, hijo de Rabí Shimon, se extiende aún más en la explicación de la
responsabilidad mutua (Arvut), diciendo que no es suficiente que todo Israel sea
responsable unos de otros, sino que todo el mundo debe ser responsable el uno por el
otro. Esto no es necesario discutirlo, ya que todos están de acuerdo que, para comenzar,
es suficiente una nación que observe la Torá y comience con la corrección del mundo, ya
que es imposible empezar con todas las naciones al mismo tiempo, como lo dijeron
nuestros sabios, acerca de que el Creador recorrió todas las naciones con la Torá y no la
quisieron recibir, es decir, estaban sumidos en la suciedad del amor propio hasta la cabeza,
algunos ocupados en el adulterio, otros en robar, asesinar etc. A tal punto que era
imposible por aquella época hablar con ellos acerca de si estaban dispuestos en abandonar
el amor propio.

Por lo tanto, el Creador no encontró ningún lenguaje o nación que fuera merecedora de
recibir la Torá, excepto los hijos de Abraham, Itzjak y Iaacov, que recibieron el legado de
sus antepasados y como dijeron nuestros sabios: "Los padres observaban la Torá antes de
que ésta fuera revelada". Esto es debido a la sublimidad de sus almas, ellos fueron capaces
de percibir y andar en los caminos del Creador de acuerdo con la espiritualidad de la Torá,
que resulta de su adhesión al Creador. Ellos no tuvieron necesidad de cumplir con las
acciones que prescribe la Torá, como está escrito en "Matán Torá" (Punto 16).

Sin lugar a dudas, tanto el refinamiento físico como la elevación espiritual de nuestros
antepasados, influyeron en las generaciones sucesivas. Y su mérito benefició a aquella
generación que recibió la Torá. Todos y cada uno de los miembros de la nación aceptaron
esta gran obligación, y cada uno dijo con entera convicción: "Haremos y escucharemos".
Por esto fuimos elegidos entre todas las otras naciones. Esta es la razón por la cual sólo el
pueblo de Israel asumió la responsabilidad mutua (Arvut) necesaria y no los otros pueblos
del mundo, pues no participaron, y esa es la realidad. ¿Cómo podría estar en desacuerdo
Rabí Eleazar?

20. Sin embargo la corrección (tikún) final, se llevará a cabo al hacer partícipe a todo el
mundo en los misterios de la labor del Creador, así como está escrito "Y HaShem será Rey
sobre toda la tierra: en aquel día HaShem será Uno y su Nombre Uno" (Zacarías 14:9). Y
precisó escribiendo "En ese día" y no antes. Y también dice: "Porque la Tierra estará llena
de conocimiento de HaShem” (Isaías 9:11); “Y acudirán a Él todas las naciones” (Isaias
2:2).

Sin embargo, el papel de Israel hacia el mundo, se asemeja al rol de nuestros santos
ancestros hacia la nación de Israel, es decir, el mérito de nuestros ancestros nos ayudó a
evolucionar y a purificarnos hasta que fuimos merecedores de recibir la Torá. Porque si no
hubiera sido porque nuestros padres observaron la Torá antes de que ésta fuese revelada,
entonces no nos distinguiríamos del resto de las naciones (Punto 12).

Similarmente, la nación de Israel tiene el deber de guardar la Torá y las Mitzvot por su
propio bien, para ser capaces y hacer que toda la humanidad sea capaz de evolucionar lo
necesario para asumir el elevado trabajo de amor al prójimo, que es la escalera para llegar
al propósito de la Creación, o sea a la adhesión (Dvekut) con el Creador.
De tal modo que todos y cada uno de los preceptos que cada miembro de Israel cumpla,
para la satisfacción de su Creador y no en busca de pago o recompensa o por amor propio,
logra algún grado de progreso para toda la humanidad. Esta transición no se puede
alcanzar de golpe, sino por medio de una evolución gradual hasta aumentar de tal manera,
que pueda llevar a todos los seres humanos a la purificación deseada. Y esto es lo que
nuestros sabios dicen, “inclinar la balanza hacia el lado del mérito”. Al final, se logra la
cantidad deseada de refinamiento. Ellos compararon esto a alguien que tiene una balanza
en la que el hecho de inclinarse el fiel hacia un lado indica el logro del peso deseado.

21. Esta es la intención de Rabí Eleazar hijo de Rabí Shimon, cuando dijo que el mundo es
juzgado de acuerdo a la mayoría, refiriéndose al rol de la nación de Israel, de rectificar al
mundo del egoísmo hasta que sean merecedores de asumir la labor del Creador. Este
grado de refinamiento es el mismo nivel alcanzado por Israel para ganar el método de
rectificación.

El grado alcanzado con la corrección de “Amarás a tu prójimo como a ti mismo” es el factor


determinante frente al amor propio. Sólo entonces las naciones podrán decir con modestia:
“¡Haremos y escucharemos!”, como hizo Am Israel. Cada miembro de Israel que hace la
corrección, contribuye al grado de conciencia de “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”
frente al amor propio. Y por lo tanto, cada acción de corrección de cada miembro de Am
Israel inclina al mundo entero hacia el lado del mérito. La rectificación final es imposible sin
esta acción.

Así pues, vemos que Rabí Eleazar hijo de Rabí Shimón no está en desacuerdo con el dicho
de nuestros sabios, de que todos en Israel son responsables unos de otros. Muy simple,
Rabí Eleazar habla de la corrección futura del mundo entero, mientras que nuestros sabios
hablan del presente en el que únicamente Am Israel recibió el método de corrección.

22. Y Rabí Eleazar, hijo de Rabí Shimon se basa en la Micrá "Un solo pecador destruye
mucho bien" porque ya ha sido demostrado que el sentimiento de admiración que siente la
persona al ocuparse de las Mitzvot entre el hombre y el Creador es equivalente al
sentimiento de admiración que siente al ocuparse de las Mitzvot entre el hombre y su
semejante. El hombre está obligado a cumplir con las Mitzvot en Su nombre (Lishmá) sin
ninguna esperanza de realizarlas por amor propio, es decir que no tiene ni un destello de
esperanza de que por su esfuerzo reciba una recompensa, entendiendo que en ese punto
máximo, el amor al Creador y el amor a su semejante se unen y se transforman en uno
solo.

Entendemos que él logra de esta manera progresar en los grados del amor al prójimo
hasta amar a todas las personas del mundo; esto es porque ese nivel en la escala de amar
al prójimo, por medio de sus actos, en mayor o menor grado, finalmente se une para que
en un futuro la balanza se incline hacia el lado del mérito, ya que también su parte se tiene
en cuenta y se une al resultado final.

Aquél que comete una falta, lo que significa que no puede sobreponerse y doblegar el
sucio amor propio, es como si entrara a robar; entendemos así que esta persona se
sentencia a sí misma e inclina al mundo entero hacia el lado del demérito. Porque al
revelar la suciedad del amor propio, la baja naturaleza de la creación avanza y se refuerza;
es como si redujera la cantidad de la balanza que se inclina al lado del mérito, como aquél
que sustrae de la balanza el único grano que su amigo dejó allí; es como si elevara el
platillo del mérito y así hace retroceder al mundo; es por esto que se dice que un pecador
destruye mucho bien, ya que por no poder reprimir sus pequeñas pasiones, hace
retroceder la espiritualidad del mundo entero.
23. Con lo dicho se aclara lo que se dijo anteriormente (Punto 5), acerca de que la Torá le
fue entregada sólo al Am Israel, en cuanto a esto no hay discrepancia, siendo que el
propósito de la Creación es para todo el género humano: tanto negro como blanco o como
amarillo, sin ninguna diferencia.

Sin embargo al haber llegado la naturaleza humana a los niveles más bajos, como hemos
explicado anteriormente, debido a que el amor propio domina por completo a toda la
humanidad, no hay forma de explicarles que acepten salir de los límites de su amor propio
hacia el amplio mundo del amor al prójimo; únicamente Am Israel aceptó, porque ellos
habían estado bajo el yugo de Egipto cuatrocientos años de grandes y terribles
sufrimientos.

Es conocida la cita de nuestros sabios: "Como la sal endulza la carne, los sufrimientos
limpian al hombre de sus transgresiones". Es decir, que refinan al cuerpo; además tenían
en su haber el legado de refinamiento de sus antepasados (ver punto 16); esto es lo
principal, así como lo atestiguan algunos versículos de la Torá.

Los dos prólogos anteriores nos permiten comprender el porqué fue escrito en singular "Y
acampó Israel ante la montaña" y según nuestros sabios significa, como un solo hombre
con un solo corazón, pues cada uno de los miembros de la nación se desprendió por
completo del amor propio y su único interés fue el de servir a su compañero, como hemos
visto anteriormente (Punto 16) sobre el significado de la Mitzva, “Ama a tu prójimo como a
ti mismo”. ¡Estudien esto muy bien! Vemos pues que todos los individuos en la nación se
convirtieron en un solo corazón y un solo hombre, pues solamente entonces fueron
merecedores de la Torá.

24. Por lo tanto, obviamente, le fue entregada la Torá sólo al pueblo de Israel,
descendientes de Abraham, Itzjak y Iaacov, ya que era inconcebible que otro pueblo
participara en esto. Debido a lo cual, la nación de Israel se convirtió en un conducto a
través del cual fluirán las chispas de refinamiento hacia el género humano del mundo
entero.

De tal forma, que esas chispas incrementarán día a día el tesoro, hasta que alcancen la
cantidad deseada para que lleguen al nivel que puedan entender la hermosura del amor al
prójimo, ya que entonces comprenderán que deben de inclinar el platillo hacia el lado del
mérito, para poder así ponerse a Su disposición, bajo Su bendito yugo y el platillo del
demérito, desaparecerá de la faz de la tierra.

25. Ahora sólo nos queda completar lo que aclaramos (Punto 16), acerca de que la Torá
no les fue entregada a nuestros ancestros porque el precepto de "Ama a tu prójimo como a
ti mismo", que es el eje de toda la Torá sobre el que giran las Mitzvot, no se puede
observar por un solo individuo, excepto con el consentimiento de toda una nación. Y ¿por
qué hubo que esperar hasta su salida de Egipto, para ser dignos de observarla? Se les
preguntó si cada uno de los miembros de la nación estaba de acuerdo en cumplir con esta
mitzvá, y sólo después de aceptar, les fue entregada la Torá por HaShem.

26. Aunque aún es necesario aclarar: ¿Dónde encontramos en la Torá que les fue hecha
esta pregunta a los hijos de Israel y que ellos aceptaron cumplir con el precepto antes de
recibir la Torá?

Es necesario comprender, que todo esto le es revelado a todo entendido, en esa invitación
que envió el Creador a Israel a través de Moshe rabeinu, aún antes de recibir la Torá,
como está escrito (Éxodo, 19:5) “Ahora, pues, si de veras escucháis Mi Voz y guardáis Mi
pacto, vosotros seréis Mi tesoro personal entre todos los pueblos, porque Mía es toda la
tierra; y seréis para Mí un reino de sacerdotes y una nación santa. Estas son las palabras
que has de decir a los hijos de Israel”. Fue pues Moshé rabeinu y convocó a los ancianos
del pueblo y les expuso todas estas palabras que HaShem le había mandado. Entonces
todo el pueblo respondió a una, diciendo: “Nosotros haremos todo cuanto ha dicho
HaShem”. Y Moshé rabeinu llevó a HaShem las palabras del pueblo".

De acuerdo a esto, las palabras no concuerdan, ya que el sentido común nos dice que si
una persona le pide a su amigo que le haga un trabajo y espera que su amigo acepte,
debe explicarle en qué consiste el trabajo y debe acordar cuánto pagará, sólo entonces
podrá su amigo decidir si acepta o no el trabajo.

Pero en este caso, aparentemente no encontramos un ejemplo del trabajo ni el pago por el
mismo, ya que dice: “Ahora, pues, si de veras escucháis Mi Voz y guardáis Mi pacto”, y no
nos explica nada acerca de la Voz ni en qué consiste el pacto y luego añade, “Vosotros
seréis Mi tesoro (segulá) personal entre todos los pueblos, porque Mía es toda la tierra”.
De lo dicho no podemos saber si Él nos ordena que nos esforcemos en ser el pueblo
elegido entre todos los pueblos o es una promesa en nuestro beneficio.

También debemos comprender lo relacionado a "Porque Mía es toda la tierra”. Las tres
traducciones: la de Onkelos, la de Yonatan Ben Uziel y la de Yerushalmi, y todos los
intérpretes, RaShi, RamBan y demás, tratan de explicar el significado literal, y Ibn Ezra
dice, en nombre de Rabi Marinus, que la palabra “ki” (porque o para) significa "aunque" y
lo interpreta de la siguiente manera, "Vosotros seréis Mi nación personal entre todos los
pueblos, aunque Mía es toda la tierra". El propio Ibn Ezra está de acuerdo con esto, pero
esa interpretación no coincide con la de nuestros sabios, que dijeron que "ki" tiene cuatro
posibles significados: "uno u otro", "no sea que", "pero" y "para".

Él aún agrega otro significado más, “aunque" e interpreta así el final de la frase: “Y seréis
para Mí un reino de sacerdotes y una nación santa". Sin embargo tampoco de este
contexto se puede probar si es un precepto y una obligación forzada o una promesa
beneficiosa. Tampoco las palabras "reino de sacerdotes" tienen explicación ni se repiten en
el Tanaj.

Debemos enfocarnos principalmente en examinar las palabras "reino de sacerdotes" y


"nación santa" pues el significado de sacerdocio y santidad significan lo mismo y es obvio
que un reino donde todos son sacerdotes es una nación santa es decir que las palabras
"nación santa" están de más.

27. Sin embargo, por las aclaraciones hechas aquí hasta el momento, aprendemos que el
verdadero significado de lo escrito debe ser visto como el rol ejemplar, merecedor de ser
interpretado, negociado y aceptado, es decir, que Él les ofrece la forma y el contenido que
se encuentra en trabajar la Torá y observar las Mitzvot y una digna recompensa.

Ya que la forma de trabajar la Torá y cumplir con las Mitzvot está expresada en las
palabras, "Y seréis para Mí un reino de sacerdotes", ya que reino de sacerdotes significa,
que todos, desde el joven hasta el anciano son como sacerdotes. De la misma manera en
que los sacerdotes no tienen posesiones materiales en la tierra, ya que el Creador es su
legado, así toda la nación se organizará de tal manera que estará dedicada por completo a
servir al Creador. Y nadie tendrá que ocuparse de nada más que de observar los preceptos
del Creador y de satisfacer las necesidades del prójimo para que no le falte nada, de
manera tal que ninguna persona necesitará preocuparse por sus propias necesidades.
Asimismo, hasta los trabajos cotidianos como la siembra y la cosecha, se consideran como
los sacrificios que los sacerdotes realizaban en el Beit Hamikdash. ¿Qué diferencia hay si
cumplo la Mitzva positiva de servir al Creador? ¿O si cumplo con el precepto de “Ama a tu
prójimo como a ti mismo”? Resulta que el que cosecha su campo con el fin de alimentar a
sus compañeros, es como el que ofrenda un sacrificio al Creador. Además parece que el
precepto "Ama al prójimo como a ti mismo" es más importante que el que hace el
sacrificio, como hemos demostrado antes (Puntos 14, 15).

De hecho, este no es el final del asunto, debido a que toda la Torá y las Mitzvot les fueron
dadas con el único propósito de refinar a Israel, que es el refinamiento del cuerpo (ver
punto 12) tras lo cual se le concederá la verdadera recompensa, que es la adhesión
(Dvekut) a Él, lo cual es el propósito de la creación (Punto 6) y la recompensa se expresa
en las palabras" una nación santa" y a través de la adhesión a Él nos santificamos, como
está escrito "Sed santos, porque yo, HaShem, tu Elokim, soy santo".

Y ves que las palabras "Reino de sacerdotes" expresan todo tipo de obra que gire en torno
al eje de "Ama al prójimo como a ti mismo", es decir, un reino formado sólo por
sacerdotes, que el Creador es su posesión y no tienen ninguna posesión material propia y
obligatoriamente debemos admitir que esta es la única definición a través del cual
podemos entender estas palabras: "Un reino de sacerdotes". Ya que no se puede
interpretar lo que se refiere a los sacrificios en el altar, y no se puede decir esto de toda la
nación porque ¿quiénes son los que tienen que hacer los sacrificios?

Además con respecto a dar regalos a los sacerdotes, ¿quiénes los darían? Y también, para
interpretar la santidad de los sacerdotes, pues está escrito: "Una nación santa"; lo que
sucede es que obligatoriamente el significado de esto es sólo que el Creador es su legado,
que carecen de toda posesión material, es decir que el precepto de "Ama tu prójimo como
a ti mismo", abarca toda la Torá. Y las palabras "Una nación santa" expresan la
recompensa completa, que es la adhesión (Dvekut) a Él.

28. Así pues, se comprenden perfectamente las palabras, “Ahora, pues, si de veras
escucháis Mi Voz y guardáis Mi pacto”, significa, hacer un pacto basado en lo que ahora les
digo: “Vosotros seréis Mi tesoro personal entre todas las naciones”, lo que significa que
ustedes serán mi tesoro y las chispas del refinamiento pasarán a través de ustedes a todos
los pueblos y naciones del mundo. Ya que las naciones del mundo aún no están
preparadas para ello, por lo tanto, necesito de una nación para empezar con ella, para que
sea como un remedio para todas las naciones.

Y finaliza diciendo, “Porque Mía es toda la tierra", lo que significa que todas las naciones de
la tierra Me pertenecen a Mí igual que ustedes y están destinados a adherirse a Mí (Punto
20).

Pero ahora, mientras todavía son incapaces de llevar a cabo esta tarea, Yo necesito al
pueblo virtuoso, y si ustedes aceptan esto, es decir, ser el remedio para todas las naciones,
yo les ordeno que sean para Mí un "Reino de sacerdotes" que es el amor al prójimo en
todo su sentido, es decir, “Amar al prójimo como a ti mismo”, que es el eje a través del
cual gira toda la Torá y las Mitzvot. Y una "nación santa" es la recompensa final de
adhesión (Dvekut) a Él, que incluye todas las recompensas que pueden ser concebidas.

Esto es lo que dijeron nuestros sabios sobre la conclusión: “Estas son las palabras que has
de decir a los hijos de Israel”, precisando "Estas son las palabras", ni más ni menos. Esto
desconcierta, pues ¿cómo se puede decir que Moshé rabeinu agregue o reduzca las
palabras del Creador, hasta el punto que el Creador tuvo que advertirle al respecto? Y no
encontramos algo semejante en toda la Torá, por el contrario, la Torá dice de él, "Él es de
toda confianza en Mi casa" (Números 12:7).

29. Ahora podemos comprender completamente lo relativo a las características del trabajo
como se explica en las palabras "un reino de sacerdotes", que es la definición final de "Ama
a tu prójimo como a ti mismo"; es lo que llevó a Moshé rabeinu a contenerse y abstenerse
de revelar la obra en su totalidad, no fuese que Israel no quisiera desprenderse de todos
los bienes materiales y de ofrecer al Creador toda su fortuna, según implica la expresión
"un reino de sacerdotes".

Parecido a lo escrito por el Rambam, acerca de que a las mujeres y a los niños no se les
debe revelar que la manera correcta de observar los mandamientos es cumplirlos sin
esperar recompensa alguna; y esperar hasta que crezcan, maduren y adquieran sabiduría
para hacerlo como es debido, como está escrito arriba. Por lo tanto el Creador le advirtió
con anticipación: "no menos". Les propuso la verdadera naturaleza de la obra en toda su
sublimidad, expresada en las palabras "un reino de sacerdotes".

Y con respecto a la recompensa explícita en las palabras "una nación santa" le fue posible
a Moshé rabeinu contemplar la interpretación y ampliar la información acerca de lo
agradable y de la sutileza sublime que lleva encerrada la adhesión a Él, para persuadirlos
de aceptar desprenderse por completo de cualquier posesión mundana, como lo hacen los
sacerdotes.

Por lo tanto se le advirtió "no más", callar y no explicar lo referente a la recompensa


incluida en las palabras "una nación santa".

La razón de ello es, que si les revelaba las cosas maravillosas que se encuentran en la
esencia de la recompensa, seguramente se confundirían y asumirían servirle con el fin de
obtener la mejor recompensa para ellos. Esto se consideraría trabajar para sí mismos, por
amor propio, que es como falsificar el propósito (Punto 13).

Así vemos que con respecto a la forma del trabajo expresada en las palabras "un reino de
sacerdotes" se le dijo "no menos" y acerca del misterio de la recompensa expresado en las
palabras "una nación santa" se le dijo " no más" (Punto 13).

Rav Yehuda Halevi Ashlag (Baal HaShulam) zt"l

* En la traducción al español hemos tratado de aproximarnos al texto de Rav Ashlag zt"l en


hebreo, y por supuesto, no se obtiene el significado intrínseco del lenguaje original.

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